Los primeros años de la relación entre México y los Estados Unidos, los que corren de 1822 a 1848, fueron, a la vez, tiempos decisivos en la conformación de sus Estados nacionales. México, no obstante su vasto territorio y los amplios recursos mineros con los que contaba, encaró el problema de hacerse de un lugar en el concierto internacional; asimismo enfrentó presiones externas, graves dificultades económicas y demográficas, así como turbulencias sociales, tan serias como los escollos para construir instituciones políticas que congregaran y articulasen sus distintas regiones Su vulnerabilidad -resultado en parte de la pertinaz oposición entre autoridades locales, regionales y nacionales- se evidenció en momentos críticos para la salvaguarda de la integridad territorial y la soberanía: durante la independencia texana, frente a los proyectos de crecimiento comercial de Inglaterra y Francia y, de manera particular, en la guerra con el vecino del norte La conflagración puso a prueba aspectos tan primordiales como la capacidad de super vivencia del Estado mexicano o el sistema federal y fue vista por muchos como la evidencia de que se requería un gobierno central mucho más fuerte A pesar del inventario de adversidades, de la precaria condición de las instituciones, de los embates a la unidad de la federación derivados de planes autonomistas o secesionistas -atizados, algunos, allende el Bravo-, la unión de la joven república resistió un desastre mayor
Los Estados Unidos también luchaban por consolidarse como nación Atravesaban por cambios democráticos relevantes aunque paradójicos pues, de manera simultánea al establecimiento del su fragio universal masculino, se instauró en el Sur el "imperio del algodón", basado en la esclavitud, y sus tierras, en buena medida, crecieron a costa de las de los indios Pasaron por la llamada "revolución del mercado", acompañada de una expansión considerable de la red de comunicaciones fluviales y férreas, del crecimiento del crédito y los recursos financieros, del establecimiento de un orden en la banca y, a mediano plazo, del desmantelamiento del sistema artesanal. Asimismo, experimentaron un crecimiento territorial extraordinario que alentó el nacionalismo Era un nacionalismo fundado en la idea de la predestinación divina y de misión del pueblo norteamericano, en la certeza de que el joven país era un experimento nuevo, sagrado y con instituciones políticas perfectas, cuya esencia es la libertad, la democracia y el republicanismo Sin embargo, la división regional -presente y creciente- entre el Sur, el Norte y el emergente Oeste, así como la alianza entre los dos últimos que amenazaba la unidad El impacto de la inmigración en la demografía y la desigual distribución de la población en las regiones se proyectaron en un nuevo equilibrio de la representación política en el Congreso, desfavorable para el Sur El ajuste tuvo su correspondiente expresión en la arena parlamentaria De manera concomitante, todos los asuntos que comenzaron a enfrentar a sureños con norteños y con la gente del Oeste, a demócratas con whigs y a esclavistas con antiesclavistas se convirtieron en temas de disputa en el Capitolio Entre estos asuntos se encontraba el expansionismo -territorial o comercial- y la política hacia México . Así, las claras y crecientes diferencias regionales, la existencia de dos proyectos que, hacia esos años, comenzaron a mostrarse excluyentes, provocaron tensiones que anunciaban la secesión que, finalmente, sobrevino.
En cuanto al vínculo bilateral, el periodo que corre de 1822 a 1848 fue el tiempo en que los dos países transitaron de la contigüidad territorial a la vecindad, la cual sería determinante para ambos, más para México que para la Unión Americana. A mediano plazo, vecindad y relación definieron la percepción mexicana del mundo, siendo la primera, a decir de Paolo Riguzzi, un elemento constitutivo y, puede agregarse, definitorio del nexo Se inició en ese tiempo, en la franja fronteriza del nororiente mexicano, una interrelación y una interacción que supusieron tanto colaboración como conflicto Los cambios demográficos, el crecimiento o "decrecimiento" de las economías, así como la expansión o mengua territorial, resultado de enfrentamientos bélicos, fueron los factores más visibles de la etapa La guerra que enfrentó a estadounidenses y mexicanos, con claros antecedentes en la revolución texana, fue el hecho de mayor importancia en el contacto sostenido hasta ese momento y marcó su geografía, su conciencia nacional y su futuro Constituyó la antesala de la definición del proyecto político de México y del socioeconómico de los Estados Unidos Es pues posible reiterar que esos años (1822-1848) fueron cruciales para la conformación del Estado mexicano y del norteamericano, así como para su definición, y que la relación entre los dos países en dicho lapso gravitó enormemente en ambos; de ahí la relevancia de su estudio .
