SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.58La construcción de una plaza: espacios públicos y áreas de mercado en Tenam Puente, Chiapas, México índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

Links relacionados

  • No hay artículos similaresSimilares en SciELO

Compartir


Estudios de cultura maya

versión impresa ISSN 0185-2574

Estud. cult. maya vol.58  Ciudad de México  2021  Epub 04-Oct-2021

https://doi.org/10.19130/iifl.ecm.2021.58.23861 

Artículos

Fiesta y ritual en el Grupo IV de Palenque1

Feast and Ritual in Palenque Group IV

Andrés Ciudad Ruiz1 

Carlos M. Varela Scherrer2 

1Universidad Complutense de Madrid, España.

2Posgrado en Estudios Mesoamericanos, Universidad Nacional Autónoma de México, México.


RESUMEN:

Las ceremonias colectivas, fueran de carácter comunitario o de orden familiar, estuvieron jerarquizadas en las sociedades de las Tierras Bajas mayas del periodo Clásico y se diseñaron en el marco de un muy amplio abanico de finalidades; de manera que su huella en el registro arqueológico presenta, también, un elevado grado de variación. Muchos de estos rituales culminaron en la celebración de fiestas y comidas que, en no pocas ocasiones, revelan una “fisonomía arqueológica” similar y dificultan la interpretación de su naturaleza. En este ensayo analizamos un depósito ritual excavado a la espalda de la Estructura J3 del Grupo IV de Palenque, un espacio residencial de élite ocupado por uno de los linajes nobles más distinguidos de la ciudad, así como la ingestión colectiva de alimentos y bebidas por parte de sus oficiantes y asistentes.

PALABRAS CLAVE: Actividad ritual; fiesta; Palenque; Grupo IV; Clásico maya

ABSTRACT:

The collective ceremonies, whether of a community or family nature, were hierarchical in the societies of the Mayan Lowlands of the Classic period, and were designed within the framework of a wide range of purposes; so its footprint in the archaeological record also presents a high degree of variation. Many of these rituals culminated in the celebration of festivals and meals that, on rare occasions, reveal a similar "archaeological physiognomy" and make it difficult to interpret their nature. In this essay we analyze a ritual deposit excavated behind the J3 Structure of Group IV of Palenque, an elite residential space occupied by one of the most distinguished noble lineages of the city, as well as the collective ingestion of foods and beverages by its officiants and assistants.

KEYWORDS: Ritual activity; feast; Palenque; Group IV; Maya Classic

Introducción

Los mayas de la época clásica llevaron a cabo una amplia diversidad de rituales cuya finalidad, en gran cantidad de ocasiones, resulta antropológicamente complicada de identificar (Mock, 1998), de manera que incluso en ciertos casos sus evidencias son confundidas con aquellas que identifican basureros (Stanton, Brown y Pagliaro, 2008). Con frecuencia, los arqueólogos observan que muchos de estos testimonios acumulan gran cantidad de remanentes materiales mezclados con restos de animales que, después de usados, fueron quebrados e inutilizados y finalmente quemados, y debaten por coincidir si se trata de rituales dedicatorios, de remodelación arquitectónica o de terminación, de fiestas o de peregrinaciones; o si simplemente son consecuencia de ceremonias de abandono u objetos así tratados por personas que ocupan de manera impropia un espacio (squatters). Recientemente, Aimers, Hoggarth y Awe (2020) han hecho un esfuerzo considerable por ordenar y sintetizar las evidencias y naturaleza de tales rituales, del cual se deduce que existen comportamientos y testimonios comunes entre ellos, constatación que, de nuevo, refuerza la dificultad a la hora de definirlos con la necesaria precisión. A ello hay que sumar, además, la idiosincrasia de cada una de las comunidades y ciudades en las que se han rescatado este tipo de evidencias relacionadas con su comportamiento ritual.

Aimers y sus colegas (2020: 71-72, Tabla I) enumeran algunos de los materiales típicamente asociados con los depósitos de terminación -grandes cantidades de objetos destrozados o rotos, a menudo de alto valor, incluyendo cerámica policromada y de estatus, instrumentos musicales, adornos de piedra verde, puntas de proyectil rotas, manos y piedras de moler, malacates y figurillas-. Señalan, además, que los fragmentos de cerámica en estos depósitos son más grandes que en otros contextos, con bordes mejor conservados que los procedentes de basureros o zonas de relleno, quizá porque no estuvieron expuestos a los agentes físicos durante mucho tiempo, e indican la presencia de huesos humanos (Navarro-Farr, 2009: 96), tanto en forma dispersa -quizá indicativa de bultos de antepasados-, como en entierros humanos completos y articulados (Hoggarth et al., 2016). Por último, y siguiendo a Navarro-Farr y Arroyave (2014: 40), se señala una "notable ausencia de huesos de fauna" en estos depósitos y que esta característica los distinguiría de los basureros (pero véanse Burke et al., 2020; Hoggarth, Zweig y Mzayek, 2014; Hoggarth et al., 2016 para una conclusión diferente). Juntos, los datos regionales y específicos de cada sitio muestran un elevado grado de variabilidad en los conjuntos de restos culturales y contextos de depósitos, lo que aumenta la exposición a interpretaciones divergentes. Como señala Navarro-Farr (2016: 262), "el desafío aquí radica en distinguir los rituales de terminación de un conjunto de otros actos rituales de motivación diferente que pueden parecerse mucho a la terminación ritual".

La muestra obtenida en la esquina suroeste de la Estructura J3 del Grupo IV de Palenque presenta rasgos que son comunes a los rituales de terminación (Aimers, Hoggarth y Awe, 2020: Tabla I) y a las fiestas (Dietler y Hayden, 2001; Shelton, 2008; Tsukamoto, 2017), pero también con aquellos que corresponden a determinados rituales relacionados con el culto a los antepasados (Johnson, 2018a, 2018b) y a aquellos que manifiestan una naturaleza dedicatoria; éste constituye un caso más que aumenta la dificultad de concretar la actividad cultural que representa.

El Grupo IV de Palenque

Es un espacio residencial que organiza un barrio o sector de esta ciudad del Clásico maya compuesto por 23 patios que se subordinan social, económica, política y ritualmente a él. Tal espacio fue incluido en el plano de Palenque por F. Blom (1982) en 1923, y descrito más tarde por H. Berlin (1991: 379) en 1940, aunque no tuvo una exploración más detenida, si bien aún muy limitada, hasta las intervenciones de Alberto Ruz (1952) y Barbara y Robert Rands (1961) a inicios de los años cincuenta del pasado siglo; finalmente, el Grupo IV fue de nuevo parcialmente investigado en 1993 (López Bravo, 1995), y desde 2016 ha sido objeto de atención arqueológica intensiva por varios equipos combinados de la Universidad Nacional Autónoma de México, la Universidad de California y la Universidad Complutense de Madrid (Johnson, 2018a, 2018b; Liendo, 2020; Ciudad, Adánez y García, 2020).

Situado a unos 300 m de la esquina noroeste de la plaza del Palacio (Barnhart, 2001), se organiza en torno a 11 estructuras dispuestas alrededor de un patio irregular de 860 m2 de extensión (Figura 1), el cual está demarcado al oeste y sur por dos edificios palaciegos abovedados de carácter habitacional y administrativo (J1 y J2), y al noreste y este por otros dos de vocación ritual y funeraria (J6 y J7), conformando una variación del Plan de Plaza 2, también denominado “grupo de santuario oriental” en sitios del periodo Clásico de las Tierras Bajas mayas, preferentemente del Petén (Becker, 1971; 2003; López Bravo, 1995). Quizá J4 participe también de ese carácter funerario y ritual, aunque permanece aún sin explorar con el necesario detenimiento. Las Estructuras J13, J14 y J15 se ubican sobre una plataforma común ligeramente elevada al noreste del patio principal; son de tamaño considerablemente más humilde y no han sido excavadas aún, pero recuerdan a las construcciones auxiliares de los espacios residenciales elitistas y quizá sirvieron como cocinas, construcciones de almacenamiento, talleres, o como residencias de sirvientes de los ocupantes del mencionado grupo. La esquina suroeste de este patio está circunscrita por una terraza de 1 m de alto que une las Estructuras J1 y J2. A ella se accede por una escalinata de 2.70 m de ancho y en su extremo suroeste se aloja la Estructura J3 (Marken, 2002; Marken y González, 2007: 140-142). La topografía del patio hace que se incline desde el oeste, más elevada, hacia el este; una configuración que en el pasado determinó que este ámbito fuera acondicionado en su mitad más oriental para depositar una gran cantidad de entierros en tres capas sucesivas hasta formar un cementerio utilizado durante más de tres centurias (Rands y Rands, 1961; Liendo, 2020).

(Plano de base: Campiani y Flores, 2016: Fig. 2.5).

Figura 1 Plano del patio principal del Grupo IV de Palenque, con la ubicación de las Operaciones 412 y 428 

El Grupo IV alcanzó su máximo esplendor en tiempos Murciélagos (700-770 d.C.) y Balunté (770-850 d.C.) y estuvo comandado desde la Estructura J1, donde Alberto Ruz (1952) encontró el bello Tablero de los Esclavos, en el que se representa al gobernante K’inich Ahkal Mo’ Nahb III en el momento de su entronización el 30 de diciembre de 721 d.C., acompañado por su padre, Tiwohl Chan Mat, quien le entrega un tocado señorial, y su madre, Kinuuw Mat, quien le ofrece los emblemas del escudo-pedernal. El texto glífico que acompaña a esta escena recoge acontecimientos relevantes de la vida de Chak Suutz’, el entonces dirigente del linaje afincado en el Grupo IV, quien ostentó diferentes títulos político-religiosos, incluyendo el de baah ajaw (‘primer señor’), yajaw k’ahk’ (‘señor del fuego’, un título sacerdotal y militar) y sajal (‘señor, gobernador provincial’), un título de alto rango, a menudo en manos de señores regionales en el área maya occidental, y acredita diversas victorias militares contra sus vecinos en 723, 725 y 729 d.C., contribuyendo de manera muy dinámica a la consolidación y esplendor del poder regional de Palenque (Schele, 1986; Wald, 1997; Martin y Grube, 2002: 173; Bernal, 2006: 178; Stuart y Stuart, 2008: 216).2

Por otra parte, en la habitación sur del piso superior de J1 se encontraron sendos portaincensarios de piedra (Portaincensarios 1 y 2), que amplían la documentación acerca de la línea familiar de Chak Suutz’ y la extensión en el tiempo de la aportación de su estirpe a la ciudad y al estado (Zender, 2004; López Bravo, 2004; Izquierdo y Bernal, 2011), a la vez que documentan prácticas ceremoniales relacionadas con el culto a los antepasados que dieron origen y sobresalieron en este grupo familiar. Este espacio residencial construido a lo largo de generaciones por la familia de Chak Suutz’ condensa, además, el culto a los antepasados de los ocupantes de los 22 patios subordinados al Grupo IV en torno a las Estructuras J4, J6 y J7 donde, hasta la fecha, se han excavado 61 sepulturas que contenían 98 individuos alojados a lo largo de más de tres centurias en fosas, cajas, cistas, criptas y cámaras, seguramente según su adscripción social.

