SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
 número56Matthew Vitz, A City on a Lake: Urban Political Ecology and the Growth of Mexico City índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

Links relacionados

  • No hay artículos similaresSimilares en SciELO

Compartir


Estudios de historia moderna y contemporánea de México

versión impresa ISSN 0185-2620

Estud. hist. mod. contemp. Mex  no.56 Ciudad de México jul./dic. 2018  Epub 09-Mar-2020

https://doi.org/10.22201/iih.24485004e.2018.56.68743 

Reseñas

Jaime M. Pensado y Enrique C. Ochoa (eds.) México beyond 1968: Revolutionaries, Radicals, and Repression during the Global Sixties and Subversive Seventies

Israel Rodríguez1 

1El Colegio de México, Ciudad de México

Pensado, Jaime M.; Ochoa, Enrique C. México beyond 1968: Revolutionaries, Radicals, and Repression during the Global Sixties and Subversive Seventies. Tucson: The University of Arizona Press, 2018.


1

En una reciente obra sobre la participación de las clases medias en la vida política mexicana, la historiadora Louise Walker llamó a repensar la historia contemporánea de México sin centrarse en el año 1968. “Es intelectualmente irresponsable -decía Walker- sobrevalorar el movimiento estudiantil; hacerlo magnifica su significado y distorsiona nuestra comprensión del pasado reciente de México”.1 Cinco años después de aquella publicación, varios historiadores asumieron el reto de des-centrar el 68. Bajo la coordinación de Enrique C. Ochoa y Jaime Pensado, un grupo de especialistas se reunió en octubre de 2016 en la University of Notre Dame (Indiana, EUA). El objetivo de aquel encuentro era estudiar la historia política contemporánea sin establecer un centro de explicación a priori.

Si des-centrar el 68 era el objetivo principal, llevar adelante esta tarea implicaba necesariamente repensar la historia política de los sesenta y setenta, abrir la toma para incluir en ella a actores que se habían estudiado poco o que habían estado opacados por la acción política de los estudiantes universitarios de la ciudad de México: obreros, campesinos, colonos, normalistas, comunidades indígenas, etcétera. Era necesario salir del esquema de la historia nacional (generalmente la historia de la capital) para analizar los procesos históricos como la confluencia de historias regionales, nacionales e internacionales.

Los conflictos y procesos históricos que se analizan en México beyond 1968 tienen, sin duda, un importante punto en común: surgieron como resultado de la pérdida de hegemonía política que el régimen revolucionario experimentó después de treinta años en el poder. Si bien numerosos estudios han echado por tierra la idea simplista de que entre los años treinta y sesenta existió un control absoluto del Estado sobre la población,2 es también indiscutible que durante aquellas décadas la hegemonía lograda por el partido oficial era una realidad, y que ésta comenzó a resquebrajarse hacia finales de los cincuenta, cuando las políticas clientelares del régimen resultaron insuficientes frente a un incremento cada vez más evidente de la desigualdad económica, social y regional. En ese contexto, desde finales de los cincuenta emergieron o se ampliaron movimientos campesinos, obreros, populares e intelectuales que cuestionaron la legitimidad de un régimen que, mientras enarbolaba la retórica de la justicia social y la democracia, cultivaba la desigualdad y el autoritarismo. Frente a este sinnúmero de disidencias, el régimen priista implementó (mucho antes de 1968) una compleja maquinaria política que incluía lo mismo prácticas clientelares o estrategias de cooptación institucional que mecanismos de coerción, represión y aniquilamiento de opositores. Todos estos elementos, todas estas historias y prácticas parecen mostrar que el llamado “milagro mexicano” era mucho más que una época de modernización, estabilidad y progreso. Aquella narrativa, enfocada en los logros macroeconómicos y en el crecimiento urbano, parece incompatible con la crisis política en que se vio envuelto el país hacia finales de los sesenta. Por eso, México beyond 1968 intenta desmontar tanto la narrativa modernista y pacífica de los sesenta como la de una radicalidad política exclusiva de los setenta.

