SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.25 número99Valores en disputa e identidad en conflicto en la educación superior en MéxicoUna aproximación a la dimensión regional de los programas de posgrado en Ciencias Sociales en México índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

Links relacionados

  • No hay artículos similaresSimilares en SciELO

Compartir


Perfiles educativos

versión impresa ISSN 0185-2698

Perfiles educativos vol.25 no.99 Ciudad de México  2003

 

Artículo

 

Las peculiaridades disciplinarias en la construcción de la carrera académica*

 

Adriana Chiroleu**

 

** Profesora de la Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de Rosario e investigadora de CONICET, Argentina. achiroleu@arnet.com.ar.

 

Resumen

Este trabajo se propone abordar las modalidades de construcción de la carrera académica y las reglas que rigen el funcionamiento del campo académico en tres disciplinas que presentan diferentes grados de estructuración y de tradición en la Universidad Nacional de Rosario, Argentina: Física, Historia y Ciencias de la Comunicación. Nuestra hipótesis de trabajo correlaciona un alto grado de estructuración de los campos y de la tradición académica con un desarrollo acabado de las pautas de organización de las carreras y la construcción de consenso en torno a las formas de legitimación y consagración dentro del campo. Esto explica que en disciplinas tan disímiles como Física e Historia se aprecie que el núcleo de las coincidencias supera al de las disidencias. En cambio, en áreas no estructuradas ni permeadas por los efectos de una tradición sostenida, el desajuste resulta más evidente y tiende a acentuarse en contextos de crisis económica sostenida.

Palabras clave: Académicos, Universidad - Disciplinas, Carrera Académica, Formas de legitimación.

 

Abstract

In this paper, the author tackles with the different modalities of academic career construction and the regulations that rule the good working of this field in three disciplines that present different structuring and tradition degrees in the Universidad Nacional de Rosario (National University of Rosario), Argentina: Physics, History and Communication Sciences. The work hypothesis is that a high structuring degree of the fields and of the academic tradition must be correlated with a completed development of the organization guidelines of the different courses and with the construction of consensus about the legitimization and consecration forms within the field. This can explain why in disciplines that are so different, such as Physics and History, the core of coincidences is more important than the differences. Quite the opposite, in areas that still have not been structured nor permeated by the effects of a sustained tradition, the lack of rules is more evident and becomes even more important in long-term economic crisis contexts.

Keywords: Academic staff, University - Disciplines, Academic career, Ways of legitimization.

 

Los académicos constituyen un grupo profesional cuya expansión exponencial, en las últimas décadas, supuso un profundo proceso de transformación, uno de cuyos rasgos centrales es la creciente segmentación y fragmentación interna. Así, se conforma un complejo sistema de jerarquías y relaciones de poder, dentro y entre las universidades, que somete a la profesión a nuevas tensiones.

En este contexto, la construcción de la carrera académica, más allá de los rasgos generales compartidos por todas las disciplinas, adquiere en algunas de ellas formas particulares, producto de sus propias características, historia y grado de consolidación, aspectos que, por otro lado, se ven afectados —aunque de manera diferencial— por las crecientes dificultades en términos de financiamiento de las actividades científicas y académicas.

El objeto de este trabajo —de carácter exploratorio— es analizar las formas de construcción de la carrera académica y las reglas de funcionamiento del campo académico en tres disciplinas que tienen distinto grado de estructuración y diferente tradición en la Argentina y en la Universidad Nacional de Rosario: Física, Historia y Ciencias de la Comunicación.

Proponemos la utilización de la noción de campo por considerarlo un recurso fundamental para analizar a los académicos como participantes de un espacio de lucha material y simbólica y no sólo como un grupo intelectual productor de ideas que confrontan discursivamente entre sí, o como un segmento profesional que reúne a los portadores de un mismo tipo de competencia técnica, o como una "comunidad científica" orientada exclusivamente por la búsqueda de la "verdad" (Bourdieu, 1968, p.105).

El campo académico está regido por sus propias "leyes" y goza de una autonomía relativa —peculiar en cada contexto espacial y temporal— con relación a los campos político, económico y religioso. Al respecto, Bourdieu (1984, p. 106) señala que cuanto más posibilidades tenga el campo de funcionar como un espacio cerrado de competencia por la legitimidad cultural, es decir por la consagración propiamente cultural y por el poder cultural de concederla, menos incidencia tendrán los principios externos de división, como los factores de diferenciación económica, social o política, el origen familiar, la fortuna, las posiciones políticas, etcétera.

Sin embargo, todos estos procesos tienen desarrollos e incidencias diferenciales, según las disciplinas definidas (Clark, 1991, p. 56) como una comunidad de interés de tipo gremial con amplia extensión territorial, que deben ser vistas como la modalidad primordial, en razón de que son éstas y no las instituciones la fuerza dominante de la vida laboral de los académicos. En opinión de Bourdieu (1984, p. 62), las diferencias que separan a las facultades y las disciplinas presentan una estructura homóloga a la del campo de poder en su conjunto, oponiéndose por diferencias sociales, culturales y económicas, facultades temporalmente dominadas como la de Ciencias o la de Letras, con aquellas socialmente dominantes como las de Derecho y Medicina.

Por su parte, los campos de conocimiento tienen distinto grado de desarrollo y estructuración, lo cual incide en las características de las trayectorias académicas. Para Clark (1991, p. 64), por ejemplo, ciencias naturales, ingeniería y medicina serían campos de conocimiento bien desarrollados y claramente estructurados, lo que redundaría en una mayor facilidad en la construcción de consenso en el mundo académico. Ciencias sociales y humanidades, en cambio, constituirían cuerpos de saberes poco integrados o ambiguos.

Sin embargo, esta clasificación no alcanza a explicar las diferencias existentes, aun dentro de las ciencias sociales y humanidades. Por tal motivo, resulta relevante considerar, además, los criterios con que históricamente se han ido desarrollando, entre otros, el grado de consolidación del campo, y la existencia o no de una tradición académica1 con criterios de legitimación y consagración definidos y aceptados por los miembros de la comunidad.

Por lo que respecta a las formas de ascenso y legitimación, el avance en la carrera académica no obedece a la aplicación de un escalafón, sino que está ligado a otros criterios y mecanismos que le son propios. Es así como, desde la perspectiva formal y arraigado en las características de la profesión, el mérito es reconocido como el factor que orienta el acceso a los puestos de trabajo y el posterior ascenso dentro de la jerarquía académica. Sin embargo, en la práctica, a menudo resulta complejo identificarlo con precisión y, además, se constata la incidencia de otros mecanismos alternativos de ascenso atribuibles a diversos factores.

Ellos hacen referencia a la incidencia directa e indirecta de variables extraacadémicas en el avance de las carreras individuales, las cuales tendrían un efecto diferencial según el grado de permeabilidad de las respectivas comunidades disciplinares y la estructuración de las disciplinas.

En otro orden de cosas, el trabajo académico tiene una innegable naturaleza social, al punto que la labor solitaria, ejercitada al margen de los colegas, puede constituir una parte del mismo, pero nunca la totalidad (Galaz Fontes, 1999; Weber, 1998). El desarrollo del trabajo en grupo requiere, por su parte, habilidades especiales pero, como contrapartida, permite un ejercicio pleno de las tareas académicas.

Los académicos guardan así una estrecha relación en el nivel nacional e internacional con sus comunidades disciplinarias. Esto les permite simultáneamente trascender los límites de la institución en que trabajan y construir lazos profesionales que van más allá del ejercicio de la labor académica. Los miembros de la comunidad desarrollan intercambios directos e indirectos que, a la par que permiten la socialización de los avances del conocimiento, legitiman las carreras individuales.