Las historiografías de México y Estados Unidos analizaron, a partir de la década de los treinta del siglo XX y a lo largo de muchos decenios, la época temprana de la relación bilateral tanto en obras de carácter general como en un buen número de estudios monográficos El interés ha persistido En los últimos lustros, las investigaciones en torno al tema representan un porcentaje significativo del total de publicaciones sobre la historia de dos siglos de relación mexicano-norteamericana
El propósito de este trabajo es revisar la literatura reciente en torno a la cuestión y detectar cuáles son sus aspectos más innovadores, cuáles son las preguntas que busca responder y a través de qué métodos, qué recursos inéditos emplea y qué temas aborda.
Con el fin de ponderar los aspectos más frescos y novedosos de la historiografía actual y de contrastarla con los trabajos elaboradas en los primeros tiempos de la historia diplomática, se ha lanzado una mirada a algunas de las obras generales de esta última, buscando delinear sus características principales Esta revisión no pretende ser exhaustiva ni tampoco hacer el análisis de dicha bibliografía sino repasar los rasgos comunes de esos trabajos Por su parte, el examen de la producción de los tres últimos decenios se ha hecho con base en un censo que cuenta con alrededor de 2 700 fichas de libros, artículos, capítulos en libros y tesis doctorales producidos entre 1974 y 2005 Con este ejercicio se ha buscado contrastar la vieja producción con la de más reciente factura y advertir los elementos permanentes y aquellos novedosos que ofrece esta última.
Viejos y nuevos enfoques sobre un periodo crítico
Al repasar la producción de la historiografía diplomática sobre la relación entre México y los Estados Unidos de 1822 a 1848, generada a partir de la segunda década del siglo XX y hasta 1974, es posible advertir que un buen número de las obras generales constituye trabajos de señalada erudición y se basan en una revisión exhaustiva de fuentes diplomáticas Tales son los casos de:
George Lockhart Rives, The United States and Mexico 1821-1848. A history of the relations between the two countries from the Independence of Mexico to the close of the war with the United States, New York, Charles Scribner's Sons, 1913.
J. Fred Rippy, The United States and Mexico, New York, F. S . Crofts and Company, 1926.
James Morton Callahan, American foreign policy in Mexican relations, New York, The Macmillan Company, 1932.
Samuel Flagg Bemis, La diplomacia de los Estados Unidos en América Latina, México, Fondo de Cultura Económica, 1944.
Toribio Esquivel Obregón, Apuntes para la historia del derecho en México, México, Antigua Librería Robredo, 1947.
Alberto María Carreño, La diplomacia extraordinaria entre México y Estados Unidos 1789-1947, México, Jus, 1951.
Howard Cline, The United States and Mexico, Cambridge (Massachusetts), Harvard University Press, 1958.
Carlos Bosch García, Historia de las relaciones entre México y Los Estados Unidos, 1819-1848, México, Universidad Nacional Autónoma de México, Escuela Nacional de Ciencias Políticas y Sociales, 1961.
Luis G . Zorrilla, Historia de las relaciones entre México y los Estados Unidos de América, 1800-1958, 2 v. , México, Porrúa, 1965.
David M. Pletcher, The diplomacy of annexation: Texas, Oregon and the Mexican war, Columbia, University of Missouri, 1973.
Karl M. Schmitt, Mexico and the United States 1821-1973: conflict and coexistence, New York, John Wiley and Sons Incorporated, 1974.