2

La obra consta de tres partes: la primera, “Ensayos introductorios”, está conformada por dos textos conceptuales en los que Eric Zolov y Will G. Panters, tras la lectura de los trabajos resultantes del mencionado seminario, problematizan la forma en que los autores se acercaron a las décadas de los sesenta y setenta; la segunda parte, “Organización revolucionaria y respuesta estatal”, se centra en el espacio rural y recorre una amplia gama de actores políticos (campesinos, normalistas, comunidades indígenas) que, inmersos en un complejo escenario internacional, llevaron adelante movimientos que desafiaron la hegemonía priista en contextos locales; la tercera parte, “Radicalismos juveniles y violencia estatal”, se concentra en el espacio urbano para mostrar tanto las formas de radicalización de diversos actores políticos (de izquierda y de derecha) como la violencia política y la represión que el Estado ejerció sobre ellos. Al terminar estas tres partes, los editores hacen una revisión crítica de la literatura que se ha acercado a estas décadas y evalúan los aportes y las limitaciones de México beyond 1968 dentro de esa producción. Como cada uno de los aportes es resultado de un trabajo de investigación original, y como la obra en conjunto pretende dar una visión amplia a partir de casos particulares, la valoración de esta obra debe pasar indispensablemente por una breve revisión cada uno de los textos que la integran.

La primera sección del libro, de carácter conceptual, se inaugura con el texto “Integrating Mexico into the Global Sixties” de Eric Zolov. Como lo había hecho en una reciente publicación sobre al caso latinoamericano,3 el autor llama la atención sobre la necesidad (y la complejidad) de estudiar la historia contemporánea mexicana desde una perspectiva global. Creador en muchos sentidos del marco conceptual de los “sesentas globales”, Zolov expone de manera sintética los elementos que definen este novedoso paradigma y explica cómo y por qué los estudiosos de la historia contemporánea de México deben tomar en cuenta el contexto global (no sólo la relación México-Estados Unidos) al momento de analizar la problemática relación entre el Estado, los movimientos juveniles y la violencia política de los años sesenta.

Para el caso mexicano, Zolov propone tomar en cuenta que, por un lado, México desempeñó un papel fundamental (aunque poco estudiado) en las relaciones geopolíticas latinoamericanas, un rol que, hasta ahora, erróneamente sólo ha sido referido en términos anecdóticos. Por otro lado, el autor, tomando una definición de Mary Kay Vaughan,4 sostiene la necesidad de estudiar la forma en que la historia global de los sesenta transformó la “subjetividad afectiva” (affective subjectivity) de los actores locales. Así, si el análisis geopolítico nos obliga a situar a la historia mexicana dentro de la amplia y compleja historia diplomática de la Guerra Fría, el estudio de la subjetividad afectiva nos mostrará cómo esa historia global adquiere formas concretas dentro de prácticas y discursos locales.

En el segundo y último texto de esta sección conceptual, “Zones and Languages of State-Making. From Pax Priísta to Dirty War”, Wil G. Pansters reevalúa y problematiza, a partir de propuestas previas5 y de la lectura de los capítulos que constituyen el libro, la historia de la relación entre autoridad estatal y sociedad durante el amplio periodo de los años sesenta y setenta. El autor propone analizar la naturaleza cambiante del autoritarismo mexicano, en particular de las relaciones entre coerción, represión y violencia, por un lado, y cooptación e incorporación, por el otro. De acuerdo con Pansters es necesario revisar las formas reales y simbólicas de construcción del Estado (state-making) y los contextos en los que estas formas operaron en la historia contemporánea de México. Además, el autor propone estudiar el autoritarismo, no sólo cuando éste se traduce en coerción violenta o cooptación clientelar, sino en las múltiples zonas intermedias (gray zones) en las que se manifiesta, espacios liminares del Estado en los que cooperación y disidencia convivían de manera contradictoria. Tomando el concepto de “dictablanda” (popular desde hace décadas, pero retomado recientemente en el análisis académico por Paul Gillingham y Benjamin T. Smith),6 Pansters llama la atención sobre el carácter intencionalmente contradictorio del régimen mexicano, una realidad confusa y ambigua que combinaba los intentos estatales por monopolizar la acción política, una cuidadosamente cultivada (aunque siempre frágil) hegemonía cultural, el ejercicio permanente de violencia represiva, procesos electorales permanentes pero desiguales y constantes negociaciones con elites económicas y sectores populares.

