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Revista mexicana de ciencias políticas y sociales

versión impresa ISSN 0185-1918

Rev. mex. cienc. polít. soc vol.52 no.210 Ciudad de México sep./dic. 2010

 

Documentos

 

Institucionalización, profesionalización y diálogo sobre la Ciencia Política mundial en Latinoamérica. Reporte del XXI Congreso Mundial de Ciencia Política, Santiago de Chile, 2009

 

Héctor Zamitiz Gamboa* y Carlos Hernández Alcántara**

 

* Universidad Nacional Autónoma de México, Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, Circuito Mario de la Cueva s/n, Ciudad Universitaria, Av. Universidad 3000, col. Copilco Universidad, del. Coyoacán, México, D.F., 04510. hzamitiz@prodigy.net.mx carlos.ha@posgrado.unam.mx

 

Introducción

El presente reporte es resultado de un ejercicio de observación e interpretación que tiene por objeto describir lo relevante, desde nuestra perspectiva, de lo tratado en el XXI Congreso Mundial de Ciencia Política –celebrado en Santiago de Chile del 12 al 16 de julio de 2009, con el tema "Malestar global: dilemas de cambio" –, organizado por la Asociación Internacional de Ciencia Política (IPSA, por sus siglas en inglés) con sede en Ottawa, Canadá.

De igual modo, trata de explicar cómo este encuentro de estudiosos interesados en la ciencia política constituye una etapa histórica del proceso de institucionalización, especialización y profesionalización de la ciencia política en el ámbito mundial, aunque destaca más, por razones entendibles, aspectos de la disciplina en la región latinoamericana.

En este sentido, por los temas discutidos y por el conjunto de estudiosos convocados, es nuestro interés dar a conocer a un público más amplio los objetivos de la convocatoria, la dinámica, el contexto y los temas de debate en dicho congreso, así como las posibles perspectivas de la ciencia política en la actualidad.

 

El XXI Congreso Internacional de IPSA en la materia: un paso más en la consolidación del status autónomo de la disciplina

Puede resultar difícil en 2009, para un interesado en la ciencia política, imaginar la condición y el estatus de la disciplina en un mundo en reconstrucción desde 1949. En ese año, existían asociaciones sólo en los Estados Unidos (fundada en 1903), Canadá (1913), Finlandia (1935), India (1938), China (1932) y Japón (1948). La comunicación entre ellas era inexistente, aunque estaban conscientes de que no eran las únicas. El deseo de las Naciones Unidas de fundar una nueva organización educativa, científica y cultural para estimular el desarrollo, entre otras, de las ciencias sociales, hacía surgir necesariamente una empresa que tenía tanto aspectos intelectuales como institucionales. En el plano intelectual estaban trazadas las grandes líneas del proyecto en la primera conferencia general en la Unesco, en diciembre de 1946, para este tipo de conocimiento.

Conferencias generales subsecuentes más adelante retinaron este proyecto altamente político y, en 1948, siete temas prioritarios de investigación fueron identificados. Cuatro de estos temas sumaron el potencial pacificador de las ciencias sociales: el estudio de las "tensiones afectando el entendimiento internacional", el "análisis filosófico de controversias ideológicas corrientes", el "estudio de la colaboración internacional" y una encuesta sobre los "aspectos humanísticos de la cultura.". Los otros dos, "las implicaciones sociales de la ciencia" y "la historia científica y cultural," aclaran que las jóvenes ciencias sociales deberían ser la herramienta para controlar a las ciencias naturales, siguiendo con la desilusión surgida de su explotación con fines militares.1

Los profesionales que se reunieron por primera vez en París, el 16 de septiembre de 1948, abrazaron esta misión con la finalidad de establecer un diálogo entre interesados en la ciencia política desde diferentes países y disciplinas. Desafortunadamente, aunque la idea detrás del proyecto era simple, acarreaba problemas prácticos importantes, pues involucraba nada menos que la creación de un espacio en la escena internacional, para una disciplina cuyo estatus autónomo era ligeramente reconocida fuera de los Estados Unidos. Posteriormente, involucró a filósofos políticos, juristas políticos, historiadores políticos y economistas políticos para trabajar juntos y, en general, crear una unidad a partir de una extrema diversidad.

Tomando en cuenta la heterogénea membresía de cada grupo, se mostró consideración para casi todos al definir los cuatro campos de estudio como lugar de la ciencia política. Así, reconocieron la influencia de los filósofos con la "teoría política", los juristas con el "gobierno", los internacionalistas con las "relaciones internacionales" y, de la naciente escuela conductista de la ciencia política americana, con "partidos, grupos y opinión política".2

No obstante, con este frágil apuntalamiento, la empresa intelectual avanzó junto a una institucional. Para seguir con la decisión de la Conferencia General de 1948 de dar un sustento organizativo a la promoción del conocimiento mutuo entre los estudiosos, la creación de una Asociación Internacional de Ciencia Política recibió un decidido apoyo. Los investigadores que se reunieron el 16 de septiembre de 1948 imaginaron una IPSA que sería consistente con sus ambiciones.3 La ejecución de este proyecto todavía en ciernes fue asignado a un comité preparatorio formado por Walter R. Sharp (Estados Unidos, presidente), John Goormaghtigh (Bélgica), Raymond Aron (Francia), William A. Robson (Reino Unido), Angadipuram Appadorai (India) y Marcel Bridel (Suiza).

El proyecto cobró velocidad al año siguiente de la conferencia de septiembre de 1948. La primera reunión impulsó a las comunidades nacionales a formar asociaciones de manera que apoyaran a IPSA desde el principio. La Asociación de Ciencia Política en Francia fue fundada en 1949, mientras que una dinámica similar dio frutos en el Reino Unido, en los países bajos, Israel, Suecia (1950), Alemania, Bélgica, México4 y Grecia (1951). La conferencia inaugural de IPSA que se llevó a cabo del 12 al 16 de septiembre de 1949 en París, no fue entonces sino una mera formalidad y tuvo que resolver algunos asuntos más importantes. En dicha conferencia se reunieron 16 países, cuatro de ellos (Estados Unidos, Francia, Canadá e India) fueron representados por un delegado de su propia asociación nacional. Dados los problemas mencionados anteriormente, fue difícil que sus debates llegaran rápidamente al centro sobre la relevancia, incluso de la creación de IPSA, especialmente desde un Instituto Internacional de Ciencias Administrativas (IIAS) que ya operaba en Bruselas.

La necesidad de que existiera una verdadera línea de demarcación entre los campos respectivos de investigación, pero también de diferenciarse de la IIAS, llevó a los participantes a distanciarse de la agenda política de la UNESCO y a adoptar un positivismo reforzado.5

Otro de los asuntos más debatidos fue la elección de la sede para la nueva IPSA. El problema no fue fácil, ya que elegir una sede también significaba elegir un marco legal, y un idioma de trabajo, un secretario ejecutivo, y oficinas. Desde el principio un sólo punto obtuvo el acuerdo unánime: IPSA tenía que estar situada en el continente europeo para llevar a cabo el desarrollo de la disciplina. Este punto de vista fue tan ampliamente compartido que la Asociación Americana de Ciencia Política (APSA) votó una resolución a este respecto el 29 de diciembre de 1948. Quedó pendiente el problema de qué ciudad europea elegir. Tres sitios posibles se propusieron: Bruselas, Ginebra y París.6

La selección de París, mediante propuesta de la Asociación Americana de Ciencia Política, llevó a la integración de un Comité Ejecutivo Provisional que incluía a ocho europeos: Marcel Bridel (Suiza, vicepresidente), Denis W. Brogan (Reino Unido, vicepresidente), Jan Barents (Países Bajos), Fehti Celikbas (Turquía), Maurice Duverger (Francia), John Goormaghtigh (Bélgica), Elis Hastad (Suecia) y Adam Schaff (Polonia). También fueron miembros dos norteamericanos, Quincy Wright (Estados Unidos, presidente) y Crawford B. Macpherson (Canadá), un sudamericano, Isaac Ganon (Uruguay) y un asiático, H. Khosla (India). La nueva Asociación entonces tenía un único objetivo que implicaba la acción en tres frentes: crear la organización, contribuir al desarrollo intelectual de la ciencia política, y ayudar a difundir la disciplina geográficamente.

