Importantes filósofos, entre los que destacan Mill (1806-1873), Frege (1848-1925), Russell (1872-1970) y Wittgenstein (1889-1951), sostuvieron que el verbo ser1 provoca confusiones lógicas graves porque expresa nociones distintas, tales como la atribución, la identidad y la existencia.2 En efecto, como las diversas construcciones con ese verbo difieren en términos semánticos entre sí, dichos filósofos atribuyeron más de un significado al verbo ser y, acaso siguiendo a Kant,3 respaldaron posturas ontológicas propias con aseveraciones semánticas.
En A System of Logic (I, IV [1843], Mill 1981, p. 79) Mill sostuvo que las "especulaciones sobre la naturaleza del Ser ((τὸ ὄν, οὐσία, ens, entitas, essentia y similares)"4 surgieron por haber ignorado "el doble significado de la palabra ser" o por haber creído que ambos significados comparten una "misma idea". En su opinión, ser tiene dos significados irreductibles: además de "ser [to be] alguna cosa específica, como ser un hombre, ser Sócrates, ser visto, ser discutido, ser un fantasma, incluso ser una no entidad (nonentity)",5ser también significa existir [ to exist].
En Die Grundlagen der Arithmetik (§ 53), Frege asoció con acierto las oraciones existenciales con la cuantificación y sostuvo que "la afirmación de existencia [Bejahung der Existenz] no es más que la negación del número cero [der Nullzahl]" (Frege 1884, p. 65). Sin embargo, en Über Begriff und Gegenstand, hizo recaer una diferencia semántica en el verbo ser, a saber, la que se corresponde con la distinción entre oraciones adscriptivas, como (1), e identificativas, como (2) (Frege 1892, p. 194; cfr. NGLE 37.5):
(1) Esta hoja es verde
(2) El lucero de la mañana es Venus
Después de distinguir entre predicado [Pradikat] y nombre propio [Eigenname], Frege adjudicó al verbo ser -en construcciones como (2), que vinculan dos denominaciones que se refieren a un mismo objeto [Gegenstand]- la misma función que al signo de igualdad [Gleichheitszeichen], pues en las oraciones identificativas el verbo no es una mera cópula [bloße Kopula], sino que debería glosarse como no (ser)6otra cosa más que [nichts anderes als].
Inmerso en un proyecto logicista, Russell no titubeó en atribuir distintas funciones semánticas al verbo ser; entre ellas, desde luego, la de expresar identidad:
La proposición "Sócrates es un hombre" es equivalente, sin duda, a "Sócrates es humano", pero no es precisamente la misma proposición. El es de "Sócrates es humano" expresa la relación entre sujeto y predicado; el es de "Sócrates es un hombre" expresa identidad. Es una desgracia para la raza humana haber decidido utilizar la misma palabra "es" para estas dos ideas tan diferentes -desgracia que un lenguaje lógico simbólico, por supuesto, subsana-. (Russell 1920, p. 172)
Una síntesis de las posturas anteriores se encuentra en el Tractatus logico-philosophicus (3.318-325), donde Wittgenstein condena la posibilidad de presentar símbolos distintos [verschiedene Symbole] mediante el mismo signo [das gleiche Zeichen].7 Entre los términos que el austríaco considera equívocos figura el verbo ser, entendido "como cópula [Kopula], signo de igualdad [Gleichheitszeichen] y expresión de existencia [Ausdruck der Existenz]" (3.323). Valga notar, empero, la sensibilidad lingüística de Wittgenstein, quien alude a diversas categorías gramaticales (cfr. 3.323) y equipara el verbo ser con las voces (cfr. Schriftzeichen oder Lautzeichen en 3.321) que cumplen diversas funciones sintácticas (cfr. Grün y grün en 3.323).
Los cuatro pensadores mencionados disociaron semánticamente el verbo ser, y dos de ellos censuraron a los filósofos griegos en general por haber convertido una noción ambigua en tema de discusión filosófica.8 Pero la ambigüedad del verbo ser no ha sido reconocida unánimemente,9 y autores como Hintikka relativizan la importancia histórica del asunto:
La tesis de ambigüedad de Frege y Russell ha desempeñado un papel mayor en la filosofía del siglo XX. Con su modestia habitual, Russell la llamó "el primer avance serio en la lógica auténtica desde el tiempo de los griegos". Una de las muchas sorpresas en mi breve historia del concepto ser es cuán reciente en la historia de la filosofía es la creencia en la tesis de Frege y Russell. Hasta donde sé, no se encuentra de forma clara antes del siglo XIX. Su génesis requiere y merece un escrutinio más detallado, pero, al parecer, distintos pensadores adoptaron diferentes versiones de la tesis de ambigüedad con independencia entre sí. Algunos historiadores le adjudican el crédito (o la culpa) de introducir la distinción entre el es existencial y el es predicativo a Kant. [...] En contraste, la tesis brilla por su ausencia en filósofos como Aristóteles. (Hintikka 1995, p. 30)
La cita anterior remite a Aristóteles porque, según Hintikka 1986, el análisis aristotélico de la expresión ὄν ("que es") no disoció, sino que especificó el sentido de los predicados con el verbo ser recurriendo a la información contenida en las distintas clases de sintagmas predicables o categorías. Pero la interpretación aristotélica del verbo ser, que resulta de la antigua reflexión griega en torno a lo ente ((τὸ ὄν), no sólo ha sido valorada en forma positiva por filósofos, sino también por estudiosos del lenguaje (véase Lenci 1998). Entre las valoraciones recientes más atractivas está la de Andrea Moro, un generativista italiano que argumenta que la polisemia del verbo ser -sobre todo la distinción entre predicar e identificar- no se aviene con la gramática propiamente dicha.
