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Perfiles educativos

versão impressa ISSN 0185-2698

Perfiles educativos vol.39 no.157 Ciudad de México Jul./Set. 2017

 

Reseñas

Pasi Sahlberg. El cambio educativo en Finlandia ¿Qué puede aprender el mundo?

Axel Didriksson T.* 

* Investigador titular del Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación (IISUE) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Presidente de la Global University Network for Innovation (GUNI), para América Latina y el Caribe. CE: didrik@unam.mx

Sahlberg, Pasi. El cambio educativo en Finlandia ¿Qué puede aprender el mundo?. Buenos Aires: Paidós, 2013.


En estas líneas se presenta la reseña del libro del autor finlandés, Pasi Sahlberg , porque más allá de la relevancia académica del autor, y del extraordinario contenido y expresividad de su texto, éste contiene un conjunto bien documentado de experiencias respecto de una de las más exitosas reformas educativas del mundo; el libro, además, da pie para poder establecer y constatar las enormes diferencias respecto de lo que se ha denominado “la primera y más importante reforma estructural del actual sexenio: la reforma educativa” que se ha puesto en marcha en México.

El contraste es abismal, y mostrarlo es el principal motivo de este trabajo. En la lectura de esta reseña, el lector va a encontrar seguramente puntos de comparación muy ilustrativos entre ambos casos, el de Finlandia y el de México, y también comentarios críticos. Por supuesto que la intención de Pasi Sahlberg no fue realizar la comparación de la reforma educativa de Finlandia con la de nuestro país, sino de quien escribe estas líneas, pues se considera que vale la pena conocer y contrastar estas dos realidades.

Pasi Sahlberg es, según los datos que se presentan en la edición que se toma de referencia, el director general del Centro para la Movilidad y Cooperación Internacional (CIMO) del Ministerio de Educación y Cultura de Finlandia. Su más grande orgullo es haber sido profesor, pero ha pasado por el Banco Mundial y por la Comisión Europea de Italia; ha trabajado en temas de educación en Estados Unidos, Canadá, Europa, Medio Oriente, África y Asia, y ha sido profesor de la Universidad de Oulu en su país.1

El punto de arranque del análisis sobre el caso finlandés es la crisis educativa que se está presentando en diversos casos nacionales, otrora dominantes, como el de Estados Unidos y varios países de Europa; como indica el autor, en ellos se sigue reproduciendo la paradoja de Albert Eistein: “siguen haciendo lo mismo y esperan obtener un resultado diferente”. Es el caso del modelo charter school de Estados Unidos, el de competencias, la evaluación por estándares, la coerción sobre los maestros, la baja paga a los mismos junto a su descrédito social, y los modelos de currículos basados en logros homogéneos. A estos enfoques pedagógicos y educativos, que se han extendido en algunos países como México, el autor los caracteriza como de “salvataje”, en donde los especialistas “son poco más que sicópatas narcisistas obsesionados por el control y mentalmente perturbados” (p. 22, cit. a Kets de Vries, 2006).

Esta idea obsesiva por el control de las escuelas es contraria al espíritu de la reforma educativa de Finlandia, la pereskoulu: “una nación educada no puede ser creada por la fuerza” (p. 30). El principal mensaje que se promueve es que el modelo que ahora es emblemático por el éxito alcanzado por sus estudiantes y profesores, por su sistema en conjunto, se ha construido al revés de lo que se ha propuesto hacer en el sistema educativo de México, y en otros países. Porque en Finlandia no se promueve la competencia entre los alumnos o en los maestros, no se pretende suprimir a los sindicatos, las evaluaciones deben ser muy limitadas y bien orientadas, se impulsa la confianza y la responsabilidad de los maestros, se les dignifica, no se les exige rendir cuentas, no se impone un currículo único, y no se mercantiliza la educación. La educación en Finlandia está considerada como un bien público (tiene sus costos, por supuesto) y un derecho humano universal. De hecho, en Finlandia no hay escuelas ni universidades privadas.

Como dice el autor:

Uno de los mensajes clave de este libro es que, a diferencia de muchos otros sistemas contemporáneos de educación, el sistema finlandés no ha sido infectado por políticas mercantilistas de competencia y exámenes de gran presión. La principal razón es que la comunidad educativa del país continúa sin estar convencida de que la competencia y la selección mediante más pruebas estandarizadas… serían buenas para las escuelas. El objetivo final de una política de exámenes de gran presión es exitoso si afecta positivamente el aprendizaje del estudiante. No si incrementa las calificaciones de los estudiantes en una prueba en particular… si tomarlas conduce a una enseñanza discriminatoria, la validez de estas pruebas de alto riesgo para los alumnos debe ser cuestionada… Las autoridades… y los docentes no están convencidos de que un frecuente control externo basado en evaluaciones y una mayor rendición de cuentas sean beneficiosos para el estudiante y su aprendizaje (p. 80).

