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Estudios de cultura maya

versión impresa ISSN 0185-2574

Estud. cult. maya vol.55  Ciudad de México  2020  Epub 09-Dic-2020

https://doi.org/10.19130/iifl.ecm.55.2020.0008 

Artículos

Actitudes e imaginarios sobre la jach maya y el xe'ek' maya: dos variantes construidas por algunos hablantes de Mérida, Cancún y Chetumal

Attitudes and Imageries about the Jach Maya and the Xe'Ek’ Maya: Two Variants Constructed by Some Speakers in Urban Contexts from Mérida, Cancún, and Chetumal

Eyder Gabriel Sima Lozano1 

1Universidad Autónoma de Baja California, México


RESUMEN

En la literatura reportada sobre actitudes lingüísticas hacia la maya, una que emerge constantemente aborda las variantes conocidas como jach maya y xe'ek' maya. Así, el objetivo del presente estudio es explorar las actitudes lingüísticas en su relación con los imaginarios sobre el tiempo, los espacios y quienes emplean tales variantes, según algunos hablantes de la lengua maya de tres ciudades: Mérida, Cancún y Chetumal. Los conceptos de actitudes e imaginarios son la luz teórica de la investigación. El estudio aplicó la entrevista semidirigida y un cuestionario sociolingüístico, siguiendo un análisis cualitativo e inductivo. Los resultados muestran diferencias significativas entre los habitantes de cada localidad. Una conclusión fundamental es que ambas variantes alimentan la imaginería hacia el idioma y generan actitudes diferenciadas. La inclusión del concepto imaginario al lado de las actitudes permite la identificación de una perspectiva que explica cómo las actitudes lingüísticas están fundadas entre la subjetividad y la objetividad en donde los hablantes exponen sus posturas hacia formas de concebir la lengua maya.

PALABRAS CLAVE: Actitudes; imaginarios; jach maya; xe'ek' maya; sociolingüística

ABSTRACT

A constant focus in the literature about language attitudes concerning the Maya language refers to two variants known as jach Maya and xe'ek' Maya. The objective of this study is to explore Maya speakers’ language attitudes as related imageries about these variants’ users, time and space of use. Speakers from three cities, Mérida, Cancún, and Chetumal, served as informants. The concepts of attitudes and imageries provide the theoretical framework of the investigation. The study applied a semi-structured interview and a sociolinguistic survey, followed by a qualitative inductive analysis. The results show significant differences between the natives of each city. A fundamental conclusion is that both variants feed into the imagery towards the language and promote differentiated attitudes. The inclusion of imageries as constructs alongside attitudes affords an explanation grounded on both subjectivity and objectivity, where the speakers position themselves vis-à-vis ways of understanding the Maya language.

KEYWORDS: Attitudes; imageries; jach Maya; xe'ek' Maya; sociolinguistics

"Allá lejos se habla la maya verdadera, en el oriente, por Quintana Roo",

según la expresión de algunos informantes.

Punto de partida

Las variantes de la lengua maya conocidas como jach maya, maya verdadera, maya legítima y xe’ek’ maya, maya mezclada, maya amestizada, han sido fuente de registros dialectales y sociolingüísticos. Una de las principales caracterizaciones lingüísticas de la jach maya es que, para algunos de sus hablantes, mientras menos presencia e incorporación tenga de palabras y expresiones del español, más se acerca al ideal de la lengua maya pura (Pfeiler y Hofling, 2006). Por el lado del xe’ek’ maya, la presencia del idioma español es más notoria en esta variante. Otros criterios como la edad y el espacio geográfico influyen para su caracterización sociolingüística, pues se suele decir que los jóvenes y ciertas zonas son los lugares de uso de la variante.

En la literatura sobre la jach maya y el xe'ek' maya existen diversos estilos para referirse a tales conceptos como femenino y masculino: la jach maya y el xe'ek' maya aparecen de esa forma en Pfeiler (1998) y Pfeiler y Hofling (2006). También suele usarse el jach maya y el xe’ek’ maya, según Pfeiler (2014a), pero en este mismo trabajo la autora indistintamente usa el jach maya o la jach maya. Para el presente estudio seguiremos el estilo denominado de la jach maya y el xe'ek' maya, como una forma derivada de los antecedentes.

Cabe mencionar que en maya yucateco no existe el masculino y femenino para la lengua, la forma para referirse a estas dos variantes en lengua maya es kin t’aniko’on jach maaya (hablamos jach maya) o kin t’aniko’on xe’ek’ maaya (hablamos xe’ek’ maya). En tanto, para referirnos a la lengua en este estudio, será la maya, lengua maya o maya, expresada de tal modo por sus hablantes; o el maya o maya yucateco, forma que usan algunas instituciones para hablar del idioma.

Pasando ahora a los antecedentes que han tratado diversas perspectivas de la jach maya y el xe’ek’ maya destacan los siguientes autores: Pfeiler (1995) explica que la jach maya se entiende como la lengua antigua, verdadera y pura, mientras que el xe’ex’ maya es una variedad mestiza que se ha mezclado con el español y que puede denominarse como moderna. A su vez, Pfeiler (1998) reportaba que existe una conciencia lingüística entre los hablantes del cambio dialectal del idioma maya.

Sobrino y Paz (2011) estudiaron la problemática de los mayas contemporáneos en cuanto al uso de préstamos del español en la lengua maya, ya que los mismos hablantes distinguen una maya xe’ek’ o “amestizada” que incorpora el uso del español en oposición a jach maya, variante que se distingue en el habla de las personas mayores y los profesores.

Briceño (2002) describe tres variantes: el xe’ek’ maya que se localiza en la zona ex-henequenera, sur y centro de Yucatán, el maya del Camino Real y la zona de los ch’enes en Campeche y la jach maya hablada en el sur, oriente de Yucatán y centro de Quintana Roo. Por su parte, Briceño (2006) expone cómo los hablantes de la lengua dicen que la jach maya era la lengua hablada por los abuelos, en tanto que la actual se encuentra en un proceso de corrupción.

En tanto, Pfeiler y Hofling (2006) señalan que los jóvenes son vistos como hablantes más probables del xe’ek’ maya, mientras que los ancianos usan la jach maya. Por el lado del espacio geográfico suele pensarse entre los mayahablantes que la región oriente de la península de Yucatán es donde se encuentra la lengua maya pura.

Uno de los trabajos más recientes sobre el tema es el que aborda Pfeiler (2014a). Una sección del texto está dedicada al xe’ek’ maya, acerca del cual expone que su significado es mezcla o revoltura. Por su parte, la jach maya es considerada la variante antigua, pura y verdadera. Para la autora se registran dos tipos de xe’ek' maya, vinculados al tipo de bilingüismo de los hablantes de las comunidades de Tekantó y Yalcobá: “el xe’ek de bilingües activos con lengua materna maya y español no fluido y el xe’ek de bilingües pasivos con lengua materna maya y comprensión del español sin hablarlo” (Pfeiler, 2014a: 1772).

Finalmente, tenemos a Pfeiler (2014b). El abordaje que hace de la jach maya y el xe’ek’ maya señala que la primera variante preserva palabras que no son usadas regularmente. En tanto, el xe’ek’ maya se caracteriza por un número frecuente de sustantivos y verbos del español que se adaptan a la estructura del maya. Una consecuencia de la existencia de las dos variantes es la discrepancia lingüística y los efectos de la identidad en los mayas, ya que la jach maya es la forma gloriosa de los mayas prehispánicos, mientras que el xe’ek’ maya está asociado a la influencia del español y la mezcla entre maya y español.

Siguiendo el estudio de la jach maya y el xe’ek’ maya, pero ahora desde una perspectiva sociolingüística, la presente investigación plantea como objetivo explorar las actitudes lingüísticas en su relación con los imaginarios sobre el tiempo, los espacios y quiénes emplean la jach maya y el xe’ek’ maya, según algunos hablantes de la lengua maya de tres ciudades, Mérida, Cancún y Chetumal. En consonancia con el objetivo, establecemos las siguientes preguntas: ¿cuáles son las actitudes e imaginarios que expresan los mayahablantes hacia la jach maya y xe’ek’ maya en su relación con el tiempo y hacia ellos mismos? ¿quiénes son los que hablan la jach maya y en dónde la hablan? La presente investigación viene a cubrir otras perspectivas del tema que no han explorado los antecedentes, ya que se usan dos instrumentos, la entrevista y el cuestionario en tres contextos urbanos. Los espacios de análisis, Mérida, Cancún y Chetumal, constituyen urbes en donde se realizaron diálogos con los informantes a través de diversas herramientas, y proporcionamos los detalles en las secciones correspondientes. Además, estos espacios cumplen un rol significativo en el contexto de la migración de hablantes de la lengua maya, como veremos en la sección que aborda los escenarios de estudio.

