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Nova tellus

versión impresa ISSN 0185-3058

Nova tellus vol.29 no.2 Ciudad de México  2011

 

Reseñas y notas bibliográficas

 

Van der Blom, Henriette, Cicero’s Role Models. The Political Strategy of a Newcomer

 

Soledad Correa

 

Nueva York, Oxford University Press, 2010, 388 pp.

 

Recepción: 6 de julio de 2011.
Aceptación: 13 de octubre de 2011.

 

Palabras clave: Exempla, novitas, Cicerón.

 

Keywords: Exempla, novitas, Cicero.

 

Utilizando un corpus integrado por discursos, cartas, tratados retóricos y filosóficos, el propósito de este libro es demostrar cómo Cicerón, no obstante su condición de homo novus, logró posicionarse exitosamente en un sistema político que claramente favorecía a los miembros de la nobilitas. La Introducción (pp. 1-11) empieza por señalar la importancia sociocultural que la Roma republicana daba al mos maiorum, considerándolo como una guía para la acción tanto en la esfera pública como en la privada. En vista de que, durante las campañas electorales, los nobiles podían explotar la memoria cultural ligada a sus nombres y reunir así el capital simbólico necesario para resultar electos, un homo novus que aspirara a alcanzar la cima del poder político corría con serias desventajas. De acuerdo con Van der Blom, la alternativa diseñada por Cicerón para terciar en el juego político fue adoptar modelos, algo que los miembros de la nobilitas no podían hacer en la misma medida, pues podían ser criticados por no estar a la altura de los logros de sus antepasados. No podían elegir dichos modelos y mucho menos cambiarlos. Dado que la mayoría de los trabajos existentes hasta la fecha sobre este tema se han centrado en los aspectos teoréticos del exemplum, el principal aporte de este libro —indica la autora— estriba en ofrecer un estudio de su función en términos estratégicos a lo largo de toda la obra de Cicerón.

La Introducción se divide en dos capítulos. En el primero ("Mos, maiores, and historical exempla in Roman culture and society", pp. 12-17), se examina el concepto de mos maiorum no sólo como justificación de la continuidad en el poder de la nobilitas, sino también como una suerte de memoria cultural del populus Romanus en su conjunto. La concepción del mos maiorum en este último sentido permite pensar este concepto como un acervo de prácticas tanto formativas como normativas sumamente flexibles, abiertas a la reinterpretación. La elección y empleo de exempla personales por parte de Cicerón se caracterizaría entonces por la selectividad en términos de las figuras históricas elegidas y los aspectos que de ellas se enfatizan, y por la flexibilidad, en cuanto a que la misma figura histórica podía servir para ilustrar varios aspectos, y el mismo aspecto podía desarrollarse y alterarse, de acuerdo con las necesidades retóricas del momento.

En el segundo capítulo ("Mos, maiores, and historical exempla in Cicero", pp. 18-25), se aborda la cuestión de la utilidad que reporta al orador referirse a los maiores en la medida en que la adherencia a sus principios confiere auctoritas a quien profesa seguirlos. A partir de las obras de Cicerón puede inferirse que los maiores y sus mores proveían una especie de código de conducta —en ocasiones, equiparable a la lex— de fuerte peso entre los romanos. Esta auctoritas maiorum estaba dotada, a su vez, de una dimensión religiosa en tanto se consideraba que los maiores estaban más cerca de los dioses y, por lo tanto, sus prácticas debían ser preservadas dado que habían contribuido a cimentar la grandeza de Roma.

La primera parte ("Cicero the Homo Novus", pp. 29-59) se organiza también en dos capítulos. En el primero ("Cicero’s background and education", pp. 29-34), se revisan los principales mojones de la formación y carrera política del Arpinate, la cual estuvo especialmente fundada en sus habilidades retóricas. En particular, se pone el acento en los miembros del entorno de Cicerón, a quienes más tarde éste presentará como modelos. El capítulo siguiente ("Nobilis and homo novus", pp. 35-59) se concentra en indagar qué implicaba ser un homo novus en el contexto de la Roma tardorrepublicana, ofreciendo un estado de la cuestión sumamente exhaustivo donde se reseñan las principales posiciones que los estudiosos modernos han asumido respecto a este tema. Lo primero que se señala es que no existe una definición antigua ni de nobilitas ni de novitas, aunque el primer concepto se suele definir en relación con el segundo. Van der Blom argumenta convincentemente que la ambigüedad en el uso de estos términos en las fuentes antiguas no sería accidental, pues ambas categorías y la interpretación de su valor político estarían abiertas a una permanente negociación.