La segunda parte del libro, enfocada en las organizaciones revolucionarias rurales y en las respuestas del Estado frente a éstas, inicia con el texto “‘Latent Sites of Agitation’. Normalistas Rurales and Chihuahua’s Agrarian Struggle in the 1960s”, de Tanalís Padilla. En su participación, la autora, reconocida experta en la historia de las luchas rurales,7 analiza las alianzas políticas que los estudiantes normalistas de Chihuahua establecieron con los grupos campesinos de aquella entidad en su lucha contra el gobierno autoritario de Práxedes Giner (1962-1968). Padilla sostiene que, al ocupar una posición intermedia entre las familias campesinas de las cuales provenían y los profesionales con conciencia social en que se convertirían, los normalistas rurales representaron un grupo fundamental en la resistencia agraria de los años sesenta.

Mezclando su amplio conocimiento de la historia agraria nacional con una detallada investigación de los actores sociales, la autora traza minuciosamente la historia de la conformación de la identidad estudiantil-campesina de estos jóvenes normalistas a lo largo de la década de los sesenta. Al seguir la vida de Arturo Gámiz y Pablo Gómez, Padilla muestra cómo la conciencia política de normalistas rurales se componía lo mismo de elementos internacionales, como la revolución cubana, que de problemas locales, como la lucha por la tierra y la crisis del campo en el estado de Chihuahua. De este modo, Padilla nos muestra una imagen del campo mexicano en los años sesenta que desmonta por completo las narrativa de estabilidad política que el Estado mexicano trató de difundir en aquellos años.

Complementa esta propuesta el texto de Carla Irina Villanueva, “‘For the Liberation of Exploited Youth’. Campesino-Students, the FECSM, and Mexican Student Politics in the 1960s”. Mediante el seguimiento de un evento particular (la Marcha por la Ruta de la Libertad, que convocó a miles de estudiantes normalistas a marchar desde Guanajuato hasta Morelia demandando la libertad de varios presos políticos), la autora estudia la identidad campesino-estudiantil de los normalistas rurales durante la década de los sesenta. El texto se centra en el estudio de la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México (FECSM) y en la relación de ésta con la Central Nacional de Estudiantes Democráticos (CNED).

Uno de los aportes principales de este capítulo es el análisis que su autora hace de la forma en que los integrantes de la FECSM reivindican los principios agrarios y educativos de la revolución mexicana. Aunque las normales rurales habían sido un importante logro del régimen revolucionario y, sobre todo, del cardenismo, los estudiantes normalistas desde los años cincuenta realizaron un desplazamiento político decisivo para enfrentarse a este régimen que, para aquellos años, había abandonado el apoyo a los sectores campesinos de los cuales los normalistas procedían. Al igual que Padilla, Villanueva nos muestra cómo, más allá de la ciudad de México, los estudiantes rurales transitaron un camino de radicalización y enfrentamiento con el Estado mexicano mucho antes de 1968.

A diferencia de lo planteado por Villanueva, en el tercer texto de esta sección, “The 23rd of September Communist League’s Foco Experiment in the Sierra Baja Tarahumara (1973-1975)”, Adela Cedillo sugiere que los grupos guerrilleros que surgieron en todo México durante las décadas de los sesenta y setenta rompieron con el discurso revolucionario tradicional fundamentado en la lucha de 1910 y, en su lugar, siguieron los principios científicos marxistas-leninistas de la izquierda radical latinoamericana. Al mismo tiempo, la autora observa cómo algunas comunidades campesinas comenzaron a repudiar el legado de la Revolución de 1910 y se convirtieron en aliadas de dichos movimientos guerrilleros.

