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Estudios de historia moderna y contemporánea de México

versão impressa ISSN 0185-2620

Estud. hist. mod. contemp. Mex  no.64 Ciudad de México Jul./Dez. 2022  Epub 31-Mar-2023

https://doi.org/10.22201/iih.24485004e.2022.64.77786 

Artículos

Periodismo y activismo político. La revolución mexicana desde la mirada de Sophie Treadwell y Ethel Duffy Turner (1907-1921)

Journalism and Political Activism. The Mexican Revolution as Seen by Sophie Treadwell and Ethel Duffy Turner (1907-1921)

Margarita Vásquez Montaño* 
http://orcid.org/0000-0002-5605-7749

*El Colegio Mexiquense (México) rvasquez@cmq.edu.mx


Resumen

El artículo analiza las visiones sobre la revolución mexicana de dos escritoras estadounidenses, Sophie Treadwell y Ethel Duffy Turner. A partir de la revisión de artículos de opinión y periodísticos publicados por las autoras en el periódico Regeneración y el New York Tribune en Estados Unidos, se busca recuperar la mirada y la narrativa femenina sobre el contexto revolucionario, haciendo un contrapunto a la historiografía sobre el periodo que ha abordado el tema de las miradas extranjeras atendiendo a los escritos de personajes masculinos.

Palabras clave: Revolución mexicana; historia de mujeres; periodismo; México; Estados Unidos; Venustiano Carranza; Francisco Villa; Álvaro Obregón

Abstract

This article analyzes the American writers Sophie Treadwell and Ethel Duffy Turner views of the Mexican revolution, based on opinion and other journalistic pieces published by Regeneración and the New York Tribune in the United States. It aims to recover the female view and narrative of the revolutionary context as a counterpoint to the historiography of the period based on foreign male writings.

Keywords: Mexican Revolution; women history; journalism; Mexico; United States; Venustiano Carranza; Francisco Villa; Álvaro Obregón

Introducción

El artículo tiene como objetivo analizar el trabajo periodístico sobre la Revolución mexicana, de las escritoras estadounidenses Ethel Duffy Turner y Sophie Treadwell. El ensayo identifica una serie de coincidencias en los orígenes profesionales e intelectuales de las escritoras que permiten explicar su interés por México en las primeras dos décadas del siglo XX. Por otro lado, a partir del análisis de artículos periodísticos y de opinión que publicaron en la prensa de Estados Unidos, el texto propone un contrapunto a la historiografía que ha abordado la presencia extranjera en el país, la cual se ha detenido profusamente en los escritos y percepciones masculinas.1

La historiografía que ha tratado el tema de la presencia extranjera en el contexto de la revolución ha retomado el trabajo periodístico de personajes como John Kenneth Turner.2 al gobierno de Carranza y publicó al respecto en la prensa de su país.3 Asimismo, se retoma el caso de John Reed quien, a lo largo de cuatro meses entre 1913 y 1914, se adentró en la frontera mexicana para incorporarse a las huestes de Francisco Villa en la región de Chihuahua. Sus escritos fueron publicados en la Metropolitan Magazine, el New York World y la revista socialista The Masses, textos que dieron forma a su libro México insurgente de 1914.4 Otras figuras presentes y/o que escribieron sobre el contexto revolucionario fueron Ambrose Bierce y Jack London;5 así como los llamados slackers, objetores de conciencia socialistas que se trasladaron a México en el contexto de la Gran Guerra.6

Esta generación de escritores, como los reconoce Rosalía Velázquez, mostraron su beneplácito por la revolución y legaron dicha simpatía a “algunos jóvenes intelectuales de izquierda que vendrían a México en la década de 1930”.7 La revolución despertó el interés entre diferentes sectores de la intelectualidad progresista y de izquierda estadounidense, incluido un sector que John Britton identifica como de “estatistas liberales”.8 Estos “enviados culturales” no fueron los únicos, encontramos observadores peregrinos provenientes de Gran Bretaña. Alan Knight identifica una diferencia sustancial entre los primeros y estos últimos, quienes se presentaron más “escépticos”, “hostiles” y con marcados prejuicios raciales y de clase en sus apreciaciones sobre el país y su sociedad.9 Aunque encontramos imágenes y representaciones estereotipadas entre los escritores estadounidenses mencionados, podemos destacar un cambio en la mirada y el interés por México frente a los viajeros de finales del siglo XIX. Estamos ante observadores críticos de la dictadura, el progreso y la paz porfiriana, ante personajes activos políticamente y proclives a apoyar el movimiento revolucionario.

La historiografía que trata a estos personajes explora la posición que los diferentes observadores van a tomar cuando se rompe la unidad revolucionaria en el conflicto de facciones. Destacan las discrepancias de ideas sobre Villa entre John Reed, Lincoln Steffens y John Kenneth Turner; o el lugar que van a tomar en torno al gobierno carrancista y el intervencionismo estadounidense.10 Su postura no fue neutral, sus escritos estuvieron cargados de posiciones ideológicas y políticas. Además, su trabajo estuvo enmarcado en la corriente del periodismo de denuncia, en un periodo conocido por la historiografía estadounidense como la Progressive Era, en la cual se promovieron reformas de corte social, económico y político en el marco del auge de la revolución industrial y el capitalismo moderno.11

Eugenia Meyer ha señalado que en el ámbito de la historia generalmente ha existido un interés en lo escrito por los estadounidenses sobre la revolución; ya sea desde el periodismo y la producción de obras historiográficas, así como por parte de contemporáneos al proceso.12 Una de las características de esta recuperación de visiones es la preponderancia de las voces masculinas. Es evidente que para la época eran pocas, a veces excepcionales, las mujeres extranjeras con presencia en el contexto azaroso de la Revolución mexicana.

