A pesar de que los h-meno’ob mayas, o “hacedores”,2 son bien conocidos y existen numerosos trabajos antropológicos al respecto,3 hay sin embargo muy pocos estudios sobre las x-meno’ob, o “hacedoras”,4 que generalmente han sido ignoradas e incluso negada su existencia por parte de algunos investigadores. Veremos más adelante algunas razones de esa situación.
En este trabajo, consideraremos tres metas principales:
Dar a conocer la cosmovisión singular de una x-men maya de la zona occidental de la península de Yucatán, de Calkiní, Campeche, refiriendo cómo adquiere y transmite sus conocimientos.
Aportar elementos complementarios sobre el saber de los meno’ob (tanto hombres como mujeres) de la península y empezar a llenar la brecha acerca del conocimiento de las actividades de las x-meno’ob en la región.
Profundizar en la noción, central para el pensamiento maya, del concepto de ik’, traducido al español como “aire” o “viento”, y que tiene también el significado de “antepasado mítico”.
Empezaremos con una narración de María Candelaria Pech Witz que relaciona un nombre antiguo del sol con una visión contemporánea. Tal narración, muy original, muestra la profundidad y la peculiaridad de esta x-men.
Encuentro con el Sol5
En su búsqueda del conocimiento, doña Candy decidió ir al encuentro del sol.
Yo quería ver que hay más en el infinito.
Antes de lanzarse en esa aventura, avisó a su esposo:
Cuando escuchas que ya no te hablo, me hablas, porque en caso que yo me quede por ahí, háblame.
Está bueno.
Candy se fue entonces hacia un viaje mítico al encuentro con el Sol, pero conservó el contacto con el mundo real describiendo su recorrido. Me dice Candy:
[El Sol] es como un aluxito6… ¿has visto los enanos? Bonitos, son gordos sus pies… así es el señor Sol.
El lugar en el cual se encuentra el Sol es parecido al monte, pero no hay cielo. El Sol sigue su camino, derecho, sin descansar. Lo describe a su esposo:
Sus piernas, sus pantorrillas. Todo, pero una preciosidad de cuerpo ese señor. Pero era un solo ojo lo que tenía.
Lo toma entonces por la mano y le pide:
Señor, señor… préstame tu ojo…
La vivencia mítica de Candy puede referirse a la concepción maya del Sol tuerto, kolop u wich k’in, “Sol de ojo herido” u “Ojo arrancado”, como se le llama en el Libro de los Bakabes,7 escrito en la misma región:
Chak ahau Gran soberano de lluvia
Kolop u wich k’in Sol tuerto
Tan yol kaan En el corazón del cielo.8
Después de tres llamadas, le contesta el Sol:
Vuelve a tu cuerpo ya te alejaste.
En este momento del relato, se puede pensar que doña Candy ya no está en contacto con su marido y el mundo real. Candy entra totalmente en el país del Sol, pero éste le avisa que todavía es tiempo de retornar.
Pero Candy no le escucha:
Quiero saber que es ese ojo que tú tienes. Quiero ver también lo que tú ves, lo que yo no puedo ver. Yo lo que quiero que tú me des ese ojo para que yo puedo ver todo, todo lo que sucede en el mundo.
Viendo esa terquedad, el Sol se ríe.
Cuando me hizo esa sonrisa, fue cuando le dije:
Me contesta:
Con esa palabra, el Sol le revela que él es el hijo de Dios, una de las formas de Jesús Cristo.
El Sol, otra vez, revela su naturaleza divina: un dios o un santo no puede cagar. Porque un santo que caga revela su naturaleza humana, es lo que sucedió a Anás, el falso santo que quería comer gratis aprovechando las ofrendas de los fieles.9
El Sol le hizo un signo con la mano y le dijo:
Y también le dijo estas palabras:
Cuando Candy regresa a su casa, pasa por el hueco por el cual había entrado10 y se comunica de nuevo con su esposo. Éste la mira, asustado:
El Sol finalmente accedió a la súplica de Candy y le prestó su ojo.
Del mismo modo que el ciego tiene, para “ver”, otro par de ojos, el ojo único del Sol ve lo invisible. Ese ojo único es el ojo de la adivinación, un sastun,11 ¡una piedra translúcida natural! Permite ver las cosas escondidas en el infinito. El que lo posee se vuelve un sol, un ah k’in ‒traducción literal de “un sol” ‒ como todavía se le llama a los antiguos meno’ob, o mejor dicho, ya que Candy es una mujer, una ix k’in, maestra del tiempo y adivinadora. Nos descubre uno de los secretos de la ix k’in,12 haciendo alianza con el Sol, éste le ofrece su único ojo. ¿Es esa alianza un antiguo secreto o más bien fue inventada por Candy?
María Candelaria Pech Witz, x-men de Calkiní
Yo soy María Candelaria Pech Witz.
Yo, este poder que tengo lo tengo desde niña.
Desde que yo nací, tenía yo este poder
porque mi mamá también fue curandera […].
Yo este poder lo tengo,
gracias a los aluxitos, tengo esta energía.
Y ellos son los que me da el poder para curar,
para ayudar a la gente.
María Candelaria Pech Witz, doña Candy, es una x-men excepcional si la comparo con las decenas de meno’ob que he conocido desde que empecé a viajar a Yucatán, en 1976. Vive en la pequeña ciudad de Calkiní, que tiene una población aproximada de 15, 000 habitantes y es cabecera del municipio del mismo nombre. Como se encuentra ubicada en medio de la carretera que va de Mérida a Campeche, Calkiní tiene relaciones con ambas ciudades. Las poblaciones que la rodean son por una parte pueblos tradicionales donde se habla maya yucateco y en los cuales la población campesina es importante, y por otra, pueblos y pequeñas ciudades donde en su gran mayoría se habla castellano y en los cuales la proporción de capas medias (maestros, funcionarios) es considerable.
Doña Candy tiene ciertas concepciones y técnicas que probablemente sólo le pertenecen a ella, porque gran parte de sus conocimientos los ha adquirido mediante sus contactos e intercambios con los "aires". Doña Candy trabajó primero ayudando a su mamá, pero después hizo estudios de enfermería y trabajó 17 años como enfermera; durante ese tiempo dejó de curar con su mamá. Después, paró de trabajar para criar a sus hijos, pero no escapó a su destino:
El aire ya me molestaba, diario venía y me decía: cuándo vas a empezar, cuándo vas a empezar… tienes qué hacer. Entonces tenía que convencer a mi esposo…
Curar es una vocación, una obligación a la cual si uno se sustrae corre el riesgo de enfermarse. Es la aceptación de su destino que permite a Candy acabar con sus sufrimientos. Por fin lo decidió y empezó a trabajar, hace unos 20 años, como curandera, es decir, por el año de 1998.
Empezó a curar con yerbas, bajo la dirección de uno de sus maestros aluxes, pero luego abandonó, porque, según ella, tenía mejores opciones; hoy, como otros de sus colegas, cura sin medicamentos, con la energía de sus manos y la ayuda de los "aires", sus “jefes”. Otra característica de doña Candy es la importancia de su enseñanza: le gusta mucho transmitir y tiene muchos alumnos. Pertenece a la tradición del poniente y trabaja, como los meno’ob de la zona, con el halal13 o “carrizo” y las agujas de raya, kix bak. También utiliza la acupuntura maya -así la llama aun cuando se expresa en maya- que es bien conocida bajo el nombre de tok y hup, y que es una práctica generalizada en toda la península yucateca (García, Sierra y Balam, 1996: 147-166).14 Como técnica de adivinación, utiliza el sastun y la lectura a la luz de la vela, apoyándose sobre el poder transmitido por los aires, adivinar sólo es, para Candy, un modo de comunicarse con los aires, de seguir sus avisos y consejos.