Los números hablan de una historia: en 2009 existían unas 50 asociaciones nacionales y 3,000 miembros. La disciplina de la ciencia política se ha convertido en un campo comparativo de investigación, e IPSA evolucionó hacia una organización a nivel mundial. Cabe señalar que IPSA se relaciona con la decisión del Comité Ejecutivo, en octubre de 2005, por expandir su secretariado y establecer una sede más permanente en Montreal mientras se conserva la de París como su base legal y hogar de los abstracts.7

En 2009, IPSA celebró su aniversario décimo sexto y continúa en su búsqueda de los objetivos de su constitución para alentar el establecimiento y desarrollo de asociaciones internacionales, organizar congresos mundiales y otras reuniones académicas, publicaciones y boletines informativos, así como promover iniciativas de investigación coordinadas internacionalmente. Estos objetivos se han extendido y profundizado para tomar en cuenta avances técnicos, así como profundidad y densidad en el aumento de la relaciones entre los practicantes de esta disciplina, haciéndolos permanecer como el marco básico dentro del cual IPSA ha desarrollado su capacidad de formar redes en su papel de jugador global en la profesión.

En opinión de la entonces presidente de IPSA, este éxito habla de la importancia permanente de cumplir sus objetivos para fomentar el desarrollo de la disciplina más allá de América del Norte y Europa Occidental. "Sólo esto es una razón para regocijarse y alabar la previsión y la declaración como misión de los padres fundadores de IPSA, así como el compromiso de generaciones subsecuentes de representantes en consejos, ECs Y RCs."8

Con la adopción de reglas más estrictas para los miembros como pre–condición para la participación, el XXI Congreso Mundial en Santiago, dio la bienvenida a un número sin precedente de miembros registrados, a pesar del contexto de la crisis económica global de 2008–2009, particularmente por la suspensión inesperada de fondos académicos para la investigación alrededor del mundo. Este logro debe mucho a la previsión y las habilidades operativas de un secretariado más permanente y más profesional como fue el Comité Local en Santiago, que se mereció el crédito por movilizar de manera efectiva su red de recursos tanto dentro como fuera de la región.

La política determinada de IPSA es llegar a nuevos miembros colectivos e individuales y a reclutar colegas de Asia del Este y del Sur, África, América Latina y Europa Oriental. El compromiso para ahondar y expandir las interacciones dentro de su comunidad es evidente en las actividades que relacionan a las asociaciones nacionales y a los comités de investigación en una forma más sistemática. También se han propuesto llevar a cabo un mejor trabajo de mediación de la diversidad cultural y valorar los conflictos que han acompañado el impulso de IPSA hacia nuevas fronteras, así como estrechar la brecha de género que aún prevalece tanto en los miembros como en la participación.

La organización mundial de la disciplina, tiene entre sus principales actividades realizar un Congreso Mundial cada tres años en un lugar diferente del mundo. El precedente fue en Fukuoka, Japón y antes en Durban, Sudáfrica y Montreal, Canadá.9

Por ello, Sola afirmó: "Mientras se avalúa el estado de la ciencia política dos décadas después de la caída del muro de Berlín y seis décadas después de su fundación, IPSA tiene mucho que celebrar en 2009 y el Congreso Mundial en Santiago fue ha sido una oportunidad de hacerlo".10

 

El tema convocante –"Malestar global: los dilemas del cambio"– en medio de la crisis financiera mundial

De acuerdo al director de la Escuela de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile,

La globalización en todas sus formas; las vicisitudes de los mercados financieros de hoy; las revoluciones que han sido introducidas por la nueva información y las tecnologías de las comunicaciones; los intentos por crear sociedades sustentables ambientales; los profundos cambios traídos por el multiculturalismo en las grades ciudades, con sus constantes procesos de migración; las guerras y conflictos basados en la raza, la religión la etnicidad; el retiro de los estados nacionales y la búsqueda de nuevas formas de gobierno; y los problemas de la exclusión social, los efectos de los cambios demográficos, y la heterogeneidad del mundo actual son sólo algunos de los fenómenos desplegados de la sociedad compleja y global del día de hoy.11

En este sentido, el descontento mundial, como las globalizaciones, tiene muchas caras (económica, ecológica, social y política) y también se mueve ampliamente en el tiempo en carácter y alcance. Se manifiesta en una gran cantidad de formas dependiendo del proceso global que conceptualicemos. Si ponemos de relieve el impacto del capital globalizado no regulado en el mundo, tenemos una forma de descontento global y un déficit de gobernabilidad global, que resulta distinto del manifestado en relación con los retos ecológicos, el tráfico de drogas y armas, la emigración, la violencia y la seguridad colectiva o, incluso, la pandémica influenza.

Cada proceso o grupo de ellos saca a la luz dilemas y retos analíticos, los cuales deben ser claramente identificados en diversos niveles. Primero, la densidad de las interconexiones y los vínculos que conectan a los Estados, a las sociedades y a las regiones varía de acuerdo con el proceso global en juego; segundo, la interdependencia en aumento y las relaciones fronterizas que afectan y son afectadas por el ritmo en que se llevan a cabo los cambios dentro de las sociedades y regiones particulares; y, tercero, las dimensiones distributivas de los procesos globales que son a veces ambiguos, contradictorios y no fácilmente identificabas a través de la mirada a un orden global cambiante.

El tema principal del Congreso fue elegido a principio del año 2007. Según el encargado del programa de IPSA, el nombre de un congreso debe ser relevante para las preocupaciones e intereses de la comunidad global de los interesados de la ciencia política, a la vez que apropiado para nuestro tiempo.12

El planteamiento del Congreso que formuló la presidente del mismo fue el siguiente:

Antes de la crisis global 2008–2009, los principales cambios en la geografía política y los cambios en las conversaciones en curso, en el eje del poder económico global, ya llevaban consigo dos desarrollos que llamaban nuestra atención. Por un lado, la forma en que los países en surgimiento eran integrados al inestable sistema mundial, sugiriendo que había importantes diferencias entre ellos como ganadores y perdedores en el proceso de integración con los mercados mundiales. El desarrollo de países tan diferentes como China, India, Brasil, Turquía, Chile, así como la mayor capacidad de recuperación de los países latinoamericanos en general, demostró que la dimensión distributiva del proceso de integración es mucho más compleja de lo que opinan sus críticos. Por otro lado, dichos cambios de poder también señalaron el hecho de que las decisiones estratégicas tomadas por países como China, por ejemplo, no seguían el guión anticipado por el estilo accidental de la postguerra fría del optimismo universal. Diez y ocho años después de la caída del muro de Berlín, evidencia que la democracia pluralista basada en la regla de ley, no necesariamente va de la mano con la integración en el mercado global de la economía, lo cual es un reto claro para los estudiosos.13

Como vemos, la selección del tema "El descontento global" pareció el más adecuado con la situación del mundo: una crisis financiera internacional que ha hecho resurgir preguntas sobre el Estado, sobre los éxitos y los fracasos del capitalismo, sobre la necesidad de regulación y sobre los beneficios y trampas de la globalización. Por ello, para Bachelet, todas esas cuestiones requerían de un debate político pero también de una aportación de la academia. En un mundo cada vez más interdependiente amenazado por una recesión global, las consecuencias políticas y sociales en todos los países son motivo para que el Congreso fuese un espacio de análisis y debate, en particular para los gobiernos, sobre cómo manejar las demandas que surgieran.14

Para el ministro de Asuntos Exteriores del Gobierno de Chile, el mundo se encontraba enfrentando una de las pruebas políticas más serias de la historia moderna: la peor recesión internacional en poco más de medio siglo y una crisis ambiental sin precedentes resultado del cambio climático y del calentamiento global, así como una serie de problemas en el liderazgo global, por tanto, "La ciencia política debía ser de gran ayuda en el entendimiento de las tendencias y los fenómenos globales actuales, tanto más, que en el pasado reciente la disciplina había sido valorada por haber encontrado las claves para entender el complejo fenómeno nacional e internacional y porque sus contribuciones habían sido esenciales en los procesos de democratización".15

 

¿Por qué en Chile?

El Congreso fue un encuentro entre académicos, gobernantes y ex gobernantes en el que los discursos, a pesar de sus especificidades, entablaron diálogo para responder a los objetivos de la convocatoria del mismo. En el discurso oficial del gobierno resaltó que Chile había aceptado ya la realidad de la globalización, por lo que el reto era entender, de manera oportuna, los cambios vertiginosos que se llevaban a cabo, tanto a nivel regional como internacional.