Durante el Porfiriato algunas mujeres dejaron registro de su paso por México como viajeras. Sus estancias obedecían a su relación con la élite económica y diplomática del momento, aspecto que explica el sello característico de sus memorias: admiración hacia el régimen de Porfirio Díaz y rechazo ante el movimiento revolucionario.13 Con el cambio de siglo, así como con el desarrollo pujante del movimiento de mujeres, el sentido del viaje para las mujeres estadounidenses se transformó. Las viajeras que llegaron a México a partir de la primera década del siglo XX eran jóvenes de clase media beneficiadas por la educación universitaria y la profesionalización. Además eran mujeres que se relacionaron con el activismo político desde el sufragismo, el socialismo y el reformismo de la época en su país. En la historiografía mexicana, hay un evidente salto temporal y analítico entre el estudio de las viajeras de finales del siglo XIX y aquellas que llegaron al país en el periodo posterior al conflicto revolucionario. Mujeres como Katherine Anne Porter, Anita Brenner (de origen mexicano pero radicada en Estados Unidos desde muy temprana edad), Alma Reed y Tina Modotti, entre otras, han sido estudiadas con mayor profusión.14 En ese sentido resulta llamativa la poca atención a Ethel Duffy Turner y Sophie Treadwell, mujeres que participaron en un periodo intermedio entre estos dos grupos de viajeras. Se puede considerar esta omisión por varias razones. Su actividad profesional e intelectual estuvo ligada a dinámicas del contexto sociocultural y político estadounidense que las alejó por momentos de la realidad mexicana a lo largo de su trayectoria. Sus escritos confluían con los de los famosos periodistas de denuncia, lo cual desdibujó sus aportaciones como referencias posibles para el análisis historiográfico. Al respecto, Rachel Foxley señala que la forma en la cual se trata a las autoras está cruzada por el género. Dentro de la historia del pensamiento político, la mayoría de las escritoras no tiene cabida dentro de los cánones hegemónicos de interpretación que se hace de lo público, el ejercicio de poder y las dinámicas concebidas tradicionalmente masculinas, como el ámbito de la guerra.15

Este texto propone incorporar las voces de Ethel Duffy Turner y Sophie Treadwell al entramado de miradas que sobre la revolución dejaron otros personajes analizados por la historiografía. Primero se presenta un esbozo de las trayectorias contextualizadas de estas dos mujeres, para dar paso a una selección y análisis de su obra periodística producida durante el periodo revolucionario, considerando su posición frente a la revolución, sus líderes, así como la identificación de especificidades en su escritura y abordaje de la temática.

Trayectorias entrelazadas en California

En un proceso más amplio de investigación he identificado una serie de paralelismos en las trayectorias de vida de Duffy y Treadwell, las cuales se vuelven útiles metodológica y contextualmente para comprender las causas y razones de su interés por México, incluso después de terminada la revolución. Sobre ellas se ha escrito de forma segmentada, desde una historiografía interesada en aspectos específicos de su vida. Por ejemplo, Ethel Duffy Turner se vinculó a los exiliados mexicanos del Partido Liberal Mexicano (PLM) en California, convirtiéndose en una fuente recurrente para la historia del “magonismo”. El tratamiento de su actividad política ha sido explorado con diferentes grados de interés y profundidad pero sin que sea ella el objeto de estudio principal.16 Por otro lado, en la historiografía estadounidense se hace sólo mención de su persona en algunos estudios sobre la historia de la bohemia, pero sin un análisis consistente al respecto.17 El caso de Sophie Treadwell ha sido más estudiado en Estados Unidos y España, pero siempre desde la perspectiva de su trabajo en dramaturgia; destaca su obra de teatro Machinal, considerada de corte feminista por su impacto durante y después de su estreno.18 En nuestro país, Treadwell es desconocida, con excepción de un par de menciones en un estudio que hace referencia a Villa.19

Para explicar la relación de las escritoras con México es importante hacer un breve recorrido por sus orígenes familiares y profesionales. Ethel Duffy Turner (San Francisco, California, 1889-Cuernavaca, Morelos, 1969) y Sophie Treadwell (Stockton, California, 1885-Tucson, Arizona, 1970) fueron hijas de la Progressive Era. La exigencia de reformas de tipo social, impulsadas por organizaciones diversas de hombres y mujeres, fue un proceso que inició aproximadamente en 1890 y culminó en el periodo de entreguerras, en 1920.20 En este contexto, tuvo lugar una intensa incorporación de mujeres al ámbito público: como estudiantes en las universidades, en los espacios laborales, en las prácticas de consumo y en el activismo en movimientos reformistas, socialistas y sufragistas.21

Pertenecientes a familias de clase media y media alta, Ethel y Sophie tuvieron la oportunidad de acceder a la educación superior en la Universidad de California para estudiar Literatura Inglesa y Humanidades, respectivamente.22 Esas carreras experimentaron un importante aumento de la matrícula femenina desde la última década del siglo XIX.23 Este crecimiento se explica por los cambios en la percepción que las mujeres tenían de su rol en la sociedad. Durante este periodo se consolidó el arquetipo de la “nueva mujer” que, según la North American Review de 1894, había rechazado los roles convencionales y hacía valer “su derecho a la educación superior y a las profesiones”.24 En comparación con las generaciones anteriores, al salir de la universidad las mujeres en California tenían la posibilidad de ejercer sus carreras en ámbitos más variados. Además, la efervescencia social del momento las llevó a inmiscuirse en actividades políticas y a tomar posturas definidas respecto a problemáticas del momento.

Ethel Duffy Turner. Activismo político y revolucionario en la frontera

Mientras realizaba sus estudios universitarios, Ethel Duffy Palmer conoció al joven periodista y socialista John Kenneth Turner, se casaron en 1905 y dos años después se mudaron a Los Ángeles.25 Fue en esta ciudad donde el periodista escuchó acerca del caso de los exiliados mexicanos detenidos en la prisión del condado. Eran Ricardo Flores Magón, Librado Rivera y Antonio I. Villarreal, miembros de la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano (JOPLM), quienes habían cruzado la frontera en 1904, huyendo de la persecución del gobierno mexicano.26 La pareja, junto a un grupo de socialistas estadounidenses, trabajó en favor de la liberación de los presos y su causa.27

En este contexto, Turner viajó a México en 1908 junto al socialista mexicano Lázaro Gutiérrez de Lara para documentar las condiciones de vida y explotación de los peones en la región de Yucatán y Oaxaca. Como producto del viaje, el periodista escribió la serie de artículos conocidos como “Barbarous Mexico”.28 Por su parte, Ethel Duffy Turner realizó diversas tareas en las oficinas de JOPLM: fundó y editó, con otros socialistas, la revista de cultura y política The Border;29 y fue asignada como editora de la sección en inglés del periódico Regeneración durante el año de 1911. Es en este periodo cuando Ethel publicó artículos sobre la revolución. Tras la frustrada toma de Baja California, los Turner se alejaron de la lucha del PLM, debido a que los socialistas cuestionaron el viraje ideológico de Flores Magón hacia el anarquismo, y por un voto de confianza a la llegada de Francisco I. Madero al poder tras el derrocamiento de Díaz en México.