No solamente, como lo vamos a ver, doña Candy tiene capacidades comparables a sus colegas masculinos, sino que incluso a veces los llega a encabezar. Además, tiene conocimientos y una concepción del mundo muy originales, en particular en sus relaciones con el otro mundo, “el mundo de los aires”:
… a las 12 de la noche estoy acá platicando con mis jefes. Terminando a las dos de la mañana.
En varios aspectos, la enseñanza de doña Candy trae una luz nueva sobre lo que observó Michel Boccara al lado de decenas de meno’ob,15 durante poco más de 40 años. Nos trae también una nueva prueba de la capacidad de los meno’ob para improvisar e innovar. Es además posible que parte de esas innovaciones corresponda a particularidades regionales, ya que encontramos menos meno’ob en la región poniente que para las demás zonas de Yucatán. Sin embargo, pensamos que un buen número de esas peculiaridades son propias a la personalidad de María Candelaria Pech Witz.
Metodología de trabajo
La metodología de este trabajo es transdisciplinaria. Participa de la antropología psicoanalítica pero también de la antropología visual, ya que la filmación de película es una de las herramientas principales de la investigación y permite incluir a los llamados “informadores” como investigadores de tiempo completo, aún si su lenguaje es diferente de lo académico. Se apoya primeramente sobre una ética rigurosa que vamos a resumir brevemente. Conocer la realidad de una sociedad, es convertirse en miembro de la comunidad, conservando su identidad que entonces se vuelve múltiple. Tenemos que compartir por un largo tiempo la vida de una comunidad, sin olvidarnos de tener relaciones con comunidades vecinas. Es a este precio que es posible adquirir un conocimiento profundo de la sociedad. Michel Boccara empezó a trabajar con (y no “sobre” como se dice o se hace con frecuencia) los mayas yucatecos, en Tabi (Sotuta) en 1976, y María Candelaria Pech Witz reside en Calkiní desde su nacimiento. Los dos somos miembros y ancianos de nuestra comunidad, estamos organizando actividades rituales, participamos a las actividades políticas y económicas con nuestros hijos.
Tanto Michel Boccara como María Candelaria Pech Witz visitaron muchas otras comunidades. En el caso de Boccara, aparte del pueblo de Tabi, reside también con regularidad en otras localidades: Tunben Kuxtal, barrio de Cancún, Quintana Roo, desde 1986; Nunkiní, Campeche, desde 1991, e hizo varias estancias en comunidades como Xocén (Yucatán, región oriental), Peto y Tekax (Yucatán, región sur), Yaxcabá y Sotuta (Yucatán, región centro). Un recorrido, en 2005, con la participación de la Secretaría de Educación Pública, en ocasión de la publicación de la edición maya-español de la enciclopedia de la mitología maya yucateca (Boccara, 2006), le permitió conocer 60 comunidades, situadas en todas las regiones de la península y completar así su conocimiento de la cultura yucateca. Durante todos esos años, pudo encontrarse con muchos meno’ob y presentará, en una película de cinco horas (Boccara, en edición), una síntesis de tales encuentros. Varios de sus artículos, películas y libros relatan las actividades y concepciones de los meno’ob (por ejemplo, Boccara, 1989, 1997a, 2003, 2011, 2017a; documentales 2008a, b, c).
El enfoque psicoanalítico es esencial en este contexto porque permite no considerar como “supersticiones” las visiones y las concepciones de los meno’ob, sino como “realidades psíquicas”, lo que se vuelve todavía más importante ya que una x-men es coautora del presente artículo. Esas realidades psíquicas son tan importantes como las realidades físicas.16 Precisaremos en la conclusión de este trabajo cómo la noción de realidad psíquica permite entender la noción de ik’ o “aire” en términos aceptables científicamente.
La noción de aire o viento, ik’
La mayoría de los mayistas, es decir los investigadores de la cultura maya, emplean la noción de dios como si fuera una evidencia.17 Se habla del dios de la lluvia o Chak, del dios del viento o Ik’, pero chak e ik’ son los nombres de los fenómenos naturales de la lluvia y el viento. También corresponden, no a dioses, sino a antepasados míticos que poblaban el mundo al momento de su creación.18 Hoy en día, la palabra ik’ es generalmente traducida al español como “aire” -como lo traduce doña Candy-, y con más frecuencia como “viento”, y hemos propuesto traducirla al francés como vencêtre y al español como “viantepasado”. Tal neologismo puede expresar el doble significado de ik’, “viento” y “antepasado mítico”. Ik’ se puede traducir también como “energía vital” o “energía vital cósmica”, ya que todo ser vivo -y para los mayas todos los seres son potencialmente vivos- está lleno de ik’. Correspondería también a la noción china de qui o chi; mencionamos estas equivalencias con la cultura china porque las prácticas y concepciones de Candy sobre la acupuntura están relacionadas con las prácticas y concepciones chinas, como ya Hernán García y colaboradores lo habían notado para otros curanderos campechanos (García, Sierra y Balam, 1996: 147-171).
Cuando doña Candy habla de los "aires" se refiere generalmente a las "personas aires" con las cuales ella trabaja. Varias de esas personas se encuentran sobre la mesa, o altar, frente al cual hace sus curaciones. Ella emplea también la noción de alux como sinónimo de aire. Para entender mejor las concepciones y las practicas de doña Candy, es preciso exponer brevemente los nombres y las funciones del médico maya, es decir, la persona que trabaja con los aires.
El término men, nombres y funciones del médico maya
Si curar, tsak, es una de las funciones principales del que trabaja con los aires, no es la única. También predice, reza, cocina, analiza el tiempo, cuida el monte… Los nombres, tanto españoles como mayas, de ese practicante son también diversos y multifuncionales. Hay términos generales (men, h-men y x-men, way, ah k’in) y específicos (ah/ix tsak, ah/ix pul yah, chilam, espiritista, partera), tanto despreciativos (way, pul yax) como valorizados (sacerdote maya, médico tradicional).
En español, el término de curandero es el más conocido, aún si se refiere a la función de curar. Notemos sin embargo que el campo semántico de curar/tsak en el pensamiento maya es más extenso que en el pensamiento europeo, también se puede curar un terreno, por ejemplo. En maya yucateco, el término men es el más común, pero no es el equivalente de “curandero”.
Aunque h-men/x-men se traduce generalmente como yerbatero, tampoco podemos considerar “yerbatero” y “curandero” como sinónimos, ya que muchos curanderos no curan con yerbas. Este es el caso, precisamente, de doña Candy. El primer texto -según mi conocimiento- en el cual encontramos el término de h-men con el significado de médico es un manuscrito colonial fechado aproximadamente para el siglo XVIII (Dzul, 1987). En los diccionarios coloniales, aparece desde finales del siglo XVI, pero con el significado general de “maestro o artífice de cualquier dote u oficio” (Barrera, 1980: 520). Hoy en día es a la vez un médico, un agrónomo, un cocinero y un sacerdote.
