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Estudios de historia moderna y contemporánea de México

versión impresa ISSN 0185-2620

Estud. hist. mod. contemp. Mex  no.39 Ciudad de México ene./jun. 2010

 

Reseñas bibliográficas

 

Patricio Hidalgo Nuchera, Entre Castro del Río y México. Correspondencia privada de Diego de la Cueva y su hermano Juan, emigrante en Indias (1601–1641)

 

Diana Arauz Mercado

 

Córdoba, Universidad de Córdoba, Servicio de Publicaciones, 2006, 290 p.

 

A través de la serie Estudios de Historia Moderna, colección Documental 2, Patricio Hidalgo Nuchera, profesor titular del área de Historia de América en la universidad autónoma de Madrid, con más de 18 obras en su haber (entre otras, ediciones críticas de textos históricos, fuentes para la historia de América y Filipinas e interesantes estudios particulares de la ciudad de córdoba en el antiguo Régimen), se centra esta vez en el siglo XVII mexicano mediante la búsqueda y exploración de un corpus epistolar privado que nos deja entrever los avatares de los hermanos diego y Juan de la cueva en compañía de su conjunto familiar más algunos otros allegados y amigos, quienes sintieron, vivieron y dejaron testimonio escrito de una especial atracción en su exploración particular del Nuevo Mundo.

Al comienzo mismo de la obra se resalta la importancia de los nuevos modelos historiográficos generados a partir del siglo XX, en el sentido de abrir otras temáticas y fuentes de investigación dentro de las disciplinas académicas. En el caso que nos ocupa, destacan los epistolarios privados como puente que conduce al conocimiento de la mentalidad de los españoles que cruzaron el atlántico en su calidad de emigrantes, aventureros, comerciantes, etcétera, proporcionando diferentes tipos de noticias pero sin dejar de expresar sus sentimientos o anhelos. a diferencia de los epistolarios oficiales, los privados son definidos por el autor como "aquellos que recogen las cartas escritas por personas particulares con un fin privado, no para cumplir una formalidad legal o dejar testimonios de sí a los contemporáneos".

Es decir, a pesar de que durante la primera mitad del siglo XVII nos encontramos ante una época en que la emigración a Indias fue abundante al igual que los testimonios escritos de viajeros a través de su correspondencia, Hidalgo Nuchera no se limita a estudiar y transcribir las 47 cartas cruzadas –conservadas en el Archivo Histórico Provincial de Córdoba– de los protagonistas de su obra, sino que nos abre ampliamente el abanico de acontecimientos y circunstancias que caracterizaron los años de intercambio epistolar (1601–1641), aportando entre otros, algunas semblanzas biográficas de personajes relevantes en la vida pública pertenecientes a ambos continentes, testimonios literarios y diversas fuentes bibliográficas, ampliadas en generosas y eruditas notas a pie de página.

En este orden de ideas, el libro está estructurado en cinco partes que inician con un amplio estudio en el cual se ubica la procedencia de las cartas, documentación notarial perteneciente a Diego de la Cueva Navas y Jurado, pariente de los hermanos de la Cueva y escribano público de la localidad cordobesa de Castro del Río. Dentro del análisis de correspondencia aportada en 40 años de relación epistolar, se mencionan tanto la enorme satisfacción de las noticias recibidas –propias y ajenas– como los pormenores relacionados con la vida cotidiana en cuanto a fortunas y pesares de los protagonistas; el anhelo de retornar enriquecido a la patria; se pide ayuda para quienes partirán a las Indias; se comentan los periodos de incomunicación entre Diego y Juan sin dejar de tener presentes las noticias verbales recibidas de amigos y viajeros que cruzaban el Atlántico; la previsión de aquéllos en realizar copias de sus cartas por la sospecha de posibles pérdidas de las mismas, y en otras ocasiones, el lamento por la misiva nunca recibida, la expresión del reclamo por no haber escrito, o simplemente, informaciones puntuales del envío de documentos, pago o cobros de dineros varios.

