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Nova tellus

Print version ISSN 0185-3058

Nova tellus vol.29 n.1 Ciudad de México  2011

 

Reseñas y notas bibliográficas

 

Beristáin, Helena y Ramírez Vidal, Gerardo, compiladores, Espacios de la retórica (Problemas filosóficos y literarios)

 

Mariateresa Galaz

 

México, Universidad Nacional Autónoma de México (Bitácora de retórica, 27), 2010, 384 págs.

 

Recepción: 28 de febrero de 2011.
Aceptación: 29 de marzo de 2011.

 

Palabras clave: Retórica, invención, tópicos, argumentos, ethos del discurso, erotismo poético.

 

Keywords: Rhethoric, invention, topics, arguments, ethos in speech, poetic erotism.

 

El pasado año de 2010 vio la luz un volumen más de la colección Bitácora de Retórica, que se gestara como parte del proyecto del mismo nombre creado por la Doctora Helena Beristáin hace ya poco más de dos lustros. En efecto, el libro Espacios de la retórica. Problemas filosóficos y literarios, viene a ocupar el lugar número 27 de la citada colección, donde han escrito notables especialistas en lingüística, retórica, hermenéutica o literatura, entre otras disciplinas, como el filólogo español Antonio López Eire, ya fallecido, el filósofo mexicano Mauricio Beuchot o la misma Helena, autoridad en didáctica de la lengua y de la literatura e investigadora emérita de la UNAM, quien ha ejercido la profesión de maestra durante más de cincuenta años con dedicación y amabilidad hacia sus alumnos, preocupándole especialmente que estos accedan a las joyas de la literatura como parte de su experiencia vital, ya que, a decir de ella misma, "si algún vicio han de tener, que sea el de leer".

Es por ello de singular importancia una publicación más de la colección que ideara Helena Beristáin para difundir los trabajos que múltiples estudiosos, de México y del extranjero, publicaran como testimonio de su participación en sendos congresos internacionales de retórica que por primera vez organizara la UNAM. En ellos está vertida la labor de investigación y la experiencia de los participantes, tanto mexicanos como extranjeros. Permítaseme saludar el presente volumen como un homenaje a Helena Beristáin, querida maestra, generosa y preocupada por la juventud mexicana, a la que enseñó durante años en la Escuela Nacional Preparatoria y en la Facultad de Filosofía y Letras, principalmente, pero no solo, maestra de viejo cuño, solidaria y comprometida con la educación y con la realidad nacional.

El volumen en cuestión, como lo indica su nombre, indaga acerca de los espacios donde se desarrolla la retórica, espacios que pueden ser tanto físicos como teóricos, y acerca de su propia naturaleza como disciplina independiente o subordinada a otras que se relacionan con el lenguaje y la comunicación. Así, la obra consta de varios apartados que van delineando el tema desde diversos ángulos: I. En defensa de la retórica, II. El dominio retórico, III. Invención y tópicos y IV. Más allá del argumento.

En el primer apartado, En defensa de la retórica, Don Paul Abbott, de la Universidad de California, Campus Davis, retoma las críticas que contra la retórica han hecho dos filósofos, Immanuel Kant y Benedetto Croce —en su juventud, ya que luego se retractó—, y un lingüista, Tzvetan Todorov, y las revierte para demostrar que no obstante su virulencia, puesto que Todorov incluso la relaciona con una "enfermedad mental cultural", la retórica, que ha sido injustamente deleznada, pudo sobrevivir gracias a sus tres cualidades: su propiedad, es decir, "como amplio arte de la expresión y la comunicación";1 su practicidad, esto es, sus aspectos persuasivos, y su persistencia, de poco más de veinticinco siglos.

En el segundo apartado, El dominio retórico, toma la palabra el filósofo italiano Livio Rossetti, con el trabajo intitulado Un punto de vista holístico sobre la retórica. Umbral crítico y horizonte de espera. Como su nombre lo indica, la panorámica que de la retórica presenta Rossetti abarca un horizonte totalizador, integral, que en ese sentido vendría lo holístico.

