SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.65 número238La Teoría Crítica y el pensamiento decolonial: hacia un proyecto emancipatorio post-occidentalEl Muro como frontera; su caída como proceso. A treinta años de la caída del Muro de Berlín índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

Links relacionados

  • No hay artículos similaresSimilares en SciELO

Compartir


Revista mexicana de ciencias políticas y sociales

versión impresa ISSN 0185-1918

Rev. mex. cienc. polít. soc vol.65 no.238 Ciudad de México ene./abr. 2020  Epub 05-Feb-2021

https://doi.org/10.22201/fcpys.2448492xe.2020.238.72201 

Dossier

Edificar diálogos, no muros. Reflexiones inaugurales1

Building Dialogues, Not Walls. Opening Reflections

Angélica Cuéllar Vázquez 

Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, UNAM, México. Correo electrónico: <acuellarunam@gmail.com>.


Han pasado ya tres décadas desde que aquel 9 de noviembre de 1989 cimbrara todas las capas geológicas del orden político del mundo. La caída del Muro de Berlín tiene, evidentemente, diferentes maneras de comprenderse -es un acontecimiento caleidoscópico que nos demanda seguir examinando su importancia-. Pensar sus causas en Europa y sus consecuencias en México, Latinoamérica y en el mundo en general, nos convoca siempre a seguir produciendo nuevas explicaciones. Debemos pensar la trascendencia -no solamente desde las ciencias sociales, sino también desde la cultura, las artes y las humanidades- de, posiblemente, el evento más importante del mundo en los últimos cincuenta años. Regresar a analizar un evento como la caída del Muro nos ayuda a pensar en las certezas del presente y a examinar los eventos del pasado. Este ejercicio de reflexión demanda la multi y transdisciplinariedad propia de las ciencias sociales del siglo XXI.

A nivel político, antes de la caída, el planeta se encontraba dividido en dos grandes configuraciones geopolíticas: el capitalismo y el socialismo, nutridas ambas por ideologías diversas y universos valorativos en pugna. Con el derrumbe del bloque soviético se sacudieron los ordenamientos establecidos y, con ellos, el proyecto de un posible cambio radical que el marxismo -y sus metamorfosis leninista y estalinista- proponía, lo cual, en última instancia, devino en la conformación de regímenes autoritarios o dictatoriales. La adscripción política de países, naciones y regiones estaba subordinada a los movimientos estratégicos de estos dos bloques ideológicos.

El fin de la bipolaridad generó ciertas esperanzas de que la confrontación dicotómica sería sustituida por un entendimiento regional y transnacional; que cesarían las guerras generadas o incitadas por los intereses de las dos grandes potencias y sus respectivas áreas de influencia; y que la negociación de los conflictos internacionales impediría mayores violencias. Más aún, esta nueva apertura que significó la caída fue pensada -de manera optimista- como el inicio de un “mundo total”, interconectado, y que se encaminaría a un desarrollo político y económico mundial sin precedentes. Fue vista como el cumplimiento de la promesa de una aldea global, para retomar la noción de Marshall McLuhan. Sin embargo, así como el derrumbe del Muro no fue previsto, este diagnóstico esperanzador fue prematuro. No faltaron voces que vitoreaban anticipadamente la unión mundial que nos guiaba hacia un desarrollo esplendoroso en todas las esferas sociales, políticas, culturales y económicas.

De igual modo, las esperanzas de que el capitalismo triunfante como modo de producción, sus culturas y su devenir histórico, eran las únicas vías para el progreso y el desarrollo de cualquier sociedad, adoleció de premura. En ningún momento cesaron las tensiones entre desigualdad y democracia; entre marginación y participación política; entre ciudadanía y exclusión social. Seguimos luchando por sociedades más democráticas en todas sus dimensiones -de auténtica participación; de libertad; de voluntad, voto y opinión.

Por ello se impone hoy la necesidad de pensar, reflexionar y discutir de manera crítica las lógicas de la etapa histórica en la que nos encontramos actualmente, los desafíos que nos interpelan como sociedades y como comunidades epistémicas. Y qué mejor razón para recapacitar sobre los innumerables muros físicos y simbólicos que se están edificando en muchas partes del mundo, que dialogar sobre la caída del muro más célebre que tuvo Europa en el siglo XX.

Nuestra posición como académicas y académicos nos exige un pensamiento crítico de lo que significó política y socialmente el Muro de Berlín en un mundo dividido por la Guerra Fría; en un momento que se vivía en un clima de miedo por una posible guerra nuclear, consecuencia de la carrera armamentística entre Occidente y la URSS. Hoy, nuestros miedos son otros, pero no podemos pensar la naturaleza de nuestros temores al margen de la contraverdad de las potencialidades que la caída del Muro abrió, constituyendo un eje de producción tecnológica, política y social durante la segunda mitad del siglo pasado. Una reflexión de este tipo puede contribuir a ampliar las categorías y conceptos con los que abordamos nuestra realidad, potenciar el diálogo entre nuestras disciplinas sociales, y renovar grandes teorías que fueron formuladas en el siglo XIX, redefinidas con los prefijos de neo o post en el siglo XX y que hoy aguardan nuestro esfuerzo para operar nuevas síntesis.

La realidad que hoy vivimos es compleja. Si bien es cierto que los procesos de globalización -impulsados por y consecuencia de la caída del Muro-, la interconexión del mundo a nivel tecnológico, cibernético y migratorio es colosal; las problemáticas sociales, políticas y culturales lejos están de agotar todas sus capacidades. Las mutaciones que han sufrido las democracias en todos los rincones del planeta, la crisis de refugiados que aqueja a Europa, el resurgimiento de racismos en todo el mundo, la violencia que vivimos en México y en América Latina, las fuerzas excluyentes del libre mercado actual, con un largo etcétera, nos hacen percatarnos de que el análisis riguroso debe sustituir las esperanzas infundadas. Nuestro papel como investigadoras e investigadores de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de esta, nuestra Universidad, es lograr dar cuenta del sinfín de posibles aristas que se aglutinan en las causas y consecuencias de este acontecimiento tan importante.

La tarea de cada uno de nosotros es edificar diálogos, no muros. Los diálogos se verán nutridos por nuestro compromiso de pensar y reflexionar críticamente.

1 Presentación de la Dra. Angélica Cuéllar durante la mesa inaugural del evento “A 30 años de la caída del Muro. De esperanzas y desencantos”, convocado por la Revista Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales, el 8 de octubre de 2019.

Angélica Cuéllar Vázquez es doctora en Sociología por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPYS) de la UNAM. Tiene un posdoctorado en Sociología Jurídica por la Universidad de Milán. Actualmente es directora de la FCPYS, UNAM. Sus líneas de investigación son: sociología del derecho, movimientos sociales y metodología cualitativa. Entre sus publicaciones más recientes se encuentran: Justicia alternativa. Una mirada sociológica a la justicia restaurativa (2018) Ciudad de México: Tirant Humanidades; La justicia sometida: Análisis sociológico de una sentencia, 2da ed. (2018) Ciudad de México: FCPYS, UNAM/ Miguel Ángel Porrúa; Los juicios orales en el estado de Morelos. Las nuevas prácticas (2017) Ciudad de México: FCPYS, UNAM/SITESA.

Creative Commons License Este es un artículo publicado en acceso abierto bajo una licencia Creative Commons