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Revista mexicana de ciencias políticas y sociales

versión impresa ISSN 0185-1918

Rev. mex. cienc. polít. soc vol.66 no.243 Ciudad de México sep./dic. 2021  Epub 31-Ene-2022

https://doi.org/10.22201/fcpys.2448492xe.2021.243.75143 

Reseñas

¿Cómo se construye socialmente un problema social?

How is a Social Problem Socially Constructed?

Nelson Arteaga Botello* 

Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, México. Correo electrónico: <nelson.arteaga@flacso.edu.mx>.

Alexander, Jeffrey. 2019. What makes a social crisis? The societalization of Social Problems. Cambridge: Polity,


What makes a social crisis? es una de las más recientes aportaciones teóricas y empíricas del sociólogo norteamericano Jeffrey C. Alexander. Su objetivo es aportar herramientas teóricas y metodológicas para entender cómo se construyen las crisis sociales. El argumento central es que estas crisis se presentan cuando los discursos y las instituciones de la esfera civil traducen -invocando principios de inclusión y solidaridad universal- tensiones y conflictos sociales en las esferas no civiles -como la familia o la religión- en demandas de justicia y reparación civil. El libro analiza no sólo cómo estas últimas pueden cristalizarse en cambios legales e institucionales, sino las resistencias de los grupos que apuestan por sostener solidaridades restringidas y particularistas. Las crisis sociales se entienden, por tanto, como procesos que confrontan horizontes morales de inclusión y cohesión social.

Alexander extiende con este libro su programa de sociología cultural y su teoría de la esfera civil. Para el también codirector del Centro de Sociología Cultural adscrito a la Universidad de Yale, la esfera civil es ese mundo de valores e instituciones que genera la capacidad de crítica social e integración democrática al mismo tiempo. La solidaridad se define por el entrelazamiento tirante entre las demandas particularistas que reclaman los actores sociales y las obligaciones colectivas de universalidad. En dicha esfera los actores se imputan motivos, relaciones y adscripciones institucionales de carácter civil y anticivil, de pureza e impureza. En tanto que las atribuciones se construyen relacionalmente, la civilidad de unos se articula en el lenguaje de la incivilidad de los otros. La esfera civil se cristaliza en instituciones comunicativas y regulativas. Las primeras -conformadas por los medios de comunicación, las organizaciones de la sociedad civil y los movimientos sociales- expresan las posturas, pasiones e intereses de quienes se asumen y hablan desde y hacia la sociedad. Por su parte, las instituciones regulativas -cargos electivos, tribunales e instancia legislativas- son aquellas que pueden generar los cambios legales, impulsar las políticas públicas o emitir fallos judiciales, como respuesta a los reclamos de reparación civil.

A decir de Alexander, existen otras esferas no civiles, que operan a partir de sus propias lógicas de poder, estructuras, jerarquías y mundos morales. Desde esta perspectiva, por ejemplo, el Estado se entiende como una organización burocrática impersonal que ejerce control social a través de órdenes y principios de autoridad y fuerza. Por otro lado, el mundo de la economía opera a partir de la productividad, el interés y la ganancia. La familia, por su parte, está ligada a su interior por lazos afectivos, pero que depende de la potestad y la deferencia, no de la crítica. La religión, finalmente, genera lazos de comunicación y cohesión en función de una autoridad que media la relación entre los creyentes y Dios. Cada una de estas esferas establece relaciones de frontera con la esfera civil.

En este sentido, la societalización es el proceso a través del cual las esferas no civiles se perciben como amenazantes a la sociedad como un todo, cuando se considera que funcionan como intrusiones que destruyen la solidaridad y las membresías de inclusión. Cuando los problemas específicos de las esferas no civiles se societalizan, significa que han sido colocadas bajo el escrutinio de las instituciones comunicativas y regulativas de la esfera civil. Se critica a sus élites, jerarquías y estructuras de poder. Se exige que sean transparentes, que se transformen. Incluso que se apliquen las sanciones pertinentes si se han afectado el interés y la dignidad de las personas. Las crisis sociales son el resultado de las interpretaciones que se hacen desde las instituciones de la esfera civil a las tensiones, lógicas y estructuras de las esferas no civiles. Esto significa que la societalización es un proceso de construcción de sentido.

