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Perfiles educativos

versión impresa ISSN 0185-2698

Perfiles educativos vol.36 no.143 Ciudad de México ene. 2014

 

Retos de la reforma de la educación básica

 

Enfoques teóricos para la adquisición de una segunda lengua desde el horizonte de la práctica educativa

 

María Cristina Rueda Cataño*, Marianne Wilburn Dieste**

 

* Maestra de idiomas inglés y francés. Investigadora y jefa del Departamento de Bibliotecas del Instituto Cultural Tampico. CE: crueda@ict.edu.mx

** Maestra de inglés. Jefa de la sección de preescolar e investigadora del Instituto Cultural Tampico. CE: mwilburn@ict.edu.mx

 

Introducción

Este escrito versa sobre las investigaciones que se han llevado a cabo en el ámbito del proceso de aprendizaje de una segunda lengua, concretamente la inglesa; el objetivo es reflexionar sobre las teorías que nos orientan a lograr un aprendizaje eficaz y eficiente de dicho idioma desde el horizonte de las experiencias de la práctica educativa diaria.

La enseñanza del inglés se presenta ahora como necesaria a partir del tercer grado de preescolar. El Programa Nacional de Inglés en Educación Básica (PNIEB) (SEP, 2009), forma parte del área de desarrollo curricular y surge en el marco de la Reforma Integral de la Educación Básica en el año 2009. El propósito general es que el alumno se apropie de diversas prácticas sociales del lenguaje que le permitan satisfacer sus necesidades comunicativas y desarrollar distintas estrategias de aprendizaje, además de crear conciencia acerca de la existencia de otras culturas.

Éste es el momento idóneo para reflexionar sobre la importancia del desarrollo del bilingüismo (habilidad para expresarse en dos lenguas), como agente de pluralización y tolerancia, para responder al hecho de vivir en un mundo globalizado que exige intercambios e internacionalización en los diversos entornos de la educación, la economía, la medicina, la tecnología, etc.

Con base en nuestra experiencia, a continuación relataremos, a través de un "diálogo" entre diferentes autores, los procesos cognoscitivos: de asimilación, fisiológicos, motivacionales, emocionales, actitudinales, culturales y sociales, por mencionar sólo algunos, que están presentes de manera favorable o limitante durante la adquisición de una segunda lengua. De igual forma describiremos cómo esta habilidad se presenta desde una temprana edad, y disminuye progresivamente con el tiempo.

 

Breve recorrido teórico

Partimos de lo que plantea Deprez (1994) en el sentido de que el bilingüismo desde el nivel preescolar facilita el aprendizaje de otros idiomas, al mismo tiempo que se desarrolla la capacidad de abstracción, la interacción entre las habilidades lingüísticas y culturales, la escucha, la adaptación, la creatividad y el criterio. El conjunto de todas estas capacidades metalingüísticas que se desarrollan en cada grado escolar, favorece los procesos de aprendizaje de otras disciplinas educativas, prepara al alumno para conceptualizar los dos sistemas lingüísticos y coadyuva al desarrollo de la lengua materna. Es más notorio el desarrollo de las habilidades simbólicas, abstractas y lógicas en los niños bilingües que en los que sólo hablan un idioma. El bilingüismo se define como la capacidad que tiene un individuo para hacer uso de dos lenguas indistintamente; una persona bilingüe es aquella que puede entender, comunicarse y expresarse, en forma clara y precisa, en dos idiomas.

Sabemos que si una persona comienza a aprender un idioma desde su primera infancia, lo adquirirá como su segunda lengua, sin embargo, también observamos que entre mayor se es, más difícil es aprenderlo. Una de las teorías más conocidas acerca del desarrollo de la capacidad de aprendizaje de los niños es la de Piaget (1961); ésta sostiene que la infancia se transita en etapas definidas, acordes con el intelecto y la capacidad de percibir de los niños. Afirma que el principio de la lógica se desarrolla antes de adquirir el lenguaje a través de la actividad sensorio-motriz del bebé, en interrelación e interacción con el medio sociocultural, lo que Vygotsky (2010) denominó "mediación cultural". Este autor explica que desde el nacimiento hasta los dos años de edad, el niño ejerce control para obtener y organizar todas sus experiencias del mundo exterior: sigue con los ojos, explora con ellos, voltea la cabeza; con sus manos toca, aferra, suelta, avienta, empuja; con la boca explora los sabores y texturas; mueve su cuerpo y extremidades. Esto le proporciona experiencias que se integran en esquemas psíquicos o modelos acuñados. La acuñación suele ser más profunda cuando el niño se encuentra con una experiencia intensa e interesante que lo invita a repetirla continuamente, o en intervalos. Piaget (1961) llamó a este proceso asimilación o estimulación temprana. Tanto Piaget como Vygotsky sostienen que éste es el proceso de aprendizaje y crecimiento más importante del ser humano, que continuará por el resto de la vida.