Algunos de estos autores, principalmente los norteamericanos, privilegian el examen de los documentos estadounidenses dejando al margen los mexicanos. Aluden a la situación doméstica, al alcance de los asuntos internacionales y a la influencia de factores tales como los intereses hegemónicos y los geopolíticos en las relaciones internacionales A pesar del desequilibrio en la consulta documental, la revisión de fuentes primarias de calidad, la coherencia interna de la estructura del texto y su capacidad explicativa dan como resultado obras de buena factura Centran su atención en temas como el reconocimiento de México como país independiente (aun cuando algunas se remontan a los conflictos entre España y la Unión Americana), las reclamaciones del gobierno estadounidense a México, el caso texano y la guerra del Cuarenta y Siete En sus páginas se vincula la política doméstica con la exterior y se considera el contexto internacional Los actores de estas historias son los gobiernos nacionales, vistos -con frecuencia- como cuerpos monolíticos.
En la mayor parte de estas historias, el tono nacionalista predomina Los autores mexicanos exaltan la ambición y la codicia del país vecino del norte, mientras los estadounidenses subrayan la anarquía crónica y el descuido en que se encontraba la nación del sur A pesar de que un buen número de estos trabajos lo apunta y reconoce su peso, no profundiza en el estudio de empresarios, agiotistas y financieros en el vínculo ni en la relación entre los especuladores y la elite política tanto estadounidense como mexicana No otorgan mayor peso a la interacción que tiene lugar entre las dos sociedades al margen del Estado.
La producción citada, cabe reiterar, no hace énfasis en el estudio de la relación entre las dos sociedades; más bien se concentra en el vínculo entre los actores gubernamentales Eclipsa a la sociedad en aras de exaltar el papel estatal, dejando a un lado el desempeño de grupos (comerciantes, inversionistas, especuladores, ganaderos) y de las comunidades regionales (en particular los fronterizos que comparten y conviven en cuestiones tales como el abigeato, las incursiones de indios belicosos, el contrabando, las expediciones filibusteras, las rebeliones federalistas, etcétera) Son obras que responden a los imperativos y a las interrogantes de su momento y tienen, como se ha señalado, un marcado carácter nacionalista La sociedad está ausente de esta historia; el Estado, omnipresente.
Esos viejos enfoques, que pueden parecer hoy día explicaciones limitadas e incompletas de las relaciones internacionales, respondieron a las dudas planteadas en el momento en que fueron escritas En la actualidad, nuestras interrogantes derivan de un entorno distinto: la globalización y la aparición de la "aldea mundial", los cambios en la concepción y la realidad del Estado-nación así como la consolidación de las unidades multinacionales Este último fenómeno coincide con el fortalecimiento de las identidades subnacionales, la creciente importancia de la "sociedad civil" y el desencanto generalizado ante los actores políticos tradicionales -como los partidos y el Congreso-; para el caso de México, en particular: el declive del Partido Revolucionario Institucional y el "nacionalismo revolucionario" impulsado por él; el extraordinario crecimiento de la migración de mexicanos al país vecino del norte, la importancia de las remesas en la economía y los efectos del narcotráfico en la vida cotidiana de sectores cada vez más amplios de ambas sociedades Estos factores, entre otros, exigen multiplicar las preguntas y los esfuerzos para darles satisfacción . Si las respuestas de la "vieja historia diplomática" resultan hoy insuficientes es por la historicidad, por el carácter cambiante y la mudable importancia de los actores que toman parte en las relaciones internacionales.