Ethel Duffy se vinculó a los círculos de la bohemia de California en donde compartió con figuras como el poeta George Sterling y los escritores Mary Austin y Jack London. Tras su divorcio en 1917, escribió poesía y cuento para periódicos y revistas. Publicó la novela One Way Ticket en 1934, la cual fue llevada al cine un año después. Hizo dos viajes a Europa donde se empapó de información e ideas para sus trabajos posteriores. Se involucró en el Frente Popular de Estados Unidos y su lucha contra el fascismo. En la década de 1950 viajó a México y fue invitada por Lázaro Cárdenas para que escribiera una biografía sobre Ricardo Flores Magón. Financiada por el expresidente, Ethel se estableció en nuestro país en 1955 y escribió su más conocido y referenciado libro Ricardo Flores Magón y el Partido Liberal Mexicano (1960). Su relación con México fue profunda, consolidó lazos y redes políticas e intelectuales que le permitieron posicionarse como veterana y testigo de la revolución mexicana. Ethel Duffy Turner residió en el país hasta su muerte en 1969.30

Sophie Treadwell, periodismo y dramaturgia en tiempos de revolución

Ethel Duffy Turner y Sophie Treadwell coincidieron brevemente en el año de 1912 cuando actuaron en la obra de teatro The Toad en el Forest Theatre de Carmel-by-the-Sea, como parte de las actividades artísticas realizadas por la bohemia del lugar.31 Para ese entonces, Treadwell era una reconocida actriz en California, por su destacado papel en este ámbito durante su paso por la universidad y el vínculo cercano con la famosa actriz de origen polaco Helena Modjeska.32

Sophie Treadwell era miembro de una familia de clase media alta. Sus orígenes, según quienes han estudiado su carrera y obra teatral, marcaron profundamente el derrotero intelectual de la escritora. Era hija de Alfred Benjamin Treadwell, un abogado y juez de paz en San Francisco, nieto de una mujer mexicana y criado hasta la edad de veinte años en México.33 Este aspecto de la historia paterna fue borrado en la vida de Sophie por mucho tiempo, pero al revelarse generó una profunda tensión en la autora, quien lo abordó reiteradamente en su producción literaria.

Al probar suerte en el teatro como actriz se dio cuenta de que no era redituable. En 1908 regresó a San Francisco para unirse al grupo de reporteros del San Francisco Bulletin de la mano de Fremont Older, un reconocido periodista y editor de la bahía.34 Ethel Duffy tuvo la oportunidad de publicar una columna de poesía en 1923, gracias al apoyo de Older en el mismo periódico.35 Older estaba convencido de lo valioso del trabajo de las mujeres en el periodismo, creía que ellas tenían mayor facilidad para expresarse, admiraba su diligencia y empeño; en ese sentido, el editor se lamentaba cuando “el amor” arruinaba sus carreras.36 Treadwell publicó una serie de reportajes sobre la prostitución en San Francisco. Asimismo, describió en sus artículos juicios de mujeres por asesinato. Un campo reconocido en su oficio de periodista fueron las entrevistas que realizó a personalidades de la bahía; es famoso su encuentro con el escritor Jack London.37

En 1910, Treadwell se casó con el editor, periodista de deportes y humorista William O. Q. McGeehan. Varios años después la pareja se trasladó a Nueva York, cada uno vivió de forma independiente, en casas separadas, siguiendo la tendencia de algunos grupos de mujeres feministas, como la Lucy Stone League, de la cual Treadwell era parte.38 Con una carrera consolidada, en 1915 viajó a Europa como corresponsal para cubrir la Gran Guerra desde donde escribió reportajes sobre las mujeres y la condición de los hogares en el contexto bélico.39 Al regresar a Estados Unidos fue comisionada por el New York Tribune para que viajara a México y siguiera los pormenores del gobierno carrancista, su caída y la llegada al poder de Álvaro Obregón.

A partir de la década de 1920 comenzó su interés por la escritura de obras de teatro, inaugurándose su carrera con la obra Gringo (1922), inspirada en sus experiencias como reportera en México. De aquí en adelante la escritora produciría un importante número de obras, muchas de ellas sin llevar a escena. La más conocida y con mejor recibimiento fue Machinal (1928), basada en un caso real y reconocida actualmente como de corte feminista.40 Entre 1923 y 1931 Treadwell viajó en automóvil por Estados Unidos, Europa y México; en 1936 realizó un tour por países asiáticos como la India, China y Japón. En la década de 1940, de nueva cuenta fue enviada por el New York Herald Tribune a México para investigar sobre la situación política, incluso se dice que entrevistó a Lázaro Cárdenas.41

Las dificultades para posicionar su dramaturgia se hicieron más notables con el paso de los años. En la década de 1950 adoptó un hijo y pasó algún tiempo en Francia, España y Viena. Sus últimos días los vivió en Tucson, Arizona. Su afinidad con los orígenes nativos de la región, la llevaron a donar los derechos de sus obras a la Diócesis de la Iglesia Católica de Tucson para que las usara en beneficio de sus programas de apoyo a niños indígenas.42

Miriam López apunta que la obra de Sophie Treadwell se caracteriza por la continua alusión al tema de la etnicidad y a la preponderancia de personajes femeninos en su obra.43 Gary Martin reconoce que una parte importante de la obra teatral de la autora está relacionada estrechamente con acontecimientos históricos o historias de vida que ella documentó como periodista.44 En el mismo sentido, en la producción literaria y periodística de Ethel Duffy Turner encontramos mujeres protagonistas con gran autonomía e independencia, personajes con orígenes étnicos diversos y temáticas relacionadas con la solidaridad internacionalista de izquierda y la frontera.45

Miradas sobre la revolución desde el activismo político y el periodismo de guerra