Piaget explica que el periodo entre los dos y siete años comprende la etapa pre-operacional, donde los niños aprenden a interactuar con su ambiente de forma compleja, ya que utilizan palabras e imágenes mentales. Son egocéntricos, creen que las demás personas conciben el mundo de la misma manera que ellos, y que los objetos inanimados sienten, ven o escuchan como ellos lo hacen. La etapa de operaciones concretas se desarrolla de los siete hasta los doce años aproximadamente; en ella se observa la disminución del egocentrismo para enfocarse más en los estímulos. El niño tiene ya en su mente el concepto de agrupar, pero lo aplica sólo a aquellos objetos concretos que ha experimentado con sus sentidos. Lo que ha imaginado, pero no ha percibido con la vista, tacto, olfato... le resulta extraño, y esto se debe a que aún no se ha desarrollado el pensamiento abstracto. La última etapa del desarrollo cognitivo es la de las operaciones formales, que va de los doce años en adelante. Para Piaget, al cierre de esta última etapa es cuando se desarrolla el pensamiento abstracto y se utiliza la lógica formal. Así mismo añade que no sólo se percibe una mayor comprensión del mundo y de la idea de causa y efecto, sino que esta etapa también se caracteriza por la formulación de hipótesis para la resolución de problemas.

Por su parte Lenneber (1975), lingüista y neurólogo, pionero de la hipótesis sobre la adquisición del lenguaje y la psicología cognitiva, basa sus argumentos en cuestiones fisiológicas, tales como las modificaciones en la composición química de la corteza cerebral, la neurodensidad o la frecuencia de las ondas cerebrales. Los resultados alcanzados en estas áreas ayudaron a afirmar su hipótesis del periodo crítico que se presenta cuando los niños llegan a la pubertad, a partir de la cual merma la capacidad para adquirir un segundo lenguaje. De igual forma, Piaget (1961) concibe a la pubertad como el estadio de las operaciones formales, que aparece de los doce años en adelante. A partir de ese momento el cerebro está menos habilitado para el aprendizaje de un segundo idioma. Lenneber (1975) afirma que uno de los conceptos fundamentales de su hipótesis es la lateralización cerebral, es decir que cada hemisferio se especializa en determinadas funciones: los procesos del lenguaje tienen lugar predominantemente en el izquierdo, mas el derecho también interviene en el procesamiento de la entonación.

En este mismo sentido, Bongaerts (1989) arguye que no es solamente una cuestión fisiológica la que restringe la habilidad para aprender otro idioma a cierta edad, sino que también deben tomarse en cuenta otros factores relacionados directamente con la edad, como la motivación para adquirir una segunda lengua, la integración a una comunidad de habla extranjera, la disponibilidad de tiempo para estudiar y practicar, la colaboración de los interlocutores nativos, la interferencia de la lengua materna, el temor a hacer el ridículo, entre otros. Normalmente los niños no tienen prejuicios para asimilar un nuevo sistema fónico, semántico y gramatical, y sienten menos temor a equivocarse que los adultos, a los que se les dificulta más aprender un idioma.

De lo anterior se puede afirmar que la etapa idónea para aprender una segunda lengua es la infancia, dada la plasticidad del cerebro y la falta de especialización cortical que caracteriza a esta etapa.

Otros autores como Krashen (1983) advierten que diversos factores emocionales y actitudinales pueden detonar un aprendizaje deficiente; por ejemplo, los estudiantes en niveles básicos sienten más ansiedad que los que cursan niveles intermedios o avanzados, de lo cual se deduce que a medida que aumenta el aprendizaje, la ansiedad disminuye.