Para analizar la compleja realidad social y cultural en la que se desenvolvió la Liga Comunista 23 de Septiembre, Cedillo estudia la historia de un foco guerrillero experimental llamado Comité Político-Militar “Arturo Gámiz”, surgido en el llamado “Cuadrilátero Dorado” de la Sierra Madre Occidental (en la colindancia de los estados de Chihuahua, Sonora, Sinaloa y Durango). Tras analizar la difícil convivencia entre los cuadros de clase media que defendían los principios comunistas y los campesinos de las comunidades guarijío y rarámuri de la sierra que defendían sus tierras, la autora sostiene que, aunque los campesinos indígenas conocían las propuestas comunistas y abrazaban a menudo la guerra de la Liga, tenían su propia agenda de lucha centrada en demandas agrarias de larga data. Al evaluar los logros obtenidos por las comunidades campesinas de esta región en los años setenta, Cedillo muestra cómo la alianza entre campesinos y guerrilleros, más que un intento fallido por iniciar una nueva revolución, fue un fenómeno que, al menos a nivel regional, removió las estructuras de poder y promovió transformaciones importantes en el régimen de la revolución institucionalizada.

El texto “Mexico’s Turn toward the Third World. Rural Development under President Luis Echeverría”, de A. S. Dillingham, es, sin duda, uno de los más novedosos del libro. El capítulo analiza la conexión entre la agenda rural del Estado mexicano y su posicionamiento diplomático al lado de los países del Tercer Mundo. Aunque ciertamente no existe entre los académicos un consenso sobre la naturaleza y los objetivos de la apertura democrática echeverriista o sobre el decidido episodio tercermundista llevado adelante en aquellos años, Dillingham muestra cómo existía una fuerte y compleja articulación entre estas políticas y el incremento del gasto social, particularmente para las regiones más pobres y rurales. Sin embargo, el autor sostiene que, aunque el posicionamiento mexicano dentro del Movimiento de los Países No Alineados fue una respuesta directa a la crisis de legitimidad que enfrentó el régimen, dicho posicionamiento debe leerse también a la luz de la compleja historia diplomática mexicana, desde la cual el posicionamiento echeverriista no parece un hecho tan descabellado como se le ha presentado.

En un excelente texto, “A War against Poor People. Dirty Wars and Drug Wars in 1970s Mexico”, Alexander Aviña analiza la transformación estructural de la economía de narcóticos en México a partir de la década de 1960 y las respuestas del gobierno mexicano para enfrentarla en un contexto de fuerte convulsión política. Al revisar las estrategias de intervención militar en el estado de Guerrero, el autor muestra cómo desde un inicio éstas estuvieron relacionadas con las campañas de represión política desatadas por el PRI contra los “enemigos internos”. Aviña descubre así, al conjuntar historias trasnacionales y locales, la correlación de dos guerras, la guerra sucia y la lucha contra las drogas, íntimamente vinculadas y dirigidas contra personas pobres y destinadas, más que a la erradicación de la producción de droga, a reafirmar el control estatal. El autor ofrece así una verdadera historia de terror patrocinada (o al menos, habilitada) por el Estado en el suroeste de México.

En su texto, “Working-Class Heroes. Barrio Consciousness, Student Power, and the Mexican Dirty War”, Fernando Herrera Calderón muestra cómo, a pesar de sus raíces conservadoras y católicas, Guadalajara en los años sesenta se transformó en uno de los principales focos guerrilleros del país. Lo que el autor trata de demostrar, mediante la revisión de testimonios orales, registros desclasificados de la policía secreta y propaganda revolucionaria, es que, a pesar de la feroz represión estatal lanzada contra el Frente Estudiantil Revolucionario (FER), sus miembros lograron establecer puentes de solidaridad con las comunidades de los barrios populares de Guadalajara.

