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Estudios de cultura maya

versión impresa ISSN 0185-2574

Estud. cult. maya vol.43  Ciudad de México  2014

 

Reseñas

 

Cristina Vidal Lorenzo y Gaspar Muñoz Cosme, Tikal. Más de un siglo de arqueología

 

Patricia Horcajada Campos*

 

Valencia: Universidad de Valencia, 2012, 110 pp.

 

* Universitat de València

 

En el año 1996 con motivo de la finalización de los trabajos de restauración del Templo I "Gran Jaguar" se inauguró la exposición Tikal, un siglo de arqueología. Una visión a través de la fotografía con el objetivo de dar a conocer la historia de las investigaciones y excavaciones arqueológicas llevadas a cabo en Tikal desde su redescubrimiento en 1848, es decir, desde la época de los primeros exploradores llegados a esta imponente urbe maya localizada en el corazón de El Petén en Guatemala, hasta las intervenciones realizadas en sus edificios durante todo el siglo XX.

La exposición, comisariada por los doctores Cristina Vidal Lorenzo y Gaspar Muñoz Cosme, ambos con una dilatada trayectoria en el campo de la mayística y recientemente galardonados con el premio Best Practices in Site Preservation del Archaeological Institute of America por su trabajo en el sitio maya de La Blanca (Petén, Guatemala), fue una obra conjunta entre el Centro de Investigaciones Regionales de Mesoamérica (CIRMA) y la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), y contó además con la colaboración de diferentes instituciones como el Ministerio de Cultura y Deportes de Guatemala, la Asociación Tikal, el Museo de la Universidad de Pennsylvania y el Peabody Museum de la Universidad de Harvard, entre otras. Esta exposición viajó por España y diferentes países centroamericanos, pasando después a ser exhibida de forma permanente en el Museo de las Estelas de Tikal, donde ha sido contemplada por los numerosos visitantes que cada año llegan a estas ruinas arqueológicas para conocer la que, sin duda, fue una de las ciudades mayas más importantes de la antigüedad.

En el año 2012, atendiendo una solicitud del Ministerio de Cultura y Deportes de Guatemala y del Parque Nacional de Tikal, la exposición fue reeditada, y si bien en esencia ésta es fiel a la original, todos sus paneles fueron revisados con el fin de actualizar sus contenidos, adecuando los datos expuestos a los resultados de las investigaciones más recientes e incorporando también las últimas intervenciones realizadas ya en el siglo XXI.

En esta ocasión, la reinauguración de la exposición fue acompañada de la publicación de este catálogo que reproduce en sus páginas el mismo hilo conductor que la exposición, es decir, un interesante recorrido por Tikal a través de las intervenciones realizadas en sus principales edificios desde hace poco más de siglo y medio. El paseo inicia con una breve introducción sobre Tikal y la cultura maya en la que se incluye un mapa del área, una tabla cronológica y la secuencia dinástica de sus gobernantes.

El siguiente capítulo, titulado "Los exploradores", está dedicado a los primeros expedicionarios que visitaron Tikal a partir de 1948, año en el que fue redescubierto el sitio. Este mérito fue atribuido al coronel Modesto Méndez por ser el autor del informe en el que se relata el hallazgo de esta ciudad; sin embargo, Ambrosio Tut, gobernador de Petén en aquellas fechas, había llegado a Tikal unos días antes y fue él en realidad el primero en dar noticias acerca de este sitio. Además de las descripciones de las ruinas, el informe de Méndez, publicado en la Gaceta de Guatemala, iba acompañado de las ilustraciones de otro integrante de esta expedición, el artista Eusebio Lara. Dicha publicación despertó un creciente interés, especialmente en el Viejo Mundo, por conocer más acerca de estas misteriosas ciudades sepultadas bajo la exuberante vegetación tropical, atrayendo al área maya a numerosos exploradores europeos y norteamericanos. Además del interés intelectual, lamentablemente se desató también un interés material, y consecuencia de ello fue que entre los años 1850 y 1880 numerosas piezas arqueológicas fueron extraídas del país, contando en estos momentos con la autorización del gobierno local, y enviadas a Europa para formar parte de colecciones privadas, algunas de las cuales se exhiben en la actualidad en grandes museos, como los bellos dinteles de chicozapote grabados procedentes del Templo I y del Templo IV que se encuentran en el Museo Británico de Londres y en el Museo Für Völker­kunde de la ciudad suiza de Basilea.

Entre los viajeros atraídos por las noticias del descubrimiento de Tikal destacan el británico Alfred P. Maudslay y el austriaco, de origen alemán y más tarde nacionalizado mexicano, Teobert Maler, autores de las bellas fotografías que protagonizan este capítulo y que son importantes testimonios gráficos del estado de los edificios de Tikal en el siglo XIX antes de ser sometidos a las restauraciones realizadas en las décadas centrales del siglo XX, cuando dio inicio el Tikal Project.