Otra cuestión importante que se apunta es que el tema de la novitas no sería un mero eslogan retórico en Cicerón, pues es evidente que su utilización tenía un fuerte impacto y resultaba efectiva, probablemente porque tocaba un punto sensible para la audiencia. Según la autora, Cicerón se sirvió de ambos términos (nobilitas y novitas) para sus propios fines mediatos e inmediatos: así, cuando pareció favorable a sus designios, eligió calzarse la persona del homo novus; en otras ocasiones, apeló a exempla históricos de la nobilitas tomándolos como modelos personales. Este capítulo concluye señalando que, aunque no resulta del todo claro qué entiende Cicerón por homo novus, no caben dudas sobre su contraste con nobilis y sobre el hecho de que Cicerón se consideraba a sí mismo como un homo novus y era considerado como tal por otros. Frente a esta evidente desventaja política, "his political strategy was not to gloss over the fact of his own ancestry, but instead to promote the good aspects of novitas through the ideology of the homines novi, in other words make a virtue of his novitas, and thereby claim a political position and influence equal to that of the nobiles" (p. 58).

La segunda parte ("Cicero’s Use of Historical Exempla", pp. 61-147) comienza señalando que un exemplum histórico, lejos de ser una entidad neutral y estática, es siempre una (re)interpretación subjetiva y dinámica del pasado, adaptada al objetivo particular de cada intérprete. Esta segunda parte está estructurada también en dos capítulos. En el primero ("Definitions of historical exemplum and personal exemplum", pp. 65-72), se define exemplum como un modelo didáctico-moral para ser imitado (positivo) o evitado (negativo). En Cicerón, el exemplum es un medio del que el orador puede valerse para lograr la persuasión, y sus principales funciones son: ayudar a legitimar un determinado punto de vista; proporcionar el placer que da oír referencias al pasado, permitiendo así al orador granjearse la buena voluntad de la audiencia; enseñar una lección e inspirar la imitación de las grandes hazañas de los ancestros, con lo cual la perspectiva de la ejemplaridad se mueve del pasado-presente al presente-futuro, y, por último, ofrecer consuelo, pues oír sobre un dolor similar pasado puede ayudar a mitigar un dolor personal presente. Esta última función es enfatizada principalmente en Tusculanae disputationes, y es diferente de las anteriores funciones en la medida en que su objetivo fundamental es consolar y no fomentar la imitación.

Van der Blom indica que del examen de toda la obra ciceroniana puede colegirse que el Arpinate usa la palabra exemplum en dos sentidos fundamentales: por un lado, como "exemplum histórico" (‘historical exemplum’) y, por otro, como "precedente legal" (‘legal precedent’). La autora aclara que su trabajo se centra en la primera clase de exemplum, que constituye un tipo bien distinto, a pesar de que Cicerón no nos ofrece una definición específica en ninguna de sus obras. La tesis fundamental de Van der Blom es que, dado que los homines novi no pueden apoyarse en los logros de sus ancestros para ascender en el cursus honorum, toman como modelos a varones del pasado especialmente ejemplares, inclusive nobiles, y los hacen propios. De esta manera, continúan la tradición de ejemplaridad pero la alteran para adecuarla a su propia situación. Dentro de la categoría general de los exempla históricos pueden detectarse, a su vez, tipos más específicos de exempla, a los que la autora denomina "exemplum personal", esto es, "[...] a specific reference to an individual or group of individuals in the past which is applied as a model of conduct for a specific individual by his or her own reference" (p. 71).

En el segundo capítulo de esta segunda parte ("The nature and functions of historical exempla", pp. 73-147) se llama la atención sobre una cuestión importante, a saber, que un exemplum histórico es creado en el momento en que alguien se refiere a un individuo histórico o a una acción del pasado como ejemplar, lo que equivale a decir que la recepción de un exemplum tiene sólo un papel muy secundario, pues la aceptación o rechazo de un exemplum por parte de la audiencia decide en todo caso la pervivencia del exemplum, pero no su creación. Otro punto importante que se marca en este capítulo es que resulta difícil encontrar pasajes donde se discuta explícitamente la creación de exempla históricos, lo que puede explicarse por el hecho de que la auctoritas de los exempla se funda en buena medida en que se los percibe como incrustados en la tradición romana, y si se los presentara como producto de una creación, perderían algo de su autoridad.

