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Estudios de historia novohispana

versión On-line ISSN 2448-6922versión impresa ISSN 0185-2523

Estud. hist. novohisp  no.64 Ciudad de México ene./jun. 2021  Epub 06-Jun-2022

https://doi.org/10.22201/iih.24486922e.2021.64.76641 

Reseñas

José Luis Gasch-Tomás, The Atlantic World and the Manila Galleons. Circulation, Market, and Consumption of Asian Goods in the Spanish Empire, 1565-1650

Bruno De La Serna Nasser1 
http://orcid.org/0000-0003-2246-5725

1Universidad Nacional Autónoma de México (México) / Universidad de Sevilla (España) Doctorado en Historia brunodelaserna@comunidad.unam.mx

Gasch-Tomás, José Luis. The Atlantic World and the Manila Galleons. Circulation, Market, and Consumption of Asian Goods in the Spanish Empire, 1565-1650. Leiden: Brill, 2019.


Gasch-Tomás hace una interesante y novedosa propuesta a la historia económica de la cultura material y del consumo al conectar la historia atlántica con la del comercio transpacífico para explicar cómo Nueva España fue un “puente americano” entre Castilla y Asia. De acuerdo con el autor, las élites novohispanas no fungieron simplemente como reexportadoras, sino que se volvieron el centro de redes que conectaban ambos océanos, al mismo tiempo que grandes admiradoras y consumidoras de los géneros asiáticos, mucho antes que los europeos. Con ello, el autor desafía las tradicionales visiones eurocéntricas.

El libro consta de siete capítulos, siendo el primero la introducción y el último las conclusiones. En el segundo capítulo, a través de una revisión de correspondencia de diversos grupos de personas como inmigrantes a Indias, comerciantes, gente con cargos administrativos, religiosos o nobles, así como de los registros de entradas de flotas en Sevilla, revela cómo los productos asiáticos se convirtieron en bienes que fueron utilizados para fortalecer lazos socioprofesionales, comerciales y familiares a grandes distancias a través de regalos. Incluso dedica uno de los subcapítulos exclusivamente a las mujeres en aquel ámbito, dando voz a una parte de la sociedad menos considerada tradicionalmente. Ello lo lleva a confirmar algo de sobra sabido, aunque nunca comprobado sistemáticamente a través de protocolos notariales: que los productos asiáticos estaban mucho más difundidos en Nueva España que en Castilla, pues en la primera era común su venta por tiendas, mercados callejeros e incluso vendedores ambulantes hasta en los confines del virreinato, mientras que, en Castilla, la mayoría era por encargos especiales a grandes mercaderes, a través de regalos o como objetos de colección.

Los capítulos tres y cuatro brindan una explicación del florecimiento de la ruta transpacífica entre Filipinas y Nueva España entre 1580 y 1630, favorecida en gran parte por las redes portuguesas; y su posterior declive, en detrimento de los ibéricos, ante la ruta del Cabo de Buena Esperanza dominada por holandeses e ingleses. A mi parecer, el autor acierta al conectar historias que no se habían puesto en relación íntimamente y ofrecer una explicación integral del mundo atlántico y el pacífico. Así, a partir de un gran sondeo de fuentes secundarias podemos ver un análisis macro donde convergen varios factores: la uniformización de los valores de plata que redujo el beneficio de exportarla a China y la crisis de ésta en la década de 1640; un exceso de mercancías asiáticas que el mercado novohispano no era capaz de absorber; los conflictos de interés entre las élites mexicanas y sevillanas dentro de una monarquía compuesta, que dieron lugar a largas negociaciones en política económica y que no permitieron un mayor progreso ni eficacia de la ruta transpacífica;1 los conflictos entre las potencias europeas y las dificultades del imperio español para defenderse de los ataques holandeses en las Indias. Todo ello lo relaciona con la crisis española del siglo XVII y, aunque aclara que la economía novohispana creció durante el mismo periodo, atribuye parte al descenso en la producción de plata, mientras que los holandeses encontraron fuentes alternativas como Japón, el cual había cerrado sus puertas a los ibéricos.

Este sondeo a gran escala lo conjunta con una escala menor donde relucen las fuentes primarias que extrajo de archivos mexicanos y españoles, logrando así cruzar intereses globales y locales. El estudio se ve enriquecido con fascinantes gráficas en donde se visualizan las redes globales que tejieron los comerciantes novohispanos desde Filipinas hasta regiones de la Castilla profunda, además de sus respectivos encomenderos en los puertos de Acapulco y Veracruz. Incluso aparecen los mercaderes poblanos que reexportaban mercancías asiáticas a Castilla. También toca los cambios institucionales que provocó el galeón de Manila, como la creación del Tribunal del Consulado de México, la cual permitió reducir los costos de transacción al conciliar a las partes sin pasar por la justicia tradicional y aumentó la confianza de sus miembros, además de que aporta estadísticas interesantes acerca de los objetos asiáticos involucrados en estos asuntos. Asimismo, nos muestra cómo los novohispanos tuvieron que adaptar y diversificar sus inversiones cuando el comercio transpacífico comenzaba a decaer y ofrecer cada vez menos beneficios a la par que viajes más riesgosos e inciertos. Igualmente, es interesante su esclarecimiento del concierto al que llegaron los mercaderes mexicanos con el visitador Francisco de Quiroga y los mecanismos que utilizaron para repartir el pago al rey.

