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Nova tellus

Print version ISSN 0185-3058

Nova tellus vol.39 n.2 Ciudad de México Jul./Dec. 2021  Epub Oct 04, 2021

https://doi.org/10.19130/iifl.nt.2021.39.2.892 

Artículos

Las listas episcopales en Eusebio de Cesarea: entre teología e historia

The Episcopal Lists in Eusebius of Caesarea: between Theology and History

Miguel Santiago Flores Colína  *
http://orcid.org/0000-0001-5763-503X

aFacultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional Autónoma de México, México, msantiagoflores@filos.unam.mx


Resumen:

El status quaestionis en las listas episcopales de Eusebio de Cesarea tiene posturas encontradas. La presentación completa de dichas recapitulaciones arroja una serie de datos comparados con estudios sistemáticos actuales, mostrando que el rigor histórico del padre de la historiografía cristiana está directamente relacionado con su intencionalidad teológico-apologética, y no separado como se ha argumentado. La investigación aporta la inclusión de la sede de Cesarea, como ejemplo de dichos listados junto a las sedes de Roma, Antioquía, Jerusalén y Alejandría.

Palabras clave: Eusebio de Cesarea; Historia Ecclesiastica; listas episcopales; Sucesión; Tradición

Abstract:

The status quaestionis on the Episcopal Lists of Eusebius of Caesarea has different positions. The complete Episcopal Lists offer specific information which, compared with current systematic studies, show that the historical strictness of the Father of Christian Historiography is directly related with his Theological intention and not disassociated as has been argued. The research contributes with the inclusion of the Church of Caesarea as an example of the Episcopal Lists, along with the Churches of Rome, Antioch, Jerusalem, and Alexandria.

Keywords: Eusebius of Caesarea; Historia Ecclesiastica; Episcopal Lists; Succession; Tradition

1. Terminología

En griego antiguo encontramos dos palabras que expresan la idea de sucesión: διαδοχή y παράδοσις. Ambos términos son usados también por los Padres de la Iglesia para referirse a los obispos, como sucesores de los apóstoles, lo cual fundamenta su autoridad, tanto de las grandes como pequeñas comunidades de la Iglesia desde sus orígenes.

En primer lugar, tenemos la palabra διαδοχή,1 que en relación con los verbos διαδέχοµαι2 y παραδέχοµαι3 (que derivan de δέχοµαι4), significa recibir, suceder, sucesión o cambio, y también transcurso del tiempo (usado así en Eurípides, Tucídides, Demóstenes y Aristóteles). Diógenes y Plutarco, utilizan διαδοχή de forma específica, para referirse a las escuelas filosóficas o a los filósofos que las dirigieron a través de la Historia; por ejemplo, encontramos “ἡ Στωική διαδοχή” de la cual Plutarco nos presenta algunos nombres:

Ἀριστοτέλης ἦν ἐκ Σταγίρων, Θεόφραστος ἐξ Ἐρέσου, Στράτων ἐκ Λαµψάκου, Λύκων ἐκ Τρωάδος, Ἀρίστων ἐκ Κέω, Κριτόλαος Φασηλίτης· εἰ τὴν Στωικήν, Ζήνων Κιτιεύς, Κλεάνθης Ἄσσιος, Χρύσιππος Σολεύς, Διογένης Βαβυλώνιος, Ἀντίπατρος Ταρσεύς, ὁ δ’ Ἀθηναῖος Ἀρχέδηµος. εἰς τὴν Πάρθων µεταστὰς ἐν Βαβυλῶνι Στωικὴν διαδοχὴν ἀπέλιπε...5

Derivado también encontramos el sustantivo διάδοχος,6 que corresponde a sucesor, sustituto, lugarteniente o heredero.7 Igualmente, existe un vínculo semántico con el vocablo παραδοχή,8 que proviene del verbo παραδέχοµαι, que puede tener el significado de recibir, pero se traduce como tradición, enseñanza, creencia, aceptación, acogida, admisión o aprobación.

Así, διαδοχή y δέχοµαι expresan un contexto pasivo, es decir, ser el destinatario o destino de la acción realizada.

En segundo lugar, tenemos el término παράδοσις, en relación con su familia lingüística, sean sustantivos o adjetivos: παράδοσις —entrega—; παραδόσιµος —transmitido por sucesión, dejado en herencia, hereditario, heredado o transmitido, conocido por tradición—; y παραδοτέος —que debe ser entregado, que es necesario transmitir—; y παραδοτός —que puede ser transmitido y enseñado—. Todas estas palabras derivan del verbo παραδίδωµι9-δίδωµι: dar, entregar, confiar, transmitir, dejar en herencia, transmitir oralmente, entre otros significados).10 Así, παράδοσις significa entrega, transmisión, tradición —recibida—, doctrina, enseñanza. En esta familia de palabras nos interesa destacar la función transitiva, del sujeto, objeto o verbo, que o de lo que realiza la acción, la autoría de dicha acción que, se realiza con autoridad o con fundamento de la misma.

Por tanto, διαδοχή y παράδοσις tienen una semejanza de significado y, por esta razón, no parece extraño que los escritores cristianos presenten en el mismo contexto διαδοχή y παράδοσις.11 Esta tesis, ya fue estudiada por Caspar, tal y como nos señala Salaverri en su artículo sobre la sucesión apostólica.12 El punto en discusión es que para Caspar, la equivalencia de ambos términos se equipara en la Historia Ecclesiasticaal uso y significado en la sucesión de las escuelas filosóficas, sin mayor especificidad o aportación semántica por parte de Eusebio de Cesarea. Así, en el presente estudio, evidenciamos que la unión semiótica entre διαδοχή y παράδοσις, ampliamente testimoniada en la Historia Ecclesiastica de Eusebio de Cesarea,13 cuando proporciona las llamadas listas episcopales de las principales sedes episcopales de la antigüedad cristiana (Roma, Jerusalén, Antioquía, Alejandría entre otras), tiene una doble motivación, tanto histórica como teológica, específicamente apologética, con el objetivo de demostrar o defender la παράδοσις cristiana, por medio de la διαδοχή de los obispos, sucesores de los apóstoles.14 La idea de la continuidad que presenta Eusebio, es esencial para la Iglesia como institución social y espiritual: “Desde que los cristianos escribieron su historia, vieron ésta como continuidad de un movimiento de comunicación de la vida divina, que, comenzada en Dios, se propagó por la tierra, desde Cristo, a través de los apóstoles y la sucesión de los obispos”.15

En cuanto a la terminología relacionada en los textos patrísticos que conservamos en lengua latina, se encuentra el vocablo successio —suceder, sucesión, sustitución o herencia—,16 que en el Adversus Haeresesde Ireneo de Lyon, es traducción del término διαδοχή.17 También encontramos la voz series —serie, seguimiento, orden, sucesión, concatenación, estirpe, descendencia—,18 que expresa igualmente la idea de sucesión. Series permanece como el concepto que identifica las listas episcopales hasta la actualidad, tal y como aparece en las publicaciones específicas que se han editado en los siglos XIX y XX, o sea las series episcoporum.