En consecuencia, debemos preguntarnos si la historiografía contemporánea está en posición de contestar los cuestionamientos actuales, entre los cuales cabe plantear el papel jugado por las regiones, la interacción entre las sociedades y no sólo entre los gobiernos, la divergencia entre las autoridades locales, regionales y nacionales, por mencionar sólo algunos Tal como se anunció páginas arriba, procede ahora revisar qué se ha producido en torno a la relación entre los Estados Unidos y su vecino del sur en los últimos treinta años Para ello, se ha echado mano de la base de datos Dos siglos de relaciones México-Estados Unidos. Guía bibliohemerográfica, 1974-2005, cuyos registros incluyen materiales especializados de índole académica Estas obras, de autores mexicanos y estadounidenses, principalmente, se encuentran en bibliotecas y bases de datos de México y la Unión Americana La base, sin ser exhaustiva, pretende ser el padrón más completo posible de los trabajos académicos sobre la temática, editados en los tres últimos decenios.
Con base en la revisión de estos materiales, se han podido establecer los grandes rubros temáticos del periodo Asimismo, ha sido posible detectar nuevos enfoques sobre viejos temas; fuentes novedosas; líneas de investigación originales; temas ausentes o escasamente representados en la bibliografía generada con anterioridad, así como la persistencia de una producción historiográfica apegada a los esquemas tradicionales.
Una mirada impresionista a la historiografía de la relación mexicano-norteamericana. De las líneas de investigación, los temas, las fuentes y los recursos
Los temas que dominan la producción histórica de la relación binacional entre 1822 y 1848 son la guerra entre México y los Estados Unidos y la "cuestión texana". Ésta contempla aspectos como la etapa española de la provincia; la colonización; las concesiones y el negocio especulativo a que éstas dieron lugar; la revolución o independencia; la batalla de El Álamo, como fenómeno histórico y como mito, así como la conexión entre la rebelión texana y la guerra del Cuarenta y Siete y la revolución de Texas, como antecedente de la Guerra Civil. Muchos de los trabajos desentrañan un hilo conductor entre la independencia texana y la guerra mexicano-norteamericana e incluso los conflictos con los indios belicosos Un número menor rastrea la relación entre la guerra contra los ingleses y la mexicano-norteamericana.
Si bien son escasos, resaltan los esfuerzos por recuperar las expresiones que -a través de la prensa, los discursos y las resoluciones y a contracorriente del sentir de la mayoría- manifestaron la oposición a la expansión norteamericana hacia diversas partes del globo: Cuba, islas Sándwich y Hawai, por ejemplo En el caso que nos atañe, la oposición a la guerra contra México.
Nuevas fuentes y recursos para estudiar el vínculo entre mexicanos y norteamericanos
La producción musical, en particular el corrido, es ahora objeto de análisis Se le considera símbolo de resistencia y elemento de identidad nacional y patriotismo entre los mexicanos a partir de la guerra entre México y los Estados Unidos. Con base en las canciones compuestas en el periodo bélico se explora el sentir de los soldados en torno a la conflagración, el romance que, pese a todo, ésta suponía, o la masculinidad de los propios combatientes.
El material fílmico, asimismo, es un insumo valioso para el estudio del tema del racismo y la xenofobia en la experiencia texana, de manera tal que películas como El Alamo (con John Wayne, 1960) son motivo de investigación.
La exploración de la literatura generada durante la contienda del 47 como elemento para desentrañar la identidad y la cultura de los mexicano-americanos constituye una línea original De igual forma, el análisis sobre la heterogénea representación de la revolución de los texanos y de la guerra a través del tiempo en diversos géneros literarios y distintas formas artísticas, así como el estudio del discurso constituyen una línea novedosa.
Valioso es también el examen del espíritu nacionalista y expansionista que se proyecta en obras artísticas como el cuadro The nativity of truth de William Allen Wall De igual manera, mediante el análisis y la confrontación de los lienzos de Carl Nebel con otras fuentes, se estudia su sentido estético e ideológico.
La prensa se valora como un insumo útil e importante para penetrar en temas relativos a Texas y a la invasión norteamericana.
Entre los recursos innovadores que proporcionan una amplia bibliografía sobre el tema de la guerra entre México y los Estados Unidos debe consignarse el sitio The Mexican-American war and the media, 1845-1848: http://www.history.vt.edu/MxAmWar/Bibliographies/bib.htm
Tópicos recurrentes
Es notable el número de artículos que versan sobre el papel de los rangers de Texas tanto en la revolución texana como en la guerra mexicano-norteamericana.