Lindstrom (2001) argumenta que una de las principales capacidades que tenemos los seres humanos para comunicarnos es el lenguaje. Su desarrollo implica un proceso complicado e involucra esencialmente los sentidos de la vista y el oído. Las nuevas teorías lingüísticas para la enseñanza del idioma inglés a temprana edad, están retomando la conciencia fonológica (phonological awareness) como una herramienta que abona, primero, a los conocimientos de los docentes, y luego al proceso enseñanza-aprendizaje de la lecto-escritura en la adquisición de otra lengua; la conciencia fonológica se define como la habilidad que posibilita a los niños a reconocer, identificar, deslindar, manipular deliberadamente y actuar con los sonidos o fonemas que componen las palabras. Los niños no la adquieren en forma espontánea; ésta debe aprenderse y su desarrollo resulta imprescindible antes de que inicie la enseñanza gráfica del alfabeto. Esto corrobora que a medida que aumenta la reflexión de la lengua, la ansiedad se reduce.

Jones (1989) sostiene que la conciencia de los sonidos que forman las palabras coadyuva al acercamiento espontáneo del niño a la escritura. Cuando éste encuentra la manera de graficar un sonido y reconocer la grafía normal, puede, de manera autónoma, escribir otras palabras. Cabe mencionar que el lenguaje de un niño se consolida hasta los cinco años de edad, por lo que los docentes debemos respetar este proceso. Es importante que el niño manipule el sonido del fonema y no el nombre de la letra, porque esto último puede causar confusión en la escritura.

De acuerdo con Vygotsky (1989) la adquisición y perfeccionamiento de la lengua materna del niño le ayuda a aprender el idioma inglés porque no interfiere en este proceso. Cuando las dos lenguas (la primera o materna y la segunda) tienen valores afectivos, culturales y sociales, los niños construyen sus aprendizajes y desarrollan habilidades de comprensión en el diario vivir del aula, donde interactúan e intercambian experiencias y juicios. La determinación del desarrollo cognitivo, según este autor, proviene de la relación entre el estudiante y su pensamiento.

Por otra parte, Howatt (1984) argumenta que, a lo largo de la historia de la humanidad, la enseñanza de otras lenguas ha tenido una larga trayectoria debido a la necesidad del ser humano de comunicarse y entablar relaciones entre distintas culturas, tradiciones y costumbres.

Al respecto, Alcón (2002) plantea que el desarrollo de las primeras metodologías para la enseñanza de una segunda lengua no estuvo a cargo de pedagogos, sino de intelectuales, diplomáticos o aventureros con un extenso bagaje experiencial y cultural, cuyo interés por la adquisición de otras lenguas surgió de la convivencia en diferentes comunidades. Según Alcón, la evolución histórica de los métodos de enseñanza muestra una relación entre la tradición gramatical y la conversacional, y concluye con que el conocimiento normativo de una lengua debe partir de la descripción global de la misma, aspecto que la enseñanza tradicional de la gramática no toma en consideración.

Hoy día, la originalidad y modernidad de los métodos para la enseñanza de una segunda lengua está en función de la práctica oral y comunicativa del idioma, y el ejercicio de la gramática; por ello resulta trascendental el estudio de las normas y principios que regulan la estructura y uso de un lenguaje, así como la gramática, que conlleva a la mejora en la comunicación y a un conocimiento más profundo del segundo idioma.

En este sentido recomendamos conocer los métodos de análisis aplicados a la fonología (los sonidos), la morfología (la escritura), la sintaxis (los componentes de las palabras) y la semántica (el significado de palabras) para orientar nuestra práctica de acuerdo a las necesidades y deseos de nuestros estudiantes.

Es conveniente agregar que los profesionales que integramos la planta de maestros de inglés en México, necesitamos conocer las hipótesis y teorías que aquí citamos, con el objetivo de hacer un alto en el camino, revisar y cuestionar nuestra práctica educativa. Debemos estar conscientes de que los tiempos han cambiado: las nuevas generaciones exigen una transformación metodológica que deje atrás el tradicionalismo educativo y que convierta a las aulas en centros de interacción pedagógica, donde alumnos y docentes aporten y complementen sus conocimientos.