¿Cómo podemos, entonces, calificar a doña Candy? Ella, más bien, se denomina curandera, pero su trabajo va más allá de simplemente curar, aún si es su función principal. Si caracterizamos su técnica, es a la vez acupunturista -como ella misma se define-, partera y adivina: al principio de cada tratamiento, saca la suerte. En maya, no rechaza el término de x-men, incluso lo puede utilizar, pero no se define espontáneamente así. Decidimos calificarla entonces como x-men ya que es una curandera maya que habla con los vientos y que hace las ceremonias para la milpa. También men tiene el significado de “hacer” y nos parece una definición adecuada para el conjunto de sus funciones, incluso la importancia de la palabra, ya que para una x-men, “decir es hacer” (Austin, 1970).
X-meno’ob y h-meno’ob
Hemos oído con frecuencia hablar de las x-meno’ob y de su poder. Nuestro amigo Juan Cob, h-men de Yaxcabá, tuvo varias x-meno’ob como maestras. Además, en las raras publicaciones que les son dedicadas, en ningún momento tenemos la impresión de que tienen menos poder que sus colegas masculinos.
En conjunto con la ceguera de los antropólogos, que en su mayoría son hombres, queremos proponer tres razones posibles en lo que concierne a la subestimación de la presencia de las x-meno’ob:
La primera y la más antigua fue el exterminio de las antiguas curanderas y sacerdotisas mayas por parte de la Inquisición, como continuidad de la matanza de las “brujas” europeas que empezó en el siglo XIV (Federici, 2014). Bernardo Caamal Itzá, agrónomo y periodista yucateco, me relató que su abuela le habló de la matanza de las “brujas” mayas que dejó muy pocas huellas en los documentos escritos, mientras que tenemos muchos documentos relatando suicidios o matanzas de ah k’ino’ob, el equivalente prehispánico de los h-meno’ob.19
Las x-meno’ob, salvo algunas excepciones, y doña Candy es parte de esas excepciones, están ausentes de las ceremonias agrícolas como el cha’chak (ceremonia de la lluvia), el hanlikol (comida de la milpa) o el maatan k’ol (ofrecimiento del k’ol).20 Se dice además que una mujer no puede acercarse a un lugar donde hay ik’ (viento o aire) porque su sangre es más débil… o más fuerte.21 Así, se reserva el nombre de men a las personas que tienen contacto con los aires, si una mujer no puede acercarse a un aire, no podría ser una x-men.
La división bastante estricta entre hombres y mujeres implica que los hombres no tienen, generalmente, acceso a los rituales femeninos y que las x-meno’ob pueden ser desconfiadas con los investigadores hombres. Para dar un ejemplo personal, hace unos 20 años, una x-men de Yaxcabá no quiso concedernos una entrevista. El hecho que la gran mayoría de los investigadores sean hombres puede, entonces, explicar esa subestimación.
Sin embargo, los pocos relatos que hemos podido leer o escuchar sobre el lugar de las x-meno’ob en los rituales y la sociedad, indican que es posible asistir a sus trabajos. Bastaba con insistir y tener un poco de suerte. Jacob Grinberg-Zylberbaum,22 un psicólogo de la Universidad Nacional Autónoma de México, dedicó dos capítulos de su monumental investigación sobre los chamanes de México a dos mujeres yucatecas, doña María y doña Sara, y su lectura es apasionante. Vamos a detallar un poco el capítulo dedicado a doña María, de Mérida. Ella afirma que don Mateo May le ha enseñado a manejar lo que ella llama apertura de su cerebro; “El cerebro abierto es hereditario […], implica ser capaz de recibir el espíritu desencarnado de un maestro o protector y permitir que este espíritu utilice el cuerpo de aquel que tiene el cerebro abierto para operar a través de este” (Grinberg-Zylberbaum, 1989: 139). Lo que describe corresponde al trabajo de lo que nuestros amigos llaman “espiritista”. María conoció a su protector todavía vivo, éste fue su curandero y le dijo: “Vamos a cerrar provisionalmente su cerebro, será mi materia con el tiempo” (Grinberg-Zylberbaum, 1989: 148). El protector de esa x-men curaba con plantas, pero también con medicamentos farmacéuticos (Grinberg-Zylberbaum, 1989: 140). Como Candy, María trabaja también con el espino de raya que llama x-tun.23
Si ahora abarcamos los antepasados míticos, vientos o aires como los llaman doña Candy y también doña María (Grinberg-Zylberbaum, 1989: 144), son con frecuencia masculinos y femeninos. Existen mujeres Chak o madres Lluvia. Un documento del siglo XIX, escrito en Yaxcabá, menciona a una de ellas asociada al sur, uno de los puntos cardinales relacionados con la fertilidad, y nos da su nombre: Ix Kan Le Ox, Señora Amarilla Hoja de Ramón (Brosimum alicastrum), también identificada con María Magdalena (Granado, 1845: 170).
Los balames, guardianes jaguares, son también masculinos y femeninos como los aluxes, y las unas y las otras tienen además la reputación de ser más poderosas que sus equivalentes masculinos. La terrible X-tabay tiene también su equivalente masculino Ah Tabay. Finalmente, según algunas tradiciones, el mundo fue creado por una mujer, una madre cósmica con nombres múltiples.24
Ox waya winik, tres personas metamórficas
Una de las características esenciales de la concepción del mundo y de la cosmología de doña Candy es la referencia a una Trinidad maya que, según ella, es relativamente independiente de la Trinidad cristiana. La Trinidad cristiana puede, siempre según su concepción, ser considerada como una traducción de la Trinidad maya, los ox waya winik, las “tres personas metamórficas”.
[…] así los dio nuestro señor, por eso son tres aires. En el nombre del padre, del hijo, espíritu santo, ox waya winik […]. Es más fuerte el poder de los tres aires, por eso se le dice ox waya winik porque es el que reina todo el universo.
Fue la primera vez que Michel Boccara oyó hablar de esas tres personas metamórficas y no sabemos si otros meno’ob hablan de ellos o si es una singularidad de la concepción de doña Candy.
En nuestros encuentros con los meno’ob hemos notado concepciones muy personales en relación con la capacidad de improvisar, como lo explican dos de nuestros amigos meno’ob de la región central de Yucatán. “Improvisar” es la traducción española de suhuy t’an, "palabra pura”, “original”.25
Lo que caracteriza la palabra del h-men que llegó a la madurez de su arte es su capacidad del suhuy t’an, es decir, de la “palabra nueva”, “improvisada”. Si consideramos el sentido de suhuy como “nuevo”, que “nunca llegó a la luz del sol”, entonces, el ritual debe permitir esa novedad, esa improvisación. Como un músico de jazz, el h-men conoce la música y por eso puede proponer nuevas tonadas, adaptando sus temas tradicionales (Boccara, 2017b: 434).
Se pueden expresar las cosas del siguiente modo: cuando los españoles llegan, llevando con ellos la concepción cristiana de la sagrada Trinidad, los yucatecos, y sobre todo los meno’ob, reconocen inmediatamente el principio ternario y creador del universo, asociado a lo invisible y a lo no manifestado, al suhuy y al poder del aire. Ese principio ternario se encuentra a diferentes niveles en la simbólica y en la filosofía maya.