La producción historiográfica mexicana sobre la guerra del Cuarenta y Siete privilegió la publicación de testimonios de la época. Fenómeno análogo y aún más profuso se advierte en la norteamericana, que ha publicado un importante número de diarios, cartas y otros testimonios de la época La mayor parte de ellos son de soldados -regulares o voluntarios- que tomaron parte en la contienda Sus textos son, en ocasiones, crónicas militares que describen batallas, las condiciones en las cuales se hacían los trayectos, cómo se vivía en campaña o la moral de los hombres.
Otras incluyen también la descripción de la vida cotidiana de los soldados estadounidenses en suelo mexicano, las costumbres de sus habitantes y sus fiestas, así como el paisaje. Los testimonios comprenden también escritos de médicos enlistados como voluntarios en las fuerzas estadounidenses Brindan explicaciones del deceso de muchos norteamericanos debido más a enfermedades que a heridas sufridas en la contienda. Se incluyen también en este rubro los diarios de comerciantes que, transitando la ruta de Santa Fe al abrigo del ejército estadounidense, fueron testigos de las acciones militares y de la ocupación más o menos rápida e incruenta con la cual el ejército de Estados Unidos se adueñó del norte de México.
La diferencia más notable en la generación de testimonios de la guerra entre la historiografía norteamericana y la mexicana es que ésta ofrece los textos de sectores ilustrados de la época en tanto que no se cuenta con escritos de soldados o miembros de la milicia, probablemente por la condición de iletrados de muchos de ellos.
El tema de El Álamo resulta inagotable Muchos son los ángulos desde los cuales se le estudia: el militar,41 el de la historia cultural que indaga su calidad de icono norteamericano, cuyos más grandes intérpretes han sido John Wayne y Walt Disney Existe una historiografía copiosa que oscila entre el nacionalismo y la inquietud por desmitificar o desentrañar la verdad atrás de la leyenda de personajes como David Crockett, William Travis. Han comenzado a aparecer los estudios sobre las impresiones de los tejanos -como se denomina a los habitantes de origen mexicano- sobre la batalla de El Álamo desde 1836-1937, con base en reporte militares, cartas, telegramas, memorias y prensa.
También recurrente es el análisis del discurso con el que se ha representado tanto la independencia y la anexión texana como la guerra mexicano-norteamericana.
Nuevas perspectivas del vínculo mexicano-norteamericano
Aportación importante al conocimiento de la guerra entre México y los Estados Unidos hicieron aquellos historiadores que se ocuparon de estudiar el impacto de la conflagración en las entidades federativas. Su trabajo permite advertir con mayor finura y sobre una base firme aspectos tales como que la guerra no afectó de manera homogénea a los distintos estados -cosa obvia si se considera el trayecto seguido por las fuerzas de ocupación-, que muchas entidades vivieron la calamidad de la conflagración como un mal entre tantos, pues solían lidiar con bandoleros, epidemias, incursiones de indios belicosos y otros males peores que la presencia de tropas estadounidenses; o que las reacciones de los pobladores y de los gobiernos locales estuvieron marcadas por los problemas internos de los estados y por los conflictos entre éstos y la federación, lo cual se tradujo en falta de apoyo al gobierno federal para resistir la ocupación .
Paralelamente a la producción de trabajos sobre la reacción de las entidades mexicanas ante la guerra, se hicieron en este periodo estudios sobre la participación de los habitantes de diversos estados de la Unión Americana en la contienda Ahí se describe la posición de quienes apoyaban la conflagración y de quienes se opusieron a ella Como consecuencia, la idea de que los norteamericanos reaccionaron al unísono al llamado de las armas se disuelve para dar paso a una explicación más matizada donde aparecen las voces disidentes de la retórica expansionista de la Casa Blanca .