En las próximas páginas abordaremos el análisis de la articulación entre campo académico y formas de construcción de la carrera en tres disciplinas en el contexto de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), Argentina. Escogimos Física e Historia porque constituyen campos muy consolidados entre las ciencias duras y blandas puras2 respectivamente, y Ciencias de la Comunicación porque conforman un campo en proceso de construcción, dentro de las ciencias blandas aplicadas. Esto nos permite efectuar una comparación en dos niveles: ciencias duras puras-ciencias blandas puras-ciencias blandas aplicadas, y campos consolidados-campos en proceso de construcción.

Consideramos que en campos disciplinarios más estructurados y/o con una tradición académica más sólida, las pautas de desarrollo de la carrera están claramente definidas y existe un consenso general en torno a las formas de legitimación o consagración dentro del propio campo, que está por encima aun de las posibles diferencias paradigmáticas. Esto hace que en áreas tan disímiles como física e historia pueda hallarse un conjunto de normas y valores compartidos por los miembros de la comunidad, es decir que el núcleo de las coincidencias supere el de las disidencias. En áreas aún no estructuradas, y por ende no alteradas por los efectos de una tradición sostenida, el desajuste resulta más evidente, y tiende a acentuarse en un contexto de recursos económicos escasos, que entorpecen la posibilidad de construcción institucional.

Esta presentación se apoya en los primeros resultados del trabajo de campo desarrollado, consistente en un conjunto de entrevistas semiestructuradas, aplicadas a académicos de las tres disciplinas. Las mismas se organizaron a partir de la construcción de una muestra intencional que procuró incluir aquellos sujetos portadores de las condiciones necesarias para haber alcanzado una plena profesionalización y tener carreras relativamente consolidadas. En este sentido, se contemplaron, en especial, los siguientes criterios: sexo, tener 10 o más años de antigüedad en la actividad académica y dedicación exclusiva a la misma para desarrollar actividades de docencia, investigación o gestión.

 

EL CAMPO ACADÉMICO EN FÍSICA

La física es una disciplina de desarrollo relativamente lineal y acumulativo, en la que los nuevos resultados se construyen a partir del estado del conocimiento existente, lo que lleva a Becher (2001, p. 31), parafraseando a Bernardo de Chartres, a afirmar que los científicos suelen verse a sí mismos sobre los hombros de sus predecesores; de esta manera, se favorece la movilidad de la frontera del conocimiento.

En este sentido, en el nivel internacional, a partir de la década de los cincuenta, cuando se desarrolla la electrodinámica cuántica, la física tuvo un crecimiento vertiginoso, dándose un avance significativo en el entendimiento del problema de las interacciones elementales.

En el contexto argentino, el desarrollo de esta disciplina es muy apreciable y es consecuencia de varias décadas de avance ininterrumpido, que queda plasmado en el temprano desarrollo de diversos centros de investigación que se han ido consolidando a través del trabajo continuo3 —algunos de los cuales pueden considerarse centros de excelencia— y la existencia de doctorados de primer nivel.

Dentro de la disciplina se da, sin embargo, una diferencia importante entre los grupos que desarrollan temas teóricos y los que trabajan en el área experimental. Los primeros han tenido un crecimiento continuo en los últimos 40 años, mientras que los segundos han experimentado más dificultades en su expansión, originadas, en gran parte, por los elevados costos que requieren las prácticas de laboratorio.

En las últimas dos décadas Rosario empieza a destacarse como un centro de investigación importante. Originalmente, la licenciatura en Física, que surge en 1967, se construye sobre las estructuras ya existentes en la Facultad de Ciencias Exactas e Ingeniería. Sólo más adelante se crean nuevos cargos, y en todos los casos el crecimiento de la disciplina y de la carrera van ligados a los aportes efectuados desde el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET).

En un estudio sobre la comunidad disciplinar de los físicos en la Universidad Nacional de La Plata (Suasnábar et al., 1996), se constata el crecimiento continuo del campo, más allá de las limitaciones que en términos científicos se dieron durante los gobiernos militares de 1966 y 1976. En este sentido, se señala que, a pesar de las cesantías y exilios forzosos, el campo académico continuó desarrollándose, tal vez a un ritmo menor, pero sin rupturas profundas. En opinión de los autores, la fuerte articulación con la disciplina global es una fuente generadora de mayores márgenes de autonomía, que se potenciarían en contextos de inestabilidad política.

Sin embargo, en el desarrollo de la disciplina en la UNR no es posible confirmar esta hipótesis. En este sentido, la comunidad de los físicos que era pequeña en 1976, fue muy golpeada por las persecuciones ideológicas, las cesantías y los exilios, lo cual trajo aparejado dificultades de peso. Algunos grupos continuaron trabajando, y fueron la base del desarrollo que en la década de los años ochenta tuvo la disciplina en el nivel local, precisamente en 1980 se creó el Instituto de Física del CONICET (IFIR).

Puede señalarse al respecto que, por una parte, la física es una disciplina cuyas características internas, su unidad paradigmática, su grado de estructuración y consolidación y sus fuertes vínculos globales, generan márgenes de autonomía relativa que operan como sólidos espacios de contención. Sin embargo, no es desdeñable —aún en este caso— el peso de la tradición, la cual se constituye en una fuente especial de salvaguarda en contextos complejos para el desarrollo de la disciplina.

 

La construcción de la carrera académica

Los entrevistados destacan la primacía de una forma "típica" de desarrollo de la carrera, la cual gozaría de plena legitimidad. Éste es el caso de quienes aún como alumnos acceden a un cargo de auxiliar, para ocupar, una vez graduado e iniciado el doctorado, una ayudantía de primera clase, cargo que, a menudo, va acompañado por una beca del CONICET. A partir de la defensa de la tesis de doctorado continúa el ascenso en la jerarquía académica y en la de investigación, hasta ingresar a la denominada carrera de investigador luego de obtener un posdoctorado en el exterior. Ésta sería, en la actualidad,4 la carrera de un "físico promedio".5

Durante las últimas décadas, parecería haber existido un desarrollo lineal de la carrera académica a partir de la continua ampliación del número de cargos disponibles tanto en la UNR como en CONICET y, en este sentido, una profesionalización plena. Esta situación ha cambiado en los últimos años, y en este contexto los más jóvenes comienzan a manifestar la inquietud por las crecientes dificultades para ascender o ampliar la base con nuevas incorporaciones ante la falta de cargos.

En otro orden de cosas, muy pocos de los académicos exiliados durante los gobiernos militares regresaron al país, motivo por el cual no ejercieron una influencia significativa en la comunidad local.

El procedimiento de incorporación parece ser, en muchos casos, similar. En el tramo final de la licenciatura, especialmente para la elaboración de la tesina, el estudiante se acerca al grupo de investigación, más tarde se incorpora, y luego solicita una beca al CONICET e inicia, de esta manera, la carrera dentro de la institución.

Relaciones con la comunidad

Como afirma Becher (2001), los físicos son científicos cosmopolitas. Y es de remarcar que, dentro del área, el cosmopolitismo asume una profundidad y una extensión considerables. De hecho, la "normalidad" es mantener fluidas relaciones con la comunidad internacional, considerándose patológica la situación contraria: aquel que, por distintas causas, no establezca esta forma de funcionamiento, sólo podrá ocupar lugares marginales dentro de la comunidad académica. Esto se explica por el hecho de que una misma temática es abordada por diversos grupos en el ámbito internacional, y el avance del conocimiento se logra a través del intercambio de experiencias, la puesta al día de los registros, y los logros de cada grupo.