Ethel Duffy Turner, activismo y periodismo revolucionario

Ethel Duffy Turner y Sophie Treadwell son testigos del contexto revolucionario en dos momentos distintos. Ethel en un periodo que abarcó los primeros años de la década de 1900 hasta el triunfo de la revolución maderista de 1911. Su relación con la revolución fue desde la frontera al lado de la Junta Organizadora del PLM, con excepción de una breve estancia en la ciudad de México en 1909. Por su parte, Sophie estuvo presente en México en calidad de periodista durante una etapa bastante álgida enmarcada en la lucha de facciones desatada a partir de 1914. Siguió los pormenores del rompimiento entre Venustiano Carranza y el grupo sonorense, el cual culminó con el asesinato del primero y la llegada de Álvaro Obregón al poder. Ethel Duffy Turner escribió artículos de opinión y de información precisa sobre los enfrentamientos armados en los que estaban envueltos los miembros y simpatizantes del PLM en la frontera. Sus escritos sobre la revolución coinciden con los preparativos y la incursión a Baja California en 1911, y con su llegada al equipo de Regeneración como editora de la sección en inglés.46 Por otro lado, habría que precisar que hay una correlación entre los temas de interés de la joven californiana y los de su esposo respecto al público al que se dirigían en sus escritos -sus compatriotas-, y a las denuncias contra el posible intervencionismo del gobierno de Estados Unidos en el conflicto mexicano. No obstante, hay algunas particularidades que la distancian de él. Ella manejó una narrativa literaria en algunos de sus textos, usó la ironía como recurso para cuestionar la historia patria y el nacionalismo de sus lectores y, así, sensibilizarlos frente a la revolución en México. Si bien este artículo se enfoca en los textos publicados por Ethel Duffy Turner en Regeneración, es importante mencionar su trabajo de edición previo, realizado a finales de 1908 e inicios de 1909 en la revista The Border. Junto a John Murray y Elizabeth Trowbridge colaboró para sacar a la luz tres números. La revista tenía un sentido político y cultural. Por un lado, apoyar a los presos mexicanos del PLM y, por el otro, promover un acercamiento a la frontera, al oeste y al universo de las culturas nativas de la región.47 En The Border, Ethel no escribió textos políticos, éstos fueron de corte literario y poético, lo que de alguna manera estaba marcando una tendencia primigenia de su escritura. La corta experiencia en la edición de la revista probablemente fue un factor que le abrió las puertas en Regeneración.

Entre 1910 y 1911, Ethel Duffy Turner publicó alrededor de doce textos, sin contar el trabajo editorial realizado para producir semanalmente la sección en inglés. Sus primeros escritos refieren a la dictadura porfirista. En uno de ellos, recuperó la experiencia de su estancia en la ciudad de México durante el año de 1909. En la descripción sobre la ciudad, hay una carga antiporfirista. El texto se mueve en los límites de la propaganda política, lo que genera una escritura por momentos forzada en la que se combina la particular narrativa de construcción paisajística de la autora, con la imperiosa necesidad de la denuncia: “[…] En el zócalo, en la alameda, en las calles, en las Iglesias, en los mercados, traté de encontrar algo que revelara la benevolencia del déspota y sólo encontré un pueblo hambriento y andrajoso [...] ¡Ciudad de terribles contrastes! […]”.48 Mientras las viajeras del periodo porfiriano se referían a México en términos de contraste o paradoja entre lo civilizado y la barbarie, como parte de sus referentes culturales y de élite,49 Ethel y otros periodistas del cambio de siglo reconocieron las contradicciones del país para evidenciar y denunciar las desigualdades sociales que justificaban una revolución.

No obstante, más allá de escribir acerca de México, como lo hizo reiteradamente su esposo, Ethel se dedicó a cuestionar la ambigüedad del nacionalismo de su país para posicionar el tema de la revolución. Recurrió a la historia para tal propósito. Criticó la hipocresía del estadounidense promedio que presumía las estatuas de sus libertadores pero que al escuchar sobre la revolución en México u otro país alzaba las manos, horrorizado, al creer que la mejor solución era una “guerra de conquista” frente a una revolución interna.50 Para resaltar la actitud imperialista del gobierno de su país, la autora recuperó el no tan lejano caso de Filipinas, territorio colonizado de manera forzada por Estados Unidos en 1898 después de la guerra hispano-estadounidense.51

La penetración en Filipinas, junto a las experiencias de Puerto Rico y Guam, dio origen a la política imperialista de Estados Unidos.52 Personajes como Duffy Turner nos permiten reconocer los matices alrededor de las ideas y la cultura del imperialismo en el mundo anglosajón, sobre todo en lo que respecta a las visiones sobre México. Si retomamos lo propuesto por Mary Louis Pratt sobre cómo “las transiciones históricas importantes alteran la manera en que la gente escribe porque alteran sus experiencias y, con ello, también su manera de imaginar, sentir y pensar el mundo en el que viven”,53 podemos reconocer una generación de viajeros, observadores, periodistas y activistas estadounidenses que promovieron una mirada alterna sobre el sur desde la crítica y el cuestionamiento de las prácticas imperiales. Esas discusiones los llevaron a crear también redes de apoyo y colaboración con revolucionarios de otros países. El compromiso político e ideológico de Ethel Duffy Turner se consolidó en ese sentido. Sus escritos estuvieron mediados por la impronta del activismo y la empatía hacia la revolución en México.

El intervencionismo fue un tema recurrente en la prensa crítica de la época. Los socialistas sostuvieron una postura en contra de esta práctica del gobierno de Estados Unidos.54 Cuando la revolución inició con los levantamientos armados liderados por Francisco I. Madero y el PLM, la preocupación respecto a la intervención en la frontera fue un asunto latente. Como miembro del grupo editorial de Regeneración, Ethel informó puntualmente sobre los pormenores de la revolución en la frontera, con un especial énfasis en la incursión armada por parte de los liberales en Baja California, en 1911. Denunció las negociaciones entre las autoridades locales y federales de los dos países para eliminar la rebelión. Criticó los movimientos llevados a cabo por militares, cónsules y otras autoridades en la detención de posibles rebeldes cruzando la frontera y la incautación de armas, como parte de una “conducta escandalosa” del gobierno de su país.55 Es durante este breve periodo, cuando podemos reconocer una combinación entre la presentación de información del campo de batalla a manera de reportaje y la consistente postura política por parte de la escritora. Cabe señalar que una diferencia sustancial con lo publicado por Sophie Treadwell es que Duffy Turner reproduce la información, no es observadora de los acontecimientos que relata ya que no se reconoce como periodista en ningún momento.

