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Perfiles educativos

versión impresa ISSN 0185-2698

Perfiles educativos vol.33 no.131 Ciudad de México ene. 2011

 

Editorial

 

La investigación sobre la planeación educativa*

 

El inicio del año representa la oportunidad de renovar con nuevos bríos el ciclo de actividades cotidianas que nos ocuparon hasta el presente y que seguirán en el centro de nuestras inquietudes. El proyecto editorial de Perfiles Educativos se congratula en retomar sus tareas correspondientes a este 2011, e invita a todos sus autores, dictaminadores y lectores, así como a su cuerpo directivo, administrativo y técnico, a continuar con la producción y difusión entusiasta de trabajos de investigación educativa para contribuir al conocimiento sistemático y al desarrollo de la educación formal y de las disciplinas que le dan sustento.

En esta ocasión compartimos una breve reflexión sobre la planeación educativa, elemento que puede jugar un papel importante en el funcionamiento general del sistema educativo, tanto si se piensa en la programación macro como en el nivel micro, como auxiliar en el desempeño de la labor docente en los escenarios previstos por la organización escolar. En ambos casos se trata de elementos clave a investigar, sobre todo en la perspectiva de comprender mejor desde el diseño hasta la puesta en marcha de la planeación, y de orientar las acciones futuras.

En sentido general, la planeación dirigida al sistema educativo en su conjunto se expresa en un cuerpo de políticas que intentan traducirse en orientaciones para la acción de los agentes directamente involucrados en el funcionamiento del sistema escolar; por lo común cada nueva administración define las políticas que se identificarán con su proyecto de desarrollo y es frecuente que no se considere la situación actual, fruto de las políticas anteriores, para poner en marcha las nuevas.

La investigación educativa siempre ha estado presente en el intento de valorar el impacto de las políticas, sin embargo, debido en parte por la magnitud y complejidad de la tarea, no siempre se ha contado con el panorama global de los efectos esperados e inesperados de las mismas, es decir, con un balance equilibrado que arroje luz para las acciones futuras y consolide el conocimiento social disponible sobre lo experimentado. En este sentido, convendría alentar a las nuevas generaciones de investigadores a que orientaran sus esfuerzos a la producción de conocimiento sistemático acerca de los distintos planteamientos generados por los diferentes cuerpos directivos, con la idea de contar con información documentada acerca del ciclo que comprende la planeación, la puesta en marcha, la evaluación y finalmente una planeación renovada. Iniciativas de este tipo también podrían tener repercusiones en los encargados de definir las políticas, al suministrarles datos para la valoración de los impactos asociados a la implementación de lo planificado con el propósito de dar continuidad a los aspectos positivos y evitar la continuidad o repetición de lo revelado como ineficaz o impertinente.

La planeación es un elemento indispensable para la orientación de todas las acciones vinculadas con la organización escolar, más aún ahora en que las exigencias derivadas de grandes cambios sociales se vuelcan hacia la escuela en busca de la definición y el cumplimento de nuevas funciones, así como al señalamiento de graves problemas ya identificados con anterioridad, pero ahora urgidos con mayor fuerza de una pronta solución, como el incumplimiento de una cobertura universal, los bajos niveles de egreso, el abandono escolar, la desigualdad de oportunidades escolares, la falta de pertinencia de los aprendizajes para desenvolverse exitosamente en las sociedades actuales y la amplitud creciente de la brecha digital, entre otros.

En este contexto, la planeación desarrollada por el maestro puede representar la diferencia en el cumplimiento de las metas socialmente esperadas en la formación de los futuros profesionales y ciudadanos. Una planeación que vaya más allá de las exigencias administrativas y que medie entre los requerimientos diseñados por directivos y especialistas del currículo, y las características de cada grupo particular en convivencia con un maestro con características personales y profesionales propias y una materia a enseñar también con requerimientos específicos para su apropiación plena.

La investigación educativa, sobre todo la que se desarrolla con los maestros del nivel primario, arroja información que deja en claro la existencia de distintos tipos y funciones de la planeación (Wittrock, 1990: 454–474). Adicionalmente se ha identificado que los tipos de planeación también varían si se trata de profesores principiantes o experimentados. Los tipos de planeación observados aluden a distintos lapsos de tiempo considerados: anual, semanal, diaria, entre otros, o bien a los contenidos, como la planificación de una unidad de aprendizaje o lección. En diversos estudios realizados con maestros del nivel básico se observó que invierten sus esfuerzos de planeación para la estructuración, organización y administración de periodos limitados de instrucción en la sala de clase. Asimismo, se reporta como uno de los productos de la planeación las rutinas, lo que pone en evidencia que esta actividad obedece, al menos en parte, a las presiones a favor de la simplificación y la administración eficaz del tiempo, además de que sirve para coordinar las secuencias específicas de conducta tanto del propio docente como de los alumnos. El tipo de planeación varía también a lo largo del año escolar y puede dar una mayor importancia relativa a la preparación del ambiente físico del aula, la valoración de las capacidades de los alumnos o al establecimiento del sistema social del salón de clase.

