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Estudios de historia novohispana

versión On-line ISSN 2448-6922versión impresa ISSN 0185-2523

Estud. hist. novohisp  no.64 Ciudad de México ene./jun. 2021  Epub 06-Jun-2022

https://doi.org/10.22201/iih.24486922e.2021.64.76274 

Reseñas

Andrés Reséndez, La otra esclavitud. Historia oculta del esclavismo indígena

Paulina Sayuri Rodríguez Galarza1 
http://orcid.org/0000-0001-8669-8582

1Universidad Nacional Autónoma de México (México) Maestría en Historia sayuri.galarza@comunidad.unam.mx

Reséndez, Andrés. La otra esclavitud. Historia oculta del esclavismo indígena. Miret, Maia F.; Mastrangelo, Stella. México: Grano de Sal, México: Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas, 2019.


La palabra esclavitud es asociada principalmente a esclavos africanos y su descendencia laborando en zonas de plantación, en obrajes o en el servicio doméstico de las ricas casas de las ciudades. La esclavitud africana que fue empleada en las colonias hispanas, en algunos temas, está bien documentada por los historiadores. También había otros esclavos, como los esclavos chinos (esclavos asiáticos traídos a América a través de la nao de China) y los esclavos indios. De estos últimos, es bien conocido el plan de Cristóbal Colón de llevar indios americanos a Europa para venderlos como sirvientes y también es sabido que su idea no prosperó por la prohibición de los Reyes Católicos. En el contexto se ha considerado que la esclavitud indígena fue abolida a partir de la publicación de las Leyes Nuevas de 1542, por lo que, a partir de esta fecha la esclavitud indígena era ilegal en todos los territorios pertenecientes a la Corona española, los indios seguirían brindando servicios, pero recibiendo un salario. La esclavitud de los indios era permitida en casos excepcionales, como los indígenas que practicaban el canibalismo o aquellos que “hacían la guerra”.

La esclavitud indígena ha sido estudiada en distintas obras como la realizada por Silvio Zavala (Esclavos indios en Nueva España); desde entonces se conocen algunos aspectos de la esclavitud indígena en la primera mitad del siglo XVI. Como lo anunciaba don Silvio hace algunas décadas, hacía falta explorar mejor la frontera norte del país para conocer el tráfico: la venta y adquisición de indígenas, los traficantes y los grupos esclavizados, el actuar de las autoridades y en conjunto los métodos del esclavismo.

Una buena respuesta a estas interrogantes la proporciona Andrés Reséndez en este nuevo libro, cuya primera edición fue publicada en inglés con el nombre The Other Slavery: The Uncovered Story of Indian Enslavement in America publicado en 2016, esta primera edición fue finalista en el National Book Awards en 2016 y obtuvo el Premio Bancroft de la Universidad de Columbia en 2017. Ahora con esta nueva edición en español el autor agrega nuevos hallazgos como identificar la preferencia de esclavas y niños.

La otra esclavitud hace referencia a las formas de cautiverio, coerción y trabajo forzado de indígenas americanos, el autor plantea que durante cuatro siglos se esclavizaron entre 2.5 y 5 millones de indios. Una cantidad extraordinaria si se compara con los 12 millones de esclavos africanos traídos a América. Las cifras que ofrece el autor son conjeturales, él mismo lo reconoce y menciona que el objetivo es otorgar al lector estimaciones, se obtuvieron a partir de distintas fuentes primarias como los datos que proporciona Motolinía, informes del general Pedro Menéndez de Avilés, entre otras, y un buen número de fuentes hemerográficas. El autor plantea el inicio de la esclavitud indígena con las prácticas de tomar prisioneros de algunas culturas mesoamericanas; considera que con la llegada de los europeos la esclavitud de los indios se mercantilizó y se expandió hasta tener rasgos similares con la esclavitud africana.