Como educadoras y formadoras de niños y adolescentes, el conocimiento, análisis y reflexión de estas teorías nos pueden dar la pauta para ampliar los horizontes en nuestra práctica educativa e invitarnos a intervenirla. Dentro de esta reflexión haremos conscientes aquellas teorías que intuitivamente estaban presentes en los constitutivos de nuestra práctica y que, de alguna forma, produjeron aprendizajes significativos en los alumnos. La tarea no es fácil; la intervención requiere de una gran apertura y convicción, y de un verdadero deseo de encontrar los medios y las estrategias que nos ayuden a innovar nuestra manera de proceder en el aula.

Además, no podemos dejar de lado la importancia que tiene el aprendizaje significativo para la apropiación de conocimientos; en este sentido, es necesario conocer el proceso evolutivo en el que se encuentra el alumno y diseñar estrategias de aprendizaje que favorezcan la adquisición de un segundo idioma, en este caso, el inglés.

Dado que el juego es una actividad inherente del ser humano, se recomienda ampliamente mantener un enfoque lúdico, de manera que el juego se incluya en las actividades cotidianas que realiza la persona. El aspecto lúdico es la principal vía mediante la cual el ser humano se comunica, explora su entorno, comprende cómo es el mundo y se integra a él. Por regla general lo asociamos con la diversión, pero sus alcances son mucho mayores.

De acuerdo con Decroly (1998), cuando el niño ingresa a la escuela el juego adquiere nuevos significados, ya que, a través de éste, se desarrollan habilidades psicológicas, físicas, morales e intelectuales. En nuestra experiencia como docentes de idiomas de preescolar, primaria, secundaria y bachillerato, implementamos en nuestras prácticas actividades lúdicas como una de las principales estrategias didácticas que ayudan a los alumnos a obtener una mayor comprensión y asimilación de los contenidos de estudio. Hemos comprobado que la inclusión del juego en la práctica no sólo favorece la autoestima y la autorrealización, sino que también afianza los valores.

Thomson (1993) plantea que existen factores propios de una lengua que influyen en su aprendizaje. Hay idiomas que son más difíciles de aprender porque no pertenecen a la familia de nuestra primera lengua; por ejemplo, a los que somos de habla hispana se nos facilita el aprendizaje de cualquiera de las lenguas neolatinas o romances (francés, italiano, portugués...), pero se nos dificulta aprender latín, griego o alguno de los idiomas anglosajones o germanos. Todas las lenguas del mundo tienen situaciones diversas y específicas, así como patrones de lenguaje, por tanto hay que identificar dichos patrones, practicarlos y dominarlos para aprender el idioma.

El idioma inglés es un claro ejemplo de estos patrones a los que se refiere Thomson (1993). Considerado como una lengua viva que no ha dejado de evolucionar, a lo largo de su azarosa historia ha adoptado vocablos de otros idiomas como el nórdico, el latín, el griego y el español, entre otros, pero principalmente del francés, ya que 50 por ciento del vocabulario inglés deriva de éste. Los adelantos científicos y la vorágine tecnológica han incorporado nuevos términos que mantienen vivos al latín y al griego.

La estructura gramatical y la ausencia de conjugaciones verbales del inglés son algunos de los patrones que lo hacen un idioma mecánico y hasta cierto punto sencillo de aprender. Sin embargo, su mayor dificultad está en la pronunciación; mientras que la fonética del idioma español se compone de 27 letras para expresar 25 fonemas, la del inglés se compone de 26 letras para representar un rango que va desde 32 hasta 46 fonemas.

 

Reflexiones finales

Las estadísticas mundiales de la Organización de la Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO, 2010), señalan al idioma inglés como la segunda lengua que más se practica. El chino mandarín ocupa el primero, dada la gran cantidad de hablantes de ese idioma en el mundo. El tercer lugar lo ocupa el español, segundo lugar en la Internet y las redes sociales. El inglés, español y francés están considerados como los lenguajes del mundo de los negocios; por tanto, para ingresar al mercado internacional en un futuro mediato, será necesario conocer y utilizar varios idiomas.

