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Nova tellus

versão impressa ISSN 0185-3058

Nova tellus vol.27 no.2 Ciudad de México Nov. 2009

 

Reseñas y notas bibliográficas

 

GARCÍA JURADO, Francisco, Borges autor de la Eneida. Poética del laberinto

 

David García Pérez

 

Madrid, Biblioteca ELR Ediciones, 2006, 130 págs.

 

Recepción: 17 de septiembre de 2009.
Aceptación: 23 de octubre de 2009.

 

Palabras Clave: Borges, Eneida, literatura comparada, recepción, tradición, Virgilio.

 

Keywords: Borges, Aeneid, comparative literature, reception, tradition, Virgil.

 

La alusión es inmediata: Pierre Menard se propuso escribir (no re-escribir) el Quijote, según el conocido cuento de Borges, de modo que fuese una obra idéntica a la de Cervantes, pero al mismo tiempo otra. Y no es que el polígrafo argentino intentara un proceso similar con la Eneida, como se pudiera colegir sólo a partir del título del libro aquí reseñado. El propósito de Francisco García Jurado es el de estudiar la influencia de Virgilio en la obra de Borges, siguiendo un camino de lecturas que soportan la recreación y la reinterpretación, es decir, penetrar en "las claves históricas, estéticas y vitales que explican la lectura creativa que Jorge Luis Borges ha hecho de la Eneida" (p. 16); tal actividad es concebida "como un complejo encuentro entre un autor moderno y un autor antiguo" (p. 18, cf. pp. 113 ss.).

Estamos, pues, frente a un trabajo propio de los estudios de tradición clásica, desde un punto de vista particular de la literatura comparada. En efecto, el autor explica la metodología que utilizó para el análisis de las influencias de Virgilio en Borges y, como queda claro, esta investigación sigue el método de la literatura comparada, pero García Jurado no se contenta con abordar un tema de por sí complejo, sino que propone un camino metódico que lo conduzca a comprobar sus conjeturas. Así, el comparatismo francés del siglo XX, que estudia propiamente las influencias de una literatura en otra, resulta ya obsoleto, según nuestro autor, pues de lo que se trata es de ir más allá de las meras limitaciones diacrónicas y sincrónicas (pp. 14-16), esto es, la de abordar las relaciones complejas que existen en el contacto de diversos autores y sus obras.

Por principio, García Jurado expone los afanes y los alcances de su investigación (pp. 13-20): las lecturas que Borges hizo de Virgilio dan como resultado una percepción de orden estético: un escritor que lee al poeta épico y criba los componentes que pasarán a formar parte de una nueva creación literaria. Al estudioso de la literatura lo mueve la proyección en los autores que lee, es una suerte de Menard melancólico: nostalgia de la creación en sí y de la lectura creativa. Borges, dice García Jurado, "soñó seguramente, tal como hiciera su personaje de ficción Pierre Menard con respecto al Quijote, con recrear una Eneida propia, a la altura de las circunstancias vitales y humanas" (p. 15).

La relación entre el lector y el texto puede darse, de primera intensión, de manera directa, pero hay que tener en cuenta que existe también un camino de lecturas que se engarzan una con otra. Como en la Biblioteca de Babel, un libro es la ventana hacia otro libro y así, aparentemente, creación y lectura son infinitas. García Jurado ha rastreado esa vía: Dante, Leibnitz, Gibbon, Croce y Eliot, entre otros, conforman las lozas del camino que habría conducido a Borges a cierta lectura de la Eneida. Quizá, entonces, la lectura de un poeta como Virgilio está fertilizada por aquellos "eminentes lectores [que] nos han contado sobre ellas. El Quijote o la Eneida son libros que, a menudo, otros leen por nosotros" (p. 23). Si esto es así, podemos decir que la lectura es espejo del creador literario, que es lector mirándose en el azogue de las palabras.

No obstante que la intención central de García Jurado no es la tradicional recopilación de referencias de un texto de partida al de llegada (tipo de relación "a" en "b"),1 el lector hallará una vasta y sugestiva relación de remisiones (citas y comentarios), de la Eneida a la obra de Borges. Pero no se trata de un simple salto de la creación del mantuano a la del argentino. Tal situación rompería con el mismo concepto de creación y lectura de Borges. No: entre un autor y otro hay una sorprendente variedad de componentes metatextuales que pasan por los más diversos escritores. Quizá el más señalado entre todos ellos sea Dante, quien proyectó la imagen de Virgilio, guía y preceptor, a la naciente literatura moderna.2 La reverberación como maestro se aprecia más cercanamente a nosotros en la obra de Eça de Queiroz e, incluso, García Jurado cree encontrar similar tópico en la muy reciente poesía de Seamus Heaney (pp. 39-40). A decir de nuestro autor, el célebre escritor portugués hizo de Virgilio un "clásico cotidiano" (pp. 51-52).