Esto se debe a un conjunto de factores, entre los cuales adquiere especial relevancia la unidad paradigmática de la disciplina, el importante desarrollo en el nivel nacional y la vasta tradición nacida a principios de siglo en La Plata, factores que coadyuvan para que se vea favorecida la inserción en el exterior de los graduados argentinos, quienes son respetados por su buena formación académica.

Sin embargo, este intercambio, presentado como "natural" y hasta indispensable en la disciplina, en el contexto nacional tiene como utilidad marginal servir de sostén al desarrollo académico; de lo contrario, éste sería —se señala— muy mediocre. La relación con el exterior resulta vital para mantener, por ejemplo, la actualización de los equipos de investigación.

El intercambio es permanente y asume distintas formas: estadías o pasantías en el exterior, recepción en los institutos locales de profesionales del exterior, posdoctorados, congresos, etc. Por más que las condiciones tecnológicas actuales aseguren la posibilidad de contactos fluidos con el exterior por vía electrónica, el traslado sigue constituyendo una forma privilegiada de formalizar el intercambio.

La contracara de este comportamiento es la fragmentación y la dispersión de los grupos de investigación que desarrollan sus trabajos, en especial en el campo teórico, según patrones y temáticas internacionales que guardan escasa conexión con las necesidades locales, y resultan, muchas veces, inaplicables en el país. Esto provoca un efecto de desaliento importante en algunas áreas. La falta de un proyecto nacional, de largo plazo en el nivel científico, hace que no se priorice un área determinada sobre otra, y que los recursos se asignen sólo en función de criterios exclusivamente meritocráticos.

En el contexto nacional, las relaciones también son muy fluidas, en particular con los centros de mayor envergadura, como el Instituto Balseiro y la Comisión Nacional de Energía Atómica (CONEA).

Formas de legitimación y consagración. Las reglas de la inclusión-exclusión

La física, como disciplina, está condicionada por la idea de objetividad, lo que hace suponer que los mecanismos de legitimación/consagración, ejercidos dentro de la comunidad, adquieren ese mismo tenor a pesar de tratarse de procedimientos administrados por colegas, con todo el subjetivismo que esto supone.

El principal instrumento de legitimación son las publicaciones internacionales. Al respecto existe una amplia gama de revistas que presenta una acentuada estratificación interna. El grado de rigurosidad para la aceptación de un trabajo depende del estrato a la que cada una de ellas pertenece; se trata, por lo tanto, de circuitos diferentes, dotados de disímil prestigio.

El sistema de "referato" o evaluación de pares es el mecanismo a través del cual se seleccionan los artículos que se van a publicar, utilizándose como criterios básicos la originalidad, la relevancia del tema para la revista y la claridad expositiva. Normalmente se reconoce que el juicio de pares (Becher, 2001, p. 89) permite mantener los estándares globales y reconocer la excelencia individual. Sin embargo, con frecuencia, se presentan algunos inconvenientes en la implantación de este sistema.

En primer término es de señalar lo que el propio Becher denomina el efecto Mateo,6 práctica muy habitual en el mundo académico, que supone favorecer a los más favorecidos o, en todo caso, dar más posibilidades a los que mejor ubicados están en la jerarquía académica. Un entrevistado lo llamó "efecto reputación", haciendo referencia al peso que ésta tiene en el momento de discutir espacios, conceder facilidades de publicación, de inserción institucional, etcétera.7

En segundo término, cabe resaltar el subjetivismo que entraña cualquier decisión humana, individual o grupal, por más que la meta sea la aplicación de criterios "objetivos" por parte de pares académicos. En este sentido, siempre está presente la posibilidad de favorecer a los amigos y/o perjudicar a los rivales.

Sin embargo, existe un cierto consenso sobre la validez y la legitimidad de este procedimiento que, por otra parte, es reconocido como el más fiable. El margen de arbitrariedad, si bien presente, no resulta intolerable.

También se consideran valiosas, aunque en menor grado, las publicaciones en revistas nacionales, pero, en este caso, no todas las áreas tienen su ámbito de difusión. Por otro lado, el requisito de originalidad no siempre se respeta.

Lo cierto es que en la actualidad la cantidad de publicaciones, especialmente de carácter internacional, se considera un parámetro fundamental y una exigencia ineludible para la obtención de becas nacionales e internacionales y cargos en investigación. Podría hablarse, hasta cierto punto, de una verdadera papermanía, que impulsa a producir y publicar trabajos que no siempre suponen un aporte real al conocimiento, pero que se constituyen en un requisito fundamental para avanzar en la carrera académica.8 El número de publicaciones parece ser —a pesar de no tener méritos suficientes— un indicador elocuente del nivel de conocimientos. Para cumplir con este requisito, incluso se abandonan otras actividades propias de la carrera, como la dedicación a las tareas de docencia de grado y gestión.

Además, existen otras formas de legitimación, aunque quizá resulten de menor alcance. Tal es el caso de la participación en congresos internacionales y nacionales, los posdoctorados, y las patentes.

Dentro de los congresos, los internacionales son los más reconocidos, pues tienen un rígido sistema de "referato" que, en opinión de algunos entrevistados, gana en imparcialidad con la distancia. Si el abstract es aceptado, se debe enviar el trabajo y presentarlo en forma oral o de poster. Si bien la primera modalidad es más importante, ésta no siempre es factible en razón de la gran cantidad de trabajos.

Esta instancia permite mantener la actualización sobre las discusiones más relevantes dentro del área temática de desarrollo, a través del intercambio con los colegas del resto del mundo. Sin embargo, es variable dependiendo de la disponibilidad de subsidios para hacer los viajes.

Los congresos nacionales tienen una importancia menor, aunque se está tratando de promover las actividades de la Asociación de Física de Argentina, la cual publica periódicamente, en forma global, las memorias de ese encuentro.

Otro criterio de legitimación —no siempre reconocido como tal— es la formación de recursos humanos, que queda evidenciada a partir de la obtención de doctorados por parte de los graduados, y la incorporación de los mismos a los propios equipos. Al respecto, en opinión de algunos entrevistados, esta vía parecería ser más valiosa en la construcción de la carrera académica, que la producción directa de artículos o trabajos. Para algunos se trataría, hasta cierto punto, de una forma espuria de legitimación en razón de que se aprovecharía el trabajo de otros. Sin embargo, el ejercicio cabal de la dirección de tesis de doctorado supone un grado de dedicación y de creatividad importantes por parte del respectivo director.

 

CARACTERIZACIÓN DEL CAMPO ACADÉMICO EN HISTORIA

El conocimiento blando puro, dentro del cual puede ubicarse el campo de la historia, se caracteriza por la coexistencia de distintos paradigmas. De esta manera, los temas son recurrentes, es decir, son analizados una y otra vez —desde distintas perspectivas— procurando una mayor precisión (Becher, 2001, p. 31).

En este caso no se visualiza con claridad, como en las ciencias duras puras, la obsolescencia del conocimiento, y más allá de las modas la elección de los temas de estudio está fuertemente influida por los intereses y las expectativas individuales.

Este campo fue muy afectado por los vaivenes políticos del país y las sucesivas persecuciones sufridas por los académicos, en especial a partir de 1966, que dejaron huellas profundas en su tejido constitutivo. Sin embargo, el campo tiene bases sólidas, sobre todo por lo que respecta a historia colonial y argentina.