A continuación revisaré la teoría unificada de las oraciones copulativas que propone Andrea Moro en varios estudios, aunque examinaré en particular Moro 2017 [2010], donde las observaciones gramaticales se inscriben en un contexto histórico. Por lo mismo, también comentaré una decena de omisiones de importancia filosófica en la historia contada por el neurolingüista italiano.
1. El horizonte histórico de la propuesta de Moro
Moro asigna una posición histórica a tres maneras de entender el verbo ser (Moro 1997 a, pp. 248-255; Moro 2017, pp. 7-29). La primera de ellas aparece con suficiente claridad en De interpretatione, donde Aristóteles sostiene que todos los verbos expresan tiempo y que el verbo ser carece de significado propio:
Verbo es lo que aporta significado temporal [a las oraciones], y ninguna de sus partes significa de manera independiente; es signo de las cosas que se dicen respecto de otro. Digo que aporta significado temporal en el sentido de que sanidad es un nombre, pero "sana" es un verbo porque aporta el significado de "tener lugar ahora". Y siempre es signo de las cosas que tienen lugar: por ejemplo, de las correspondientes a un sujeto. . . Ahora bien, los verbos mismos, dichos por sí mismos, son nombres y significan algo (pues quien los dice fija el pensamiento y quien los escucha atiende), pero de ningún modo expresan si [algo] es o no [es]: pues ni siquiera ser o no ser son signos de la realidad, ni aunque uno diga que es a secas. Por sí mismo, en efecto, [ser] no es [i.e., no significa] ninguna [realidad], sino que designa una composición que no puede ser pensada sin sus componentes. (Aristóteles, De interpretatione, 16b6-10, 19-25)10
Aristóteles (Metaph. V7, 1017a22-30) mantenía que lo ente se concibe y enuncia de muchas maneras (λέγεται πολλαχῶς) porque el participio ὄν representaba tantas nociones cuantas clases de predicados pudiera introducir el verbo εἰμί. Pero Aristóteles no adjudicaba significado a ese verbo, ni siquiera el que expresan los verbos intransitivos, plenos y no atributivos como existir.11 Según el pasaje citado, εἰμί expresaba tiempo gramatical,12 pero no establecía distinciones noemáticas por sí mismo. Ahora bien, dicha caracterización resulta sorprendentemente acertada si consideramos el atlas lingüístico, porque las lenguas sin cópula (como podría ser el tagalo),13 las lenguas con cópula no verbal (como el hebreo) o nula (como el ruso)14 o simplemente las oraciones nominales sin un verbo expreso (como (3b)) no carecen más que de un soporte para la información flexiva que no puede ser codificada por el núcleo de los predicados no verbales, constituidos por sintagmas nominales, adjetivales o preposicionales, es decir, de un soporte para la información común a los verbos de (3a) y (3c).
(3)
a. Tu comentario causó el conflicto
b. Tu comentario, la causa del conflicto
c. Tu comentario fue la causa del conflicto
Valorada por los generativistas, la segunda manera de entender el verbo ser fue defendida por la gramática de Port-Royal (1660), deudora de la lógica medieval. En Dialectica (II, I, I, 8) [ca. 1120], Abelardo desarrolló la noción técnica de cópula al observar que el verbo sum vinculaba términos sin aportar significado material a las proposiciones (Abelardo 1970, pp. 161-165). Así, dada la vaciedad semántica de la cópula, Arnauld y Lancelot interpretaron el verbo copulativo (verbum substantivum) -independientemente de su información flexiva-15 como signo de aseveración y analizaron toda oración declarativa como la afirmación o negación de un elemento predicativo con respecto a un sujeto (Arnauld y Lancelot 1975, pp. 122-128).16 Por consiguiente, los verbos no copulativos (verba adjectiva), como el que aparece en (4a), involucrarían dos elementos separables, como en (4b): uno judicativo o asertivo y otro predicativo o atributivo.
