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Perfiles educativos

versão impressa ISSN 0185-2698

Perfiles educativos vol.35 no.spe Ciudad de México  2013

 

Editorial

 

La evaluación como problema, reflexión y práctica

 

Los números especiales de nuestra revista tienen como propósito difundir temáticas relevantes para el campo educativo. Para lograr esto, se le solicita a un académico con amplio reconocimiento que haga una propuesta con base en el tema determinado. Después de un tiempo, el coordinador arma un equipo y convierte este gran tema en un interesante objeto de conocimiento, formado por numerosas aristas, de manera que cada participante se centra en una de ellas. Posteriormente presentan una obra rica y novedosa en sus contenidos, nutrida por las diversas miradas acerca de este complejo objeto. El lector encontrará en los artículos que integran este número especial diversos conceptos, metodologías o técnicas que fueron empleadas por cada integrante del equipo, cuyo objetivo fue aprehender un pequeño ángulo de una realidad compleja.

La evaluación ha estado en el centro de las discusiones en el campo de la educación, espacio conformado por profesores, directivos, investigadores y funcionarios, entre otros, tanto nacionales como extranjeros. También se ha convertido en un rico objeto de conocimiento porque sus aristas indican que es necesario entender sus raíces, ya sea nacionales como internacionales; y estudiar las modalidades de evaluación empleadas tanto para asignar una calificación como para validar un seminario o materia, en cualquiera de los niveles educativos. También ha cobrado importancia para aceptar o rechazar un documento, sea éste un libro, un artículo, un capítulo de libro, una tesis o un proyecto de investigación, individual o colectiva. Asimismo, se ha empleado para analizar si los instrumentos y criterios utilizados para evaluar a instituciones, profesores y alumnos de distintos ámbitos educativos deben ser estandarizados, o es indispensable reconocer las particularidades. Además se ha discutido la pertinencia de las pruebas objetivas, o de otro tipo de pruebas y productos orientados a realizar evaluaciones más precisas de los actores que son sometidos a éstas. Una pregunta que ha sido motivo de discusiones es si se evalúa para premiar a quienes se apegan a los criterios institucionalmente establecidos y, consecuentemente, si se castiga a aquellos que no cumplen con los criterios. Otra interrogante es si se puede evaluar empleando un solo instrumento o si es indispensable combinar varios que den cuenta de la complejidad del trabajo del profesor o del conocimiento incorporado por el estudiante.

La presentación que realizan Mario Rueda y Susana García, coordinadores de este número especial, se refiere a lo anterior. Indican que la evaluación es vista: "... como tema, como problema y como práctica". En efecto, se puede opinar sobre la evaluación, se pueden instrumentar evaluaciones diversas y también se puede interpretar. De ella hablan los investigadores, planeadores educativos, representantes de organismos internacionales y nacionales, profesores y estudiantes, entre otros. Es una temática compleja, formada por numerosos hilos que se entrelazan horizontal y verticalmente, porque se analiza, se investiga, se propone y se aplica, y la polémica continúa vigente.

Muchos de nosotros hemos dicho que estamos alejados de la evaluación porque nuestras investigaciones no se refieren expresamente a este tema; sin embargo, la mayoría de los académicos, semestre tras semestre, o cuatrimestre tras cuatrimestre, en la primera sesión del seminario que impartimos indicamos a los estudiantes lo que deberán hacer a lo largo del semestre. Cada una de estas tareas servirá para otorgarles una calificación al finalizar: lecturas, exposición, ensayo o avance, entre otras. Otros profesores pedirán sólo un producto final; algunos más diseñarán, aplicarán y calificarán mediante un examen. Es un hecho que finalmente todos calificamos a nuestros estudiantes.

Como académicos, también dictaminamos tesis de licenciatura o de posgrado, artículos, capítulos de libro, libros de autor, proyectos de investigación, promociones laborales, informes anuales de trabajo y el ingreso, permanencia o ascenso en el Sistema Nacional de Investigadores, entre otros. También hemos participado en la evaluación de programas de posgrado, de licenciatura y de instituciones. No puede faltar en esta lista la valoración de las revistas que solicitan ingresar o permanecer dentro del Índice de Revistas de Investigación de CONACyT, y las solicitudes de los estudiantes que aspiran a una beca para realizar estudios en el país o en el extranjero, o de los académicos que pretenden una estancia sabática en México o en algún otro país. Año tras año realizamos un informe académico para reportar nuestro trabajo a las autoridades institucionales, así como a nuestros pares que se encuentran comisionados en algún órgano colegiado. Si requerimos recursos económicos para emprender una investigación colectiva, debemos someter nuestro proyecto ante las instancias calificadoras. Si es aprobado, debemos reportar nuestros avances periódicamente. Si nuestro interés es por la publicación de nuestros productos en un libro o un artículo en una revista especializada, entonces dos o tres especialistas evaluarán nuestro trabajo. Es prácticamente imposible que los académicos estemos al margen de los múltiples procesos de evaluación que forman parte de los también diversos espacios de generación y trasmisión del conocimiento

Lo cierto es que la evaluación ha generado opiniones encontradas. Para algunos, aplicarla con estricto apego a los lineamientos establecidos es la única manera en que las instituciones y los sistemas académicos pueden adentrarse en los circuitos que demanda la sociedad contemporánea. Para otros, la evaluación de prácticas, productos e instituciones ha provocado la simulación, el plagio y el auto-plagio, en resumen, la perversión de las prácticas educativas. Lo cierto es que estamos inmersos en la evaluación y que nuestra tarea es difundir los productos de investigación y las reflexiones que permitan conocer tanto lo positivo como lo negativo de ésta, con el fin de mejorar nuestras prácticas académicas cotidianas. Bienvenido sea este tipo de artículos que forman números especiales de nuestra revista, porque atienden a problemáticas educativas relevantes para la investigación, la reflexión y la práctica diaria.

 

Juan Manuel Piña Osorio

Director de Perfiles Educativos
Diciembre 2013

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