“The Various Lives of Mexican Maoism. Política Popular, a Mexican Social Maoist Praxis”, de Michael Soldatenko, sostiene que en la interpretación mexicana de los planteamientos revolucionarios de Mao, sus intérpretes elaboraron una variable nacional adecuada a la historia y la experiencia mexicanas. Si bien la línea de masas del maoísmo tenía una larga historia en México, Soldatenko sostiene que dicha propuesta de acercamiento a las luchas populares fuera del esquema del Partido Comunista incrementó notoriamente su influencia después de 1968, cuando los grupos estudiantiles comprendieron que una de las grandes deficiencias de su movimiento había sido la dificultad de vincularse con la población. En este sentido, el texto de Soldatenko resulta, sin duda alguna, uno de los menos novedosos dentro del volumen. Si bien el autor aporta información importante sobre la forma en que los planteamientos maoístas fueron adoptados incluso dentro del Estado, no abunda sobre las formas en que esta propuesta convivía con el gran universo de luchas sindicales, populares y campesinas de la década de los setenta. Además, la inclusión de un texto sobre los debates del maoísmo indudablemente lleva a notar la ausencia de todos los demás grupos militantes que conformaban el espectro de la izquierda mexicana en la década de los setenta.

“The Other ‘New Man’. Conservative Nationalism and Right-Wing Youth in 1970s Monterrey”, de Luis Herrán Ávila se acerca de forma novedosa a un fenómeno poco estudiado: la aparentemente contradictoria relación entre el conservadurismo y el radicalismo de los jóvenes de derecha en los años setenta. A partir del estudio del colectivo Conciencia Joven, un grupo de estudiantes de derecha del norte de México, el autor explora las complejas conexiones entre el nacionalismo conservador, el activismo estudiantil y la cultura política empresarial que, como es sabido, tiene profundas raíces en Monterrey.

El texto es verdaderamente notable, pues hasta ahora la historiografía de la Guerra Fría en México, al enfocarse en los actores y movimientos de la izquierda, ha pasado por alto la centralidad de la derecha en la configuración del panorama político nacional y regional. Sin embargo -como sostiene Herrán- con la misma energía que sus contrapartes izquierdistas, las derechas mexicanas reaccionaron a los momentos críticos nacionales e internacionales de la Guerra Fría. Con una larga trayectoria regional de oposición al Estado posrevolucionario, en los años setenta los sectores de la derecha norteña abrieron un nuevo frente contra el radicalismo de la Nueva Izquierda reforzando su antiestatismo y antisecularismo, y proponiendo opciones alternativas para aglutinar de la identidad nacional mexicana.

El capítulo de Gema Santamaría, “ ‘The Darkest and most Shameful Page in the University’s History’. Mobs, Riots, and Student Violence in 1960s-1970s Puebla”, toma su nombre de una nota publicada en julio de 1968 en la prensa poblana y que hacía referencia al enfrentamiento ocurrido dos días antes frente a la casa de Arturo Santillana, oficial mayor de la Universidad Autónoma de Puebla (UAP). En ese episodio, grupos armados atacaron a cientos de manifestantes y asesinaron a Marco Aurelio Aparicio, un joven activista de 17 años. A partir de ese hecho, la autora tranza una fascinante genealogía de la radicalidad política poblana. En ella, disturbios, asesinatos, peleas callejeras y linchamientos se suceden durante los años sesenta y setenta y permiten a Santamaría explicar las dinámicas de la violencia política (estatal y estudiantil) más allá del movimiento estudiantil de la capital mexicana. En un logrado esfuerzo por “provincializar” la Guerra Fría de México, la autora, basándose principalmente en la lectura detallada de los periódicos locales y en el análisis de algunos eventos que marcaron el movimiento estudiantil de Puebla, observa el incremento del nivel de violencia política en ese Estado.