(4)
a. [Petrus [vivit]]
b. [Petrus [est [vivens]]]
Criticada por Moro, la tercera interpretación sostiene que el verbo ser cumple al menos dos funciones distintas: predicar e identificar.17 Ciertamente no es lo mismo adscribir que designar, pero Moro argumenta que el lenguaje natural tiene que expresar la relación de identidad mediante predicados.18 No hay oración sin predicado verbal o no verbal, así que las oraciones identificativas deben ser estructuras predicativas al igual que las adscriptivas. La diferencia semántica entre tales oraciones no es suficiente para disociar la identificación de la predicación ni para atribuir esa diferencia al verbo ser, que ni es un predicado en sí mismo ni expresa identidad por sí mismo. Si ser denotara identidad, (5) significaría lo mismo que (6a), donde "el lucero de la mañana" se reemplaza con "su contrario astrológico", es decir, con una expresión prima facie con el mismo referente (puesto que Venus se designa con dos expresiones opuestas en un contexto astrológico). Sin embargo, el posesivo su (de él) no puede remitir a el lucero de la tarde en (6a), que más bien califica a dicho lucero como opuesto a un objeto no especificado. La expresión "su contrario astrológico" sólo puede sustituir efectivamente a "el lucero de la mañana" en (7a), donde la relación de identidad se predica de manera explícita. Compárese (6b) con (7b).
(5) El lucero de la tarde es el lucero de la mañana
(6)
a. El lucero de la tarde es su contrario astrológico (?)
b. El lucero de la tarde es el contrario astrológico del lucero de la tarde (!)
(7)
a. El lucero de la tarde es idéntico a su contrario astrológico
b. El lucero de la tarde es idéntico al contrario astrológico del lucero de la tarde
La crítica a la tercera forma de entender el verbo ser también alcanza a sus proponentes. Moro contrasta la actitud de Otto Jespersen con la de Russell, el defensor más importante, junto a Frege, de la creencia en que el verbo ser significa identidad. A diferencia del filósofo inglés, el lingüista danés elucidó las estructuras gramaticales a partir de criterios internos, como la concordancia gramatical o la posición de las palabras en la oración, y no a partir de criterios externos, como los de la lógica matemática. De hecho, Moro 2017 (pp. 69-120) expone los aportes de Ferdinand de Saussure, Roman Jakobson, Leonard Bloomfield y Noam Chomsky, entre otros, para respaldar la autonomía de la lingüística, pues sostiene que esta ciencia puede explicar por sí misma, y de manera sistemática, las estructuras gramaticales.
2 . La teoría de Moro
Las oraciones identificativas ofrecen a Moro una oportunidad de mostrar la autonomía de la lingüística, ya que las secuencias SD ser SD parecen contravenir la asimetría oracional propuesta por la gramática generativa y abonar la tercera forma de entender el verbo ser.
2. 1. La anomalía sintáctica detectada por Moro
Moro estudia la estructura de las oraciones copulativas19 y detecta una anomalía (Moro 1997 a, pp. 17-30; Moro 2017, pp. 121-125).
Según la gramática generativa, las oraciones constan de núcleos, complementos, especificadores y adjuntos (estructura sintagmática) que mantienen relaciones jerárquicas entre sí (v.g., mando y dominio). Algunas de esas relaciones pueden describirse como "asimétricas" porque cada núcleo controla a su complemento, pero también a los miembros de éste (mando c asimétrico). Así, por ejemplo, los dos sintagmas nominales de (8b) ocupan posiciones asimétricas con respecto al verbo: mientras que el sintagma preverbal es adyacente al grupo [ser [SN]],20 el sintagma posverbal forma parte de ese grupo.21
(8)
a. [SN [SV]]
b. [SN [ser [SN]]]
c. [sujeto [soporte flexivo [predicado]]]
Dadas las restricciones impuestas por la localidad de sus elementos (locality constraints), las estructuras asimétricas no permiten cambiar libremente la disposición de sus partes, pues algunas permutaciones son agramaticales. Por ello, una forma de comprobar la asimetría fundamental de las oraciones consiste en extraer constituyentes sintácticos para obtener interrogaciones parciales por movimiento qu-, ya que el movimiento revela la estructura subyacente en las secuencias lineales. Así pues, en la medida en que la extracción del complemento preposicional del sintagma posverbal en (9a) (de la revuelta) produce una secuencia gramatical, la extracción del complemento preposicional del sintagma preverbal (del presidente) transgrede la gramaticalidad porque viola una restricción del movimiento qu-, a saber, la que impide extraer complementos de la isla formada por el sintagma que funge como sujeto. Compárese (9b) con (9c).
(9)
a. [[Una foto [del presidente]] [fue [la causa [de la revuelta]]]]
b. ¿De qué revuelta fue (la)22causa una foto del presidente?
c. *¿De qué presidente fue una foto la causa de la revuelta?