Especialmente interesantes resultan las observaciones de Rossetti en el sentido de que vivimos una nueva cultura de comunicación, alentada, por una parte, por los avances tecnológicos que propician todo tipo de mensajes en los medios más distintos, lo que fomenta en los sujetos la adquisición de numerosas habilidades comunicativas, así como, por otra parte, y como consecuencia de lo anterior, "la multiplicación de cursos de retórica de nuevo tipo, denominados de muy diversas maneras",2 desde el ámbito periodístico, cinematográfico o de creadores, hasta la publicidad, la hotelería y la escenografía, pasando por la televisión y la radio, la Internet, la museística o la mercadotecnia, por ejemplo, o bien la impartición de "cursos de retórica aplicada a la especificidad de cada profesión o tecnología".3

Para dicho estudioso, pues, la retórica se encuentra en casi todos los ámbitos, en dos niveles que define como micro y macro retórica, donde lo macro comprendería desde el plan inventivo y la estructura pensada para determinada "iniciativa comunicativa", como él llama al texto retórico en cuestión —sea o no escrito— y el nivel micro retórico, donde se encontrarían todas las estrategias propiamente retóricas como los tropos o figuras.

Al contrario de lo que opina Rossetti, Raúl Alcalá, de la Universidad Nacional Autónoma de México, en su artículo intitulado precisamente Los espacios de la retórica, si bien concede que esta última ocupe un papel importante "en la generación y transmisión del conocimiento", se manifiesta en contra de que la misma se inmiscuya en cualquier asunto, criticando el que llama "intento desmedido por recuperar espacios" para la retórica, que a su parecer "es insostenible".4 Se enfrasca, así, en un debate filosófico y critica tanto al propio Rossetti como a Carlos Pereda sobre el papel de la retórica en el discurso científico, específicamente en los teoremas matemáticos, rechazando una sustitución de la lógica por la retórica, para concluir que en el desarrollo del conocimiento hay tres espacios: el de la fundamentación de sus principios básicos, el de la práctica de su generación y el de su divulgación, afirmando que, en su opinión, la retórica indiscutiblemente tiene preeminencia en los espacios primero y tercero, es decir, en la fundamentación y en la divulgación del conocimiento, pero que no es necesaria en el segundo espacio, aquél donde el propio conocimiento se genera.

Es en consonancia con lo anterior que Anna Bundgaard, de la Universidad de Åarhus, en Dinamarca, analiza el género ensayístico, aclarando muy bien que no se referirá a este desde sus orígenes en el Renacimiento ni a sus raíces clásicas, sino al ensayo en la Modernidad y la Posmodernidad. Así, retoma el rasgo distintivo que plantea Javier de la Higuera entre ambos: su relación con la episteme —vocablo que indica en griego antiguo el conocimiento o, si se quiere, la ciencia propiamente dicha—, es decir, con la episteme clásica y con la moderna, marcada porque, según lo que propone De la Higuera, en la episteme clásica "los géneros ensayísticos contribuyen todavía a la construcción arquitectónica del saber, sin problematizarlo. El siglo XIX, en cambio, da paso a la epistéme moderna que instaura el discurso sobre la finitud humana y la no identidad. Es en ese ámbito epistemológico en el que el ensayo moderno se caracteriza como modo de pensamiento filosófico".5

A continuación, Bundgaard aclara que en ese género lo significativo "no son los hechos, sino la representación de esos hechos en la mente humana del ensayista"6 y distingue entre lo que se llama la "forma" y el "espíritu" del ensayo. Así pues, refiere que la forma está basada "en la articulación de unidades o fragmentos heterogéneos que formalmente vistos pueden dar la impresión de no estar sujetos a un orden determinado" y ésa es la razón de que no se trate de un género argumentativo,7 mientras que el espíritu constituye propiamente el estilo del autor, cuyo método es el del "rodeo, el divagar, las rupturas discursivas y la discontinuidad", por lo que en él se renuncia a alcanzar una verdad absoluta.8

Finalmente, la autora relaciona la estética de lo sublime y el silencio con el ensayo, puesto que [...]" El sentimiento sublime del ensayista estaría también relacionado con la conciencia de que el silencio, debido a lo indecible del mundo, es consustancial al ser humano".9

