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Perfiles educativos

versión impresa ISSN 0185-2698

Perfiles educativos vol.33 no.134 Ciudad de México ene. 2011

 

Editorial

 

La difusión de la investigación educativa

 

Con el número 134 de Perfiles Educativos correspondiente al último trimestre del año, se concluye un periodo más de acciones continuas para favorecer la circulación de algunos de los temas más recientes del campo de la investigación educativa. Como ha ocurrido en años anteriores, nuevamente expresamos nuestro más profundo agradecimiento a todas las personas que de diversas maneras han consolidado la existencia de este medio especializado en difundir los trabajos de quienes se dedican al estudio de las cuestiones educativas. Especialmente nuestra gratitud se dirige a los lectores, los autores y los dictaminadores, triángulo virtuoso que hace posible y justifica la presencia creciente de Perfiles Educativos en la comunidad académica y en los distintos actores implicados en el sector de la educación. Así mismo, expresamos el reconocimiento al apoyo decidido y comprometido del equipo directivo y administrativo del IISUE de la UNAM, que ha respaldado ampliamente esta empresa editorial. Por supuesto, y de forma enfática, también nuestra gratitud a todos los miembros del Consejo y Comité Editoriales, así como al equipo editorial que resuelve de manera profesional los pequeños y grandes detalles de la operación cotidiana, documentada finalmente en cada uno de los números de nuestra revista.

El campo de la investigación educativa ha mostrado un crecimiento constante en las últimas décadas y Perfiles, al igual que muchos otros medios de difusión de los asuntos educativos, es testigo de ello. El incremento de los trabajos de investigación puede explicarse, entre otras razones, por las exigencias institucionales de producción de conocimiento del personal académico de dedicación completa de las instituciones de educación superior, así como por la disponibilidad de recursos económicos para apoyar proyectos de investigación vinculados a la educación, ya se trate de bolsas locales de las propias instituciones o las puestas a concurso en el ámbito nacional por organismos gubernamentales. De la misma manera han contribuido las estrategias seguidas por los posgrados en educación y ciencias afines que están incorporando a los estudiantes en el ejercicio de escribir en revistas especializadas con arbitraje riguroso como parte de su preparación como futuros agentes promotores de la producción de conocimientos. También se ha identificado una mayor participación de estudiosos con formación profesional especializada y dedicación prioritaria a esta actividad; así como un aumento evidente de trabajos realizados en las últimas tres décadas y la presencia creciente de un público diverso que demanda mayor información, producida por la investigación, orientada a cubrir los distintos ángulos del campo educativo.

Durante este año de labores ininterrumpidas, Perfiles ha tratado de fortalecer la comunicación entre los académicos de distintas instituciones que comparten el interés en temas afines y sustentan posturas teóricas, paradigmas o preferencias disciplinarias similares para facilitar la incorporación de nuevos actores a esta labor trascendental. De la misma manera se espera que con lo publicado se haya promovido la discusión entre quienes sostienen las diversas opciones teórico-metodológicas del campo de las ciencias sociales, sustento de las investigaciones que han hecho acto de presencia a lo largo del año. Con las contribuciones presentadas en los cuatro números del año, también se sigue edificando el foro para caminar en la ruta de la mejora de la calidad de la investigación educativa al promover la explicitación del origen del tema tratado, las razones del empleo de alguna de las tradiciones investigativas, la justificación de los aspectos teóricos y metodológicos utilizados, así como la selección de los recursos en la comunicación de sus hallazgos.

La contribución a esta expansión de la investigación educativa también está ligada al desarrollo de variadas instancias que recopilan sistemáticamente la información producida en este rubro, y hacen posible el acceso a ella a miles de usuarios que por diferentes razones buscan producciones especializadas. Esta situación se ha visto impulsada enormemente por el desarrollo tecnológico, que ha permitido que la información producida por la investigación sea de libre y permanente acceso a través de Internet, reduciéndose con ello, cada vez más, los tiempos de búsqueda y las distancias entre investigadores y usuarios.

Con el conjunto de trabajos publicados esperamos haber contribuido, por medio de Perfiles Educativos, a consolidar un ambiente académico para reforzar el gusto por el conocimiento, el placer del descubrimiento y la renovación del compromiso social, manifiestos en los temas estudiados y en la forma de abordarlos; ojalá y estas ideas lleguen a ser compartidas por las nuevas generaciones de estudiantes de todas las ciencias sociales, quienes sin duda constituirán los protagonistas de la investigación educativa del futuro.