La historia de género hace una tímida aparición en los temas que atañen a la relación bilateral Algunos estudios examinan el papel de las mujeres anglosajonas en Texas; y su relación con el Destino Manifiesto, el cual fue entendido como elemento de identidad .
Debe subrayarse el esfuerzo por elaborar obras conjuntas de historiadores, tanto mexicanos como norteamericanos Los temas del racismo y la xenofobia, que pocas veces fueron tocados en la historiografía que precedió a estas tres últimas décadas aparecen ahora en algunos artículos.
Las minorías étnicas en la guerra mexicano-norteamericana son, por su parte, un asunto recurrente de la producción hemerográfica estadounidense. En términos cuantitativos, la historia económica está escasamente representada en este periodo Si bien se estudia el tema de la colonización texana, tomando en cuenta el asunto de la especulación de tierras, pocas investigaciones la consideran desde la perspectiva de la economía En cuanto a la historia del movimiento obrero, sólo un estudio se ocupa de la posición de la clase trabajadora estadounidense ante la guerra.
Un buen número de biografías (8) se ocupa de personajes de la guerra entre México y los Estados Unidos: Nicholas P. Trist, Winfield Scott o Zachary Taylor. El tema del destino manifiesto aparece repetidamente en la producción bibliohemerográfica.
Líneas de investigación y géneros
En cuanto a líneas de investigación, encontramos que la historia política es predominante; le sigue en importancia la historia regional y, poco más abajo, la militar y el género de testimonios, los cuales tienen un nivel equiparable La historia cultural y la de la prensa tienen una representación análoga, mientras que la historia de las ideas y la social están escasamente representadas.
De lo anterior es posible inferir que la relación entre México y los Estados Unidos sigue estudiándose de manera principal desde el ángulo político, y considerando que los Estados son los actores centrales de esta historia. Sin embargo, el número de trabajos de historia regional nos indica que los historiadores se percatan ya de que las regiones no siempre convergen ni coinciden con la autoridad central y que fenómenos como la guerra mexicano-norteamericana no puede entenderse sin penetrar en la singularidad de las regiones.
Es conveniente hacer notar el auge de la historia militar en contraste con la ausencia casi total de la diplomática. Los testimonios (cartas, diarios o memorias de voluntarios o miembros del ejército norteamericano que participó en la guerra del Cuarenta y Siete) fueron editados con motivo del sesquicentenario de la conflagración, al igual que un número importante de volúmenes sobre historia regional Sin duda la efeméride dio lugar a la edición de un gran número de trabajos en torno a la guerra.
La historia cultural y la social figuran discretamente en el concierto de la producción historiográfica, pero constituyen acaso un testimonio de la poderosa influencia de la escuela de los Annales que centra su atención en la historia económica y social.
Los testimonios y las biografías, notables en la obra norteamericana, pueden obedecer al temor que provocó la postrada situación de la historia diplomática entre algunos historiadores Su respuesta a este problema fue la innovación, y alertaron sobre la búsqueda de nuevas formas de enfocar los temas y sobre la influencia de la nueva escuela inglesa, la cual "fijó su atención en la gente que hacía la política más que en fuerzas impersonales y estructuras, iluminando de varias maneras el juego interno" entre la gente y su contexto.
Una aproximación cuantitativa a la producción historiográfica
La producción sobre la guerra entre México y los Estados Unidos o guerra del Cuarenta y Siete es marcadamente mayoritaria; le siguen, en términos cuantitativos, los temas texanos, que comprenden desde el periodo español de la comarca, su colonización por angloamericanos y los negocios inmobiliarios especulativos, la independencia o revolución de Texas -como se denomina en la historiografía estadounidense-, la anexión de la nueva república a la Unión Americana, así como la relación de estos dos últimos fenómenos con la guerra mexicano-norteamericana o con la propia Guerra Civil . Muy distantes en términos porcentuales quedan los temas acerca del destino manifiesto (1 . 75%), expansionismo norteamericano (1 .5 %), la ruta comercial de Santa Fe (1. 25%), los filibusteros (0 . 75%) y frontera norte de México (0 . 75%).