Sobre la función referencial en los relatos literarios diserta el artículo de María Rosa Palazón, quien, a través de un recorrido filosófico desde Platón y Aristóteles hasta Ricoeur y Searle, pasando por Benveniste, Frege, Russell, Wittgenstein, Berggren y otros, indaga sobre las descripciones, la noción de obra, la metáfora como estrategia literaria y la trama, y concluye que, en general, el texto literario "propone un mundo sobre el modo imaginativo o ficticio que apunta a lo fenoménico".10

El último artículo del apartado sobre el dominio retórico se refiere a la relación de la propia retórica con el erotismo en el discurso poético, cuya autora, María Ema Llorente, de la Universidad Autónoma del Estado de México, llama "estética del delirio",11 aclarando que [...]" El discurso del erotismo poético es un discurso indirecto, no sólo por cuestiones de pudor o de censura, sino por necesidad estética y placer lúdico".12 Por ello, define el discurso erótico como ambiguo, e incluso oscuro13 —oscuridad que puede llevarlo a parecer un "enigma formal"—, que se vale del eufemismo y de la indeterminación; esta última, según la autora, "[...] se ha revelado como un mecanismo altamente erótico y erotizador del texto",14 como se aprecia a partir del poema Romance de la noche maya, de Miguel N. Lira:

Ni tú ni yo olvidaremos
la noche de Mayalán:
tú por aquello que sabes,
yo por lo que supe allá.15

Asimismo, el "ocultamiento eufemístico" también se muestra en figuras como la lítote, como en el poema Serranilla, de Francisco González Guerrero:

Nada
sino lo que diera
con el gesto del que no da nada.16

El caso de la ambigüedad de género, donde se silencia tanto al sujeto como al objeto eróticos, se debe, según Llorente, al "miedo a la marginación social", especialmente en la poesía homosexual.17

Pueden darse también, en este afán de ocultamiento del poema erótico, una serie de mecanismos retóricos como la supresión de elementos (sujeto, verbo, objeto), la ausencia de puntuación, los arcaísmos e incluso las palabras inventadas, sin ningún significado léxico, como el Soneto 9 de Fernando del Paso:

[...]
Esa mano
Entre tus muslos, vibras cada vez que venzo. Marcas
Qué zancadas arbitrarias con la pierna de encima
Shumit Aragva predo mnoyu; ayb ben gim da
Predo mnoyu.18

Finalmente, la intensidad se logra mediante la supresión de verbos (y de puntuación) en el siguiente poema de Salvador Novo, "Never ever", que hace de él un texto "nominal" en el que no ocurre nada ni se predica nada":19

[...] mi pecho entonces mi corazón mis sentidos en mi pecho
tu boca tus labios tus dientes tu lengua
hasta el grito hasta el aullido hasta el llanto hasta la muerte.

El tercer apartado del libro que ahora presentamos, intitulado "Invención y tópicos", está constituido por una serie de cinco artículos donde se alude a diversos aspectos de la disposición (de las partes) o de la elocución (o sea, el estilo) retóricos de textos de diferente índole, como en "El ethos del discurso", en el caso del artículo de Luisa Puig, de la Universidad Nacional Autónoma de México, o "El refrán y los tópicos: reformulación de su definición", donde Germán Conde, de la Universidad de Santiago de Compostela, España, refiere al Quijote para exponer la defensa que del refrán hace el propio Cervantes: "Paréceme Sancho, que no hay refrán que no sea verdadero, porque todos son sentencias sacadas de la mesma experiencia madre de las ciencias todas";20 y el acucioso análisis del refranero que a su vez hace Herón Pérez Martínez, de El Colegio de Michoacán y la Universidad de Guadalajara, en sus "Notas para una retórica paremiológica", donde distingue los refranes entimemáticos, como los célebres "No por mucho madrugar amanece más temprano"21 y "Hombre prevenido vale por dos";22 los refranes ejemplo, del tipo de "Como buscar una aguja en un pajar",23 "Como el que chifló en la loma, que nadie le hizo caso",24 "Como la pimienta, chiquita pero picosa";25 y, finalmente, los refranes ornato, como "¡Ah, qué bonito bagre pa' tan cochino charco!"26, "¡Ahora es cuando, chile verde, le has de dar sabor al caldo!",27 o bien, "Al cabo de cien años todos seremos calvos",28 y "Al cabo de tanto andar nos ha de salir un callo".29

De igual manera, en el trabajo de Marco Urdapilleta, de la Universidad Autónoma del Estado de México, se aborda el uso del exemplum como estrategia en la defensa que hace de los indios fray Bartolomé de las Casas en su Historia de las Indias, o se ahonda en el tratamiento retórico de los estereotipos en el artículo que presenta David Vrydaghs, de la Universidad de Lieja, en Bélgica.