2. El concepto-idea de sucesión

Existen varios conceptos que se fueron acuñando y diferenciando a lo largo de los tres primeros siglos de desarrollo de la Iglesia antigua, y que fundamentan su constitución espiritual y carismática, por ejemplo la consagración y distinción de los ministerios de los obispos, presbíteros y diáconos, o sea, una concreción teológica y terminológica de la jerarquía eclesiástica,19 como en la Traditio Apostolica que menciona a los obispos, presbíteros y diáconos,20 de forma específica, así como se les identifica hoy en día.21

Aquí, en este artículo en cambio, nos concentramos en tres aspectos muy estudiados en relación con la sucesión de los obispos por medio de las listas episcopales de las comunidades cristianas más antiguas que, como nos demuestra el estudio de Leal, continúan suscitando aspectos de distinción y profundización por parte de los estudiosos, no exentos de debates y actualidad.22 En nuestro caso, presentaremos las primeras listas episcopales de la Iglesia de Roma que se conservan en Hegesipo e Ireneo de Lyon, para profundizar en la exposición de Eusebio que, a lo largo de su obra, difunde y defiende claramente la διαδοχή eclesiástica.

3. Textos patrísticos

En los siguientes textos, el uso del argumento teológico de una sucesión jerárquica que garantiza la autoridad de la cabeza o líder de la comunidad, es mostrado sobre la base del mandato misionero de Jesús a los Apóstoles, que ha sido transmitido a los sucesores en relación con la misma misión, entendida como el anuncio de la buena noticia o el encargo de la evangelización. La sucesión de los obispos se distingue de la misión de los Apóstoles, que fue única y que terminó con ellos.

En primer lugar, estos dos textos de la Epistula Clementis ad Corinthios son presentados como ejemplo de la tradición de la sucesión que estamos abordando:23

Οἱ ἀπόστολοι ἡµῖν εὐηγγελίσθησαν ἀπὸ τοῦ κυρίου Ἰησοῦ Χριστοῦ, Ἰησοῦς ὁ Χριστὸς ἀπὸ τοῦ θεοῦ ἐξεπέµφθη. Ὁ Χριστὸς οὖν ἀπὸ τοῦ θεοῦ, καὶ οἱ ἀπόστολοι ἀπὸ τοῦ Χριστοῦ ἐγένοντο οὖν ἀµφότερα εὐτάκτως ἐκ θελήµατος θεοῦ. Παραγγελίας οὖν λαβόντες καὶ πληροφορηθέντες διὰ τῆς ἀναστάσεως τοῦ κυρίου ἡµῶν Ἰησοῦ Χριστοῦ καὶ πιστωθέντες ἐν τῷ λόγῳ τοῦ θεοῦ µετὰ πληροφορίας πνεύµατος ἁγίου ἐξῆλθον εὐαγγελιζόµενοι τὴν βασιλείαν τοῦ θεοῦ µέλλειν ἔρχεσθαι.24

Καὶ οἱ ἀπόστολοι ἡµῶν ἔγνωσαν διὰ τοῦ κυρίου ἡµῶν Ἰησοῦ Χριστοῦ, ὅτι ἔρις ἔσται περὶ τοῦ ὀνόµατος τῆς ἐπισκοπῆς. Διὰ ταύτην οὖν τὴν αἰτίαν πρόγνωσιν εἰληφότες τελείαν κατέστησαν τοὺς προειρηµένους καὶ µεταξὺ ἐπινοµὴν ἔδωκαν, ὅπως, ἐὰν κοιµηθῶσιν, διαδέξωνται ἕτεροι δεδοκιµασµένοι ἄνδρες τὴν λειτουργίαν αὐτῶν. Τοὺς οὖν κατασταθέντας ὑπ’ ἐκείνων ἢ µεταξὺ ὑφ’ ἑτέρων ἐλλογίµων ἀνδρῶν συνευδοκησάσης τῆς ἐκκλησίας πάσης καὶ λειτουργήσαντας ἀµέµπτως τῷ ποιµνίῳ τοῦ Χριστοῦ µετὰ ταπεινοφροσύνης, ἡσύχως καὶ ἀβαναύσως, µεµαρτυρηµένους τε πολλοῖς χρόνοις ὑπὸ πάντων, τούτους οὐ δικαίως νοµίζοµεν ἀποβάλλεσθαι τῆς λειτουργίας.25

En el segundo texto, las Memorias de Hegesipo, ubicamos también los conceptos de διαδοχή y διαδέχοµαι, haciendo referencia inequívoca a la sucesión y a la tradición, como han interpretado tanto Turner como Caspar.26 Así lo recoge el mismo Eusebio en la misma Historia: “γενόµενος δέ ἐν ῾Ρώµῃ, διαδοχήν ἐποιησάµην µέχρις ’Ανικήτου οὗ διάκονος ἧν ’Ελεύθερος, καί παρά ’Ανικήτου διαδέχεται Σωτήρ, µεθ᾽ ὃν ’Ελεύθερος. ἐν ἑκάστῇ δέ διαδοχή καί ἐν ἑκάστῇ πόλει οὕτως ἔχει ὡς ὁ νόµος κηρύσσει καί οἱ προφῆται καὶ ὁ κύριος”.27

En tercer lugar, dejando aparte la discusión sobre el Primado romano del texto latino de Ireneo de Lyon (Haer., 3.3.2),28 nos interesa la narración acerca de la sucesión de las Iglesias,29 registrando la lista de los obispos que tuvo la más grande, más antigua y mejor conocida de todas las Iglesias, es decir, la Iglesia de Roma. Ireneo establecerá posteriormente el argumento que fundamenta la sucesión: tanto la obediencia de los presbíteros de la Iglesia como la sucesión de los obispos tienen el don seguro de la verdad, es decir, que la presencia del Espíritu Santo confirma la continuidad de la fe verdadera y de la misma sucesión, un misterio de la presencia y providencia divinas (cf. Iren., Haer., 4.26.2):30