La autonomía de México para decidir su destino era lo que defendían personajes como los Turner. Para Ethel la historia del país era una constante lucha contra la opresión por parte del pueblo y, en especial, por generaciones de liberales del pasado y del presente, haciendo alusión a los miembros y simpatizantes del PLM. Cuando comenzaron las negociaciones entre los maderistas y los representantes del gobierno porfirista, tras el

triunfo de los primeros, el PLM, de la mano de su más visible representante Ricardo Flores Magón, criticó severamente a Madero y su revolución.56 En “This ‘Peace’ Talk”, Ethel escribió que la revolución no podía ser de un solo hombre, refiriéndose a Madero y al personalismo de su movimiento. Para ella, la revolución pertenecía al pueblo. Por las características de este movimiento, aseveró que: “Ningún hombre puede controlar esta revolución. Ningún hombre puede decir cuáles serán los términos de paz. Esta es una revolución del pueblo, un pueblo determinado a luchar, aunque la guerra sea de los que sufren intensamente, hasta que la tierra se suya y sean libres”.57 No obstante, éste fue uno de los últimos textos que la autora publicó como editora de la página en inglés de Regeneración. Escribió tres artículos más en donde realizó homenajes a los líderes revolucionarios del PLM que perdieron la vida en Baja California.58

En mayo de 1911 se firmaron los Tratados de Ciudad Juárez entre los revolucionarios maderistas y el gobierno de Díaz, aproximadamente una semana después se presentó una comitiva de antiguos miembros del PLM para entablar negociaciones con los integrantes de la Junta Organizadora de ese partido, sin éxito. Un día después, los líderes de ésta fueron detenidos por violar las leyes de neutralidad, situación que desencadenó la retirada de los rebeldes en Baja California. Ante tales acontecimientos, John Kenneth Turner declaró a la prensa su alejamiento de la revolución en la frontera.59 La decisión debió estar mediada por el temor a ser detenido por su apoyo a la incursión armada y porque, al igual que otros socialistas, ya no se sentía cómodo con la postura ideológica del PLM, sin contar con que los colaboradores y miembros de la Junta con quien tenía más cercanía se habían retirado para unirse al maderismo.

La actitud de Turner por consiguiente afectó a su esposa. La pareja se trasladó a Carmel-by-the-Sea, un apacible poblado en donde se había fundado una bohemia literaria y artística. Entre 1912 y 1917 la relación de Ethel con México se desvaneció. La crianza de su hija y el involucramiento en redes literarias de California la alejaron del activismo en la frontera. Mientras Ethel se alejaba por un largo periodo de la revolución, Sophie iniciaba el camino en su búsqueda, al cruzar la frontera a bordo del ferrocarril que la llevó a la ciudad de México en 1920. Una revolución muy distinta a la experimentada por su compatriota años atrás.

“La amiga de México”. Sophie Treadwell, corresponsal de guerra

Cuando Sophie Treadwell regresó de Europa, tras cubrir el contexto de la Primera Guerra Mundial, había consolidado una carrera en el periodismo. Su trabajo realizado como corresponsal la llevó a México en 1920. Era la oportunidad de conocer el país donde estaban parte de sus orígenes.

Sophie llegó a la ciudad de México una semana después del asesinato de Venustiano Carranza, el 21 de mayo de 1920. Definitivamente los editores del periódico New York Tribune querían información directa y precisa sobre los acontecimientos en México tras la caída de Carranza y la llegada al poder del grupo sonorense liderado por Álvaro Obregón, Plutarco Elías Calles y Adolfo de la Huerta. Personajes que se levantaron en armas con el Plan de Agua Prieta, en el contexto del proceso de elecciones a la presidencia y los conflictos políticos que se suscitaron tras el anuncio de la candidatura de Obregón.60

Sophie se adentró en un país con años de conflicto armado. Los nuevos acontecimientos provocaban profundo interés en Estados Unidos. Había cuestiones en la mesa que preocupaban al gobierno del país del norte como el tema petrolero; la aplicación de los artículos 127 y 33 de la Constitución de 1917 respecto a la expropiación de propiedades de tierras en el contexto de una reforma agraria, y en lo concerniente al carácter y permanencia de extranjeros en el país; así como al asunto de las reclamaciones por daños a propiedades en México de ciudadanos estadounidenses.61 Había un ambiente llamativo para la presencia de corresponsales y periodistas. Como apunta Álvaro Matute, en el año de 1919 las opiniones en la prensa estadounidense, respecto al tema de las relaciones entre los dos gobiernos, se decantaron en dos posiciones: una “actitud hostil” que promovía una intervención, y aquella de tendencia liberal que optaba por dar lugar a las negociaciones como alternativa para consolidar las relaciones bilaterales.62 Después de la llegada de los sonorenses al poder, las tensiones continuaron con ciertos matices pero con las mismas reservas por parte de ciertos sectores en Estados Unidos. Treadwell no era la única siguiendo la noticia, pero sí de las pocas, o quizá, la única mujer con esa tarea.63

Treadwell escribió más de una decena de artículos para el New York Tribune sobre México, producto de una estancia que prolongó por seis meses en el año de 1920, además de una visita en 1921. A diferencia de los escritos de Duffy Turner, había un deseo de imperiosa objetividad por parte de la corresponsal. Es posible identificar un proceso de empatía y simpatía por México conforme avanzaba su estancia. La “amiga de México”, como se le conoció tras la publicación de estos artículos, tuvo la posibilidad de obtener información puntual sobre sucesos de interés, como el asesinato de Carranza, así como la oportunidad de acceder directamente a los presidentes en turno.

