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Perfiles educativos

versión impresa ISSN 0185-2698

Perfiles educativos vol.37 no.149 Ciudad de México jul./sep. 2015

 

Claves

 

Identidades profesionales e historia heredada en académicos universitarios: la Psicología y el Turismo en la Universidad de Guadalajara

 

Professional identities and inherited history of university faculty members: Psychology and Tourism at the University of Guadalajara

 

Rosa Martha Romo Beltrán* y Evangelina Cruz Barba**

 

* Profesora-investigadora titular C en el Doctorado en Educación de la Universidad de Guadalajara (México). Miembro del Sistema Nacional de Investigadores. Candidata al Posdoctorado en Humanidades y Ciencias Sociales por la Universidad de Buenos Aires. Líneas de investigación: identidades profesionales, análisis institucional, trayectorias académicas. Publicaciones recientes: (2006), "Prestigio académico y cientificidad. La presencia del conductismo en México", en M. Landesmann (coord.), Instituciones educativas, México, Juan Pablos, pp. 91-116; (2004), "Mitos arcaicos y fundacionales de la carrera de Psicología", en E. Remedi (coord.), Instituciones educativas. Sujetos, historia e identidades, México, Plaza y Valdés, pp. 93-128. CE: rosam@cencar.udg.mx, rosmar90@gmail.com.

** Estudiante del Doctorado en Educación de la Universidad de Guadalajara (México). Maestría en Negocios Internacionales. Líneas de investigación: identidad profesional, economía del turismo. Publicación reciente: (2011, en coautoría con M. Rodríguez), "Evaluación docente desde la perspectiva del estudiante del Centro Universitario de Ciencias Económico-Administrativas", en R.M. Romo y M. Rodríguez (coords.), Estudios socioinstitucionales. Trayectorias, implicación y métodos, México, Acento Editores/Universidad de Guadalajara, pp. 183-196. CE: evangelinacruz@live.com.mx, cbe04843@cucea.udg.mx.

 

Recepción: 9 de agosto de 2013.
Aceptación: 22 de octubre de 2013.

 

Resumen

El artículo destaca diversos procesos de constitución identitaria en académicos de las licenciaturas en Psicología y Turismo de la Universidad de Guadalajara. Indagamos bajo una perspectiva comparativa-institucionalista, teniendo como punto de partida la voz de los académicos. Abordamos también la "historia heredada" que subyace en esas profesiones, ambas con un fuerte componente hacia el servicio y ayuda a los demás. En el caso de Psicología se trabajó mediante entrevistas y observaciones, con 20 informantes (15 hombres y 5 mujeres). Se buscó que éstos fueran representativos de tres fases en el desarrollo de la carrera: a) fundación; b) primera reestructuración curricular; y c) ingreso de los primeros egresados de la propia licenciatura como académicos. En el caso de Turismo se trabajó con 8 profesores (4 hombres y 4 mujeres), y se buscó también que fuesen egresados de las primeras generaciones de la carrera en la misma universidad.

Palabras clave: Identidad profesional, Académicos, Historia oral, Psicología, Turismo.

 

Abstract

This article highlights a diversity of identity creation processes in faculty members of the B.A. degrees in Psychology and Tourism at the University of Guadalajara (Universidad de Guadalajara). From a comparative-institutionalist perspective, the inquiry's point of departure is the academics' voice itself. The study also addresses the "inherited history" underlying these two professions that have a strong drive towards serving and helping others. Research on the faculty members of the B.A. in Psychology was conducted through interviews to and observations by 20 informants (15 men and 5 women) who were representative of the three phases in the development of an academic degree: a) the foundations; b) a first restructuring of the curriculum; and c) the admission of the first BA graduates as faculty members. In the case of tourism, the research team has worked with 8 professors (4 men and 4 women) who are graduates pertaining to the first generations of the University's B.A. in Tourism.

Keywords: Professional identity, Faculty members, Oral history, Psychology, Tourism.

 

Introducción

El trabajo muestra dos casos de nuevas profesiones que surgen y se institucionalizan en la Universidad de Guadalajara (UDG) durante la década de los setenta, periodo en el que convergen políticas federales, educativas e institucionales que derivaron en la expansión de las universidades públicas en el país. Convergen también propuestas de innovación curricular y el surgimiento de nuevas profesiones; tal es el caso de las licenciaturas en Psicología y Turismo de la UDEG, dos casos que hemos indagado bajo una perspectiva comparativa-institucionalista, con el objeto de analizar los procesos de institucionalización, y en ellos, la conformación de identidades profesionales, teniendo como punto de partida la voz de los académicos.

Abordar las historias heredadas de cada campo nos devela el vínculo de la Psicología con mitos ancestrales vinculados a la magia, la religión y la brujería, así como con la filosofía y la medicina; el turismo, por su parte, se gesta desde los albores de la Edad Media como un servicio, y se institucionaliza en la modernidad.

En ambas profesiones priva un fuerte componente hacia el servicio y ayuda a los demás; en los psicólogos también está presente la rebeldía frente a las autoridades, en tanto que en el turismo se percibe el interés por la cultura, flexibilidad laboral y un vínculo entre formación y actividad turística.

 

Las identidades profesionales

El trabajo integra una serie de reflexiones que hemos venido analizando desde la década de los noventa (Romo y Gómez, 1997; Romo, 2000; 2004; 2006; 2013), así como otras discusiones con avances de tesis doctoral (Cruz, 2013), todas ellas relacionadas con los procesos de conformación de identidades profesionales; los acercamientos al tema han sido de corte socio-antropológico, a través de los relatos de la vida académica de los profesores de las licenciaturas en cuestión.

Sus testimonios develan los sentidos que los académicos construyen en su trayecto de vida dentro de la Universidad y la forma en que habitan dichas instituciones; es por ello que identidad e historia constituyen los núcleos básicos a partir de los cuales pretendemos mostrar cómo los profesores universitarios van creando formas y significados -particulares y compartidos- en cuanto a la profesión que desempeñan.

Abordamos la constitución de las identidades profesionales considerando los diversos procesos de construcción individual y social cuyas representaciones, formas de ver el mundo de la profesión y de ubicarse en él, son asumidas por el colectivo, se coincida o no con ellas. Lo relevante es el hecho de que el grupo comparta dichos significados (Geertz, 1995; Bourdieu, 2007).