Sed quoniam valde longum est in hoc tali volumine omnium Ecclesiarum enumerare successiones, maximae et antiquissimae et omnibus cognitae, a gloriosissimis duobus apostolis Petro et Paulo Romae fundatae et constitutae Ecclesiae, eam quam habet ab apostolis traditionem et adnuntiatam hominibus fidem per successiones episcoporum peruenientem usque ad nos indicantes, confundimus omnes eos qui quoquo modo, vel per sibiplacentiam vel vanam gloriam vel per caecitatem et sententiam malam, praeterquam oportet colligunt: ad hac enim ecclesiam, propter potentiorem principalitatem, necesse est omnem convenire Ecclesiam, hoc est eos qui sunt undique, conservata est ea quae est ab apostolis traditio.31

La específica series episcoporum de la Iglesia de Roma que presenta Ireneo, coincide con la posterior que veremos en Eusebio. Cabe resaltar que Eusebio cita en extractos el Adversus haereses, 3.3.3:

Θεµελιώσαντες οὖν καὶ οἰκοδοµήσαντες οἱ µακάριοι ἀπόστολοι τὴν ἐκκλησίαν, Λίνῳ τὴν τῆς ἐπισκοπῆς λειτουργίαν ἐνεχείρισαν. τούτου τοῦ Λίνου Παῦλος ἐν ταῖς πρὸς Τιµόθεον ἐπιστολαῖς µέµνηται. Διαδέχεται δὲ αὐτὸν Ἀνέγκλητος. Μετὰ τοῦτον δὲ τρίτῳ τόπῳ ἀπὸ τῶν ἀποστόλων τὴν ἐπισκοπὴν κληροῦται Κλήµης, ὁ καὶ ἑωρακὼς τοὺς µακαρίους ἀποστόλους καὶ συµβεβληκὼς αὐτοῖς, καὶ ἔτι ἔναυλον τὸ κήρυγµα τῶν ἀποστόλων καὶ τὴν παράδοσιν πρὸ ὀφθαλµῶν ἔχων, οὐ µόνος. ἔτι γὰρ πολλοὶ ὑπελείποντο τότε ὑπὸ τῶν ἀποστόλων δεδι­δαγµένοι. Ἐπὶ τούτου οὖν τοῦ Κλήµεντος στάσεως οὐκ ὀλίγης τοῖς ἐν Κορίνθῳ γενοµένης ἀδελφοῖς, ἐπέστειλεν ἡ ἐν Ῥώµῃ ἐκκλησία ἱκανωτάτην γραφὴν τοῖς Κορινθίοις, εἰς εἰρήνην συµβιβάζουσα αὐτοὺς καὶ ἀνανεοῦσα τὴν πίστιν αὐτῶν καὶ ἣν νεωστὶ ἀπὸ τῶν ἀποστόλων παράδοσιν εἰλήφει. Τὸν δὲ Κλήµεντα τοῦτον διαδέχεται Εὐάρεστος, καὶ τὸν Εὐάρεστον Ἀλέξανδρος, εἶθ’ οὕτως ἕκτος ἀπὸ τῶν ἀποστόλων καθίσταται Ξύστος, µετὰ δὲ τοῦτον Τελεσφόρος, ὃς καὶ ἐνδόξως ἐµαρτύρησεν. ἔπειτα Ὑγῖνος, εἶτα Πίος, µεθ’ ὃν Ἀνίκητος. διαδεξαµένου τὸν Ἀνίκητον Σωτῆρος, νῦν δωδεκάτῳ τόπῳ τὸν τῆς ἐπισκοπῆς ἀπὸ τῶν ἀποστόλων κατέχει κλῆρον Ἐλεύθερος. Τῇ αὐτῇ τάξει καὶ τῇ αὐτῇ διδαχῇ32 ἥ τε ἀπὸ τῶν ἀποστόλων ἐν τῇ ἐκκλησίᾳ παράδοσις καὶ τὸ τῆς ἀλη­θείας κήρυγµα κατήντηκεν εἰς ἡµᾶς.33

Al aparecer tres veces en el texto de Ireneo aludido por Eusebio, confirmamos que el verbo διαδέχοµαι expresa la idea de sucesión en las listas de los obispos romanos en el texto, pero también se encuentra el término παράδοσις, que formula la tradición existente en la Iglesia.

Por tanto, se puede afirmar que Ireneo expone la sucesión episcopal en modo apologético contra los grupos sectarios —los gnósticos—, al mostrar los doce sucesores en la sede romana hasta Eleuterio, que es contemporáneo a Ireneo; el vocabulario técnico utilizado por Ireneo, y así recogido por Eusebio, muestra es clara la idea ya en el siglo III, que la διαδοχή fundamenta la παράδοσις, que la sucesión va construyendo y consolidando la tradición, que debe guardarse memoria de ello y a su vez, entraña un valor espiritual y referencial para toda la cristiandad.

Finalmente, recordemos que Tertuliano también muestra el argumento de que la sucesión asegura la tradición, desde los orígenes apostólicos en el surgimiento de la Iglesia, como señala Di Berardino —la sucesión en toda Iglesia, que se remonta directa o indirectamente a los apóstoles, es garantía de apostolicidad del origen y también de la doctrina, y permite combatir las herejías que surgen poco a poco—:34

Ceterum, si quae audent interserere se aetati apostolicae, ut ideo uideantur ab Apostolis traditae quia sub Apostolis fuerunt, possumus dicere: edant ergo origines ecclesiarum suarum, euoluant ordinem episcoporum suorum, ita per successionem ab initio decurrentem ut primus ille episcopus aliquem ex Apostolis uel apostolicis viris, qui tamen cum Apostolis perseuerauerit, habuerit auctorem et antecessorem. Hoc enim modo ecclesiae apostolicae census suos deferunt: sicut Smyrnaeorum ecclesia Polycarpum ab Ioanne collocatum refert: sicut Romanorum Clementem a Petro ordinatum est. Perinde utique et ceterae exhibent quos ab Apostolis in episcopatum constitutos apostolici seminis traduces habeant.35

Otros argumentos sobre el tema de la sucesión se pueden leer en Cipriano, Clemente de Alejandría, Orígenes, León Magno y Gregorio Magno.36

4. Las listas episcopales de la Historia Ecclesiastica

Eusebio al proponer las sucesiones de los santos apóstoles “τῶν ἀποστόλων διαδοχὰς”, se fija uno de los grandes objetivos de su magna obra titulada Historia Ecclesiastica: poner por escrito dicha διαδοχὴ —tradición—.37

