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Estudios de historia novohispana

versión On-line ISSN 2448-6922versión impresa ISSN 0185-2523

Estud. hist. novohisp  no.67 Ciudad de México jul./dic. 2022  Epub 20-Ene-2023

https://doi.org/10.22201/iih.24486922e.2022.67.77745 

Reseñas

Sobre Javier Ayala Calderón, Fantasmas de la Nueva España. Discursos y representaciones políticas y sociales de las apariciones de ultratumba en documentos novohispanos de los siglos XVI y XVII

Claudia Verónica Carranza Veraa 
http://orcid.org/0000-0002-3928-1028

a El Colegio de San Luis (México). Programa de Estudios Literarios. claudia.carranza@colsan.edu.mx

Ayala Calderón, Javier. Fantasmas de la Nueva España. Discursos y representaciones políticas y sociales de las apariciones de ultratumba en documentos novohispanos de los siglos XVI y XVII. Guanajuato: Universidad de Guanajuato, 2019.


Al inicio de su Historia del diablo, Robert Muchembled reflexionaba en torno a la importancia de considerar el imaginario en la labor historiográfica más allá de los hechos reales. Las creencias y los elementos sobrenaturales son "una suerte de maquinaria oculta bajo la superficie de las cosas, poderosamente activa porque crea sistemas de explicación y también motiva tanto las acciones individuales como los comportamientos de los grupos".1 Con la misma reflexión inicia el libro de Javier Ayala que se centra en asuntos no siempre atendidos por la historia a pesar de su interés, en tanto que las creencias "siguen ejerciendo en lo íntimo y cotidiano una poderosa y constante influencia".2 No es posible negar que lo que se ha formulado a partir de los temores del ser humano ha determinado en gran medida el pensamiento y las prácticas culturales, sociales, políticas e incluso económicas de la humanidad.3

Los estudios realizados hasta la fecha han señalado el interés de la transmisión de las creencias para el conocimiento no sólo histórico, sino para otras disciplinas, como es el caso de la literatura y en específico de la literatura tradicional, perspectiva desde la cual escribo la presente reseña. Antes de comenzar es necesario comentar que el libro titulado Fantasmas de la Nueva España... consta de tres partes; la primera, "Hacia una arqueología de los temores", aborda en tres capítulos al fantasma griego, "las historias romanas de fantasmas" y "el mundo cristiano de ultratumba". La segunda parte titulada "Los indios del Nuevo Mundo y el Más Allá" tiene tres capítulos: "Imaginario espectral mesoamericano", "Reformismo y purgatorio" y "La Santa Compaña en los exempla de indios". Finalmente, la tercera parte, "Fantasmas y aparecidos europeos en la Nueva España después de Trento", expone en cuatro capítulos la "Ortodoxia cultural en las apariciones laicas", "El convento masculino y sus fantasmas", la "Vida conventual femenina y ánimas del purgatorio" y "Lo viejo, lo ambiguo y lo falso en el fantasmario novohispano". Tras las conclusiones, el autor incluye un índice de figuras. Este libro es un análisis histórico muy bien fundamentado, riguroso, producto de la investigación en archivos novohispanos, bibliotecas y fuentes literarias de la época. La bibliografía que emplea es exhaustiva y por sí misma tiene un enorme interés para el estudio de lo sobrenatural en México y España.