Puede hablarse de una cierta profesionalización de la historia como disciplina desde las primeras décadas del siglo pasado. En efecto, en opinión de Halperín Donghi (1986), algunos historiadores pertenecientes a la nueva escuela histórica ya se definían como plenamente profesionales hacia 1930.

Sin embargo, fue con el retorno de la democracia, en el contexto de una gran transformación en el campo disciplinar, que se concretó una mayor profesionalización de los historiadores. Por estos años comenzó a trabajarse con una multiplicidad de visiones de la historia y las demás ciencias sociales, lo cual enriqueció el campo metodológico específico. Entonces, se produjo la fragmentación del campo y —aunque se perdió el "gran relato"— se introdujeron nuevas temáticas y enfoques. También se logró un cierto grado de internacionalización de la disciplina hasta ese momento prácticamente inexistente.

De esta manera, se opera la profesionalización9 de los historiadores, definida por algunos de los entrevistados como la capacidad de "vivir del ejercicio de la profesión". Se trata también de un acceso tardío a una condición retardada, entre otros motivos por lo que Hilda Sabato denomina —citando a Habermas— el "uso público de la historia", es decir el empleo de la misma por aficionados, que con frecuencia pertenecen a otras profesiones, por ejemplo, la abogacía.

En esos años se dio también una política académica en las universidades y en los organismos de Ciencia y Tecnología; se crearon nuevos cargos docentes y diferentes formas de acceso a la investigación: desde becas hasta cargos en las carreras de CONICET y el Consejo de Investigaciones de la UNR (CIUNR). Así, se generaron importantes expectativas y, aun en un reducido número, los historiadores comenzaron a producir en función de "vivir de la historia", lo cual hasta entonces no se había dado.

Otra faceta de la profesionalización del historiador está relacionada con el trabajo en grupos articulados en distintas universidades del país, proceso original de la década de los ochenta, que permite poner permanentemente en juego los saberes, creando una trama de articulaciones que dan origen a espacios profesionales reconocidos y reconocibles.10 Esto posibilita, por primera vez, pensar en la construcción de una verdadera comunidad, en la cual se reconoce, con facilidad, a los referentes y a los grupos que desarrollan las distintas temáticas y especialidades.

Sin embargo, el rasgo dominante es la fragmentación y la constitución de "tribus" de distinta envergadura y con diferente capacidad de relacionarse entre sí y con la comunidad internacional.

 

La construcción de la carrera académica

En este caso no parece haber un patrón común de desarrollo de la carrera académica, sino una heterogeneidad de situaciones. En primer lugar, cabe destacar la de los académicos que debieron dejar sus cargos durante los gobiernos militares y, aun en este caso, distintas fueron las realidades de los que se exiliaron y de los que permanecieron en el país. Otro estrato está constituido por los que ingresaron a la actividad académica promediando la década de los ochenta, en momentos de la renovación de los planes de estudio impuesta por el retorno a la democracia. Por último, una situación diferencial es la de los más jóvenes.

Los académicos que habían accedido a la función en los años sesenta, tuvieron en general una excelente formación académica y su ingreso a la actividad estuvo signado por la incorporación a equipos de trabajo dirigidos por investigadores de primer nivel en el ámbito nacional.11

Sin embargo, experimentaron una doble ruptura, primero en 1966 y luego entre 1975 y 1976, víctimas de la violencia y del terrorismo de Estado. En uno u otro momento algunos consiguieron continuar su trabajo en el exterior, y otros sobrevivieron tristemente mientras la universidad los excluía. En ambos casos, las realidades son distintas: los que volvieron del exterior trajeron temáticas, metodologías, concepciones renovadas; los que permanecieron en el país tuvieron que desarrollar un enorme esfuerzo para salvar las distancias y comenzar, juntos, una tarea de reorganización del campo.

Paradójicamente, la generación que obtiene su diploma en los primeros años de los ochenta es la que mejores posibilidades tiene para iniciar una carrera más estable. Habían estudiado en los años del proceso militar una carrera muy devaluada, con temáticas y bibliografías anacrónicas y en un contexto de acentuada vigilancia ideológica. La única instancia de renovación parcial de las ideas se ubicó en el ámbito extrainstitucional, y estuvo constituida por los grupos que procuraban profundizar los estudios metodológicos o se centraban en ciertas temáticas.

En estos casos, el acceso al primer cargo llegó acompañado por la necesidad de enfrentar actividades docentes en condiciones masivas, y muchas veces sobre temas no abordados durante los estudios de grado, ni trabajados con anterioridad. Esta desventaja constituyó —para algunos— no sólo un desafío, sino una experiencia formativa de fundamental importancia.

Por otra parte, en esos años, tanto dentro de la facultad como en los organismos de Ciencia y Tecnología, se crearon numerosos cargos, por lo que esta generación logró así ingresar y promoverse en condiciones bastante propicias. De hecho, en la actualidad, alrededor de 20% de los profesores de la Escuela de Historia tiene dedicación exclusiva.12

Por último, los más jóvenes encuentran obturada su posibilidad de acceso y promoción a la carrera académica en condiciones de profesionalización plena, por la articulación entre dificultades presupuestarias en el plano universitario y el científico-tecnológico, así como por la incidencia de ciertos vicios en el funcionamiento del campo, que hacen que no se respeten las formas de legitimación/consagración proclamadas como legítimas.

Los mecanismos de acceso son los tradicionales, es decir, la incorporación como ayudante-alumno a la cátedra en el transcurso de la carrera o en momentos de preparación de la tesina final. A partir de entonces, la inexistencia de políticas institucionales en la UNR y en los organismos científicos nacionales, hace que las posibilidades de plena profesionalización se restrinjan a situaciones individuales.

Relaciones con la comunidad

Los historiadores constituyen una comunidad con fuertes lazos en el ámbito local y nacional, y con un sentido cosmopolita mucho menos marcado que, por ejemplo, los físicos, por lo cual muy pocos acceden plenamente al ámbito internacional.13 Cabría preguntarse sobre la influencia que, en esta situación, pueden tener factores diversos, como la coexistencia de diferentes paradigmas, de variadas aproximaciones metodológicas, o de temáticas de corte local.

La falta de unidad paradigmática genera, sin duda, una dispersión de las fuerzas del campo que se aglutinan en torno a ellos, y la propia inconmensurabilidad de los mismos —en tiempos de primacía de valores académicos— puede explicar, aunque de manera parcial, la ausencia de debates significativos entre las diferentes perspectivas de análisis.

En este sentido, las décadas de los sesenta y setenta son señaladas como años de encarnizados debates/combates a los efectos de imponer el punto de vista de la propia perspectiva analítica, mientras las últimas décadas han alumbrado un comportamiento más "civilizado" aunque también más pobre en intercambios interparadigmáticos; de hecho se trabaja en paralelo. Las discusiones se dan en el interior de los grupos y entre los grupos que sustentan una determinada posición.

Por lo que toca a las temáticas de trabajo, algunas encuentran un ámbito más estructurado para efectuar una aproximación internacional, por ejemplo, los americanistas, quienes se ocupan del periodo colonial y aun de la historia argentina. Al respecto se señala que, en este último caso, existe un amplio campo de trabajo en el exterior, en la medida en que se han constituido grupos homólogos en los países centrales, además de departamentos específicos en las universidades.14

Por otra parte, hay unos pocos circuitos institucionalizados de relación con el exterior, los cuales se han construido en los últimos 15 años. Según las distintas especialidades (americana, colonial, europea, argentina, etc.), se crean vínculos más estrechos con determinados países que permiten un cierto nivel de intercambio e incluso de participación en proyectos comunes de investigación. Estas relaciones también tienen lugar entre grupos de distintas facultades de estudio e investigación, en una temática particular.