Para el secretario general de la Presidencia del Gobierno de Chile, la globalización ha causado y causará enormes cambios en la vida política, social, económica y cultural de todas las naciones del mundo y de todos los habitantes del planeta, generando tanto oportunidades como rezagos. En este sentido, las nuevas circunstancias ponían a la política en el centro de las prioridades y preocupaciones de la gente. Temas como el estudio de los regímenes políticos, los procesos, la toma de decisiones, las legislaciones, los sistemas judiciales, la seguridad pública, el impacto de los medios masivos de comunicación y las nuevas tecnologías en asuntos internacionales, así como el comportamiento de la ciudadanía, permitirían entender el proceso histórico que se estaba viviendo.16

A su vez, la ministra del Consejo Nacional de Arte y Cultura, declaró que Chile había experimentado cambios en el desarrollo de su cultura política. Por una parte, el protagonismo de los ciudadanos demandaba espacio, problemas con respecto a la representación, así como el intento de incorporar a las mujeres en el liderazgo político; por otra, el debate sobre cómo entienden a la democracia, la participación y la ciudadanía, síntomas que crean un terreno fértil para ponderar el futuro de la sociedad.17

El que el evento se haya llevado a cabo en Chile es un indicador de qué tan lejos ha llegado la disciplina en las últimas dos décadas y su posición relevante en América Latina. En 2007 fue lanzado el primer programa de doctorado en ciencia política.18

Los tres lugares donde se llevó a cabo el evento fueron la Facultad de Economía y Negocios y la Facultad de Arquitectura y Urbanismo, de la Universidad de Chile, así como el Centro de Promoción de la Pontificia Universidad Católica, los cuales se encuentran localizados cerca de zonas importantes de la ciudad y del país, como el Cerro de Santa Lucía, el Barrio Lastarria y los edificios municipales de Santiago.

Resulta importante recuperar en este informe, aunque sea con pocas líneas, el mensaje de los académicos encargados de dirigir las principales instituciones de educación superior involucradas, pues fue la primera vez que un congreso mundial se llevaba a cabo en Chile, lo cual coincidía con el relanzamiento de la disciplina en la institución en el contexto de una reestructuración académica que refleja su compromiso con 'el público', cuyo objetivo es promover una síntesis mejor entre los estudiosos de la política y los políticos;19 además reflejaba la presencia, cada vez mayor de las ciencias sociales, puesto que en los años recientes se había experimentado un verdadero renacimiento de la investigación social y particularmente de la ciencia política en el país.20

Un congreso como éste significó el reforzamiento de una disciplina que había pasado por un largo proceso de institucionalización en el país, con la participación de instituciones también como la Universidad Diego Portales y la Adolfo Ibañez, que han reconocido la especificidad del estudio de la política como una de las condiciones de la vida democrática y base para las sociedades abiertas. Se contó también con la participación de la Escuela de Economía y Negocios, la Escuela de Ciencias Sociales, la Universidad de Artes y Ciencias de Chile y la Universidad Alberto Hurtado.

El ambiente político y social local

El día de la inauguración del Congreso, apareció en las noticias internacionales del diario chileno El Mercurio que, tras la participación de José Miguel Insulza, secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), en la crisis hondureña, aumentaban los cuestionamientos a éste por su supuesta cercanía con el círculo del presidente venezolano Hugo Chávez. Centros conservadores de Estados Unidos criticaban sus "coincidencias" con los países del alba que promovían la restitución del depuesto presidente hondureño y encaminaron la reincorporación de Cuba a la OEA, al tiempo que grupos opositores le reprocharon no intervenir con igual fuerza a las violaciones a la democracia en Venezuela, Nicaragua y Bolivia.21

Al otro día, en el mismo diario, apareció una entrevista de CNN con Insulza sobre la publicación anterior y que opinión le merecía la postura del gobierno estadounidense de no respaldar su reelección en dicho organismo. Aunque dijo desconocer la determinación del gobierno de Barack Obama sobre la cuestión, atribuyó el rechazo a su re–postulación a "los mismos que estuvieron en contra en 2005", además de afirmar que mantendría su intención de seguir, "aunque ahora los apoyos dependen de si habrá otros candidatos, pero lo importante es mantener la organización unida, mientras más unida mejor".22

Este tema fue aludido antes de participar en la inauguración del XXI Congreso Internacional de Ciencia Política por el canciller chileno desmintiendo a las afirmaciones que señalaban que Estados Unidos habían notificado al gobierno de la presidente Bachelet que no apoyaría la reelección del secretario de la OEA, José Miguel Insulza: "No es efectivo. He conversado en tres oportunidades con la secretaria de Estado, Hillary Clinton, y nunca me ha mencionado el tema [...] que yo tenga conocimiento de que Estados Unidos no va a votar por el secretario Insulza, lo desconozco completamente, lo desmiento."23

Esta situación fue interpretada por algunos analistas en el sentido de que era una señal de que el secretario general de la OEA debía replantear algunos temas y buscaba abrir un espacio de negociación política; no obstante, para el canciller Fernández, tras la decisión de Chile para re–postular a Insulza, se habían tenido opiniones positivas de diversos gobiernos pues la gestión de éste había permitido mantener a la OEA unida y se había logrado la unanimidad de la votación de los miembros en dos cuestiones: levantar las sanciones a Cuba y condenar el golpe de Estado en Honduras.

Un tema relevante que destacó como parte del ambiente local a partir de la participación de la presidente Bachelet en la agenda del Congreso, fue cuando en su ponencia "Protección social y participación ciudadana: la experiencia Chilena", además de exponer en el encuentro acerca de las comisiones creadas por su gobierno para encauzar el debate social –como la que se ocupó de la reforma previsional–, señaló que "Un estilo de gobierno con mayor participación ciudadana no ha buscado restar poder a los partidos políticos [puesto que] éstos son instituciones ciudadanas, y como tales, son esenciales en insustituibles en la democracia; su propio papel puede verse favorecido con una mayor participación y deliberación de los ciudadanos".24 Sus palabras se producían luego que desde el comando del candidato oficialista, Eduardo Frei, cuestionara los efectos que el perfil ciudadano levantado por su administración había tenido en la irrupción de los parlamentarios "díscolos" y la institución presidencial no "prestaba ropa" a los partidos y el poco patrimonio que éstos aún poseían se diluiría un poco en el tiempo.

Lo anterior, en un ambiente político relativamente polarizado por la elección presidencial de diciembre de 2009, mereció editoriales como los siguientes: "Durante 20 años la concertación como bloque político fue mayoría en el país. Sin embargo, durante estos años se ha ido produciendo una clara disminución en la identificación partidista en los chilenos, y la brecha entre las coaliciones ha ido disminuyendo paulatinamente, hasta forzar una segunda vuelta presidencial en 1999 y cruzarse en cantidad de votos en las municipales de 2008".25

En realidad, el tema es central a la sociedad chilena, ya que el debilitamiento de los partidos es una realidad dramática que daña la calidad de la democracia. Ellos cumplen funciones indispensables como seleccionar a los candidatos y movilizar a los votantes en las elecciones; reclutar a las élites que ocuparán altos cargos en el gobierno, el Congreso y los municipios, por lo que servir de apoyo a la labor de estas instituciones ayuda a la comunicación política para agregar y articular intereses de los ciudadanos para que las políticas públicas atiendan el interés común. En el caso de Chile, la manifestación de los graves problemas de los partidos son elocuentes: su afiliación se ha desplomado; la cohesión interna se ha resentido con conflictos que han conducido a rupturas; no hay renovación de dirigentes y algunos de ellos han estado en esta actividad en forma continuada por más de tres décadas; su presencia en el movimiento universitario es precaria, lo que les impide tener un canal de comunicación con un sector cada vez más masivo de la juventud y les aleja de una fuente de reclutamiento, y tampoco están presentes en el ámbito sindical. Por último, pero no menos importante, han descuidado las ideas y no ofrecen propuestas de solución a los principales problemas del país. Su debilidad no se ha convertido en una crisis, porque todavía el electorado los apoya debido al peso de la memoria de los conflictos del pasado.26

El debilitamiento de los partidos también se explica por el menor espacio que ellos tienen en un escenario en el que hay una primacía de la economía. La política ha perdido centralidad en Chile no sólo por los cambios culturales, socioeconómicos y tecnológicos, sino también por decisión de gobernantes y parlamentarios. Ellos la miran con distancia y prefieren centrarse en la solución de los asuntos económicos desde una perspectiva "técnica", sin considerar el protagonismo de los partidos.