Presentamos algunos de los textos de la Historiaen los que encontramos las listas episcopales de las grandes Iglesias. En los textos se puede verificar la presencia y el significado de los términos que hemos venido analizando a lo largo del presente artículo, en primer lugar, el principio de la obra eusebiana: “Τὰς τῶν ἱερῶν ἀποστόλων διαδοχὰς σὺν καὶ τοῖς ἀπὸ τοῦ σωτῆρος ἡµῶν καὶ εἰς ἡµᾶς διηνυσµένοις χρόνοις, ὅσα τε καὶ πηλίκα πραγµατευθῆναι κατὰ τὴν ἐκκλησιαστικὴν ἱστορίαν λέγεται...”.38 También en el primer libro, la mención de la sucesión de los jefes de Israel:

τοῦτον καὶ ὁ Μωυσέως διάδοχος39 Ἰησοῦς, ὡς ἂν τῶν οὐρανίων ἀγγέλων καὶ ἀρχαγγέλων τῶν τε ὑπερκοσµίων δυνάµεων ἡγούµενον καὶ ὡς ἂν εἰ τοῦ πατρὸς ὑπάρχοντα δύναµιν καὶ σοφίαν καὶ τὰ δευτερεῖα τῆς κατὰ πάντων βασιλείας τε καὶ ἀρχῆς ἐµπεπιστευµένον, ἀρχιστράτηγον δυνάµεως κυρίου ὀνοµάζει, οὐκ ἄλλως αὐτὸν ἢ αὖθις ἐν ἀνθρώπου µορφῇ καὶ σχήµατι θεωρήσας.40

La introducción de Eusebio sobre su recopilación de listas episcopales que reflejan la sucesión apostólica: “ἀλλὰ γὰρ ὁδῷ προβαίνουσιν, ἐπὶ καιροῦ τὰ τῆς κατὰ χρόνους41τῶν ἀποστόλων διαδοχῆς ἡµῖν εἰρήσεται νῦν δ’ ἐπὶ τὰ ἑξῆς ἴωµεν τῆς ἱστορίας”.42 En los dos siguientes casos, Eusebio indica como referencia de sucesiones episcopales, el reinado o sucesión de los emperadores romanos, primero de Vespasiano, Tito y Domiciano en relación con la iglesia romana: “Ἐπὶ δέκα δὲ τὸν Οὐεσπασιανὸν ἔτεσιν βασιλεύσαντα αὐτοκράτωρ Τίτος ὁ παῖς διαδέχεται· οὗ κατὰ δεύτερον ἔτος τῆς βασιλείας Λίνος ἐπίσκοπος τῆς Ῥωµαίων ἐκκλησίας δυοκαίδεκα τὴν λειτουργίαν ἐνιαυτοῖς κατασχών, Ἀνεγκλήτῳ ταύτην παραδίδωσιν. Τίτον δὲ Δοµετιανὸς ἀδελφὸς διαδέχεται, δύο ἔτεσι καὶ µησὶ τοῖς ἴσοις βασιλεύσαντα”,43 y poco después señalando a Domiciano, la mención de la Iglesia de Alejandría: “τετάρτῳ µὲν οὖν ἔτει Δοµετιανοῦ τῆς κατ’ Ἀλεξάνδρειαν παροικίας ὁ πρῶτος Ἀννιανὸς δύο πρὸς τοῖς εἴκοσι ἀποπλήσας ἔτη, τελευτᾷ, διαδέχεται δ’ αὐτὸν δεύτερος Ἀβίλιος”,44 y de nuevo la sede de Roma: “Δωδεκάτῳ δὲ ἔτει τῆς αὐτῆς ἡγεµονίας τῆς Ῥωµαίων ἐκκλησίας Ἀνέγκλητον ἔτεσιν ἐπισκοπεύσαντα δεκαδύο διαδέχεται Κλήµης, ὃν συνεργὸν ἑαυτοῦ γενέσθαι Φιλιππησίοις ἐπιστέλλων ὁ ἀπόστολος διδάσκει, λέγων· «µετὰ καὶ Κλήµεντος καὶ τῶν λοιπῶν συνεργῶν µου, ὧν τὰ ὀνόµατα ἐν βίβλῳ ζωῆς”.45 Y la confesión del autor como investigador, de la imposibilidad de registrar todas las listas episcopales o los posibles vacíos en algunas, sustentándolas en fuentes confiables:

ἀδυνάτου δ’ ὄντος ἡµῖν ἅπαντας ἐξ ὀνόµατος ἀπαριθµεῖσθαι ὅσοι ποτὲ κατὰ τὴν πρώτην τῶν ἀποστόλων διαδοχὴν ἐν ταῖς κατὰ τὴν οἰκουµένην ἐκκλησίαις γεγόνασιν ποιµένες ἢ καὶ εὐαγγελισταί, τούτων εἰκότως ἐξ ὀνόµατος γραφῇ µόνων τὴν µνήµην κατατεθείµεθα, ὧν ἔτι καὶ νῦν εἰς ἡµᾶς δι’ ὑποµνηµάτων τῆς ἀποστολικῆς διδασκαλίας ἡ παράδοσις φέρεται.46

En total, en cincuenta y cinco ocasiones se encuentra en la Historia Ecclesiasticael verbo διαδέχοµαι conjugado en la tercera persona del singular del tiempo presente: διαδέχεται, lo cual denota la acción continua y que se realiza a lo largo del tiempo; siete de estas citas47 se refieren a la sucesión de los emperadores y, en todas las demás, se narra expresamente la sucesión de los obispos de las diversas Iglesias, es decir, las listas episcopales que estamos analizando —quedan incluidos aquí los textos de Ireneo y de Hegesipo—. De esto podemos reconocer dos posibles propuestas eusebianas de acuerdo con los estudiosos (Simonetti y Prinzivalli, Rordof y Di Berardino): en primer lugar, que el verbo διαδέχοµαι tenga un valor teológico-doctrinal,48 específicamente apologético, en unión a los sustantivos διαδοχὴ49 y διάδοχος50 —principalmente por el uso específico del sustantivo διαδοχὴ en la Historia Ecclesiastica—, con lo cual Eusebio logra registrar y fundamentar la ἀποστόλων διαδοχὴ51 con las listas episcopales; en cambio, otra postura (Trevijano), defiende que el uso de διαδέχοµαι tiene solamente un valor historiográfico,52 por lo cual, se confunden o equiparan las listas episcopales de la Historia Ecclesiastica con las listas de las escuelas filosóficas que el mismo Eusebio recoge en la Preparatio evangelica.53 Nuestra postura se identifica con la primera propuesta, basados en la observación del uso de los vocablos analizados a lo largo de la Historia, como hemos señalado, comprobamos que Eusebio recoge la terminología precedente y la usa de forma clara y consistente.