Por el lado de la propuesta teórica, la relación de las actitudes con los imaginarios prevé otra forma de abordar la temática a fin de obtener algunas caracterizaciones de estas variantes e imaginaciones que exponen los hablantes en sus actitudes hacia la lengua maya. Cabe mencionar que la relación de las actitudes lingüísticas y los imaginarios se debe a que los mismos hablantes exponen en sus testimonios ideas vinculadas a una imaginación sustentada en creencias mediadas entre la realidad y la subjetividad. La expresión, por ejemplo: “la jach maya sólo se habla en Quintana Roo”, para los mayahablantes de Mérida es porque ubican otra variante del idioma maya que en realidad sí existe. Sin embargo, dentro de esta realidad el desconocimiento de la variación de la lengua genera en los hablantes explicaciones basadas en sus impresiones e ideas populares que se diseminan entre ellos, y posteriormente se convierten en imaginarios, alimentando así la imaginería hacia el idioma maya. Al respecto, Pfeiler y Hofling (2006: 39) presentan algunas pistas sobre este proceso: “En los hablantes del maya yucateco entrevistados existe una ‘imagen lingüística’ resultante de una comparación con un determinado ideal lingüístico”.

Por su parte, Pfeiler (2014a) sostiene que las caracterizaciones que tienen estas dos variantes de la lengua maya obedecen a una idealización. La variante xe’ek’ maya es desestimada por el uso de hispanismos; en tanto hacia la jach maya se genera una añoranza por el maya verdadero. Así, los ideales son el punto de partida de los imaginarios, éstos a su vez se conectan con las actitudes lingüísticas, pues como dice Pfeiler (2014a) existen actitudes negativas hacia el xe’ek’ maya por parte de sus hablantes como resultado de la influencia del español, a pesar de ser la variante más extendida en la región. Tales imaginarios son objeto de estudio y análisis para el presente trabajo a fin de complementar el estudio de las actitudes lingüísticas que también aborda la subjetividad, considerando que sus tres componentes, cognitivo, afectivo y conductual, transitan por ese camino.

A continuación, el trabajo enuncia un marco teórico que será la guía y luz del análisis y se presenta el escenario en el que mostramos algunos datos sociolingüísticos de los hablantes de la lengua maya. Posteriormente narramos el proceso para la obtención de los datos y la forma en la que son tratados para su análisis. Continuamos con dos secciones que presentan las categorías resultantes y finalmente las conclusiones.

Hacia una definición de actitudes lingüísticas e imaginarios

Las actitudes lingüísticas encuentran cobijo en la sociolingüística. Son entendidas como una reacción hacia las lenguas y sus hablantes con la manifestación de opiniones y puntos de vista afectivos, pero también de conductas y conocimientos hacia un idioma. Blanco de Margo (1991), en consonancia con Fishman (1974), expresa que el estudio de actitudes y comportamientos lingüísticos es un campo dividido en tres líneas de trabajo: la primera es la variación lingüística; la segunda trata los procesos psicológicos, sociales y culturales asociados al uso del idioma, y la tercera aborda el comportamiento del hablante frente a su lengua. Entre algunas definiciones del constructo existen las siguientes que revisaremos:

Gardner (1985) las define como una reacción evaluativa hacia un objeto o referencia causado en las creencias personales del hablante. Las personas evalúan su contexto cercano, a otros individuos, las lenguas que otros hablan y hasta la manera de vestir. La edad, el nivel educativo y la nacionalidad son factores que influyen en la generación de las actitudes; esta definición alude, de forma interesante, a las motivaciones internas del hablante que genera sus reacciones hacia el idioma, pero también los elementos del contexto son determinantes para la aparición de las actitudes. Concordando con el autor asentamos que la noción conceptual se origina en la visión particular que un hablante tiene sobre el objeto, la lengua, pero otros factores sociales como el medio son condicionantes para la presencia de las actitudes.

Song y Wang (2017) las entienden como reacciones del ser humano frente a las variedades lingüísticas, las cuales revelan las percepciones y la identidad de los hablantes. De forma sintética esta definición establece nuevamente que las actitudes son reacciones, es decir, respuestas al estímulo de un hablante hacia toda variedad lingüística, considerando no sólo a la lengua, sino también sus variantes. Además, muestran las impresiones o percepciones del hablante así como la construcción de su identidad social y lingüística.

Castillo (2007) explica que el constructo se constituye en un aspecto psicosocial de variedades lingüísticas y el uso que se hace de ellas en la sociedad, siendo que el hablante genera conductas subjetivas hacia el idioma. La definición del autor es acertada en su ámbito disciplinar, debido a que una actitud es una reacción analizada tanto psicológica como socialmente. Asimismo, las variedades lingüísticas no sólo son representaciones de un entorno; tienen un uso, lo cual significa que los hablantes vinculan funciones, metas y objetivos hacia la lengua, pero al mismo tiempo se crean condiciones subjetivas del idioma, es decir, elementos que para el presente estudio son los imaginarios.

Bouchard, Giles y Sebastian (2000) definen a las actitudes como cualquier indicio afectivo, cognitivo o de comportamiento evaluador hacia variedades de lenguas o sus hablantes. Aquí, los autores consideran primero los componentes en los que se dividen las actitudes, las cuales evalúan las lenguas, sus variedades y sus hablantes, lo cual puede mostrar esferas similares, pero también dimensiones diferenciadas entre el idioma y las personas que usan la lengua.

Considerando que las anteriores definiciones cumplen criterios y han sido establecidas para los contextos en los que se analizaron actitudes hacia una lengua y sus variantes, proponemos en este trabajo una definición resultado de las anteriores revisiones y útil para el presente estudio; así, nuestra definición, que guiará el trabajo, será la siguiente: una actitud lingüística se define como un conjunto de reacciones segmentadas en saberes, afectos y conductas hacia una lengua y sus variantes, sobre las cuales los hablantes construyen nociones subjetivas de la lengua dentro de un tiempo y espacio. Con la presente definición se espera no sólo integrar los componentes de las actitudes lingüísticas; también cuenta la edificación subjetiva como el imaginario que el hablante hace sobre el idioma en contextos particulares, tal es el caso de las ciudades peninsulares que analizamos, Mérida, Cancún y Chetumal.

Por otro lado, las actitudes tienen tres componentes: el componente cognitivo es el conocimiento de una lengua, el afectivo representa las emociones hacia un idioma y el conductual se orienta hacia lo que la gente hace con una lengua (Baker, 1992). Fishman (1979) explica que para el afectivo se evalúan los rasgos considerados atractivos o no atractivos, propios e impropios, originales o comunes. Con el conductual se generan acciones de los hablantes, como la decisión de aprender una lengua o lo que harían frente al idioma, movimientos lingüísticos, planificación lingüística y políticas de revitalización. Con el cognitivo, la posición hacia la lengua se orienta hacia la conciencia lingüística, sus variantes, su historia y literatura, así como su percepción para la conformación de una identidad.

Además, existe un cruce entre los tres componentes, pues éstos no actúan solos e individualmente, sino que una expresión de los hablantes puede hacer referencia a dos o a tres de ellos. Por ejemplo, en la siguiente expresión, “la maya verdadera es muy bonita, pero es mejor estudiar inglés, es lo que piden ahora”, tenemos que están presentes el componente afectivo, pues se evalúa a la lengua como bonita, pero inmediatamente el testimonio elige el estudio del inglés, lo cual implica una acción o conducta hacia la lengua.

Por el lado del imaginario, se entiende como una construcción en la que media la realidad objetiva versus la realidad subjetiva. Según Lindon (2007) se imagina lo desconocido, resultando en formaciones simbólicas que generan reacciones fantásticas: “Los imaginarios corresponden a elaboraciones simbólicas de lo que observamos” (Lindon, 2007: 11).

