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Estudios de historia moderna y contemporánea de México

versión impresa ISSN 0185-2620

Estud. hist. mod. contemp. Mex  no.30 Ciudad de México jul./dic. 2005

 

Reseñas

José Luis Valdés Ugalde, Estados Unidos: intervención y poder mesiánico. La Guerra Fría en Guatemala, 1954

Brenda Morales Muñoza 

a Facultad de Filosofía y Letras, UNAM, México.

Valdés Ugalde, José Luis. Estados Unidos: intervención y poder mesiánico. La Guerra Fría en Guatemala, 1954. ,, México: Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Jurídicas, Centro de Investigaciones sobre América del Norte, 2004. 405p.


Estados Unidos: intervención y poder mesiánico. La Guerra Fría en Guatemala, 1954 es una mirada desde la interdisciplina a la política exterior de Estados Unidos hacia América Latina durante la Guerra Fría.

El autor hace un recorrido por las raíces históricas y culturales de la política exterior estadounidense y por la historia de las relaciones entre Estados Unidos y América Latina, para posteriormente explorar el caso particular de la intervención en Guatemala cuyo fin fue derrocar al gobierno de Jacobo Árbenz.

Partiendo del concepto de supremacía, se explica la manera en la que Estados Unidos ejerció su poder en América Latina desde el siglo XIX. Su comportamiento político ha estado relacionado con su historia y su cultura, las cuales, a su vez, están directamente relacionadas con su geografía. Su ideología nacional está formada por elementos como el expansionismo, el americanismo, el protestantismo, un sentimiento de superioridad y un orgullo espiritual de ser el pueblo elegido para proteger del mal al resto del mundo. Dichos elementos han marcado la política exterior esta dounidense desde su conformación como país independiente.

Sin embargo, es la intolerancia la característica más sobresaliente de su ideología y su geopolítica. Con la llegada de la Guerra Fría se creyó necesario imponer una contrafuerza para contener la presión soviética en el mundo libre. El terror al comunismo, ideología contraria a todos los valores del americanismo, provocó que cualquier acontecimiento fuera interpretado como un peligro para la seguridad nacional. Se justificó el uso de cualquier medio político o económico para la intromisión en otros países en nombre de los derechos naturales, los cuales argumentan que el más fuerte tiene el derecho de imponer su voluntad a los débiles. Es así como las intervenciones y las operaciones encubiertas se volvieron una herramienta de la política exterior estadounidense.

La relación con América Latina estaba marcada por una clara asimetría y por la ausencia de entendimiento. Desde sus orígenes estaba presente la percepción estadounidense de que América Latina era inferior en cuanto a raza, cultura, moral y política.

Estados Unidos era el actor regional dominante y reaccionaba agresivamente ante los cambios que se presentaban en los países latinoamericanos. El autor afirma que la respuesta negativa de Estados Unidos ante las revoluciones podría ser natural, pues estas últimas son vistas como una amenaza para su seguridad nacional y no como parte de un proceso interno.

La política exterior estadounidense hacia América Latina durante los años cincuenta y sesenta estaba basada en tres ideas: americanismo, excepcionalismo e intervensionismo. La meta era proteger su identidad, su seguridad y su área de dominación contra la amenaza soviética.

El libro aborda el caso de Guatemala, país que entre 1944 y 1954 vivió un periodo de cambio llamado Revolución de Octubre, cuyos representantes fueron Juan José Arévalo y Jacobo Árbenz. La revolución fue encabezada por miembros de la elite burguesa que buscaban crear las condiciones necesarias para el desarrollo del capitalismo moderno y la democracia política en un país rural. La economía guatemalteca estaba basada en el monocultivo, por lo que era necesario una reforma agraria que repartiera las tierras de una manera más equitativa para lograr el progreso nacional. El autor explica de la siguiente manera la situación de Guatemala: "Éste era, entonces, el escenario que enfrentaba la Revolución de Octubre: un capitalismo rural, una clase media débil, un campesinado oprimido, un régimen político con rasgos autoritarios y una recurrente dependencia de Estados Unidos" (p. 134).

Los cambios propuestos no eran de ninguna manera radicales y mucho menos comunistas, de hecho, tanto Arévalo como Árbenz se habían manifestado a favor de algunas políticas estadounidenses. Su proyecto era democrático y contaba con legitimidad. Es por eso que, en un principio, Estados Unidos no censuró gravemente las decisiones de la reforma agraria.