Como ejercicio de comparación histórica, recopilamos en una tabla (cf. pp. 106 y 107) los datos de las listas episcopales proporcionados por Eusebio junto con las informaciones de las dos obras más modernas que, comparando fuentes históricas, tienen la misma intencionalidad que Eusebio, ofrecernos las series episcoporum de todas las diócesis que han existido, nos referimos a las obras de Gams 54 y Fedalto.55

El resultado comparativo es el siguiente:

En las listas episcopales de Jerusalén aparece la falta de datos relacionados con la escasez de fuentes. Eusebio presenta exclusivamente los nombres de los obispos con dos excepciones, la de san Narciso y san Alejandro, a los que Eusebio dedica amplias secciones de su obra, pero siempre recopilando datos e informaciones más seguros.56 Gams menciona a dos obispos que no se encuentran en la lista de Eusebio: Máximo II (número 26) y Antonino (número 27). Fedalto en cambio, no señala como fuente para catorce obispos la Historia de Eusebio (números 5, 6, 7, 11, 12, 18, 19, 20, 21, 22, 23, 32, 33). También Fedalto nombra a Dius como Pius (número 31).

De la series de Antioquía, Fedalto proporciona muchas fechas que completan la investigación de Gams, pero existen algunas diferencias; por tanto, consideramos —debido a la inclusión fuentes epigráficas—, que debe seguirse a Fedalto en dichas dataciones.

Con respecto a la sede romana, la datación está condicionada a otros textos como el Liber Pontificalis, pero en este caso no se ha revisado dicha fuente. Tampoco se ha considerado la Crónica del mismo Eusebio, debido a su compleja cronología.57

Para Alejandría, Fedalto asume fechas aproximadas en los casos donde Gams presenta dataciones exactas. En otros casos, difiere un año respecto a la datación que encontramos en Gams.

Por último, Fedalto pone al principio de la lista episcopal de Cesarea cuatro obispos que no se encuentran ni en Eusebio ni en Gams (Zaqueo, Cornelio, Teófilo y Zaqueo). Gams recoge el nombre de Agrícola, como predecesor de Eusebio, pero este nombre no se encuentra ni en la Historia ni en Fedalto.

Para completar estas informaciones, subrayamos tres casos en relación con las listas episcopales, que se han elucubrado a lo largo del tiempo, y que, como hemos evidenciado, son consignados por autores posteriores a Eusebio como elencos cronológicos a los que, poco a poco, se han introducido añadiduras, casi todas inventadas y por tanto, ficticias, estas son: a) la invención del apóstol Andrés como fundador de la iglesia de Constantinopla (siglo VI d. C.); el caso del Liber Pontificalis, que se consolidó como una verdadera historia de la sucesión de la sede romana, una “historia de los Papas”;58 y en tercer lugar, la Historia Francorum de Gregorio de Tours, que presenta un elenco de los obispos de aquella Iglesia sin mayor base histórica.59

Figura 1 Listas episcopales (siglos I-III) 

5. Conclusiones

De lo expuesto, podemos deducir tres conclusiones del estudio comparativo de la terminología teológica y el análisis filológico de todas las citas de la Historia Ecclesiastica relacionadas con las listas episcopales:

a) Los términos griegos διαδοχὴ y παράδοσις constituyen un vocabulario técnico teológico bien diferenciado en los textos de los Padres de la Iglesia; con ambos conceptos, se fundamentan los argumentos teológicos y apologéticos que tienen como finalidad consolidar a la Iglesia como católica, es decir, como institución jerárquica universal, que, a través del tiempo, mantiene de forma ininterrumpida, su continuidad e íntimamente unida a la misma, una misma tradición.

b) Eusebio de Cesarea, como teólogo, expresa una clara intención de recoger y redactar las listas episcopales de las grandes Iglesias. Él presenta todas las sucesiones de estas Iglesias. La investigación histórica que realizó para obtener este fruto es un documento precioso y clave, a la vez, como punto de partida para el conocimiento de la historia de la Iglesia antigua.

c) La investigación actual relacionada con las listas episcopales nos ofrece un panorama de la problemática de datación de la cronología y de los episcopados de muchos de los obispos que encontramos en las listas eusebianas; de algunos obispos se conserva solamente su nombre y lugar en la sucesión. Por tanto, podemos confirmar una cierta certeza de historicidad en dichas listas. En cambio, otras listas episcopales de diversas sedes, posteriores en el tiempo, se ha comprobado que se basan en aspectos legendarios, alejándose de un mínimo contexto histórico digno de consideración para su estudio como tal.

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2Recibir, suceder, heredar, sustituir, tomar el puesto, remplazar, cf. Stephanus 1954, vol. III, cols. 1137-1138; Lampe 1961, p. 346; Montanari 1995, p. 495. En el contexto bíblico, principalmente en el Antiguo Testamento (en el Nuevo Testamento aparece una sola vez διαδεξάµενοι en Act. Ap., 7, 45) lo encontramos muchas veces en textos que hablan de sucesiones de reyes o gobernantes.

3Recibir, enterarse, aprender, admitir, integrar —en el canon—, aceptar, recibir en herencia, cf. Montanari 1995, p. 1473.

4Con el significado transitivo de recibir, aceptar, acoger, suceder, seguirse en su significado intransitivo, cf. Montanari 1995, pp. 482-483. Nos referimos al campo semántico del verbo δέχοµαι, que proviene de la raíz indoeuropea dek, de la cual se derivan otros verbos como προσδοκάω: esperar o suponer y δοκέω: creer, pensar, imaginarse, cf. Agnello y Orlando 1999, pp. 195 y 617.

5 Plu., De exilio, 605b, ed. 2000, pp. 566-567. “Aristóteles era de Estagira, Teofrastro de Éreso, Estratón de Lámpsaco, Glicón de la Tróadre, Aristón de Ceos, Critolao de Fasélide. Si a la Estoica, Zenón era de Citio, Cleantes de Asos, Crisipo de Solos, Diógenes de Babilonia, Antípatro de Tarso y el ateniense Arquedemo, tras haberse trasladado al país de los partos, dejó en Babilonia una sucesión estoica”, Plu., De exilio, 605b, ed. 1996, pp. 293.