Ahora bien, la inversión de los sintagmas nominales de (9a) -una foto del presidente ↔ la causa de la revuelta- genera una cadena con sentido, a saber, (10a), cuya gramaticalidad podría hacernos pensar que ambos sintagmas son intercambiables y no mantienen una relación asimétrica entre sí. Pero lo relevante ahora es que ni la extracción pre-verbal viola la condición de sujeto ni la extracción posverbal produce un resultado gramatical como era de esperarse. Compárese (10b) con (10c).
(10)
a. [[La causa [de la revuelta]] [fue [una foto [del presidente]]]]
b. *¿De qué presidente fue una foto la causa de la revuelta?
c. ¿De qué revuelta fue (la) causa una foto del presidente?
¿Qué sucede en (10a)? Tanto (9a) como (10a) son secuencias del tipo SD ser SD, pero sólo podemos corroborar la asimetría de (9a). ¿Acaso el sintagma posverbal de (10a) no es un predicado? ¿Por qué se comporta como sujeto y forma un bloque con su complemento? Además, ¿por qué podemos extraer elementos del sintagma preverbal de (10a)?
2.2. Las oraciones copulativas inversas
Convencido de que "no hay razón para abandonar la estructura asimétrica de la oración, desarrollada laboriosamente durante varias etapas de la teoría sintáctica" (Moro 2017, p. 124), Moro desvela la asimetría de las oraciones inversas, como (10a), mediante la alteración de un supuesto básico del análisis convencional, a saber, que "la función gramatical de sujeto le corresponde invariablemente al sintagma nominal más alto del árbol sintáctico" (Moro 2017, p. 156); pues ¿acaso no es posible que también el predicado ocupe esa posición?23
En su análisis de las oraciones copulativas, Moro concibe el verbo ser como un verbo de ascenso (raising verb), es decir, como un verbo que permite desplazar un sintagma nominal desde una oración subordinada hasta una oración principal. Para entender cómo funciona el ascenso, debemos tener en cuenta dos cosas. En primer lugar, las funciones gramaticales no siempre son obvias: por ejemplo, no es evidente el sujeto de las oraciones con verbos impersonales léxicos, como (11b), ni el de las oraciones con sujetos nulos (pro), como (12b) y (13b).24 En segundo lugar, la flexión verbal desempeña un papel capital en las oraciones principales e independientes; nótese que (12b) y (13b) presentan variaciones flexivas, aunque pro sea una categoría vacía.
(11)
a. Es regnet
b. ( pro) Llueve
(12)
a. Juan llamará
b. ( pro) Está llamando
(13)
a. Tus tíos estuvieron por ahí
b. (pro) Fueron vistos por ahí
Ahora bien, los verbos como parecer, que pueden construirse con argumentos oracionales y pronombres expletivos (v.g., It seems that she is coming), tienen una gramática compleja (cfr. NGLE 37.10).25 Entre otras cosas, son verbos de ascenso y pueden "adueñarse" del sujeto de una oración subordinada. Por ejemplo, aparentemente nada precede a parecer en (14a), pero el sujeto de la oración seleccionada como complemento por ese verbo puede ascender a la posición preverbal de la oración principal, lo que da lugar a (14b), donde el verbo acusa alteraciones flexivas debido al ascenso del sujeto lógico a la posición del especificador del sintagma de flexión, ocupada antes por un pronombre expletivo.
(14)
a. ( pro) Parece que Juan y María vienen en camino
b. Juan y María parecen_____venir en camino
Por lo que toca al verbo ser, Moro adopta de manera parcial una propuesta de Burzio 1986, que parte de Stowell 1978, y que supone que ser, al igual que parecer, da lugar a estructuras de ascenso (Moro 1988, p. 90). Por lo tanto, el sujeto de las oraciones copulativas se generaría en una posición posverbal/inferior y se movería a la posición preverbal/superior. Por lo mismo, el verbo ser requeriría un argumento como el de (14a), pero, en su caso, se trataría más bien una cláusula reducida, es decir, de una estructura predicativa carente de tiempo gramatical, como las de (15), que son complementos del verbo en (16) y (17), y que en (18) forman parte de una cláusula plena con el verbo ser. Así pues, la cópula marcaría las flexiones de una estructura proposicional que no expresaría rasgos flexivos por sí misma.
(15)
a. Franz, un buen amigo
b. Franz e Isolde, buenos amigos
(16)
a. Considero a Franz un buen amigo
b. Lo considero un buen amigo
(17)
a. Considero a Franz e Isolde buenos amigos
b. Los considero buenos amigos
(18)
a. Considero que Franz es un buen amigo
b. Considero que Franz e Isolde son buenos amigos
La aportación crucial de Moro consiste en no reservar la posición preverbal para el sujeto de las oraciones copulativas. Éstas suponen el ascenso de un elemento a la posición del especificador del sintagma de flexión (ST), pero no sube necesariamente el sujeto de la cláusula reducida. Antes bien, la estructura (19) da lugar a dos configuraciones distintas. En la variante canónica, como (20), asciende el sujeto de la predicación, pero en la inversa, como (21), más bien se desplaza el predicado.