Ser profesor en el sistema educativo finlandés está considerado como la carrera profesional más exitosa, por encima de ser médico, administrador o abogado, debido a que la misma es altamente valorada socialmente y no reprimida ni vilipendiada, aun para los profesores que mantienen una posición crítica sobre el sistema.

La reforma educativa en ese país tiene una historia de cerca de 40 años, desde sus primeros esfuerzos y propuestas de los ochenta a la fecha, y es muestra de que cuando se ha comenzado temprano, a tiempo y bien, se puede llegar mejor al futuro deseado, y no, como pasa en México, que se ha dejado perder la oportunidad de hacer las cosas bien desde hace décadas, y se las sigue haciendo peor con lo mismo.

“Menos es más” es la fórmula que el autor menciona de forma insistente porque es el mensaje central de la reforma educativa de su país. Se tienen menos horas de clase, pero se trabaja con mayor profundidad en las horas de clase, y las horas libres son aprovechadas para el estímulo abierto a la construcción de un nuevo aprendizaje. Una de las claves del éxito de Finlandia es que tiene el menor número de horas-escuela de entre los países de la OECD (en México se han considerado las horas calendario como algo importante para fines de gestión y organización administrativa, y no para los contenidos sobre lo que se aprende en el tiempo escolar), sobre todo para permitir que los docentes puedan trabajar más en la preparación de sus clases.

El factor docente es una pieza clave de la reforma en Finlandia, desde una perspectiva muy distinta a lo que ocurre en México:

La experiencia finlandesa indica que es más importante asegurarse de que el trabajo de los docentes en las escuelas esté basado en la dignidad profesional y en el respeto social, a fin de que puedan cumplir con su intención de elegir la docencia como una carrera de por vida (p. 125).

Es por ello que en ese país no hay inspección escolar rigurosa y no hay pruebas estandarizadas para los estudiantes ni para los profesores; los educadores tienen la más amplia autonomía para dirigir sus clases, programas y cursos, y no hay un currículo nacional estándar. Ser maestro es la profesión más altamente valorada por la sociedad, por encima de cualquier otra (p. 128). El concepto de autonomía (a diferencia de lo que se concibe ahora en el “nuevo” modelo educativo de México), no se concentra en las autoridades directivas o administrativas (como aparece en la idea denominada “la escuela en el centro”), sino en la autonomía del profesor:

Los maestros en Finlandia esperan experimentar autonomía profesional, prestigio, respeto y confianza en su trabajo… Las condiciones de trabajo y el ambiente moral y profesional son lo que cuenta para que los jóvenes finlandeses decidan si van a seguir una carrera docente o buscar trabajo en otro campo (p. 133).

Como el tema magisterial ha sido uno de los de mayor controversia y conflicto en México, vale la pena reseñar lo que presenta el autor al respecto, desde el caso de Finlandia, que debería de ser punto de comparación crítica, pero también constructiva, con el nuestro. Como se ha divulgado de forma profusa, el tema de la calidad en la formación de los docentes finlandeses se ha considerado uno de los aspectos centrales del éxito de la reforma educativa; de hecho, la formación de los profesores es una parte muy importante de la educación superior de ese país. No se le considera de tipo técnico y semi-profesional, sino netamente universitaria, en donde el profesorado tiene como meta obtener, por lo menos, el grado de “maestría”, dado el fuerte componente que tiene, en las tareas del profesor, la investigación académica:

La formación académica de los docentes se centra en el desarrollo equilibrado de las competencias personales y profesionales de un futuro educador. Se presta especial atención a la construcción de capacidades pedagógicas de pensamiento, lo que permite a los educadores gestionar los procesos de enseñanza de acuerdo con los conocimientos contemporáneos y la práctica educativa. La educación finlandesa del maestro de primaria se caracteriza por el estudio de la educación como un tema principal compuesto de tres áreas temáticas: 1) teoría de la educación; 2) conocimiento del contenido pedagógico; 3) didáctica y práctica de las asignaturas (pp. 136-137).