La última sección de este capítulo está dedicada a explorar la incidencia del género en el número, elección y empleo de exempla históricos: mientras que los discursos y los tratados despliegan una mayor riqueza de exempla históricos, las cartas contienen relativamente pocos. Se advierten asimismo diferencias más sutiles, ya que en los discursos Cicerón emplea mayoritariamente exempla históricos de origen romano y no demasiados de origen griego. En cambio, los tratados contienen varios exempla históricos mayormente de origen griego. Van der Blom ensaya diferentes explicaciones para dar cuenta de estas diferencias: audiencia, género, los objetivos mediatos e inmediatos de Cicerón, como la persuasión de la audiencia y la proyección de su propia persona y posición política, el conocimiento histórico de Cicerón y el tema, en tanto, aparentemente, existe una íntima relación entre el número de exempla y la necesidad de persuasión.

La tercera parte ("Cicero’s Role Models", pp. 151-286) se divide en dos capítulos. En el primero ("Cicero’s alternative claims to ancestry", pp. 151-174), pone el acento en que el discurso de la novitas, tal y como está expuesto por Cicerón, gira en torno a la idea de que los homines novi encarnan las virtudes de los ancestros (virtus, industria, labor y constantia) y, por lo tanto, son merecedores de ocupar altos cargos; mientras que los nobiles, a pesar de descender de los mismos ancestros, se encuentran en franca decadencia, razón por la cual se han vuelto inadecuados para ocupar esos altos cargos. En vista del éxito que coronó muchos discursos del Arpinate, el discurso de la novitas debe de haber funcionado muy bien con la audiencia. De acuerdo con Van der Blom, Cicerón habría empleado tres estrategias alternativas para compensar su falta de ancestros ilustres: en primer lugar, considerando a los romanos como a una gran gens, argumentó que los romanos del pasado (que fueran particularmente ejemplares) podían ser pensados como exempla no sólo para los miembros de la nobilitas sino para todos los romanos en su conjunto, con independencia de sus orígenes familiares; en segundo lugar, señaló que los homines novi del pasado podían funcionar como exempla para aquellos homines novi que buscaran forjarse una carrera política en el presente; en tercer lugar, sostuvo que era posible elegir figuras históricas específicas como exempla personales.

El análisis de los exempla personales —organizado cronológicamente a fin de facilitar la comprensión de cada exemplum en el contexto oratorio e histórico que le es propio— muestra que Cicerón utilizó como modelos a ancestros fuera de su contexto familiar más inmediato. Si bien no hay una distribución clara en el empleo de exempla personales entre los distintos géneros, hay algunas tendencias que pueden rastrearse; por ejemplo, se señala el hecho de que los exempla de grandes oradores son más prominentes en las obras retóricas que en los discursos, y que los exempla de exiliados se encuentran más en los discursos que en las obras filosóficas.

El siguiente capítulo ("Cicero’s use of personal exempla", pp. 175-286) examina la elección y empleo de exempla personales, indagando no sólo la motivación de Cicerón para adoptarlos en un determinado contexto retórico y político, sino también el cambio de sus preferencias a lo largo del tiempo. Se advierte que parece no haber habido un exemplum personal perfecto que Cicerón pudiera invocar como modelo personal en términos generales, sino que apeló más bien a una enorme variedad de exempla a lo largo de sus obras: Craso, Antonio, Lelio, Hortensio, Demóstenes, Mario, Metelo Numídico, Catón el Viejo, Q. Pompeyo, etc. Como puede verse, Cicerón eligió novi y nobiles como exempla personales, tomando las facetas más convenientes de cada uno de ellos para explotarlas de acuerdo con los propósitos del momento. Esto ofrece una clave de cómo Cicerón quería ser percibido:

Cicero aimed at combining qualities associated with both novi and nobiles [...]. Cicero’s public persona seems to have consisted of various roles, or indeed personae, which he could put on and play around with so as to present himself in the most credible and convincing way. For that purpose, he needed many and varied historical figures as his personal exempla (p. 286).

El examen diacrónico del uso de exempla personales permite constatar que Cicerón pasará de sustentar su propia persona pública en exempla personales a apoyarse en su propia auctoritas. Asimismo, las referencias a su propia novitas se hacen cada vez más escasas a medida que crece su influencia en la política romana.