(19)
a. [ ____ [T [SD SD]]]
b. [ ____ [ fu- [una foto del presidente, la causa de la revuelta]]]
c. [ ____ [ fu- [las fotos del presidente, la causa de la revuelta]]]
(20)
a. [SD [T [ ____ SD]]]
b. [Una foto del presidente [ fue [ ____ la causa de la revuelta]]]
c. [Las fotos del presidente [ fueron [ ____ la causa de la revuelta]]]
(21)
a. [SD [T [SD ____ ]]]
b. [La causa de la revuelta [ fue [una foto del presidente ____ ]]]
c. [La causa de la revuelta [ fueron26 [las fotos del presidente ____ ]]]
La cópula no sería una categoría léxica, sino funcional, parecida a los complementantes -similar, por ejemplo, a la conjunción completiva que (cfr.Moro 2000, p. 107; Moro 2006a, p. 12). Desde luego, la cópula expresa rasgos flexivos, pero la información relevante sería la temporal (y la aspectual y la modal), porque los sintagmas nominales ya expresan caso, género y número por sí mismos y no necesitan concordar recíprocamente para mantener una relación predicativa entre sí (cfr.Moro 1995, p. 118). En (22) hay discrepancia de persona; en (23) de número; en (24) de género; y (25b) muestra que el alemán ni siquiera flexiona el predicado nominal, a diferencia del complemento directo en (25a).
(22)
a. Yo no soy tú [1-2]
b. Tú no eres él [2-3]
(23)
a. Mi familia son ustedes [SG-PL]
b. Dicen que los tres son uno [PL-SG]
(24)
a. Lo que necesitamos es la paz [N-F]
b. Su animal favorito es la orca [M-F]
(25)
a. Die Frau sieht den dünnen Hund [NOM-TR-ACC]
b. Der schwarze Hund ist dünn [NOM-COP-NULL]
Es verdad que hay oraciones que no proporcionan información suficiente para discernir entre el sujeto y el predicado (Moro 2017, pp. 163-164). En esos casos, cabe desvelar el contenido predicativo de las expresiones potencialmente referenciales -recuérdese la sustitución de complementos por pronombres en (6)- o, si es posible, convertir los sintagmas nominales predicados en sintagmas verbales, como en (26b), que debe compararse con (27b).27
(26)
a. Las flores del jardín fueron los adornos de la mesa
b. Las flores del jardín adornaron la mesa
(27)
a. Los adornos de la mesa fueron las flores del jardín
b. Los adornos de la mesa florearon el jardín (!)
Comoquiera que sea, la indistinción de ambas funciones no prueba la simetría de las oraciones identificativas, pero la configuración [SD [T [SD ____ ]]] sí da cuenta de la asimetría de las oraciones copulativas inversas.
2.3. Las oraciones existenciales
Las oraciones existenciales -que en varias lenguas se construyen habitualmente con el verbo ser-28 presentan el sujeto en una posición posverbal (Jespersen 1924, pp. 154-156) y suelen incluir elementos de naturaleza deíctica o locativa, como el inglés there o el italiano ci. A partir de Milsark 1974, se ha sostenido que tales elementos funcionan como pronombres expletivos que remiten al sujeto de la oración [placeholders for the subject] (véase Moro 2006b), de suerte que (28a) sería equivalente a (28b).
(28)
a. [There [is [a man in the room]]]
b. [A man [is [ ____ in the room]]]
Sin embargo, la relación entre el sujeto y los elementos locativos de estas oraciones es confusa. Dichos elementos no aparecen en todas las lenguas (v.g., el rumano prescinde de ellos) y se presentan en lenguas con sujeto nulo, como el español. Además, no todas las lenguas sin pro se comportan igual: mientras que el inglés coloca el adverbio there en la posición que le correspondería al pronombre expletivo it -ausente en las oraciones existenciales inglesas-, el francés utiliza el pronombre expletivo il además del adverbio y.29
Comoquiera que se expliquen esas variaciones, Moro no considera que el determinante (a...) sea parte del sujeto (...man) y explica las construcciones existenciales como oraciones copulativas inversas (Moro 1997a, pp. 131-166; Moro 2006b y Moro 2017, pp. 171-192). En efecto, el autor plantea que los elementos locativos no guardan relación con el sujeto, sino, en todo caso, con el predicado de una cláusula reducida contenida de manera potencial en el sintagma determinante: [a man] → [man, a/one]. "Así, una oración existencial debería considerarse un mecanismo sintáctico que recibe un SN del tipo [Det N] y genera una proposición que tiene un Det como predicado y un N como sujeto: una oración existencial es, por así decirlo, un mecanismo que "divide" el SN para construir una estructura predicativa" (Moro 2017, p. 183). De ser así, la división del sintagma determinante aclararía por qué la negación en las oraciones existenciales opera sobre los determinantes (véase (29)) y arrojaría luz sobre el carácter normalmente indefinido de los sujetos en esas construcciones (restricción de definitud) (véase (30)).