Otro de los temas que conviene registrar es el relativo al comportamiento observado entre los chilenos durante la presencia de la influenza AH1N1. En Chile se dijo que se observaba en dicho país un paralelo semejante al descrito para Europa, donde las epidemias habían provocado avances en inversiones de infraestructura sanitaria y fortalecimiento de las políticas de salud. Se tenía como antecedente el brote de cólera, en 1991, cuando desde el Perú llegó la infección y generó pocos casos, aunque importantes consecuencias. Las autoridades de la época sabían que el brote sería masivamente poco significativo pero el temor (seria contaminación de cultivos por aguas de alcantarillas) y la disciplina de la población llevó a la virtual desaparición de la fiebre tifoidea.

Los primeros casos de la nueva influenza se registran como identificados en San Diego, California, y después en México, en abril de 2009. No era el temido virus aviar sino el de los cerdos, mutado convenientemente para transmitirse de humano a humano. Notablemente la alerta programada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) convocó a los expertos y de la academia y de sus servicios a constituir comités de análisis y de toma de decisiones, lo que coincidió con que existiera una presidenta de la República médica y epidemióloga, quien siguió en detalle las alternativas y apoyó a su ministro de salud.27

La organización del diálogo y debate

El XXI Congreso Mundial de Ciencia Política contó con la participación de 2,470 ponencias aceptadas de 91 países. Éstas fueron organizadas en 602 mesas, de las cuales incluyeron 226 sesiones especiales, 163 sesiones del Comité de Investigación, 43 sesiones con temas principales y 171 sesiones organizadas por la Asociación Chilena de Ciencia Política.28 El que la comunidad de politólogos haya decidido abocarse a todos estos temas, desmiente lo que algunos colegas han afirmado con el polémico título de "la muerte de la ciencia política".

IPSA y la Asociación Local de Ciencia Política contaron con un eje de coparticipación institucional del gobierno chileno, universidades públicas y privadas, empresas privadas, institutos y centros.

Los enfoques y metodologías predominantes

Relaciones internacionales

Políticas comparadas

Sociología política

Teoría política

Filosofía política

Estudios de género

Temas principales

• El descontento mundial y la gobernanza.

• Perspectivas regionales para una mayor democratización o fracaso del Estado.

• El descontento político en antiguas y nuevas democracias.

• La globalización económica: trabajo y capital en la economía mundial.

• Política de la resistencia.

• Migración y desarrollo: replanteando el debate.

• La feminización de la migración global.

• La economía de la migración global.

• La economía y el voto.

• Interdependencia global, democracia y asistencia: el papel de la Unión Europea visto por los actores regionales.

Temas del comité de investigación

• Diseño y análisis multinivel.

• Los avances en la teoría de las élites y la política.

• La economía política de la Unión Europea–Estados Unidos–América Latina y la reinvención del gobierno en el triángulo de desarrollo de las naciones: lo global frente a consideraciones locales.

• ¿Malestar global? Dilemas de cambio: el problema de la ética y la profesionalización en la administración pública.

• La calidad de la democracia local.

• Sistemas electorales, representación y rendición de cuentas.

• Las mujeres en post–conflicto reconstrucción y el desarrollo.

• El análisis comparativo de las asambleas representativas: sub–nacionales y los niveles de delincuencia.

• Pueblos indígenas y justicia post–colonial.

• Electrónica y comunicación de la deliberación.

• El Estado, política científica y tecnológica: hacia la sustentabilidad.

• Biología y política: indicaciones actuales de la investigación.

• Problemas de la democratización en el nivel sub–nacional.

• El impacto de la guerra global contra el terrorismo en la gestión e interpretación de los conflictos étnicos.

• Política urbana, descontento global y la resistencia.

• Geopolítica del cambio climático.

• El pluralismo y la representación: las formas de representación en contextos cambiantes.

• El papel del gobierno en la crisis actual de la energía.

• Asia Oriental.

• Sur de Asia, Asia Occidental, Asia Interior y tuva: la segunda mesa redonda internacional de estudios de tuva en cooperación con el 21er Congreso Mundial de IPSA.

• Las mujeres y la representación política.

• Nuevas direcciones en el estudio del financiamiento político.

• Educación para la ciudadanía democrática: explorando cuestiones de socialización política en las democracias.

• La vida privada de los políticos en el discurso público.

• Lucha contra el crimen por las fuerzas armadas: amenazas a la democratización.

• Reforma comparado: tratados de libre comercio.

• Justicia global, desarrollo y derechos humanos.

• Recreación de una burocracia en una era post–burocrática: teorías e implicaciones empíricas.

• Federalismo, regionalismo y partidos políticos.

• La psicología política de actitudes de las masas y el comportamiento.

• Construcción: descubriendo la justicia en un mundo global.

• Modernización del gobierno: perspectivas comparativas globales.

• Políticas de educación y el desarrollo de la ciencia política.

• Globalización, capital social, democracia y desarrollo.

• Ciencias sociales y poder.

• La globalización y los dilemas de la soberanía nacional.

• Empresas y contrapoderes.

• Diversidad regional y estado de bienestar: las experiencias de los países en desarrollo.

• Asimetrías en la diplomacia y el comercio: el bilateralismo de América Latina y Canadá.

• Recursos energéticos globales: geografía y política.

• Nuevos temas de naciones divididas.

• Religión, política y globalización.

• Cambio de normas y papeles de los militares: estudios comparativos.

• Métodos cuantitativos para el estudio de los conflictos y la guerra.

• Medio ambiente, ciencia y globalización.

• Problemas de comunidades indígenas en el contexto de la globalización.

• Administrativo de cultura de los países en desarrollo.

• El malestar global y capitalismo global: ¿otro mundo es posible?

• Lenguaje y política

• Género y política.

Talleres pre–congreso

• Liderazgo político de la mujer.

• Política, movimientos de la mujer y género en América Latina y en el mundo.

El diálogo y los debates centrales del Congreso fueron: la globalización y sus dilemas de cambio, la construcción de alternativas que garanticen la factibilidad de la intervención estatal y la consolidación democrática mundial, que hagan posible la eficaz atención de las consecuencias socioeconómicas de una de las más severas crisis financieras mundiales, las cuales vulneran primordialmente las bases institucionales de la democracia electoral y la cohesión social.

En palabras de O'Donnell:

La incertidumbre que genera la actual crisis mundial recae no sólo en aspectos estrictamente económicos y financieros. Ya plantea agudas preguntas acerca de la interrelación de esos aspectos con las nuevas demandas, urgencias y dislocaciones sociales que ya se están produciendo en no pocos países. La capacidad de gobernar, la legitimidad de los propios regímenes políticos y, por cierto, también el papel que deberían asumir las oposiciones en tiempos de incertidumbre, son algunos de los importantes interrogantes que se deberán responder, bien o mal, desde la política.29

Así, en torno a la temática "¿Malestar global. Dilemas de cambio?", se desarrollaron los diversos paneles agrupados en nueve áreas temáticas que se correspondieron con las sub–disciplinas de la ciencia política. Pero como los cientistas políticos tienen muy diversos intereses y preocupaciones intelectuales que no siempre están igualmente relacionados con un solo tema principal, muchos de ellos tuvieron la oportunidad de presentar ponencias y participar en los debates, tanto en paneles organizados por los comités de investigación de IPSA como en las sesiones especiales sobre diversos tópicos o en aquéllas preparadas por el Comité Organizador Local.30

En ese sentido, se puede afirmar que la lógica del Congreso siguió la tradición:

En primer lugar, la universalización de la ciencia política desde América Latina; en segundo, al tener el rigor y autonomía en la investigación científica, se abrió el mundo político al diálogo que nos permitía el progreso en conocimientos y la práctica política. Evidencia de esto puede ser encontrada en el alto nivel de participación en este Congreso de académicos de América Latina que están involucrados en debates globales y en el número sin precedentes de sesiones del Comité Local Organizativo, incluyendo la sesión inaugural de ex jefes de gobierno.31

Temas de las sesiones del Comité Local

• ¿Entre la metamorfosis y el estancamiento? El desafío de la democracia en el siglo XXI.

• Teoría del discurso y el análisis político.

• Opinión pública, democracia y género.

• La organización del gobierno en las democracias presidenciales

 

• Sistema comparado de gobiernos locales en América Latina.

• Medios de comunicación, política, políticos y democracia en América Latina.

• Clientelismo y política.

• Conflictos sociales y movimientos.

• Movimientos sociales y partidos políticos en América Latina: las nuevas formas de representación política en la región.

• Analizando las instituciones políticas.

• Nuevas fuentes de legitimidad de las fuerzas armadas en América Latina.

• Populismo en América Latina.

• Poderes regionales e instituciones internacionales.

• Reforma policial y democratización en América Latina.

• Ciudadanía e instituciones.

• Campañas y elecciones presidenciales en América Latina.