9El verbo παραδίδωµι tiene un uso frecuente con estos significados en el contexto de ambos Testamentos.

11Παράδοσις, según las investigaciones de Javierre ya en 2 Ep. Ti., 2, 2, expresa la idea de sucesión por medio de tres elementos: a) la succesión ininterrumpida de personas que forma una cadena, b) un idéntico depósito, y c) la fiel transmisión del depósito de una a otra persona de la cadena, cf. Falbo 1989, p. 93.

13Existen otras palabras para expresar la idea de sucesión en el contexto de la transmisión del poder, como καθίστηµι, ἀποδείκνῡµι, ἀποφαίνω y ἐγχειρίζω. Grant reporta que todos estos verbos junto a las palabras que analizamos, se convierte en un vocabulario técnico en Antiquitates Judaicae de Flavio Josefo cuando narra la sucesión de los gobernantes o jefes del pueblo, cf. Grant 1972, p. 180. καθίστηµι aparece treinta y cinco veces en la Historia de Eusebio, cinco veces en las listas episcopales, pero en todos los casos aparece el verbo διαδέχοµαι. Por lo que respecta a los siguientes verbos, ἀποδείκνῡµι se encuentra diez veces, παραλαµβάνω siete veces, ἐγχειρίζω ocho veces y ἀποφαίνω aparece en seis ocasiones.

14Este mismo argumento se encuentra en Rordorf 2008, cols. 5440-5441. Las dos ideas de tradición y sucesión apostólica se encuentran unidas en la teología cristiana a lo largo del siglo II d. C., principalmente por argumentación apologética contra quienes defendían una transmisión secreta de doctrinas, entre los que destacan los grupos gnósticos.

17“Successiones presbyterorum”, Iren., Haer., 3.2.2, ed. 1952, pp. 100-101; “et habemus adnumerare eos qui ab apostolis instituti sunt episcopi in ecclesiis et succcessiones eorum usque ad nos”, Iren., Haer., 3.3.1, ed. 1952, p. 102; “omnium ecclesiarum enumerare successiones... per successiones episcoporum”, Iren., Haer., 3.3.2, ed. 1952, p. 102; “hac ordinatione et successione ea quae est ab apostolis in Ecclesia Traditio”, Iren., Haer., 3.3.3, ed. 1952, p. 108. Más adelante se analizará detalladamente este último texto.

19Sobre la evolución de la terminología en el segundo siglo hasta el texto de la Traditio Apostolica, cf. Jay 1981, pp. 125-162.

24 1 Clem., 42, 1-3, ed. 1965, p. 216. Las abreviaturas de varias obras patrísticas provienen de Lampe 1961, pp. XI-XLVI: “Los Apóstoles nos predicaron el Evangelio de parte del Señor Jesucristo; Jesucristo fue enviado de Dios. En resumen, Cristo de parte de Dios, y los Apóstoles de parte. de Cristo: una y otra cosa, por ende, sucedieron ordenadamente por voluntad de Dios. Así, pues, habiendo los Apóstoles recibido los mandatos y plenamente asegurados por la resurrección del Señor Jesucristo y confirmados en la fe por la palabra de Dios, salieron, llenos de la certidumbre que les infundió el Espíritu Santo, a dar la alegre noticia de que el reino de Dios estaba para llegar”.

25 1 Clem., 44, ed. 1965, p. 218: “También nuestros Apóstoles tuvieron conocimiento, por inspiración de nuestro Señor Jesucristo, que habría contienda sobre este nombre y dignidad del episcopado. Por esta causa, pues, como tuvieran perfecto conocimiento de lo por venir, establecieron a los susodichos y juntamente impusieron para adelante la norma de que, en muriendo éstos, otros que fueran varones aprobados les sucedieran en el ministerio. Ahora, pues, a hombres establecidos por los Apóstoles, o posteriormente por otros eximios varones con consentimiento de la Iglesia entera; hombres, que han servido irreprochablemente al rebaño de Cristo con espíritu de humildad, pacífica y desinteresadamente; atestiguados, además, durante mucho tiempo por todos; a tales hombres, os decimos, no creemos que se los pueda expulsar justamente de su ministerio”. Para un análisis del pasaje enunciado, cf. Jay, 1981, pp. 132-136. Dicho análisis se basa principalmente en las palabras ἕτεροι δεδοκιµασµένοι ἄνδρες, pero no menciona el término analizado, es decir διαδέξωνται, que deriva del verbo διαδέχοµαι, y expresa la idea de la sucesión episcopal —de la cabeza de una comunidad—.

26 Cf. Quasten 1961, pp. 274-275. Cf. Salaverri 1933, p. 225. Existen también otros estudios de Javierre al respecto, cf. Bosio, Dal Covolo y Maritano 1996-1998, p. 60, n. 22. La sucesión en la Iglesia de Corinto también es reportada por Hegesipo, cf. Gervais 2017, pp. 2-24. Por último, es digna de consideración la propuesta de Thornton sobre la influencia judía en el concepto de sucesión en Hegesipo, cf. Thornton 2003, pp. 160-163.

27 Eus., HE, 4.22.3, ed. 2001a, p. 245. “Y llegado a Roma, me hice una sucesión hasta Aniceto, cuyo diácono era Eleuterio. A Aniceto le sucede Sotero, y a éste, Eleuterio. En cada sucesión y en cada ciudad las cosas están tal como las predican la Ley, los Profetas y el Señor”.

28Al respecto de esta controversia, cf. Quasten 1961, pp. 288-293; Falbo 1989, pp. 108-113.

31 Iren., Haer., 3.3.2, ed. 1952, p. 102. “Pero como sería demasiado largo enumerar las sucesiones de todas las Iglesias en este volumen, indicaremos sobre todo las de las más antiguas y de todos conocidas, la de la Iglesia fundada y constituida en Roma por los dos gloriosísimos Apóstoles Pedro y Pablo, la que desde los Apóstoles conserva la Tradición y la fe anunciada a los hombres por los sucesores de los Apóstoles que llegan hasta nosotros. Así confundimos a todos aquellos que de un modo o de otro, o por agradarse a sí mismos o por vanagloria o por ceguera o por una falsa opinión, acumulan falsos conocimientos. Es necesario que cualquier Iglesia esté en armonía con esta Iglesia, cuya fundación es la más garantizada —me refiero a todos los fieles de cualquier lugar—, porque en ella todos los que se encuentran en todas partes han conservado la Tradición apostólica”, Iren., Haer., 3.3.2, ed. 2000, p. 133. Cf. Bosio, Dal Covolo y Maritano 1996-1998, vol. II, p. 24, n. 41. Como se observa, los términos latinos usados son successio y traditio.