Por otra parte, los comentarios de García Jurado sobre La muerte de Virgilio de Hermann Broch, recapitulan un tópico persistente: el deseo de Virgilio "de quemar la Eneida antes de morir" (p. 37). La imagen de maestro que guía más allá de lo humanamente permitido y la idea de un poeta excelso que busca la destrucción de su obra son tópicos que devienen en re-creación de la figura de Virgilio, más allá de los ecos que sus versos pueden alcanzar en otras voces poéticas. Esto último fue quizá lo que interesó a Borges: la intención poética, antes que el motivo biográfico que busca el realce artificioso de la creación literaria, pues, de acuerdo con García Jurado, "que la genialidad de la Eneida quede ligada no tanto al azar o a una voz impersonal como a la voluntad concreta de un hombre es algo que se nos antoja muy borgiano", como "borgiana es la reflexión que podemos leer acerca de la propia destrucción de la Eneida" (p. 44). Y fue esa misma intención poética lo que quizá llevó a Borges a razonar la perfección de una obra como la Eneida cuestionando el argumento lógico de Leibniz (pp. 87-91) y la lectura meramente estética que se puede desprender de las ideas de Croce (91-95). Vale la pena citar sobre este último punto el comentario de Borges reproducido por García Jurado:

Diecisiete siglos duró en Europa la primacía de Virgilio; el movimiento romántico lo negó y casi lo borró. Ahora lo perjudica nuestra costumbre de leer los libros en función de la historia, no de la estética [...]3

Para García Jurado, desde el siglo xix hasta nuestros días ha habido un especial interés no necesariamente filológico sobre el mantuano. Y específica que quizá dicha propensión inicie en 1884, con la novela Al revés de Joris Karl Huysman, quien vio "a Virgilio como paradigma del encorsetamiento de la llamada Edad de Oro de la literatura latina y como vacío cantor de la naturaleza, en unos tiempos donde el lema artis natura magistra se está quebrando a favor del rebuscado artificio" (p. 24). Se lee a Virgilio en "clave no clasicista" y, de esta forma se aprehende el valor literario del poeta, no del modelo de preceptos filológicos. De este modo, cobra total vigencia la visión de García Jurado: "Alfonso Reyes [...] definió la historia de la literatura de una manera elocuente que merece repetirse aquí: 'toda historia literaria presupone una antología inminente' " (p. 29).4 Habría que añadir que dicha visión era compartida claramente por Borges. En este sentido, la literatura inglesa manifiesta especial importancia en la lectura borgiana de la Eneida, y por ello García Jurado, por una parte, se detiene brevemente en la relación existente entre Gibbon, el célebre historiador inglés, y Borges, a partir del asunto del relato gótico, uno de los intereses académicos de nuestro autor (pp. 95-102). Y por otra, comenta la visión de Borges en referencia a las ideas clasicistas de Eliot sobre la universalidad de la obra de Virgilio, del "anglocatolicismo" atribuido por el poeta inglés y de la estética del poema, señalando cómo el escritor argentino se aparta de tales posturas (pp. 103-105).

Es evidente que en la obra de Borges, suma de una historia literaria, no hallaremos meras metatextualidades referidas a Virgilio (o a cualquier otro autor u obra), sino una palmaria re-creación de un poeta que renace en otro, nunca como mera mimesis. Basten los ejemplos que García Jurado consigna y comenta:

tacitae per amica silentia lunae (Virg., En., 2, 255)

La amistad silenciosa de la luna
(cito mal a Virgilio) te acompaña. (Borges, "La cifra")5

Una idea, un verso, una figura, una sola palabra son mecanismos de re-creación que García Jurado analiza para calar sagazmente en los vericuetos de la obra borgiana, siguiendo la huella dejada por los versos de Virgilio. Para ello, nuestro autor se detiene específicamente en "el prodigioso prólogo que" Borges "preparó para el poema épico", la Eneida, "en 1985" (p. 67).

En suma, el libro de García Jurado es, desde el punto de vista metodológico, un diáfano ejemplo de cómo proceder en los estudios que se catalogan, comúnmente, dentro de la tradición clásica. Indagar sobre las múltiples lecturas que conducen a un laberinto exegético entre un autor y otro, entre una obra poética y sus hermenéuticas que se bifurcan, es una tarea que requiere de instrumentos filológicos y, al mismo tiempo, de oído poético y de paladar literario: no se puede apreciar la re-creación de una manera simplemente técnica, siempre importante e insoslayable, si no se cuenta además con una amplia visión de la literatura y de los caminos insospechados y creadores que siguen a lo largo de la historia. Este proceso es lo que García Jurado llama "poética intertextual", porque "explica precisamente los encuentros complejos entre los textos antiguos y los modernos" y "cobra toda su trascendencia cuando esos textos que se encuentran[,] funden, merced a este encuentro, el horizonte de sus géneros diversos" (pp. 113-114). Así, las varias lecturas obedecen también a la evolución de los géneros (la genología) y no sólo a las miradas sobre los temas y los tópicos (la tematología).

 

Notas

1 Sobre este asunto, cf. García Jurado, "¿Por qué nació la juntura «Tradición Clásica»? Razones historiográficas para un concepto moderno", en Cuadernos de Filología Clásica. Estudios Latinos, 27-1, 2007, pp. 161-192.         [ Links ]

2 Cf. García Jurado, Borges autor de la Eneida, p. 86,         [ Links ] donde este estudioso cita el comentario del escritor argentino en torno al hecho trascendental de que Dante tomase a Virgilio en su magno poema. La base para apreciar cómo Borges comprendió la tarea del Dante es Nueve ensayos dantescos, que García Jurado comenta en op. cit., pp. 105-108.

3 Jorge Luis Borges, "Prólogo" a Virgilio, La Eneida, en Obras completas, IV, Barcelona, Emecé, 1996, p. 521,         [ Links ] apud García Jurado, op. cit., p. 92.

4 La cita de Reyes aludida por García Jurado se encuentra en "Teoría de la Antología", en La experiencia literaria, Obras completas, XIV, México, FCE, 1962, pp. 137.         [ Links ]

5 Francisco García Jurado, op. cit., pp. 59, 54-80.

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