Maudslay, como él mismo comenta en su extenso libro Biologia Centrali-Americana, que recoge su periplo e investigaciones en América Central (obra que por cierto todavía en la actualidad sigue considerándose como una destacada referencia bibliográfica dentro de la arqueología americana a más de un siglo después de su publicación), estuvo en Tikal en 1881 y 1882. Además de las fotografías, a Maudslay se le debe la realización del primer plano del centro ceremonial de Tikal, así como la elaboración de moldes de yeso y de pastas de papel de las diferentes esculturas descubiertas.

Poco más de una década después que Maudslay, concretamente en 1895, llegó Maler por primera vez a Tikal, viaje que repetiría nueve años después auspiciado por el Peabody Museum, institución que sería la encargada de publicar en 1911 sus trabajos, junto con los de Alfred Tozzer, en Memoirs of the Peabody Museum of American Archaeology and Ethnology. Al igual que el texto de Mausdlay, la obra de Maler sigue siendo una importante referencia en el estudio de la arquitectura maya. En su estancia, Maler realizó otra versión, más detallada, del plano del epicentro de la ciudad, fotografió y llevó a cabo los primeros levantamientos arquitectónicos de algunos edificios ubicados en este sector.

En las excelentes fotografías que se incluyen en el catálogo, tanto en las realizadas por Maudslay como en las de Maler, se puede apreciar una fuerte huella romántica al mostrarse los edificios parcialmente devorados por la espesa vegetación. Sin embargo, en realidad, para llevar a cabo esta toma de imágenes, ambos estudiosos ordenaron una "limpieza" de las estructuras arquitectónicas que implicó una extensa tala de árboles, cuyos desechos, acumulados en la mayoría de los casos a los pies de los edificios, también fueron captados por el objetivo de sus cámaras.

Los trabajos de Maudslay y de Maler fueron el punto de partida de las investigaciones sistemáticas en Tikal, las cuales se iniciaron en 1956 a través del Tikal Project de la Universidad de Pennsylvania. Y son precisamente los trabajos llevados a cabo por esta institución entre 1956 y 1969 los que ocupan el tercer capítulo de este catálogo, titulado "La excavación". Este proyecto, dirigido durante los diez primeros años por Edwin M. Shook y al que le relevaría Michael Coe en 1964, realizó sus investigaciones tanto en el epicentro de la ciudad, donde el objetivo era analizar la secuencia constructiva e indagar acerca de las funciones que ostentaron estos edificios en la antigüedad, como en áreas periféricas, con el fin de incorporar a la investigación de la cultura maya todos los estratos sociales a través de planteamientos o enfoques totalmente novedosos en esas fechas. Además de la investigación arqueológica, este proyecto inicia un ambicioso programa de restauración arquitectónica a cuyo cargo estuvo primero Aubrey Trik, y a partir de 1964 George Guillemin.

El paso de la Universidad de Pennsylvania por Tikal en el presente libro está ilustrado a través de las magníficas fotografías tomadas por el equipo técnico del Tikal Project que documentan tanto los trabajos previos de acondicionamiento del sitio, los procesos de excavación y los principales hallazgos, así como las fases de restauración de los edificios intervenidos.

El cuarto capítulo, titulado "Mundo perdido", se centra en el programa de investigación desarrollado por el Proyecto Nacional Tikal entre 1979 y 1982 en el complejo ceremonial denominado Mundo Perdido bajo la dirección de los arqueólogos guatemaltecos Juan Pedro Laporte y Marco Antonio Bailey. En las fotografías que ilustran este apartado, ahora ya a color, se puede apreciar el cambio de criterio entre las intervenciones realizadas por el Museo de la Universidad de Pennsylvania, en las que se primaba tanto la investigación como la reconstrucción de algunos de sus edificios monumentales para la visita turística, y el Proyecto Nacional Tikal. Éste último llevó a cabo la consolidación de los edificios sin que estos fuesen completamente reconstruidos como en el período anterior.

Finalmente, en el último capítulo, bajo el título "La restauración", se exponen las intervenciones más destacadas realizadas en la última década del siglo XX y que corresponden a los trabajos efectuados en el Templo I "Gran Jaguar" y el Templo V, fruto de un acuerdo de cooperación entre el Ministerio de Cultura y Deportes de Guatemala y la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo, y en los que participaron los comisarios de esta exposición, así como la restauración de la parte superior del Templo III por la empresa COARSA. El recorrido concluye con los trabajos realizados en La Plaza de los Siete Templos, ejecutados también a través de un convenio entre el Ministerio de Cultura y Deportes de Guatemala y la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo, recientemente finalizados.

En definitiva se trata de un catálogo que conduce al lector, del mismo modo que al visitante que contempla la exposición, en un fascinante recorrido por la historia más reciente de esta antigua ciudad maya a través de una acertada selección de fotografías y otros documentos gráficos de gran interés histórico y artístico, acompañados de breves pero concisos textos que complementan la información proporcionada por las propias fotografías; todo ello en una cuidada edición que presenta un elegante diseño.

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