Nuestra experiencia de 40 años en la enseñanza de idiomas, principalmente el inglés, nos permite constatar que cuando se conjugan las corrientes teóricas, psicológicas, filosóficas y pedagógicas, los avances tecnológicos y las cuatro habilidades comunicativas, en un ambiente interactivo, dinámico y participativo, todo ello ayuda a la internalización de su aprendizaje y posteriormente al uso de la información adquirida.

Es primordial que los docentes estemos dispuestos a capacitarnos, actualizarnos y cuestionar nuestra práctica docente para poder interactuar con los alumnos a través de estrategias de aprendizaje atractivas e interactivas; y que estas estrategias conlleven a un verdadero proceso eficaz y eficiente de aprendizaje del idioma inglés. Somos conscientes de la importancia de equipar las aulas de las escuelas públicas y particulares para el manejo de materiales audiovisuales, recursos coadyuvantes en el proceso de aprendizaje de una lengua, ya que las nuevas generaciones son, por definición, visuales y auditivas. De entrada esto pudiera representar un alto costo, pero con una pared blanca, una computadora, un proyector y un par de bocinas, además del ingenio y creatividad, podemos crear ambientes dinámicos e interactivos para hacer que nuestros alumnos vayan teniendo contacto con el idioma y abrir sus canales de recepción desde temprana edad. Esta inquietud, que comparte la Secretaría de Educación Pública al establecer la no discriminación en sus lineamientos, se propone impactar en el aprendizaje del idioma inglés en las comunidades rurales.

La enseñanza de un segundo idioma, que inicia desde el tercer grado de preescolar, constituye un verdadero y complejo desafío, ya que ni la alfabetización de la lengua materna, ni el aprendizaje de un idioma no nativo, son procesos espontáneos, es decir, su adquisición requiere de una intervención pedagógica. En este sentido identificamos un continuo educativo, que debe ir de la mano hasta el término de la secundaria, en el que se procure una secuencia y progresión entre los diversos niveles y modalidades de educación que se ofrecen, de manera que dé continuidad al desarrollo de los principios, valores y procesos que queremos promover. Esta integración ha de posibilitar —y exigir— una mutua colaboración y apoyo entre los diversos subsectores educativos.

Con base en los hallazgos y corrientes educativas enfocadas a la eficacia en la enseñanza de una segunda lengua, retomamos las principales ideas que nos han sido útiles para una mejora en el aprendizaje y dominio del inglés:

• Conocer el desarrollo psico-evolutivo en el que se encuentra el alumno, con el fin de acercarlo al conocimiento en las diferentes etapas de su vida de manera confiable y segura.

• Conocer a profundidad las metodologías y enfoques para la enseñanza de un segundo idioma que dé una perspectiva global del proceso enseñanza-aprendizaje y que involucre no sólo aspectos de la reflexión y uso comunicativo de la lengua, sino también el aspecto humano que comprende su parte afectiva, emocional y social.

• Conocer las diferencias entre las dos lenguas, así como su cultura e ideologías, con el fin de profundizar en la inmersión y comprensión de la misma.

• Que las actividades sean significativas y progresivas, lo cual hace que el alumno encuentre sentido y aplicación a lo que aprende.

Concluimos que nuestros conocimientos deberán estar fundamentados en las distintas teorías de los pedagogos, psicólogos, lingüistas y demás especialistas para intercambiar con nuestros compañeros métodos y experiencias sobre los aspectos cognitivos, actitudinales, sociales, culturales y psicológicos de los que nos valdremos para elegir aquellos estilos y modelos de aprendizaje acordes a nuestros alumnos. Así mismo, debemos estar a la vanguardia en lo que se refiere a las tecnologías de la información y la comunicación.

Como instituciones adscritas a la SEP, y con su apoyo, nuestro siguiente reto será asegurar que la mayoría de nuestros jóvenes mexicanos egresen de secundaria con un alto dominio del idioma inglés y extender este continuo educativo hasta bachillerato, con el propósito de certificar el nivel de conocimiento de la lengua inglesa a través de reconocidas instituciones internacionales y, por ende, vislumbrar para los estudiantes, un horizonte amplio de posibilidades laborales, tanto nacionales como internacionales.

 

Referencias

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