1 Justo lo contrario a la tradicional concepción de que la monarquía hispánica había sido sumamente centralista y absolutista.

El quinto capítulo muestra, por un lado, cómo impactó la llegada de productos asiáticos en algunos sectores productivos de Nueva España y Castilla, especialmente en la industria de la seda. Su investigación arroja datos interesantes; por ejemplo, el hecho de que a Nueva España llegaba seda cruda y manufacturada igualmente, pero a España llegaba sobre todo la primera. Por otro lado, hace un compendio de un tema ampliamente tratado por la historiografía, que fue el desarrollo del gusto por ciertos objetos asiáticos y sus patrones estéticos en Nueva España, lo que provocó un deseo de imitar. Ello se tradujo ya no sólo en la compra de productos, sino en la transferencia de materiales, conocimientos, habilidades y técnicas que se pueden ver en las porcelanas y en el mobiliario creado en el virreinato antes de que ese fenómeno impactara en Europa en el siglo XVIII.

Por último, en el capítulo seis lleva a cabo una comparación en protocolos notariales de México y Sevilla que le permite descubrir su nivel de difusión y consumo en ambas plazas. Dejando a un lado el factor elemental de que Nueva España tenía una conexión más directa con las Filipinas, resulta sugerente su análisis de cómo la identidad criolla, más comprensiva de la heterogeneidad y adaptable a la pluralidad por razones históricas, encontró un mayor significado cultural en los productos asiáticos que sus pares peninsulares, y que, a su vez, les permitió distinguirse de aquellos en sus barrocas interpretaciones de la moda, la ostentación y la suntuosidad, además de enaltecer a su urbe mexicana como centro de un emporio comercial donde convergían mercancías de todo el orbe. No obstante, para explicar aquella identidad se vale mucho de fuentes de un siglo más tarde -XVIII- cuando en realidad bastarían las fuentes del siglo XVII para demostrar su punto. También resulta muy valioso su análisis de las clases sociales que las consumían a partir del valor de sus propiedades y cómo en Nueva España abarcaban rangos más amplios de la sociedad, haciéndose visibles desde el ámbito doméstico hasta en los diversos eventos sociales.

Pese a la existencia de elocuentes y bien conocidos testimonios documentales, y que la historiografía ha demostrado insistentemente en que buena parte del éxito de los productos asiáticos radicaba precisamente en su bajo precio, los primeros capítulos parecen ir en sentido contrario al tratarlos exclusivamente como bienes de lujo. Este punto queda poco claro en la totalidad del libro, pues en otras secciones el autor sí menciona que también eran adquiridos por los sectores más bajos, incluidos aquellos que no tenían acceso a notarios como para aparecer en protocolos.

Si bien es celebrable que el autor se interese en un público amplio e inserte su trabajo en debates historiográficos globales, en ocasiones invierte demasiadas páginas en contextualizaciones que podrían omitirse o que resultan repetitivas. Por otro lado, a pesar de poseer un gran trabajo de investigación de fuentes primarias y llevar a cabo la conciliación con una enorme variedad de fuentes secundarias para ofrecer explicaciones globales, llama la atención las escasas referencias al virreinato peruano, cuando es bien sabido que el eje comercial Manila-Acapulco-Callao es fundamental para comprender estos fenómenos. Aunque el Perú tenía prohibido el comercio directo con Filipinas y los géneros asiáticos estaban vetados para los mercaderes peruanos, está claro que la mayor parte de la plata que iba a Filipinas durante el periodo estudiado por el autor provenía de Potosí. Por ende, hubiera sido pertinente dedicar un apartado al contrabando, aun advirtiendo la dificultad para encontrar fuentes. En la parte de la negociación de la política económica entre los diferentes componentes de la monarquía, el autor sí incluye a los peruanos, aunque lo hace muy discretamente, como si éstos no hubieran sido cardinales en aquellas pugnas. Por la misma tangente, el título pinta ser muy ambicioso al hablar de productos asiáticos en la totalidad del imperio hispánico, cuando realmente sólo profundiza en las ciudades de México y Sevilla.

Más allá de los límites señalados, esta investigación hace grandes aportes al campo de estudio. Entre éstas destacan, en primer lugar, las estadísticas y datos obtenidos a partir de los protocolos notariales. Además, son muy valiosos e inéditos los documentos que utilizó para este trabajo, especialmente aquellos del Archivo General de la Nación de México, donde ha abierto una veta que se puede seguir explotando por diversos caminos. En mi opinión, podría ya considerarse una fuente obligada para aquellos interesados en el galeón de Manila y el tráfico de productos asiáticos en los siglos XVI y XVII. Y, ciertamente, contribuye con una interesante pieza al rompecabezas de la historia global en la Edad Moderna.

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