Entre el mundo de la imaginación y la realidad existen cruces de transformaciones de las dos esferas que proyectan lo objetivo frente a lo subjetivo. Las instituciones sociales generan los imaginarios tomando como punto de partida la materia prima humana, la cual se subjetiviza a partir de un proceso que visualiza a la sociedad como un todo (Erreguerena, 2001). Para nuestro estudio, la lengua sería la materia prima que se subjetiviza para la producción de los imaginarios.

Los imaginarios nutren a las actitudes, las cuales se alimentan de elementos irreales, siendo aquí el punto donde irrumpe la imaginación. Sobre el objeto material (la lengua o variante en este caso) se adhieren aspectos y características fantásticas, exageradas y dimensionadas, que son parte de la visión de los hablantes. De esta forma, las actitudes lingüísticas y los imaginarios están ligados, ya que los hablantes suelen proyectar dimensiones fantásticas hacia el idioma, a partir de la imaginería que ocurre en el espacio y tiempo del mundo real.

Retomando la definición de actitud lingüística propuesta anteriormente, “un conjunto de reacciones segmentadas en saberes, afectos y conductas hacia una lengua y sus variantes, sobre las cuales los hablantes construyen nociones subjetivas de la lengua dentro de un tiempo y espacio”, observamos la vinculación de la noción de imaginario dentro de la construcción de nociones subjetivas, pues los hablantes no sólo tienen reacciones hacia las lenguas, dentro de estos tres ejes existen conocimientos propicios hacia lo relativo y el mundo intangible de las lenguas.

Así, en la siguiente expresión: “La maya verdadera es la que hablan los antiguos”, podemos notar que la actitud parte de un componente cognitivo, el conocimiento que tiene el hablante. La reacción hacia el idioma es un saber que el hablante fundamenta en la realidad objetiva, la lengua maya existe. Pero tenemos dos imaginarios: ‘la verdadera maya’ y ser hablada por ‘los antiguos’, concepciones que transitan en una realidad imaginada acerca de los antiguos mayas, ya que los hablantes suponen que la esencia de la verdadera maya está vinculada al pasado.

Como dice Castoriadis (1997: 1), los imaginarios consisten en “transformar las ‘masas y energías’ en cualidades (de manera más general en hacer surgir un flujo de representaciones, y ‒en el seno de éste‒ ligar rupturas, discontinuidades”. Así, la realidad de la lengua maya se ha transformado en una subjetividad que la hace ser verdadera para sus hablantes actuales.

Las actitudes y los imaginarios son expresiones creadas por los hablantes, quienes son los que tienen la autoridad para crear, recrear y repensarlas con grados ya sea bajos y altos de imaginación, lo cual significa que ambos conceptos transitan entre lo real y lo irreal. Así, considerando los tres componentes de las actitudes hacia las lenguas, cada uno de ellos se puede nutrir de imaginarios, según lo que los hablantes noten en cada esfera de la lengua, como veremos en los testimonios de los informantes.

Escenarios de estudio

El presente estudio se aplicó en las urbes de Mérida, Yucatán, y Cancún y Chetumal, en Quintana Roo (Figura 1), ya que son espacios de constante migración y presencia de mayahablantes, quienes se ven inmersos en diversas prácticas para la conservación de las costumbres, tanto étnicas como lingüísticas (Be, 2011). Para ello, la lengua viene a constituirse en un reforzador de la identidad como maya yucateco en el lugar de llegada (Be, Sima y González, 2017).

(Autoría propia)

Figura 1 Mapa de las ciudades de Mérida, Cancún y Chetumal en la península de Yucatán. 

La lengua maya ocupa el segundo lugar entre las lenguas indígenas de México por su número de hablantes, manteniendo vigencia en amplios territorios (León-Portilla, 2004). El Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática1 (1990) reportó que había 714 883 hablantes del idioma maya en la península de Yucatán, mientras que el INEGI (2015a) declaró que 859,607 personas hablaban la lengua. Sin embargo, Pfeiler (1997) menciona que desde 1970 disminuyeron los monolingües de maya y los bilingües de maya y español de Yucatán, ya que en 1970 el 41% de la población yucateca hablaba la lengua, mientras que en 1980 era el 36%. Por su parte, el INEGI (2010) aseguró que los mayahablantes (537,618 personas) constituían el 27.49% entre los habitantes de la entidad yucateca. Aunque en términos absolutos los hablantes del maya han aumentado, su relación con respecto al porcentaje de la población total disminuye actualmente.

La ciudad de Mérida, con 892,363 habitantes (INEGI, 2015b), representa la urbe de mayor tamaño y población en la región, con aproximadamente el millón de habitantes que conforma con los municipios de Umán y Kanasín una amplia zona metropolitana. Esta urbe concentra importantes fuentes de servicios médicos, educativos y culturales de gran atracción en la península. Tiene una población mayahablante entre el 9 y 10% de su población (INEGI, 2015b);2 en la población maya que habita en la ciudad de Mérida, que si bien es bastante alta, existe un amplio sector que únicamente es bilingüe pasivo del idioma, pues ellos mismos lo asumen cuando expresan: “lo entiendo, pero no lo hablo”. En ese sentido, la ciudad de Mérida es símbolo de las representaciones de la cultura maya, además las migraciones temporales y definitivas de mayahablantes la hacen ser un polo atractivo de migración, y al mismo tiempo el espacio se tambalea en cuanto al mantenimiento del idioma. Aunque las actitudes de los jóvenes, desde el nivel cognitivo, son favorables hacia el idioma maya, su preferencia se inclina hacia el aprendizaje del español o del inglés (Sima y Perales, 2015).

Nuestra segunda urbe de trabajo, Cancún, alberga 743,626 habitantes (INEGI, 2015c). Ha sido desde la década del ochenta en México el polo turístico creado para generar atracciones en este ramo y potenciar el desarrollo de la región (Dondé y Turrent, 2009). Es un espacio en el que se concentra una población predominantemente migrante nacional e internacional. La población yucateca en Cancún es cercana a los 125 mil habitantes (INEGI, 2011), siendo el sector de mayor presencia nacional en dicha metrópoli. Be (2015) asegura que todos los yucatecos son mayas, pero habría que ver cuántos de ellos son hablantes del idioma maya, ya que no se reporta actualmente en la literatura una cifra exacta del número de hablantes del maya yucateco en Cancún. El INEGI (2015c) únicamente engloba a todos los hablantes de lenguas indígenas en un indicador porcentual que es un 10.83%, lo cual incluye a los mayahablantes.

Be, Sima y González (2017) analizan el tema de jóvenes migrantes de origen maya yucateco en la urbe quintanarroense, encontrando que algunas costumbres y tradiciones como los novenarios y el hetzmek son parte de las prácticas en las que la mayanidad yucateca está presente junto con la lengua maya. Existen oscilaciones sobre los usos y las funciones del idioma maya al estar relegado a las personas mayores, pero en muchos contextos la transmisión y el uso de la lengua están extendidos a los usos intrafamiliares (Sima y Be, 2017).

Por otro lado, Sima y Hernández (2016) encuentran que Cancún es la que más actitudes positivas presenta hacia la lengua maya en comparación con Mérida y Chetumal. La fuerte migración al sitio, mayor que en los otros espacios, genera en los yucatecos un sentimiento de adscripción e identidad, siendo que la lengua maya, a pesar de que no siempre se use, se exhibe como un motor de fortalecimiento de la identidad del grupo.

Chetumal, por su parte, cuenta con una población cercana a los 224, 080 habitantes (INEGI, 2015c). Al igual que ocurre en Cancún, los datos del INEGI (2015c) únicamente muestran que un 8.26% de la población es hablante de lenguas indígenas sin especificar la cifra exacta de mayahablantes. Capital del estado de Quintana Roo, se encuentra en el sur de la entidad compartiendo límites territoriales con el país de Belice, y al igual que las otras ciudades su población es resultado de migraciones del resto de México, de yucatecos y mayas de toda la península de Yucatán. La presencia de los mayahablantes atraviesa por un proceso de invisibilización, ya que suele decirse que en Chetumal no se habla la maya y casi no hay mayahablantes. Pero una exploración permite visibilizar a los mayas actuales en espacios tan públicos como el mercado o en instituciones educativas como la Universidad de Quintana Roo.