La cuarta parte ("Cicero as Exemplum", pp. 287-324) presenta el paso siguiente en la autopromoción ciceroniana, a saber, la de presentarse como exemplum que debe ser imitado por otros. Si bien estos esfuerzos por mostrarse como orador, político y autor ideal han sido interpretados por muchos estudiosos como consecuencia de su vanidad, Van der Blom argumenta que deben comprenderse no sólo como un intento de promover su propia carrera política o de asegurarse gloria personal, sino como un modo de labrar un futuro para su familia, cuya posición social y política dependía de la reputación de sus miembros individuales. Esta última parte se divide en tres capítulos. En el primero ("Cicero’s roles as exemplum", pp. 293-310), se detallan los diversos papeles de los que Cicerón estaba orgulloso y que trató de desplegar como particularmente ejemplares: abogado, orador, gran cónsul, filósofo, exiliado que ha regresado a Roma triunfalmente, general, estadista ideal. Si bien las referencias a su propia ejemplaridad se encuentran diseminadas a lo largo de todos los géneros que ha cultivado, se presenta como exemplum más a menudo en sus discursos que en las obras teoréticas y en las cartas, hecho que podría explicarse como un intento de dar mayor impacto a su persona pública en vista de que sus discursos contaban con una audiencia más amplia. En este sentido, no es sorprendente que la mayoría de sus discursos forenses sean versiones revisadas de sus éxitos, no de sus fracasos.

El siguiente capítulo ("An exemplum and teacher to the younger generation", pp. 311-315) analiza el modo en que Cicerón buscó presentarse como maestro y consejero de las generaciones más jóvenes, de acuerdo con la idea de que la educación de la juventud era un deber para todos los romanos, especialmente para los maiores. Si bien esta actitud parece ser un rasgo común a toda su carrera, se acentúa especialmente a partir de su consulado. A lo largo del capítulo se examina el papel de mentor que desempeñó en relación con Celio, Gayo Trebacio Testa (ambos homines novi), Gayo Escribonio Curión y P. Craso, y se alude a su intento infructuoso de escribir una carta de consejo a César en mayo del 45 a. C., que puede ser leído como una expresión de su deseo de presentarse como guía de un general, a la manera en que Aristóteles y Teopompo lo habían sido para Alejandro.

El último capítulo ("A family exemplum", pp. 316-324) se ocupa de analizar el hecho de que a lo largo de toda su carrera, pero especialmente al final de la misma, Cicerón se muestra preocupado por su deber de dar un ejemplo a su hijo Marco. Así, en De Officiis, el Arpinate se presenta como exemplum para su hijo y para toda su familia. Sin embargo, el modo ejemplar en que superó su novitas y obtuvo influencia política no pudo ser imitado por Marco o por ningún otro miembro de su familia, en tanto ya no eran homines novi.

El volumen culmina con una sección que recupera las conclusiones elaboradas a lo largo de los diferentes capítulos (pp. 325-339); incluye, a continuación, un apéndice que reúne todas las referencias a exempla personales que realiza Cicerón (pp. 340-341), un sólido apartado bibliográfico (pp. 342-372), un índice de los pasajes discutidos (pp. 373-379) y un índice temático (pp. 380-388).

Para concluir, quisiéramos señalar un trabajo que no encontramos reseñado en la bibliografía y que hubiese sido deseable que la autora hubiera citado: Michèle Lowrie, "Making an Exemplum of Yourself: Cicero and Augustus", en S. J. Heyworth, P. G. Fowler, S. J. Harrison, Classical Constructions. Papers in Memory of Don Fowler, Classicist and Epicurean, Oxford, Oxford University Press, 2007, pp. 91-112. Este artículo resulta muy interesante al proponer una reflexión sobre las dificultades inherentes a la autoejemplaridad, que exceden la consabida cuestión de la vanidad, y que involucran los problemas que entraña ser al mismo tiempo la cosa que se pretende ejemplificar y el exemplum mismo. Al margen de esta ausencia menor, la propuesta de Van der Blom resulta una lectura muy sugerente, pues contribuye a repensar las múltiples funcionalidades políticas de un recurso que hasta ahora sólo había sido considerado en su dimensión retórica.

 

INFORMACIÓN DEL AUTOR:

Soledad Correa, licenciada en Letras Clásicas por la Universidad de Buenos Aires, es becaria del CONICET y estudiosa de la obra epistolar ciceroniana. Asimismo, se desempeña como profesora de lengua latina en la Universidad Nacional de Rosario, e integra un proyecto de investigación que apunta a elaborar una edición, traducción al español y comentario de los fragmentos del Lucilio (UBACYT F076).

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