La Estructura J33

La esquina suroccidental de este grupo estuvo ocupada por un edificio que ha sido intervenido con tres operaciones arqueológicas (Figura 1): la Operación 425, planificada con objeto de conocer la fachada oriental de la estructura, la existencia de cuartos interiores y el límite sur de la construcción; la Operación 412, desarrollada a lo largo del muro oeste de la plataforma que sostiene J3 con la intención de delimitar su lado oeste y conocer las actividades que se pudieron realizar en este sector del conjunto habitacional, y finalmente la Operación 428, proyectada para investigar el lado sur de J3 y la esquina suroeste del del Grupo IV.

Tales intervenciones determinaron que J3 es un edificio que descansa sobre una plataforma maciza de paredes ligeramente biseladas de 20 m de largo en dirección norte-sur por 6.75 m de este a oeste y 1.60 m de altura. Sobre ella se colocó una casa que se distribuye a lo largo de esos 20 m y tiene una anchura de 6.75 m, dejando cuartos de 4 m de vano. La construcción nunca estuvo abovedada y orientó su fachada principal al este, hacia el patio del Grupo IV. Apareció bastante deteriorada, y aún no ha sido intervenida en su totalidad. La excavación intensiva del muro posterior, oeste, de la banqueta que sustenta J3 (Figura 2) ha permitido el hallazgo de un gran basurero que se aglomera de manera especial en la mitad norte de la plataforma a lo largo de unos 10 m en sentido norte-sur por 0.55 m de este a oeste que, al momento de su intervención, estaba cubierto por el derrumbe del edificio y, sobre éste, por una densa vegetación. Tal espacio de desecho acumulaba gran cantidad de materiales arqueológicos distribuidos en, al menos, cinco episodios de deposición de residuos cubiertos de manera sucesiva por estrechas capas de tierra de 0.05 m de espesor, práctica destinada a mantener la salubridad de los ocupantes de estos espacios, alcanzando el basurero un grosor que oscila entre 0.35 y 0.38 m.

(Fotografía de Carlos Varela).

Figura 2 Excavación de la pared oeste de la Estructura J3 del Grupo IV  

La abundante cerámica reunida en este espacio deja bien claro que este edificio fue ocupado preferentemente en tiempos Murciélagos (700-770 d.C.) y Balunté (770-850 d.C.), aunque también se rescataron escasos restos Otulum (600-700 d.C.). Algunas de sus variadas formas aún contenían restos de alimentos y estaban relacionadas con una amplia diversidad de materiales culturales elaborados en arcilla, piedra y hueso, junto con una densa pluralidad de restos de moluscos, peces, aves, reptiles y mamíferos, que resultan de gran utilidad a la hora de reconstruir la vida de los ocupantes de este espacio residencial de alta nobleza.

A un nivel más profundo del basurero, y en varios tramos a lo largo de la pared oeste de la plataforma que sustenta J3, se depositó un entierro (Sepultura 18), correspondiente a una mujer adulta, y diversos huesos humanos desarticulados pertenecientes al brazo derecho de una persona adulta, los cuales, quizá, formaron parte de un bulto de ofrenda. Así mismo, en el locus 4 del Cuadro I se halló la cabeza de un fémur humano, asociado a un fémur y una tibia de un bebé de pocos meses (Ciudad, Adánez y García, 2020).

La esquina suroeste de la Estructura J3 fue intervenida mediante el Cuadro C de la Operación 428 y se amplió con el Cuadro F1 de la Operación 412, en cuyo nivel inferior, sobre un estrato de acumulación, fue colocada la Sepultura 43 (Figura 3), correspondiente a un niño de cuatro a seis años (Ciudad, Adánez y García, 2020). Parte de esta sepultura, y hasta la esquina suroeste del edificio, fue cubierta por el depósito ritual objeto de nuestro interés en esta ocasión. El entierro, al igual que el resto de los inhumados junto a la pared oeste de la banqueta que sustenta J3, no se alojaba en una cista, como es frecuente en las inhumaciones halladas en el patio principal del Grupo IV, aunque sí fue posible apreciar cierto cuidado en su disposición (Figura 4): fue colocado en una fosa rectangular de 1.25 por 0.66 m, acomodado sobre un lecho de pequeñas piedras compactadas entre el muro de la banqueta de J3 y una baja estructura antigua que se distanciaba 0.62 m de este muro. Una vez depositado, fue protegido con un apisonado de tierra cubierto por una capa de piedras pequeñas; finalmente, unas piedras irregulares de tamaño mediano indicaron la ubicación de la cabeza y los pies, señalando la sepultura. Los restos encontrados de este entierro primario y directo incluyen parte del cráneo, de la mandíbula superior muy fragmentada y de la mandíbula inferior in situ. Las extremidades inferiores estaban flexionadas de derecha a izquierda. Aunque aparece muy aplastado por los materiales acumulados sobre él, su cuerpo está en posición y manifiesta una colocación en decúbito dorsal extendido y cabeza al norte. Corresponde a un niño de entre cuatro y seis años que presenta la particularidad de tener depositada una cuchilla de obsidiana en el esternón, una práctica detectada en otros entierros ubicados en el patio principal del Grupo IV y en otros enterramientos de Palenque, tanto correspondientes a la más alta nobleza como a personas humildes (Rands y Rands, 1961; Ruz, 1968: 109; González, 2011: 69-94; Liendo, 2016). Apenas si se encontró ofrenda asociada, tan sólo fragmentos cerámicos, pero por su posición estratigráfica nos inclinamos a pensar que el niño fue inhumado en tiempos Murciélagos (700-770 d.C.).

(Fotografía de Andrés Ciudad).

Figura 3 Sepultura 43, Operación 412-F1. En la parte superior de la fotografía se aprecia la escalera que se anexa a la plataforma que sustenta la Estructura J3 

(Elaborado por Andrés Ciudad, Jesús Adánez y Carlos Varela).

Figura 4 Corte E-O de la Operación 412 y diagrama de Harris 

Las Sepulturas 18 y 43 manifiestan diferencias notorias con el patrón que se observa en el entorno funerario de J4, J6 y J7, con un tratamiento mucho más humilde que se corresponde, quizá, con el hecho de haber sido ubicadas detrás de la Estructura J3, fuera del patio principal y lejos del entorno de los santuarios piramidales que definen el Plan de Plaza 2; finalmente, el individuo de la Sepultura 18 fue tapado por el basurero, mientras que el de la Sepultura J3 fue cubierto por un acto ritual. Desconocemos por qué fueron colocados en este contexto, pero, a falta de estudios bioarqueológicos más detenidos, podemos especular que se trate de individuos alejados en la línea de parentesco con la familia dirigente del Grupo IV o, tal vez, gente a su servicio; no obstante, hemos de reconocer que algunas sepulturas fueron colocadas en fosa en el entorno de J6 y J7 y tampoco tenían ofrendas asociadas (Liendo, 2020); tales sepulturas aún no han sido interpretadas desde un punto de vista social y cultural, por lo que habremos de esperar para avanzar en el conocimiento de su origen y significado.

El depósito ritual

La pared sur de la Estructura J3 fue explorada por medio de la Operación 428, organizada en tres cuadros de 2 x 2 m cada uno, de los cuales el más occidental (Cuadro C) interesó a la propia esquina suroeste de la construcción. Los loci 1 y 2 de esta intervención estuvieron definidos por la tierra vegetal y el relleno procedente del derrumbe de las paredes del edificio, y contenían un escaso repertorio cultural. Sin embargo, el locus 2 y, sobre todo, el 3 del Cuadro C, identificaron dos acontecimientos de importancia: por una parte, la evidencia de una escalinata que se anexaba a la propia esquina de J3 procedente de un patio subsidiario al oeste del Grupo IV (véase Figura 3) y, por otra, una importante concentración de material cultural densamente acumulado, explotado y quemado (Figura 5). Esta condensación se ubicaba a 0.62 m de altura de la roca caliza en la que se asienta esta edificación y se extendía hacia la pared norte de este cuadro de excavación, por lo que se hizo necesario ampliarlo 1 m en esa dirección; así, el Cuadro C de la Operación 428 se conectó con el Cuadro F1 de la Operación 412, constituyendo una unidad de 3 m en dirección norte-sur por 2 m desde la pared de la plataforma hacia el oeste. Este rasgo, identificado por una gran colección de materiales culturales, cubría la Sepultura 43, interesando parte del Cuadro F1 de la Operación 412 y el límite septentrional del locus 17 de la Operación 428-C; y estaba cubierto, a su vez, por los loci 2 y 1, que sin duda ejercieron gran presión sobre él y reventaron los restos arqueológicos que contenía.

(Fotografía de Jesús Adánez).

Figura 5 Estrato de materiales culturales quemados que componen el depósito ritual. Perfil norte de Operación 428-C3 en su unión con la Operación 412-F1 

El depósito de materiales culturales en cuestión tenía entre 0.35 y 0.40 m de espesor, y se extendía 1.75 m en dirección norte-sur y 0.60 m en sentido este-oeste; se agotaba en el Cuadro F1 (1 x 1 m) y ocupaba la esquina que forma el extremo meridional de J3 con una escalera adosada a su plataforma. Todo este conjunto revelaba evidencias claras de haber sido sometido a un intenso fuego. En tal espacio se rescató una fértil colección cerámica, acompañada de restos de navajillas prismáticas y un fragmento distal de cuchillo de obsidiana, desechos de herramientas de pedernal, manos y piedras de moler, un fragmento de aguja de hueso, quizá de venado, y gran cantidad de restos de animales y vegetales consumidos en el curso del ritual llevado a efecto. Una característica importante de esta acumulación de materiales culturales quemados es que parece haberse formado en un solo momento y pudo haber sido depositada previamente de manera organizada, pues hacia sus límites norte y oeste se podía apreciar un contorno que la delimitaba. Ello nos hizo suponer que se realizó una excavación en el área previa al asiento de los materiales, que se llevó a efecto una ceremonia en la que se ingirieron alimentos y bebidas y se quemaron sustancias olorosas, y que más tarde los objetos que intervinieron en el ceremonial y los restos de sustancias y alimentos empleados fueron quebrados y quemados, y algunos de ellos terminaron convenientemente recolocados, tapándose por último con una capa de tierra. La matriz de tierra en que aparecía era especialmente negra por la acción del fuego, encontrando abundante carbón en el proceso de cernido y flotación. Resulta interesante, además, que la muestra rescatada, orgánica e inorgánica, es superior y más densa que la conseguida en el resto de la Operación 412 -que intervino toda la pared oeste de la plataforma que sustentó la Estructura J3 y se distribuyó a lo largo de 18 m2.