¿Cómo se construye este sentido de manera concreta? Medios de comunicación, asociaciones civiles y movimientos sociales -a veces incluso funcionarios públicos- actúan como los principales agentes de societalización. Su labor no es sencilla porque encuentran resistencias -unas veces más exitosas que otras- de parte de quienes respaldan las solidaridades restringidas. Para mostrar cómo se producen los procesos de societalización, Alexander analiza cuatro crisis: las acusaciones de pedofilia contra la iglesia católica de Boston; la debacle financiera de Wall Street en 2008; la intervención telefónica de periódico News of the World en el Reino Unido; así como el movimiento #MeToo en los Estados Unidos. En cada uno de estos casos se detalla la secuencia de las disputadas entre esferas que da pie a la emergencia de las crisis sociales.

Con respecto al primer caso, Alexander advierte que el abuso a menores en la iglesia católica no es algo nuevo. Durante siglos las relaciones sexuales entre sacerdotes y menores de edad formaron parte de esta institución. Incluso llegó a considerarse una práctica ampliamente tolerada al interior de la Iglesia. Cuando alguna denuncia de abuso salía a la luz pública, era tratada como un asunto que se resolvía movilizando las lealtades institucionales, subrayando su carácter excepcional, que no merecía condena pública y mucho menos un juicio o castigo por parte de autoridades civiles. Sin embargo, Alexander analiza cómo el periódico The Boston Globe jugó un papel clave como agente de societalización del abuso a menores a tal punto que generó una amplia crítica de la opinión pública contra los sacerdotes involucrados. La Iglesia católica respondió acusando que detrás del periódico había intereses que buscaban dañar la imagen de los sacerdotes con el fin de obtener beneficios económicos. Sin embargo, la movilización de organizaciones sociales -particularmente de víctimas de acoso-, artistas y líderes de opinión, obligó a la Iglesia católica a revelar la identidad de sacerdotes pedófilos, resarcir moral y económicamente a las víctimas, así como aceptar que los responsables enfrentaran juicios en tribunales civiles.

En su análisis sobre la reciente crisis financiera de Wall Street, Alexander plantea una interesante interpretación sobre cómo se alteró la frontera entre la esfera civil y el mercado en un momento específico de la historia reciente del capitalismo. Para una parte importante de la opinión pública norteamericana el mercado financiero era considerado hasta hace no muy poco como un espacio que condensaba las virtudes del libre mercado, el desarrollo económico y el éxito profesional. La crisis de 1929 parecía en este sentido un hecho olvidado en el tiempo, propio de un capitalismo salvaje que había sido domesticado. No obstante, cuando los medios de comunicación reportaron el 14 de septiembre de 2008 que el gigante de Wall Street, Lehman Brothers estaba en bancarrota, todo cambio: inició un proceso de societalización de la crisis financiera incluso meses antes de que las consecuencias materiales se hicieran perceptibles. Medios de comunicación, redes sociales, políticos y académicos comenzaron a destacar las prácticas financieras como oscuras, peligrosas y profundamente contaminadas. Desde el ámbito gubernamental la crisis financiera fue interpretada como una amenaza económica, pero también social -en la medida en que afectaba la vida de millones de ciudadanos norteamericanos-. La crisis terminó por impulsar una serie de instancias de control institucional sobre el mercado de valores, así como el castigo a sus responsables más visibles.

El tercer proceso de societalización que se analiza en el texto tiene que ver con el espionaje telefónico del periódico británico de News of the World. Una práctica que este diario había venido llevando a cabo desde años atrás, pero que nunca fue realmente cuestionada -en parte porque estaba orientado a develar la vida privada de celebridades del espectáculo, políticos destacados o la familia real-. Si bien algunos medios de comunicación, como el periódico The Guardian, criticaban esa forma hacer periodismo, la mayor parte de la opinión pública consumía los tabloides británicos que exponían la vida privada de las figuras públicas. Todo cambió cuando The Guardian publicó en 2011 un artículo en el que acusó a los reporteros de News of the World de intervenir el teléfono -con ayuda de agentes policiales- de una niña que fue asesinada, todo ello con el fin de alimentar sus espacios noticiosos. La intervención no fue únicamente calificada como inmoral, se acusó que hubo un manejo tendencioso de la información obtenida del teléfono de la menor, lo cual impidió su rescate e incluso contribuyó a su muerte. La reacción pública frente a estos hechos generó una crisis social de amplias proporciones en el Reino Unido: periodistas y autoridades fueron enviadas a prisión, el gobierno generó mecanismos de control de la información periodística y el escándalo obligó con el tiempo a que los propietarios de News of the World cerraran el diario.