Desde nuestro enfoque, las profesiones modernas son producto de la constante evolución del Estado moderno, como así también de los modos de producción, la institucionalización de nuevas prácticas profesionales, y de las relaciones sociales que se construyen. En cuanto al abordaje de los procesos identitarios reconocemos, con Giménez (2007), que la identidad puede ser definida como un proceso subjetivo y frecuentemente auto-reflexivo por el que los sujetos reconocen sus diferencias con respecto a otros sujetos; esto es, la identidad es una forma de apropiarse de atributos culturales. De igual forma, nos hemos acompañado con los aportes de Dubar (2002: 26), quien sostiene que:

...la identidad se genera tanto bajo una dimensión "de relación", como otra "biográfica", esto es, sobre la base de las identificaciones para los "otros" que refiere un espacio y un tiempo específicos; las que al combinarse, estructuran formas identitarias.

Con esto reconocemos que cada sujeto trae consigo una historia que se diversifica al vincularse con la institución, los grupos de pares y las prácticas profesionales.

Con relación a la dimensión socio-cultural, recuperamos los aportes de Hall (1996); este autor plantea que las identidades nunca se unifican, sino que están cada vez más fragmentadas y fracturadas; esto es, más diversificadas, a raíz de los cambios estructurales -institucionales y personales- cada vez más frecuentes.

Nos ha interesado incorporar la dimensión histórica en estos procesos, toda vez que se encuentran permeados por el movimiento, la progresión y los cambios en los que se finca la construcción de las identidades socio-profesionales; nos referimos al interjuego entre la historia personal y la institucional, así como a la evolución del campo de conocimiento, y por lo tanto, de las prácticas profesionales.

Desde esta perspectiva nos ha interesado explicar la conformación del ethos de los académicos de la Psicología y el Turismo en la Universidad de Guadalajara, toda vez que nos permite advertir, en el proceso de formación e intercambio profesional, la socialización de una serie de saberes no sólo de cada uno de los campos de conocimiento específicos, sino de las formas de concebir el mundo y los estilos de intervención, indagación y solución de problemas en el ámbito de acción de cada profesión. Esta perspectiva nos ha permitido también identificar las visiones idealizadas o míticas; es por ello que retomamos una de las acepciones de Bourdieu a la noción de ethos, en el sentido de que nomina aquellas situaciones que se sobrevaloran, es decir, "que transforman una necesidad en virtud" (1972: 189).

Ha sido importante tener en cuenta que la creación de la identidad es filtrada por procesos de institucionalización, lo cual permite "significar" a alguien lo que es, tanto en la dimensión social como en la personal. Dicho proceso es relevante, pues no sólo confiere nominación a los sujetos, sino que les impone un lugar y constituye un espacio que favorece la definición personal y ante los otros (Romo, 2000).

Incorporamos entonces la noción de constitución identitaria desde la idea de creación cultural, como la posibilidad con la que cuentan los sujetos sociales para hacer cosas, para otorgar significado en forma particular o general a la sociedad, para nombrar y nombrarse, para reconocer y reconocerse, para desconocer y desconocerse. Advertimos los procesos de conformación identitaria como construcciones inacabadas, como un continuum que incluye procesos de ubicación y reubicación a través de los cuales los sujetos se incluyen en un orden simbólico y en un imaginario institucional (Romo, 2000).

 

Aproximaciones metodológicas

Nuestra unidad de análisis en el abordaje de los constructos identitarios-profesionales fueron los académicos de Psicología y Turismo de la Universidad de Guadalajara, a través de la recuperación de relatos de vida. Bertaux define este abordaje, desde una perspectiva etnosociológica, "como la descripción aproximada de la historia realmente vivida tanto objetiva como subjetivamente" (2005: 9). Este abordaje posibilita estudiar un fragmento particular de la realidad socio-histórica y trabajarlo como objeto social. También se incorporaron los aportes de Hall (1996), toda vez que su argumentación resulta decisiva al señalar que la identidad se genera a partir de la práctica discursiva construida de múltiples maneras a través de discursos, prácticas y posiciones diferentes, a menudo cruzados y antagónicos; según este autor, la identidad surge de la narrativización del yo, en parte en lo imaginario (en lo simbólico), y se produce en ámbitos históricos e institucionales específicos, en el interior de formaciones y prácticas discursivas, mediante estrategias enunciativas particulares. Esto tiene lugar en el juego de modalidades de poder: en el caso de Turismo, en la relación entre profesor y alumno, en tanto que en los psicólogos se evidencia una mayor lucha entre los pares académicos.

Nuestra metodología obedece a una lógica de interacción entre actores sociales. En este sentido, centramos nuestra atención en los académicos de ambas profesiones que conforman parte de la estructura académica de la Universidad de Guadalajara. Utilizamos la técnica de relatos de vida porque nos interesa comprender tanto los procesos de interrelación entre los sujetos como los significados que construyen y se expresan en lo cotidiano, en la práctica profesional del académico.

 

La elección del universo de trabajo

Elegimos estas dos carreras en virtud de que se conformaron al mismo tiempo en la Universidad de Guadalajara y porque corresponden a dos campos disciplinarios totalmente distintos; esto último posibilitó analizar las diferencias, pero a la vez emergieron similitudes, lo que evidencia la riqueza de la estrategia de indagación comparada.

La apertura de estas carreras ocurrió entre fines de la década de los sesenta y durante los setenta (Turismo en 1968 y Psicología en 1975). Corresponde al periodo en el cual, de acuerdo con Cleaves (1985), se institucionalizaron en México las "nuevas profesiones"; y a la época de expansión de las universidades públicas del país, a raíz de los apoyos extraordinarios del gobierno federal a la educación superior en México. Este apoyo fue resultado de la "política compensatoria" derivada de los aún latentes conflictos del 68, que terminaron con la represión y masacre estudiantil del 2 de octubre.1

Además de los sucesos anteriores, que marcaron un parteaguas en la vida universitaria de México, es preciso recordar que el proceso de expansión de la matrícula universitaria, como así también el auge de nuevas profesiones, fueron resultado de la puesta en marcha, una década anterior, del Plan de Once Años de Educación Primaria:2

Lo más notable del Plan de once años, fue que duró dos sexenios [1958-1970]. Fue una política de Estado que se respetó por su contundencia, y es lo que explica que hayamos podido prácticamente llegar a universalizar la [enseñanza] primaria y hacer obligatoria la secundaria en los años en que esto ocurrió (Schmelkes, 2010: 4).