Del repositorio rescatado cabe destacar la extracción de 11,252 fragmentos de cerámica que representan el 48.97% del total de la muestra analizada de la Estructura J3, formada por 22,049 fragmentos, cerámica que había sido manufacturada por medio de 26 de los 36 tipos de pasta que constituyen la muestra global, lo que da una idea de la trascendencia de este rasgo cultural. La colección de la Estructura J3 analizada corresponde a las fases Murciélagos (700-770 d.C.) y Balunté (770-850 d.C.) de Clásico Tardío, aunque algunos escasos restos parecen indicar que el entorno de esta construcción pudo estar ocupado ya desde finales de la fase Otulum (600-770 d.C.). Si bien el Grupo IV estaba en funcionamiento desde el inicio del siglo VI d.C. (Johnson, 2018a; 2018b), J3 parece haberse levantado y ocupado en el siglo VIII y la mitad del IX; la evidencia rescatada en este espacio sugiere que fue una estructura relacionada con la preparación y consumo de alimentos (Ciudad, Adánez y García, 2020; Varela, 2021). Por lo que se refiere al propio depósito ritual, los materiales rescatados identifican cerámicas Murciélagos y Balunté, aunque con una preponderancia de pastas, formas y decoraciones de la fase Balunté (770-850 d.C.), lo cual parece indicar que la ceremonia que identifica tal rasgo cultural pudo llevarse a efecto en esta época de vida de la Estructura J3.

Descartados los fragmentos de cuerpo, las formas definidas en las Operaciones 412-F1 y 428-C3, contabilizando en exclusiva los fragmentos de borde, han sido las siguientes (Cuadro 1):

Cuadro 1 Formas cerámicas del depósito ritual. 

FORMAS Op. 412-F1 OP.428 TOTAL
Beaker 82 802 884
Cajete 46 1177 1223
Cazuela 170 513 683
Cazuela paredes delgadas 86 86
Cazuela tecomate 13 13
Cuenco 11 170 181
Cuenco paredes delgadas 222 222
Incensario 27 27
Olla 22 3348 3370
Olla paredes delgadas 43 633 676
Plato 89 89
Platón 8 8
Tapa 4 4
Tecomate 2 2
Vaso 76 78
Indeterminada 156 3885 4041
Reciclado 10 22 32
TOTAL 542 11,077 11,539

Un hecho a destacar es el considerable tamaño de una buena cantidad de fragmentos cerámicos, susceptibles de pegarse en formas bastante completas, algunas de ellas colocadas dentro de otras, y, a veces, en conjuntos bien definidos: por ejemplo, los vasos eran de distintos tamaños y formatos y se contabilizaron en torno a 10 ejemplares ubicados en la parte más al sur del depósito ritual; hacia el norte de la deposición estaban ubicadas ollas y cazuelas de variados cuellos, bordes y labios, y de diferentes tamaños, incluso algunas de ellas con boca muy cerrada a modo de tecomates. Varias ollas contenían jutes (Pachychilus indiorum), espinas de pescado y restos de animales consumidos, y convivían con cajetes, beakers, platos y cuencos diversos en forma y decoración. Este conjunto cerámico no era ordinario, no estaba compuesto por piezas sin decorar destinadas a la preparación de alimentos, sino que, además de éstas, en buena medida estaba formado por una vajilla de servicio que en ciertos casos mostraba una ornamentación policroma, acanalada, incisa o impresa para diseñar composiciones geométricas o naturalistas hasta conseguir escenas complejas. Si bien una parte de esta vajilla -sobre todo aquella destinada a la producción de alimentos en forma de ollas y cazuelas, muchas de ellas de paredes delgadas y con decoración, son de producción local (Rands y Bishop, 1980) -, el conjunto cerámico destinado al servicio de alimentos y bebidas fue manufacturado con pastas finas importadas y representado por formas elitistas en Palenque durante el Clásico Tardío (Café fina, Gris fina, Negro fina, policromía, etcétera), formando una vajilla de servicio elitista (Figuras 6a-c) en buena medida importada de sitios de las llanuras del Usumacinta Medio y de Tabasco, fuera del ámbito político de Palenque (Rands y Bishop, 1980).4 Sobre este particular, se hace necesario destacar una cazuela cuyo borde hacia el exterior tenía alojado un jeroglífico, cuya sola presencia pone de relieve la importancia del grupo social que se instaló en el Grupo IV y que utilizó la Estructura J3.

(Fotografía de Sonny Ojeda Morales).

Figura 6 Cerámicas de pasta fina rescatadas en el depósito ritual: a) beakers Gris Fina; b) vasos Café Fina; c) Pasta miscelánea: A) cazuela; C, G) beakers; D) olla de paredes delgadas; E, F) cajetes, B) vaso 

Acompañaban a esta colección cerámica fragmentos muy quebrados de incensarios, tanto de tipo cucharón (Figura 7) como de pestaña lateral y 28 fragmentos de figurillas representando personajes de la nobleza, animales y seres sobrenaturales; algunas de esas figurillas fueron aerófonos, que pudieron intervenir musicalmente en el ritual realizado (García, Ciudad y Adánez, en prensa).

(Fotografía de Andrés Ciudad).

Figura 7  Fragmento de incensario cucharón rescatado en el depósito ritual 

El registro faunístico recobrado en estos contextos ha suministrado una gran diversidad y cantidad de especies, recuperándose evidencias de peces, reptiles, aves y mamíferos (Cuadro 2). Entre los peces se rescataron abundantes vértebras de la familia de las mojarras (Cichlidae) (81.4 %). La tenguayaca (Petenia splendida) fue la especie más representada con el 7.4 %, seguida por la castarrica (Mayaheros urophthalmus) (3.6%) y, en menores proporciones, robalo blanco (Centropomus undecimalis) (1.1%), pejelagarto (Atractosteus tropicus) (0.8%) y un bagre no identificado (Ictalurus sp.) (0.1%). Por otra parte, entre los reptiles destacan dos quelonios: la tortuga blanca (Dermatemys mawii) (1.1%) y la hicotea (Trachemys venusta) con el 0.2%. También está representada la familia de las tortugas (Testudines) con el 1.3% y un pequeño celesto vientre verde (Celestus rozellae) con el 0.2%. Por lo que se refiere a las aves se identificó la codorniz bolonchaco (Odontophorus guttatus) (0.4%) y el pavo ocelado (Meleagris ocellata) (0.2%), así como una paloma no identificada (Columbidae) (0.1%). Finalmente, los mamíferos rescatados incluyen murciélago (Chiroptera), tuza (Orthogeomys hispidus), conejo de bosque (Sylvilagus brasiliensis), zorrillo de espalda blanca (Conepatus semistriatus), perro doméstico (Canis lupus familiaris) y venado cola blanca (Odocoileus virginianus) (Ciudad, Varela y Adánez, 2020; Varela, 2021).

Cuadro 2 Especies extraídas de la Operación 428. 

Nombre científico Nombre común NISP NISP % MNI MNI %
Peces
Atractosteus tropicus Pejelagarto 11 0.8% 1 2.3%
Ictalurus sp. Bagre 2 0.1% 1 2.3%
Centropomus undecimalis Robálo blanco 15 1.1% 3 7.0%
Cichlidae Mojarras 1161 81.4% - -
Mayaheros urophthalmus Castarrica 52 3.6% 10 23.3%
Petenia splendida Tenguayaca 105 7.4% 14 32.6%
Total de peces 1346 94% 29 67%
Reptiles
Testudines Tortugas 18 1.3% - -
Dermatemys mawii Tortuga de río 15 1.1% 2 4.7%
Trachemys venusta Jicotea 1 0.1% 1 2.3%
Celestus rozellae Celesto vientre verde 3 0.2% 1 2.3%
Total de reptiles 37 3% 4 9%
Aves
Columbidae Paloma/tórtola 2 0.1% 1 2.3%
Odontophorus guttatus Codorniz 5 0.4% 1 2.3%
Meleagris ocellata Pavo de monte 2 0.1% 1 2.3%
Total de aves 9 1% 3 5%
Mamíferos
Chiroptera Murciélago 1 0.1% 1 2.3%
Sylvilagus brasiliensis Conejo tropical 10 0.7% 1 2.3%
Cricetidae Ratón de campo 3 0.2% 1 2.3%
Orthogeomys hispidus Tuza 14 1.0% 1 2.3%
Canis lupus familiaris Perro doméstico 4 0.3% 1 2.3%
Conepatus semistriatus Zorrillo espalda blanca 1 0.1% 1 2.3%
Odocoileus virginianus Venado cola blanca 1 0.1% 1 2.3%
Total de mamíferos 34 2% 7 16%
Total todas las especies 1426 43 100%

Finalmente, hemos de mencionar la recuperación de restos de pino (Pinus sp.) y de pimienta (Pimenta dioica) en este depósito, lo que sugiere el uso de especias y de sustancias olorosas en esta combustión que debió alimentar a la entidad sobrenatural a la que fue dirigido el ritual. El pino se pudo utilizar bien para encender el fuego en forma de ocote y dar olor, un sistema habitual hoy día en las comunidades nativas del altiplano chiapaneco, de donde seguramente procedía la materia prima que llegó a Palenque;5 pero también es frecuente en los rituales contemporáneos de Chiapas esparcir por el suelo agujas de pino, y está identificado en el altar del patio principal del Grupo IV (ver abajo), donde se inhumó al ancestro fundador de esta unidad residencial (Johnson, 2018a, 2018b). A la fragancia del ocote quemado pudo unírsele el aroma del copal y la pimienta gorda quemada, identificada también en el mencionado altar, así mismo localizada en el acto ritual que hemos definido en el marco de las Operaciones 412-F1 y 428-C3.

Una comida comunitaria en el depósito ritual de J3

Un rasgo importante en el comportamiento ritual de los mayas del Clásico es que algunas de sus ceremonias se vieron acompañadas por la ingestión comunitaria de bebida y comida; en los casos de actos públicos ejecutados en las grandes capitales políticas participó una considerable cantidad de personas y se organizaron fiestas excepcionales en las que se consumió gran cantidad y variedad de alimentos y bebidas, acompañados de la distribución y regalo de objetos estratégicos y elitistas, cuando no de dispendios de destrozos de objetos de lujo. Estos actos se pudieron repetir en otro tipo de ocasiones más humildes, pero con menor cantidad de personas y con ingredientes más reducidos y menos costosos. Seguramente cada una de estas actividades pudo desarrollarse con una finalidad diferente, pero también es muy posible que compartieran condiciones comunes y que unas pretendieran la solidaridad y la igualdad de un grupo social determinado, mientras que otras tuvieran como objeto demostrar jerarquías previamente establecidas respecto de un grupo familiar, de una comunidad, de una ciudad e, incluso, de una región política (LeCount, 1996; 1999; 2001; Dietler, 2001; Hayden, 2001; López Bravo, 2013).