Aunque el sentir de la población, estudiantes, hablantes de la lengua, monolingües de español y otros sectores, resalta la importancia de valorar la lengua maya como parte de la identidad histórica de la comunidad, habría que explorar este escenario como un contraste más marcado para los mayahablantes. Chetumal tiene orígenes yucatecos, pero también del vecino país de Belice, y en su competencia con el destino de Cancún, atraviesa, actualmente, por una redefinición de su identidad como capital del estado. A pesar de serlo, no se le presta la misma atención que recibe la zona norte de Quintana Roo, por lo que las acciones hacia los mayas también se ven afectadas y con pocas oportunidades para ellos, pues en voz de un estudiante de la Universidad de Quintana Roo de Chetumal: “los jóvenes quieren irse de la ciudad para trabajar en la Rivera Maya, en Cancún, en Playa, allí donde haya dinero”.

En estos tres escenarios, punto de encuentro con los hablantes del maya que presentan actitudes imaginadas hacia su lengua, se desarrolló el trabajo de campo y contacto con los informantes, proceso que detallamos en la siguiente sección.

La obtención de los datos: proceso metodológico

Para la obtención de los datos se usaron los siguientes instrumentos: el primero fue la entrevista semidirigida, aplicada en el 2009, en tres informantes que refieren ampliamente el tema de la maya verdadera y la maya mezclada. Los participantes forman parte de un grupo más amplio en el que se aplicaron entrevistas durante dicho año. Como resultado del análisis, se identificaron las actitudes hacia la lengua maya a través de categorías más amplias: 1. La maya verdadera y la maya mezclada en el tiempo y 2. Identidad y espacio de la jach maya.

En este trabajo presento los saberes de los tres entrevistados acerca de la jach y el xe’ek' maya, debido a que sus respuestas fueron las más fluidas y ricas acerca del tema en cuestión. Las edades disímiles no fueron un factor para ser seleccionados, sino el tipo de respuestas expresadas. Además, complementan con mayor profundidad el tema en comparación de las respuestas más breves, proporcionadas por los informantes del segundo instrumento que guía el estudio. Presentamos breves características de cada uno de ellos:

Tabla 1 Los informantes de las entrevistas. 

Informante 1 Informante 2 Informante 3
Pastora, bilingüe de maya y español, 84 años, ama de casa, habita en la colonia San Marcos Nocoh. Ivonne, bilingüe de maya y español, 43 años, habita entre Dzemul y Mérida por las actividades políticas que realiza. José, bilingüe de maya y español, 38 años, habita en la colonia San Marcos Nocoh, es vendedor de tortillas.

El segundo instrumento fue la aplicación de un cuestionario sociolingüístico del Instituto Nacional de Lenguas Indígenas3 (2008), adaptado a la península de Yucatán por Pfeiler, Sánchez y Villegas (2014). Durante el 2015 se recogieron ocho de Mérida, 15 de Cancún y 13 de Chetumal, de una muestra más amplia en las tres urbes. No todos los hablantes eligieron responder a la pregunta que se les hizo sobre si conocían a alguien que hablara la maya verdadera y sólo los que decidieron responder son los que presentamos en este estudio. Esta interrogante del cuestionario, cabe mencionar, es una de las 29 preguntas con muchas opciones múltiples que indaga sobre diversos temas de la lengua maya, incluyendo el que nos interesa: la jach maya en su relación con el xe’ek’ maya (Anexo 1).

Presentamos las características de los informantes que respondieron la pregunta del cuestionario en la siguiente tabla. Las variables se obtuvieron directamente del cuestionario al preguntarles por cada una de ellas y se registró del modo en que los informantes mencionaron considerarse en género, edad, clase social, actividad y colonia en la que viven.

Tabla 2 Descripción de los informantes que participaron en los cuestionarios.  

Género Edad Clase social Actividad Colonia y ciudad
Femenino 75 Media Ama de casa San Marcos Nocoh, Mérida
Femenino 65 Baja Ama de casa San Marcos Nocoh, Mérida
Masculino 60 Baja Campesino San Marcos Nocoh, Mérida
Femenino 85 Baja Ama de casa San Marcos Nocoh, Mérida
Masculino 48 Baja Carnicero San Marcos Nocoh, Mérida
Femenino 55 Media Ama de casa San Marcos Nocoh, Mérida
Femenino 55 Media Ama de casa San Marcos Nocoh, Mérida
Femenino 54 Baja Ama de casa San Marcos Nocoh, Mérida
Masculino 60 Baja Sin empleo Región 90, Cancún
Femenino 74 Media Ama de casa Región 90, Cancún
Femenino 57 Media Ama de casa Región 90, Cancún
Masculino 64 Baja Albañil Región 90, Cancún
Femenino 69 Media Ama de casa Región 90, Cancún
Masculino 62 Baja Vendedor de comida Región 90, Cancún
Masculino 49 Media Chofer Región 90, Cancún
Femenino 42 Media Ama de casa Región 90, Cancún
Masculino 34 Media Profesor Región 90, Cancún
Femenino 38 Media Empleada de centro comercial Región 90, Cancún
Femenino 37 Media Cajera Región 90, Cancún
Masculino 23 Media Ingeniero civil Región 90, Cancún
Masculino 18 Media Ayudante de lavandería Región 90, Cancún
Masculino 20 Baja Estudiante Región 90, Cancún
Masculino 26 Baja Corta tabla roca Región 90, Cancún
Femenino 22 Media Estudiante El Bosque, Chetumal
Masculino 21 Media Estudiante Pacto Obrero, Chetumal
Masculino 22 Media Estudiante Payo Obispo, Chetumal
Femenino 20 Baja Estudiante Proterritorio, Chetumal
Femenino 20 Baja Estudiante Caribe, Chetumal
Femenino 22 Media Estudiante El Bosque, Chetumal
Masculino 34 Baja Estudiante Lagunitas, Chetumal
Masculino 26 Media Estudiante 20 de noviembre, Chetumal
Femenino 22 Media Estudiante El Bosque, Chetumal
Femenino 25 Baja Estudiante Nuevo Progreso, Chetumal
Femenino 24 Media Estudiante Arboledas, Chetumal
Femenino 20 Baja Estudiante 20 de noviembre, Chetumal
Masculino 19 Media Estudiante El Bosque, Chetumal

El análisis de dos instrumentos diferentes se realizó porque vimos la coincidencia temática y la diversidad de posturas sobre la jach maya y el xe’ek’ maya en los hablantes de ambos instrumentos. Además, estas dos variantes se constituyen en uno de los ejes fundamentales para entender cómo la lengua maya se ha posicionado en un saber para los mayas actuales.

El rumbo que toma el trabajo es desde un enfoque cualitativo e inductivo, el cual considera la postura de los informantes como la fuente principal que guía la interpretación teórica de las actitudes e imaginarios, constructos para obtener luz acerca de la visión que sus hablantes tienen sobre la maya verdadera y la maya mezclada. Algunos conteos son de tipo descriptivo, pero no son cuantitativos, ya que carecen de un instrumento y muestra representativa poblacional.

Las categorías resultantes del trabajo son "la maya verdadera" y "la maya mezclada en el tiempo"; tratan sobre la temporalidad del empleo de la lengua maya, significan la expresión que hacen los hablantes sobre qué tipo de maya se usó en el pasado, cuál se usa actualmente, si ambas están presentes en los hablantes y sus espacios de vivienda. La segunda categoría, "identidad y espacio de la jach maya"; trata la identidad de las personas que la hablan y sus características como edad, actividad laboral, parentesco y lugar en donde radican.

Para finalizar, queremos señalar cómo obtuvimos las categorías que dan cuenta de las actitudes de los hablantes hacia la maya a través de representaciones imaginarias. Las respuestas enunciadas por los informantes se recogen y se insertan en el estudio para observar sus puntos de vista hacia la maya. Las preguntas de investigación sirven de guía para la obtención de tales categorías, éstas surgen de la significación similar de las voces comunes de los hablantes. Los resultados los veremos en las dos siguientes secciones.

La maya verdadera y la maya mezclada en el tiempo

Para responder a la primera pregunta, ¿cuáles son las actitudes e imaginarios que expresan los mayahablantes hacia la jach maya y el xe’ek’ maya en su relación con el tiempo y hacia ellos mismos?, seguimos la definición propuesta líneas arriba en el marco teórico: “Un conjunto de reacciones segmentadas en saberes, afectos y conductas hacia una lengua y sus variantes, sobre las cuales los hablantes construyen nociones subjetivas e imaginan situaciones de la lengua dentro de un tiempo y espacio”; nos centramos primordialmente en esta primera parte en las reacciones de los hablantes analizadas predominantemente desde los saberes, afectos y conductas hacia la lengua en las dos variantes de interés para este estudio: la jach maya y el xe’ek’ maya.