Justin Kerr (1998) clasificó bajo el nombre de snake lady, “dama serpiente”, 17 imágenes de su monumental corpus de vasijas mayas que representan una grande y bella mujer enredada en una serpiente boa que muestra un cordón umbilical. Hemos propuesto leer tales imágenes como variaciones sobre el tema del origen del mundo e identificar esa dama serpiente como la Madre cósmica, creadora del mundo (Boccara, 2017b: 90-93 y 271).26
El principio ternario se puede interpretar también en algunas imágenes de esa “dama serpiente”:
Varias imágenes muestran tres anillos formados por la serpiente, cordón umbilical de la madre cósmica llamado kuxan su’um, soga viviente en la mitología.
Una imagen muestra la transformación de la figura primordial de la madre en tres mujeres.
Además, ox, “tres”, es también el nombre del ramón, árbol indispensable en la alimentación de los antiguos mayas y nombre también de la madre lluvia del sur, Ix Kan Le Ox.27 Es también el nombre de la piedra ox amay tun grasya, “la piedra triangular de maíz”, que dio nacimiento al maíz.28 Con la polisemia de ox esa piedra se vuelve piedra de maíz-ramón, asociando así las dos plantas esenciales en la alimentación de los antiguos mayas.
Observamos en esta transformación del tres en maíz la capacidad metamórfica del aire creador. El aire puede tomar forma humana pero también forma animal, vegetal, mineral, astral. El way como poder de metamorfosis es una de las nociones centrales de la filosofía y la religión yucateca: la experiencia de la metamorfosis ordena todas las demás y les da sentido. El men vive la unidad con su o sus wayo’ob,29 viaja periódicamente a partir del espacio ritual transicional en el mundo mítico (Boccara, 2003, 2017a: 186-208). También podemos traducir way por “co-esencia”, lo que expresa la esencia múltiple de las “cosas”. No hay en la filosofía maya lugar para el ser, en el sentido de que éste tendría una identidad fija. Los mayas siguen la filosofía de Heráclito: para ellos “tout devient”, todo se convierte, y la lengua no admite el verbo “ser” (como es el caso del chino mandarín).
Por último, esos ox waya winik son winik, es decir, persona singular -al plural se le llama winikob-, son una persona, la emanación de la Madre cósmica, como la Trinidad cristiana es una persona con tres identidades. Pero esa persona puede tomar todas las formas y es así que es creadora de todas las cosas del Universo. El Libro de los Bakabes menciona además u winikil te, u winikil tun, “una persona de madera, una persona de piedra" (Ritual de los Bacabes, 1987: 313, versos 480-485). Un winik es en su forma fundamental un wayawinik, un “devenir”, que no se estabiliza en ningún cuerpo y puede tomar todas las formas.
Las ceremonias agrícolas de la península yucateca
Las ceremonias agrícolas de Yucatán fueron estudiadas desde los primeros contactos con los europeos (Landa, 1973; Uchmany, 1967) y tenemos descripciones bastante detalladas del siglo XIX (Barbachano, 1986). Las principales son el cha’chak o ch’a chak (“llamada de la lluvia”, ceremonia para hacer caer la lluvia, ver Boccara, 2011: 107-148, para una síntesis sobre ella), y el hanlikol o comida de la milpa; pero tenemos también ceremonias para la purificación de la tierra (hets’ lu’um y loh lu’um; Boccara, documental en edición), para la protección del ganado (loh corral; Núñez de la Vega, 1702; Rejón, 1981: 14-30; Boccara, 1997b, 2005c) y otras menos importantes (ukli kol, matan k’ol).
Doña Candy realiza, como sus colegas hombres, hanlikolo’ob, comidas de la milpa. Vemos entonces que, si bien es raro que una mujer dirija ceremonias agrícolas, se da el caso. Notaremos también que, por razones que ignoramos, parece que ya no se hace cha’chak o ceremonia de la lluvia en la región poniente.30 No se puede decir que esta región sea menos tradicional que otras donde el cha’chak es todavía común porque las transformaciones de una cultura no son lineales.
Un hanlikol en X-puhil
Doña Candy me mostró un video que fue tomado durante un hanlikol que ella dirigió en X-puhil, un sitio prehispánico situado cerca de Calakmul, en el centro del estado de Campeche, junto con otros ocho h-meno’ob. Un sitio oficial de internet describe esta ceremonia realizada el 21 de noviembre de 2012:31
Durante la ceremonia, sacerdotes y sacerdotisa mayas elevan sus oraciones al cielo para pedir por la protección de Calakmul, de Campeche y de México […], por el bienestar de la entidad, la salud, la paz y para la sanación de los males que aquejan a cada uno de los funcionarios […] [La ceremonia se llamó] Hanil u lu’umil Kampeech, “Comida para la tierra de Campeche”, ceremonia solemne en la que ocho x-menes32 [en lugar de h-men se utiliza el femenino x-men para designar a “los sacerdotes mayas”] y una x-men […]. El gobernador de Campeche, Fernando Ortega Bernés, asistió a esta ceremonia […].
La película está dividida en dos partes: la fabricación del horno subterráneo o pib, y las ofrendas. Sobre la mesa hay simplemente nueve botellas de aguardiente y una jícara de tanyolache, mezcla de cacao y miel, que es repartido en lugar del saka’ o agua de maíz. Hubo dos ofrecimientos, a las doce cuando se ofreció el tanyolache, y a las cinco de la tarde para la ofrenda principal de los panes, acompañados esta vez de saka’.
Candy me cuenta cómo fue designada por los otros h-meno’ob, a pesar de ser la única mujer, para cantar y ofrecer la comida a los aires. Fue un anciano el que declaró que la balam kolel, “mujer guardián jaguar”, era más fuerte que los hombres, que ella iba a ofrecer la comida y así iban a aprender su forma de trabajar. Este h-men asocia a Candy con un antepasado jaguar. La concepción según la cual las mujeres balam son más fuertes que los hombres pertenece a la mitología de la región. En otras regiones, los balamo’ob son hombres. En Wayma, en la región oriental del estado de Yucatán, doña Juanita, una alfarera, me explicó que las mujeres aluxes eran más poderosas -“más malas”- que los hombres (Boccara, documental, 2008a).
Pero el medio día se invoca […] el ox waya winik. El ox waya winik lo estoy invocando a que ese aire enorme que venga, y ahí lo comprobaron con la lluvia que estuvo a punto a caer encima de nosotros […] Y nosotros lo que hicimos es invocar el aire a que venga y saca el mal. Entonces nosotros utilizamos el nombre de ox waya winik, venga a recibirme, o como lo quiero decir en maya o en castellano, para que más gente entiende lo que nosotros hacemos, se les hace para que ya la gente vea cómo se entrega una comida, yo no hablé aires de otros lados, yo lo que hablé es aire de ese lado, lak’in ik’, chik’in ik’, nohol ik’, xaman ik’… [aire del oriente, aire del poniente, aire del sur, aire del norte], es lo que yo invoqué y el aire estuvo ahí, el aire lo sentí que estaba ahí. Y lo que quería yo ver era el rey que bajaba de esas pirámides, y lo hice bajar. Y yo le comenté cómo es el rey, qué fue lo que hizo el rey, cómo saludó al gobernador.