En muchos casos, estos grupos se constituyeron a partir de vinculaciones personales, transformándose éstas en otra forma de articulación.

En el ámbito nacional, las relaciones personales, grupales e institucionales son mucho más fluidas; a través de ellas se articularon diversos grupos que, en el nivel nacional, trabajan una cierta temática (por ejemplo, historia argentina del siglo XIX o, dentro de historia económica, el caso de los empresarios y las burguesías regionales).

Puede hablarse, entonces, de una comunidad disciplinar en el ámbito nacional que dialoga, en forma permanente, con sus afinidades y diferencias, y que ha podido entablar vínculos de intercambio bastante sólidos. Al respecto, el papel que cumple Buenos Aires en estos intercambios merece ser matizado: si, por una parte, resulta fundamental porque constituye el principal referente en el nivel nacional y, por ende, una forma de mitigar el "parroquialismo" y las mezquindades locales, por la otra, su centralidad obtura posibilidades de expansión y afianzamiento para los grupos locales.

Formas de legitimación y consagración. Las reglas de la inclusión-exclusión

En coincidencia con lo que ocurre en otras disciplinas y a pesar de la multitud de grupos y circuitos existentes, las principales formas de legitimación pueden considerarse estándar: publicaciones, organización y participación en eventos, certificaciones, cargos obtenidos por concurso, en particular en investigación (CONICET, CIUNR).

En el ámbito nacional, existen algunas publicaciones que resultan verdaderamente emblemáticas.15 De manera más reciente, y como producto de la relativa estabilidad de precios de la década de los noventa, ha surgido un cúmulo importante de revistas, algunas publicadas por facultades16 o centros, y aun por especialidades (estudios coloniales, historia urbana, historia económica, etc.). La mayoría de las mismas tiene referato y entre las reglas de selección de los artículos parecen prevalecer los criterios académicos.17

Más allá de las diferencias paradigmáticas, se trataría de respetar un código común basado en un análisis profundo de los objetivos del trabajo, su fundamentación, metodología y aportes efectivos al crecimiento del conocimiento, es decir criterios que pueden ser aceptados con facilidad por cualquier disciplina.

Entre los eventos académicos se destacan las Jornadas Interescuelas y Departamentos de Historia que se iniciaron en 1985 en Rosario, con el objeto de profundizar las relaciones entre los distintos ámbitos de producción institucional en historia. Al principio tuvieron carácter anual y luego bianual, y constituyen una forma de conocer lo que se está produciendo en el país.

Por otra parte, la forma de trabajo en las mismas es muy rigurosa; cada ponencia tiene su comentarista,18 quien la lee con anterioridad y efectúa sus aportes críticos. El sentido de esta práctica puede, a veces, tergiversarse, y convertirse en una instancia de lucimiento personal.

Se han desarrollado distintos formatos: simposios cerrados sobre una temática puntual muy acotada con invitados especiales, o mesas abiertas. Por tratarse de un evento que convoca a un gran número de participantes, se ensayan permanentemente cambios en la organización que permitan superar su principal inconveniente, que es la fragmentación

En lo que hace a las certificaciones, la de doctor —que no está generalizado— parece ser el título máximo alcanzado; en estos casos, los años de exilio han tenido como correlato una cantidad apreciable de diplomas extranjeros, aunque en la actualidad los mismos provienen fundamentalmente del ámbito local.

A pesar de estar consolidadas las reglas de legitimación/consagración en el campo, los entrevistados señalan que existe una cierta influencia de variables extra académicas y diversas maneras de tergiversar, de las formas consideradas como legítimas, la construcción de la carrera académica, y muchas de ellas se han acentuado a partir de las reformas introducidas en los años noventa, por ejemplo, a través del Programa de Incentivos para Docentes-Investigadores.19

La aplicación de criterios cuantitativos de "medición" o evaluación del rendimiento académico ha generado una multiplicación numérica de la producción que, con frecuencia, no guarda relación con un mejoramiento cualitativo. Al respecto, el trabajo en los archivos históricos suele ser muy lento e insume un tiempo muy importante, por lo que en muchos casos éste se reduce a su mínima expresión para permitir la elaboración de un artículo en un tiempo prudencial.20 Otro tanto ocurre con el ingreso a cargos de gestión que, muchas veces, son mutuamente excluyentes con el ejercicio pleno de la labor de investigación, pero que brindan un puntaje importante al tiempo de las categorizaciones.

Uno de los vicios más comunes es la reproducción y legitimación endogámica: esto es, los miembros de un mismo grupo se citan entre sí o se evalúan entre sí. Sin embargo, sólo ocupan un lugar marginal en el campo; los consagrados son los que cumplen con los ritos de iniciación y de desarrollo del trabajo académico. En este aspecto, consideramos que la fuerte tradición académica que existe en la disciplina actúa como amortiguadora de los criterios extraacadémicos.

 

COMUNICACIÓN SOCIAL: UN CAMPO DISCIPLINAR EN CONSTRUCCIÓN

Las Ciencias de la Comunicación pueden ubicarse -aunque con cierta dificultad-en el ámbito de las ciencias blandas aplicadas. En tal carácter, emplean el conocimiento blando puro como medio de entender y manejar las condiciones de complejidad de las situaciones humanas. Se basan en las interpretaciones de las Humanidades y de las Ciencias Sociales, las cuales son, para tal fin, reformuladas con frecuencia. Sus resultados son juzgados asiduamente en términos pragmáticos y utilitarios (Becher, 1993 y 2001).

Tony Becher destaca la casi inexistencia de mapas de los territorios intelectuales derivados de las ciencias aplicadas y lo explica por la conjunción en las mismas de las áreas teórica y práctica, y la persistente dificultad por definir y analizar esta última.

De hecho, una discusión de fondo dentro de la carrera ha sido la relación entre teoría y práctica y la posibilidad/conveniencia de que ambas se retroalimenten. Esta tensión hace referencia a otra más estructural, planteada entre lo académico y lo profesional y sus formas de articulación. En este caso, la única síntesis posible es amalgamarlas en el trabajo profesional o en la investigación académica, lo cual no es un proceso sencillo y está aún muy lejos de haberse alcanzado.

Sin embargo, las ciencias de la comunicación tienen otra peculiaridad: no constituyen todavía una disciplina autónoma. Ésta es una tesis en torno a la cual existen distintas posiciones y puntos de vista, incluso dentro de los que la sostienen. Para un sector minoritario habría una disciplina propia de la comunicación, que utiliza otros saberes que se construyen a través de ella.

Para una importante parte de la comunidad, en cambio, se trataría de un campo constituido en forma interdisciplinaria (saberes que concurren), que además está experimentando ese proceso de construcción que debería conducirlo a la transdisciplina. Toma elementos de todas las ciencias sociales, aunque los núcleos más fuertes son la sociología y los estudios del lenguaje, desde la lingüística a la semiótica y la socio-semiótica.

A partir de un problema concreto se propone un abordaje interdisciplinario, es decir, los estudios se proyectan a partir de la especificidad de los problemas, adecuando las teorías y los instrumentos técnicos a las características de aquellos (Frutos, 1998).

La idea de campo en construcción en el que confluyen diversas disciplinas queda graficada por las áreas de origen de muchos de los académicos más reconocidos: letras, sociología y en algunos casos filosofía.21 Estos "padres fundadores" lograron legitimidad y su inserción académica a partir de un reconocimiento público de su labor.