La Universidad de Guadalajara no fue la excepción en cuanto a masificación y aparición de nuevas profesiones entre 1960 y 1970. Si bien el acceso amplio a la educación superior fue propiciado por el Plan de Once Años, la demanda universitaria también se vincula con el proceso de industrialización local, que originó la inmigración de trabajadores al estado de Jalisco, y especialmente a la ciudad de Guadalajara.

De acuerdo con De Leonardo (1983), el crecimiento de la Universidad de Guadalajara entre 1970 y 1980 se dio de la siguiente forma: en 1970 contaba con 37 dependencias, y para 1982 había ya 84, además de que sus servicios se descentralizaron con la expansión hacia diferentes regiones del estado.

Luego de esta brevísima contextualización, veremos ahora el desarrollo específico de cada campo de conocimiento, así como su evolución e institucionalización, a modo de telón de fondo, para comprender los significados actuales que los académicos atribuyen a su ser y hacer profesional.

 

Breve reseña de la revolución del campo psicológico

Retomamos aquí ideas de trabajos previos (Romo, 2000; 2004; 2006) en los que se recuperaron nociones teóricas derivadas del psicoanálisis y el análisis institucional; en ellos incorporamos la noción de mito, y en especial los mitos arcaicos, como elementos fundamentales que anteceden y estructuran el campo psicológico. Tomamos como referencia dos disciplinas que han acompañado el desarrollo de la Psicología: la Medicina y la Filosofía, ambos antecedidos por mitos que provienen de la religión, la magia y la brujería.

En el contexto del siglo X encontramos una gran cantidad de ocupaciones prohibidas; entre ellas se encontraba la de los médicos, pero en especial los cirujanos, a los que se les equiparaba con los carniceros, los rufianes y las prostitutas, quienes se dedicaban a las ocupaciones más cercanas al cuerpo, a la sangre y a la muerte. De acuerdo con Freud (1976), fue el cadáver el que por primera vez proporcionó el concepto de espíritu maligno.

La Medicina, especialmente las ramas de la anatomía y la fisiología, presentan históricamente un gran retraso debido a la influencia de la Iglesia, que contaba con el aval de la ley: ambas prohibían la disección de los cuerpos humanos. En el siglo XV aparecen en las universidades las especialidades en jurisprudencia, así como la de medicina, pero no la cirugía, la cual tardaría tres siglos más en ser reconocida. No obstante la incursión de la Medicina en las universidades, el ejercicio de esta disciplina resultaba tan conflictivo que en Francia, ya en el siglo XVII, se declaró nuevamente la desaparición de esta formación en las universidades (Foucault, 1996).

La Psicología, al ser concebida como "tratado del alma" (Freud, 1976: 41) llevaba consigo una visión religiosa y dualista. Esta concepción considera que el ser humano está formado por materia y espíritu, dos sustancias diferentes pero en permanente interacción. Además, recordemos que, en la antigüedad, el sacerdote también ejercía la medicina: las concepciones predominantes en la curación de la enfermedad se llevaban a cabo por medio de la fe y a través del exorcismo. Al enfermo mental se le consideraba como imbuido por los espíritus, y a la locura como castigo de Dios. De la vertiente de la magia resurgen la demonología y la brujería, las cuales se extienden desde el siglo XII hasta principios del XIX.

En el siglo X, Sprenger y Kraemer escribieron el tratado Malleus Maleficarum, en el que detallan todos los síntomas de la posesión demoniaca; la persecución en contra de quienes presentaban algunos de estos síntomas se agravó con la aparición de la Inquisición y la consecuente condena a muerte de las brujas. Estos planteamientos nos muestran la cercanía entre el tabú de la muerte y los endemoniados (Harrsch, 1985).

Esta abreviada síntesis nos ofrece un panorama que resultó interesante para comprender los debates que se dieron en la Psicología, en el proceso por constituirse como campo científico; en este proceso la Medicina ha brindado diversos apoyos como el de la neuropsicología, que si bien, como en el caso del conductismo, dotan a la Psicología de una pretendida "objetividad", por otra parte tensionan la diferenciación, las prácticas y las identidades de los psicólogos frente a otros profesionales; en el caso trabajado, esta tensión se expresa frente a los médicos, toda vez que son médicos y psiquiatras los que fundan la carrera.

Abordar los mitos y tabúes arcaicos nos permitió, a la vez, comprender significados ancestrales que prevalecen en la definición del psicólogo, como los que se condensan en expresiones tales como "cura locos", quienes "predicen el futuro o pueden leer la mano", como aparece en algunos de los testimonios recuperados. Estas definiciones, a su vez, conviven con otras, como "profesionales de servicio y ayuda a los demás", "profesionistas de avanzada y en continua rebelión" frente a las autoridades universitarias.

 

Caso 1: los académicos de la Psicología

Nuestro universo de indagación para este caso lo conformaron 20 profesores de la licenciatura en Psicología, "quienes han hecho del trabajo universitario su profesión" (Landesmann y García Salord, 1996), esto es, aun cuando realizan prácticas correspondientes a su formación de origen (psicólogos clínicos, laborales, o médicos especialistas), no han perdido el vínculo con la Universidad. Todos ellos son profesores de tiempo completo. La selección de los informantes se realizó de la siguiente forma:

• 4 profesores fundadores: médicos y especialistas en Psiquiatría. Ingresaron en el año de 1975 por invitación de Dr. Wenceslao Orozco, médico psiquiatra, fundador de la carrera de Psicología en esta universidad.

• 5 profesores con licenciatura en Psicología y/o Medicina y Psicología, formados en otras instituciones: ingresaron entre los años de 1976 y 1978, por invitación del fundador de la carrera. A ellos/ellas los hemos denominado "los de fuera", ya que fueron reconocidos, en su momento, por contar con formación en Psicología, pero en la década de los noventa, el colectivo de académicos los ubicaba como los psicólogos "de la vieja guardia", formados en otras instituciones.

• 4 profesores fundadores con profesiones diversas: odontólogos, ingenieros, veterinarios, a los cuales hemos denominado como "los otros".