La ceremonia es una comida de la milpa destinada a agradecer a los aires para las cosechas que trajeron. Realizada generalmente por un campesino o un grupo de campesinos, esta vez fue ordenada por el gobernador del estado de Campeche y tuvo lugar en el sitio arqueológico de X-puhil. Fue realizada para la tierra de Campeche y para la salud de los funcionarios. Como siempre en las ofrendas de los meno’ob, la salud de la persona humana está asociada a la salud del terreno. La intención de ese ofrecimiento es ambivalente, por un lado el gobernador quiere conciliarse con los campesinos, pero por el otro es probable que crea en su eficacia. Así, por ejemplo, he podido averiguar, en mis contactos con los funcionarios, la importancia del culto a los aluxes en todas las capas sociales de la población.
El antiguo rey viene a saludar al gobernador porque pertenece a la misma categoría que él. Efectivamente, el nombre del gobernador, como el del “rey”, se dice en yucateco halach winik, “persona verdadera”. Las tres personas metamórficas son invocadas a las doce, hora “muy pura”, suhuy por excelencia.33
Doña Candy explica que no cayó la lluvia porque no es la lluvia lo que se quería. Lo que se había pedido es “echar al mal”. Explica también que combinó la lengua maya y el español “para que la gente entienda lo que hacemos”, ya que en la región occidental muchas personas ya no entienden la maya. Como en toda ceremonia, llamó a los aires del lugar dirigiéndose a los cuatro puntos cardinales.
Yo me sentía que me estaba acabando de mi energía porque me estaba ahogando, ya no tenía fuerza porque era pesado el cuerpo de él [del aire]. Yo le saqué de mi cuerpo y esa otra mujer que vino para criar a sus hijos, es ella que se quedó a trabajar conmigo. Eso es invocar al aire. Y cuando termina, yo les pido a todos, un curandero debe de ensalmar a la gente que está allá. Porque cada quien que agarró la energía que vino, es un aire que agarró su cuerpo, entonces se le ensalma para que se le quita sus aires y que no se lleva su aire en su hogar de uno. Porque sí lo agarró.
El aire no es inofensivo para la x-men. Ésta, para sacar el aire malo, el k’ak’asik’ del lugar, debe incorporarlo en forma provisional para después expulsarlo. Y cuando este aire es muy potente, puede estar en peligro. Debe entonces pedir ayuda.
Doña Candy, heredera del antiguo “reino” de Calakmul
Calakmul fue, en la época Clásica, uno de los mas importantes “reinos” del territorio del actual estado de Campeche,34 con una población comparable a la actual, 1.7 millones de habitantes según las estimaciones. Su nombre original era Oxte’tun, “Tres piedras” (Braswell et al., 2005: 167). Este nombre está particularmente bien adaptado a la dirección de una ceremonia por parte una x-men, remite directamente a la creación y a la femineidad. En toda la península, las tres piedras son una de las imágenes más evidentes de la presencia femenina, constituyen el hogar que la mujer enciende cada mañana y tres es la cifra de lo femenino (Boccara, 2003).35
Calakmul/Oxte’tun es también conocido por la importancia dada a las líneas genealógicas femeninas, a diferencia notable de Tikal, situado más al sureste (Sharer y Traxler, 2006: 495-496), reencontrando la oposición entre balam femenino al poniente y balam masculino al centro y al oriente, aún si esa oposición sólo es tendencial y puede sufrir excepciones. El emblema serpentiforme del “reino” de Calakmul (Schele y Freidel, 1990: 456-457, n. 21) es una figura que remite a la serpiente enrollada que vimos asociada al cordón umbilical en la serie de representaciones de la Madre cósmica o mujer serpiente sobre las vasijas funerarias (Kerr, 1998; Boccara, 2017a: 270-272),36 y viene a fortalecer la probabilidad de un nacimiento de la ciudad asociada a una creación del mundo.
Transmisión y formación
La transmisión es un reto central en toda práctica. Empezaré con una introducción sobre la transmisión en el arte del men. Como ya lo indicamos, está basada en numerosas pláticas y observaciones de campo con decenas de meno’ob de la península, a lo largo de más de 40 años. En la bibliografía se proporcionan las referencias a los trabajos, incluyendo trabajos anteriores (Boccara, 1997c, 2005b).
Para simplificar, hay dos formas de transmisión principales:
el futuro men es designado muy joven, en ocasiones antes de nacer;37
su vocación aparece más tarde y con frecuencia en una relación de maestro a alumno, un men, o varios, le transmiten su práctica.
En ambos casos, la transmisión puede o no acompañarse de un ritual específico. Conocemos varios tipos de rituales de transmisión. Una primera ceremonia me fue descrita en la región central de Yucatán. El ritual de iniciación/confirmación que entroniza al nuevo men se llama po’hol, “lavado de la cabeza” o “lavado del principio”; el nombre es una alusión directa al bautismo. Esa ceremonia fue muy poco descrita (Boccara, 2011: 80-82) y no se pudo observar directamente. Es análoga al bautismo ya que se trata de un nuevo nacimiento; la cabeza, uno de los sitios de la inteligencia, es lavada con saka’, agua de maíz, y se hace una pequeña ceremonia. Mis amigos h-meno’ob la describieron como una variedad de k’ex, es decir un “cambio”, en el cual se fortalece la personalidad del nuevo men con la ayuda de los aires que le van a asistir en su trabajo. Redfield y Villa Rojas describen una ceremonia análoga pero la llaman u lohol u kubkubah ti yuntsilob, “liberación y entrega a los padres benefactores”38 o “la liberación del h-men” (Redfield, 1950: 116).
Después de un año de aprendizaje, el maestro da a su discípulo algunos de sus sastuno’ob (piedras adivinatorias) y realiza una ceremonia de iniciación y de consagración. Hol es un concepto importante que remite a varias nociones esenciales en la psicología y la filosofía maya (Boccara, 2011: 80-82), y que se puede traducir por “lo que viene primero”. Entonces po’hol, “lavar la cabeza”, es también lavar lo que es primero, esencial, fundamental en la persona del futuro men.39
Otra forma de transmisión/iniciación es registrada por María del Carmen Orihuela, quien trabajó también en la zona poniente. Su descripción corresponde a una entrevista con un h-men de la comunidad de Sihó, en el estado de Yucatán, don Rómulo, aunque tampoco observó el ritual. Don Rómulo explica que después de varios años de aprendizaje, su maestro lo llevó en un lugar donde se encuentran cerros (muulo’ob), es decir lugares donde existen antiguos edificios cubiertos de vegetación. Allá, se acostó con los brazos cruzados sobre una piedra grande y casi dormido se le apareció primero, saliendo de un hueco, un águila blanca o hats’ huu (pegador de iguano) y después, del mismo hueco, una hermosa joven que es una mujer balam o guardián jaguar:
Sale en forma de mujer, sale como mujer. Allí sale del agujero, viene a pararse junto a ti. Así como estás acostado. Así […] vi a esa mujer. Está guapa, la ves como que tenga una túnica negra y sus cabellos largos…
Esa mujer pasa sus manos sobre la cara de don Rómulo dándole así el poder… (Orihuela, 2015: 208-209).