Fue hasta 1951 cuando la situación guatemalteca cobró mayor importancia para el gobierno estadounidense. En ese año llegó Árbenz al poder buscando desarrollar una economía nacional capitalista, renovar el sistema político y ofrecer opciones a los pobres, en su mayoría campesinos.

Este tipo de revolución era nuevo en el continente, antes de Guatemala, ningún país había hecho una reforma similar; es por eso que causó temor y constituyó un desafío para la tolerancia de Estados Unidos.

El hecho de intentar una reforma era una provocación, por lo que en nombre de una lucha anticomunista se buscó destruir el orden impuesto por la Revolución de Octubre. La intervención en Guatemala fue injustificada pues no representaba un peligro real porque no buscaba destruir el sistema capitalista; por el contrario, deseaba implantarlo. Hubo una incapacidad deliberada de distin guir un cambio moderado o reformista de uno comunista. Eran considerados igualmente peligrosos porque implicaban una reorganización de los sistemas político y jurídico.

En Estados Unidos: intervención y poder mesiánico. La Guerra Fría en Guatemala, 1954 aparece una explicación detallada del operativo estadounidense en Guatemala. David Eisenhower y John Foster Dulles se encargaron de planear las operaciones encubiertas y de la preparación del terreno ideológico en América Latina para obtener su respaldo en las acciones, pues como dice el autor "el régimen guatemalteco ni era comunista ni representaba un peligro real para Estados Unidos. Este régimen estaba destinado a ser convertido en una amenaza comunista para que la comunidad de inteligencia estadounidense pudiera legitimar y preservar la posición que había planteado" (p. 213).

Se insistió en contar con el apoyo de otras naciones de la región, el cual se logró en la Conferencia Interamericana de Caracas, celebrada del 1 al 28 de marzo de 1954, ya que ningún país se opuso visiblemente al ataque contra Guatemala, salvo México, quien al defender la postura y las decisiones de dicho país fue acusado de tener infiltración comunista en su gobierno.

José Luis Valdés Ugalde menciona que se hizo todo un montaje diciendo que Árbenz contaba con apoyo soviético y podía recibir su ayuda militar en cualquier momento, por lo que era una prioridad para la seguridad estadounidense y continental iniciar las acciones. Árbenz fue presentado como comunista, aunque, como ya se mencionó, nunca encontraron evidencias claras de que el gobierno guatemalteco mantuviera lazos con el gobierno soviético.

No obstante, era un imperativo de Eisenhower deshacerse del mal ejemplo que Guatemala daba al resto del continente. La operación Pbsuccess (cuyo modelo era la operación Ajax implementada en Irán) contó con el respaldo de algunas naciones centroamericanas, destacando, principalmente, la ayuda brindada por el gobierno nicaragüense de Anastasio Somoza. Asimismo, contó con el apoyo de la United Fruit Company, compañía estadounidense a la que se le expropiaron tierras y que, al tener aliados importantes en la región y en el gobierno estadounidense, no le fue difícil cooperar en la lucha anticomunista.

El 18 de junio de 1954 comenzó el bombardeo y la invasión desde Honduras. Árbenz cayó el 27 de junio, se refugió en la embajada mexicana y posteriormente salió a ese país.

Una explicación que da el autor a la reacción tan violenta de Estados Unidos ante la Revolución de Octubre es la intolerancia a la originalidad del cambio democrático en otras naciones y el rechazo a la validez de procesos excepcionales dirigidos al progreso democrático. El gobierno estadounidense buscaba mantener vivos sus valores tradicionales, el problema fue que, como antes no había surgido ningún cambio en la región, no existía una política exterior diseñada particularmente para la zona. Así, Guatemala se convirtió en un experimento, en un ensayo de la política exterior que seguiría en América Latina (Cuba, Chile, Nicaragua) durante tres décadas en el marco de la bipolaridad.

La intervención en Guatemala no fue un acto aislado sino parte de un fenómeno político y social para tener una buena estructura de dominación en el resto del continente. La relación entre Estados Unidos y América Latina se vio sumamente afectada pues, al pretender entender la realidad latinoamericana a través del contexto de la Guerra Fría, solamente provocó que se diera un alejamiento y se exacerbara el sentimiento antiestadounidense.

La importancia de este libro radica en que nos ayuda a entender mejor la política exterior de Estados Unidos hacia el resto del continente pues, a pesar de que la Guerra Fría ya no existe, podemos encontrar que muchos elementos de su discurso están todavía vigentes.

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