• 7 profesores egresados entre la primera y segunda generación de la carrera: se nombran a sí mismos los "psicólogos udegeistas", a quienes hemos nombrado "los de dentro" y/o "psicólogos udegeistas", que se formaron en la Universidad de Guadalajara. Son quienes asumieron la dirección de la licenciatura a partir de 1985 (año en que falleció el profesor fundador, Wenceslao Orozco), hasta el inicio del trabajo de campo de esta investigación, en el año de 1994.

Los datos generales de la población, así como las categorías que guiaron las entrevistas, las presentamos en el Cuadro 1:

 

Hallazgos

Ethos del psicólogo: el servicio, la ayuda

Un aspecto que se reitera en los testimonios, y prevalece como característica constituyente del ser psicólogo, es lo que se refiere a las actitudes de servicio, de ayuda para los demás y para sí mismo; estos significantes se convierten en lugar común, en un imaginario compartido al definir la identidad de este profesional. Esto es lo que conforma parte del ethos gremial y adquiere las características del habitus, en tanto se manifiesta como conjunto de disposiciones generales y transferibles (Bourdieu, 2007).

El "ser psicólogo" se transforma en idealización, en utopía, por lo que es posible vincularlo con la dimensión imaginaria; sin embargo, lo interesante es corroborar que se transforma en un imaginario colectivo, toda vez que gran parte de los profesores entrevistados comparten la misma utopía. Visto así, el ethos representa una forma de producción cultural del gremio, cuyos significados han sido transmitidos a través de la convivencia y, en este caso, también de la escolarización.

En esta misma dimensión del imaginario colectivo cobra importancia el compromiso con la sociedad, la familia y el trabajo: el psicólogo se instaura en estos espacios como el prototipo de afinidad y concordia con los demás.

Debido a que la experiencia y los datos objetivos no tienen lugar en este tipo de construcciones, hemos incluido tales representaciones en la categoría de ethos; esto nos permite comprender los procesos de sedimentación de este plano "imaginario", que por cierto se encuentra presente en distintas generaciones de académicos de la Psicología. El ethos del psicólogo rebasa también las diferencias político-académicas e ideológicas y subsiste como un conjunto de atributos de la profesión, entre ellas, "la capacidad de apertura, la sensibilidad y comprensión", a pesar de la variabilidad de las circunstancias o conflictos que se enfrenten en el plano real. Observemos un fragmento de entrevista:

...el psicólogo fundamentalmente es el que está más comprometido con la sociedad, incluyendo su familia, el trabajo, etcétera. Debe ser un modelo, un prototipo... No debe tener problemas con sus vecinos, con sus amigos, con sus compañeros de trabajo, es decir, debe ser... un pivote para que la salud, en ese sentido, se genere alrededor de él, en torno a él, porque con eso trabajamos, ¿verdad?3

El ethos se extiende al tipo de propuestas curriculares y didácticas e impacta en la concepción que prevalece respecto de los vínculos académicos, toda vez que la relación maestro-alumno pretende ser de igual a igual. La relación educativa en el ámbito del salón de clase se establece a partir de la participación colectiva de los estudiantes "en la construcción del conocimiento"; en esta utopía de construcción colectiva no se advierte el liderazgo académico del docente.

Las relaciones de colaboración, amistad, consenso y participación de los otros con quienes se relaciona el psicólogo, ya lo decíamos, conforma el ethos profesional; en él destacan ciertos atributos "ideales" de estos profesionistas, en torno a los cuales se sostiene la figura profesional.

Veamos ahora otra dimensión de este proceso, que Gallisot (1987) ha denominado movimiento de "identificación ficticia"; a través de esta dimensión, el autor explica la presencia de ciertas utopías bajo las cuales se funda la identidad. Lo interesante es advertir los diversos movimientos y tensiones que se generan, toda vez que, como constructos sociales, llegan a ser contradictorios.

En cuanto a la presencia de significados contrapuestos, y que tienen su origen en las diferencias y luchas entre grupos, fue posible encontrar posturas diversas en los académicos actuales respecto de las nuevas generaciones de psicólogos; estas posturas abarcan dimensiones tanto personales como académicas. Uno de los entrevistados, que en el momento del trabajo empírico ocupaba puestos directivos y de poder en la licenciatura, expresó: los "nuevos psicólogos y estudiantes de la carrera, cuentan con mayores habilidades para el trabajo social, mejor información, es gente con mayores posibilidades para elaborar propuestas...".4

En contraste, y para observar las diferencias generacionales y de grupos, advertimos distancias importantes entre los profesores: los fundadores, estos "viejos maestros" consideran a los estudiantes actuales con "poca preparación y sin posibilidades de dar proyección a la profesión".

Lo que nos interesa subrayar son los distintos significantes que activan la vida institucional, toda vez que la lucha entre grupos permite también el avance y progresión de la carrera, en tanto que mantiene la tensión entre distintas concepciones de lo que es la profesión; como grupo " fundante", los médicos y psiquiatras constituyen referentes importantes, ya que la lucha permanente de los psicólogos ha sido por diferenciarse de ellos (aun cuando prevalece el reconocimiento a su formación académica). Entre los psicólogos se advierten tensiones por buscar y colocarse en un campo de estudio propio y diferenciado.

A partir de la importancia de lo anterior retomamos la noción de imaginarios (Durand, 2006), toda vez que, como constructos sociales, difieren. Los referentes con base en los cuales se elaboran estos imaginarios cambian de acuerdo al lugar que se ocupe en el campo profesional y en la institución; los círculos de pertenencia desde los cuales se establece la construcción identitaria determinan esta variación en los significados, de ahí que la biografía y el tipo de adscripción institucional definan la diversidad de percepciones, como veremos más adelante.

 

Identidad académica por lugar de origen

La ubicación de los académicos, así como su lugar de origen y las formas de adscripción a la institución, influyen en la conformación identitaria; esta premisa nos posibilitó distinguir diversas categorías de académicos al interior de lo que fue la Facultad de Psicología:5 identificamos tres grupos académicos preponderantes en el momento en que se realizó el trabajo de campo: los de fuera, los de dentro y los otros.

Los de fuera son psicólogos de formación que ingresaron como académicos entre 1977 y 1980. En su incorporación representaron, para los entonces estudiantes, "los modelos" con los cuales identificarse académica y profesionalmente, ya que su llegada se debió al hecho de que fueron los primeros especialistas -en esta universidad- en el campo de la Psicología. El aspecto común fue el haberse formado en instituciones distintas a la Universidad de Guadalajara, pero su profesión de origen es la Psicología.