Hoy la transmisión está en peligro, ya que los niños son incorporados muy temprano al sistema escolar del cual sólo salen en la edad adulta y el cual les transmite otros objetivos y conocimientos. La escuela es, hoy en día, la institución educativa principal y las vocaciones de men son diferidas cuando no son canceladas y remplazadas por otras. Pero esa tendencia no es irreversible ya que la elección mítica del men se sigue produciendo. La sociedad en general, no sólo la escuela sino también los parientes, amigos, etcétera, trata con frecuencia de “racionalizar” la crisis de elección del aspirante a men, pero no siempre lo logra. En esos casos, entonces, es en la edad adulta, después de la represión de la adolescencia, que se presenta de nuevo el aire al interior del futuro men.
Para doña Candy, la transmisión es central. Tiene como objetivo el hallar en sus discípulos la sabiduría escondida que es la marca de su predestinación. Llama a sus discípulos “ahijados”, porque son hijos que le dieron los aires. Me habla de Jesús que conoció ya viejo, cuando tenía 58 años. Reconoció en su ahijado la marca del aire. Cuando su madrina lo reconoce, entonces Jesús puede acordarse:
Con ese poder que me diste lo tenía yo desde niño. Pero todos me decían que era yo loquito. Para que no me vean esto, yo preferí venir atrás de mis tíos hasta Estados Unidos.
La locura que evoca es parte de la etapa preliminar de su vocación, el aire se presenta dentro del niño y le hace perder el control de su existencia. Generalmente, lo lleva al otro mundo y le hace encontrarse con sus “abuelos”, los antepasados míticos. Es lo que he llamado el fenómeno del “niño llevado”, y Jesús probablemente se refiere a ello cuando dice “era yo loquito”. Tal fenómeno es universal y lo encontramos en las sociedades occidentales bajo la forma del rapto por los extraterrestres.40 Esa primera crisis del aspirante a chamán toma con frecuencia la forma de un episodio de locura.
Un hanlikol en Bekal
Doña Candy realizó, hace dos años, un hanlikol en Bekal por una circunstancia especial; un hombre había desaparecido y se pensaba que había sido llevado por los aluxes. Para que regresara, había que ofrecer a los aluxes un banquete. Es un poco extraño que desaparezca una persona a esa edad, generalmente son niños o adolescentes los que son llevados y eso es una señal de que el niño puede estar predestinado a ser men. En este caso se trataba de un señor que quería trabajar de h-men, pero su familia -sus hijos y su esposa- no estaban de acuerdo. Pues doña Candy realizó el hanlikol y se comunicó con los aluxes. Ellos estaban de acuerdo en dejar regresar al señor; pero él, en una visión en la cual se apareció a Candy, le dijo que no quería. Doña Candy está segura de que el hombre está vivo y va a reaparecer uno de estos días, pero no sabe cuándo.
Doña Candy me describió media docena de ahijados de edad variable (entre 12 y 58 años), viviendo en una zona geográfica muy extendida, los tres estados de la península yucateca pero también en el estado norteamericano de California para Jesús, originario de Muna, un pueblo importante del sur de Yucatán, región donde la migración a Estados Unidos es predominante. Jesús, conocido también como Juan Chucho, es su ahijado más original y Candy detectó su poder por teléfono:
Candy:
Y Juan Chucho también está haciendo él mismo lo que yo hago. Yo a Chucho no lo conozco, se llama Jesús Duarte, es jefe de allá, no sé cuántos restaurantes, le da tiempo de atender a la gente.
Michel:
¿Y cómo lo tuviste como alumno si no lo conoces?
Candy:
Es que su papá es de Muna, yo curé a su familia.
Fue él quien la contactó, primero para que ella le “sacara la suerte”, e inmediatamente, sintió Candy su energía.
Y de allí le da mi número de teléfono a él, porque viene su pariente de Muna a visitar a los familiares y le dieron un número mío y me dice:
Doña Candy ¿puedes sacar a mi suerte?
Le dije:
Sí, pero yo no te conozco, ahorita veo que tú me conozcas.
Pero yo al momento de escuchar su nombre yo ya sentía su energía de él; él tenía ese poder, pero nadie lo ayudaba, él lo tenía desde niño, y yo le dije:
Oye Jesús (porque es Jesús Duarte, Alonso Duarte), y yo le dije: Oye Jesús, si ese poder que tú tienes, que tú te puedes curar.
Y él me dice:
¿Por qué lo dice?
Abre bien tu mente... cierre tus ojos y ve en mí, yo te estoy viendo y tú no me estás viendo.
Y yo le hice una oración por teléfono y él me empezó a ver:
Dona Candy, es usted una morena, con su tuch,41 como le dice por ahí.
Sí, le digo, y tú es un señor chaparrito, gordito, claro de color.
Así le abrí su mente a Jesús y empecé a transmitirle energías, le mandé sus protectores, para que en cualquier momento los hable y él tenga sus poder y energía. Y ese señor se ha hecho de poder y de curar allí.
La curación por teléfono
La comunicación telefónica permite a doña Candy no sólo sentir la energía y el poder de Jesús sino también verlo y permitirle verla también. Por ese medio, ella le transmite energías y le manda protectores. La curación a distancia y, en la época contemporánea, la curación por teléfono, es un clásico en la medicina tradicional. Si, por ejemplo, muchos curanderos franceses trabajan por teléfono, en Yucatán la situación es más extraña. Aun tomando en cuenta la originalidad de los métodos y las concepciones de Candy, también se puede interpretar desde una lógica maya.
Primeramente, hay que tomar en cuenta la situación de la pequeña ciudad de Calkiní, a la vez muy moderna, con una fuerte proporción de maestros y funcionarios, pero también cabecera de una de las regiones más tradicionales de la península, en donde vive, en parte, una población que migró de Nunkini, pueblo situado a 9 km y en donde la mitología está todavía muy viva. En Calkiní, buen número de familias tienen teléfono fijo desde hace muchos años. Hoy la situación ha cambiado ya que muchos tienen celular.
El teléfono llegó a Mérida, la cabecera del estado de Yucatán, a finales del siglo XIX, sólo unos años después de su introducción en Estados Unidos y en Europa. Como otros medios de comunicación modernos, el teléfono se integró a las representaciones míticas yucatecas, y en particular al corpus de profecías que cuentan cómo los grandes descubrimientos del Occidente ya habían sido profetizados por los antiguos chilames. Teléfono, en maya, se dice nachal t‘an, “palabra lejana”. Una palabra lejana no es algo extraño para una x-men cuyas pláticas con los aires ignoran la distancia. Desde este punto de vista, el teléfono, con hilo o sin hilo, es una prolongación de los intercambios con los espíritus. Lo nuevo es que lo vuelve banal, al alcance de todos.
Poner una equivalencia entre el teléfono y los medios míticos de comunicación es una manera de restablecer la continuidad entre el mundo maya y el mundo de los dzules. Los dzules, padres extranjeros, ¡son a la vez los hombres blancos y los aires! Se trata de empatar de nuevo el kuxan su’um o cordón umbilical cósmico para expresarse en términos mayas.
El cordón umbilical cósmico es una reserva de energía cósmica original que dio nacimiento a los aires. Cuando se corta, empieza la muerte y la violencia. Ese corte tiene lugar, según los relatos, en diferentes épocas que marcan una nueva era:
El origen de los sakbe, caminos blancos similares a las vías romanas, y de las grandes ciudades.
