SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
 número39Patricio Hidalgo Nuchera, Entre Castro del Río y México. Correspondencia privada de Diego de la Cueva y su hermano Juan, emigrante en Indias (1601-1641)Claudia Agostoni, Curar, sanar y educar. Enfermedad y sociedad en México, siglos XIX y XX índice de autoresíndice de assuntospesquisa de artigos
Home Pagelista alfabética de periódicos  

Serviços Personalizados

Journal

Artigo

Indicadores

Links relacionados

  • Não possue artigos similaresSimilares em SciELO

Compartilhar


Estudios de historia moderna y contemporánea de México

versão impressa ISSN 0185-2620

Estud. hist. mod. contemp. Mex  no.39 Ciudad de México Jan./Jun. 2010

 

Reseñas bibliográficas

 

Octavio Herrera, El Noreste cartográfico. Configuración histórica de una región

 

Ana Lilia Nieto Camacho*

 

Monterrey (Nuevo León), Gobierno del Estado de Nuevo León, 2008, 391 p.

 

* El Colegio de la Frontera Norte

 

El primer acercamiento que el lector tiene con esta obra es desde el punto de vista del objeto: es un libro de gran formato, en papel couché e ilustrado con hermosos mapas antiguos que invitan a observarse con detenimiento. Tras hojear el libro y ver los mapas uno no puede menos que considerar el esfuerzo que supuso reunir ese material y preparar un trabajo de este tipo, en el que el valor de la información que contiene puede apreciarse en toda su magnitud por la calidad de la edición. Pero esta obra tiene objetivos explícitos, pues a partir de esa cartografía el autor desea "proporcionar una narración visual" de la conformación del Noreste de México. Para esto, la cartografía se acompañó de un largo ensayo sobre la historia del Noreste, que parte del descubrimiento de América y concluye con el siglo XX.

El ensayo se elaboró principalmente a partir de la historia política y económica, y pone especial atención en la colonización, el poblamiento y la demarcación jurisdiccional del territorio. Así, la narración sigue los acontecimientos más trascendentes para la región en orden cronológico y en él pueden distinguirse cuatro grandes segmentos. El primero, en que se da cuenta del proceso de exploración y colonización, se enumeran con detalle los proyectos fallidos de colonización, los pueblos fundados y la construcción de caminos que va dando una idea del proceso de "establecimiento del septentrión". En el segundo, que corresponde al periodo nacional hasta la guerra contra la intervención francesa, se da prioridad a la narración de acontecimientos políticos, aunque se sigue señalando la organización y reorganización espacial del territorio. Se elaboró además, un recuento detallado del movimiento de independencia de Texas y de la guerra México–Estados Unidos. En el tercero, que abarca los años del Porfiriato, la narración de los hechos políticos se abandona casi por completo y el estudio se concentra en el desarrollo económico que vivió la región a partir de la construcción de los ferrocarriles, del cultivo del algodón y de la explotación de minerales. Se consideran con detenimiento los problemas de límites que surgieron entre Coahuila, Tamaulipas y Nuevo León, cuando éste buscó una colindancia directa con el río Bravo. El cuarto cierra con una crónica del desarrollo urbano de Monterrey.

El ensayo sigue las interpretaciones recientes de la historia de los estados que forman en la actualidad el Noreste de México con la particularidad de que se incluye a Texas como parte de la región. Para la delimitación del Noreste, el autor decidió tomar a la geografía como criterio principal, y no profundiza en el análisis de otros elementos que permitirían la regionalización del Noreste, aspecto que además sigue siendo un tema de discusión teórica y metodológica entre los especialistas en estudios regionales. No obstante, a lo largo del texto se observa que un criterio aún más importante que el geográfico, aunque no hecho explícito, es el económico, pues es a partir de este eje que se comprende la inclusión de Texas como un miembro de propio derecho en la obra. Sin duda al ocuparse de Tamaulipas, Nuevo León y Coahuila es necesario referirse frecuentemente a Texas. Ese territorio no sólo estuvo ligado a Coahuila desde el proceso de colonización, con la que formó después una unidad política durante la época independiente, sino porque los vínculos comerciales entre Texas y el Noreste fueron incrementándose en volumen e intensidad a lo largo del siglo XIX. La particularidad radica en que Texas tiene, en el recuento de la "conformación" del Noreste, la misma jerarquía que los estados mexicanos y su historia se sigue con el mismo detalle con que se narra la de los tres miembros tradicionales de la región. El capítulo VII, titulado "Integración finisecular del noreste y Texas" —en el que se sigue la intensificación de los vínculos económicos transfronterizos a partir de la construcción de las vías férreas—, lleva incluso a pensar que es justo la relación con Texas la que termina de dar forma a la región. De este modo, los ferrocarriles que se planearon para unir centros productivos y comerciales mexicanos con aquella entidad estadounidense permitieron el crecimiento de importantes ciudades como Torreón y el intercambio de bienes entre los estados fronterizos. Así, el autor parece adherirse al planteamiento de que el noreste de México y Texas han establecido vínculos económicos tan estrechos que forman una macrorregión o región transfronteriza que está en posibilidad de alcanzar aún una mayor integración económica. Por otra parte, el énfasis en la integración restó peso a un aspecto importante del tema: los "conflictos fronterizos" de la década de 1870. Al enunciar las causas de las disputas, una consideración amplia sobre por qué "alcanzaron su clímax, para enseguida desvanecerse" durante el último tercio del siglo XIX, permitiría reflexionar sobre el hecho de que la relación entre Texas y el noreste también es una relación binacional no exenta de dificultades y contradicciones.