• Desarrollos y perspectivas de la política comparada en Sudamérica.

• Nación, memoria y bicentenarios en América Latina.

• Doscientos años de procesos revolucionarios en nuestra América.

Desde esta óptica local, cobraron interés los temas, el diagnóstico, análisis y opciones de desarrollo de los ponentes brasileños, por la posición privilegiada de Brasil con un PIB de 1.58 billones de dólares, que lo colocan entre las diez primeras economías del mundo, y el descubrimiento de nuevos yacimientos de petróleo y de gas bajo la plataforma continental sudatlántica en aguas brasileñas. Las estimaciones de las reservas petroleras de Brasil se han triplicado hasta llegar a 40,000 millones de barriles, equivalentes a las de Nigeria y Venezuela.32

Especial mención se otorgó al comité local del Congreso, presidido por Manuel Antonio Garretón, al lograr que Chile haya sido el anfitrión del XXI Congreso Mundial de Ciencia Política. Sin duda, este acontecimiento constituyó un renovado impulso a las ciencias sociales, "disciplinas que se vieron fuertemente afectadas durante la dictadura y que hoy están resurgiendo con mayor fuerza y protagonismo."33

Las sesiones plenarias abordaron la convergencia entre ciencia política y praxis en tiempos de la globalización:

• Las dimensiones políticas de la crisis global: un diálogo entre jefes de gobierno.

• Más allá de la crisis: un mundo multipolar y multicultural.

• Celebración de IPSA de su sexagésimo aniversario con sus presidentes: Where do we Go from Here: The Achievements and Shortcomings of Political Science.

• Plenaria de presidentes: procesos globales y propuestas para un orden global.

• Lectura de Karl Deutsch.

• Perspectivas globales sobre liderazgo político.

• Lectura de Mattei Dogan.

 

Tradición y reconocimiento de IPSA al desarrollo de la disciplina.

En cada versión del Congreso Mundial de la Asociación Internacional de Ciencia Política, la asociación entrega diferentes premios para reconocer a los intelectuales y académicos que han hecho una contribución destacada en el desarrollo de la disciplina. En esta ocasión, por recomendación del comité respectivo y mediante el patrocinio de un fondo, se entregó el premio Karl Deutsch34 a Giovanni Sartori, profesor emérito de ciencia política de la Universidad de Columbia, Nueva York, quien fue honrado como prominente estudioso, comprometido con la investigación disciplinaria de la cual Deutsch fue un maestro, por lo que Sartori dirigió con este tema una sesión especial.

Por otra parte, la Fundación Mattei Dogan35 ofreció el premio que se destina a un estudioso de reputación internacional por su contribución al avance de la ciencia política a Philippe Schmitter, del Instituto de la Universidad Europea.36 Dicho premio es otorgado con base exclusivamente en criterios científicos y académicos, excluyendo cualquier característica de índole religiosa, étnica, de nacionalidad, de género, color de piel u origen geográfico. El merecedor anterior de este premio, en 2006, fue Guillermo O'Donnell de la Universidad de Notre Dame. También se entregaron los premios Stein Rokkan,37 así como el Francesco Kjellberg,38 a estudiantes jóvenes de ciencia política, el Wilma Rule, sobre género y política designado para alentar la investigación en este tema, y un premio a la innovación conceptual en estudios democráticos que incluye investigación sobre reglas, autoritarismo, democratización y calidad democrática.

 

Perspectivas del Congreso Mundial y de la ciencia política

El Congreso Mundial de Ciencia Política alcanzó varios objetivos, entre los que destaca el consenso del renacimiento intelectual de esta disciplina. Ello sustentado en la capacidad de convocatoria de una comunidad científica por parte de una Asociación Internacional que demostró organización relevante de las agendas de investigación, fecundidad de la discusión, el debate crítico y propositivo en condiciones de incertidumbre, dilemas y el agotamiento de referentes disciplinarios autosuficientes.

Así, la ciencia política se enriqueció de conocimientos y saberes especializados del sistema mundial, con sus desafíos interdisciplinarios y problemas de aplicación práctica, con una renovada agenda de investigación que permite consolidarse como una ciencia que transita de la incertidumbre a la creatividad. Estos esfuerzos son difíciles de explicarse en términos prácticos, pero perfectamente comprensibles con criterios de enorme exactitud y rigor científico.

El Congreso Mundial se constituyó en un puente entre el saber especializado y la experiencia reflexiva de los políticos. Un encuentro continuo y difícil que asumió un diálogo fructífero entre las diferentes regiones del sistema mundial, con la increíble variedad de temas locales, regionales y globales. La experiencia latinoamericana aportó caminos que, sin duda, en el plano epistemológico, permitirá consolidar la cientificidad de las políticas y sus aplicaciones en donde la crisis económica necesita de la supremacía de la política para proporcionar certidumbre y esperanzas de cambio en el sistema mundial.39

Cada uno de los detallados análisis hechos por los diversos estudiosos, ofreció una pluralidad de enfoques, métodos y técnicas que enriquecieron la artesanía intelectual del estudio de la política, los cuales se constituyen en referentes de la decisión y acción políticas de las instituciones y los actores políticos, sociales y económicos. Sin embargo, a pesar de la variedad, la mayor parte de los análisis tenían en común mediar y evaluar la calidad de las democracias y la efectividad de las políticas públicas. Este volverse hacia adentro significa volver a consolidar al Estado, además de unirse a la lucha por la autodeterminación de las naciones bajo la bandera de la democracia.

El Congreso Mundial fue un acontecimiento simbólico de primera magnitud para el Bicentenario de las repúblicas latinoamericanas, que representa el triunfo de las democracias de América del Sur y la centralidad de la ciudadanía. De este modo, los movimientos ciudadanos se convierten en garantía de los Estados nacionales. Así, la legitimidad y eficacia son funciones claves en la obtención de los consensos, imprescindibles en el aumento y mejora de los niveles de bienestar social. Simultáneamente se vuelven estratégicamente necesarios en la nueva geopolítica de la seguridad nacional y el desarrollo de la globalización económica. De ahí que sea necesario describir y explicar la organización del Estado, las nuevas formas de autoridad política, la acción de los grupos dentro del mismo y sus conexiones con las peculiaridades de la economía, la sociedad y su propia constitución jurídica.

La misma pluralidad de las experiencias políticas de las democracias latinoamericanas exige precisión conceptual y la validación científica de los enfoques emergentes y renovados por su interdisciplinariedad, teorías y técnicas, con núcleos duros propios de las nuevas tecnologías y empresas mercantiles; ello no siempre dan respuesta a los problemas del cambio político y la competencia política, pero se incorporan en el diálogo y dinamizan el debate público, permitiendo acercar y poner a prueba a la política y sus nexos con la práctica.

El Congreso Mundial ofreció luces de cómo comprender las singularidades de las democracias, primordialmente, latinoamericanas. En perspectiva, consideramos que la primera mitad del siglo XXI será la prueba de fuego de las democracias latinoamericanas y sus Estados. Lo anterior, basado en tres perspectivas. La primera es la crisis financiera mundial, que generará una seria escasez del crédito y de la inversión privada; la segunda, es que esta crisis producirá desempleo y pobreza extrema, y el resultado de ello es grandes movilizaciones sociales que afectarán los consensos y equilibrios de las élites políticas del sistema mundial; y, la tercera, es que los Estados nacionales iniciarán procesos de reforma estructural de gran calado con un desenlace incierto, lo cual requerirá de una enorme capacidad material y creatividad política para mediar el conflicto social, estabilizar la economía e institucionalizar criterios de diseño y formulación de políticas sociales, sustancialmente, igualitarias y democráticas. Esta apuesta requiere de la lucha constante y de acciones concretas y creativas para un mundo socialmente mejor.

El Congreso Mundial de Ciencia Política dio cuenta de un significativo proceso de institucionalización y consolidación de una comunidad científica con una diversidad de procedencias, orientaciones y condiciones favorables que contribuyen a integrar una diversidad de enfoques: estimular una visión y una reflexión crítica acerca de la región como un todo; generar diagnósticos y explicaciones sobre el subdesarrollo y la dependencia externa y su posible superación; así como crear proposiciones de políticas públicas. Ello se traduce en una variedad de estudios globales, refinamientos y previsiones de perspectivas teóricas, esquemas analíticos y técnicas de investigación comparada.