Entre los habitantes bilingües de maya y español existe la creencia en algunos de ellos que no hablan una maya legítima, sino una mezcla entre español y maya, idea en concordancia con Pfeiler (1998). Según las voces de otros informantes bilingües de maya y español, cuyos testimonios no presentamos en este análisis por cuestiones de espacio, se usan las formas: “maya pura”, “maya antigua”, “maya verdadera”, “maya legítima”, “maya amestizada”, “maya mestiza”, “uayeismo”, para referirse ya sea a la maya verdadera o maya mezclada.

Entre los informantes epítomes destaca doña Pastora (Figura 2), una bilingüe de maya y español de 84 años de Mérida, quien radica en la ciudad desde hace más de 50 años. En la entrevista expuso una representación de la "maya verdadera", por lo que constituye una fuente testimonial relevante para la misma informante. Se asigna un número a cada turno para facilitar el análisis. La letra E significa entrevistador y la P significa Pastora.

Autoría propia © 2009.

Figura 2 En la parte inferior derecha, la señora Pastora, bilingüe de maya y español, junto a su hija, Filiberta. 

  1. E. ¿Cuál es tu edad?

  2. P. 84.

  3. E. ¿En qué colonia vives?

  4. P. San Marcos Nocoh.

  5. E. ¿Usted, dónde nació?

  6. P. En Muna.

  7. E. ¿En Yucatán?

  8. P. En Yucatán.

  9. E. ¿Usted habla maya y español?

  10. P. Pues la maya lo hablo muy poco. El español lo hablo, casi más hablo en español.

  11. E. ¿Cómo aprendió usted a hablar maya?, ¿quién le enseñó?, ¿sus papás o en su pueblo?, ¿allí en Muna donde dice que nació?

  12. P. Pues ni yo me di cuenta, cuando vi estoy hablando en maya, hablo en maya, no me di cuenta. Mi mamá habla en maya, mi abuelita, pero de antes, casi no hablaban a los niños en maya por su idea de los señores grandes, porque la pobre maya lo tenía así un poco bajo, como que lo, a un lado lo ponen, entonces fuimos creciendo, creciendo y pos así aprendí maya y aprendí un poco de español.

  13. E. ¿Entonces usted cree que no habla maya completo?

  14. P. No, no hablo maya completo.

  15. E. ¿Por qué, quienes hablan maya completo?

  16. P. Pos los muy antiguos, porque hay tantas palabras distintas que no, yo no lo sé, en los pueblos así, más los antiguos sí saben la legítima maya, nosotros fue cambiando, cada generación que se levantaba fue el cambio de hablar.

  17. E. ¿Hace cuantos años que vive usted aquí en Mérida?

  18. P. […] Como 50 años.

La elaboración de la entrevista no previó alguna pregunta que explorara la temática de la maya legítima, fue la informante que abrió el tema cuando afirmó: “Pues la maya lo hablo muy poco” (turno 10). Posteriormente se le cuestiona por qué cree que no habla una maya completa, a fin de enriquecer el diálogo y abrir el tema que nos interesa (turno 13). Así, en el turno 15 se le pregunta, quiénes son los que hablan maya completo. Su respuesta se elabora a partir de una concepción en el que ingresa la relación del tiempo con los antiguos, las palabras distintas, los pueblos como comunidades de uso, la evaluación de la maya como legítima y la conciencia del cambio sociolingüístico del idioma.

En las palabras de la informante se abre un abanico muy representativo sobre la imaginación de una maya que supuestamente es verdadera o legítima para los propios mayahablantes, quienes afirman que es más probable que ésta se encuentre en los pueblos, en las comunidades, en el interior del estado de Yucatán o las regiones remotas de la península de Yucatán. En consonancia con Erreguerena (2001), la lengua se ha transformado en una imaginería en su cruce de lo objetivo a lo subjetivo, pues los ‘antiguos’ son los que hablan la maya legítima, a ellos les pertenece la autoridad del idioma, pero también existe la conciencia en la informante de que la lengua como práctica lingüística cambia y ya no es parte de la jach maya.

Pastora observa esa transformación que conduce hacia las formas que emplean las nuevas generaciones con sus respectivas variantes, de tal forma que estas actitudes e imaginarios sobre la lengua sirven para guiar a los mismos hablantes sobre los procesos y cambios que tiene el idioma maya actualmente.

La maya verdadera transita dentro de una imaginación asociada a la temporalidad, especialmente con el tiempo pasado, donde se encuentra guardada como una joya a la que los informantes imaginan, nombran y evocan. Así, es constante en los mayahablantes comparar la maya actual con el pasado, tal como lo expresan en sus propias palabras, “los muy antiguos son los que hablan la maya verdadera”, y como dice Pfeiler (1998: 131), según los informantes que la autora cita “sólo la gente grande, los nohoch máak, la saben hablar”.

Entonces, la persona que los mayahablantes nombran como antigua cobra relevancia y es una figura representativa de imaginería asociada al pasado, por lo que ocurre una elaboración simbólica del tiempo hacia la lengua. La jach maya nos lleva por consecuencia al xe’ek’ maya, pues en las expresiones de los hablantes del maya es común una dicotomía. Esta división entre tiempo y variación lingüística para los portadores del maya yucateco es una referencia constante con la que construyen su identidad como hablantes, coincidiendo con el aspecto de temporalidad presente en nuestra definición propuesta. En el siguiente fragmento, para el informante, José, hay una maya que clasifica como original y otra como mezclada:

Porque hay dos tipos de maya: hay el tipo de maya original, hay el maya mestizo mezclado, mezclado (José, 38 años).

La división entre jach y xe’ek’ maya funciona como un saber y a la vez una actitud del componente cognitivo que luego se convierte en un imaginario, ya que estas dos variantes pueden funcionar como realidades objetivas y subjetivas a la vez que permiten representar una explicación de la lengua y una orientación del espacio de uso para los mismos hablantes. Los mayahablantes consideran que en ciertas regiones, el oriente de Yucatán y en Quintana Roo, es donde se habla la maya legítima,4 en tanto para el xe’ek’ maya se cree que se usa en las ciudades de la región occidental y centro de la península (Pfeiler y Hofling, 2006).

Para el caso del xe’ek’ maya existen también saberes muy relevantes que se asocian con la alternancia de códigos entre maya y español que los hablantes de la lengua conocen y expresan, tal como veremos en el siguiente fragmento de la entrevista. Notamos cómo desde el inicio, para Ivonne es importante exponer el tema, igual que ocurrió con la informante Pastora líneas arriba.

E es entrevistador. I es Ivonne.

  1. E. ¿Considera que Yucatán es un estado bilingüe, es decir, la población habla maya y español?

  2. I. Sí, por supuesto, yo vengo de una comunidad, en donde no sólo hablamos maya y español, sino que mezclamos inclusive, le llamamos nosotros el uayeismo, ¿no? Decimos palabras en maya combinadas con el español.

  3. E. ¿Uayeismo?

  4. I. Así le decimos, uayeismo. Es una variante. En donde, por ejemplo, en la maya no hay, bueno no por hacer promoción, pero por decir Coca-cola. No hay la conversión de las palabras para decir Coca-cola. Entonces la gente te dice: “Ts’áa ten jump’éel kokakoola”.5 Está mezclando maya con español.

  5. E. ¿Sería parecido a lo que llaman xe’ek’ maya?

  6. I. Ándale, más o menos.

Desde el componente cognitivo de las actitudes, el uayeismo para la informante es un saber y una reacción ante la lengua, por lo tanto, una actitud conductual porque la hablante reacciona de un modo y se comporta hacia el idioma, mezclando el español con la maya. Desde el componente afectivo, el resultado de esa mezcolanza, uayeismo, se constituye también en una forma de calificar la combinación entre la lengua maya con la española. Cabe señalar que el mismo concepto que propone la participante de la entrevista se puede constituir en un imaginario para sí misma, al considerar desde su visión que el uayeismo es análogo al xe’ek’ maya o en parte como ella dice: “Ándale, más o menos”.