En el plan de estudios, sustentado en los acuerdos europeos del denominado proyecto Bolonia, la formación del profesor busca articular conocimientos vinculados a la profesión, a la psicología y a la sociología educativa, a la teoría curricular, a la evaluación, a la educación especial y al conocimiento pedagógico de los contenidos (p. 139). A ello se suma una formación general universitaria en física, química, filosofía, música, y por lo menos dos idiomas extranjeros, además de los dos idiomas nacionales (p. 140); y deben contar con calificaciones superiores al resto de los que buscan graduarse en otras profesiones.

Como ya decíamos, para ser un maestro en Finlandia la investigación es obligada y central, ya que se concibe como vinculante al mejoramiento de la calidad de sus programas y de su formación:

Una formación del docente basada en la investigación significa que la integración de las teorías educativas, las metodologías de investigación y la práctica desempeñan un papel importante en los programas de formación. Los planes de estudio de formación docente están diseñados de manera que construyan un continuo sistemático desde los fundamentos del pensamiento educativo hasta las metodologías de investigación educativa, y posteriormente a los campos más avanzados de la ciencia de la educación. Cada estudiante construye, así, una comprensión de la naturaleza sistémica e interdisciplinaria de la práctica educativa. También adquiere habilidades de diseño, realización y presentación de trabajos de investigación originales sobre aspectos prácticos o teóricos de la educación. Un elemento integral de la educación docente basada en la investigación es la capacitación práctica en escuelas, componente clave del currículo (p. 143).

Dado el tiempo escolar real, los docentes pueden dedicar más tiempo al perfeccionamiento de su práctica y de su labor profesional y de investigación, y es esto lo que les permite gozar de una verdadera autonomía, no entendida como control desde el interior de la escuela por los directores o los supervisores (como se ha propuesto en México), sino desde su actividad social y personal fuera o dentro de la escuela.

…los maestros han exigido una mayor autonomía y responsabilidad en la planificación curricular y en la evaluación de los alumnos. El contexto profesional de la enseñanza de este país difiere significativamente del de otros países respecto de cómo los educadores experimentan su trabajo. El entorno profesional de respeto que experimentan los educadores en Finlandia es un factor importante, no sólo para las políticas formativas de los educadores, sino también para explicar por qué tantos jóvenes consideran la enseñanza como una carrera tan admirada (p. 149).

Una gran diferencia comparativa, como se ha señalado con antelación, estriba en que no existe un currículo nacional, porque éste es una responsabilidad del profesor, así como de los colectivos escolares, para generar el diseño y la innovación continua de sus programas de estudio, y no del Estado, aunque éste sea el que lo autorice.

Otra de las grandes diferencias se refiere a si, como en México, el trabajo docente o de investigación es valorado sólo por la vía de pagos extraordinarios. En el caso Finlandés la diferencia es abismal:

Pagar a los docentes según el desempeño de sus alumnos es una idea ajena en Finlandia. Las autoridades y la mayoría de los padres entienden que la enseñanza, el cuidado y la educación de los niños es un proceso demasiado complejo para poder ser medido solamente mediante indicadores cuantitativos. En las escuelas finlandesas, el principio operativo es que la calidad de la enseñanza y de la escuela se define a través de la interacción mutua entre la escuela y los estudiantes, junto con sus padres (p. 154).

En resumen, el autor considera como los ejes centrales del desempeño docente, tan valorado en la experiencia finlandesa, los siguientes: 1) los individuos más capaces y con mayor talento se dedican a la enseñanza; 2) existe una estrecha colaboración entre las facultades de asignatura y las escuelas de educación; y, 3) la formación docente está orientada hacia la investigación. Con ello las diferencias con la formación de maestros en México tiene grandes brechas y mucho que aprender, no para imitar, sino para reflexionar de forma crítica sobre lo que aquí se hace, porque como dice el autor:

…una condición fundamental para poder atraer a los jóvenes más capaces año tras año a la formación docente es que el trabajo de un maestro debe representar una profesión independiente y respetada en lugar de una profesión sólo enfocada en la implementación técnica de normas obligatorias externas, pruebas interminables y cargas administrativas (p. 158).

Con esta última cita se puede decir mucho, o realmente poco, para los políticos mexicanos en turno y para los expertos diseñadores, sobre lo que se presenta como el “nuevo modelo educativo” del país (…que ocurrirá, dicen, hasta el 2018) o, también, absolutamente nada, cuando predominan la ignorancia y las fórmulas que pretenden que todo cambie para que todo siga igual.

1Para mayor información sobre el autor, véase: http://www.pasisahlberg.com

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