(29)
a. There is not one, but three horses
b. HORSE(S), Det
(30)
a. *Hay el hombre armado en la casa
b. Hay un hombre armado en la casa
Por lo demás, que las oraciones existenciales incluyan otros sintagmas no contradice la teoría de Moro. Por ejemplo: "si el SN es seguido por un SP o un SA, éste ha de interpretarse como un predicado secundario, como el SA borracho en Alguien llamó por teléfono borracho" (Moro 2017, p. 183). Así, (31b) contendría una cláusula reducida como (31a), seguida de un predicado secundario en la coda.
(31)
a. [whiskey, some]
b. There is some whiskey in the jar
2.4. La cópula y la antisimetría sintáctica
Quizá por motivos discursivos (cfr.Chomsky 2000, pp. 12-13) generamos distintas secuencias a partir de la misma información lingüística.
(32)
a. Alguien condujo algo
b. ¿Qué condujo alguien?
c. Algo fue conducido (por alguien)
Según los generativistas, las secuencias como (32b) y (32c) copian segmentos de las secuencias como (32a) en una posición más alta de la jerarquía sintáctica, pero encubren las huellas de los segmentos inferiores (movimiento sintáctico), como sucede en (33).
(33)
a. Alguien condujo algo
b. Alguien condujo ¿qué?
c. [ ¿qué? condujo] alguien [condujo ¿qué?]
d. ¿Qué condujo alguien____ ____?
Ahora bien, Moro cree que el movimiento sintáctico concilia dos fuerzas: una interna, que reproduce combinaciones recurrentes de núcleos y complementos (estructura sintagmática), y otra externa, que le impone un orden lineal a la representación fonética (compresión lineal) (Moro 2004, y Moro 2017, pp. 193-205). Él defiende una variante de la antisimetría sintáctica propuesta en Kayne 1994, a saber, la antisimetría dinámica (cfr.Moro 1997b, y Moro 2000), y entiende el movimiento como "el 'mecanismo de rescate' que usa la sintaxis para regresar las estructuras a una configuración asimétrica compatible con la colocación en una secuencia lineal" (Moro 2017, p. 200). La cópula resulta crucial en este contexto porque permite enfocar el movimiento desde un punto de vista exclusivamente sintáctico. En efecto, si las cláusulas reducidas aparecieran como tales en la representación fonética, colocarían dos sintagmas en posición simétrica, es decir, juntos, sin núcleo de por medio, y violarían el Axioma de Correspondencia Lineal de Kayne, que deriva el orden lineal de las palabras a partir de las relaciones de mando y dominio entre los constituyentes sintácticos.30 Sin embargo, ya se ha visto que todas las oraciones copulativas son estructuras predicativas asimétricas, cuyo enlace entre sujeto y predicado "no depende de la asimetría categorial o morfológica", sino de la asimetría meramente "estructural y sintáctica" que asegura la cópula (Moro 2017, p. 204).
Dada la peculiaridad de la cópula, Moro se interesa en los mecanismos neuropsicológicos que subyacen en las oraciones copulativas, incluidas la adquisición y la pérdida del verbo ser en calidad de elemento sincategoremático (agramatismo). Sin embargo, los detalles de semejante investigación se alejan de mi propósito y no puedo más que remitir a Moro 2017 (pp. 205-232).
3 . Sobre la historia del verbo ser contada por Moro
Para terminar, comentaré algunos episodios de relevancia filosófica ausentes en la historia "parcial, subjetiva y limitada" con que Moro contextualiza su teoría (Moro 2017, p. ix).
El autor reivindica la interpretación aristotélica del verbo ser, pero no menciona al pionero en la reflexión sobre ese verbo, es decir, a Parménides (cfr. DK 28 B 2, 4, 6, 7, 8), y sólo recurre a Platón (cfr.Moro 2017, pp. 16-17) para introducir la oposición entre el origen natural y convencional del lenguaje (cfr. Cra. 383a4 ss.) o la noción de concordancia gramatical (cfr. Soph. 252e9 ss.), sobre todo del acoplamiento entre nombres-sujetos (ὀνόματα) y verbos-predicados (ῥήματα) (cfr. Soph. 261d1 ss.).