Ante la variedad de profesionales que impartían clases (ingenieros, médicos, psiquiatras, veterinarios y odontólogos), los psicólogos que procedían de otras instituciones marcaban ya la especificidad de la profesión, y por lo tanto el nivel de reconocimiento era alto. Fueron quienes realizaron curricularmente una primera definición profesional: reestructuraron el plan de estudios para quitar la salida técnica como "ayudante de Psiquiatría" -que fue como inició la carrera- para dar paso a la formación general de "licenciado en Psicología". Actualmente, y debido al proceso de consolidación de la carrera, así como a la presencia de nuevas generaciones, los de fuera son considerados como representantes de la "vieja guardia".

Los de dentro son los psicólogos udegeístas, formados en la Universidad de Guadalajara. Sus integrantes son egresados de las primeras generaciones, así como los discípulos de los de fuera. Son los que consolidan, durante los años ochenta, un nuevo proyecto académico, político e ideológico de la profesión; son quienes, en el momento del trabajo de campo, ocupaban puestos directivos, tenían más presencia en la vida académica y un mayor liderazgo entre los estudiantes.

Los otros son el resto de profesionales que integraban la planta docente; algunos aún permanecían en la carrera. La gran mayoría son maestros fundadores, reconocidos por su formación en el ámbito de la Medicina y la Psiquiatría. Son figuras controvertidas, ya que son respetados por su buen nivel de formación, pero a la vez, rechazados por los psicólogos de la UDEG, que siempre han luchado por diferenciarse del gremio médico. La representatividad de este grupo es baja, tanto por la evolución de la carrera como por ser los profesores de mayor edad; muchos de ellos se han jubilado o han fallecido. Su papel de fundadores y buenos académicos es lo que los legitima. Fue un grupo privilegiado académica y políticamente, toda vez que fueron invitados como profesores por el fundador: el doctor Wenceslao Orozco.

Para los otros, el psicólogo de la institución ha tenido poca iniciativa en su proyección laboral. Ante los estereotipos profesionales aún vigentes, tales como considerarlos "cura locos, quienes predicen el futuro, o leen la mano", por ejemplo, los otros argumentan la falta de compromiso gremial, así como la carencia de proyectos dentro de la institución que permitan revalorar las prácticas que realizan y que contribuyen a incrementar el prestigio de la profesión.6

 

Consideraciones finales respecto al académico de la Psicología

La noción de servicio prevalece en el proceso de institucionalización y trasmisión generacional en la carrera en Psicología de la UDG.

Sus precursores ya ubicaban a este profesional al servicio de los médicos y, en especial, de los psiquiatras; por ello el primer currículo contenía varias salidas técnicas que colocaba a los psicólogos como ayudantes en el área de Psiquiatría. Esta tensión se ubica en el origen mismo de la carrera, toda vez que son quienes le otorgaron un espacio dentro del espectro de las ciencias de la salud: un salón del Antiguo Hospital Civil donde se impartían las clases a los nuevos estudiantes.

Dicha noción de servicio nos remite, a la vez, a los mitos fundantes tanto de la Psicología como de la profesión académica como tal, que convivían en una constante tensión frente a la rebeldía con que eran identificados estos académicos y estudiantes. Los psicólogos de la Universidad de Guadalajara, hasta el momento del trabajo de campo, se caracterizaron por moverse tanto en el plano de la rebeldía como en el de la subordinación: rebeldía frente a las administraciones centrales de la Universidad, lo que se evidencia en la asignación de recursos limitados a la carrera; subordinación desde el origen, como una profesión al servicio de los médicos y psiquiatras.

El otro disciplinar y profesional frente al cual se han afirmado los psicólogos de la UDEG es frente a los médicos; es por ello tan importante para ellos conformar el ethos profesional sobre la base de un conjunto de significantes que destacan actitudes tales como "la capacidad de apertura hacia la vida y el humanismo hacia los demás". Esta diferencia les permite distinguirse frente al trabajo médico y también propicia una mayor cercanía respecto de las ciencias sociales y las humanidades; sin embargo, dicha cercanía no se consolidó institucional y curricularmente: la carrera de Psicología ha permanecido enclavada en los espacios de las Ciencias de la Salud y pertenece a dicho centro universitario; esto, a su vez, influye en el tipo de propuestas curriculares: a pesar de que en su momento los "nuevos" profesionistas sostuvieron distintas iniciativas para diferenciarse espacial y curricularmente, como intentar ubicarse en el Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades, ninguna prosperó.

Si bien los cambios históricos, disciplinares e institucionales, así como los nuevos campos laborales van integrando diversos grupos de filiación identitaria, subsiste un ethos que permanece como percepción idealizada del ser del psicólogo. La aproximación realizada a la información recogida mediante las entrevistas nos muestra que las actitudes que se legitiman son las de servicio y de apertura hacia los demás; así como la colaboración en las relaciones profesor-alumno. Y todo ello convive, a la vez, con posturas de rebeldía ante el orden instituido.

 

Caso 2: el profesional del Turismo

Breve reseña de la evolución del campo

Los elementos que anteceden al campo del Turismo están vinculados con la religión y el comercio. Desde su origen se ha reconocido el impacto socio-económico que genera la actividad turística; de hecho, los economistas fueron los fundadores de esta licenciatura en la UdG.

Los sucesos relacionados con los viajes más antiguos quedaron registrados en los muros del templo de Deit El Bahari, en Luxor. Así también, se sabe que existían diferentes motivos por los cuales se realizaban viajes en el Mediterráneo, y se deben mencionar también los viajes comerciales de los fenicios en el Oriente. Podemos identificar los viajes por placer de los romanos a los spas y las diversiones teatrales en Asia Menor (334 a.C.), y a los turistas que arribaban a Efeso (Turquía) para divertirse con los acróbatas, además del interés por el comercio durante el gobierno de Alejandro el Grande.7

A finales de la Edad Media se identifica la utilización del ocio en actividades tales como las peregrinaciones a los lugares sagrados de Europa y los viajes a los spas, que en el siglo XVIII ya eran populares en Inglaterra, donde además había espectáculos, juegos de azar y baños de mar (McIntosh y Gupta, 1983).8

No existe un único proceso que haya dado origen a la actividad turística, sino que se fue correlacionando en tiempo y espacio según la lógica de cada país o continente; lo que sí podemos identificar es que las primeras formas de capacitación turística se dieron en términos de oficios que obedecían al surgimiento de la actividad turística en un mundo direccionado hacia la modernidad.