Al hacer del otro eje de la narración a la historia política y administrativa, se evidencia lo complejo que es tratar al noreste como región. El autor tuvo que considerar la fundación de cada provincia por separado y posteriormente el desarrollo político de cada estado de forma independiente, pues la dinámica urbana y política entre ellos es desigual. La dificultad se hace todavía más patente cuando es necesario tratar la formación de subregiones como la Comarca Lagunera o el eje comercial establecido entre Tampico y San Luis Potosí, que incluso llevó a Tampico a tratar de ser capital de un nuevo estado de la federación mexicana. Tal como esos casos muestran, la región puede fragmentarse, lo que da pie a la reflexión sobre los criterios pertinentes para establecer los límites de un espacio regional. Aunque el tema de las tentativas internas de secesión se aborda con amplitud, hay un asunto que se menciona pero sobre el que sería necesario profundizar por la importancia que tiene para la historia del Noreste. El autor afirma que la anexión del norte de Tamaulipas a Nuevo León "habría evitado la posterior simbiosis forzada de Coahuila y Nuevo León", por lo que cabría explorar la relación entre ambos acontecimientos, pues el intento fallido de Santiago Vidaurri por transformar al noreste en una unidad política es uno de los grandes tópicos de la historia nordestina del siglo XIX.

Esta visión general de la historia del noreste permite observar lo difícil que fue la colonización y el poblamiento, tanto por las rencillas personales entre los encargados de llevarla a cabo como por la forma en que se tomaban las decisiones dentro del gobierno imperial español. El contar con la reseña del poblamiento de las tres provincias novohispanas de forma paralela hace posible comprender que el mundo indígena fue parte fundamental de la construcción del Noreste. Por una parte se libró una lucha enconada contra los indios belicosos desde la época colonial y este enfrentamiento constante se convirtió en elemento importante de la política y aún de la identidad del ser fronterizo; pero los indios también participaron activamente en el esfuerzo de colonización y se hace mención de aquellos grupos locales que aceptaron congregarse en las misiones, de los tlaxcaltecas que participaron en la fundación de poblaciones en lo que sería la provincia de Coahuila y la de los indios olives, diestros guerreros que formaron el pueblo de Tamaholipa y resistieron los embates de otros grupos indios. Una vez que esta visión de conjunto ha permitido distinguir más claramente la importancia del elemento indígena en la formación del noreste, se extraña una mayor atención al significado de la guerra que se desarrolló entre nómadas y sedentarios, dado que el estudio muestra que la lucha contra los indios hostiles fue definitoria para el Noreste, tanto en términos económicos como sociales. A pesar de que existe un apartado titulado "Naciones indias y disputa por el espacio" en el que se habla de las migraciones de los indios de las praderas norteamericanas en busca del bisonte, un análisis más detallado sobre las implicaciones y los alcances culturales de esa lucha por el espacio permitiría integrar a los indios como sujetos de la historia del Noreste.

Si bien el ensayo es una parte sustancial del libro —encargada de mostrar que el noreste es una región—, la esencia de la obra es la cartografía. Es la gran colección de mapas sobre Coahuila, Nuevo León, Tamaulipas y Texas lo que confiere al libro un valor especial. El objetivo de la cartografía es proporcionar "una narración visual de los hechos a los que estuvieran ligados en su origen"; así, se nos presenta un maravilloso mapa de América que data de 1550 o los mapas que acompañan el apartado sobre la guerra México–Estados Unidos, la mayor parte de ellos contemporáneos del conflicto. Sin embargo, este criterio no siempre se sigue y en realidad los mapas se seleccionaron y se insertaron en la obra de acuerdo con criterios temáticos, pues en ocasiones los mapas son de fechas muy posteriores a la época que se trata en el ensayo. Esta diferencia en la cronología se subsana con cédulas que proveen de información que permite relacionar los mapas con los temas y la época que se busca ilustrar, lo que las convierte en complementos del texto principal. Los mapas se pueden ver y comprender muy bien tan sólo a partir de las cédulas y el texto podría prescindir de muchos de los mapas.