Finalmente, Alexander considera que el movimiento #MeToo permitió societalizar el acoso sexual en el trabajo de una forma distinta. Si bien es cierto que el movimiento feminista no ha parado de ampliar los derechos de las mujeres, existen momentos de efervescencia que exacerban las demandas feministas de inclusión e igualdad. La denuncia de acoso sexual de Alyssa Milano contra el productor de Hollywood Harvey Weistein en 2017 desató una ola de señalamientos de acoso sexual en el mundo laboral. El resultado fue una escalada de transformaciones en la forma de visibilizar y enfrentar el acoso sexual en los espacios de trabajo. A los pocos meses de iniciado el movimiento, el debate público logró generar una serie de mecanismos normativos y de regulación de las relaciones de genero en las empresas. Como señala Alexander:

la societalización no solo produjo efervescencia, sino una nueva estructura cultural […] que ha permitido un cambio cultural profundo que ha transformado las organizaciones. Las fronteras que separan las esferas no civiles y civil han cambiado: el binario civil-anti-civil ahora se aplica al comportamiento sexual en el espacio laboral de una forma más claramente democrática. Hay nuevos protagonistas y antagonistas, una nueva narrativa acerca de los héroes femeninos, las víctimas cuentan sus historias que son consideradas como verdaderas, y se ha expandido la visión de la solidaridad civil dentro del espacio de trabajo. (Alexander, 2019: 109)

What makes a social crisis? concluye con una serie de reflexiones de orden teórico con el fin de defender su posición de que la sociología debería atenuar su interés por subrayar las tensiones institucionales al interior de las esferas no civiles como causales por si mismas de las crisis. Debería apostar más bien por examinar como estas últimas se generan por lógicas culturales, por procesos de construcción de sentido desde la esfera civil. El libro de Alexander es relevante no sólo por su apuesta teórica y empírica, sino porque resulta una herramienta de interpretación sugerente para comprender la emergencia de las crisis recientes en la región latinoamericana: las revueltas feministas que pueblan las calles de Buenos Aires y la Ciudad de México; las demandas de mayor democracia, equidad e igualdad en Chile, Ecuador, Colombia o Bolivia; e incluso los procesos de reacción política en Brasil y Perú. Una mirada distinta a estos procesos resulta necesaria para ampliar el diagnóstico de lo que están pasando en América Latina. Sin embargo, una perspectiva como la que plantea Alexander obliga a tomar en consideración las distintas culturas que marcan la vida política y social de la región. Eso implica recalibrar la teoría de la esfera civil y su propuesta de los procesos de societalización con el fin de comprender las dinámicas no civiles -ancladas en culturas patrimoniales y autoritarias- que permean nuestras sociedades.

Esto no significa que sólo hay que adecuar la teoría de la esfera civil al caso latinoamericano, sino cuestionar dicha teoría y reescribirla con el fin de ampliar sus capacidades heurísticas más allá del espacio de enunciación en el que fue creado. En este sentido, What makes a social crisis? es un libro que habrá que leer en clave de los laberintos culturales y democráticos que caracterizan el horizonte de las confrontaciones políticas y sociales que viven las sociedades latinoamericanas.

Referencias bibliográficas

Alexander, Jeffrey (2019) What Makes a Social Crisis? The Societalization of Social Problems. Cambridge: Polity. [ Links ]

Recibido: 27 de Febrero de 2020; Aprobado: 26 de Agosto de 2020

NELSON ARTEAGA BOTELLO es doctor en Sociología por la Universidad de Alicante, maestro en Sociología por la Universidad Iberoamericana y licenciado en Sociología por la Universidad Autónoma del Estado de México (uaem); investigador de la Flacso-México. Sus líneas de investigación son: procesos culturales de la violencia y la vigilancia. Entre sus publicaciones más recientes se encuentran: ““It Was the State”: the Trauma of the Enforced Disappearance of Students in Mexico” (2019) International Journal of Politics, Culture, and Society,32; (con Iliana del Rocío Padilla) “Códigos de la violencia en espacios económicos en Culiacan” (2019) Papers, 104(1).

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