Uno de sus primeros reportajes fue producto de una entrevista con Obregón. Conversaron sobre los extranjeros y el tema de sus propiedades en territorio mexicano, asunto constante en la opinión pública del momento. Pero Treadwell no se conformaba con las preguntas tradicionales que los periodistas hacían respecto a política exterior e interna. En sus textos abundan descripciones específicas y profundas de los personajes a quienes entrevistó, tocando temas contingentes, pero que nos permiten recuperar las posturas de los actores políticos sobre la prohibición del alcohol, el feminismo, la pobreza, etcétera.64

En relación con el tema de las mujeres, Sophie Treadwell sorprendió hasta al propio Obregón. Había una impronta de interés personal y político al respecto. Treadwell estuvo ligada a organizaciones feministas; era editora asociada de la revista Equal Rights, órgano de comunicación del National Woman’s Party, fundado en 1916 para promover el sufragio de las mujeres. Cuando las mujeres consiguieron el derecho al voto en 1920, el Partido se enfocó en promover la Enmienda por la Igualdad de derechos.65 No resulta extraño, por lo tanto, que la periodista cuestionara al líder de la revolución en México sobre la participación política de las mujeres.

Según Treadwell, para Obregón las mujeres eran un enigma. Al preguntarle su opinión sobre si las mexicanas debían tomar parte en los negocios y la política en igualdad de condiciones que los hombres, éste señaló: “No puedo expresarme sobre el ‘movimiento feminista’, como usted lo llama, porque no entiendo su base”. La periodista le señaló al general que “su base era la mujer. Y usted debe conocer a las mujeres general”.66 El tema del sufragio femenino o la agenda de las mujeres no era de interés para los líderes de la revolución. Poco había pasado de las discusiones que rechazaron el otorgamiento del voto femenino en el marco del Congreso que dio pie a la creación de la Constitución en 1917.

En sus textos, Sophie constantemente aludía y ponía atención a las mujeres, a veces de forma sutil, a veces evidente. Escribió sobre las soldaderas del convoy que acompañó a Venustiano Carranza en su huida de la ciudad de México; presentó un retrato por momentos prejuicioso de las mujeres de la ciudad de México y su falta de cultura y buen vestir; también exhibió una breve radiografía del temperamento y el rol de Luz Corral, la esposa de Pancho Villa.67

Como se señaló líneas arriba, la presencia de Treadwell en México obedeció al interés por la situación política en México tras la caída del gobierno de Carranza. Por medio de entrevistas y búsqueda de información ofreció a los lectores estadounidenses una descripción pormenorizada de los acontecimientos alrededor del suceso.68 Acudió y reportó lo vertido en las audiencias y el proceso judicial para esclarecer el asesinato del presidente, aunque mostró poco optimismo ante las averiguaciones.69

La corresponsal informó sobre levantamientos armados: el de Carlos Osuna en Tamaulipas, el último ataque de Villa en Chihuahua y el fugaz alzamiento de Jesús Guajardo en Coahuila.70 Para la periodista, estos levantamientos seguían “el mismo viejo método de generar problemas, tan común en la historia de México”: el anuncio de una nueva revolución, el llamado a voluntarios y las mismas formas de requisar caballos y armas en su camino. Según Treadwell el problema era el mismo viejo ejército bajo un nuevo régimen; generales que tenían problemas para adaptarse y resistían los mandatos del nuevo gobierno.71 Friedrich Katz señala en términos similares que la pacificación fue complicada después de diez años de guerra, ya que pocos generales “querían o podían regresar a la vida civil, aunque hubieran acumulado grandes sumas de dinero”.72

Sobre el establecimiento del nuevo régimen, es interesante la forma en la cual describió al conjunto de hombres que lo representaban; otorgándoles cualidades que los diferenciaban de otros revolucionarios. “Ellos habían bajado del norte como otra raza, hombres altos, atrevidos y fuertes. Hay una mirada diferente en sus ojos, un andar diferente en sus pasos”. En esas diferencias, añadió particularidades que le permitían conectar a los nuevos hombres en el poder con sus compatriotas, apuntando que eran gente de frontera, con un estilo “americanizado” en su vestir y proceder. Treadwell buscaba generar simpatías por México ante la opinión pública estadounidense, práctica llevada a cabo por periodistas como Turner y Steffens durante el gobierno carrancista.

Desde la perspectiva de Treadwell la ciudad de México despertó con la llegada de estos hombres del norte. Sin embargo, reconocía que la vida social en la capital aún dormitaba. Con sus referentes citadinos en Nueva York y San Francisco, la escritora resaltó que la ciudad adolecía de vida nocturna “como los americanos la entienden”. Extrañó los espacios en los que se desenvolvía en su país: cafeterías, teatros, restaurantes y bailes de medianoche. Incluso descubrió que “rara vez se ve a una mujer de cualquier tipo en las calles después de las 10 y muy pocas hasta las 9”. No obstante, vislumbró una lenta reactivación de la vida social con la reapertura de las corridas de toros.73

En sus intereses por la cultura logró recuperar para la prensa los trabajos arqueológicos realizados en la zona de Azcapotzalco y el valle de México por William Nevin, un explorador de origen escocés experto en mineralogía, quien llegó a México, proveniente de Estados Unidos, en 1911, y permaneció por más de dos décadas explotando económicamente la venta de antigüedades.74 Aun sin ser experta en el tema, dedicó un extenso artículo al respecto.75

Sophie escribió sobre sus encuentros con De la Huerta y Obregón de forma individual o en las conferencias de prensa ofrecidas a los periodistas extranjeros. Por supuesto, abordó los grandes tópicos de interés para Estados Unidos: el problema petrolero, el asunto urgente de la pacificación del país por medio de estrategias como la reducción del ejército, todas medidas a seguir para conseguir el reconocimiento internacional.76

Por otro lado, un tema de sumo interés y atractivo para Sophie era el mito y la figura de Francisco Villa. Durante los seis meses que permaneció en México, en 1920, la periodista informó sobre las negociaciones entre el Centauro del Norte y el gobierno para la deposición de las armas; así como la petición, arreglo y entrega de la Hacienda de Canutillo para su retiro. Sophie deseaba intensamente entrevistar al Centauro del Norte; sin embargo, los temores de De la Huerta, por su condición de género, la detuvieron: “Me estaba preparando cuando llegó un emisario a decirme que no podía hacer el viaje sola con un mozo, como había sido mi intención, sino que debía tener una escolta de soldados. ‘Cree que conoce México, señorita, pero no sabe nada’ ”.77

Empero, un año después regresó a México con el objetivo de llegar a la famosa hacienda de Villa. Otros personajes ya habían realizado visitas al lugar, curiosos por la nueva vida del viejo revolucionario.78 Pero Treadwell, probablemente era la primera mujer en conseguirlo. Así, acompañada por Eduardo John Wedemeyer, un amigo “de confianza” de Villa, la escritora estadounidense llegó a la hacienda en busca del “famoso bandido”.

