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Perfiles educativos

versión impresa ISSN 0185-2698

Perfiles educativos vol.34 no.135 Ciudad de México ene. 2012

 

Editorial

 

Perfiles Educativos, una obra colectiva

 

Es común escuchar a compañeros que se definen como investigadores individuales, porque han decidido no coordinar ni pertenecer a un equipo de investigación. Algunos, más radicales, no aceptan estudiantes como ayudantes. Argumentan que lo importante en el trabajo académico es la constancia y responsabilidad con una línea de indagación, porque sólo después de estar numerosas horas sentado junto a una computadora es cuando se obtiene como fruto un documento. Agregan que gracias a esto han publicado y han sido reconocidos por los colegas que participan en el campo de la investigación educativa, como también por instancias oficiales como es el Sistema Nacional de Investigadores.

Lo anterior, sin duda, es cierto, porque sin compromiso y sin perseverancia no es posible alcanzar cualquier objetivo que uno perfile. Consolidar una línea de investigación dentro del campo al que se pertenece no es una meta sencilla, sino que requiere de numerosos momentos y de años para lograrlo. No obstante, es necesario reconocer que cualquier trabajo intelectual, por apartado que esté de los demás, no es exclusivo del investigador/a solitario, sino del trabajo de éste y de otros investigadores, profesores y autores con quienes dialoga de numerosas formas. Tal vez no están presentes físicamente en el cubículo, pero lo están con sus ideas, sus conceptos, su estrategia metodológica y su estilo de escritura, entre otros.

Quien permanece durante horas en su espacio académico lo hace buscando información en la red, o leyendo artículos de diversas revistas, o capítulos de libros colectivos o de autor. Busca, encuentra, lee y revisa las metodologías instrumentadas por otros investigadores que pueden haber trabajado individualmente o en equipo, pero cuyos resultados se han hecho públicos en algún medio de difusión académica. En el fondo, el investigador alejado de los otros no lo está tanto como él se lo imagina, porque vive en relación constante con numerosos compañeros, a través de escritos impresos o digitales. Localiza en la red investigaciones realizadas en otras partes del mundo, las traslada a su equipo de cómputo, las imprime, las lee, las analiza. El mundo está al alcance de todos, independientemente que se esté en una biblioteca o en una oficina; en una sala de cómputo o en un cubículo, y que se trabaje individual o colectivamente.

Lo anterior indica que el trabajo académico difícilmente puede considerarse producto individual. Se está sin contacto físico con otras personas, pero éstas están presentes de diferentes maneras. Un artículo es resultado de la tenacidad de cada analista, pero en él se encuentran las ideas, conceptos, metodologías, resultados y conclusiones de otros investigadores. En un documento colectivo no hay duda de que diversas voluntades convergen para elaborar un escrito. Pero en una y otra forma de trabajo, lo social cobra sentido cuando se dan a conocer los hallazgos a los colegas, estudiantes, autoridades y todo tipo de lector. Hacer público el trabajo grupal o individual es una tarea indispensable para todos los que investigamos. Guardar los resultados de un trabajo de meses o años en el cajón del escritorio o en un archivo de la computadora tiene poco o nulo sentido para la persona que participa en la investigación. Ser conocido o conocidos por el resto de colegas es un propósito importante en este oficio.

Una publicación es obra colectiva1 porque, independientemente del autor o autores, en ella trabajaron numerosas personas: autores, editores, dictaminadores, correctores de estilo, diseñadores de portadas y formato, entre otros. En el caso de una revista como Perfiles Educativos, su existencia durante tres décadas se debe a la confuencia de numerosos participantes. Se ha sostenido durante este período gracias a la tenacidad de los editores que en ella han transitado y de la participación de los autores y lectores que la han nutrido y consumido.

El año de 2012 recibe este número de nuestra revista. Inicia también nuestra incorporación en ésta, después del excelente trabajo de dirección editorial llevado a cabo por nuestro colega y amigo Mario Rueda. En su periodo, logró consolidar la revista y crear una organización editorial que ha permitido alcanzar eficacia y calidad, a través de la integración de un consejo editorial y un comité editorial, ambos formados por académicos y académicas de alto reconocimiento nacional e internacional; la sistematización y recepción de textos, que se ha incrementado año con año; la distribución a los pares especializados para su dictamen; y la entrega de las evaluaciones a los autores. Parte importante de todas estas etapas ha sido la revisión de los cambios marcados por los pares, la corrección del estilo, y el diseño y terminación de cada número.

Son numerosas las actividades que deben realizarse para tener listo cada número de la revista; algo similar a una cadena con numerosos eslabones. Lograr la conexión de cada uno de ellos y dejar consolidada su estructura organizativa para el siguiente capítulo, ha sido la meta alcanzada cabalmente por Mario y su equipo editorial. Esta estructura, como él mismo lo ha indicado, permitirá que cualquier persona que se incorpore en este equipo pueda sostener la revista, porque se trata de un proyecto institucional. Cada nuevo director le pondrá un toque particular, pero lo básico, la organización, deberá permanecer, porque ha demostrado su efectividad.

En el presente, esta revista se forma de un director, del consejo editorial, del comité editorial y de la editora, quien recibe los artículos que mes con mes llegan a la revista, y se encarga de contactar a los dictaminadores y entregarles los artículos para su revisión. Posteriormente inspecciona los artículos aprobados, los condicionados y, en los casos negativos, anuncia a los autores que su artículo no podrá ser publicado debido a las razones señaladas por los especialistas. Además organiza los artículos para armar los números de la revista. Tanto el director como la editora se coordinan, se comunican constantemente, analizan cada caso, mantienen contacto con el comité editorial de la revista, con el de la institución, con los dictaminadores, con los autores y con los diseñadores.

La importancia que tiene el trabajo colectivo tanto en la producción de informes científicos como en la publicación, es algo que reconoció claramente mi antecesor. Para él fue indispensable que cada persona cumpliera con la tarea encomendada, de manera que se realizara un verdadero trabajo en equipo. En efecto, continuar con el nivel que ha mantenido Perfiles Educativos sólo será posible si cada uno de nosotros hace lo que tiene que hacer. Explicitar esto permite reconocer los esfuerzos individuales y encaminarlos hacia la meta compartida. Con base en la estructura organizativa consolidada por Mario Rueda, con el auxilio de Gabriela Arévalo en la coordinación editorial, con la participación activa del consejo y del comité editorial y con el apoyo de las autoridades del IISUE, es como nos hemos propuesto seguir avanzando en esta importante revista.

 

Juan Manuel Piña Osorio

 

NOTA

1 Se usa indistintamente social y colectivo.

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