Como bien comentan algunos investigadores que han hablado sobre estos temas, el mayor temor de la humanidad, una vez que se analizan todos los miedos que hay detrás, parece ser a la muerte. Esto, en gran medida, tiene que ver con el desconocimiento de lo que se puede encontrar en el Más Allá por todo lo incierto que llega a ser ese espacio, y que por lo mismo ha recibido un sinnúmero de interpretaciones, descripciones e imágenes terribles o coloridas con las que se ha intentado explicar lo que ocurre con el espíritu o el ánima una vez que se desprende del cuerpo. También se ha temido el cruce inverso de la frontera del Más Allá, esto es, la vuelta de los muertos, como sombras o espíritus, pero también como cadáveres, puesto que se convierten en un doble deshumanizado y por lo regular terrible.4 Del otro mundo vuelven solamente los muertos transgresores, los héroes o los tricksters, como bien menciona Pedrosa, quienes esto hacen se vuelven seres ambiguos, "seres no humanos, o no del todo humanos, marcados por su carácter mixto, monstruoso, liminal".5 Los fantasmas, las apariciones o los revenant, sin embargo, son "humanos angustiados, tensos, agotados, cuya única aspiración es escapar de ese estatus fronterizo y encontrar el descanso eterno, o bien en el superos, o bien en el ínferos, que son las dos únicas metas seguras, los destinos más inamovibles, que hay".6 Estos elementos que coinciden en la literatura se aprecian también en los seres que pueblan el libro de Ayala.

En realidad, los propios términos para nombrar a estos personajes son ambiguos y liminales. En "Hacia una arqueología de los temores", primera parte del libro que nos ocupa, Javier Ayala plantea un repaso por reflexiones históricas y filosóficas planteadas desde la Grecia Antigua hasta el cristianismo por parte de los padres de la Iglesia. La complejidad del tema se aprecia desde las discrepancias con las que se concibe a los fantasmas en diferentes culturas y tiempos. Cobra importancia, por ejemplo, el espacio en el que habitan los no vivos; su condición, si son muertos vivientes, sombras, entidades rodeadas de cadenas, llamas, de apariencia triste o locuaz o si no tienen ningún tipo de figura y solamente se manifiestan a través de sonidos, alaridos o sensaciones. Las ánimas pueden aparecer frente a otros o mostrarse en los sueños de las personas. Muchas de estas entidades se presentan por intervención divina o como embelecos demoniacos. Estos personajes pueden ser invocados y en su mayoría exorcizados, por lo que también es necesario apreciar las prácticas que en torno a ellos han generado las poblaciones.

Es imprescindible, tomando en cuenta lo anterior, comprender los fundamentos de las creencias en torno a las apariciones. Ayala desglosa detenidamente las posibles razones dadas desde la Antigüedad para la visión de un muerto, esto es, por 1) "falta de exequias dignas"; por 2) "sentimientos que atan"; o por 3) "el permiso y la fuga". Así se justifican las apariciones desde el mundo griego y se aprecian en diferentes ejemplos de obras literarias como La Ilíada o bien entre los autores que reflexionaron y ejemplificaron con historias de fantasmas sus argumentos para exponer la posibilidad del regreso de ultratumba. Se suman a esta literatura las clasificaciones que los romanos dieron a las apariciones desde antaño: "Manes, lares, lémures y larvas". Entidades que, junto con los dioses, en el cristianismo se transformaron en demonios o aparecidos y de esta manera pervivieron en los siglos siguientes. Estas creencias dieron lugar a interpretaciones permeadas por el pensamiento cristiano, las cuales se reflejan en las obras de autores que basaron muchas de sus teorías en la tradición oral, como se puede ver, por ejemplo, en algunas de las principales misceláneas renacentistas.

Una vez establecidos los antecedentes, Ayala destaca, en el primer capítulo de la segunda parte, las creencias en torno a la muerte de algunas de las culturas del mundo prehispánico, en particular de la Nueva España. Así, el investigador expone la complejísima trama en la que los dioses y los difuntos podrían llegar a confundirse en un otro mundo subterráneo o paralelo que se construía a partir de símbolos y metáforas, así como de imágenes y descripciones de acuerdo al habla y la manera de ver el mundo por parte de los habitantes de México. El autor se detiene en la reflexión en torno a los términos que se empleaban entre los nahuas para hablar de las apariciones y de los efectos que producían: "El término genérico usado para estas apariciones nocturnas era tetzahuitl, palabra con la cual se designaba una amplia serie de manifestaciones portentosas y sobrehumanas que incluían las visiones y los augurios cuyos efectos sobre los seres humanos eran expresados con el verbo teizaui (aterrorizarse) debido a la irrupción de lo sobrenatural en el mundo de los hombres con el caos y el peligro que esto implicaba para ellos". Como bien expone Ayala, este tipo de apariciones no solamente provocaban temor en quienes testificaban el suceso paranormal, sino que también se convertían en augurios terribles, por lo que su visión era doblemente temida y por lo mismo también se convertía en un conocimiento admonitorio y, si fuera posible, apotropaico que requería ser transmitido de generación en generación.7