Por otra parte, se echan de menos algunos mapas, sobre todo porque sabemos de su importancia a partir de que en el texto principal se les menciona y hasta se les describe. Sobre este punto se hace necesaria una nota del autor que informe sobre la razón por la que ese material no se encuentra, sobre todo porque se aprecia el gran esfuerzo que se realizó para localizar los mapas en distintos archivos y bibliotecas tanto nacionales como extranjeros, pero queda la duda sobre si no fue posible reproducirlos, no se localizaron o si sólo se sabe de ellos por referencias bibliográficas. Aunque en la obra se aprecia una buena relación entre el texto y las imágenes, en el capítulo 1, dedicado a la época de la exploración del continente americano, se privilegiaron los mapas de fechas posteriores, del siglo XVIII e incluso del siglo XIX; no obstante ser espléndidos en sí mismos, no muestran el avance del conocimiento en cuanto a la geografía del continente, del golfo y el noreste, y la importancia de la época de la exploración. El apartado titulado "El litoral norestense en la era de la cartografía renacentista" sólo incluye dos ejemplos de una época que además fue pródiga en cartografía, tal como lo muestra el autor al hablar de autores e impresores destacados. Por otra parte, en este capítulo se encuentra también uno de los mapas más interesantes de la colección: el elaborado por Benjamín Franklin y Timothy Folger sobre la corriente del golfo de México.

A lo largo del libro aparecen bellos mapas de América en su conjunto y de América del Norte de distintas épocas y, aunque no en orden cronológico, es posible observar la evolución de la cartografía del siglo XVII al XIX y apreciar el valor político que se les dio a los mapas como medios de justificación de reclamos y resolución de disputas en la época de las luchas imperiales y durante el auge del expansionismo norteamericano. Así, encontramos representaciones de América en las que el territorio de la Luisiana se extendía hasta el río Bravo, elaboradas por cartógrafos franceses.

En general, los mapas se relacionan con temas clave de la narración, como las poblaciones más importantes de una entidad, lo que da por resultado una serie de mapas sobre Monclova, Saltillo y Parras para el caso de Coahuila o de Matamoros, Laredo y Ciudad Victoria para el caso de Tamaulipas, en los que se muestra su desarrollo urbano. La colección más extensa es la dedicada a la ciudad de Monterrey, pues al desarrollo de esta urbe se le dedicó un capítulo y se ilustró con 36 mapas y planos relativos. Aunque hay mapas del noreste en su conjunto que datan de la época colonial, la mayor parte de la cartografía que se reproduce ilustra puntos específicos como la desembocadura del río Sabinas, el litoral del Seno Mexicano, el delta del río Bravo e incluso de algunos latifundios, como el del marquesado de Aguayo. Al ser Texas una parte del ensayo, también se han recogido mapas sobre esa entidad. Aunque se incluyen diversos mapas de Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas, destacan las cartas generales de los estados elaboradas por la Comisión Geográfico–Exploradora que tenía como fin precisar los límites estatales y así evitar las disputas territoriales a finales del siglo XIX y principios del XX, época en que se pone fin a este recuento histórico y cartográfico.

El autor afirma que "con [la] publicación de esta obra culmina uno de los más caros anhelos profesionales" y sin duda no sólo logró su objetivo, sino que también creó un trabajo de síntesis histórica útil y novedosa al presentarnos el desarrollo político y económico de cuatro estados de forma paralela. Este ensayo permite comprender cómo el desarrollo político y económico particular de los estados impidió que se concretara la unión política del noreste, por las particularidades que se generaron desde el momento mismo de la colonización y el poblamiento, así como por la determinación de las elites locales de preservar su espacio de influencia y autonomía. Pero al mismo tiempo, presenta el lento desarrollo de los vínculos que les han conferido intereses comunes. El trabajo ha mostrado lo compleja que ha sido la configuración del Noreste y la decisión misma de tratar a la región incluyendo Texas, lo convierte en una referencia importante dentro de la historiografía sobre el norte de México. Sin duda la cartografía es el elemento más atrayente de la obra, la que atrapa la atención y lleva a la lectura del ensayo; es la belleza de los mapas y la riqueza de la colección que se reunió, la que convierte a esta obra en un libro memorable.

Creative Commons License Todo o conteúdo deste periódico, exceto onde está identificado, está licenciado sob uma Licença Creative Commons