En dichas ocasiones, los participantes en tales “comidas comunitarias” realizadas con motivos rituales, como es la que estamos analizando en esta ocasión, consumieron alimentos y bebidas ordinarios, pero también algunos insumos que estaban cargados de simbolismo y de elitismo, al tratarse de productos especiales y costosos de conseguir, y de las piezas más selectas de algunos de ellos.

Aimers, Hoggarth y Awe (2020: 72; Tabla I) sostienen que las demostraciones de fiestas en el registro artefactual maya del periodo Clásico están “constituidas por el consumo comunal de alimentos y/o bebidas […] y se distinguen de las comidas diarias porque son parte de una actividad ritual”. Según Shelton (2008: 2, siguiendo a Hayden, 2001: 40-4) “las huellas de las fiestas incluyen, pero no se limitan a, vasos enteros o parciales, restos de fauna, abundante carbón vegetal, artículos de prestigio o rituales, registros pictóricos o escritos de las fiestas, y su ubicación en un lugar espacial significativo”.

Los testimonios de fiesta se asocian a menudo con lugares ideológicamente importantes y significativos. Los correlatos de materiales comprenden residuos de alimentos, incluidos los alimentos recreativos y altamente valorados, formas de cerámica inusuales y/o los tipos con una abundancia de recipientes (a menudo grandes) para servir. Burke et al. (2020) describen analogías faunísticas específicas que podrían utilizarse para identificar la actividad de fiesta, las cuales pueden incluir determinados elementos esqueléticos que producen más carne, así como especies más grandes como venados, animales raros o exóticos identificados en depósitos, o la presencia de marcas de corte u otros testimonios de carnicería (véanse Emery, 2004 y Montero, 2011, sobre este particular).

En un reciente trabajo, Tsukamoto (2017) ha estudiado un depósito de terminación excavado en El Palmar, México, en el que ha determinado que un análisis cualitativo no es suficiente para definir la naturaleza de esta evidencia, por lo que ha postulado la importancia de realizar estudios cuantitativos de los materiales recuperados. En dicha investigación defiende que las cerámicas encontradas en este tipo de contextos que manifiestan un diámetro de 30 cm o superior en su boca pudieron haber servido en grandes fiestas y ser un indicativo de esta actividad comunal (Tsukamoto, 2017: 1641).6

El estudio de la muestra cerámica de la Estructura J3 del Grupo IV de Palenque, además de la extraordinaria variedad formal y tecnológica que demuestra, y del tamaño superior y menor deterioro de los fragmentos extraídos, pone de manifiesto el alto índice, si se compara con otros contextos de la Estructura J3 (Operaciones 412 y 425), de piezas cerámicas que superan los 30 cm de diámetro bucal, las cuales podrían haber servido para la elaboración y consumo de comidas y bebidas colectivas (Figura 8; Cuadro 3).7 Por supuesto, aunque se hizo un importante trabajo de unir y pegar los fragmentos recuperados en la colección, no descartamos que especialmente aquellos pertenecientes a la boca de las piezas puedan aún pegarse. Por otro lado, y siguiendo las sugerencias de Tsukamoto (2017) para la cerámica de El Palmar, no se incluyen en nuestra consideración aquellos fragmentos de borde de tamaño reducido, que hubieran provocado inseguridades a la hora de valorar la muestra; aunque por ello mismo ésta podría haber sido más abundante. Es importante advertir que tal tipo de prácticas se pudo llevar a efecto por grandes comunidades o por segmentos sociales y/o familiares reducidos, por lo que se hace necesaria una ponderación de la colección obtenida, tanto en tamaño y variedad, como en lo que se refiere a restos orgánicos e inorgánicos.

(Fotografía de Sonny Ojeda Morales).

Figura 8 Formas cerámicas que superan los 30 cm de boca 

Cuadro 3 Formas cerámicas que tienen 30 cm o más de boca. Operaciones 412-F1 y 428-C3. 

DIÁMETRO BUCAL (en cm) BEAKER CAJETE CAZUELA OLLA/ Olla de paredes delgadas CUENCO PASTA
58 3

Roja compacta

50 2

Roja compacta

46 1

Arenosa

44 1 1

Roja compacta

Miscelánea

42 5

Arenosa (3)

Arenosa rojiza oxidada (2)

40 1 (3 p.d.)

Aluvión (1)

Arenosa (3)

38 2 1

Arenosa (2)

Roja compacta (1)

36 1 1 2 1 (1 p.d.)

Arenosa (5)

Negra fina (1)

34 1 2 4 6

Arenosa (8)

Caolinítica (1)

Carbonatada (1)

Raposa de paredes delgadas (1)

Roja compacta (1)

Rasposa de paredes delgadas (1)

32 3 1 (+2 p.d.) 2 (1 p.d.) 1

Arenosa (6)

Arenosa transicional (1)

Caolinítica (1)

Gredosa crema (1)

Rasposa de paredes delgadas (1)

30 7 4 (+2 p.d.) 7 (1 p.d.)

Aluvión (1)

Arenosa (14)

Miscelánea (2)

Pomácea (1)

Rasposa de paredes delgadas con núcleo negro (1)

Roja deleznable (1)

Textura rasposa (1)

TOTAL 2 16 25 (+4 p.d.) 16 (+6 p.d.) 1

70 fragmentos

López Bravo (2013) ha estudiado la fiesta en el sitio de El Lacandón y la ha comparado con los testimonios que de ella se tienen para Palenque,8 y ha llegado a la conclusión de que si bien los hogares de élite podían organizar fiestas más grandes que los hogares humildes, eventos a los que asistían grupos más amplios de personas que utilizaban un gran número de vasijas de servicio decoradas con escenas y técnicas más complejas, los repertorios rescatados en las casas de los comunes de la periferia de El Lacandón sostienen que fueron capaces de adquirir cantidades interesantes de formas de servicio y vasos Chablekal Gris asignados a las élites, suponiendo por ello que tal vez desarrollaron su propio sistema de fiesta diacrítica independiente del sistema observado en el centro de las comunidades.

Esta situación contrasta con la evidencia obtenida en los conjuntos cerámicos de los basureros de El Palacio y del Grupo B de Palenque (López Bravo, 1995), y aquellos procedentes de casas comunes de los Grupos Picota y Nauyaca de esta ciudad (López Bravo, López Mejía y Venegas, 2003; 2004): el basurero del Palacio atesoraba mayor proporción de vasos Chablekal Gris (36.4% del conjunto de vasijas de servicio) que el Grupo B, considerado un espacio habitacional de élite, donde dicha cerámica constituía el 7.6%; por el contrario, tal pasta cerámica tenía una muy escasa representación en los Grupos Picota y Nauyaca. Ello hace suponer que el acceso a este tipo de piezas de importación estaba restringido a la élite palencana, donde era mucho más abundante en el basurero del Palacio, lo que sugiere su control por la realeza y alta élite. Las proporciones observadas en el basurero del Palacio y en el Grupo B indican que se organizaron fiestas de gran tamaño comparables en estos loci, un patrón que contrasta con la menor capacidad de organizar fiestas en los Grupos Picota y Nauyaca (López Bravo, 2013: Tabla 4.11, Fig. 4.18). Por el contrario, y de manera llamativa, los vasos Chablekal Gris tenían una distribución homogénea entre los hogares de élite y de los comunes en El Lacandón, lo que apunta a que funcionaban como moneda política (LeCount, 1999: 254), con élites locales tratando de consolidar el apoyo de los comunes mediante la concesión de cerámica de lujo. En definitiva, la fiesta en El Lacandón es más homogénea en los hogares de élite y de los comunes que en Palenque, donde la diferencia con los segmentos domésticos es más evidente.

El registro artefactual rescatado en las Operaciones 412-F1 y 428-C3 se asociaba a una interesante muestra de restos de animales, de la que hemos de destacar que los remanentes piscícolas extraídos en el basurero de la Operación 412 mostraban muy notoriamente los efectos de una prolongada exposición a la intemperie, en la que los factores climáticos de humedad y luz solar pudieron debilitar los materiales, de por sí endebles, y evitar su preservación. El análisis tafonómico de esta colección testifica que el material estuvo expuesto al exterior con rangos de intemperización entre 0 y 3 (según Behrensmeyer, 1978), así como presencia de carnívoros (1%). Por el contrario, el testimonio obtenido en la Operación 428 es claro acerca de que estos agentes de deterioro están ausentes. Tal verificación corrobora que lo hallado en la Operación 412 determina un área de desecho de dilatada formación, mientras que en la Operación 428 se produjo una acumulación depositada exprofeso. Esta constatación de desgaste diferencial de los restos faunísticos obtenidos en ambas intervenciones arqueológicas tiene un paralelo claro en los materiales inorgánicos: sobre todo la cerámica rescatada en la Operación 412 estaba más desgastada en sus superficies y dividida en más pedazos y más pequeños, que la obtenida en el Cuadro F1 de la Operación 412 y en el Cuadro C de la Operación 428. Al mismo tiempo, hemos de señalar que una parte de la muestra cerámica en el depósito ritual presentaba restos de fuego por ambos lados.

Este conjunto de testimonios coincide con nuestra consideración de que el depósito cultural excavado en los cuadros arqueológicos reseñados tuvo una intencionalidad ritual. Seguramente en esta ceremonia intervino la ingestión de comida y bebida: la evidencia de grandes cazuelas, ollas y platos, cuyo diámetro excede los 30 cm, parece remitir a la elaboración de comida comunal para consumir en fiestas y eventos rituales; asimismo, la muestra de vasos de diferentes tamaños, algunos de ellos casi completos, y de beakers, sostiene que la bebida también intervino en este acto que define el depósito ritual. Si bien es difícil aventurar las comidas y bebidas que se ingirieron, es seguro que los jutes formaron parte de ellas, según manifiestan algunas ollas que contenían gran cantidad de caparazones de este animal.