Como apunta Jorge Chávez, la figura del bandido era un elemento articulador para hacer alusión a lo bárbaro, a lo salvaje. En Estados Unidos, se conformó todo un imaginario alrededor de lo que se conoce como el Wild West,79 donde tenían lugar personajes conocidos como el “bad man”, lo que favoreció a toda una narrativa literaria y cinematográfica de forma posterior. A esa visión contribuyeron la prensa antivillista en Estados Unidos, más la impopularidad que generó el ataque a Columbus, Nuevo México, en 1916. En México el gobierno “catalogaba a Villa y Zapata como ‘bandidos’ ”,80 forajidos fuera de la ley. En el caso de Villa, esto explica las dificultades al momento de las negociaciones con el gobierno federal.

Durante cuatro días Treadwell exploró los pensamientos más profundos de Villa sobre la soledad, la calma después de diez años de revolución, sus acciones en la lucha, los errores, los aciertos y su relación con Estados Unidos. Paulatinamente, la imagen de Treadwell sobre Villa se transformó en el contacto con la vida cotidiana del general en retiro: “un simple granjero que no sabe nada de lo que está sucediendo en el mundo exterior”. Villa le mostró la hacienda, la forma de trabajo, el producto de cosechas y los propósitos de mejorar la vida de las familias -incluidas viudas y huérfanos-, que lo habían acompañado en diez años de lucha. La llevó a la iglesia, convertida en un almacén; y al sitio donde se llevaba a cabo la construcción de la escuela. La instrucción era una de las prioridades de Villa; incluso solicitó profesores normalistas al gobierno federal para que se encargaran de dirigir la escuela, que nombró “Felipe Ángeles”.81

Al cierre de su artículo, la periodista creía que los talentos de Francisco Villa estaban siendo desperdiciados, se lo imaginaba al frente de una organización nacional de rurales.82 Era un deseo poco probable por las condiciones en las relaciones entre el general y el gobierno federal. Paradójicamente dos años después de la entrevista Villa sería asesinado en Parral, Chihuahua. Tan profunda fue la experiencia para Treadwell en su contacto con el Centauro del Norte, que se convirtió en fuente de inspiración para escribir su primera obra teatral, Gringo, puesta en escena en 1922.

Consideraciones finales

Las miradas de Treadwell y Duffy Turner cambiaron en su contacto directo con la revolución, sus escritos son reflejo de ese proceso de transformación y, de alguna manera, querían hacerla extensiva a sus compatriotas. Desde la perspectiva de las escritoras, los estadounidenses tenían dos puntos de vista diferentes sobre México: la de aquellos que conocieron el país durante el régimen de Porfirio Díaz, incluso que fueron beneficiados materialmente; y la opinión de quienes nunca habían salido de Estados Unidos, y creían que el resto del mundo era y debía ser igual a su realidad inmediata.83 Las experiencias obtenidas en su labor como corresponsales y activistas les permitió reconocer las diferentes miradas que se tenían en su país acerca de México, contrastarlas y tomar una postura al respecto.

Ethel Duffy Turner y Sophie Treadwell iniciaron un proceso de reconocimiento de México desde el activismo político en la frontera y de la labor periodística. Escribieron del país con una visión alterna en dos momentos convulsos del periodo revolucionario. Al igual que sus compatriotas masculinos ellas ofrecen otra ventana a la época y a sus actores. Su atención se enfocó en temas similares a los desarrollados por otros escritores y periodistas (intervencionismo, relación con Estados Unidos, conflictos entre facciones, concepciones y opiniones sobre el significado y alcances de la revolución). Además, presentaron una impronta particular en el abordaje de esos temas y aportaron otros, relacionados con sus intereses particulares. En el caso de Ethel Duffy Turner, destaca su interés por escribir a sus compatriotas desde los referentes históricos estadounidenses para hacer una defensa de la revolución en México, valiéndose de recursos narrativos para tal propósito.

El periodismo de Sophie Treadwell estuvo enfocado en ir más allá de la noticia producto de conferencias; dedicó su tiempo en escudriñar temas incómodos para los personajes del poder como el feminismo y la lucha de las mujeres, asimismo se adentró en la vida de figuras míticas como Villa, develando aspectos relacionados con la cotidianidad del Centauro del Norte.

Álvaro Ruiz señala que los viajeros “intentan trasgredir el canon establecido” cuando se trasladan a otros espacios, países y culturas.84 Sin embargo, cuando nos detenemos en la experiencia de las mujeres, esta transgresión es doble porque además ellas debían romper con mandatos de género impuestos en una sociedad que históricamente había negado el mundo exterior a las mujeres. El conocimiento adquirido en su experiencia con y en la Revolución mexicana transformó las trayectorias de Ethel Duffy Turner y Sophie Treadwell. Despertaron nuevos intereses, otras formas de escribir desde los márgenes de los cánones de su tiempo al recuperar a México, la frontera y aspectos relacionados con la revolución en las temáticas de su producción intelectual posterior.

Fuentes

Documentales

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1Este texto forma parte de un proyecto más amplio en donde estudio en paralelo las figuras de Ethel Duffy Turner, Sophie Treadwell y Alma Reed en su relación con México desde su producción intelectual en los ámbitos de la literatura, el periodismo y la historia.

8Britton, Revolution and Ideology, 19.

20Robertson, The Progressive Era, 1-3.

24Showalter, A Jury of Her Peers, 210.

27Ethel Duffy Turner, “pd. Noel Frances N. Noel” [manuscrito], AEDT-INAH, caja 1, doc. 81.

28Ethel Duffy Turner, Manuscrito sin título, AEDT-INAH, caja 2, doc. 188.

29Turner, Ricardo Flores Magón, 172.