Se busca cómo enfrentar o explicar desde la perspectiva comparada las experiencias de los países de América Latina, entre ellos y con las otras regiones, y proponer soluciones y alternativas para enfrentar la crisis económica con instituciones políticas que favorezcan la consolidación democrática y la supremacía de un Estado competente. De ahí que las exposiciones, el debate y los análisis que plantearon la necesidad de reformar a las instituciones políticas, estabilizar las economías, dinamizar y volver eficientes los sistemas de protección social en el cumplimiento del objetivo de generar cobertura, hacia los grupos sociales económicamente más vulnerables.

El encuentro celebrado ofreció una agenda de investigación renovada, multidisciplinaria y especializada sobre las diferentes maneras de explicar –como los cambios sociales y demográficos, los riesgos y posibilidades asociados a la globalización y a la consolidación de la sociedad del conocimiento en cuestiones políticas, económicas y sociales –, guiadas por valores claros y por la disposición de tomar en cuenta lo que nos enseña la experiencia y la investigación.

Las conferencias magistrales plantearon nuevos problemas de investigación, nuevos temas para la agenda de la ciencia política, con un espíritu crítico y mentalidad científica, cuyo mayor desafío es la especialización de la disciplina y sus implicaciones prácticas. Las mesas de trabajo se caracterizaron por la toma de posición, las discrepancias científicas e ideológicas–políticas, así como la diversificación y el enfrentamiento de enfoques, conclusiones y propuestas. Ello se ha traducido en una riqueza disciplinaria e institucional. Por ello, las ciencias sociales, incluso la política, tienden a reafirmar su existencia, legitimidad y autonomía.

Siguiendo a Giovanni Sartori, la ciencia política tiene que orientarse hacia una evaluación general de cómo funcionan las instituciones políticas por toda América Latina en tiempos de los desafíos institucionales de la democracia. La ciencia política aplicada deberá privilegiar la reflexión teórica, sustentada en la investigación empírica, que genere la producción de conocimientos confiables, evaluaciones críticas sobre el desempeño gubernamental y la propuesta de alternativas de desarrollo social y político. Ello exige ampliar y profundizar el diálogo y la colaboración entre la ciencia política y las otras ciencias sociales. Así, la profesionalización, la especialización y la institucionalización de la disciplina política tendrán un intercambio fértil y creativo hacía su cientificidad y verificación práctica.

Finalmente, en este encuentro internacional, se anunció el ascenso de Leonardo Morlino como próximo presidente de IPSA, que habrá de conducir la preparación del XXII Congreso Mundial de Ciencia Política a celebrarse en Madrid, España, en 2012.

 

Referencias

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Notas

1 Thibaud Boncourt, "Political Science a Postwar Product (1947–1949)" en Boletín del Congreso Mundial de Ciencia Política, núm. 1, abril de 2009.

2 Ibid.

3 Ibid., p.5

4 A propósito de México, podemos afirmar que hoyen día no cuenta lamentablemente con una asociación nacional de ciencia política ni quienes estudian la disciplina concurren, cuando menos durante la última década, a algún congreso de carácter nacional en el país, por lo que no es posible el establecimiento de grandes acuerdos y convenciones de la comunidad politológica. Aun así, existen muchas discusiones y temas que son objeto de debate por la comunidad de estudiosos generada por los grandes libros o por los líderes nacionales y extranjeros en la materia. Y es que en los pasados veinte años se ha producido una explosión de la política como actividad, tema de interés general y disciplina en el campo de las ciencias sociales.

Al respecto, afirma la destacada estudiosa de El Colegio de México, Soledad Loaeza, que en poderoso contraste con la ignorancia y el desinterés en los asuntos públicos (característica de un sistema autoritario), hoy la política ha dejado de ser un asunto de élites. La información, la opinión y el debate políticos inundan la radio, la televisión y la prensa escrita irrumpiendo en la vida diaria de los mexicanos. Las encuestas se han convertido en una fuente de información pública y cada día crece el número de los que han transitado por la condición de encuestados, cuando no han participado en algún grupo de enfoque. Todos los días los medios dan a conocer el punto de vista de los ciudadanos elegidos al azar en la calle, de televidentes y radioescuchas ansiosos por denunciar abusos de las autoridades o cuestionar sus decisiones, pero también para hacer pública alguna experiencia con el poder, su interpretación en temas de coyuntura o la opinión que les merecen los políticos. Conceptos como gobernabilidad, crisis de legitimidad, liderazgo carismático, voto útil y desde luego sociedad civil, entre otros, se han integrado al vocabulario cotidiano y se utilizan con la misma naturalidad con que en el pasado se hablaba de estabilidad, desarrollo y patria. "En México, la política no es más únicamente el arte del buen gobernante, se ha convertido también en la materia de la que está hecho el buen ciudadano. Y éste se ha impuesto a la tradicional primacía del buen mexicano."

Coincidimos con Loaeza en que en los últimos veinte años la ciencia política ha conocido un auge sin precedentes y el gremio de los politólogos cumple la función que en el pasado tocaba a los abogados, cuando se creía que el arte de gobernar dependía de la capacidad para interpretar apropiadamente las leyes. Hoy, en cambio, se piensa que la piedra filosofal del buen gobierno no está en el deber ser, sino en el ser de la política: en los vaivenes de la opinión pública, en la toma y da de la negociación, y en todo aquello que es la materia de la politología. En muchos casos, politólogos profesionales ostentan una capacidad de influencia en el proceso de decisiones gubernamentales semejante a la que en los '80 tuvieron los economistas; no son pocos los que han formado consultorías privadas o se han incorporado al Poder Legislativo y Ejecutivo en el ámbito federal y local.

El hecho es que, desde mediados de la década actual, se ha afianzado la correspondencia entre los acontecimientos políticos y los esfuerzos de análisis sistemáticos y rigurosos de estos fenómenos. Loaeza indica que las nuevas generaciones de politólogos se apoyan en instrumentos de la estadística o la economía. Algunos recurren a los modelos de la elección racional para explicar el comportamiento de los votantes o la dinámica de los diputados y senadores; sin embargo, y no obstante los críticos o a pesar de algunos, la political science no se ha impuesto como paradigma de recambio. Afirma, además, que en México la ciencia política contemporánea se liberó de la sociología pero mantiene una relación estrecha con la investigación histórica, de suerte que los trabajos cualitativos priman en número sobre los análisis cuantitativos, relación que es probable se mantenga en el futuro, en buena medida por la debilidad de la enseñanza de las matemáticas en la educación media. No obstante, en México se reproduce el mismo debate que se desarrolla entre ambas escuelas en el ámbito internacional, entre quienes creen que los estudios históricos y descriptivos deberían ser desplazados por investigaciones fundadas en teorías comprensivas de alto rigor analítico y metodológico, como si la explicación histórica careciera de profundidad analítica.

La afirmación anterior le permite plantear dos temas motivo de debate: a) que la pluralidad de metodologías y de enfoques es uno de los aspectos más meritorios de la ciencia política mexicana, pues ni siquiera en el estudio de la economía reina un solo paradigma. "La experiencia enseña que cuando así ocurre la consecuencia es el empobrecimiento y la esterilidad, y quienes se empeñan por imponer una sola escuela de análisis incurren en los mismos pecados de la 'investigación militante' que en los años sesenta y setenta sometió al avance del conocimiento a la promoción de una causa política" y, b) hablar de una ciencia política mexicana podría parecer aberrante para quienes aspiran a que el estudio de la política sea una "ciencia en el sentido más completo de la palabra", puesto que "en la búsqueda del status científico no cabe la nacionalidad, sino el objetivo único de satisfacer cuatro niveles de conocimiento científico: definiciones y clasificaciones, mediciones cuantitativas, hipótesis causales y la formulación de una teoría explicativa general. Sin embargo, la ciencia política se define antes por los temas que estudia que por una determinada metodología, esto significa que tiene un carácter esencialmente empírico, de ahí que su desarrollo haya estado siempre y en todos los casos estrechamente vinculado con el contexto de la realidad social inmediata; de ésta nacen las preguntas que los politólogos intentan responder, así como sus temas, y los elementos con que elaboran sus respuestas [...]". Vid. Soledad Loaeza, "La ciencia política: el pulso del cambio mexicano en la ciencia política en Chile y América Latina", en Revista de Ciencia Política, vol. 25, núm. 1, 2005.

5 En palabras de Duverger: "Sería fatal para el futuro de la ciencia política el establecerse sobre las relaciones cercanas con un Instituto de Ciencias Administrativas. Un instituto como ese [está] tiene que ver con la técnica administrativa; esto es, con problemas de método, práctica y rendimiento. La meta de la Asociación actual [difiere] en que [propone] definir leyes sociológicas. Una diferencia como ésa [es] la misma como la que existe entre la medicina, que es un arte, y la biología, que es una ciencia, esta última proporcionando el progreso respecto a la primera". Maurice Duverger en T. Boncourt, op.cit., p. 6.