El capítulo sobre las apariciones mesoamericanas concluye con el Códice Florentino, en donde encontramos imágenes asombrosas que nos permiten apreciar el sincretismo que permeaba la visión de Sahagún y sus estudiantes. Las entidades descritas muestran la forma en que Sahagún lidió con aquello que no reconocía o con comparaciones que el humanista constantemente debió hacer de sus propios conocimientos y tradiciones. Como Ayala, destaca, no era posible para Sahagún -como para los conquistadores, soldados, frailes y más adelante los habitantes de diferentes estratos que viajaron hacia México en busca de otra vida- distanciarse de sus propias lecturas y narraciones orales.

Por lo anterior, las crónicas, relaciones y tratados son una muy buena fuente para encontrar relatos en torno a lo sobrenatural. Un caso, que además ilustra también el carácter ejemplar de muchos de los relatos que se produjeron desde el inicio del periodo colonial, se encuentra en los Memoriales de Motolinía, cuando se daba cuenta de las apariciones que se vieron después de una batalla en Perú:

Bien señalado quedó el campo de la sangre que allí se derramó, y de lo que después sucedió muestra el grande espanto de las crueles muertes. Porque como esta batalla se dio en unos campos rasos, donde no hay árboles ni montes, fueron vistas lumbres algunas noches y muy temerosas y espantosas voces como de gente trabada en batalla, que decían '¡Mueran, mueran, mátalos, mátalos, a ellos, a ellos, préndelo, llévale, no le dejes vida!', etcétera; y [que] esto sea verdad muchos españoles que del Perú han venido a esta Nueva España lo han certificado y también ha venido por testimonio, que quedó aquel lugar donde fue la batalla tan temeroso, que aun de día no osaban pasar por allí; y los que de necesidad han de pasar parece que van como espantados y que los cabellos se les respeluznan.8

Desde el lente de la transmisión de los imaginarios y los relatos orales, la investigación de Javier Ayala nos permite apreciar la fuerza que tenían estas creencias y también la recurrencia de estos relatos, a tal grado que aparecen con muchísima frecuencia en los escritos de la época. El autor de Fantasmas... apunta que entonces se podría hablar de "al menos dos formas de creer en las apariciones de los muertos":

Una de ellas, horizontal, naturalista, antigua y popular habría sido la que exponía la supervivencia del "doble", donde el difunto continuaba viviendo al menos durante cierto tiempo y regresaba a los lugares de su existencia terrestre empujado por una serie de sentimientos como parte de su apego al mundo. En ocasiones, desfiguradas por su antigüedad y manipulación, muchas de ellas llegaron hasta esa época ya como meros mitos o supersticiones paganas, como ocurre con los casos de estantiguas9 indígenas y mouras10 y duendes europeos, parcialmente refractarios a la influencia clerical. No obstante, debido a que los documentos que han sobrevivido hasta nosotros fueron filtrados por las autoridades religiosas en turno, la mayor parte del tiempo lo que podemos ver en ellos es una concepción más bien vertical y trascendental de la vida de ultratumba, la de los teólogos que intentaban explicar la existencia de los aparecidos fincándolos lo menos confusa y fragmentariamente que podían en las creencias escatológicas del cristianismo.11

Lo cierto es que las autoridades religiosas fundaron muchas de sus teorías y argumentos teológicos en las posiciones populares, una prueba de ello son los manuales y los libros de exempla e incluso las prácticas que se discutieron a finales del XVI en Trento. Es imposible evadir la importancia de la literatura tradicional para la construcción de las creencias metafísicas.