30Para detalles y profundizar en la biografía de Ethel Duffy Turner, revísese la tesis de mi autoría: “Ethel Duffy Turner: una biografía política e intelectual desde la frontera 18851969” (tesis de doctorado, El Colegio de México, 2019).

31“The Toad”, San Francisco Call, 4 de julio de 1912; “Classic Carmel is Stirred by ‘The Toad’ ”, San Francisco Chronicle, 20 de marzo de 1912.

37Dicker, Sophie Treadwell. A Research, 9; Miriam López Rodríguez, “Vida y obra de Sophie Treadwell”, en María Dolores Narbona Carrión, ed., Sophie Treadwell. Contexto teatral, biografía, crítica y traducción de su obra Machinal (Málaga: Universidad de Málaga, 2007), 64; Wells, Fremont Older, 269.

40López Rodríguez, “Sophie Treadwell y la cuestión racial”, 35.

41Pruett, “Sophie Treadwell: Journalistic”, 33-45.

43López Rodríguez, “Sophie Treadwell y la cuestión racial”, 39.

44Pruett, “Sophie Treadwell: Journalistic”, 20.

45Vásquez Montaño, “Ethel Duffy Turner: una biografía”, 163.

46“The Work of Alfred Sanftleben”, Regeneración, 24 de diciembre de 1910.

47 The Border, Tucson, Arizona, noviembre y diciembre de 1908, enero de 1909. AEDT-INAH, Caja 6.

48Ethel D. Turner, “La Benevolencia del déspota”, Regeneración, 22 de octubre de 1910.

49Diadiuk, Viajeras anglosajonas, 47.

50Ethel D. Turner, “Is the Blood of the Fathers of the Revolution in your Veins”, Regeneración, 19 de noviembre de 1910.

51Ethel D. Turner, “Shall Mexico Be Annexed?”, Regeneración, 24 de diciembre de 1910.

55Ethel D. Turner, “Uncle Sam”, 18 de febrero de 1911; “Not War Game, But War!”, Regeneración, 11 de marzo de 1911; “Two More Outrages”, Regeneración, abril de 1911.

56Alan Knight expone cómo desde enero de 1911 se promovió la necesidad de un acuerdo entre el gobierno y los revolucionarios. Alan Knight, La Revolución mexicana (México: Fondo de Cultura Económica, 2010), 291-292.

57Ethel D. Turner, “This ‘Peace’ Talk”, Regeneración, 1 de abril de 1911.

58Ethel D. Turner, “Stanley Dies in Glorious Victory. Rebels Lose One, Federals Sixty-Eight”, “Berthold at Alamo”, Regeneración, 15 de abril de 1911; “Simon Berthold. Rebel Soldier”, Regeneración, 6 de mayo de 1911.

59George H. Shoaf, “Magon is Arrested”, Appeal to Reason, 24 de junio de 1911.

63Keck-Rabi, “Sophie Treadwell”, 600.

64Sophie Treadwell, “Obregon Will Guard Rights of Foreigners”, New York Tribune, 30 de mayo de 1920.

66Sophie Treadwell, “Obregon will Guard Rights of Foreigners”, New York Tribune, 30 de mayo de 1920.

67Sophie Treadwell, “Carranza’s Tragic Flight to Death Described in Full for the First Time”, New York Tribune, 31 de mayo de 1920; Sophie Treadwell, “A Visit to Villa, a ‘Bad Man’, not so Bad”, New York Tribune, 28 de agosto de 1921; Sophie Treadwell, “Digging in Mexico for More than Mere Oil”, New York Tribune, 10 de julio de 1921.

68Sophie Treadwell, “Carranza’s Tragic Flight to Death Described in Full for the First Time”, New York Tribune, 31 de mayo de 1920.

69Sophie Treadwell, “Weeks of Inquiry Fail to Solve Mystery of who Killed Carranza”, New York Tribune, 9 de julio de 1920.

70Sophie Treadwell, “Old Ideas Die Hard in Mexico, Revolts Go On”, New York Tribune, 3 de julio de 1920; Sophie Treadwell, “Leader who Killed Zapata Now Turns Against Obregon”, New York Tribune, 4 de julio de 1920.

71Sophie Treadwell, “Old Ideas Die Hard in Mexico, Revolts Go On”, New York Tribune, 3 de julio de 1920.

73Sophie Treadwell, “Obregón Brings New Life to Mexico City”, New York Tribune, 4 de julio de 1920.

75Sophie Treadwell, “Digging in Mexico for More Than Mere Oil”, New York Tribune, 10 de julio de 1921.

76Sophie Treadwell, “Huerta Says Mexico Will Pay All Debts”, New York Tribune, 21 de junio de 1920; Sophie Treadwell, “Mexico Ready to Safeguard Oil Property”, New York Tribune, 6 de junio de 1920.

77Sophie Treadwell, “A Visit to Villa, a ‘Bad Man’, not so Bad”, New York Tribune, 28 de agosto de 1921.

79Chávez, “La barbarie retratada”, 177.

80Knight, La Revolución mexicana, 1159.

81Villa Guerrero, “El último refugio de Pancho Villa”, 73.

82Sophie Treadwell, “A Visit to Villa, a ‘Bad Man’, not so Bad”, New York Tribune, 28 de agosto de 1921.

83Sophie Treadwell, “Mexico, Too, Has Taken the Road Back Toward Normalcy”, New York Tribune, 21 de noviembre de 1920.

Sobre la autora. Margarita Vásquez Montaño es doctora en Historia por El Colegio de México. Sus líneas de investigación están enfocadas en la historia de las mujeres de la primera mitad del siglo XX mexicano, con especial énfasis en las trayectorias de extranjeras. También sus publicaciones han estado orientadas, además en la historia de las mujeres, en la historia social de los trabajadores, historia política e historia regional. Actualmente es profesora-investigadora de El Colegio Mexiquense, adscrita al Seminario de Historia Contemporánea. Entre sus publicaciones destacan “Transformaciones en la identidad femenina, cambio generacional y revolución: primera mitad del siglo XX”, Korpus 21, v. 2, n. 4 (enero-abril 2022): 93-116.

Recibido: 10 de Julio de 2021; Aprobado: 21 de Febrero de 2022

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