En los últimos años, en la medida en que van insertándose en el mercado las primeras camadas de egresados de la carrera, ésta va ganando especificidad, y aparece un ámbito algo híbrido que se aglutina en torno a los procesos de la comunicación en sus diversas instancias (masivas, institucionales, mediáticas, grupales, personales).

Las primeras carreras de comunicación que surgen en América Latina al finalizar los años cincuenta tienen una fuerte impronta del Periodismo. Su expansión es alentada por la Iglesia Católica, que reconoce la importancia de la misma ya en las Encíclicas de Paulo VI. En esos años se desarrollan, de manera bastante estandarizada, carreras en toda la región, con perfiles y currículos muy similares.

La propia historia de la carrera en la Universidad Nacional de Rosario es tributaria de esos antecedentes. Originariamente la licenciatura en Periodismo funcionaba en la sede local de la Universidad Católica Argentina; en un clima convulsionado como el de los años 1972-73, un grupo de docentes propone llevarla a la UNR, y se inserta en el Instituto de Comunicación de la Facultad de Filosofía y Letras.

En 1975, durante la gestión de Ivanisevich, la carrera es trasladada a la Facultad de Derecho, y el personal docente cesanteado; dos años después —ya durante el último gobierno militar—, ancla en la Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales y se adopta un Plan de Estudios, depurado de sus componentes propiamente comunicacionales.22 A partir de 1984 se desarrollan varios cambios curriculares sucesivos en pro de construir consenso en un avance progresivo hacia la especificidad del área temática.23

En las últimas dos décadas la expansión de la carrera ha sido permanente; se acentúa a partir del protagonismo que adquieren los medios de comunicación en los noventa, y llega en la actualidad a grados de masificación que se administran con dificultad.

No puede hablarse, por tanto, de una profesionalización en el campo de la comunicación, porque éste aún no existe como construcción acabada. Esto queda de alguna manera graficado en la falta de institucionalización en el área, de las certificaciones de posgrado y de la investigación. Por una parte, en el ámbito local no existen doctores ni doctorado,24 aunque en los últimos años se ha creado una maestría que ha permitido un avance significativo del conocimiento y la formación. Por otra parte, en la planta docente no hay investigadores pertenecientes a CONICET o CIUNR, por lo que las tareas de investigación se desarrollan como extensión de funciones de los cargos docentes.

Como contrapartida, se da una fuerte demanda de reconocimiento de la especificidad de las ciencias de la comunicación en estos ámbitos institucionalizados, como campo "disciplinar" separado de las ciencias sociales, y con el nombramiento de evaluadores que puedan dar cuenta de los contornos y los contenidos propios del área.

Otro espacio de tensión tiene que ver con la permeabilidad de las fronteras entre lo académico y lo profesional, que permite la articulación entre las formas de consagración y legitimación en ambas esferas y quita especificidad al ámbito propiamente académico.

 

La construcción de la carrera académica

La planta académica de Comunicación Social se incorporó, de manera mayoritaria, en los años del retorno a la democracia, momento a partir del cual la conjunción de una serie de circunstancias, entre las cuales el peso creciente del desarrollo tecnológico en el área no ocupa un lugar menor, generó una expansión exponencial de la demanda social.

Por consiguiente, se trata de una planta docente joven, cuyo tránsito por la carrera académica fue relativamente rápido y sin mayores obstáculos. En este sentido, el cambio de perfil de la carrera a partir de los diversos planes de estudio que se fueron aprobando sucesivamente, provocó que quedaran áreas vacantes cubiertas por graduados jóvenes, quienes fueron formándose mientras desarrollaban sus actividades docentes.

En la actualidad, se reconoce la existencia de un cuello de botella muy estrecho, en la medida en que no se generan nuevos cargos a pesar de la creciente masificación de la carrera. Este fenómeno que antes era privativo de los primeros años, ya alcanza a los cursos superiores que tienen una dotación docente mínima en relación con la demanda.

Los mecanismos de acceso a la carrera no se distancian de los habituales: selección de los alumnos considerados más competentes e ingreso de los mismos a las cátedras como ayudantes-alumnos. Sin embargo, la obtención de cargos rentados se hace cada vez más difícil ante la falta de creación de nuevas oportunidades en el ámbito docente y otro tanto ocurre en los organismos de investigación.

Los entrevistados consideran que el clientelismo político, presente en esta área como en otras, no constituye, en la actualidad, un elemento importante de intromisión y tergiversación de los canales de ascenso.

En lo que respecta a la titulación máxima alcanzada, no hay doctores y sólo unos pocos han completado los estudios de maestría. La certificación de posgrado no parece ser, por el momento, una preocupación demasiado arraigada en la comunidad, tal vez por la primacía de la validación en el ámbito profesional.25

Relaciones con la comunidad disciplinar

Los comunicadores constituyen una comunidad anclada en el ámbito nacional, no por convicción ni negación del cosmopolitismo, sino por falta de institucionalización de los canales pertinentes.

Al respecto, las relaciones con la comunidad internacional son todavía muy incipientes, lo cual quizá pueda explicarse por la falta de tradición del área que conlleva un bajo grado de organización institucional. En este caso, la correlación entre ambas variables no resulta mecánica ni fatídica, sino que está mediada por el hecho de que el campo de la comunicación comienza a desarrollarse en un contexto general desfavorable para la educación superior y el desarrollo científico y tecnológico.

En este sentido, no se implantan, desde la UNR ni desde los organismos nacionales de investigación, políticas institucionales para el área. Por otra parte, el bajo grado de organización institucional resulta también consecuencia de la falta de continuidad y de la debilidad de las instituciones pertinentes. De alguna manera, esto explicaría que otros países, en los cuales el campo se define más o menos en los mismos años que en Argentina, hayan avanzado significativamente en términos de su conformación y consolidación.

Las relaciones son fuertes con otros países de América Latina (Brasil, México, Venezuela) y existen Asociaciones de Facultades de Comunicación y también la Federación Latinoamericana de Facultades de Comunicación que funcionan como asociaciones de primero y segundo grado, respectivamente. Sin embargo, en ambos casos priman conflictos de distinto orden que dificultan su funcionamiento y que refieren, de manera indirecta, a un campo en proceso de construcción.

Las relaciones en el nivel nacional son muy fluidas y asumen el dinamismo de un mercado en expansión. Existe un circuito ineludible de congresos anuales y eventos de distinta naturaleza que permiten la asistencia y la participación tanto de los estratos más consagrados como de los jóvenes que apenas se inician.26

La mayor fluidez de los contactos locales puede relacionarse con la expansión que presenta el área en términos de demanda social del servicio educativo, pero también del mercado. La valoración social de la comunicación ha crecido al ritmo de las nuevas tecnologías que constituyen espacios de especial atracción para los jóvenes.

Formas de legitimación y consagración: la coexistencia de distintas lógicas

En el caso de los comunicadores, coexisten las formas de legitimación y consagración propias de la carrera académica con aquellas de la vida profesional. En efecto, se reconoce como primordial el peso del ejercicio profesional por el aporte que efectúa a las tareas académicas, en particular en algunas áreas, como las prácticas. En este sentido, no se perciben como ámbitos separados, sino que se conjugan y articulan fortaleciéndose mutuamente.

Para algunos, las formas de consagración dentro de las materias teóricas resultan más tradicionales, siguiendo en líneas generales las mismas reglas que el resto del mundo académico. En cambio, dentro de las prácticas, la situación es diferente y la producción asume formatos diversos: un video, un cortometraje o trabajos con imágenes pueden dar cuenta del avance de un profesional en términos individuales o extender las fronteras más allá de los territorios explorados.