El texto de Verónica Oikión Solano, “Student Organizing in post-1968 Mexico City. The Coordinating Commission of the Committees of Struggle and State Violence”, es el más tradicional de todos los que integran el volumen. En él, la autora analiza la reconfiguración del movimiento estudiantil en la ciudad de México después del 2 de octubre de 1968. En su capítulo, Oikión presenta, de manera ciertamente detallada, cómo, tras la disolución del Consejo Nacional de Huelga (CNH) el 6 de diciembre, surgió una fórmula más democrática de representación estudiantil que buscaba aglutinar y organizar a estudiantes de diferentes escuelas: la Comisión Coordinadora de Comités de Lucha (COCO) y que dio durante los primeros años setenta un segundo impulso al activismo estudiantil.

Este capítulo tiene dos objetivos principales: incorporar al coco en la historiografía del movimiento estudiantil y evidenciar la naturaleza represiva del Estado, que, a pesar de su llamada apertura democrática que caracterizó a la administración de Echeverría, mantuvo viejos mecanismos de control para reprimir la política estudiantil de izquierda post-1968. Esa tarea, si bien aporta información importante, se aleja bastante de los objetivos planteados por los compiladores de México beyond 1968.

El último capítulo del libro, “Torture and the Making of a Subversive during Mexico’s Dirty War”, Gladys I. McCormick examina de cerca la tortura infligida a los presos políticos durante la etapa más violenta de la Guerra Sucia en la década de 1970. Fue durante este periodo de la Guerra Sucia de México, sostiene McCormick, cuando los funcionarios del gobierno emplearon técnicas represivas más efectivas (algunas ya existentes y otras importadas del extranjero), para destruir la amenaza de la guerrilla tanto en entornos urbanos como rurales. El objetivo del capítulo es seguir a estos llamados “insurgentes” y averiguar qué les sucedió una vez que fueron detenidos por el Estado. En una narración que, por su crudeza, resulta difícil, la autora sigue a estos individuos a la cámara de tortura para comprender qué se les hizo y con qué fines. El objetivo final es entender qué hizo a estos individuos sujetos de tortura, por qué fueron calificados de “subversivos” y qué tipos de castigo sufrieron. Además, el texto aborda complejos momentos de colaboración en los que las víctimas de tortura eligieron ayudar a sus torturadores, o aquellos en los que las víctimas decidieron cobrar venganza empleando las mismas tácticas contra los agentes del Estado.

Uno de los aspectos más destacados del texto es que está basado en testimonios inéditos, en los informes de inteligencia desclasificados y en los informes de la Comisión Nacional de Derechos Humanos de México. Como es sabido, durante décadas los estudiosos de las formas modernas de violencia política se han enfrentado al silenciamiento oficial de las atrocidades patrocinadas por el gobierno, a la ausencia de una comisión de la verdad y a la ambivalencia política o el misterio burocrático que rodea las fuentes disponibles.

3

Antes de concluir el libro, Jaime M. Pensado y Enrique C. Ochoa realizan un análisis bibliográfico en el que se revisan las principales obras que abordan tanto el movimiento estudiantil de 1968 como la historia de la violencia política de los años setenta. Los autores intentan mostrar cuáles fueron las obras que llevaron a establecer la centralidad de 1968 en la historia reciente de México y valorar hasta qué punto México beyond 1968 logra desmontar esta historia. El texto es una crítica-autocrítica de lo hecho anteriormente y de lo realizado en el volumen.