La preocupación y el interés por el uso y la difusión de los resultados de la investigación educativa, sin embargo, no es ya privativa de las instituciones académicas; actualmente han sido retomados por organizaciones civiles interesadas en atender problemas clave del sistema educativo como su calidad, la desigualdad, la pertinencia, la concepción de la educación como un derecho, entre otros. En estas organizaciones es frecuente que participen académicos reconocidos por su actividad como investigadores, o bien, que la información empleada para sustentar sus análisis, sugerencias o demandas provengan de estudios sistemáticos; en cualquiera de los casos es evidente la presencia de acciones de difusión de los resultados del conocimiento generado por la indagación sistemática. En la misma tónica están presentes académicos y asociaciones en medios impresos, como diarios y revistas periódicas, los cuales constantemente abordan temas del sector educativo, por lo general retomando también información derivada de trabajos de investigación y con una clara intención de influir en la opinión pública y en otros actores sociales vinculados a la toma de decisiones en este sector.

Un giro reciente de la difusión tiene que ver con la aparición de una diversidad de medios electrónicos dedicados a la propagación de asuntos educativos, en donde los productos de acciones sistemáticas de construcción de conocimiento también tienen mucha presencia, ya sea que estos medios adopten modalidades de portales, redes profesionales, semanarios o boletines, entre otros. Hay que reconocer que, además de los propósitos explícitos adoptados por cada uno de ellos, como pudiera ser el sistematizar información y hacerla accesible a los investigadores, actualizar y comunicar información clave, destacar temas coyunturales de relevancia e impacto social, o debatir las políticas públicas y sus consecuencias, están las especificidades técnicas y las dinámicas que cada uno de estos medios exigen; no será lo mismo preparar una comunicación para un diario, un semanario, un programa de radio o televisión, o una plataforma electrónica. Cada uno de estos medios determinará las dimensiones de la comunicación, los tiempos disponibles para su elaboración y el estilo, dependiendo de las características de su audiencia, así como de los recursos a poner en juego (escritura, imágenes, audios, videos, etc.).

Desde otro ángulo, habría que considerar también las distintas funciones que puede cumplir la difusión de la investigación, como poner información documentada al servicio de grupos interesados en supervisar y orientar las políticas educativas, o servir como sustento de las propuestas para la acción de los distintos actores involucrados en la operación cotidiana: directivos, profesores, estudiantes, padres de familia; o bien, facilitar el conocimiento y la comunicación de trabajos sobre un tema específico entre especialistas para avanzar en el desarrollo de una línea de investigación, por mencionar sólo algunas de ellas.

El desarrollo y diversidad de los recursos tecnológicos ahora disponibles plantea, adicionalmente, la dificultad de acompañar su rápida y constante evolución para responder adecuadamente a sus retos y explayar todas sus posibilidades, a la vez que pone al descubierto los desafíos que implica para algunos investigadores la aparición y evolución de estas tecnologías. Esto último ha venido resolviéndose a través de la autoformación permanente de los académicos que han incursionado de forma decidida en las tecnologías, y con la incorporación de personas pertenecientes a las jóvenes generaciones que crecieron con ellas, y que ahora participan en los medios empleados para la divulgación de los diversos aspectos vinculados con la educación.

La difusión de la investigación educativa se ha ido diversificando de tal manera que se antoja necesario el surgimiento de un programa específico para la formación de profesionales dedicados a esta labor, ya sea como parte especializada al interior de un programa profesional ya establecido, o bien, como oferta académica adicional de formación en servicio. Esta formación podría habilitar a los estudiantes para adaptar los conocimientos producidos por la investigación a las distintas audiencias, ya se trate de un público amplio o de uno específico, como pudieran ser los padres de familia, los profesores, los directivos, los políticos o los tomadores de decisiones; dicha formación podría incluir, además, la especialización para la comunicación derivada de la naturaleza intrínseca de los temas tratados, ya se trate de las políticas, el aprendizaje, la enseñanza, la evaluación u otros. Otro rubro indispensable en este tipo de formación profesional sería el conocimiento y manejo de las características de cada medio y, en la medida de lo posible, el seguimiento de su posible evolución; todo ello para que efectivamente se logren los propósitos planteados por cada iniciativa, como pudieran ser, entre otros, el impacto en la toma de decisiones y el diseño de políticas y su evaluación.

En última instancia valdrá la pena profesionalizar los esfuerzos de quienes, a través de la difusión de la investigación educativa, quieren contribuir significativamente para beneficio de una educación formal más extendida y de mejor calidad.

 

Mario Rueda Beltrán

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