Desde lo profesional, el aporte al participar en la producción de los medios de comunicación es considerado muy valioso. En lo académico, especialmente a partir de las nuevas reglas de juego establecidas por la carrera docente y las categorizaciones, empieza a considerarse relevante la publicación de la producción escrita, la participación en congresos y en grupos de investigación.

Se trata, en realidad, de un universo que comienza a descubrirse y a transitarse a partir de incentivos externos. La impronta profesional es tan fuerte que sólo con la introducción de mecanismos de evaluación de las tareas docentes, que suponen o bien instancias ineludibles para permanecer en la función o complementos salariales, comienzan a reconocerse y a desarrollarse las prácticas comunes a toda la actividad académica.

Dentro de las publicaciones, el Departamento de Comunicación edita un anuario que ha tenido siete años de continuidad: es una publicación que sistematiza la producción del área sin aplicar criterios selectivos rigurosos. Constituye —en opinión de los entrevistados— una especie de muestrario de lo existente y, en este sentido, también de las lagunas y del nivel general de la producción académica.

En el resto del país, las carreras también editan sus propias revistas aunque todavía no se reconocen títulos en los cuales la participación suponga una consagración particular para los autores.

 

CONSIDERACIONES FINALES

Como ya lo señalamos, este estudio, de carácter exploratorio y centrado en el análisis de tres disciplinas en la Universidad Nacional de Rosario, no permite hacer generalizaciones que abarquen la profesión académica, las disciplinas no analizadas, ni la heterogeneidad de las situaciones que se plantean en el ámbito nacional. En este sentido, señalaremos sólo algunas coincidencias y contrastes relevantes entre las disciplinas analizadas.

1) En las disciplinas duras puras (física) y blandas puras (historia), el desarrollo de la carrera académica no parece estar ligado sólo al grado de estructuración de las mismas, sino que es tributario de la tradición propia de cada una de ellas, aunque también es variable, dependiendo de los vaivenes de la vida política del país. Estos dos factores tienen, sin embargo, una incidencia mayor en el ámbito de la historia.

En el caso de las ciencias de la comunicación, como ciencia blanda aplicada se halla sometida a las tensiones propias de su condición: la relación teoría-práctica y ámbito académico-ámbito profesional. En este contexto, la carrera académica pierde especificidad y se apoya en una zona gris surgida en la intersección de aquellos planos.

2) El carácter de campo en construcción de las ciencias de la comunicación, en un contexto de recursos económicos escasos, creciente masividad de la matrícula y ausencia de políticas institucionales de apoyo al sector, generan dificultades profundas en lo académico, que conspiran contra su consolidación.

3) Las formas de legitimación y consagración reconocidas en las tres disciplinas son muy similares; sin embargo, el peso que tienen en el avance en la carrera académica es diferencial. Al tener Física una fuerte influencia del ámbito internacional, las validaciones deben provenir del mismo a los efectos de construir parámetros de alcance global. En el caso de historia, el nivel nacional tiene un peso decisivo, por eso la participación en las Jornadas Interescuelas y Departamentos de Historia y la publicación en alguna de las revistas que integran el circuito tradicional, constituyen requisitos indispensables para obtener la consagración.

En el caso de ciencias de la comunicación, las formas de legitimación se corresponden tanto al ámbito académico como al propiamente profesional. Además, existe un reclamo permanente por un ajuste de los patrones de evaluación universitarios y de investigación a las peculiaridades del área.

4) Los criterios de consagración/legitimación. Tanto en física como en historia se hace referencia —aunque de distinta manera— a la objetividad que debe prevalecer en las evaluaciones. Sin embargo, sólo en la primera hay pleno acuerdo en que, más allá de las subjetividades siempre presentes, los mecanismos de consagración/legitimación funcionan en forma adecuada. En el caso de historia, se señala recurrentemente la introducción de diversas variables extra académicas de incidencia diferencial según los ámbitos. Para ciencias de la comunicación parece no haber acuerdo sobre los criterios por las características propias de este campo en formación y el peso de lo profesional.

5) En las tres disciplinas se detectan problemas similares en el momento de evaluar el futuro desarrollo del campo académico: dificultades para el acceso y el ascenso en los cargos por la falta de expansión de los mismos, ni en la Universidad ni en el ámbito de la investigación. Lo paradójico es que esta situación se expresa tanto en física e historia, disciplinas en las cuales la matrícula es baja y los campos están claramente consolidados, como en comunicación social, en la cual la demanda es masiva y creciente y está aún en construcción.

6) En todos los casos, pero en particular en física e historia, se hace referencia a las consecuencias de la proliferación de criterios cuantitativos para la evaluación en la carrera académica. Estos criterios propios de las áreas duras, se extendieron en forma indiscriminada a todas las disciplinas —independientemente de sus características— afectando sus patrones de funcionamiento. Esto se hace evidente en Historia, ciencia en la que la originalidad está muy ligada al desarrollo de trabajo de archivo, que insume lapsos considerables y cuantiosos esfuerzos, generando tergiversaciones de distinto tipo para poder cumplir con los parámetros fijados.

Se configura, pues, una situación en la que la carrera académica queda condicionada por reglas delineadas y establecidas de manera exógena. Esto provoca que, si bien cada disciplina posee su propia impronta, la creciente intervención de patrones extrainstitucionales se haga sentir sobre todas ellas, aunque con éxito desigual. En este sentido, no sólo los criterios de evaluación establecidos tienden a moldear el desarrollo de las carreras, sino que las decisiones de la forma de distribución de los fondos en las instituciones universitarias y/o de investigación, tienden a fortalecer el denominado "efecto Mateo". En este contexto, las disciplinas "más jóvenes" tienen escasas posibilidades de desarrollo.

 

REFERENCIAS

Becher, Tony (1993), "Las disciplinas y la identidad de los académicos", en Pensamiento Universitario, año 1, núm. 1, Buenos Aires, UBA.         [ Links ]

---------- (2001), Tribus y territorios académicos. La indagación intelectual y las culturas de las disciplinas, Barcelona, Gedisa, Biblioteca de Educación/Educación Superior.         [ Links ]

Bourdieu, P. (1968), "Campo intelectual y proyecto creador", en Autores Varios, Problemas do Estructuralismo, Río de Janeiro, Zahar.         [ Links ]

---------- (1984), Homo Academicus, París, Les Editions de Minuit.         [ Links ]

Clark, B. (1991), El sistema de Educación Superior. Una visión comparativa de la organización académica, México, UAM-Azcapotzalco/Nueva Imagen/Universidad Futura.         [ Links ]

Chiroleu, A. (2001), "Las singularidades de la profesión académica", Ponencia presentada en el Primer Congreso Nacional sobre Problemática Social contemporánea, Santa Fe, UNL.         [ Links ]

Frutos, S. (1998), "Acerca de la construcción del objeto en el campo de la comunicación", Ponencia presentada en las Primeras Jornadas sobre Comunicación y Ciencias Sociales, Rosario, UNR.         [ Links ]

Galaz Fontes, J. (1999), "University experience and the Academic profession", en Revista Electrónica de Investigación Educativa, vol.1, núm. 1, México (disponible en Internet: http://redie.ens.uabc.mx/vol1no1/contenido-contenido.html, consultado el 20/10/2000).         [ Links ]