Empero, la raíz de la palabra uayeismo o waye’ismo tiene relación con otras concepciones más amplias; así lo define Gamboa (1984), quien lo señala como adverbio, sustantivo, verbo, adjetivo.6 En este tenor, el análisis del uayeismo no debe entenderse como sinónimo propiamente del xe’ek' maya. El uayeismo desde la perspectiva de Gamboa (1984, 1985) es un neologismo para referirse al habla característica del yucateco, cuyo español se diferencia del resto de la república mexicana por el uso frecuente de expresiones y locuciones híbridas, surgidas a partir del contacto entre la maya y el español.

Por otro lado, existen posiciones conservadoras desde la visión de los propios hablantes con una perspectiva purista hacia las formas del idioma maya que han incorporado préstamos del español, ya que conocen las formas que ellos consideran como propias de la maya verdadera. En consonancia con las actitudes lingüísticas, la necesidad del purismo lingüístico es consecuencia de dicha noción, ya que existe en los hablantes la necesidad de representar un criterio puro, correcto, infalible y verdadero desde su visión actitudinal.

Farfán señala que el tema del purismo ha sido abordado como parte de una planeación lingüística que se asocia con “representaciones mistificadas de una pretendida lengua general, auténtica y única” (Farfán, 2009: 35). En concordancia con el autor notamos cómo para algunos hablantes mayas existen representaciones originales de la lengua maya tal como sucede en el siguiente testimonio.

E es entrevistador. J es José.

  1. J. Por eso yo pienso que el gobierno debe, debe estén, cómo se, cómo te diré, poner cursos en las escuelas donde se hable, para que no se olvide la lengua maya, porque hay dos tipos de maya, hay el tipo de maya original, original, hay el maya mestizo mezclado, mezclado, porque hay cosas que poder, fíjate que mi papá habla la maya, pero no lo habla muy estén, el original, es mezclado con español y maya, algunas cosas dices en español y algunas dices en maya, hay cosas que tú puedes decir, por ejemplo si yo te digo, traime la silla, silla es español, traime la silla, y en maya dice: táasten le siyao’ (kisi’che’o’), estás hablando silla, táasn ten siyaj, estás hablando, que, que me traigas la silla, pero siempre lo estás pronunciando como silla. Supuestamente que esto le dicen kisi’che’, […]7 es la maya original. La bicicleta, si tú le preguntas a un muchacho que sabe maya, ¿cómo se dice en maya bicicleta, bicicleta en maya? Pues bicicleta, pero no, se le dice: t’íint’in ook8 le dicen a la bicicleta. Sí, hay muchas cosas, yo he visto que hablan, pero no es el original.

  2. E. ¿Y tú qué tipo de maya hablas, según tú?

  3. J. Pues yo hablo el mezclado y sé un poco también del original, sé un poco porque trabajé acá en Horchantinol, una empresa, y allí vivía el velador, era un viejito que hablaba el verdadero maya, y me gustaba sentarme a platicar con él: “De curiosidad necesito saber cómo se dice esto, y esto y me dice: “Oiga, por qué tantas preguntas me dice, es que yo necesito saber le digo, necesito saber, ¡qué tal si entro a pedir mi novia que no habla español!, en maya le voy a hablar, […] Pero lo que es la maya así mezclado, con eso crecí, con eso crecí.

José considera que su padre habla maya, pero no el original. Ejemplifica el supuesto maya original con la palabra silla que en “maya original” sería kisi’che’, y con bicicleta que desde su postura es t’íint’in ook. Posteriormente, afirma que habla el maya mezclado y asegura que sabe un poco del original, porque en una empresa laboró junto con él un ‘viejito’ quien sabía la verdadera maya, por lo que para José, la persona por ser mayor tenía la autoridad y el conocimiento para hablar la variante que considera como legítima.

Sobre la maya mestiza describe las interferencias y los préstamos que suceden cuando los hablantes incorporan palabras del español. Entre los ejemplos que usa para argumentar cómo debiera ser la maya verdadera, elige la palabra silla, la cual en maya mestiza se repite con ese mismo significante del español, mientras que en maya verdadera es para el informante kisi’che’, lo cual literalmente significa ‘pedorrear madera’, ‘echar pedos sobre la madera’.

Así, estas actitudes puristas son parte de una serie de formas que suponen los hablantes acerca de la esencia de la maya en cuanto a su pureza y su contacto con el español. Estas actitudes prevén un saber preferido hacia la maya original, se decantan por esta variante que es sobrevalorada por encima de la propia a la que consideran mezclada, como es el caso de José. Emplean el componente conductual para nombrar y buscar las formas que ellos consideran ser propias del maya original que se presenta como añorado, a la vez el componente afectivo actúa como un sentimiento de nostalgia por el pasado glorioso de los mayas. De esa forma, la presencia de personas de un grupo etario mayor pareciera ser el único criterio que algunos hablantes del maya toman para juzgar el uso de la lengua como original. Sin embargo, existen otras nociones sobre la jach maya en informantes de otros contextos peninsulares como lo veremos en la siguiente sección de análisis.

Identidad y espacio de la jach maya

Para responder a nuestra segunda pregunta de investigación, ¿quiénes son los que hablan la jach maya y en dónde la hablan?, nos enfocamos primordialmente en la segunda parte de la definición propuesta en el marco teórico: “reacciones segmentadas en saberes, afectos y conductas hacia una lengua y sus variantes, sobre las cuales los hablantes construyen nociones subjetivas e imaginan situaciones de la lengua dentro de un tiempo y espacio”. Abordaremos este punto a partir de las respuestas a las preguntas que se aplicaron del cuestionario sociolingüístico y que dan como resultado dicha categoría. Las respuestas son breves, pero sirven para tener referencias de quiénes son los que hablan la maya verdadera y dónde viven; véanse las preguntas y respuestas en los Anexos 1 y 2.

En cuanto a la identidad, notamos en las respuestas de los informantes diversos aspectos: el primero es que tanto en Mérida como en Cancún existen similitudes en cuanto a que son las personas mayores, grandes, adultos y los abuelos los que hablan el idioma, “Son muy pocos”, y “Ya están acabando”, los que hablan la jach maya, según el punto de vista de los informantes de estas ciudades. En tanto, los hablantes de Chetumal presentan respuestas que se orientan hacia el uso y función de la lengua,9 por lo que es común para ellos el observar personas que hablan la jach maya.

En Mérida, seis de los ocho informantes establecieron un campo semántico del uso de la jach maya dentro de su propio ámbito familiar que incluye a uno de ellos como hablante de la variante: “mi madre”, “mis abuelos”, “mis parientes”, “todos mis parientes”, “yo misma”, “mi familia”. En tanto, para los mayahablantes de la ciudad de Cancún, encontramos referencias similares con dos informantes que establecen que su madre y abuelos hablan la jach maya, y los otros informantes plantean como ejemplo a otro tipo de personas. Para los actuales mayas de la capital yucateca, la familia es portadora de la legítima maya, lo cual es un indicador positivo que nos da pistas que podrían incidir en el uso y función de la lengua maya dentro de las relacionas familiares.

Los participantes del estudio de Cancún refieren representaciones heterogéneas acerca de quién habla la maya verdadera al expresar frases como: “yo”, “los más grandes”, “el yerbatero”, “los conozco, pero no sé sus nombres”, “había, lo de ahorita no es”, “son muy pocos”, “ya están acabando”, “los antiguos sí lo hablan”, “una abuelita”, “mis bisabuelos”. Pero coinciden, predominantemente, con los de Mérida en que los que hablan la maya legítima pertenecen a generaciones anteriores, son parte de un pasado que ahora se encuentra en extinción o está por desaparecer. Además, resalta en los testimonios que dos informantes de ambas ciudades aseguraron que son ellos los que hablan la maya verdadera.

Entre los participantes de la ciudad de Cancún, las actitudes con cargas de imaginarios son interesantes porque las respuestas tienen un sentido original y creativo, por ejemplo, el yerbatero que es puesto como un hablante idóneo de la jach maya, por lo cual existe una asociación de él con la variante como si ésta fuera propia de lo exótico. Otro informante crea una metáfora y al mismo tiempo un imaginario cuando dice: “Nosotros estamos disfrazados, los antiguos sí lo hablan”, lo cual implica que los que hablan la jach maya, es decir, los antiguos, son los auténticos portadores de la lengua maya, pero en el presente ya no están los antiguos, por lo que se connota la idea de que los hablantes del maya actual entre los que él mismo se incluye tienen un disfraz porque usan el xe’ek’ maya. Un siguiente informante enunció la siguiente idea: “Una abuelita que vive en la 99, tiene 102 años”, refuerza la idea de que la lengua maya es parte de un grupo etario mayor, en voces de los hablantes dicen la siguiente expresión como ejemplo: “ya están acabando”.

