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Perfiles educativos

versión impresa ISSN 0185-2698

Perfiles educativos vol.29 no.116 Ciudad de México ene. 2007

 

Documento

 

Más maestros para más universidades**

 

More teachers for more universities

 

Manuel Peimbert Sierra*

 

* Investigador emérito del Instituto de Astronomía de la UNAM.

** Texto leído en la entrega del reconocimiento al mérito universitario 2007, el 15 de mayo, en la Unidad de Seminarios Dr. Ignacio Chávez, Ciudad Universitaria, México.

 

Maestras, maestros, señoras y señores:

Nada hay más difícil que educar a los jóvenes que habrán de vivir en el mundo futuro, en un mundo que no sabemos cómo será, pero también nada hay más trascendente, porque por medio de las nuevas generaciones lo mejor de nosotros mismos tiene la oportunidad de atravesar el tiempo. Esta transmisión, este cambio de estafeta sería impensable sin el maestro.

En efecto, no sabemos cómo será el futuro y sólo tenemos los conocimientos del presente, pero aún así el maestro se empeña en preparar a los jóvenes para ese tiempo por venir. Hay algo que sí sabemos de ese futuro: queremos que sea mejor de lo que es hoy para la mayoría de los habitantes de nuestro país y del planeta.

También sabemos que para alcanzar ese futuro hay que ejercitar al menos tres acciones esenciales de la educación: el desarrollo de la imaginación, la preparación para una carrera y la construcción de un sentido propio de responsabilidad moral. Todos esperan que sus hijos salgan de la escuela más inteligentes, más sensibles y moralmente más atentos, no porque tengan que tomar clases de moral o ética, sino porque a lo largo de los años de aprendizaje en la escuela y en la universidad hay un sinfín de oportunidades para ilustrar con ejemplos el valor de cualidades como la justicia, la igualdad, la confianza, la lealtad, la solidaridad. Lo mismo que en cada familia, en cada escuela, en cada universidad, en cada grupo social se tiene la gran responsabilidad de ilustrar estas cualidades.

Entre otras muchas cosas, la imaginación es la facultad que nos permite ver un mundo futuro diferente a éste en que vivimos, y esta facultad es esencial para el ejercicio de la libertad humana. Una de las principales funciones de la universidad es abrir los ojos a la gente para que no demos por sentado que el modo en que ahora vivimos es el único posible o que es el único modo en el que debemos vivir.

Es función de la sociedad que el conocimiento y los valores se transmitan y enriquezcan de generación en generación, y que todos participemos en este proceso. El día del maestro nos proporciona la oportunidad de rendir homenaje a aquellos que diariamente hacen posible la transmisión de estos preciados bienes de nuestra sociedad, además de hacer un balance del panorama educativo de nuestro país y del papel que juega la UNAM en el desarrollo de la educación nacional.

Vivimos en un país de grandes rezagos y de gran injusticia social. La distribución de la riqueza es una de las peores del planeta. Mientras en países como Holanda, Dinamarca, Noruega, Finlandia y Suecia el ingreso promedio de las familias en el decil más alto es tres veces mayor que el de las familias incluidas en el decil de menores ingresos, en México la diferencia es de un factor de veintinueve.

Aquí vale la pena insistir en que el buen desarrollo de la economía no es aquel que agudiza las desigualdades sociales, sino el que permite que los bienes y servicios se distribuyan de una manera más equitativa, evitando también que el consumo lleve a extremos que afecten a la naturaleza de una manera irreversible. Como decía Justo Sierra: "yo seguiré creyendo que todo programa de gobierno cuyo eje no descanse sobre estos dos polos, educación y justicia, no quiere decir nada ni para la humanidad ni para la patria".

Tenemos un compromiso con las nuevas generaciones: trabajar arduamente por una sociedad en la que haya más conocimiento y una mayor capacidad para mejorar la calidad de vida, factores necesarios para combatir la desigualdad social.

Nuestro pobre desempeño en la redistribución de la riqueza se debe principalmente a que la labor distributiva de los bienes y servicios que realiza el gobierno también es una de las peores del planeta, debido en gran medida a la escasa recaudación fiscal. Nuevamente, mientras en los países del norte de Europa antes mencionados, y en otros países europeos como Francia y Bélgica, la recaudación fiscal oscila entre 40% y 50% del PIB, en nuestro país alcanza 16.4%. Si restamos la recaudación obtenida del petróleo, únicamente llega a 10.2%. En otros países del mundo, con un desarrollo económico similar al nuestro, como Brasil, Turquía, Sudáfrica, y Argentina, la recaudación fiscal se encuentra entre 22% y 33% del producto interno bruto.

Queda claro que la recaudación fiscal en nuestro país debe aumentar y que la distribución de bienes y servicios debe mejorar para que desaparezca la desigualdad social imperante.

Cuando nos comparamos con otros países que tienen una mejor distribución de la riqueza, los aspectos que más resaltan son nuestros rezagos en educación. Estos rezagos son de dos tipos: cualitativos y cuantitativos. Con relación a los rezagos cuantitativos o de cobertura, podemos mencionar que en el nivel de preparatoria la cobertura en México es de aproximadamente 55%, mientras que en los países de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) es universal. En el nivel de licenciatura la cobertura es de 22%; este número se obtiene al considerar que de 10 millones 250 mil jóvenes en edad de cursar una licenciatura, únicamente 2 millones 250 mil están inscritos en los programas correspondientes, mientras que en los países de la OCDE la cobertura es del orden de 60%. En el caso específico de Estados Unidos, la cobertura alcanza 83 por ciento.