La caída de Uxmal.
La llegada de los españoles.
Toma formas diversas, entre ellas una boa cósmica, la vía láctea, la escritura oscura o ak’ab ts’ib (glífica) de los antiguos mayas. Empatar el cordón es regresar al origen, a una armonía cósmica. Una profecía yucateca dice así:
Llegará un día en el cual una persona te hablará de muy lejos, oyeré todo lo que dice sin verle la cara (Domínguez, 1993: 39).42
Las profecías cuentan lo que sucederá en el futuro, cuando se empatará la soga de vida (Boccara, 2017a: 284-289; 2005a: 86-87). Si con la conquista española se dio un nuevo corte y un derramamiento de sangre sobre toda la península, los mayas esperan una nueva época. Los años 2000 y 2012 pudieron ser la señal de ella,43 pero los relatos más bien hablan de “dos mil y pico”, ¡y el pico no se sabe de qué tamaño es!
El teléfono es también utilizado como imagen para describir ciertas prácticas míticas. Es usado como metáfora para llamar a las x-tabka’anil, bejucos o “raíces del cielo” (Cissius cicyoides), que permiten, en las ceremonias de la lluvia o cha’chak, llamar a los aires y hacer llegar la lluvia. Esos bejucos tienen la propiedad de brotar de nuevo hacia arriba después de entrar en el suelo. Se llaman por ello “raíces del cielo” y muestran la relatividad, en la cosmología maya, de las nociones de arriba y abajo. El mundo subterráneo, lugar donde residen los aires es, al más alto sentido, el lugar en el cual el cielo toma raíz, y el movimiento de los bejucos es una imagen de este (re)nacimiento continuo. Son lazos, tab, privilegiados de comunicación con esa categoría central de aires que son los Chak, “Lluvia”, y se describen como líneas de teléfono con el cielo.
Oír y ver
El teléfono no sólo permite oír sino también sentir a distancia las energías del que habla, y apoyándose sobre ellas, de verle:
Abre bien tu mente... cierre tus ojos y veme, yo te estoy viendo y tú no me estás viendo. Y yo le hice una oración por teléfono y él me empezó a ver…
También permite predecir. Ver y predecir son las dos funciones principales del ah k’in, “maestro del tiempo” y “adivino”. Pero ese “ver” es una percepción “al más alto sentido”. Escuchar para sentir la energía y ver lo invisible.
Resumimos entonces ese proceso de enseñanza que toma la forma de la revelación de un espíritu a sí mismo. Los yucatecos piensan que los espíritus no mueren sino que reencarnan, al menos en parte, en nuevas entidades. Sucede, sin embargo, que un espíritu sigue viviendo bajo una forma espiritual, se vuelve entonces un aire, un viento, un antepasado mítico o alux -la mayoría de los vientos son aluxes para doña Candy-, y después de un tiempo que puede ser muy largo, aunque el tiempo o no es el mismo para los aires y para los humanos, reencarna en un ser humano que posee entonces el poder del aire. Un men es entonces una persona que, según la concepción de doña Candy, es frecuentemente la reencarnación de un aire.
La enseñanza consiste entonces a ayudar al niño o al adulto, una vez revelada su naturaleza, a desarrollar su espíritu y volverse curandero/a. Se puede curar a un ser humano, pero también un lugar, una planta, un animal. La revelación se puede hacer por medio de los mismos aires (cuando raptan a un niño o, en rara ocasión, a un adulto) o por otro men. Cuando la enseñanza es suficiente, la persona se vuelve men y puede entonces comunicarse con los aires libres, en el otro mundo. Pero la relación de enseñando a enseñado, de maestro a discípulo o ahijado, puede seguir toda la vida.
Conclusiones
Para concluir con nuestras reflexiones, queremos regresar sobre las tres metas principales que señalamos al principio del artículo:
Dar a conocer la cosmovisión singular de una x-men de la zona occidental de la península, de Calkiní, Campeche.
Aportar elementos complementarios sobre el saber de los meno’ob, hombres y mujeres, de la península yucateca.
Profundizar la noción, central para el pensamiento maya, de ik’, traducida en español como “aire” o “viento”.
a) Cosmovisión de María Candelaria Pech Witz
María Candelaria Pech Witz, x-men de Calkiní, hija de doña Librada, también x-men del mismo pueblo, aparece como típica de buen número de meno’ob que encontramos: una gran originalidad, que Juan Cob, h-men de Yaxcabá cualificaba, apoyándose en una reflexión de Jacinto Tzab, h-men de Canakón, como capacidad para improvisar (Boccara, 2017b).
Se puede clasificar la cosmovisión y las prácticas medicinales de doña Candy en tres categorías: 1) concepciones comunes al conjunto de la península; 2) concepciones regionales, y 3) concepciones originales. Presentaremos algunos ejemplos de tales categorías.
Concepciones comunes al conjunto de la península.
La acupuntura maya se conoce en toda la península, pero existe una gran variedad de prácticas que todavía quedan por describir.
La realización de ceremonias agrícolas para distintos fines, obtener buenas cosechas, llamar a la lluvia, etc., pero también encontrar a una persona que fue llevada por los antepasados.
El uso del tabaco, aguardiente y agua de maíz, saka’, para “alimentar” a los antepasados.
El uso del sastun para realizar el diagnóstico de un enfermo.
Concepciones regionales.
Utilización del halal, “carrizo”, y del kix bak, “espina de raya”, para curar y practicar la acupuntura.
Los aluxes son considerados como antepasados y no como seres fabricados, a los cuales los meno’ob dan la vida. Si bien esa concepción no se encuentra en las zonas centro, sur y oriente de la península, existe también en el sur de Quintana Roo (Smailus, 1975).
Concepciones originales.
La identificación de las tres personas de la Trinidad cristiana con una Trinidad maya, los ox waya winik o tres personas metamórficas. Si bien no conocemos otro ejemplo de tal concepción, no quiere decir que otros meno’ob no la pueden tener.
La comunicación constante con los aluxes, considerados como espíritus auxiliares, sus “maestros”, presentes sobre el altar de su consultorio.
El gran número de alumnos o “ahijados”, como ella los llama.
b) El saber de los meno’ob, hombres y mujeres
Dar a conocer el trabajo de María Candelaria Pech Witz nos permite demostrar la importancia de las x-meno’ob en la religión maya y su capacidad para realizar ceremonias agrícolas. Atrás de doña Candy y de su madre, doña Librada, quedan otras x-meno’ob por descubrir y estudiar. El trabajo de Jacob Grinberg-Zylberbaum (1989, 1991) nos permitió también descubrir las personalidades de doña María y doña Sara.
Destacamos también la extrema variabilidad de las concepciones de los meno’ob yucatecos, encubierta por cierta homogeneidad, pero también por la tendencia de los investigadores a generalizar demasiado rápidamente con pocos ejemplos; muchos antropólogos se centraron sobre uno o dos meno’ob. En nuestra investigación, trabajamos con más de veinte meno’ob en cinco regiones distintas: sur, centro, oriente, poniente y norte (Boccara, 2011, documental en edición), lo que nos permitió averiguar tales variaciones, pero también la pluridisciplinariedad de dichos personajes. Los meno’ob yucatecos son, en diversos grados, médicos, adivinos, cocineros, agrónomos y meteorólogos, campesinos, etcétera.