El autor sostiene que, a pesar de todas las prohibiciones jurídicas por parte de la Corona española, la esclavitud india no desapareció, sino que coexistió con la africana hasta finales del siglo XIX. Plantea que, la esclavitud indígena no fue una institución única, sino un conjunto de prácticas (encomiendas, repartimientos, la venta de trabajo de convictos y el peonaje) aplicados en distintas regiones. Este planteamiento podría despertar objeciones e interrogantes ya que, podría confundir las distintas formas de trabajo a las que fueron destinados los indígenas englobándolas sólo en el término esclavitud. Sin embargo, el autor consciente de ello propone desde las primeras líneas tres razones para defender su planteamiento: el mantenimiento del trabajo forzado, la condición de cautiverio de las víctimas y los mecanismos coercitivos.

El autor también analiza la participación de distintas autoridades en el tráfico, los beneficios que obtuvieron y la red que establecieron con esclavistas de otras regiones. Sus fuentes documentales son distintos expedientes de archivos históricos de España, México y Estados Unidos, donde pudo identificar procesos judiciales, indagaciones oficiales, menciones sobre la captura y menciones de cautivos indios.

A lo largo de sus cuatrocientas cuatro páginas, con un buen estilo que facilita la lectura, divididas entre doce capítulos que, según mi criterio, se pueden analizar en dos grandes apartados: el primero, del capítulo uno al capítulo seis, muestra el inicio de la esclavización de los pobladores de las islas del Caribe, las prohibiciones a la esclavización de los indios, el tráfico y las redes de comercio de esclavos desde el norte y centro de México así como el suroeste de Estados Unidos, y concluye con la gran rebelión india de 1680. En el segundo apartado propuesto (capítulo seis al capítulo doce) el autor explica una nueva etapa, donde los pueblos indios que antes eran esclavizados se vuelven esclavistas, el autor sostiene que, la implementación del caballo y las armas por estos pueblos les permiten ser grandes abastecedores de esclavos. De igual manera, nuevas formas de control de frontera implementadas por la Corona, como el presidio, permitieron a algunas autoridades y soldados seguir con la esclavización de los indígenas.

La lectura de esta obra sugiere nuevas interrogantes, una de ellas es acerca de revisar las causas de algunas rebeliones indígenas, en este caso el autor analiza la de 1680, la historiografía ha sostenido que las causas principales fueron por asuntos religiosos. El autor propone que una de las causas principales fue el abuso de las autoridades por el robo de indígenas y el cautiverio que se tenía a algunos de ellos. Estas afirmaciones son una buena reflexión sobre otras rebeliones indígenas que pueden tener otras explicaciones históricas como la propuesta de Reséndez.

Una segunda interrogante, que va más allá de la obra aquí tratada, es acerca de la red y extensión de abastecimiento de los traficantes de esclavos indígenas del suroeste del actual Estados Unidos, sobre si más zonas en el centro o en el sur de México fueron abastecidas por ellos. También esta obra es una gran invitación para revisar el trabajo al que se destinó a los indígenas en otras regiones como: Chiapas, Oaxaca, Guanajuato, San Luis Potosí y Michoacán y reflexionar si este tipo de trabajo en algunas regiones no era en realidad esclavitud.

Una última reflexión es acerca de las nuevas formas de esclavitud o lo que se conoce como “esclavitud moderna”, como bien podrá observar el lector después de la lectura de la obra, la capacidad de adaptación del trabajo forzado subsistió durante cuatro siglos estudiados por nuestro autor, a pesar de las legislaciones de la Corona española, las prohibiciones del gobierno mexicano en el siglo XIX y la abolición de la esclavitud y de cualquier forma de servidumbre en Estados Unidos. Es posible preguntarse acerca de las formas de tráfico humano y trabajo forzado que se viven actualmente, con otros nombres, es sugerente reflexionar sobre si la “esclavitud moderna” tiene un antecedente inmediato en las formas de esclavización indígena.

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