Con relación a los rezagos cualitativos podemos mencionar lo siguiente: la tasa de graduación de los estudiantes de licenciatura alcanza sólo 43%. La fracción de profesores universitarios con doctorado es menor que 4%, mientras que en el Reino Unido alcanza 40%. Según los reportes de la OCDE, en 2003 en México se doctoraron 11 personas por millón de habitantes, mientras que en Finlandia, Alemania, Suecia y Suiza se doctoraron más de 300 por millón de habitantes. Los promedios per cápita de los países de la OCDE y de Estados Unidos fueron más de diez veces mayores que el nuestro.

Desde 1972 hasta la fecha el gasto en ciencia y tecnología en México ha oscilado entre 0.30% y 0.45% del PIB. En 2007 el gasto programado para este rubro alcanza 0.35%, es decir que el porcentaje no ha aumentado en los últimos treinta y cinco años. El gasto en ciencia y tecnología realizado por el gobierno de Estados Unidos es de 2.7% del PIB, y es similar al de otros países desarrollados. En Estados Unidos el PIB per cápita es de 6 a 7 veces mayor que en México. Combinando estos dos indicadores, obtenemos que en nuestro país el gasto en ciencia y tecnología per cápita es alrededor de 50 veces menor que el de Estados Unidos.

También se ha vuelto popular el hablar de "la sociedad del conocimiento" y de asociarle un indicador económico al concepto, denominado "inversión en conocimiento". Este indicador consta de tres partes: lo que se invierte en ciencia y tecnología, lo que se destina a educación superior y lo que se gasta en software. La "inversión en conocimiento" alcanza valores típicos que varían entre 3% y 7% del PIB para los países de la OCDE, con un valor representativo de 4.5%. Nuevamente, es tres veces mayor que la fracción del PIB que dedica México a este renglón.

Para avanzar en la solución de los problemas mencionados anteriormente debemos lograr una mejor distribución de la riqueza, lograr que la educación preparatoria sea universal, duplicar la matrícula en la licenciatura y elevar la calidad del sistema educativo. Es indispensable que existan programas a corto, mediano y largo plazos asociados a la solución de estos problemas. Además se requiere que el gobierno aumente la recaudación fiscal para que la fracción del PIB asociado a la recaudación aumente, por ejemplo, a una tasa de 5% anual, durante un lapso de 15 años, lo cual aumentaría la recaudación fiscal de 10.2% a 21% del PIB para el año 2023. Si los ingresos debidos al petróleo disminuyen en el lapso mencionado, la tasa de aumento de la recaudación fiscal deberá ser mayor.

La UNAM ha sido la responsable principal de la calidad de la enseñanza de posgrado en el país. Durante los últimos quince años ha generado año con año a cerca de la mitad de los doctores que produce el país. Sus programas de doctorado están presentes en los desarrollos de los planes y programas de la mayoría de las instituciones de educación nacionales. La UNAM es una referencia obligada para cualquier plan de desarrollo de la educación superior. Este liderazgo se ha logrado por la labor del profesorado universitario y por la acción de la universidad en su conjunto. La calidad de la educación nacional así como la formación de nuevos investigadores ha dependido en gran medida de la labor desarrollada por el profesorado universitario de la UNAM, y seguirá dependiendo de ella.

En muchas ocasiones la UNAM ha tomado la iniciativa para impulsar el desarrollo cultural del país y su ejemplo ha sido fuente de inspiración para que otros centros de educación nacionales aúnen sus esfuerzos con los de la UNAM en este propósito.

La UNAM ha apoyado y ha sido apoyada por las universidades y centros de educación del país. Esperamos que esta actividad de ayuda mutua continúe para seguir analizando a fondo los programas de enseñanza media superior y superior del país, a fin de realizar y promover cambios que permitan adecuar estos planes al avance del conocimiento y a las necesidades de la nación.

Debemos pugnar porque la mayoría de los jóvenes mexicanos en edad de cursar estudios superiores tengan acceso a una verdadera universidad, a una institución que incluya estudios e investigaciones en todas las ramas del conocimiento, que prepare a los jóvenes para obtener una profesión o para producir nuevo conocimiento en la ciencias, las artes y las humanidades, y todo esto con una calidad similar o mejor que la que hoy en día tiene la UNAM.

Como todo maestro sabe, la mayor parte del tiempo nos estamos preparando para el futuro. Los descubrimientos de la genética nos hablan de que casi todo lo que somos se lo debemos a la herencia biológica, a los genes. No obstante, el que cada mañana vayamos a la escuela, los maestros a enseñar, los alumnos a aprender, significa que no nos conformamos con lo que nos toca genéticamente: pretendemos transformar a la humanidad y al entorno con nuevos atributos que van más allá de nuestra herencia biológica y del medio en el que estamos inmersos. Y todo esto sucede en las escuelas.

La escuela pública, la universidad pública, además intenta subsanar uno de los problemas de la desigualdad social: el desequilibrio económico. Y en este renglón debemos considerar a la educación como un asunto político, no porque las decisiones educativas deban tomarse sobre bases políticas, sino porque la educación cuesta mucho y hay que decidir en qué, cómo y cuándo debe gastarse el dinero de la hacienda pública. Aunque parezca una perogrullada, es mucho más caro, más oneroso para la patria, gastar muy poco en educación. Necesitamos que más mexicanos tengan una educación universitaria, y esto sólo se logrará invirtiendo en la educación pública.

Para terminar, quiero recordar esta palabras del ex presidente François Miterrand: "Sin la enseñanza, la formación profesional y la investigación, la nación no tendría nada."

Maestras, maestros, ha sido para mí un gran honor haberles dirigido la palabra en esta ocasión tan señalada. Muchas gracias por su atención, y feliz día del maestro.

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