Es precisamente en la revolución industrial cuando surgen nuevas formas de producción, consumo y comunicación (Touraine, 2006). La demanda por profesionales del servicio ya existía de manera primitiva a finales de la Edad Media en lo relacionado al comercio de bienes en el continente europeo; específicamente se reconoce que "... los italianos fueron los iniciadores del comercio internacional" en la época moderna (Pirenne, 1983: 118). Resulta importante destacar la existencia de un tipo de esparcimiento turístico que se originó básicamente con las tabernas, la prostitución y el hospedaje, tres actividades turísticas clásicas que reinarían desde la Edad Media hasta los albores de la revolución industrial.

Posteriormente, cuando los procesos productivos se internacionalizaron y el flujo económico tomó dimensiones mundiales, se incrementó la migración entre el "norte y el sur europeo". Con los avances en las vías de comunicación se incrementó especialmente la migración obrera de las mujeres, caracterizadas como menos cualificadas. Esta migración no se dirigía a la producción en masa, sino a los "servicios", como hostelería y la atención en establecimientos de bebidas, bancos y seguros (Coriat, 1992). Asimismo, otros oficios fueron evolucionando en respuesta a las demandas del mercado laboral, que crecía en proporción a los avances tecnológicos, políticos y económicos, dependiendo de las necesidades de formación de recursos humanos especializados en cada país.

 

Primeros indicios de institucionalización

El caso de la educación universitaria en Turismo comenzó con una formación técnica orientada a la hostelería en 1893, específicamente en la Lausanne's school, Suiza (Formica, 1996).

El antecedente de la educación turística en América del Norte se da tardíamente, quizá debido a que la migración proveniente de Europa ya estaba instruida en el sector "servicios" y no se percibía la necesidad de recursos humanos con una instrucción académica; con el tiempo, sin embargo, los grandes hoteles de Estados Unidos comenzaron a demandar recursos humanos especializados, y en 1922 se fundó el programa de gestión hotelera en la Universidad de Cornell.

En América Latina, después de un convulsionado siglo XIX, donde todas las naciones enfrentaban procesos militares, ya fuera por independencias, revoluciones o guerras civiles, la práctica del turismo era obviamente limitada y, por tanto, la formación en esta área no era un requerimiento que el mercado reconociera e impulsara.

En México, durante el periodo postrevolucionario las demandas del mercado laboral se centraban en la reconstrucción del país. El surgimiento de la educación técnica respondía a la imperiosa necesidad de personal capacitado en los trabajos de construcción y rehabilitación de la infraestructura, que se combinaba con la limitada oferta universitaria; ésta contaba ya con espacios de formación en leyes (1553), arquitectura (1786) y medicina (1833); y posteriormente agronomía (1854), ingeniería civil (1868), ingeniería petrolera (1915) y economía (1935). Podemos decir que "sobre las profesiones recae parte de la responsabilidad de resolver serios problemas de desarrollo" (Cleaves, 1985: 56).

En 1947, la Secretaría de Economía creó la Escuela Técnica Hotelera.9 Se puede afirmar que la formación universitaria en Turismo surgió una vez que el Gobierno tomó conciencia de la importancia de la actividad turística; esto se concretó en 1958, en la Universidad Autónoma del Estado de México. Esta actividad presentaba entonces una serie de implicaciones con una nueva percepción del trabajo y de los acontecimientos políticos y económicos.

Con el advenimiento de cierta paz en América Latina, los flujos de personas por motivo de recreación, tanto al interior de los países como al exterior, motivó a los sindicatos en Argentina para capacitar al personal en lo que podríamos denominar oficios del turismo: mucama, barman, mozo y cocinero. Esto se volvió muy importante cuando el peronismo propició el despunte del turismo de carácter social, fenómeno que se fortaleció después del derrocamiento de Perón, mientras los sindicatos tomaban fuerza. Así, en 1963 la Universidad Mar del Plata firmó un convenio con la Cámara de Comercio de Mar del Plata para crear un departamento e impartir la carrera de Turismo.10

En México, entre 1973 y 1974 se brindaron incentivos fiscales para la inversión extranjera directa en turismo y se creó la Secretaría de Turismo a la par de la nueva Ley Federal del Turismo y el Fondo Nacional del Turismo (FONATUR); estos hechos provocaron el auge de esta actividad, con un predominio de presencia masculina en posiciones importantes dentro del mercado laboral. En este orden, en relación al contexto que se vivió en la década de los setenta podemos plantear que el desarrollo de la educación turística manifestó una estrecha relación con aspectos vinculados con el comercio, el avance tecnológico y la política económica.

Con lo anterior enfatizamos que el Turismo es un campo de estudio relativamente nuevo, que surge de la necesidad del mercado de trabajo de especialización de los oficios relacionados con los servicios. Abordar el caso del Centro Universitario de Ciencias Económico Administrativas (CUCEA-UDG) resulta interesante en virtud de que fue la segunda carrera de Turismo en México (1968);11 la primera generación de Turismo en la UdG abarcó de 1968 a 1972. Un informante expresó:

...la primera generación tenía poca identidad... muy primitiva... pero afortunadamente, ellos [los egresados] tenían el mercado libre... fueron los primeros que empezaron a ocupar puestos en hotelería... en el sector público... digamos que llegaron a ser muy exitosos.12

Desde su origen, el Turismo ha permanecido enclavado en los espacios y propuestas curriculares de las ciencias económico-administrativas. Por su parte, el plan de estudios ha presentado modificaciones: actualmente es flexible y opera bajo el sistema de créditos.

Con base en lo hasta aquí planteado podemos afirmar que la identidad del profesional del Turismo se conformó bajo una estructura institucional, principalmente bajo el cobijo de los economistas, sus fundadores. Quienes han sido formados como profesionales de este campo dentro la UDEG tienen una fuerte carga en lo académico; y en lo simbólico, por la diversidad de relaciones sociales que se dan en la convivencia entre académicos de diferentes disciplinas.