Por el lado de los informantes de Chetumal, el profesor de maya, los compañeros del salón de clases, el vecino, los abuelos y la tía son los hablantes del maya en la actualidad, siendo que es diverso el tipo de personas que para nuestros informantes hablan la maya, lo cual marca una diferencia con los puntos de vista de Mérida y Cancún. Las actitudes lingüísticas del componente cognitivo de los informantes muestran mayor diversidad sobre quienes hablan el idioma maya en la actualidad, al mismo tiempo sobresale el elemento conductual porque observamos otros prototipos de personas empleando la lengua maya, y no solamente los familiares adultos como ocurre en las otras metrópolis peninsulares.

Los informantes representan en su discurso mayor vitalidad hacia la jach maya al ubicar a personas más jóvenes y contemporáneas hablando la variante. Lo anterior puede deberse a que el cuestionario se aplicó en una población de corte juvenil, en el contexto educativo de la Universidad de Quintana Roo, por lo que los participantes (ver Tabla 2), jóvenes todos ellos, cursantes de carreras como Medicina, Humanidades, Lengua inglesa y Antropología Social, han tenido la oportunidad de tomar cursos de maya de manera optativa y obligatoria. Es interesante observar que, para ellos, la figura del docente es alguien que por ser instructor del idioma puede ser idealizado como hablante de la jach maya. Así, es considerado una autoridad y conocedor de la lengua, por lo que automáticamente se le vincula como portador de la variante.

Haremos mención ahora sobre dónde consideran los mayas de la ciudad de Mérida que se habla la jach maya: “Mi madre no vive en la ciudad”, “En Yaxcabá, mis parientes”, “Fuera de la ciudad”. De ese modo se crea una relación significativa hacia el que habla la jach maya como ausente de la metrópoli, por lo que es alguien que habita el interior de la entidad, como popularmente lo dicen los informantes, “en los pueblos”. De esta forma, la representación del hablante de maya suele ser descrita comúnmente como alguien que se encuentra en los espacios rurales, lo que genera las actitudes diferenciadas hacia la lengua y hacia los hablantes.

Por parte de la gente de Cancún, refieren que el acto de hablar la jach maya ocurre en los pueblos retirados, una población que se conoce como Tixméhuac, en la casa de los abuelos, la ciudad de Tizimín, Yucatán, y una abuelita que vive en la 99. Las dos poblaciones referidas son del estado de Yucatán, mientras que otras dos respuestas afirman que es en la misma ciudad de Cancún, al citar la casa de los abuelos y la región 99 (una colonia de Cancún). Así, los hablantes refieren sus espacios de origen, los pueblos retirados de la metrópoli y a su misma población actual, Cancún, como un sitio donde según ellos es notorio observar el uso de la jach maya. Lo anterior representa una actitud incluyente, pues se toman en cuenta los orígenes pero también el lugar donde se habita en la actualidad. A diferencia de Mérida, los participantes expresan que en su ciudad, el Cancún actual, sí se emplea la lengua y la variante jach maya, por lo que las connotaciones son diferenciadas en comparación con la capital yucateca y más incluyentes en el destino turístico quintanarroense. Aquí, la migración juega un papel más marcado que activa y genera estas actitudes por parte de los hablantes de la lengua maya, pues el espacio caracterizado por su población diversa, está inmerso en las olas migratorias de los mayas peninsulares (Be, 2015; Be, Sima y González, 2017).

Para los informantes de Chetumal, el espacio en donde habitan los que hablan la jach maya contiene mayor diversidad, ya que incluyen a su capital como un lugar donde se habla la jach maya, pues dos participantes dicen “mi profesor en la universidad” y "un vecino en la ciudad”. Además expresan, desde su punto de vista, la vitalidad de la lengua al presentar una lista de localidades en donde se habla la maya. Se incluye al estado de Campeche y a la ciudad de Mérida, por lo que los informantes de Chetumal tienen actitudes desde el componente cognitivo marcadamente diversas, al identificar múltiples espacios de uso del maya.

Los que respondieron el cuestionario, no solamente son mayahablantes jóvenes, como mencionamos anteriormente. También son estudiantes de la máxima casa de estudios del estado de Quintana Roo, que tiene una visión más amplia sobre el papel que juega la lengua maya en estos momentos. Así, los participantes del estudio de Chetumal reflejaron en el instrumento una diferencia con los de Mérida y Cancún, pues al ser jóvenes hablantes del maya yucateco, están sumergidos en las políticas del lenguaje que los hacen ser activos y conscientes del prestigio, el valor y la importancia de ser mayahablantes.

Sobre este último punto, será interesante analizar cuáles son las políticas lingüísticas y su impacto por parte de instituciones, particularmente universidades de la península de Yucatán que enseñan la lengua maya. En el caso de la Universidad de Quintana Roo se ha reportado la enseñanza de lenguas extranjeras en el espacio educativo (Reyes, 2011), y también a nivel nacional (Ramírez, 2013). Sin embargo, no existen estudios sobre el proceso de enseñanza-aprendizaje de la lengua maya en esta universidad y en otras instituciones de la región, por lo que planteamos la necesidad de analizar la enseñanza de la lengua como política lingüística y formativa en las universidades de Quintana Roo en su relación con los aspectos migratorios, pues los hablantes de la lengua maya migran constantemente hacia los espacios urbanos.

Además, es relevante revisar las políticas lingüísticas que se han diseñado en la península de Yucatán hacia una y otra variante, puesto que esto repercute en las actitudes hacia el idioma, los propios hablantes y los imaginarios, así como en la vitalidad de la lengua maya tanto en las comunidades como en las urbes.

Conclusiones

La definición propuesta, “reacciones segmentadas en saberes, afectos y conductas hacia una lengua y sus variantes, sobre las cuales los hablantes construyen nociones subjetivas e imaginan situaciones de la lengua dentro de un tiempo y espacio”, ha servido para la categorización de dos variantes de la lengua maya, jach maya y xe’ek’ maya, que sus hablantes construyen en los escenarios de trabajo.

Lo anterior no implica que la definición se reduzca a los temas propuestos, por lo que se puede ampliar a otros ejes de interés como las funciones y usos del idioma que en este estudio no abordamos. Además, otros constructos pertinentes para el acompañamiento del estudio de las actitudes lingüísticas pueden vincularse, tal es el caso del discurso, la identidad, las representaciones y la migración que son comunes en los estudios de actitudes lingüísticas.

Hemos analizado los componentes de las actitudes lingüísticas, cognitivo, afectivo, conductual y su impacto en los testimonios de los informantes que participaron en el estudio. Las variantes referidas son formas imaginadas de sus hablantes que expresan desde un punto de partida del tiempo y el espacio. Retomando lo que se ha descrito en el análisis, estas dos variantes del idioma son segmentadas temporalmente, la jach maya en el pasado y el xe’ek’ maya en el presente.

En el ámbito del espacio, los tres escenarios de trabajo y otros similares como el oriente de Yucatán, los estados de Quintana Roo y Campeche son puntos de referencia para el uso, empleo y existencia de una u otra variante, según los imaginarios sobre el idioma por parte de los participantes de la presente investigación.

Los hablantes mismos de la lengua maya son los constructores de sus propias actitudes hacia su lengua y hacia ellos como hablantes, segmentando el idioma en una forma de tipo puro y otra de tipo mezclado. En los tres componentes de las actitudes lingüísticas: el cognitivo, afectivo y conductual aparecen imaginaciones de la lengua; el primero sobresale para la formación de los saberes de los hablantes hacia su lengua, los orienta hacia dos variantes que existen en el área maya, además este componente actúa para la formación de los imaginarios más subjetivos del idioma, pues le proporciona herramientas a los hablantes para la creación de metáforas e ideas fantásticas, tal como un informante dijo, “estamos disfrazados”.