La fauna rescatada en el contexto ritual de la Estructura J3 presenta evidencia de preparación para su consumo. Muestra de ello son las marcas de cocción indirecta encontradas en la mayor parte del material recuperado (Varela, 2021). Otro aspecto destacable es la escasa aparición de marcas de corte en los individuos (N=2), lo cual presupone la poca necesidad de llevar a cabo cortes, tanto para separar elementos como para labores de fileteo. Este comportamiento se debió al tamaño de las presas, pues la mayor parte de las especies identificadas son animales pequeños. Derivado de lo anterior, es probable que una cantidad considerable de piezas consumidas entrara completa a los recipientes donde fueron preparadas y que la misma cocción terminara por dividir los elementos. Todos los pescados pudieron ser procesados de la manera descrita, mientras que las tortugas, como se observa actualmente entre los chontales, se pudieron preparar en su mismo caparazón. Ya cocidos no hubo necesidad de cortar, sino simplemente ingerirlos directamente.

El número mínimo de individuos (MNI) indica que se consumieron 29 pescados (pejelagarto, bagre, robalo, castarrica y tenguayaca) y, dado que es el grupo alimentario más abundante en la muestra rescatada, pensamos que el banquete se enfocó de manera preferente sobre él; aunque cabe la posibilidad de que las tortugas también fueran parte del festín, pues es el grupo que le sigue en cuantía. Es probable que las demás especies, tratándose de uno o dos individuos, participaran de la ofrenda al final de la ceremonia. Si bien desconocemos los pesos y tallas de los peces recuperados, sabemos que tanto la tenguayaca como la castarrica (las dos especies más abundantes), llegan alcanzar 1.5 kg y 0.6 kg respectivamente (Miller, Minckley y Norris, 2009), por lo que, a expensas de realizar el necesario análisis alométrico para llegar a conclusiones más precisas (ver por ejemplo Jiménez, 2017), pensamos que la cantidad de carne obtenida, únicamente a partir de estos dos organismos, pudo llegar a poco más de 15 kilos,9 cantidad suficiente para reunir a por lo menos un número igual de personas.

Ya que los peces dulceacuícolas son el grupo más abundante (94% de la colección) y al cual se le prestó especial atención en este evento, creemos oportuno resaltar algunas de sus cualidades simbólicas. Estos organismos son omnipresentes en toda el área maya y están representados por una gran diversidad de géneros y familias, lo cual contrasta con el hecho de que conformen uno de los grupos que menos atención ha recibido en la historia de la zooarqueología maya (Jiménez, 2017). Su escasa representatividad ha llevado a algunos investigadores a plantearse si en algún momento llegaron a formar parte de la dieta entre las comunidades mayas del pasado (Götz, 2014). Pero este tipo de conclusiones son el resultado de que no se han empleado las técnicas de recuperación adecuadas (Emery, 2004; Jiménez, 2017; Ciudad, Varela y Adánez, 2020). Por ejemplo, el contexto del Grupo IV ya supera en número a los restos de peces continentales recobrados en todos los conjuntos domésticos de Palenque, incluyendo contextos de basurero (véase Zúñiga, 2000, para un significativo análisis de la fauna palencana).

Los peces aparecen en diversas expresiones del arte maya: en pintura, tableros, modelados en estuco y siendo parte de la escritura jeroglífica, lo que nos revela su importancia no sólo en lo que respecta a la subsistencia, sino también en la cosmovisión antigua. Hellmuth (1987) señala que la representación de este taxón en el arte maya del Clásico indica que fueron personajes clave en los mitos del inframundo. Ejemplo de esto son los peces gato (así denominados por una barba larga cerca de la comisura de su boca) pintados en los vasos de la colección Kerr, a quienes se les identifica como los dioses gemelos renacidos en las aguas de un río del Xibalbá en el Popol Vuh (Grofe, 2007; Kerr, 2000).

A partir de este relato mítico-épico del pueblo quiché, se ha planteado que los pescados están ligados al ciclo de muerte y renacimiento (Grofe, 2007), hecho que continuamente aparece en la mitología de los dioses mayas y que forma parte de sus creencias en torno al destino del hombre después de la muerte. Tal creencia también está relacionada con el ciclo de vida de las plantas, particularmente del maíz (Scherer, 2015: 53). En este sentido, otro vegetal que también parece tocar estos mitos de muerte y renacimiento es la yuca (Manihot esculenta) e involucra otro pez dulceacuícola, el pejelagarto.

Lo anterior se plasma en una historia oral rescatada entre los chontales de Tabasco, que narra cómo una lluvia torrencial inundó los campos de maíz y yuca por varios días. Como el agua subía de nivel y ante la probable pérdida de toda la cosecha, los campesinos optaron por salvar el maíz. Sin embargo, algo pasó debajo del agua: los tubérculos de yuca fueron cambiando su apariencia, saliéndoles escamas y baba para finalmente cobrar vida en forma de pejelagartos (Márquez et al., 2015: 76-77).

Es interesante señalar que esta leyenda parece ser una alegoría al sistema de aprovechamiento del pantano tabasqueño, específicamente referida a la siembra de una variedad de maíz conocida como “marceño” o “mehen”, el cual está adaptado a crecer en terrenos cenagosos y que se inundan en época de lluvia, obligando muchas veces a los campesinos a cosechar en cayuco. Después que los chontales han recolectado el maíz, ya con el agua arriba, la vida vuelve al pantano: peces, tortugas y plantas acuáticas recuperan el espacio, dando fin al ciclo de siembra. Este sistema les permite, además, abastecerse de hasta tres cosechas al año (junto con la milpa de año y la tornamilpa), capturar quelonios, cazar aves y llevar a cabo la pesca de diferentes variedades de mojarras, bagres y pejelagartos (Orozco y Gliessman, 1979; Peraza et al., 2019).

Otro tipo de pescados escenificados en el inframundo del Clásico parecen ser las mojarras (debido a su forma ovalada y comprimida, manchas operculares y patrones distintivos en su cuerpo), las cuales aparecen en constante relación con el lirio acuático (Nymphaea ampla), mordiendo en ocasiones la flor de la planta. Dicha escena (peces-lirio) aparece en los tocados de los gobernantes y se piensa que funcionó como un símbolo de pureza y abundancia (derivado de que el lirio únicamente crece en aguas claras y tranquilas), algo a lo que gustaban relacionarse los k’uhul ahaw (Lucero, 1998). Algunos autores han sugerido que la apropiación de la élite maya de éste y otros símbolos acuáticos funcionó como una estrategia política, en la que se hacían ver como los controladores del agua pura. Tal discurso se reforzó con deidades pertinentes al inframundo acuático, como la serpiente de agua (Lucero, 1998).

En Palenque, los peces están relacionados íntimamente con aspectos del inframundo, tal y como podemos comprobar en pintura mural en la Casa E del Palacio (Greene-Robertson, 1983); a través de una laja con peces fósiles como tapa de bóveda en una cámara mortuoria del Grupo Murciélagos (Alvarado, Cuevas y Cantalice, 2018); como ofrenda a la tumba de un ancestro importante en el Grupo IV (Johnson, 2018b; Varela, 2021), y como decoración incisa, junto con otros motivos acuáticos, en vasos característicos de la fase cerámica Murciélagos (San Román, 2007). La alta representación de peces dulceacuícolas en Palenque, aunada a su valor simbólico, sugiere que entre los grupos habitacionales de élite fue uno de los recursos predilectos. A tal grado que, al igual que en otras ciudades mesoamericanas donde se ha reportado el manejo y crianza de fauna (Sharpe et al., 2018; Somerville et al., 2016; Blanco et al., 2009), en Palenque pudieron existir espacios acondicionados para desarrollar la piscicultura (Varela y Liendo, 2021).

Renovación arquitectónica y ritual en la Estructura J3

Los testimonios arqueológicos derivados de los diferentes estudios que se han realizado sobre el Grupo IV desde la primera mitad del siglo XX hasta la actualidad confirman de manera fehaciente que la actividad ritual mantenida en dicho espacio fue muy fértil y variada, aunque aún deben desarrollarse intervenciones más precisas para obtener una perspectiva más fecunda sobre este particular. Sin duda, una ocupación dilatada a lo largo de tres centurias protagonizada por una de las familias nobles más importantes de Palenque debió generar un sinfín de actividades en todos los órdenes de la vida social, algunas de las cuales, importantes y cotidianas, requirieron del amparo del ritual.

La excavación de las Estructuras J6 y J7, y quizá también J4, ha demostrado, tal y como habían señalado Rands y Rands (1961) y López Bravo (1995), una vocación del espacio nororiental decididamente funeraria, y esta preferencia conllevó unos ceremoniales mortuorios que comprendieron desde la apertura de simples fosas que no contenían ofrendas a la construcción de una compleja cámara con pasillo e inhumación en sarcófago con una lujosa ofrenda en la Estructura J6 (Liendo, 2020). Un efímero altar construido sobre la sepultura del considerado antepasado fundador del Grupo IV debajo de la Estructura J7, sancionó la condición funeraria de la esquina nororiental de este espacio social, y concentró un ritual que no sólo se diseñó para el acto del enterramiento, sino que fue más allá al aglutinar la vida ceremonial de sus ocupantes durante un periodo que no debió superar los 60 años (Johnson, 2018b), pero que sin duda determinó el significado de ese sector.

Por otro lado, las intervenciones realizadas en la Estructura J1 (López Bravo, 1995; 2004) sacaron a la luz dos espléndidos portaincensarios de piedra indicativos de que, entre otros muchos significados, en este edificio se custodiaron los emblemas rituales que ampararon al grupo familiar. Muy posiblemente, tales esculturas fueron trasladadas a los entornos adecuados en los que se celebró el ceremonial, pero la información iconográfica y epigráfica es de tal naturaleza que sólo podemos considerarlos como objetos estratégicos en el diseño social, político e ideológico de la familia de Chak Suutz’.

El paulatino conocimiento del Grupo IV ha ido desvelando otros procedimientos rituales más particulares que ilustran y abundan en la riqueza de la práctica social llevada a efecto por sus ocupantes. La acumulación cultural de materiales orgánicos e inorgánicos, su configuración, características y tratamiento por parte de los ocupantes de la Estructura J3 del Grupo IV de Palenque permite, tal y como se ha venido justificando en párrafos anteriores, determinar una motivación ceremonial tras este rasgo arqueológico. La combinación de una rica y variada muestra cerámica, compuesta por piezas destinadas a la elaboración y servicio de comida y bebida, algunas de ellas de carácter ordinario, pero muchas importadas de regiones ajenas al territorio político de Palenque, con una decoración compleja que, en un caso, llega a incluir un sigo glífico, con objetos de piedra, concha y hueso fragmentados, y una importante muestra faunística y restos de flora, todo ello convenientemente colocado, destrozado y quemado,10 permite justificar la motivación ritual a la que hemos aludido en este ensayo. Fragmentos de figurillas representando personajes de la nobleza y animales, muchos de ellos correspondientes a instrumentos musicales, proponen que la música pudo acompañar algunos momentos del acto. Y restos de incensarios quemados sugieren que también intervinieron fragancias y sustancias olorosas, de las que al menos tenemos constancia del uso de pimienta y pino.