32 Cf. Eus., 2001a, p. 294, n. 154. La palabra διδαχῇ se encuentra aquí equivocada, ya que las versiones latina y siriaca traducen sucesión que remite mejor a διαδοχῇ que a διδαχῇ, por lo que la hipotética versión original sería —por el mismo orden y la misma sucesión—. Αὐτῇ cumple la función de adjetivo de los sustantivos τάξει y διαδοχῇ —el dativo expresa identidad—, cf. Montanari 1995, pp. 366-367, entonces αὐτῇ proviene de αὐτός-ή-ό, y no de οὗτος-αὗτη-τοῦτο como traduce en la versión italiana consultada, cf. Bosio, Dal Covolo y Maritano 1996-1998, vol. II, pp. 24-25. En la traducción castellana se lee —por el mismo orden y con la misma sucesión—. Cf. Eus. 2001a, p. 294. La problemática queda resuelta si se consulta la edición crítica realizada por Sagnard que, en este pasaje, nos presenta en columnas el texto latino y griego, cf. Iren., Haer., 3.3.3, ed. 1952, p. 108.

33 Eus., HE, 5.6.2-5, ed. 2001a, pp. 293-294. “Le sucede Anacleto, y, después de éste, en tercer lugar, a partir de los apóstoles, obtiene el episcopado Clemente, que también había visto a los bienaventurados apóstoles y tratado con ellos, y todavía tenía resonándole en sus oídos la predicación de los apóstoles y delante de los ojos su tradición. Y no sólo él, porque entonces todavía sobrevivían muchos que habían sido instruidos por los apóstoles. Cuando en tiempos de este Clemente surgió entre los hermanos de Corinto no pequeña disensión, la iglesia de Roma escribió a los corintios una carta importantísima intentando reconciliarlos en la paz y renovar su fe y la tradición que tenían recién recibida de los apóstoles. Y después de breve espacio dice: A este Clemente sucede Evaristo, y a Evaristo, Alejandro; después es instituido Sixto, el sexto, por lo tanto, a partir de los apóstoles; y después de éste, Telesforo, que también sufrió gloriosamente el martirio; luego Higinio; después Pío, y, tras éste, Aniceto; habiendo sucedido a Aniceto Sotero, ahora es Eleuterio quien ocupa el cargo del episcopado, en duodécimo lugar a partir de los apóstoles. Por el mismo orden y con la misma sucesión han llegado hasta nosotros la tradición y la predicación de la verdad que proceden de los apóstoles en la Iglesia”.

35 Tert., Praes. Her., c. 32,1-3, ed. 2001, pp. 252-254. “Por lo demás, si algunas herejías se atreven a insertarse en la edad apostólica para parecer trasmitidas por los Apóstoles por cuanto existieron en tiempo de los Apóstoles, nosotros podemos decir: publiquen, entonces, los orígenes de sus iglesias, desplieguen la lista de sus obispos, de modo que, a través de la sucesión que discurre desde el principio, aquel primer obispo haya tenido como garante y antecesor a alguno de los Apóstoles o a alguno de los varones apostólicos, pero que haya perseverado con los Apóstoles. En efecto, de esta manera dan a conocer sus orígenes las iglesias apostólicas: como la iglesia de los esmirniotas cuenta que Policarpo fue puesto por Juan, como la de los romanos cuenta que Clemente fue ordenado por Pedro. E igual modo, ciertamente, también las otras iglesias muestran qué vástagos de semilla apostólica poseen destinados al episcopado por los Apóstoles”, Tert., Praes. Her., c. 32,1-3, ed. 2001, pp. 253-255.

37 Cf. Eus. 2001a, p. 4, n. 1. Campenhausen le atribuye un valor historiográfico muy grande, que señala el hecho de que Eusebio se convirtió en una autoridad que nadie se atreve a minusvalorar, ya que, como se verifica en autores posteriores, muchos continúan o actualizan la obra eusebiana, cf. Bosio, Dal Covolo y Maritano 1996-1998, vol. III, pp. 176-177.

38 Eus., HE, 1.1.1, ed. 2001a, p. 4. “Es mi propósito consignar las sucesiones de los santos apóstoles y los tiempos transcurridos desde nuestro Salvador hasta nosotros; el número y la magnitud de los hechos registrados por la historia eclesiástica”. Cf. la versión italiana: Bosio, Dal Covolo y Maritano 1996-1998, vol. III, p. 181.

39El término διάδοχος se encuentra veintitrés veces en la Historia Ecclesiasticay hace referencia al sucesor de un jefe gobernante del Imperio (emperador) o de la Iglesia (obispo), o como en este caso, del pueblo de Israel (líder).

40 Eus., HE, 1.2.11, ed. 2001a, p. 11. “Y a este Verbo, Josué, sucesor de Moisés, después de haberlo contemplado no de otra manera que en forma y figura de hombre también, lo llama generalísimo del ejército de Dios, como haciéndolo jefe de los ángeles y arcángeles del cielo y de los poderes superiores, y como si fuera poder y sabiduría del Padre y a quien ha sido confiado el segundo puesto del reinado y del principado sobre todas las cosas”. Cf. Bosio, Dal Covolo y Maritano 1996-1998, vol. III, p. 185.

41Aquí el traductor de la edición italiana de Città Nuova introduce una nota donde refiere que Eusebio no toca más el tema en el texto, cf. Eus. 2001b, p. 142, n. 15. Consideramos que esta interpretación es errónea porque precisamente Eusebio hace mención explícita de los obispos de las sedes, y las listas episcopales se presentan desde HE, 3.11 hasta el final del libro VII. No obstante, el mayor argumento para reforzar que Eusebio expresa la idea de sucesión es la misma expresión con el significado particular que hemos venido señalando: τῶν ἀποστόλων διαδοχῆς.

42 Eus., HE, 3.4.11, ed. 2001a, p. 125. “Mas, a medida que avancemos en el camino, iremos diciendo oportunamente, según las épocas, lo referente a la sucesión de los apóstoles. Ahora sigamos el hilo de la narración”. Cf. Eus. 2001b, p. 142.