6 Bruselas era la ciudad natal del querido secretario del comité, John Goormanghtigh, pero ya era la sede de la IIAS, y como lo señalamos, los interesados en la ciencia política querían mantener distancia de esa organización. Ginebra tenía la ventaja de ofrecer, como Maurice Duverger lo dijo, "serenidad política" para una asociación que tendría que enfrentar "asuntos explosivos". Sin embargo, la ciudad ya era la sede de muchas asociaciones internacionales y carecía de un candidato para el puesto de secretario. Se llevó el premio París, la tercera opción, que fue propuesta hasta el final de Las discusiones. La capital francesa tenía a su favor el hecho de que ya era La sede de La Unesco y tenía al candidato para el puesto de secretario ejecutivo en la persona de François Goguel. La Fundación Nacional de Ciencias Políticas (FNSP) estaba más que capacitada para proporcionar las facilidades logísticas necesarias. IPSA entonces quedó constituida como una "asociación extranjera" bajo la ley francesa. Idem.

7 Guy Lachapelle, "The Numbers Tell the Story: Some 50 National Associations and 3,000 Individual Members", en Participation. Bulletin of the International Political Science Association, vol. 33, núm.1, abril de 2009.

8 Palabras de bienvenida de Lourdes Sola, en Asociación Internacional de Ciencia Política (IPSA), "Programa del 21er Congreso Mundial de Ciencia Política", Santiago de Chile, Asociación Chilena de Ciencia Política, 2009. p. 3.

9 Cfr. "¿Muerte de la ciencia política? Globalización y respuesta del Congreso Mundial", en Diario del 21er Congreso Mundial de Ciencia Política, Santiago de Chile, Asociación Chilena de Ciencia Política, 16 de julio de 2009, p. 3.

10 L. Sola, "IPSA 2009: 60 Years at the Service of Political Science" en Participation. Bulletin of the International Political Science Association, vol. 33, núm.1, abril de 2009.

11 Palabras de bienvenida de Marcelo Arnold Cathalifaud, en IPSA..., op. cit., p. 16.

12 Palabras de bienvenida de Ilter Turan, en IPSA..., op, cit., p. 16.

13 L. Sola, en ibid., p. 15.

14 Palabras de bienvenida de Michel Bachelet, en IPSA... op. cit., p.7.

15 Palabras de bienvenida de Mariano Fernández Amunátequi, en ídem.

16 Palabras de bienvenida de Antonio Viera Gallo Quesney, en ibid., p. 8.

17 Palabras de bienvenida de Paulina Urrutia, en idem.

18 Por lo que respecta a la Asociación Chilena de Ciencias Políticas (ACCP), ésta fue fundada en 1982, durante el periodo de transición de la dictadura a la democracia. Poco antes, ese mismo año, chilenos interesados en la ciencia política, muchos de ellos en el exilio, se reunieron en el Congreso de IPSA en Río de Janeiro donde sembraron las bases para la creación de la ACCP. La Asociación desde entonces ha sido un punto focal para los interesados en la ciencia política y para los estudiantes de ella en ese país. La ciencia política surgió primero como una disciplina en Chile a fines de 1950, cuando una reforma importante del sistema de educación nacional llevó a una descentralización de Las dos universidades más importantes hacia escuelas, departamentos y centros, con el objetivo de proporcionar una educación superior y una facultad más cercana a los estudiantes. Mientras que nuevas escuelas de ciencia política eran creadas en la Universidad de Chile, La Universidad Católica de Chile (PUC) y flacso en los 60, este camino Llegó a un fin abrupto cuando muchos, de La nueva generación de esta disciplina, dejaron el país en las semanas y meses después del golpe de Estado. Existían dos áreas formativas de investigación en la ciencia política chilena en ese momento: las relaciones internaciones y las instituciones políticas. Durante los 80, la disciplina enfatizó sus relaciones internacionales con la creación de RlAL y con sus ideas regionalistas–claramente influenciada por Los graduados en universidades europeas–y, en cambio, el análisis comparativo de instituciones y proceso políticos. Con la consolidación de la democracia, los académicos regresaron del exilio para unirse a las facultades chilenas, como lo hicieron los jóvenes egresados de ciencias políticas. A mediados de los 80, la teoría política resurgió como un área imperante de investigación, y a finales de La década los estudios conductuales y Los métodos cuantitativos para encuestas y votaciones ganaban mayor reconocimiento a través de la disciplina. La ACCP todavía era una comunidad pequeña (alrededor de 80 miembros), pero estaba activa promoviendo foros y organizando congresos bianuales (un total de siete habían sido llevados a cabo hasta entonces). Sin embargo, el tamaño de ACCP no refleja adecuadamente el creciente interés en La disciplina. Con Los procesos de modernización y privatización de los 80 muchas universidades privadas fueron fundadas en el país y algunas ofrecen ahora programas de ciencia política. El nuevo siglo acomodaba nuevos desarrollos en la ciencia política chilena, la evidencia está en el número, en aumento, de universidades ofreciendo programas de posgrado en ciencia política. En años más recientes, el debate académico se ha centrado principalmente en los asuntos de relaciones internacionales, teoría política, instituciones políticas, procesos, así como la política pública. Mientras que ACCP todavía es una comunidad relativamente pequeña de sólo un poco más de 100 miembros, su tamaño no refleja adecuadamente el creciente interés de la disciplina. Vid. Beatriz Hernández y Miguel Ortiz, "Forging a Discipline in Chile", en Boletín del Congreso Mundial de Ciencia Política, vol. 33, núm. 1, abril de 2009, p. 22.

19 Palabras de bienvenida de Víctor L. Pérez Vera, en IPSA..., op. cit., p.10.

20 Palabras de bienvenida de Pedro Pablo Rosso, en ibid., p.11

21 Jean Palou Egoaguirre, "Aumentan cuestionamientos a Insulza por supuesta cercanía con el círculo de Chávez", en El Mercurio, Santiago de Chile, domingo 12 de julio de 2009, p. A6.

22 No hay que olvidar que el suspenso fue el protagonista de la elección de José Miguel Insulza como secretario general de la OEA. El 11 de abril de 2005, tras cinco maratónicas rondas de votación (puesto que había quedado igualado a 17 votos con su contrincante Luis E. Derbez, entonces canciller mexicano), Insulza fue proclamado con 31 de los 34 votos de los países de la OEA. Vid. F. Torreblanca, et al., "Espero contar con el apoyo de todos los países miembros, incluido Estados Unidos", en El Mercurio, Santiago de Chile, lunes 13 de julio de 2009, p. c 3.

23 Declaraciones de Mariano Fernández en J. Olivares y C. Miranda, "Chile desmiente que EEUU no poye la reelección de Insulza", en La Nación, Santiago de Chile, lunes 13 de julio de 2009, p. 5.

24 "La presidente Bachelet asegura que su 'gobierno ciudadano' no busca perjudicar a los partido políticos", en El Mercurio, Santiago de Chile, martes 14 de julio de 2009, sección Nacional, p. C

25 "Elecciones 2009: todo puede pasar", en Asociación Chilena de Ciencia Política (ACCP), Diario del 21erCongreso Mundial de Ciencia Política, Santiago de Chile, ACCP, 2009, p. 2.

26 Carlos Huneeus, "Partidos en Chile: debilidad y crisis", en Revista Mensaje, núm. 580, julio de 2009.

27 A mediados de junio de 2009, los casos acumulados con demostración de laboratorio fueron 2,335; 24 % requería hospitalización y sólo habían fallecido ocho personas. La mayor parte de las confirmaciones de laboratorio fueron realizadas por instituciones privadas, aunque el Instituto de Salud Pública cumplió con su parte. Por cada caso confirmado con pruebas, se sabía que existían al menos otros diez, con pocos síntomas o sin ellos. Es decir, para mediados de ese año, la epidemia en Chile ya llevaría más de 23,000 infecciones, la mayor parte de ellas benignas y manejadas con medidas simples. Recordemos que en el caso del SIDA, la relación entre enfermos conocidos y desconocidos es de uno a tres. Vid. Jorge Jiménez de la Jara, "Una lección de solidaridad social", en Revista Mensaje, núm. 580, julio de 2009.