Un buen número de trabajos de temas misceláneos aparece en la lista de productos historiográficos, pero cada uno de ellos representa tan sólo el 0 . 25 % del total . Las temáticas que abarcan son: viajeros (1), condición del ejército mexicano (1), Doctrina Monroe (1), México en el contexto de la política exterior (1), partidos políticos en Georgia y antibelicismo (1), México en la agenda de seguridad nacional norteamericana (1), donación de tierras públicas estadounidenses en la posguerra (1), consecuencia de las importaciones hechas por México 1821-1841 (1), análisis de la actitud mexicana de animadversión ante Estados Unidos, 1821-1846 (1), el corrido en la formación de la identidad Nacional en la frontera norte de México desde la guerra del Cuarenta y Siete (1), lucha entre el sistema de valores legales mexicanos y anglos en California entre 1821 y 1846 (1), el fin de la guardia nacional en la posguerra del Cuarenta y Siete (1) y análisis de la trascendencia de los movimientos de independencia de Hispanoamérica en los Estados Unidos (1)
Recapitulaciones
De la revisión de este acervo se desprende que, la nueva producción se preocupa más por estudiar el papel de las regiones y sus singularidades y menos por construir la imagen de naciones unidas, homogéneas y consolidadas Se advierte el hecho de que en el transcurso de eventos de orden nacional, como la guerra mexicano-norteamericana, las reacciones y respuestas fueron múltiples y diversas tanto en el caso mexicano como en el estadounidense Se ilustran las posiciones en favor y en contra del enfrentamiento armado a ambos lados de la frontera y las variadas actitudes de los ciudadanos de los dos países durante la campaña . El resultado es una visión mucho más matizada que distingue regiones, sectores sociales y pequeños grupos de individuos que sostienen posturas contrapuestas ante la conflagración en el seno de las propias sociedades Así, el nacionalismo se atempera No es necesariamente el caso de la literatura sobre la revolución texana, donde se observan todavía obras con un fuerte acento patriótico, que sólo se contrarresta con la producción desmitificadora de episodios y personajes legendarios de esa efeméride .
Un buen filón de la nueva historiografía ha dejado de considerar al Estado como cuerpo monolítico y muestra no sólo sus fisuras sino la variedad de intereses y actores que inciden, si bien con distinto peso específico, en la definición de la política exterior de un país Profundiza, por ejemplo, en los intereses particulares tanto de especuladores inmobiliarios mexicanos como de estadounidenses que se asocian y figuran en el episodio texano .
Expresiones tanto de la llamada alta cultura -diversos géneros literarios o expresiones gráficas como el grabado y la pintura- como de la cultura popular -como el corrido- al igual que las de la nueva cultura de masas, entre ellas la producción cinematográfica, han venido a ampliar el universo de fuentes que documentan la historia de la relación en la etapa 1822-1848. Así, la producción historiográfica de los últimos decenios muestra una mayor preocupación por la vida cotidiana de las sociedades, de la gente común y no sólo de las elites políticas y militares En relación con este punto debe lamentarse el vacío que se observa en cuanto a producción mexicana de diarios y correspondencia Sirva como ejemplo de lo aquí asentado el contraste entre la amplísima lista de diarios de soldados y voluntarios norteamericanos donde se describe su participación en las batallas, su quehacer cotidiano o sus penalidades en los campamentos o los traslados También es notable la disparidad entre las obras de literatura viajera mexicana y norteamericana En ambos casos, el déficit mexicano debe atribuirse al analfabetismo o a la pobre tradición de una cultura escrita entre los grupos populares Pero no todo es original en la moderna historiografía Al igual que las obras tradicionales, la nueva producción historiográfica del periodo 1822-1848 se ocupa de los temas consabidos: la independencia de la provincia texana y de la guerra del Cuarenta y Siete La historia política permanece como el enfoque predominante Sin embargo, los insumos, los recursos y los caminos son, como se ha visto, frescos e iluminadores de las nuevas preocupaciones.