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Perfiles educativos

versão impressa ISSN 0185-2698

Perfiles educativos vol.22 no.89-90 Ciudad de México  2000

 

Reseñas

 

Mercado y profesión académica en Sonora

 

Humberto Muñoz García

 

José Raúl Rodríguez Jiménez, México, ANUIES, Biblioteca de la Educación Superior, 2000, 229 pp.

 

Este libro es una investigación empírica sobre los académicos de Sonora, en particular de quienes trabajan en la Universidad, en el Instituto Tecnológico de Hermosillo y en el Tecnológico de Sonora Norte. La investigación se une a otras que han sido realizadas en el país sobre este grupo social y contribuye en mucho a su conocimiento.

Antes de abordar propiamente el texto, cabe hacer una pregunta crucial: ¿Por qué estudiar a los académicos? Se trata, en efecto, de un sector que desde siempre ha tenido una posición estratégica en la sociedad. Los académicos controlan una de las instituciones más importantes en la sociedad moderna: la universidad. Tienen el encargo de definir qué es lo que se enseña a las nuevas generaciones, de avanzar las fronteras del saber, socializar en los valores y la ética social, y salvaguardar la cultura nacional y local. Son quienes certifican la posesión del conocimiento y la capacidad de transmitirlo y producirlo, y tienen la misión de difundirlo y diseminarlo entre todas las colectividades que existen en la sociedad. Es, en breve, el grupo de personas con más alta educación y cuya visibilidad es clara, sobre todo en países donde la escolaridad de la población es reducida. Por tanto, su actividad influye notablemente en el desarrollo material y cultural de los pueblos.

Los académicos enfrentan diversos problemas para su formación, evolución y consolidación que tienen que ver con el desarrollo de las instituciones de educación superior. La academia como trabajo se lleva a cabo en forma institucional. En este medio se constituye como profesión y las universidades como espacio de mercado en el que se ofrecen y demandan puestos de profesores o investigadores. Estos procesos suelen presentar diferencias entre las instituciones según las maneras en que se organizan. También se relacionan con otros que se refieren al ingreso, promoción y permanencia, y desde luego con el ámbito cotidiano de las actividades, los valores y tradiciones comunitarias.

De este tipo de cuestiones es de lo que trata el libro. Desarrolla una problemática en torno a ellas y la conceptúa. Su parte teórica considera cómo el trabajo académico se lleva a cabo según las condiciones laborales que brinda la institución, de lo cual depende la conformación e integración del grupo. Las personas que lo integran entonces se convierten en actores como colectivo y son quienes imprimen significado a las prácticas profesionales. Acciones y significados, entonces, se estructuran en el contexto institucional para hacer posible el cumplimiento de los objetivos universitarios. La acción que supone el ejercicio de la docencia y la investigación está llena de contenidos subjetivos que, a su vez, son el sustrato de estrategias de actuación.

El resultado de las acciones, sin embargo, no depende sólo de quienes las llevan a cabo, pues en su curso hay condiciones, límites y posibilidades a sus objetivos debido a la intervención de factores independientes referidos a la organización del entorno y las relaciones con otros actores que tienen sus propios objetivos, estrategias e intereses. En fin, el colectivo académico, su vínculo con la universidad y la propia institución se comprenden por medio de los actores y sus acciones, de qué y cómo hacemos las cosas los académicos, para decirlo en un lenguaje más simple.

Las instituciones del estado de Sonora destacan como contexto en el ilustrativo análisis histórico, que se hace en el libro, de la educación superior en la entidad. En el caso de la unison, trata de sus orígenes, el periodo de fortalecimiento institucional, la apertura de escuelas, carreras, de los campus en el sur y norte, etcétera. También aborda lo relativo al financiamiento, la crisis universitaria, los procesos de reforma y cómo la vida de la universidad está estrechamente ligada a las transformaciones económicas, políticas y sociales de Sonora. Dichos cambios y la dinámica demográfica implicaron en los últimos 25 años que en el estado se expandiera y diversificara la educación superior. La necesidad de atención a la demanda, las exigencias de la sociedad por contar con profesionistas bien preparados, influyó para que se ampliara la cobertura estudiantil y con ello el mercado académico. Hoy el espectro de la educación superior en el estado cubre más de una veintena de instituciones en el que coexisten las de carácter público con las privadas, las federales y las locales, y varios miles de académicos que prestan sus servicios en ellas.

Más adelante, el autor trata la organización de las tres instituciones bajo estudio y la manera en que se conformó el grupo académico en cada una: ingreso, permanencia, especialización académica. El autor sostiene que en tales instituciones hay diferentes reglamentaciones y que el ingreso, la promoción y la permanencia están asociados a los grados académicos obtenidos y a la antigüedad en el trabajo, y que ésta última juega un papel clave en la Universidad de Sonora para obtener definitividad. Un segundo punto es que, independientemente del tiempo de dedicación o de la categoría y nivel que se ocupe, las instituciones demandan a sus académicos centrarse en tareas docentes.