 

Los académicos de Turismo

Nuestro universo de indagación lo conformó un grupo de 8 profesores (4 hombres y 4 mujeres) con licenciatura en Turismo, formados en la Universidad de Guadalajara. Estos informantes se seleccionaron bajo los siguientes criterios: que contaran con prácticas laborales y profesionales fuera de la institución en el sector de los servicios, como la hotelería, restaurantes y líneas aéreas; y que hubieran formado parte de las primeras generaciones, donde sus formadores provenían de diversas disciplinas.

Estos criterios nos permitieron identificar nociones que nos brindaron indicios de los significantes de su identidad profesional durante su proceso de formación profesional, que está relacionada con la convivencia con docentes de diversas profesiones, inclusive extranjeros; y también con el proceso de socialización del conocimiento durante las prácticas laborales y académicas. En este orden, nuestros informantes se caracterizan por tener una experiencia en la docencia de 20 a 35 años.

Los datos generales de la población, así como las categorías que guiaron las entrevistas, se presentan en el Cuadro 2:

 

Hallazgos

Ethos del Turismo: el servicio, la heterogeneidad

El caso de la licenciatura en Turismo surge con la visión de los economistas de la UdG, es decir, con una orientación de técnico en turismo; sin embargo, antes de concluir la primera generación, a principios de la década de los setenta, el plan de estudios se modificó para otorgar el grado de licenciatura y se fundó el Centro de Investigaciones Turísticas (CIT) en el mismo año (1972). A partir de entonces, en este Centro se hizo presente una estructura curricular con fuertes elementos de economía y vinculación con el mercado laboral. Una de nuestras informantes expresó: "El programa [la Licenciatura en Turismo en la década de los setenta] era de los economistas; de hecho, todos los de aquel tiempo nos encaminaron mucho a lo que era económicas, planificación, evaluación de proyectos...".13

Si revisamos el contexto económico-político del país en la década de los setenta, podremos identificar el comienzo del proceso neoliberal, lo que favoreció el dinamismo del turismo debido a que las barreras proteccionistas eran mínimas, principalmente en lo que respecta a brindar incentivos para la inversión extranjera directa para la construcción de grandes cadenas hoteleras en los principales centros turísticos. Como influencia ideológica del pensamiento neoliberal, el turismo se apreciaba -tanto en México como en el resto de América Latina- como un motor de desarrollo con sesgo de género, dada la predominancia de las mujeres en esta actividad. Al respecto, una de nuestras informantes dijo: "Mi padre era militar, y desde que yo recuerdo de niña, cuando se escuchaba por la radio y la televisión de las Olimpiadas del 68, me decía que el turismo era muy importante para la economía del país y que era una carrera para mujeres".14

Por otra parte, es importante recordar la influencia del movimiento feminista en Estados Unidos y Europa -a finales de los años sesenta y principios de los setenta- en los estudios teóricos sobre el trabajo. En los estudios sobre el trabajo femenino realizados desde esa perspectiva se afirmaba que éste estaba relacionado principalmente con los servicios, háblese del comercio o la enseñanza (Rendón, 2008). Esta tendencia se confirma en el considerable incremento de la presencia de las mujeres en las universidades a partir de la década de los setenta, en profesiones relacionadas con las ciencias humanísticas.

En este sentido, reconocemos que el conocimiento y la internalización de las normas se manifiestan de diferente manera según el género, y éste, a su vez, implica el desarrollo de puestos de trabajo con perfiles específicos que se vinculan con asignaciones implícitas de género. La diferencia de género es universalmente identificada y nos da pautas importantes para identificar esas características del profesional del Turismo, predominantemente femenino.15

Otro común denominador en las entrevistas es que no se identificaron actividades profesionales "modelo"; en todo caso, lo común es la diversidad en la actividad profesional y la heterogeneidad en las preferencias en el campo laboral. Por otro lado, la movilidad en los empleos es otra constante que emerge en los datos empíricos, así como el desarrollo de una gran habilidad de liderazgo en la mayoría de las prácticas relacionadas con los servicios turísticos, en una década donde esta disciplina era incipiente.

 

Identidad profesional por el cambio generacional

El turismo como profesión está sometido no sólo a un valor económico, sino también al estatus social que se le asocia (Aguayo, 2006); la profesión se fue dando a conocer a través de las acciones federales y las pequeñas redes que se crearon, es por ello que los primeros egresados son ahora los formadores.

Coincidimos con los planteamientos de Berger y Luckmann (2001) en que el pensamiento humano está relacionado con el contexto social donde se origina; la socialización va dando forma al habitus y permanece como constante el gusto por el trabajo en los servicios turísticos. Por su parte, el ejercicio de la planeación turística aparece en la década de los setenta, y se diluye en la década de los ochenta.

En términos de la socialización del conocimiento, identificamos diversidad de conocimientos y prácticas que a la vez estructuran los currículos de la licenciatura en Turismo, lo que deja abierta la posibilidad de indagar si esta "multidisciplinariedad" aporta una mayor riqueza a la formación y permite que aflore la "policromía" identitaria. En las primeras aproximaciones los testimonios apuntan a lo segundo, pero aún se requiere mayor indagación.

Resultó notorio un cambio de perspectiva respecto a los profesores que cursaron la carrera en la década de los ochenta en cuanto a un mayor conocimiento de ésta; en la reflexión que realizamos saltan a la vista ciertas relaciones con un referente de servicios, viajes e interés por las ciencias sociales en las generaciones de los ochenta, lo que nos permite vislumbrar el ethos profesional con rasgos de personas dinámicas, el gusto por los servicios, la cultura y la interacción humana. Así, dimos una mirada sintética a los espacios generacionales para comprender la conformación del habitus como producto de los procesos de socialización, lo que hace que los estudiantes que integran una generación compartan formas similares de ver el mundo, esto es, una forma de producción cultural dentro de un campo socialmente estructurado (Bourdieu, 2007).

Hasta el momento advertimos el interjuego de distintos planos en la conformación de las identidades profesionales, así como un conjunto de elementos constitutivos de diversas culturas académicas que otorgan sentidos de pertenencia profesional y grupal. Estas prácticas privilegian, en el caso del Turismo, aquéllas que se refieren al área de los servicios. Entendemos que la identidad no necesariamente implica conocimiento, sino más bien un marco de referencia de vida que identifica a un sujeto dentro de un grupo o colectivo determinado, y con un posicionamiento específico. Algunas expresiones que se vislumbran hasta ahora en las entrevistas, sostienen el "ser licenciado en Turismo", de la misma manera que en Psicología, como una idealización; lo interesante fue evidenciar las diferentes posturas de lo que "es" un licenciado en Turismo.