La tercera parte, "Fantasmas y aparecidos europeos en la Nueva España después de Trento", elabora en cuatro capítulos un fantasmario novohispano, compuesto a partir de las leyendas, cuentos, rumores o testimonios que se reprodujeron en algunos escritos, impresos de los cuales tomó nota el Santo Oficio. En este contexto, se puede apreciar que los exempla se multiplicaron puesto que permitían fomentar una mayor devoción ante el peligro de la idolatría o contrarrestar otras religiones y evitar determinadas prácticas, consideradas profanas, entre los habitantes de la Nueva España.

De alguna manera, los textos que se reprodujeron en el periodo, ya sea en documentos escritos como en la oralidad recogida en diferentes ámbitos, transmiten sensaciones de inquietud y llegan a ser verdaderamente espeluznantes en algunos casos. Concuerdo con Ayala cuando señala que muchos de estos relatos se pueden considerar como ejemplos de miracula, mirabilia y exempla. Se trata, en efecto, de una literatura que bien cabe en los terrenos de la fantasía, aunque su calidad de testimonio las lleva al género de la leyenda tradicional, la cual, recordemos, suele ser esa narración breve que ubica los sucesos en un espacio y tiempo cercanos y suele implicar uno o dos hechos sobrenaturales que, en este caso, serían las apariciones fantasmales. El seguimiento de la tradición, realizado por Javier Ayala, nos permite reconocer tópicos y motivos que se encuentran en la tradición oral actual, pero incluso para quienes hacemos estudios de archivo este trabajo es muy esclarecedor respecto al origen de las creencias y su enriquecimiento o los cambios históricos que motivaron también la fragmentación de algunos hechos y la redefinición de algunas entidades.

Aún es muy limitada la bibliografía que se puede encontrar en torno al tema de los fantasmas y aparecidos en el ámbito hispánico. Existen obras que se han convertido en una referencia imprescindible para hablar de esta materia escritas por Schmidtt, Le Goff, Lecouteux, Delumeau, Lisón Tolosana (autores todos citados por Ayala desde el inicio). Por otra parte, contamos también con libros colectivos que nos llevan por los estudios de la tradición fantasmagórica y de su revisión en diferentes textos históricos y literarios. Hacía falta el trabajo que hoy reseñamos para comprender mejor las representaciones, creencias y prácticas que se tenían respecto a los muertos que circularon por la Nueva España.

Bibliografía

Delumeau, Jean. El miedo en Occidente (siglos XIV-XVIII). Una ciudad sitiada. México: Taurus, 2005. [ Links ]

Diccionario de la Lengua Española. Real Academia Española. Acceso el 1 de febrero de 2022, Acceso el 1 de febrero de 2022, https://dle.rae.es/estantigua . [ Links ]

Gonzalbo Aizpuru, Pilar, Anne Staples, y Valentina Torres Septién, eds. Una historia de los usos del miedo. México: Universidad Iberoamericana/El Colegio de México, 2009. [ Links ]

Lisón Tolosana, C. La Santa Compaña. Fantasías reales. Realidades fantásticas, 2a. ed. Madrid: Akal, 2004. [ Links ]

Llinares, María del Mar. Mouros, ánimas, demonios. El imaginario popular gallego. Madrid: Akal , 1990, 137-138. [ Links ]

Muchembled, Robert. Historia del diablo. Siglos XII-XX, México: Fondo de Cultura Económica, 2002. [ Links ]

Pedrosa, José Manuel, "Superos / Medio / Inferos: los héroes suspendidos entre el cielo y la tierra." En Miti mediterranei. Atti del Convegno Internazionale. Palermo-Terrasini, 4-6 ottobre2007, 155-174. Palermo: Fondazione Ignazio Buttitta, 2008. [ Links ]