Este punto parece relevante porque una de las diferencias entre las instituciones públicas y las privadas es que en las primeras la investigación tiene una carga de trabajo mayor que en las segundas. Y este punto hay que destacarlo porque en la consideración de muchos estudiosos la universidad moderna tiende a ser una universidad de investigación. Si bien la docencia es la función primordial y la difusión una actividad indispensable, resulta que la investigación es el eje que articula a las otras dos. En ese sentido universidades como la Universidad de Sonora deben sacar provecho de su quehacer investigativo porque es una ventaja comparativa con las privadas, pero también por el peso cada vez mayor del conocimiento en la conducción de la sociedad. Y esto da un criterio preciso de política académica, que es fortalecer la investigación, en las condiciones particulares de cada universidad, tanto como se pueda. La investigación también es un modo de aprendizaje y su vínculo con el desarrollo del posgrado un elemento fundamental para expandir y reproducir la educación superior, pero también para elevar la calidad de la enseñanza.

La otra diferencia que parece evidente pero obligada de señalar se encuentra en las formas de gobierno. Las universidades públicas contrastan con las privadas en el funcionamiento de instancias colegiadas que evitan la discrecionalidad en la toma de decisiones, garantía para mantener el ethos y, en consecuencia, elevar el nivel académico de las instituciones.

Otros puntos interesantes en el libro son: la mayoría de los académicos que se entrevistaron habían desarrollado algún trabajo antes de entrar a la docencia; desconocían, por así decir, el trabajo que iban a desempeñar. Permanecen en la academia motivados por el reconocimiento social de sus actividades, el prestigio y las posibilidades de desarrollo personal. Además, en las entrevistas se aprecia de manera extraordinariamente nítida el compromiso que tienen con su trabajo y su lealtad, que en las universidades públicas tienen que ver con la libertad de enseñanza e investigación de que disfrutan y con el aprecio que tienen por sus colegas.

En fin, el análisis de entrevistas permite al autor discutir cómo se constituye la profesión académica, cómo se ordenan las rutinas de trabajo y se perfilan en el contexto institucional y, con ellas, las prácticas académicas que también están reguladas por la normatividad. Tales prácticas se evalúan, pero aquí sí existen diferencias institucionales, toda vez que en el Tecnológico dicho proceso no está asociado directamente a los ingresos del académico mediante estímulos del tipo beca, aunque pueden considerarse resultados positivos en los aumentos salariales. Meticulosamente, el autor presenta los criterios y tópicos de la evaluación e indica que este sistema se ha vinculado a un cambio en las prácticas académicas y propiciado el cumplimiento de las tareas laborales.

En las conclusiones hubiera sido deseable poner más énfasis en los elementos comparativos interinstitucionales, además de la sistematización de resultados, que sin duda es muy ilustrativa. Este punto merecía una reflexión más acabada para quienes se preocupan y ocupan en producir conocimiento sobre los académicos. Análisis como los que se presentan permiten profundizar y comparar el conocimiento en el campo y, en consecuencia, alcanzar una visión más amplia de lo que ocurre con la educación superior en México.

También se indica que los académicos sonorenses se han constituido como grupo profesional, sobre todo por su actividad docente pero también por su apego al trabajo y a las instituciones: "la profesión académica en Sonora se articula en torno a la docencia; las actividades, pautas de regulación y creencias están asociadas a esta actividad".

Este último punto deja la impresión de que la realidad de los académicos en las instituciones de este estado contrasta con la de quienes trabajan en otras universidades públicas donde lo ocurrido ha significado una enorme diversificación de funciones y tareas. La profesión académica —por efecto de este proceso— y la evaluación se han transformado. Hoy es indispensable racionalizar el tiempo de trabajo que se dedica a lo sustantivo y romper el aislamiento al que conduce tener que hacer demasiadas cosas para llenar todos los puntos que se exigen en las evaluaciones y volver a los principios de cooperación, colaboración y solidaridad, que son base de una actividad que en esencia se organiza de manera colectiva.

No obstante, la posibilidad de hacer el trabajo académico de otro modo tiene que ver con una redefinición de los objetivos institucionales, la organización, los intereses y capacidades de los académicos y, desde luego, con la existencia de un régimen de confianza a su labor. Una vida académica renovada es uno de los aspectos prioritarios de la política de educación superior, particularmente porque en el futuro inmediato es bastante probable que se amplíe la cobertura de este nivel educativo y que el mercado académico se expanda. Y una academia competente sólo existe en instituciones competentes.

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