Gran parte de los profesores entrevistados ocupan posiciones como "planificadores" con el acento curricular de los ochenta, así como la prestación de servicios, que atraviesa todas las generaciones. En tanto, en etapas recientes se ha enfatizado la formación académica. Aún con estas diferencias entre los mismos académicos podemos decir que el profesional del Turismo se afirma sobre cuatro puntos fundamentales: interés por la diversidad cultural, actitud de servicio, creatividad y dinamismo. Recuperamos ambas posturas en el ideal que nos manifiesta uno de nuestros informantes, licenciado en Turismo:

Debe de formarse desde dos vertientes: por un lado [como] empresario, como alto directivo en empresas turísticas, y por otro lado, en el ámbito de la investigación y planeación existentes del espacio turístico y rescatar el funcionamiento del medio ambiente. Así también como consultor turístico en servicios y desarrollo turístico, para legislar y vigilar y proteger al turista para que pueda desarrollarse el turismo.

Como bien lo describe Robin (1996: 29): "En medio de toda esta heterogeneidad hay una dificultad para crear una identidad común.". "Hoy, en relación a las identidades postmodernas, justamente esto es lo que ocurre: un poco de esto, un poco de lo otro, una especie de collage identitario" (Robin, 1996: 36). La identidad multicromática, o multitalentosa, tiene que ver con que la identidad del profesional del Turismo se crea en la interacción entre varias profesiones y prácticas que alimentan a la carrera más que a la dinámica de maduración de un campo teórico propio.

 

A modo de cierre: los académicos de la Psicología y del Turismo

Podemos identificar hasta ahora que ambas profesiones convergen en la noción de una visión de servicio y el interés por el bien colectivo. El ethos de ambas se manifiesta a través de diferentes formas de colaboración, como también la cordialidad ante la comunidad en busca del consenso y la participación. En este sentido, el psicólogo busca la salud mental y el profesional del Turismo busca formas para el disfrute del ocio. Por lo anterior, identificamos que existe otra característica básica para ambas profesiones: la habilidad en la observación hacia el "otro", identificar sus necesidades, sea en busca de la salud o el disfrute de la cultura y la naturaleza, bajo las permanentes condiciones de transformación e intercambio.

La noción de servicio, por lo tanto, prevalece en una y otra cultura académica, tanto desde el proceso de institucionalización como en la transmisión generacional. Interpretamos, a la vez, que existe mayor dinamismo en la Psicología que en el Turismo, toda vez que la primera, aún cuando se debate frente a otros campos, se encuentra con una mayor estructura, lo que se evidencia, por ejemplo, en la producción científica.

El origen de ambas profesiones en nuestro país obedece a una lógica de necesidades de diversificación profesional; incide en las dos la expansión de la educación pública y universitaria como resultado del Plan de Once Años, así como la evolución de otras áreas del conocimiento que les han dado soporte epistémico y presencia institucional, tal como sucedió con la Medicina y la Psiquiatría en el caso de la Psicología; o bien, la Economía y la Contaduría en la licenciatura en Turismo.

 

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Notas

1 Debido a la acción gubernamental al pretender ocultar información, no se ha logrado esclarecer exactamente la cantidad oficial de asesinados, heridos, desaparecidos y encarcelados. La fuente oficial reportó en su momento 20 muertos, pero las investigaciones actuales deducen que los muertos podrían llegar a varias centenas y responsabilizan directamente al Estado mexicano. El corresponsal de la BBC de Londres en México, Julian Petiffer, quien presenció los hechos, mencionó en un despacho noticioso que "en una destacable demostración de estupidez, brutalidad, o ambas juntas, el ejército y la policía pasaron fuego de ametralladores por miles de manifestantes pacíficos y gentes que iba de paso por el lugar..." y estimó el número de estudiantes asesinados en (al menos) 200 (Taibo II, 2003: 14).

2 Inicia en 1958 con Jaime Torres Bodet como Secretario de Educación, siendo presidente de México Adolfo López Mateos (Shmelkes, 2010).

3 Entrevista I, pp. 14 y 15.

4 Entrevista III, a directivo de la carrera en el momento de levantamiento de datos, p. 82.

5 Ahora Departamento de Psicología que depende del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades.

6 Entrevista IB bis, p. 17.

7 En el siglo XVIII ya se empleaba en Inglaterra el término turista; así comenzó a utilizarse en Francia para designar a personas que viajaban por placer o curiosidad. El vocablo inglés se reconoce desde 1760 como galicismo. Saint Morice publica en 1672 su Guía oficial de los extranjeros por Francia, en donde describe detalles de caminos, sitios y dialectos alrededor de París (De la Torre, 1980).

8 En su obra La teoría de la clase ociosa, aun cuando Veblen (2005) no se refiere específicamente al turismo, hace una distinción entre el trabajo productivo y el trabajo de los servicios; en esa obra remite el origen de "la clase ociosa" al surgimiento de la propiedad privada y la lucha por la posesión de bienes en la Europa feudal.

9 Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública, "Antecedentes", Turismo, en: http://www.diputados.gob.mx/cesop/comisiones/2_turismo.htm (consulta: 12 de enero de 2013).

10 La información relativa a Argentina es producto de la estancia académica en la UBA. Entrevista personal con Alejandro Capanegra, profesor de la UBA, y con la profesora Martha Nepomneschi, en la ciudad de Buenos Aires, mayo de 2012.

11 La primera universidad en México que brindó educación turística fue la Universidad Autónoma del Estado de México, a partir de 1958, con las carreras de Guía diplomado en turismo y Agente técnico en turismo.

12 Entrevista 4, p. 14.

13 Entrevista III, p. 10.

14 Entrevista VIII, p. 2.

15 El trabajo de Ayalon (2003) trata de explicar el proceso de selección de la carrera en el nivel de educación superior considerando el género como una de las principales variables explicativas para resaltar las diferentes habilidades que poseen hombres y mujeres. En su estudio realiza una muestreo de 6 mil 139 aspirantes a la universidad Tel Aviv, en Israel, y en un modelo matemático destaca que las mujeres evitan cursos avanzados de matemáticas en high school porque consideran que son irrelevantes para su formación profesional.

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