43 Eus., HE, 3.13, ed. 2001a, p. 146. “Después de imperar Vespasiano diez años, le sucede como emperador su hijo Tito. El segundo año del reinado de éste, Lino, obispo de la iglesia de Roma, después de ejercer el cargo durante doce años, se lo transmite a Anacleto. A Tito, que imperó dos años y otros tantos meses, le sucedió su hermano Domiciano”.

44 Eus., HE, 3.14, ed. 2001a, p. 147. “El año cuarto de Domiciano muere Aniano, primer obispo de la iglesia de Alejandría, después de haber completado los veintidós años, y le sucede Abilio como segundo obispo”.

45 Eus., HE, 3.15, ed. 2001a, p. 147. “El año duodécimo del mismo reinado, Clemente sucede a Anacleto, que había sido obispo de la iglesia de Roma doce años. El apóstol, en su carta a los Filipenses, hace saber a éstos que Clemente era colaborador suyo, diciendo: Con Clemente también y los demás colaboradores míos, cuyos nombres están en el libro de la vida”. Cf. Eus. 2001b, p. 159.

46 Eus., HE, 3.37.4, ed. 2001a, p. 188. “Siéndonos imposible enumerar por su nombre a todos los que en la primera sucesión de los apóstoles fueron pastores e incluso evangelistas en las iglesias de todo el mundo 294, es natural que mencionemos por sus nombres y por escrito solamente a aquellos de los cuates se conserva la tradición todavía hasta hoy gracias a sus memorias de la doctrina apostólica”. Cf. Eus. 2001b, p. 187.

48Aunque διαδέχοµαι no muestra un uso exclusivo en los textos relacionados con los obispos, ya que encontramos también los verbos παραλαµβάνω y ἐγχειρίζω para expresar la sucesión de los obispos de las Iglesias. El verbo παραλαµβάνω aparece siete veces en la Historia, pero solamente en tres casos relacionado con las sucesiones episcopales, otras tres, con respecto a los emperadores romanos y una ocasión para indicar el nombramiento como obispo de Pablo de Samosata. En cambio, el verbo ἐγχειρίζω aparece ocho veces, dos relativas a los Emperadores Romanos y en cinco casos, a los obispos de las Iglesias (Jerusalén, Alejandría y Roma). De estas cinco ocasiones, en dos —HE, 4.6.4 y 5.9—, se menciona a un obispo y en una solamente, la sucesión episcopal —HE, 4.11.6—; en este último texto, ἐγχειρίζω se encuentra junto a παραλαµβάνω, como único caso en la Historia en que no aparece el verbo διαδέχοµαι. El verbo καταδέχοµαι, por último, se localiza cinco veces en el texto, pero nunca en el contexto de la sucesión de los obispos, expresando más bien la idea de recibir o aceptar, cf. Salaverri 1933, p. 232, especialmente las notas 42 y 43.

49Διαδοχὴ se encuentra treinta y cinco veces a lo largo de la Historia Ecclesiastica: ocho veces en relación con la sucesión de los judíos, en dieciocho ocasiones en las listas episcopales, nueve en sentido general y un caso, el del cristiano Anatolio, que llegó a ser maestro de la escuela filosófica aristotélica de Alejandría en HE, 7.32.6, cf. Eus. 2001a, p. 498, n. 312. Interesante es la cita HE, 3.10.4 que señala la τὴν προφητῶν ἀκριβῆ διαδοχὴν —sucesión exacta de los profetas—, cf. Eus. 2001a, p. 143, n. 78.

50Διάδοχος se encuentra en veintitrés ocasiones en la Historia Ecclesiastica, cinco en referencia a la sucesión del pueblo judío, seis respecto a los gobernantes romanos y diez veces en las listas episcopales.

52 Cf. Trevijano 2008, cols. 5159-5160. Ciertamente el vocabulario técnico usado por Eusebio nos indica una clara uniformidad; el autor presenta las listas episcopales a lo largo del texto, señalando inequívocamente la ἀποστόλων διαδοχὴν, no solo de la Iglesia de Roma como lo hicieron Hegesipo e Ireneo, sino que su labor histórico-teológica lo lleva a reportar las otras cuatro grandes sedes: Jerusalén, Antioquía, Alejandría y su propia diócesis de Cesarea; así, partiendo del Libro III de la Historia, especialmente en HE, 3.4.11, como hemos revisado, hay una clara intención del autor de registrar y narrar sólidamente la ἀποστόλων διαδοχὴν por medio de sus protagonistas, principalmente los obispos de esas grandes Iglesias.

53En la Preparatio διαδοχὴ y διαδέχοµαι se ubican juntas diecisiete veces. Sobre este tema, cf. Salaverri 1933, pp. 222-227 y 238-246. Esta tesis ha sido defendida por Heinrici, Harnack y Schwartz, cf. Salaverri 1933, pp. 224-225.

54 Gams 1873.

57Para profundizar en la problemática, cf. Chapman 1901, pp. 399-417.

Recibido: 09 de Abril de 2021; Revisado: 13 de Mayo de 2021; Aprobado: 30 de Mayo de 2021

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Miguel Santiago Flores Colín es profesor, tutor, sinodal, asesor de tesis, conferencista e investigador. Obtuvo la Maestría en Teología y Ciencias Patrísticas en el Institutum Patristicum Augustinianum, de la Universidad Lateranse (Ciudad del Vaticano), en 2005. Es profesor ordinario de asignatura A del Colegio de Letras Clásicas de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México y profesor invitado de Maná, Museo de las Sagradas Escrituras. Ha impar­tido clases en la Universidad de Navarra, Universidad Pontificia de Salamanca, Universidad Anáhuac México Norte, Universidad Anáhuac Oaxaca, Universidad Anáhuac México Sur (a distancia), Universidad Pontificia de México, Universidad La Salle México, Universidad Intercontinental. Sus líneas de investigación son: Padres de la Iglesia, Biblia Septuaginta, Vetus Latina y Vulgata, Apócrifos, Fuentes patrísticas de la literatura novohispana de los siglos XVI y XVII. Entre sus publicaciones recientes destacan “San Agustín, De Trinitate 4, 7-8, 18-21. La misión del Hijo: Cristo como único mediador e igual al Padre”, en Alejandra Valdés García (dir.), Aproximación a la patrística: colección de textos, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional Autónoma de México, México 2020 (en prensa) y “Jerónimo de Estridón: su herencia a la traducción bíblica”, en Miguel Santiago Flores Colín y Víctor Manuel Méndez López (coords.), Teorías y problemas de la traducción bíblica. Aportes que el texto más copiado y traducido puede legar, Maná, Museo de las Sagradas Escrituras, México, 2020.

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