La colección cerámica recuperada en las Operaciones 412-F1 y 428-C3 contiene piezas de gran capacidad indicativas de su eficacia para procesar y servir una cantidad de alimentos superior a la que normalmente exige un ajuar familiar, y de que dieron servicio a un número amplio de personas que, supuestamente, debieron participar en el ritual que venimos pergeñando.

¿Cuál fue la intención de este acto ritual al que hemos aludido de manera repetida? Sin duda, su comportamiento, con la idiosincrasia que le proporciona haberse desarrollado en Palenque con un entorno natural y cultural definido, tiene puntos en común con otros muchos rituales llevados a efecto por las comunidades mayas del periodo Clásico (Mock, 1998; Aimers, Hoggarth y Awe, 2020). La localización de tal rasgo arqueológico, a la espalda de la Estructura J3, fuera de los ejes definitorios del edificio, de su acceso y habitaciones principales, en un patio subsidiario de la plaza del Grupo IV donde se instalan los edificios emblemáticos de linaje y de poder de la comunidad humana que aglutinó, y compartiendo entorno con un basurero, aconseja que no lo consideremos consecuencia de un ritual de terminación ni que indique el final del uso del edificio.

Recordemos que el depósito en cuestión se emplaza directamente encima de la Sepultura 43 correspondiente a un niño de cuatro a seis años, por lo que una posibilidad de interpretación sería relacionar este rasgo cultural con una ceremonia destinada a la veneración del individuo enterrado, aunque sin duda se trataría de un dispendio demasiado oneroso a una persona inhumada sin ofrenda y en un contexto de basurero, fuera del ámbito funerario elitista que se refleja en el lado oriental del patio del Grupo IV, en torno a las Estructuras J4, J6 y J7. Por otra parte, el estudio preliminar de la cerámica rescatada en la estructura sugiere que el depósito tiene mayor cantidad de rasgos diagnósticos Balunté que los escasos fragmentos recuperados en torno a la Sepultura 43 que, quizá, remita a tiempos Murciélagos, y por ello estimamos que fue una actividad posterior en el tiempo.

La intervención practicada en la Estructura J3 no ha interesado el interior de la plataforma que la sustenta, la cual, como ocurre en el Grupo Murciélagos, podría contener en su interior el entierro de una persona de relieve social; esta posibilidad no es del todo descartable, pero mientras no consigamos datos fehacientes al respecto por ahora es aconsejable desechar una posible relación de la actividad ceremonial desarrollada con tal coyuntura.

Por todo ello, y con las reservas de no disponer de información precisa para confirmarlo con rotundidad, estimamos que el acto ritual representado en el depósito de materiales ubicado en la esquina suroeste de la Estructura J3 y limitado por el sur por una escalinata de aproximación que se construyó con posterioridad al edificio y que se anexó a esta esquina, está relacionado con ceremonias de renovación arquitectónica, con la remodelación de la esquina suroeste de la Estructura J3 y con la construcción de un acceso a la plataforma general que, por ese lado, permitía comunicarse con el patio principal de este entorno.

En este ensayo hemos señalado la importancia de los peces como actores del inframundo, pero también como símbolos de renacimiento y, como vimos en la historia chontal, de regeneración de recursos. Su presencia en la esquina suroeste de J3 parece relacionarse con una ceremonia comunal en la que se ingirieron alimentos y se usaron contenedores cerámicos y animales relacionados con la planicie tabasqueña (Ciudad, Adánez y García, 2020; Varela y Liendo, 2021), que por un lado sugieren una decidida identidad con esta región, pero que, en el caso particular de los peces, poseen además connotaciones importantes con el inframundo y la renovación. De esta manera, el contexto del rasgo arqueológico analizado es resultado de una ofrenda constructiva a las deidades del inframundo, quienes, como el Señor de la Tierra entre los tzotziles (Vogt, 1979), tienen la responsabilidad de atender sus dominios e interactuar con los humanos. El evento estuvo acompañado por una comida ritual en la que participaron los habitantes del conjunto residencial. Para interactuar con las deidades sobrenaturales, compartieron con ellas alimentos y bebidas, no sólo depositándolos en el lugar del ritual, sino quemando pino, pimienta, copal y parte de los pertrechos que participaron en él, los cuales estuvieron cargados de simbolismo y actuaron como emisarios que conectaron con el inframundo y las divinidades que en él habitaban y que, a su vez, habrían de encargarse de reconectar con la comunidad que patrocinó el ritual. Una vez culminada la ceremonia, los objetos que intervinieron en la actividad fueron inutilizados y quebrados, y finalmente quemados. Más tarde, el área fue cubierta y apisonada.

Bibliografía

Aimers, James J., Julie A. Hoggarth y James J. Awe 2020 “Decoding the Archaeological Significance of Problematic Deposits in the Maya Lowlands”, Ancient Mesoamerica, 31: 67-75. DOI: https://doi.org/10.1017/S0956536119000208. [ Links ]

Alvarado Ortega, Jesús, Martha Cuevas García y Kleyton Cantalice 2018 “The Fossil Fishes of the Archaeological Site of Palenque, Chiapas, Southeastern Mexico”, Journal of Archaeological Science, 17: 462-476. DOI: https://doi.org/10.1016/j.jasrep.2017.11.029. [ Links ]

Barnhart, Edwin 2001 “The Palenque Mapping Project: Settlement and Urbanism at an Ancient Maya City”, tesis de doctorado en Filosofía. Austin: Universidad de Texas. [ Links ]

Becker, Marshall J. 1971 “The Identification of a Second Plaza Plan at Tikal, and its Implications for Ancient Maya Social Complexity”, tesis de doctorado en Antropología, University of Pennsylvania. Ann Arbor: University Microfilms. [ Links ]

Becker, Marshall J. 2003 “Plaza Plans at Tikal: A Research Strategy for Inferring Social Organization and Processes of Culture Change”, Tikal: Dynasties, Foreigners, & Affairs of State, pp. 253-280, Jeremy A. Sabloff (ed.). Santa Fe: School of American Research. [ Links ]

Behrensmeyer, Anna K. 1978 “Taphonomic and Ecologic Information from Bone Weathering”, Paleobiology, 4(2): 150-162. [ Links ]

Berlin, Heinrich 1991 “Informe sobre trabajos realizados durante la temporada de 1940 en Palenque”, Palenque 1926-1945, pp. 359-382, Roberto García Moll (comp.). México: Instituto Nacional de Antropología e Historia (Antologías, Serie Arqueología). [ Links ]

Bernal, Guillermo 2006 “El trono de K´inich Ahkal Mo’ Nahb’: una inscripción glífica del Templo XXI de Palenque”, tesis de maestría en Estudios Mesoamericanos. México: Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Filológicas, Facultad de Filosofía y Letras. [ Links ]

Blanco, Alicia, Gilberto Pérez, Bernardo Rodríguez, Nawa Sugiyama, Fabiola Torres y Raúl Valadez 2009 “El zoológico de Moctezuma. ¿Mito o realidad?”, AMMVEPE, 20(2): 28-39. [ Links ]

Blom, Frans 1982 Las ruinas de Palenque, Xupá y Finca Encanto [1923]. México: Instituto Nacional de Antropología e Historia . [ Links ]

Burke, Chrissina C., Katie K. Tappan, Gavin B. Wisner, Julie A. Hoggarth y Jaime J. Awe 2020 “To Eat, Discard, or Venerate: Faunal Remains as Proxy for Human Behaviors in Lowland Maya Peri-Abandonment Deposits”, Ancient Mesoamerica, 31: 127-137. DOI: https://doi.org/10.1017/s0956536119000221. [ Links ]

Campiani, Arianna y Atasta Flores 2016 “Trabajos de topografía en el Grupo IV de Palenque”, Informe parcial de actividades, temporada 2016. El Grupo IV de Palenque; un espacio residencial de élite en la antigua ciudad de Lakamha’, pp. 34-56, Rodrigo Liendo (ed.). México: Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, Universidad Nacional Autónoma de México. [ Links ]

Ciudad Ruiz, Andrés, Jesús Adánez Pavón y Ana García Barrios 2020 “Estructura y dinámica de la élite intermedia de la ciudad maya clásica de Palenque: los conjuntos secundarios del Grupo IV (Nº REF.: HAR2016-77170R)”. Informe Final. Madrid: Ministerio de Ciencia e Innovación. [ Links ]

Ciudad Ruiz, Andrés, Carlos Miguel Varela Scherrer y Jesús Adánez Pavón 2020 “Zooarqueología de un basurero doméstico: proteína animal en los patrones de consumo del Grupo IV de Palenque, Chiapas”, Archaeofauna, International Journal of Zooarchaeology, 29: 23-39. DOI: https://doi.org/10.15366/archaeofauna2020.29.002. [ Links ]

Dietler, Michael 2001 “Theorizing the Feast: Rituals of Consumption, Commensal Politics, and Power in African Contexts, Feasts ”, Archaeological and Ethnographic Perspectives on Food, Politics and Power, pp. 65-114, M. Dietler y B. Hayden (eds.). Washington D.C.: Smithsonian Institution Press. [ Links ]

Dietler, Michael y Brian Hayden 2001 “Digesting the Feast: Good to Eat, Good to Drink. Good to Think”, Feasts: Archaeological and Ethnographic Perspectives on Food, Politics, and Power, pp. 1-20, Michael Dietler y Brian Hayden (eds.). Washington D.C.: Smithsonian Institution Press . [ Links ]

Emery, Kitty F. 2004 “In Search of the ‘Maya Diet’: is Regional Comparison Possible in the Maya Area?”, Archaeofauna, International Journal of Zooarchaeology , 13: 37-56. [ Links ]

García Barrios, Ana, Andrés Ciudad Ruiz y Jesús Adánez Pavón En prensa “Modelando el sonido en barro: instrumentos musicales del basurero de un noble del Grupo IV de Palenque”, Materiality, Sense and Meaning in Pre-Columbian Art, María L. Vázquez de Ágredos, Ana García y Megan O’Neil (eds.). Oxford: Archaeopress. [ Links ]

González Cruz, Arnoldo 2011 La reina roja. Una tumba real en Palenque. Madrid: Editorial Turner. [ Links ]

Götz, Christopher M. 2014 “La alimentación de los mayas prehispánicos vista desde la zooarqueología”, Anales de Antropología, 48(1): 167-99. DOI: https://doi.org/10.1016/S0185-1225(14)70494-1. [ Links ]

Greene-Robertson, Merle 1983 The Sculpture of Palenque. The Early Buildings of the Palace. Princeton: Princeton University Press. [ Links ]