En este camino, el componente afectivo de las actitudes infunde los adjetivos y expresiones más ricas a las representaciones actitudinales, pues en la misma expresión “estamos disfrazados”, vemos el adjetivo evaluador, el sentir. Sin quedar en el olvido, el componente conductual actúa en los hablantes cuando expresan nociones sobre los que hablan la lengua en un tiempo pasado o presente, en las comunidades y ciudades, y en acciones que en sus palabras dicen “ya están acabando”, para expresar la idea de que están desapareciendo los usuarios de la lengua maya, más propiamente los que usan la jach maya.

Para la noción de los imaginarios hemos visto en los testimonios de los diversos informantes cómo el concepto constantemente es un eje que guía sus actitudes, ya sea como saber, afecto y conducta hacia el idioma maya. El concepto genera en los hablantes una significación especial y hasta necesaria para categorizar al idioma en dos variantes, organizando de esa forma algunas de sus representaciones más subjetivas para explicar el funcionamiento del idioma en el tiempo, el espacio y en los hablantes.

Así, la jach maya y el xe’ek’ maya son un patrimonio valioso de la imaginación, ya que desde las actitudes lingüísticas describen y clasifican a dos variantes de la lengua que sus mismos hablantes conciben. Negar la existencia de la jach maya apelando a la objetividad es destruir una herencia patrimonial del pueblo maya que ve en esta variante un orgullo y un sentimiento del ser maya, y reducir todo al xe’ek’ maya es limitar la lengua a una sola variante que se nutre de préstamos del español. Si bien es natural el contacto lingüístico, los normativistas de la lengua maya deben dejar que los hablantes sigan expresando sus propias nociones sobre la variación de la lengua como una forma de enriquecer las actitudes lingüísticas del maya yucateco en la región. Aun el purismo lingüístico, en este caso particular con la jach maya, es una puerta que se abre a la imaginería de las actitudes hacia el maya yucateco y genera una variedad de ellas, las que hemos analizado por ejemplo en este trabajo, para el registro sociolingüístico.

Así, estamos ante dos categorizaciones que permitirán seguir recogiendo información para analizar el cómo enhilan y tejen esta visión los hablantes del maya. La variación de la maya transitando en estas formas imaginadas y a la vez reales, es una aportación valiosa en la que se erigen términos, frases y formas para una y otra variante, y al mismo tiempo permiten identificar dónde, en qué comunidades y regiones se habla la jach maya y el xe’ek’ maya. Es por ello que será valioso en un futuro trabajo analizar si la migración lleva consigo los imaginarios hacia la lengua en el nuevo lugar de llegada o si crea otros nuevos en el espacio en el que arriban los mayas, siendo que tanto Mérida, Cancún y Chetumal son urbes de gran atracción migratoria para yucatecos y peninsulares, hablantes de la lengua maya.

Por último, haremos una reflexión en términos metodológicos sobre el cuestionario sociolingüístico. El instrumento permitió la diversidad de respuestas y nos dirigió a variadas orientaciones representativas del idioma maya; sin embargo, presenta como limitante el que no fue posible explorar profundamente las causas de las repuestas de los informantes, esto porque la aplicación estuvo dirigida hacia otros saberes de la lengua maya, por lo que no se prestó atención en su momento a la posibilidad de plantear un porqué a las respuestas que proporcionara cada hablante. Por lo tanto, queda como perspectiva metodológica para otro estudio el enriquecimiento de la parte correspondiente.

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1En adelante INEGI.

2El INEGI (2015b) sólo señala la existencia de un 10.2% de población que habla una lengua indígena en Mérida, entre ellas la maya la cual se acerca a un 95% de hablantes indígenas, junto con los migrantes de lenguas como chol, tzetzal y mixe, según el INEGI (2010).

3En adelante INALI.

4 Briceño (2002) expresa que para los propios mayahablantes actuales, los que hablan la jach maya están en Peto, Valladolid, cerca de Uxmal y Ticul, y en el área de los macehuales o cruzo’ob, en Quintana Roo.

5Significa: Dame una Coca-Cola.

6

Uaye (waye) = Aquí, acá, en este lugar, de ahí deriva el apócope "Uay".

Uay (way) = Casa, aposento, celda, cosa corrosiva o huella indeleble (uay de la orina, por ejemplo).

Uay, Uayah= Desollar, producir llagas o envenenar.

Uay, Uaya= Antepuesto a un sustantivo sirve para denotar una aparición o fantasma, espíritu maligno (uay chivo).

7Significa literalmente: pedorrear madera.

8Significa literalmente: tensar varias veces el pie.

9Como dice Castillo (2007), la función de la lengua está determinada por el conocimiento de una competencia comunicativa en la que los hablantes identifican en qué momentos y espacios usan la lengua, por lo que los jóvenes de este estudio reconocen la función de la lengua maya como una actividad común de sus poblaciones.

Anexo 1. Preguntas del cuestionario sociolingüístico

  • ¿Conoce a alguien que hable la jach maya?

  • Sí____ No_____

  • Si responde que sí, que diga quién y en dónde: ________

Anexo 2. Respuestas de los informantes al cuestionario sociolingüístico, segundo instrumento de análisis.

Mérida Cancún Chetumal

  • Mi madre, no vive en la ciudad.

  • Cuando vivían mis abuelos.

  • En Yaxcabá, mis parientes.

  • Ya falleció.

  • Fuera de la ciudad.

  • Todos mis parientes.

  • Yo misma.

  • Mi familia.

  • Yo.

  • Mi mamá.

  • Los más grandes y las gentes en general de los pueblos mayenses.

  • Los conozco, pero no sé sus nombres.

  • Había, lo de ahorita no es.

  • Sí, mi mamá.

  • En Tixméhuac, el yerbatero.

  • Mis abuelos, en casa y donde vayan.

  • Son muy pocos.

  • Ya están acabando.

  • Mis bisabuelos en Tizimín.

  • Nosotros estamos disfrazados, los antiguos sí lo hablan.

  • Una abuelita que vive en la 99, tiene 102 años.

  • En los pueblos retirados de aquí.

  • Mis abuelos.

  • En Mérida.

  • En Carrillo Puerto.

  • En Naranjal, mi maestro de maya.

  • Mi profesor en la universidad y compañeros.

  • Un vecino de la ciudad.

  • En pueblos visitados de Quintana Roo.

  • En Santa María, Q. Roo.

  • En mi pueblo Uh-May.

  • En mi pueblo.

  • Mi abuelita y en Campeche.

  • Mis abuelos.

  • Mi tía de Tihosuko.

Recibido: 20 de Marzo de 2019; Aprobado: 27 de Mayo de 2019

Eyder Gabriel Sima Lozano. Mexicano. Doctor en Antropología Lingüística por la Universidad Nacional Autónoma de México. Es investigador de la Universidad Autónoma de Baja California, Facultad de Idiomas, en Ensenada, y especialista en sociolingüística. Su proyecto actual de investigación se titula “Actitudes, mantenimiento, desplazamiento e identidad de la lengua maya en tres contextos urbanos de la península de Yucatán”. Entre sus últimas publicaciones se encuentran “Prácticas socioculturales, turismo e identidad entre los hijos de migrantes yucatecos en Cancún”, “Actitudes de yucatecos bilingües hacia la lengua maya en el paisaje lingüístico de rótulos en el centro histórico de Mérida” y “La Lanza de San Baltazar, una representación de los primeros protestantes de Guadalajara a fines del siglo XIX y una construcción argumentativa de su discurso”, las dos primeras en coautoría. eyderg@gmail.com

Eyder Gabriel Sima Lozano. Mexican. PhD in Linguistic Anthropology from the Universidad Nacional Autónoma de México. He is a researcher at the Universidad Autónoma de Baja California, School of Languages, in Ensenada, and a specialist in sociolinguistics. His current research project is "Actitudes, mantenimiento, desplazamiento e identidad de la lengua maya en tres contextos urbanos de la Península de Yucatán." Among his latest publications are “Prácticas socioculturales, turismo e identidad entre los hijos de migrantes yucatecos en Cancún,” “Actitudes de yucatecos bilingües hacia la lengua maya en el paisaje lingüístico de rótulos en el centro histórico de Mérida,” and “La Lanza de San Baltazar, una representación de los primeros protestantes de Guadalajara a fines del siglo XIX y una construcción argumentativa de su discurso,” the first two as co-author. eyderg@gmail.com

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