Pedrosa, José Manuel. "Vampiros y sacamantecas: dieta blanda para comensales tímidos." En Antropologías del miedo. Vampiros, sacamantecas, locos, enterrados vivos y otras pesadillas de la razón, ed. de Gerardo Fernández Juárez y José Manuel Pedrosa, 15-48. Madrid: Calambur, 2008. [ Links ]

1 Robert Muchembled, Historia del diablo. Siglos XII-XX (México: Fondo de Cultura Económica, 2002), 10.

2 Javier Ayala Calderón, Fantasmas de la Nueva España. Discursos y representaciones políticas y sociales de las apariciones de ultratumba en documentos novohispanos de los siglos xvi y xvii (Guanajuato: Universidad de Guanajuato, 2019), 20.

3 En ese sentido, obras como El miedo en Occidente (siglos XIV-XVIII). Una ciudad sitiada de Jean Delumeau (México: Taurus, 2005) o el volumen Una historia de los usos del miedo, ed. de Pilar Gonzalbo Aizpuru, Anne Staples y Valentina Torres Septién (México: Universidad Iberoamericana/El Colegio de México, 2009) son textos de referencia.

4 Al respecto, véase José Manuel Pedrosa, "Vampiros y sacamantecas: dieta blanda para comensales tímidos", en Antropologías del miedo. Vampiros, sacamantecas, locos, enterrados vivos y otras pesadillas de la razón, ed. de Gerardo Fernández Juárez y José Manuel Pedrosa (Madrid: Calambur, 2008), 15-48.

5 José Manuel Pedrosa, "Superos / Medio / Inferos: los héroes suspendidos entre el cielo y la tierra", en Miti mediterranei. Atti del Convegno Internazionale. Palermo-Terrasini, 4-6 ottobre 2007 (Palermo: Fondazione Ignazio Buttitta, 2008), 156.

6 Pedrosa, "Superos / Medio / Inferos... ", 157.

7 Ayala, Fantasmas de la Nueva..., 157.

8 Apud Ayala, Fantasmas de la Nueva..., 214.

9 La estantigua se define en el Diccionario de la lengua como las procesiones de muertos, fantasmas o personas muy altas y secas que provocan el pavor de quienes tienen la mala fortuna de encontrarlos a mitad de la noche. Etimológicamente el término proviene de "huest antigua, y este del lat. tardío hostis antïquus 'el viejo enemigo', denominación que los padres de la Iglesia dieron al demonio", Diccionario de la Lengua Española, Real Academia Española, "estantigua", acceso el 1 de febrero de 2022, https://dle.rae.es/estantigua. C. Lisón Tolosana señala que su origen se puede rastrear en España, Italia, Alemania, Inglaterra y Francia, se asocian con las leyendas de la caza salvaje o la hueste nocturna que solía componerse de dioses o demonios. Cfr. La Santa Compaña. Fantasías reales. Realidades fantásticas, 2a. ed. (Madrid: Akal, 2004), 17-51. Las creencias en torno a las estantiguas fantasmales han tenido una enorme vitalidad en la literatura y aún se encuentran en la oralidad hasta la actualidad.

10 Las mujeres encantadas suelen ser conocidas como mouras en el norte de España; esta acepción suele abarcar a las hadas en algunos relatos o bien como mujeres que han sido hechizadas: "Supermujeres en todos los terrenos, tanto en su aspecto físico (modelo de belleza femenina) como ejemplo de laboriosidad (hilan, tejen, lavan...), pero a la vez terribles seductoras, peligrosas como elección matrimonial. [...] Las mouras dejan de ser peligrosas y además proporcionan riqueza al hombre cuando éste consigue dominar su aspecto sexual salvaje (= serpiente) y mediante un beso, una herida que derrame sangre o sacándoles una flor de la boca, claros símbolos de desvirgamiento". María del Mar Llinares, Mouros, ánimas, demonios. El imaginario popular gallego (Madrid: Akal, 1990), 137-138. Este personaje tiene paralelos de interés en México.

11 Apud Ayala, Fantasmas de la Nueva..., 365.

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