Grofe, Michael J. 2007 “The Recipe for Rebirth: Cacao as Fish in the Mythology and Symbolism of the Ancient Maya”, Foundation for the Advancement of Mesoamerican Studies. [ Links ]

Hayden, Brian 2001 “Fabulous Feasts: A Prolegomenon to the Importance of Feasting”, Feasts: Archaeological and Ethnographic Perspectives on Food, Politics, and Power, pp. 23-64, Michael Dietler y Brian Hayden (eds.). Washington, D.C.: Smithsonian Institution. [ Links ]

Hellmuth, Nicholas M. 1987 Monster und Menschen in der Maya-Kunst: eine ikonographie der alten religionen Mexikos und Guatemala. Graz: Imprenta Académica y Editorial. [ Links ]

Hoggarth, Julie A., Christina M. Zweig y May Mzayek 2014 “Preliminary Findings from the 2013 Excavations in the Royal Palace Complex at Baking Pot, Belize”, The Belize Valley Archaeological Reconnaissance Project: A Report of the 2013 Field Season, pp. 160-173, Julie A. Hoggarth y Jaime J. Awe (eds.). Waco: Institute of Archaeology, Baylor University. [ Links ]

Hoggarth, Julie A., Jaime J. Awe, Sarah E. Bednar, Amber López, Ashley McKeown, Sydney Lonaker, Kirsten Greene, Niyolpaqui Moraza-Keeswood, Erin Ray y John Walden 2016 “How it Falls Apart: Identifying Terminal Deposits in Group B to Date the ‘Classic Maya Collapse’ at Baking Pot, Belize”, Th e Belize Valley Archaeological Reconnaissance Project: A Report of the 2015 Field Season, pp. 240-267, Julie A. Hoggarth y Jaime J. Awe (eds.). Waco: Institute of Archaeology, Baylor University. DOI: https://doi.org/10.13140/RG.2.2.21430.50245. [ Links ]

Izquierdo, Ana Luisa y Guillermo Bernal 2011 “Los gobiernos heterárquicos de las capitales mayas del Clásico. El caso de Palenque”, El despliegue del poder entre los mayas: nuevos estudios sobre la organización política maya, pp. 151-192, Ana Luisa Izquierdo (ed.). México: Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Filológicas, Centro de Estudios Mayas. [ Links ]

Jiménez, Nayeli G. 2017 “Ictioarqueología del Mundo Maya: evaluando la pesca prehispánica (250-1450 d.C.) de las Tierras Bajas del Norte”, tesis de doctorado en Biología y Ciencias de la Alimentación. Madrid: Universidad Autónoma de Madrid. [ Links ]

Johnson, Lisa M. 2018a “Siguiendo los rastros de los depósitos rituales: esbozo de un marco arqueológico para el estudio de las prácticas rituales en Palenque”, Estudios de Cultura Maya, LII: 51-76. DOI: https://doi.org/10.19130/iifl.ecm.2018.52.932. [ Links ]

Johnson, Lisa M. 2018b “Tracing the Ritual ‘Event’ at the Classic Maya City of Palenque, Mexico”, tesis de doctorado en Filosofía. Berkeley: University of California. [ Links ]

Kerr, Justin 2000 “A Fishy Story”, Maya Vase Database, <http://www.mayavase.com/fishy.html> [consultado el 10 de agosto de 2020]. [ Links ]

LeCount, Lisa J. 1996 “Pottery and Power: Feasting, Gifting and Displaying Wealth among the Late and Terminal Classic Lowland Maya”, tesis de doctorado en Antropología. Los Ángeles: University of California. [ Links ]

LeCount, Lisa J. 1999 “Polychrome Pottery and Political Strategies in Late and Terminal Classic Lowland Maya Society”, Latin American Antiquity, 10(3): 239-258. DOI: https://doi.org/10.2307/972029. [ Links ]

LeCount, Lisa J. 2001 “Like Water for Chocolate: Feasting and Political Ritual among the Late Classic Maya at Xunantunich, Belize”, American Anthropologist, 103: 935-953. [ Links ]

Liendo, Rodrigo (ed.) 2016 El Grupo IV de Palenque: un espacio residencial de élite en la antigua ciudad de Lakamha’. Informe parcial de actividades, temporada 2016. México: Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, Universidad Nacional Autónoma de México. [ Links ]

Liendo, Rodrigo (ed.) 2020 Informe de las temporadas 2017-2018 en el Grupo IV de Palenque. México: Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Antropológicas. [ Links ]

López Bravo, Roberto 1995 “El Grupo B de Palenque, Chiapas. Una unidad habitacional maya del Clásico Tardío”, tesis de licenciatura en Arqueología. México: Escuela Nacional de Antropología e Historia. [ Links ]

López Bravo, Roberto 2004 “State and Domestic Cult in Palenque Censer Stands”, Courtly Art of the Ancient Maya, pp. 256-258, Mary E. Miller y Simon Martin (eds.). San Francisco: Thames and Hudson, Fine Arts Museums of San Francisco. [ Links ]

López Bravo, Roberto 2013 “State Interventionism in the Late Classic Maya Palenque Polity: Household and Community Archaeology at El Lacandón”, tesis de doctorado en Filosofía. Pittsburgh: University of Pittsburgh, Faculty of the Kenneth P. Dietrich School of Arts and Sciences. [ Links ]

López Bravo, Roberto, Javier López Mejía y Benito J. Venegas Durán 2003 “Entre Motiepa y el Picota: la primera temporada del Proyecto Crecimiento Urbano de la antigua ciudad de Palenque”, Lakamha’, 9: 10-15. [ Links ]

López Bravo, Roberto, Javier López Mejía y Benito J. Venegas Durán 2004 “Del Motiepa al Murciélagos: la segunda temporada del Proyecto Crecimiento Urbano de la antigua ciudad de Palenque”, Lakamha´, 13: 8-12. [ Links ]

Lucero, Lisa 2008 “Water Control and Maya Politics in the Southern Maya Lowlands”,Archaeological Papers of the American Anthropological Association, 9(1): 35-49. DOI: https://doi.org/10.1525/ap3a.1999.9.1.35. [ Links ]

Marken, Damien B. 2002 “L’Architecture de Palenque: Les Temples”, tesis de maestría en Estudios Mesoamericanos. Paris: Université de Paris I, La Sorbonne. [ Links ]

Marken, Damien B. y Arnoldo González 2007 “Elite Residential Compounds at Late Classic Palenque”, Palenque. Recent Investigations at the Classic Maya Center, pp. 135-160, Damien Marken (ed.). Plymouth: Altamira Press. [ Links ]

Márquez Couturier, Gabriel, César Jesús Vázquez Navarrete, Wilfrido M. Contreras Sánchez y Carlos Alfonso Álvarez González 2015 Acuicultura tropical sustentable. Una estrategia para la producción y conservación del pejelagarto (Atractosteus tropicus) en Tabasco, México. Villahermosa: Universidad Juárez Autónoma de Tabasco (Colección José N. Rovirosa. Biodivesidad, desarrollo sustentable y trópico húmedo). [ Links ]

Martin, Simon y Nikolai Grube 2002 Crónica de los reyes y reinas mayas. Barcelona: Editorial Crítica. [ Links ]

Miller, Robert Rush, Wendell L. Minckley y Steven Mark Norris 2009 Peces dulceacuícolas de México. México: Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad, Sociedad Ictiológica Mexicana A.C., El Colegio de la Frontera Sur, Consejo de los Peces del Desierto. [ Links ]

Mock, Shirley B. 1998 The Sowing and the Dawning. Albuquerque: University of New Mexico Press. [ Links ]

Montero, Coral 2011 “From Ritual to Refuse: Faunal Exploitation by the Elite of Chinikiha, Chiapas, During the Late Classic Period”, tesis de doctorado en Antropología. Melbourne: La Trobe University. [ Links ]

Navarro-Farr, Olivia C. 2009 “Ritual, Process, and Continuity in the Late to Terminal Classic Transition: Investigations at Structure M13-1 in the Ancient Maya Site of El Peru Waka’, Peten, Guatemala”, tesis de doctorado en Antropología. Dallas: Southern Methodist University, Department of Anthropology. [ Links ]

Navarro-Farr, Olivia C. 2016 “Dynamic Transitions at El Peru-Waka: Late Terminal Classic Ritual and Repurposing of a Monumental Shrine”, Ritual, Violence, and the Fall of the Classic Maya Kings, pp. 243-269, Gyles Iannone, Brett A. Houk y Sonja A. Schwake (eds.). Gainesville: University Press of Florida. [ Links ]

Navarro-Farr, Olivia C. y Ana Lucía Arroyave Prera 2014 “A Cumulative Palimpsest Effect: The Multilayered Meanings of Late-to-Terminal Classic Era, above-Floor Deposits at Structure M13-L”, Archaeology at El Peru-Waka’ Ancient Maya Performances of Ritual, Memory, and Power, pp. 34-52, Olivia C. Navarro-Farr y Michelle Rich (eds.). Tucson: University of Arizona Press. [ Links ]

Orozco, Alma y Stephen R. Gliessman 1979 “El ciclo marceño en las regiones inundables de Tabasco, México”, manuscrito en la Biblioteca H. Cárdenas, Tabasco. Villahermosa: Colegio Superior de Agricultura Tropical. [ Links ]

Peraza Villarreal, Humberto, Alejandro Casas, Roberto Lindig Cisneros y Alma Orozco Segovia 2019 “The Marceño Agroecosystem: Traditional Maize Production and Wetland Management in Tabasco, Mexico”, Sustainability, 11(7): 1978. DOI: https://doi.org/10.3390/su11071978. [ Links ]

Rands, Barbara C. y Robert L. Rands 1961 “Excavations in a Cemetery at Palenque”, Estudios de Cultura Maya, I: 87-106. DOI: https://doi.org/10.19130/iifl.ecm.1961.1.199. [ Links ]

Rands, Robert. L. y Ronald L. Bishop 1980 “Resource Procurement Zones and Patterns of Ceramic Exchange in the Palenque Region, Mexico”, Models and Methods in Regional Exchange, pp. 47-66, Robert E. Fry (ed.). Washington, D.C.: Society for American Archaeology (Papers, 1). [ Links ]

Rice, Prudence M. 1987 Pottery Analysis: A Source Book. Chicago: University of Chicago Press. [ Links ]

Rosenswig, Robert M. 2007 “Beyond Identifying Elites: Feasting as a Means to Understand Early Middle Formative Society on the Pacific Coast of Mexico”, Journal of Anthropological Archaeology, 26: 1-27. DOI: https://doi.org/10.1016/j.jaa.2006.02.002. [ Links ]

