Hace 75 años, en febrero de 1945, la Universidad Nacional Autónoma de México creó el Instituto de Investigaciones Históricas (IIH) al que encomendó la tarea de investigar y publicar sobre temas de la historia de México, contribuir a la docencia y a la formación de recursos humanos, así como dialogar con la comunidad de historiadores del país y de otros lugares del mundo. Veinte años después el Instituto, en aquel momento bajo la dirección de Miguel León-Portilla, fundó la revista Estudios de Historia Moderna y Contemporánea de México, correspondiente al área del mismo nombre, revista que hoy nos entrega su número 59 y que, bajo la conducción editorial de Silvestre Villegas Revueltas, emprende nuevos desafíos.

Desde sus orígenes la revista constituyó un espacio significativo para el quehacer de los historiadores, en un momento en el que la disciplina se afianzaba y la historiografía mexicana y mexicanista empezaba a prodigarse. El primer número de la revista, dedicado a Morelos, reunió a algunos de los mayores especialistas en el tema: Ernesto de la Torre Villar, Ernesto Lemoine Villicaña, Arturo Langle Ramírez, Rosaura Hernández Rodríguez y José Valero Silva. Era muy difícil mantener su periodicidad y fue gracias al esfuerzo de José Valero Silva, Ernesto de la Torre Villar y Álvaro Matute, un poco después, que el proyecto pudo sostenerse al aparecer por lo menos un número cada dos años.

En los años que siguieron Estudios de Historia Moderna y Contemporánea de México amplió sus horizontes e incluyó temas variados de la historia mexicana. Pronto apareció una sección de reseñas, gran parte de las cuales estuvieron firmadas por el joven Álvaro Matute. En 1976 Matute pasó a formar parte de la plana de editores y en 1977 se incorporó como editor hasta que fue relevado por Marta Loyo, quien tomaría la estafeta entre 1997 y 2002.

Estudios de Historia Moderna y Contemporánea de México consiguió con la entrada del nuevo siglo su estabilidad. Del número 23 en adelante, la revista ha publicado de manera regular los dos números anuales que le corresponden. Contribuyó a ello la tenacidad de Marcela Terrazas como editora, entre enero de 2003 y enero de 2011, quien además impulsó de manera sistemática la digitalización de la revista y su puesta en línea. Alfredo Ávila, editor entre 2011 y 2019, abonó en ese mismo sentido. De modo que el Instituto de Investigaciones Históricas ha sido pionero en el esfuerzo de poner en acceso abierto su producción académica y sus publicaciones, una política que se ha impuesto en nuestra casa de estudios y a la que en el IIH han contribuido de manera decisiva las tres revistas, el repositorio institucional y el Departamento Editorial.

El día de hoy parecen muy lejanos y tal vez precarios los primeros esfuerzos por dar a luz una publicación periódica que representara a una comunidad tan incipiente como vigorosa. Son las bases de lo que aún perdura. La nueva etapa de la revista nos obliga a ponernos al día con procesos y plataformas editoriales, licencias, indicadores e índices de producción científica, y procesos de selección rigurosa. El horizonte de los editores del presente tiene un alcance planetario: sus lectores y sus autores están en Europa, en los Estados Unidos y en América Latina. Sus temáticas y enfoques son objeto de una renovación constante. Tal es el desafío que se presenta a nuestras revistas y que el Instituto ha decidido acometer con vigor renovado en este aniversario.

Por esa razón, con la aparición del número 59 (enero-junio 2020) de Estudios de Historia Moderna y Contemporánea de México, celebramos el 75 aniversario del IIH, es decir, tres cuartos de siglo de hacer historia. Es momento de celebrar y de reconocer el compromiso y la labor de sus editores, la cual nos permitirá seguir siendo una publicación de referencia que responda a las necesidades e inquietudes de las generaciones actuales y futuras.