Aunque Moro no asocia la interpretación enunciativa del verbo ser con la Antigüedad clásica, la aplicación aseverativa de ese verbo fue crucial para la filosofía griega (Moro 2017, pp. 29-44). Kahn especula sobre algo que se advirtió desde hace siglos, a saber, que los griegos asociaban el verbo ser con la verdad (Kahn 2003, pp. xviii-xx, 331-370).31 Además, los estudios indoeuropeístas apuntan en la misma dirección. Watkins consigna, por ejemplo, que las formas nominales de los verbos derivados de la raíz *es-aparecen en contextos declarativos (Watkins 2000, p. 24).32
¿Cabe conciliar la ausencia de contenido predicativo con la aplicación enunciativa del verbo είμί? El probable origen deíctico de este verbo podría aclarar la situación. Según Shields, el protoindoeuropeo *ésmi -verbo atemático e imperfectivo como εἰμί- pudo ser compuesto por la partícula deíctica *es- y el sufijo -i "aquí y ahora" (Shields 1978, Shields 1992, pp. 53-56, y Shields 1997; cfr.Stassen 1997, pp. 98-99). De ser así, y dado que la conjugación de ειμί no es supletiva, ¿cabría sostener, con Aristóteles, que todo ῥῆμα, además de asignar tiempo (προσσημαίνειν χρόνον), señala cosas que tienen lugar para un sujeto (σημαίνει ὑπάρχοντα καθ’ ὑποκειμένου), pero que εἰμί, al carecer de contenido predicativo, sólo señala una combinación (σημαίνει σύνθεσίν τινα) de constituyentes (συγκείμενα) categoremáticos (una cláusula reducida), a la que añade accidentes de tiempo (y modo y aspecto)?
Moro pasa por alto que Platón no sólo atribuyó mayor extensión (Soph. 255c3) y capacidad de relación a ser algo que a ser idéntico (Soph. 254d10-11, 256d12-e3), sino que además distinguió las oraciones adscriptivas de las identificativas (Soph. 256a10-c4), al menos tratándose de negaciones (cfr.Crivelli 2012, pp. 154-157). Οὐ στάσις ἄρ’ ἐστίν (Soph. 255e14) es una oración identificativa y puede traducirse como "Luego, [cambio] no es estatismo", con el sentido de que el cambio no es lo mismo que el estatismo. Con todo, que Platón (Soph. 256e1) glosara "no ser" como "ser otra cosa que" no significa que hiciera recaer la no identidad en el verbo ser, pues Οὐ στάσις ἄρ’ ἐστίν también puede traducirse como "Luego, [cambio] es no estatismo", con el sentido de que el cambio es otro (género) que el estatismo. Recordemos que el pasaje en cuestión discierne los géneros máximos (μέγιστα γένη) y "que la anteposición de μή y οὐ remite a cualquiera de las cosas distintas a las palabras siguientes, o [distintas] más bien a las cosas en cuyo lugar son puestas las palabras que se pronuncian después de la negación".33 Por consiguiente, la naturaleza identificativa de las oraciones dependería del tipo de sintagmas que se niegan, no del verbo.
Aunque Moro la omite, la noción platónica de participación (μέθεξις) caracteriza la predicación de tal modo que resulta innecesario dotar de contenido predicativo al verbo ser, a pesar de interpretaciones como la de Ackrill 1957, quien asoció la fórmula "participar de lo ente" (μετέχειν τοῦ ὄντος) con el "sentido existencial" de ese verbo. No hay que adjudicar significado al verbo εἰμί para dar cuenta de la participación de lo ente. ῎Εστι δέ γε διὰ τὸ μετέχειν τοῦ ὄντος (Soph. 256a1) puede traducirse como "Pero [cambio] es ciertamente [algo], porque participa de lo ente", con el sentido de (aunque es un género distinto al estatismo), el cambio es algo, porque le corresponde una parte de lo ente, es decir, de lo predicable. Después de todo, la noción de participación no supone el reparto de lo ente qua existente, sino de las condiciones predicables.
Moro sostiene que, así como "to do representa todas las acciones", ser "representa todos los predicados posibles" porque puede introducir cualquier tipo de elemento predicativo (Moro 2017, pp. 26-27). Aristóteles sostuvo algo similar (Metaph. V 7, 1017a22-30), pero además estableció una distinción, que al parecer Moro ignora, entre εἶναι ἁπλῶς "ser simplemente" y εἶναι πῇ "ser en algún sentido", con la cual no distinguía el ser "existencial" del ser "predicativo", sino la inespecificidad con respecto a la especificidad predicativa (cfr. SE 5, 166b37-167a20).
Moro recuerda la posibilidad de que los estoicos identificaran el aspecto, una categoría gramatical entreverada con el tiempo en el sistema verbal griego (Moro 2017, pp. 9-13). Sin embargo, es pertinente preguntar si Aristóteles incluía el aspecto en el significado temporal que atribuía a los verbos. Int. 18a28 opone las cosas futuras a "las cosas que son y llegaron a ser" [ τῶν ὄντων καὶ γενομένων], pero el participio presente ὄντων no marca el tiempo en sentido estricto, ya que puede referirse tanto a las cosas que son (presente imperfectivo) como a las cosas que eran (pasado imperfectivo). ¿Acaso Aristóteles distingue entre imperfectividad [ ὄντων] y perfectividad [ γενομένων] en esa expresión?