Las razones aludidas por un conjunto de maestros sobre el por qué de la planificación se refieren a la satisfacción de necesidades personales inmediatas, como la disminución de la incertidumbre o el aumento de la confianza; a la posibilidad de acceder a la instrucción, como aprenderse el material u organizar el flujo de actividad del grupo; o bien, al señalamiento de una función directa, como poner en marcha una actividad u ofrecer un marco a la instrucción y la evaluación. Algunos de los maestros estudiados utilizan la planificación para cumplir con el requisito administrativo de presentar sus planes al director de la escuela, y también para los casos en los que se requieren planes especiales en previsión de la participación de maestros sustitutos.

En el conjunto de estudios realizados se muestra también que la planeación les sirve a los maestros para adaptar los contenidos y actividades previstos en el currículo al grupo particular de alumnos que tienen a su cargo, y que las revisiones anuales de lo ocurrido los ubican en una perspectiva de mayor certeza sobre los contenidos a cubrir y sobre cómo hacerlo, ya que toman como punto de partida las secuencias y ritmos de enseñanza de la experiencia del ciclo escolar anterior para hacer los ajustes que se requieren.

Las evidencias de los estudios estadounidenses dejan constancia de algunas de las distintas modalidades que adoptan los maestros en su interacción con los planes de estudio oficiales y las acciones de planeación que, como ya se dijo, pueden servir para revisar a mediano plazo el currículo, conocer las distintas formas de adaptación del mismo en contextos muy variables, consolidar la seguridad del docente al proporcionarle una guía para su conducción del proceso de enseñanza y contar con elementos para la mejora continua, entre otras. ¿Cuáles son los tipos de planeación de los maestros en contextos latinoamericanos?, ¿cuáles son las funciones que cubren estas acciones de planeación? Los investigadores educativos y los estudiantes en formación en posgrados en educación tienen un tema sugerente a considerar en sus próximas agendas de trabajo.

Otros esfuerzos derivados también de los estudios sobre la planificación del docente han estado encaminados a la creación de modelos descriptivos del proceso de planificación; algunas de las investigaciones han arrojado información distinta de aquélla que se deriva de uno de los modelos más influyentes y que postula para la planeación la secuencia: definición de objetivos, selección de actividades de aprendizaje, organización de dichas actividades y especificación de los procedimientos de evaluación. Los testimonios obtenidos muestran que estos elementos no son considerados por todos los maestros ni en el orden propuesto ni en la consideración de su importancia relativa; nuevamente la diferencia se hace presente entre los profesores principiantes y los experimentados. Inclusive se han detectado modelos en los que la planeación se concentra, en orden de importancia decreciente, en las necesidades, capacidades e intereses de los alumnos, la asignatura, las metas y los métodos de enseñanza; y en los que se otorga poca importancia a la evaluación, además de que denotan un escaso interés en la vinculación entre el curso planificado y el plan de estudios general.

La información anterior sólo tiene la pretensión de llamar la atención sobre un tema relevante de investigación que puede contribuir al seguimiento de propuestas de innovación educativa en las cuales, sin duda, se pondrá en juego el concepto mismo de la planeación y las funciones que se le atribuyen en cada contexto. La investigación educativa sobre la planeación ha empleado hasta ahora, entre otros recursos metodológicos para su estudio, la observación, la entrevista, el diario, el pensamiento en voz alta, la estimulación del recuerdo y la etnografía, que constituyen una plataforma suficiente para alentar el desarrollo de trabajos latinoamericanos sobre el tema. Los resultados que se obtengan de este tipo de investigaciones, además de completar el conocimiento universal disponible sobre la planeación, podrán coadyuvar al conocimiento sistemático y a la comprensión de una actividad que puede reducir la incertidumbre acerca de la interacción de docentes y alumnos, así como organizar y orientar las acciones del proceso de enseñanza y aprendizaje y proporcionar la oportunidad de su revisión constante. Todo ello ante el reconocimiento de que se trata de un proceso social complejo, la docencia, que se caracteriza por imprevistos, interrupciones y disgresiones, resultantes de la interacción de grupos de estudiantes heterogéneos, maestros con estilos de enseñanza muy diversos y condiciones institucionales disímiles. La investigación educativa puede contribuir con su conocimiento para que la labor del profesorado sea más efectiva y pertinente, sobre todo en una sociedad que ve en la educación formal una estrategia para sembrar un mejor futuro.

 

Mario Rueda Beltrán

 

Referencia

Wittrock, M.C. (1990), La investigación de la enseñanza III. Profesores y alumnos, Barcelona, Paidós Educador.         [ Links ]

 

Nota

* La información general de este editorial fue tomada de: M.C. Wittrock, 1990.

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