Grediaga Kuri, R. (1998) Profesión académica, Disciplinas y Organizaciones. Procesos de socialización académica y sus efectos en las actividades y resultados de los académicos mexicanos, México, ANUIES (disponible en Internet: http://www.anuies.mx, consultado el 22/11/2000).         [ Links ]

Halperin Donghi, T. (1986), "Un cuarto de siglo de Historiografía argentina (1960-1985)", en Desarrollo Económico, vol. 25, núm. 100 (disponible en: http://www.educ.ar/educar/servlet/Downloads/S_BD_DESARROLLOECONOMICO/PD000429.PDF, consultado el 20/06/02).         [ Links ]

Kent Serna, R. (1986), "¿Quiénes son los profesores universitarios?", en Crítica, núm. 28, Puebla, México, Universidad Autónoma de Puebla.         [ Links ]

Suasnabar et al. (1996), "Modelos de articulación académica. Cultura e identidad de los docentes-investigadores de la UNLP", Ponencia presentada en el Segundo Encuentro Nacional "La Universidad como objeto de investigación", Buenos Aires.         [ Links ]

Weber, M. (1998), El político y el científico, Madrid, Alianza.         [ Links ]

 

NOTAS

* Una primera versión de este trabajo fue presentada en el III Congreso "La Universidad como objeto de Investigación", Universidad Nacional de La Plata, Argentina, octubre de 2002.

1. La tradición académica hace referencia a la existencia de grupos consolidados y permanentes de investigación, el reconocimiento académico nacional e internacional que merece la labor desarrollada por los mismos, publicaciones prestigiosas, etcétera.

2. En este punto, adoptamos la clasificación presentada por Becher, 1993 y 2001.

3. Éstos son, entre otros, el Instituto Balseiro de Bariloche, la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad de Buenos Aires, la Facultad de Ciencias Exactas de La Plata, la Facultad de Matemática, Astronomía y Física de la Universidad de Córdoba. Rosario es un centro surgido mucho más recientemente.

4. En generaciones anteriores se daban formas más variadas, y una carrera exitosa dentro de la universidad podía dar acceso al Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), o concentrar las actividades en aquella institución.

5. En las entrevistas, esta situación aparece de diversas maneras. Por ejemplo, un entrevistado introduce la descripción de la evolución de su propia carrera diciendo: "Como todos los físicos..."; otro, en cambio, que ensayó caminos alternativos, se disculpa diciendo: "Yo no soy un físico promedio".

6. Un pasaje del Evangelio según San Mateo expresa: "A los que tengan, se les dará y a los que no tengan, se les quitará incluso lo que tengan".

7. Una variación de esta misma situación es la que estratifica y brinda posibilidades desiguales a la producción académica proveniente de países centrales y periféricos.

8. Cabe destacar, sin embargo, que en este aspecto las prácticas de la ciencia global no parecen ser atendidas, pues se señala que en otros países la demanda en términos cuantitativos para obtener una beca internacional no es tan elevada como en Argentina.

9. Señala Kent (1986) que habría al menos dos visiones diferentes en torno al concepto de profesionalización: por una parte, los sindicatos la asimilan a la obtención de estabilidad en el empleo para profesores de tiempo completo mientras que, desde una perspectiva más amplia, implica definirse como grupo, ligándose a zonas precisas de actividad y a determinados criterios de comportamiento.

10. En una de las entrevistas se destaca que la importancia de la construcción hecha en estos 25 años puede graficarse con una frase de Halperín Donghi, quien decía que cada uno sabe que el otro puede abrir una mirada que uno no tiene, y en ese diálogo construir una perspectiva común.

11. En esos años, pertenecían a la Escuela de Historia figuras como Nicolás Sánchez Albornoz, Tulio Halperín Donghi, José Carlos Chiaramonte, Sergio Bagú, Roberto Cortés Conde, Ezequiel Gallo, entre otros.

12. En promedio las dedicaciones exclusivas en la UNR apenas supera 8%.

13. Aún en este caso se señala que lo difícil es poder mantener un intercambio sostenido en el tiempo más allá de financiamientos esporádicos y coyunturales. De lo contrario, finalizado aquél, resulta muy probable que el intercambio se quiebre.

14. En sentido contrario, ciertas especialidades tienen particulares dificultades para conectarse con el exterior, como por ejemplo la historia medieval; en este caso, el nivel de los trabajos efectuados en el ámbito local compite con dificultades con el de los países centrales.

15. Entre ellas se destacan, especialmente, el Boletín del Instituto Ravignani, Entrepasado, Boletín de la Academia de Historia y Todo es Historia.

16. La Escuela de Historia de la UNR publica un Anuario que tiene ya varias décadas de existencia.

17. La citación en el ámbito nacional e internacional también constituye una importante forma de legitimación.

18. En la actualidad, esto no siempre se cumple por el gran crecimiento que han tenido las Jornadas en términos cuantitativos. Esto hace que, con frecuencia, no sea fácil encontrar tantos comentaristas como ponentes.

19. Supone el cobro tres veces al año de un incentivo económico de acuerdo con la categoría del docente (de la I a la V), su dedicación docente y su dedicación a la investigación. Para incorporarse al Programa, los docentes deben obtener una "Categoría Equivalente de Investigación" y estar desarrollando un "Proyecto Acreditado de Investigación" que cumpla con la normativa vigente. La aplicación del Programa de Incentivos en las Universidades está a cargo de las respectivas Secretarías de Ciencia y Técnica, y la evaluación de las tareas de investigación desarrollada se efectúa iniciando con la calificación del equipo por parte del director y la posterior evaluación del desempeño de éste y la producción del Proyecto con las mismas pautas de la acreditación de proyectos (Puede consultarse en Internet: http://168.83.81.12/objebott.htm, consultado el 7/9/01).

20. Un entrevistado habló de "la nueva cultura de la Revolución Productiva dentro de la Universidad".

21. Éste es el caso de profesionales como Aníbal Ford y Schmucler que provienen de letras y Eliseo Verón y Heriberto Muraro, de sociología.

22. Por entonces se establecen tres terminalidades: Periodismo, Relaciones Laborales y Relaciones Públicas.

23. En el nuevo Plan de Estudios, vigente desde 2001, se procura evitar la reiteración de contenidos trabajando a partir de criterios interdisciplinarios que permitan la fusión de asignaturas ordenadas a partir de ese criterio.

También se intenta romper con el hiato existente entre teoría y práctica, con el objeto de que el alumno tenga una visión integral de la comunicación. Con esta misma meta desaparecen las orientaciones, buscando la formación de profesionales para que, una vez formados, puedan optar por un ámbito u otro de trabajo de acuerdo con su voluntad, capacidad u oportunidades concretas.

24. Al respecto, Becher sostiene que "en la medida en que el mundo académico se ha ido profesionalizando, el doctorado se ha convertido en un requerimiento estándar al menos en las instituciones más prestigiosas" (2001, p. 146). Esta afirmación, no obstante, merece ser matizada a partir del desarrollo tardío —con relación a otros países incluso de América Latina— que experimentaron los estudios de posgrado en Argentina.

25. Ésta constituye una preocupación sólo a partir de las exigencias planteadas por las categorizaciones y los requisitos demandados docente por la Ley de Educación Superior de 1995, para el acceso a la función.

26. Se reconocen como especialmente importantes los contactos con la Universidad Nacional de La Plata, en la que surge la primera carrera de Comunicación, la Universidad de Buenos Aires, en la que ésta se constituye tardíamente a fines de los ochenta, la Universidad Nacional de Río Cuarto y la de Comahue.

Creative Commons License Todo el contenido de esta revista, excepto dónde está identificado, está bajo una Licencia Creative Commons