La conclusión se avizoraba desde el planteamiento inicial del libro: la genealogía de esta interpretación tiene sus orígenes en las memorias de exlíderes estudiantiles, en las crónicas inmediatas y en los testimonios fotográficos que se tradujeron en importantes estudios académicos en los años setenta y ochenta. En el otro extremo de la línea, las interpretaciones académicas más recientes frecuentemente dan por sentado que el movimiento estudiantil de 1968 fue el momento decisivo en la segunda mitad del siglo XX. Dicha mitología de la modernidad política, sostienen los autores, ha impedido hasta el día de hoy acercarse desde otros espacios y temporalidades a la historia reciente en nuestro país.

Repensar los sesenta y los setenta sin centrarse en el movimiento estudiantil, como intenta este libro, busca evidenciar que la violencia y la represión estatal han estado profundamente arraigadas en la historia de México. En distintas regiones y para muchos grupos sociales, dicha violencia fue consustancial a la formación del Estado y a ella debieron presentar férrea resistencia. Por ello, al mantener y afirmar la fecha canónica de 1968, la academia hasta ahora ha ensombrecido y, en última instancia, menospreciado los movimientos de resistencia que durante por lo menos esas dos décadas se esparcieron por todo el país, y que poco tuvieron que ver con la agitación estudiantil de la capital mexicana.

Por ello, uno de los principales aciertos de México beyond 1968, sin duda alguna, es haber desmontado el mito de la “violencia excepcional” con que la historia oficial (y la historiografía) describieron la represión estatal de 1968. En contraste, los autores de este libro, obligan a pensar de manera más transnacional, regional y comparativa, no sólo sobre la política y la cultura estudiantil, sino sobre las múltiples historias de violencia política y resistencia que permearon al país, al menos, desde la década de los sesenta. De este modo, el libro muestra cómo la permanencia política del régimen dependió en varias regiones de prácticas como la creación de nuevas unidades paramilitares, la expansión de las agencias gubernamentales de espionaje, la intensificación del porrismo y, en sus momentos más agresivos, la disolución de las líneas entre la Guerra Sucia y la guerra contra las drogas.

Sin embargo, lo que evidencia México beyond 1968 al tratar de acercarse a estos procesos sin prestar atención a conmemoraciones o mitos fundacionales es que en la historia política del México contemporáneo, tanto en el ámbito rural como en el urbano, seguimos careciendo, no sólo de distancia crítica, sino también de enfoques revisionistas innovadores. En ese sentido, todas las ausencias en el libro parecen justificadas. Quizá la falta más evidente, anotada por los propios compiladores, es la de un texto sobre la lucha feminista. Sin embargo, el libro se presenta justamente como un inicio y lanza el reto de repensar y reescribir la historia contemporánea de México incluyendo a todos los actores, los espacios y los tiempos que el movimiento estudiantil de 1968 había opacado.

REFERENCIAS

Louise E. Walker, Waking from the Dream. Mexico’s Middle Classes after 1968, Stanford, Stanford University Press, 2013, p. 12. [ Links ]

Paul Gilligham y Benjamin T. Smith, Dictablanda. Politics, Work, and Culture in Mexico, 1938-1968, Durham/Londres, Duke University Press, 2014. [ Links ]

Eric Zolov, “Introduction: Latin America in the Global Sixties”, The Americas, v. 70, n. 3, enero 2014, p. 349-362. [ Links ]

Mary Kay Vaughan, Portrait of a Young Painter: Pepe Zúñiga and Mexico City’s Rebel Generation, Durham/Londres, Duke University Press, 2015. [ Links ]

Wil G. Pansters, “Zones of State-Making: Violence, Coercion, and Hegemony in Twentieth-Century Mexico”, en Wil G. Pansters (ed.), Violence, Coercion, and State-Making in Twentieth-Century Mexico: The Other Half of the Centaur, Stanford, Stanford University Press, 2012, p. 3-42. [ Links ]

Tanalís Padilla, Rural Resistance in the Land of Zapata: the Jaramillista Movement and the Myth of the Pax-Priísta, 1940-1962, Durham, Duke University Press, 2009. [ Links ]

Creative Commons License Este es un artículo publicado en acceso abierto bajo una licencia Creative Commons