Hoy el desarrollo de las comunicaciones internacionales y del llamado “turismo chamánico” nos introduce en una nueva etapa de mestizaje, comparable a las precedentes “revoluciones”, el siglo XVI con la conquista española y el siglo XIX con la introducción del espiritismo, importado de Europa y Estados Unidos (Boccara, 2011: 31-32).
c) La noción de aire, ik’, en el pensamiento yucateco
La cuestión del ik’, aire o viento en español es, según nuestra opinión, central para la cosmología y la medicina maya yucateca. La hemos conceptualizado en varias ocasiones (Boccara, 1997c, 2003, 2011; 2017a) y nos proponemos desarrollar, al final de estas conclusiones, un aspecto que la mayoría de los estudios olvidan discutir, ¿cuál es la realidad de los aires?
Los logros del psicoanálisis, como lo indicamos en el apartado metodológico de este trabajo, permiten considerar dicha cuestión de la realidad en una forma original y enriquecer la investigación antropológica. La antropología psicoanalítica, empezando con los trabajos de Sigmund Freud (1973, 1981a, 1981b, 1989), Carl Gustav Jung (1989), Geza Roheim (1967), Georges Devereux (2012), y más recientemente de nuestra equipo de trabajo,44 permite considerar el conocimiento tradicional y, en especial, la mitología, usando un nuevo concepto: la realidad psíquica, y dentro de esta realidad el lugar de lo que Freud llama los impulsos, “seres míticos, grandiosos en su indeterminación”.45
El aire, cuando se introduce en el individuo, según la concepción maya yucateca, es el representante de este impulso energético, trieb en alemán,46 que viene a reclamar que el sujeto lo nutre. Dar de comer al aire es entonces permitir al impulso perturbador, responsable de la enfermedad, focalizarse sobre un objeto externo y así aliviar el psiquismo. Designar como meta al impulso, al aire o al alux, es permitir al individuo otorgar un nombre y una forma a esta tensión. Pero tal realidad psíquica, u objetividad psíquica como la llama también Jung (1989: 95), el alux, representante del empuje, no solamente es individual, también es colectiva.
Psicología de masas y vivencias míticas de masas
Sigmund Freud, en su ensayo titulado “Psychologie des foules et analyse du moi”47 (1981a), presenta las cosas así:
En la vida psíquica del individuo tomado en forma aislada, el otro48 interviene muy regularmente como modelo, sostén, [objeto]49 y adversario, y por esto la psicología individual es también, inmediata y simultáneamente, una psicología social, en este sentido más amplio, pero perfectamente justificado (Freud, 1981a: 123; traducción de M. Boccara).
Toda la cuestión es entender cuál es el lugar del otro.
En un artículo titulado “Les vécus mythiques de masse”, Boccara se apoyó en la definición social del psicoanálisis proponiendo la siguiente formulación: “Toda vivencia mítica es inmediatamente social en tanto que remite a un prêt-à-porter simbólico que define sus cuadros”.50 La vivencia mítica es una noción que pone lo vivido en el centro del mito partiendo de la constatación de que el mito es una vivencia antes de ser un relato. Doña Candy vive sus encuentros con los aires antes de hablar de ellos. Y son las innumerables vivencias de los men yucatecos, pero también de los millones de personas que viven en la península yucateca, las que vienen a enriquecer la mitología de los aires, de los vientos, de los "viantepasados".
El aire en el corazón de la vida
Primero, y en un sentido perfectamente justificado, sin aire no hay vida. Pero el aire no sólo es esa combinación de oxígeno y de cierto número de otros gases en cantidad más pequeña. Es también la sustancia misma de la realidad, lo que da la vida a la realidad, ya que para los mayas yucatecos todo está vivo, kuxa’an. Efectivamente, todo objeto contiene ik’ y, en la concepción yucateca, la vida y la muerte obedecen a un doble movimiento, siempre repetido, de kalik’/pa’ik, clausurar el aire/destruir el aire.51 La destrucción es una liberación, un regreso a la forma libre del aire, de la energía psicocósmica. Como lo indicaba Sabina Spilrein, precursora de la noción de “instinto de muerte”, la destrucción es una de las causas fundamentales del devenir.52
Ik’ es también el nombre que se da a los antepasados míticos, que muchos de mis colegas arqueólogos y antropólogos llaman “dioses”, proyectando una noción indoeuropea sobre la religión maya. Los balamo’ob, “guardianes jaguares”, los bakabo’ob, “huesos fértiles de la tierra”, los chak, “lluvia”, los aluxes “peleadores”,53 no son dioses sino ik’o’ob.
Ello quiere decir que, en su forma libre, cuando no es clausurado por una envoltura, el ik’ puede también existir como una entidad libre pero que sin embargo puede tomar una forma particular si quiere ser visible para el ser humano. Los yucatecos de hoy lo ven bajo la forma de un hombre, un animal, una piedra. Pero al aire le gusta la libertad, como nos recuerda doña Candy, no habita esa forma bajo la cual se muestra: sólo pasa por allí, el hombre puede captarlo un momento, trabajar con él, pero en su esencia, a diferencia de las personas que somos, es libre.
¿Es universal la noción de aire?
Para nosotros, la palabra “universal” designa algo que existe en un gran número de culturas, pero no en todas, siempre hay excepciones. El aire sería entonces una realidad, reconocida por la mayoría de las culturas y que se da a percibir bajo la forma del viento (una de las traducciones del yucateco ik’), de respiración (otra traducción de ik’), pero que viene a tomar también la forma, invisible, de un espíritu. Este espíritu puede existir sin un cuerpo, pero también habita los seres vivos (y según las culturas, el estatuto de ser vivo puede variar), y especialmente a los humanos. Tal noción de espíritu o aire forma parte de la matriz mítica de la humanidad y corresponde a un arquetipo, es decir, una “objetividad psíquica”.
Creemos que, definido de esta manera, el aire es una noción universal que toma diferentes nombres según las sociedades. Con el desarrollo de la forma particular del saber que convenimos en llamar “ciencia”, la noción del aire se confrontó con dificultades de comprensión y particularmente el aire físico se separó del aire psíquico, lo que llamamos “el espíritu”. En el mismo movimiento, el espíritu fue relocalizado en un órgano físico, el cerebro, al cual se identificó más o menos completamente. Henri Bergson escribía entonces que uno de los prejuicios más tenaces de la concepción científica del mundo, a finales del siglo XVII, fue localizar el espíritu en el cerebro.54
La concepción científica del mundo se desarrolló con una corriente de pensamiento llamado “materialismo”, es decir, que considera la materia como el principio único de realidad. No es aquí el lugar para discutir esta teoría que forma la base, entre otras, de una buena parte de la ciencia experimental contemporánea. Sólo presentamos aquí nuestra posición, somos también materialistas pero pensamos que lo que los materialistas llaman “materia” no es otra cosa que lo que los yucatecos llaman ik’ -y gran número de pueblos tienen nociones equivalentes- y podemos traducirlo por aire, viento, energía psíquica, energía psicocósmica. No estamos muy lejos de las concepciones de la física contemporánea que considera que las partículas materiales bien pueden en realidad ser determinadas por interacciones energéticas y no ser otra cosa que un flujo de energía cósmica.