Ruz, Alberto 1952 “Exploraciones arqueológicas en Palenque (1949)”, Anales del Instituto Nacional de Antropología e Historia, IV(32): 49-60. [ Links ]

Ruz, Alberto 1968 Costumbres funerarias de los antiguos mayas. México: Universidad Nacional Autónoma de México. [ Links ]

San Román, María Elena 2007 “La cerámica de Palenque: buscando una metodología para su estudio y clasificación”. Documento electrónico, <http://www.famsi.org/reports/03097es/03097esSanRoman01.pdf> [consultado el 8 de junio de 2020]. [ Links ]

Schele, Linda 1986 “Architectural Development and Political History at Palenque”, City-States of the Maya: Art and Architecture, pp. 110-137, Elizabeth P. Benson (ed.). Maya Denver 1986 Conference. Denver: Rocky Mountain Institute for PreColumbian Studies. [ Links ]

Scherer, Andrew K. 2015 Mortuary Landscapes of the Classic Maya: Rituals of Body and Soul. Austin: University of Texas Press. [ Links ]

Sharpe, Ashley E., Kitty F. Emery, Takeshi Inomata, Daniela Triadan, George D. Kamenov y John Krigbaum 2018 “Earliest Isotopic Evidence in the Maya Region for Animal Management and Long-Distance Trade at the Site of Ceibal, Guatemala”, Proceedings of the National Academy of Sciences, 115(14): 3605-3610. DOI: https://doi.org/10.1073/pnas.1713880115. [ Links ]

Shelton, Rebecca L. 2008 “A Contextual Analysis of a Preclassic Problematic Deposit at Blackman Eddy, Belize”, tesis de maestría en Antropología. Arlington: University of Texas at Arlington, Department of Anthropology. [ Links ]

Somerville, Andrew D., Nawa Sugiyama , Linda R. Manzanilla, Margaret J. Schoeninger y David Caramelli 2016 “Animal Management at the Ancient Metropolis of Teotihuacan, Mexico: Stable Isotope Analysis of Leporid (Cottontail and Jackrabbit) Bone Mineral”, PLOS ONE, 11(8): 1-21. DOI: https://doi.org/10.1371/journal.pone.0159982. [ Links ]

Stanton, Travis W., M. Kathryn Brown y Jonathan B. Pagliaro 2008 “Garbage of the Gods? Squatters, Refuse Disposal, and Termination Rituals among the Ancient Maya”, Latin American Antiquity, 19: 227-247. DOI: https://doi.org/10.1017/S1045663500007938. [ Links ]

Stuart, David 1998 “‘The Fire Enters his House’: Architecture and Ritual in Classic Maya Texts”, Function and Meaning in Classic Maya Architecture, pp. 373-425, Stephen D. Houston (ed.). Washington, D.C.: Dumbarton Oaks. [ Links ]

Stuart, David y George Stuart 2008 Palenque. Eternal City of the Maya. Londres: Thames and Hudson. [ Links ]

Tsukamoto, Kenichiro 2017 “Reverential Abandonment: A Termination Ritual at the Ancient Maya Polity of El Palmar”, Antiquity, 91: 1630-1646. DOI: https://doi.org/10.15184/aqy.2017.143. [ Links ]

Varela, Carlos M. 2021 “La vida cotidiana en un conjunto residencial de élite durante el Clásico Tardío: análisis de los materiales zooarqueológicos recuperados en el Grupo IV de Palenque, Chiapas”, tesis de doctorado en Estudios Mesoamericanos. México: Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Filológicas, Facultad de Filosofía y Letras. [ Links ]

Varela, Carlos M. y Rodrigo Liendo 2021 “Aprovechamiento del paisaje y manejo de fauna en Palenque, Chiapas”, Ancient Mesoamerica , Vol. 32, no. 1. DOI: https://doi.org/10.1017/S095653612100002X. [ Links ]

Vogt, Evon Z. 1979 Ofrendas para los dioses: análisis simbólico de rituales zinacantecos. México: Fondo de Cultura Económica. [ Links ]

Wald, Robert 1997 “The Politics of Art and History at Palenque: Interplay of Text and Iconography on the Tablet of the Slaves”, Texas Notes on Precolumbian Art, Writing, and Culture, 80. Austin: University of Texas at Austin, Art Department. [ Links ]

Zender, Marc W. 2004 “A Study of Classic Maya Priesthood”, tesis de doctorado en Filosofía. Calgary: University of Calgary, Department of Archaeology. [ Links ]

Zúñiga, Belem 2000 Identificación y análisis de restos animales recuperados en las excavaciones efectuadas en Palenque, Chiapas, 1991-1994. Proyecto Arqueológico Palenque, Manuscrito en los archivos del INAH, México. [ Links ]

1Esta investigación ha sido realizada en el marco del Proyecto “Estructura y dinámica de las élites intermedias de la ciudad maya Clásica de Palenque: los conjuntos secundarios en el Grupo IV” (HAR2016-77170-R), y en colaboración con el Proyecto Regional Palenque dirigido por Rodrigo Liendo de la Universidad Nacional Autónoma de México.

2Alfonso Lacadena, comunicación personal, 2018.

3La Estructura J3 fue excavada de manera sucesiva en los años 2016, 2017 y 2018, en cuyos trabajos intervinieron Jesús Adánez, Ana García, Alonso de Rojas, Carlos Varela y Andrés Ciudad.

4Coincide este dato con el hecho de que la mayor parte de la fauna rescatada en las Operaciones 412-F1 y 428-C3 vive en las llanuras del Usumacinta. Estas circunstancias, y otras muchas más que no analizamos en esta ocasión, explican la fuerte identidad de los palencanos con el paisaje pantanoso.

5En Metzabok, Chiapas, dentro de la Selva Lacandona, existe una especie de pino tropical (Pinus maximinoi) que crece desde los 600 msnm; es probable que esta especie se transportara hacia las tierras bajas por el río Usumacinta (Felipe Trabanino, comunicación personal, 2017).

6Véase Rosenswig (2007) y Rice (1987: 223) para una opinión matizada acerca del empleo de esta técnica.

7A esta muestra habría que sumar otra de 20 fragmentos hallados entre los materiales extraídos en el cuarto interior de la Estructura J3, y que podrían haber intervenido en la celebración llevada a cabo en el marco de los actos realizados en el depósito ritual.

8López Bravo (2013: Tabla 2) ha relacionado el porcentaje de formas cerámicas destinadas a la preparación de alimentos —ollas y cuencos de cocción—, y aquellas utilizadas para servirlos —cuencos, platos y vasos—, y ha observado las diferencias de su presencia en casas de élite y comunes, y el porcentaje de los repertorios decorados en ambos ambientes.

9Este peso se ha calculado al combinar los datos del Cuadro 2 con estimaciones medias del peso de cada tenguayaca (1 kg) y cada castarrica (0.5 kg).

10David Stuart (1998: 402-403) observa el estrecho vínculo entre el fuego, el incienso y el ritual arquitectónico. Además, señala que “las inscripciones y el arte del período Clásico están repletos de registros de quema ceremonial y que éstos están, no es de extrañar, íntimamente ligados a los ritos de sacrificio y otras ceremonias asociadas con la dedicación”.

Recibido: 21 de Septiembre de 2020; Aprobado: 16 de Noviembre de 2020

Andrés Ciudad Ruiz. Español. Doctor en Historia por la Universidad Complutense de Madrid, es catedrático del Departamento de Historia de América y Medieval y Ciencias Historiográficas de la Facultad de Geografía e Historia en la Universidad Complutense de Madrid y miembro del Consejo Editorial de la revista Estudios de Cultura Maya. Es especialista en arqueología maya y actualmente desarrolla el proyecto “Estructura y dinámica de las élites intermedias de la ciudad maya clásica de Palenque: los conjuntos secundarios en el Grupo IV”. Entre sus publicaciones recientes pueden mencionarse: “La identificación de unidades sociales y administrativas en el seno de la ciudad maya clásica a través de sus sedes”, “La carga de la miseria: tiempos de crisis según los relatos históricos, proféticos y literarios mayas” y “Zooarqueología de un basurero doméstico: proteína animal en los patrones de consumo del Grupo IV de Palenque, Chiapas”, todas en coautoría. andresci@ucm.es a.ciudadruiz@gmail.com

Andrés Ciudad Ruiz. Spanish. D. in History from the Universidad Complutense Madrid, he is a professor in the Department of American and Medieval History and Historiographic Sciences of the Faculty of Geography and History at the Universidad Complutense de Madrid and a member of the Editorial Board of the journal Estudios de Cultura Maya. He is a specialist in Maya archaeology and is currently developing the project “Estructura y dinámica de las élites intermedias de la ciudad maya clásica de Palenque: los conjuntos secundarios en el Grupo IV”. Among his recent publications are: “La identificación de unidades sociales y administrativas en el seno de la ciudad maya clásica a través de sus sedes”, “La carga de la miseria: tiempos de crisis según los relatos históricos, proféticos y literarios mayas” and “Zooarqueología de un basurero doméstico: proteína animal en los patrones de consumo del Grupo IV de Palenque, Chiapas””, all co-authored. andresci@ucm.es a.ciudadruiz@gmail.com

Carlos Miguel Varela Scherrer. Mexicano. Maestro y doctor en el Programa de Posgrado en Estudios Mesoamericanos de la Universidad Nacional Autónoma de México. Su especialidad es el estudio de la fauna arqueológica y participa actualmente en el “Proyecto Regional Palenque” del Instituto de Investigaciones Antropológicas, UNAM . Entre sus publicaciones recientes se encuentran “La zooarqueología en Chiapas: una mirada desde la región de Palenque durante el Clásico Tardío”, “¡Tamales para todos! El consumo del venado y perro doméstico en los banquetes de Chinikihá” y “Zooarqueología de un basurero doméstico: proteína animal en los patrones de consumo del Grupo IV de Palenque, Chiapas”, las dos últimas en coautoría. mgvaresa@hotmail.com

Carlos Miguel Varela Scherrer. Mexican. Master and Doctor in the Programa de Posgrado en Estudios Mesoamericanos for the Universidad Nacional Autónoma de México. His specialty is the study of archaeological fauna and currently participates in the “Proyecto Regional Palenque” of the Instituto de Investigaciones Antropológicas, UNAM. Among his recent publications are “La zooarqueología en Chiapas: una mirada desde la región de Palenque durante el Clásico Tardío”, “¡Tamales para todos! El consumo del venado y perro doméstico en los banquetes de Chinikihá” and “Zooarqueología de un basurero doméstico: proteína animal en los patrones de consumo del Grupo IV de Palenque, Chiapas”, the last two in co-authorship. mgvaresa@hotmail.com

Creative Commons License Este es un artículo publicado en acceso abierto bajo una licencia Creative Commons