Destacan de igual modo en las epístolas, sucesos acontecidos de la vida de los hermanos en ambos lados del continente y que éstos relacionan con su puño y letra: captura o pérdida de flotas en la Nueva España, naufragios de navíos, etcétera, de la mano de explicaciones detalladas de nuestro autor sobre las formalidades que acompañaban las cartas y las formas y vías como se realizaba el traslado de la correspondencia durante la primera mitad del siglo XVII, segmento que se desarrolla en el estudio Las comunicaciones postales en España y las Indias, complementándose con los periplos que Juan de la Cueva vivió en su desembarco en la Nueva Veracruz, en la comisión de servicios prestados en Tabasco o en su reclusión voluntaria a la Orden de los Dominicos en 1624.

La segunda parte del libro –respetando la grafía pero modernizando los signos de puntuación y acentuación para comodidad del lector– está dedicada a la transcripción de los documentos encontrados en el Archivo Histórico ya mencionado. Como lo expresa el mismo Hidalgo Nuchera, "Sencillamente, son cartas humanas", y eso es para fortuna de todos, lo que da vida y significado tanto al corpus transcrito como a la obra del autor. He aquí unos cuantos renglones del día a día de dos hombres del Nuevo Mundo, en pleno siglo XVII: "tenemos muy buena gana de comer. Y aunque nos agravó el mal la nueba de la muerte de nuestra madre, considerando que son cosas de la mano de Dios nos animamos"; "Vmd se sirva de avisarme si a rezevido mis cartas y el poder o no, porque si las ha reszebido a sido mucho descuido no avisarme dello porque no ay dificultad en escrevir una carta y ponella en casa del correo en Córdova sobreescrita a mí, que todos los lunes acudo al correo con deseo de hallar una carta de Vmd"; "De la buena nueva de Martín Lorenzo de Yllescas me huelgo mucho, que aquí estubo conmigo y me pareció mui bonito y cuerdo, como ya se lo escreví a Vm."; "y lo que más estimo es que, estando Vmd. tan apretado como me significa, se animase a haçerme limosna con tal liberal y larga mano como lo hiço".

En cuanto a las fuentes y la bibliografía aportadas en la tercera parte de la obra, vale la pena resaltar las manuscritas (Archivo Histórico Provincial de Córdoba, Archivo General de Indias en Sevilla, Archivo General de Simancas en Valladolid, Archivo de la Provincia de Santiago de México –Orden de Predicadores, Querétaro, México– y Archivum Generale Ordinis Praedicatorum, Roma), las impresas (legislación y jurisprudencia que incluyen cedularios y recopilaciones de Leyes) y finalmente, las cartográficas (mapas, panorámicas, dibujos y planos de los siglos XVI a XVIII), confirmando una vez más la solidez y larga trayectoria de Hidalgo Nuchera en su carrera docente y de investigación, especialmente en temáticas relacionadas con la historia de América.

Al cierre de la publicación, se incluyen cuatro anexos de títulos y actas que completan la semblanza biográfica de Juan de la Cueva, aportando igualmente una cronología que abarca desde 1581 hasta 1646. En la quinta y última parte, se nos ofrecen interesantes índices de cartas, documentos y láminas más otro par de exhaustivos índices: antroponímico y toponímico, los cuales constituyen una acertada guía tanto para los lectores en general, como para quienes necesiten adentrarse en temáticas más especializadas, sin olvidarnos claro está, de las excelentes aportaciones bibliográficas en torno a la emigración española a América y las relaciones epistolares entre el Viejo y el Nuevo Mundo, incluidas a lo largo de la obra. En conclusión, Entre Castro del Río y México. Correspondencia privada de Diego de la Cueva y su hermano Juan, emigrante en Indias (1601–1641) es un libro de lectura asequible, ágil y amena que ofrece una complicidad abiertamente anunciada, pues destaca la versatilidad de quien lo escribe para adentrarnos en su epistolario, conforme se avanza en el estudio y la lectura cruzada de las misivas entre los hermanos.

Le damos pues la bienvenida a esta deliciosa obra desde el otro lado del Atlántico, en unos tiempos en que desafortunadamente el género epistolar se perfila como otra de nuestras omisiones cotidianas del siglo XXI ante la irreverente preferencia por las nuevas tecnologías o la última moda en comunicación digital, modernidades estas que nos alejan cada vez más de los placeres infinitos de la escritura con pluma, papel y sobre cerrado, o de la ilusión de quien espera pacientemente oír el timbre de su puerta para recibir en sus propias manos una carta.

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