Por último, en el cuarto apartado del libro, intitulado "Más allá del argumento", se abordan temáticas variadas como la persuasión en la disposición del discurso-texto, en el artículo de Alejandro Tapia, de la Universidad Nacional Autónoma de México; la argumentación en la figura, vista por Jean-Marie Klinkenberg, miembro fundador del Grupo μ, de la Universidad de Lieja, en Bélgica; las modalizaciones discursivas, desde la lógica modal, la enunciación y la pragmalingüística, hasta la retórica y la lógica natural, en el trabajo de Lidia Rodríguez Alfano, de la Universidad Autónoma de Nuevo León; la metáfora en la vida cotidiana, el arte y los medios, en la propuesta de Silvia N. Barei, de la Universidad Nacional de Córdoba, Argentina, y sobre homonimia y metáfora contempladas desde la retórica y la filosofía, opúsculo escrito por Evodio Escalante, de la Universidad Autónoma Metropolitana, campus Iztapalapa.

Ahora bien, como reseñista de esta obra y sus aciertos, debo señalar también algunos errores en la edición susceptibles de corregirse en una edición ulterior, que, aunque mínimas, pueden confundir al lector, como, por ejemplo, en el artículo de Abbott, en la p. 3 el editor da la cita alemana da una traducción al español que aparece en el texto; sin embargo, en la p. 64 se cita el texto alemán sin traducción. En la p. 69, en el artículo de Rossetti, se transcribe del griego pero la eta final pasa al español como una ene; en el artículo de Palazón, en la p. 123, se señala un encabezado como Introducción, misma que, al carecer de otros apartados o de espacios que la den por terminada, parecería que se prolonga para todo el artículo, o, en fin, en el artículo de Llorente, en la p. 135, se comienza una enumeración con un inciso 1) que nunca llega al número 2. Nimiedades todas que me creo en la obligación de señalar.

En fin, me parece que, además de felicitar la iniciativa de Helena Beristáin de reivindicar la retórica en México, tan vilipendiada durante el siglo XX, por medio de dos congresos internacionales y sus publicaciones, que afortunadamente han tenido seguimiento por la UNAM, en forma de coloquios, debo felicitarla también como compiladora, al igual que a Gerardo Ramírez, e invitar a los lectores, especialistas y no especialistas, a que se acerquen a este librito que, desde la labor de investigación más rigurosa, puede brindarles otro espacio más, aparte de los ya mencionados de la retórica: el del disfrute de una amena lectura.

 

Notas

1 Cf. D. P. Abbott, "La retórica y sus enemigos", p. 41.

2 Cf. L. Rossetti, "Un punto de vista holístico sobre la retórica. Umbral crítico y horizonte de espera", p. 68.

3 Id.

4 Cf. R. Alcalá, "Los espacios de la retórica", p. 89.

5 V. A. Bundgaard, "El género ensayístico: ¿Discurso retórico o discurso poético?", p. 103.

6 Ib., p. 107.

7 Ib., p. 110.

8 Ib., pp. 114-115.

9 Ib., p. 117.

10 Cf. M. R. Palazón, "¿El discurso literario refiere? La función referencial en los relatos literarios", p. 133.

11 Cf. M. E. Llorente, "Retórica y erotismo: la fragmentación del discurso poético y la expresión de una estética del delirio", p.135.

12 Id.

13 Ib. p. 137

14 Id.

15 Ib., p.139.

16 Id.

17 Cf. p. 140

18 Ib., p. 145.

19 Ib., p. 141.

20 Ib., p. 255.

21 Ib., p. 206.

22 Id.

23 Ib., p. 209.

24 Id.

25 Ib., p. 210.

26 Ib., p. 213.

27 Ib., p. 214.

28 Id.

29 Id.

 

INFORMACIÓN SOBRE EL AUTOR:

Mariateresa Galaz, Consejo Editorial.

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