Según Moro, la cópula asegura la asimetría de la oración en el plano sintáctico, al margen de la información categorial y morfológica (Moro 2017, p. 204). Por lo mismo, resulta oportuno recordar que Aristóteles reparó en la neutralidad temática de εἰμί. Los verbos ὑπάρχω y εἰμί podían vincular los mismos términos, pero diferían entre sí en cuanto al régimen (cfr. APr. I 36, 48b2-4 y 48b27-49a5; Top. II 1, 109a11-26). Mientras que εἰμί carecía de estructura temática (τόδε τόδε), ὑπάρχω regía dativo (τόδε τῷδε) y asignaba al sujeto papeles semánticos que Aristóteles glosaba tanto en dativo (τόδε τῷδε) como en genitivo (τόδε τοῦδε).
Moro analiza la interpretación kantiana del verbo ser de manera insuficiente (Moro 2017, p. 28). De ella sólo dice que revela una impronta aristotélica y que se apega a la tendencia que representa la gramática de Port-Royal. Lo primero queda claro porque "la palabrilla es no es un predicado adicional, sino sólo lo que pone al predicado en relación con el sujeto".34 Lo segundo es evidente porque Kant interpretaba la función de la cópula a la luz de la teoría del juicio. Sin embargo, el papel de la cópula en la teoría kantiana del conocimiento nos permite ir más allá de todo esto.
Pero si examino con mayor precisión el vínculo entre los conocimientos dados en cada juicio y, en cuanto perteneciente al entendimiento, lo distingo de las relaciones según las leyes de la imaginación reproductiva (las cuales sólo tienen validez subjetiva), encuentro entonces que un juicio no es nada más que la manera de llevar los conocimientos dados a la unidad objetiva de la apercepción. Para ello sirve la palabrilla copulativa "es" [das Verhältniswörtchen ist] en los mismos, para distinguir entre la unidad objetiva de las representaciones dadas y la subjetiva. Pues ella señala el vínculo de las mismas con la apercepción originaria, y la unidad necesaria de las mismas, sin importar que el juicio mismo sea empírico, y con ello ocasional, p.ej., los cuerpos son pesados. (KrV B141-142)
Ahora bien, ¿cuál será el correlato lingüístico de la unidad objetiva de la apercepción? ¿Será pragmático? ¿Será la actitud pro-posicional nula? Según Kant, la cópula adquiere cierto valor en los juicios modales y, en efecto, esto hace pensar en la modalidad epistémica.
La modalidad de los juicios es una función completamente especial de los mismos, y en sí misma tiene como distintivo que no aporta nada al contenido del juicio (pues al margen del tamaño, la cualidad y la relación, nada más hay que constituya el contenido de un juicio), sino que solamente afecta al valor de la cópula con respecto al pensamiento en general. Los juicios problemáticos son aquellos en que se acepta el afirmar o el negar como meramente posible (opcional); los asertóricos, en que se considera como efectivo (verdadero); los apodícticos, en que se considera como necesario. (KrV A74-75/B99-100)
10. Según Kant, el verbo ser es un predicado lógico [logisches Prädikat] que no detalla la naturaleza de las cosas (KrV A598-599/B626-627). Por ejemplo, ese verbo podría usarse como predicado de existencia [Prädikat der Existenz] en un juicio asertórico, pero la oración SN es no añadiría nada al concepto correspondiente a SN, ya que predicar existencia/efectividad [Dasein/Wirklichkeit] sólo daría a conocer que un objeto es efectivo además de posible. Con todo, ¿qué estatus tiene ese "predicado lógico"? ¿Es léxico (como un verbo pleno) o gramatical (como el modo)? Comoquiera que sea, si la modalidad no detalla el concepto de una cosa, el predicado kantiano de existencia (ser efectivo) está muy cerca de lo que Frege llamó "propiedades que se aseveran de un concepto" [Eigenschaften, die von einem Begriffe ausgesagt werden] en oposición a "las propiedades de las cosas" [die Eigenschaften der Dinge] (Frege 1884).35
Siglas
1 | primera persona | F | femenino | PRS | presente |
2 | segunda persona | M | masculino | S | sintagma |
3 | tercera persona | N | neutro | SG | singular |
A | adjetivo/adjetival | N | nombre/nominal | T | tiempo/temporal |
ACC | acusativo | NOM | nominativo | TR | transitivo |
COP | cópula | NULL | nulo/vacío | V | verbo/verbal |
CR | cláusula reducida | P | preposición/preposicional | ||
D | determinante | PL | plural |