28 Datos proporcionados por IIter Turan, encargado del Programa deipsa, en IPSA... op. cit., p. 16

29 Guillermo O'Donnell, "La crisis global y el Congreso Mundial de Ciencia Política", en ACCP... op. cit., p.3

30 Ibid.

31 Palabras de bienvenida de Manuel Antonio Garretón, en IPSA..., op. cit., p. 17.

32 Juan De Onis, "El momento de Brasil. Un gigante sudamericano despierta", en Foreing Affaire Latinoamérica, vol. 9, núm. 2, 2009, p. 2

33 Palabras de M. A. Garretón, en Diario del 21er Congreso... op. cit., p. 1

34 Karl Wolfgang Deutsch (Praga, 1912–1992) fue presidente de IPSA (1976–79) y de la Asociación de Ciencia Política Americana, así como director del Instituto Internacional de Investigación Comparativa en el Centro de Ciencia en Berlín.

35 Mattei Dogan fue el fundador y director del Comité de Investigación en la Élite Política (1971–2002) y vice–presidente del Comité de Investigación en Sociología Política (1970–75). También ha sido el actor principal en casi todos los congresos mundiales sobre ciencia política y sociología durante los últimos 50 años.

36 Philippe Schmitter es catedrático de Ciencia Política en el Instituto de la Universidad Europea en Florencia. Ha estudiado exhaustivamente las características de la política europea, la consolidación de la democracia en países del Sur y el Este y la posibilidad de la democracia post liberal en Europea Occidental y América del Norte.

37 Stein Rokkan (1921–1979) fue presidente de IPSA (1970–73), del Consorcio Europeo de Investigación Política y del Consejo Internacional de Ciencia Social; fue también vicepresidente de la Asociación Internacional de Sociología.

38 Secretario general de IPSA de 1988 a 1994.

39 Éstos son los nuevos desafíos de la democracia y la gobernabilidad en América Latina. Nos permitimos incorporar aquí algunos de los principales planteamientos del ex presidente de Brasil, Fernando Henrique Cardoso, quien fue programado en el Congreso como ponente, quien, conjuntamente con Alejandro Foxley, publicó, conjugando los conocimientos teóricos y de su experiencia de gobierno, un libro sobre la democracia y el desarrollo en la región.

Ambos autores indican que en los primeros años de este siglo, con la expansión de la economía mundial y del comercio internacional, América Latina parecía haber alcanzado la trayectoria de un histórico despegue económico social. Por cinco años consecutivos, el PIB de la región creció por arriba del PIB de los países en desarrollo. El despegue prometía, para la mayor parte de los países, una reducción gradual de la pobreza, más empleo, mejor calidad de vida y la consolidación progresiva de los regímenes democráticos, generalizados a partir de la década de 1980 y 1990, los cuales , a pesar de crisis económicas y algunos retrocesos localizados, han prevalecido en América Latina.

Las predicciones para América Latina a principios de 2009, coincidían en que, si bien habría una desaceleración del crecimiento, las economías regionales podrían tener, en general, expansiones positivas dejando espacio para enfrentar y manejar la crisis con soluciones distintas y con posibilidades de plantear cuestiones de largo plazo. Pero, además habría una menor covarianza de performance entre las economías desarrolladas y las emergentes. En la última década, las economías emergentes se han convertido en agentes importantes en la economía mundial y cerca de 40 % del comercio internacional se produce entre ellos.

América Latina ha logrado avances significativos en los últimos años para promover el crecimiento y reducir la pobreza. Estos logros deben ser protegidos; es por eso que instituciones multilaterales orientadas a la región. El Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la Corporación Andina de Fomento (CAF) y el Fondo Latinoamericano de Reservas (FLAR) han actuado acertadamente al ofrecer nuevas líneas de crédito. La mayor Liquidez para Los mercados financieros de nuestra región es fuertemente bienvenida para así enfrentar Las dificultades transitorias en el acceso al financiamiento privado externo.

La crisis actual refuerza la importancia de un Estado competente no solamente en cuanto a la implementación de políticas sociales, sino también de proteger a la sociedad de los excesos y problemas generados por el mercado. El Estado se ha convertido en el prestamista y aval de última instancia; incluso, en ciertos casos, es el inversionista de última instancia. Los excesos de desregulación en el sector financiero dejan clara La necesidad de que el Estado adopte un rol regulador que cohiba tales excesos, pero sin que trabe el funcionamiento y La eficacia de asignación del crédito del mercado financiero. Sin embargo, así como existen fallas del mercado, también existen fallas del Estado. En América Latina es importante tener claro que la crisis actual no puede ser entendida como la justificación de la vuelta a políticas económicas de control estatal, a la autosuficiencia y el menosprecio de las fuerzas del mercado. Lo que es más, lo fundamental, tanto para los países en desarrollo como especialmente para los países desarrollados, es resistir las presiones por un incremento del proteccionismo.

Con los vientos favorables de la expansión de la economía internacional hasta 2008, en muchos países se gestó una trampa de expectativas, basada en la creencia de que no hay límites para las políticas distributivas de gran atractivo popular y electoral, las que tornarían irrelevantes las preocupaciones por las restricciones económicas y el fortalecimiento de las instituciones y mercados.

La democracia que reemplazó a los regímenes dictatoriales y autoritarios de las décadas de 1960 a 1980 vino acompañada de grandes esperanzas, que solo se vieron satisfechas de manera parcial. En la actualidad ya se empiezan a observar señales preocupantes de desgaste de sus fundamentos y el renacimiento de tendencias populistas y de valores antidemocráticos que también hacen parte de la contradictoria herencia histórica de la región. Las encuestas de opinión acerca de la valoración de la democracia muestran que, en términos muy amplios, la población todavía cree que la democracia es la mejor forma de gobierno, pero esto viene acompañado de una gran desconfianza y desprestigio de instituciones tales como el Parlamento, los partidos políticos y el poder judicial, la aceptación de la violencia y otros comportamientos ilegales para defender los intereses de grupos sociales específicos, así como para contener la criminalidad. Una de las principales razones de este desgaste ha sido la incapacidad de las nuevas democracias de atender las crecientes demandas y aspiraciones de servicio, consumo y posición social de la población. Otra es el surgimiento de una nueva generación de problemas sociales que no se han podido controlar o eliminar con los instrumentos tradicionales de la política pública. El gran desafío de la nueva agenda es la de transformar la democracia, aún debilitada existente en América Latina, en una democracia vigorosa capaz de lidiar con los nuevos y viejos retos que se presentan. Para que esto sea posible, es un Estado políticamente legítimo, fiscalmente responsable y técnicamente competente, que pueda actuar en cooperación y de forma complementaria con las organizaciones y movimientos de la sociedad civil y el sector privado.

En la perspectiva del siglo XXI es posible ver que casi la totalidad de los países de la región posee hoy gobiernos democráticos, y que las condiciones de extrema pobreza, despojo e inseguridad que plagaba a la región se han reducido considerablemente. Esto se aprecia en la reducción histórica de la mortalidad infantil, en el aumento de la expectativa de vida y de los niveles de educación de la población entre otros indicadores. Los buenos resultados que muchas veces se han logrado no resultaron de la simple adhesión a los valores de la democracia política y social, sino de arreglos institucionales adecuados y de la ejecución de políticas públicas que han permitido el buen funcionamiento de la economía y de la ejecución de políticas sociales efectivas. Es la combinación de economías abiertas que estimulen la creación de empleo y riqueza de sociedades libres que incentiven las agencias públicas que sean capaces de implementar con competencia las políticas económicas y sociales de largo plazo, lo que permite que las condiciones de la vida de la población mejoren de manera constante y duradera.

En democracia, es natural que los gobernantes ganen o pierdan aceptación. Los procesos electorales existen justamente para garantizar que los desajustes entre las preferencias entre de los ciudadanos y los gobernantes no se perpetúen. La legitimidad del Estado tiene que ser duradera. Si el Estado no goza de la necesaria legitimidad, la implementación de las políticas y el cumplimiento de las leyes se logran sobre la base de la imposición vertical y la intimidación, la cultura del fraude y el ocultamiento. Más allá del proceso electoral, que requiere perfeccionamiento constantes, la legitimidad se consolida por la transparencia de los actos gubernamentales y por los mecanismos de control externo y de balance y equilibrio de poderes públicos.

Además de legítimos, los Estados modernos deben ser técnicamente competentes. En el pasado, la competencia técnica de éstos se limitaba a la obediencia formal a la letra de la ley a través de los tribunales, a la recaudación de impuestos y distribución de los beneficios, a la política externa a través del cuerpo diplomático y a la preparación militar. Los Estados modernos, además de las funciones clásicas, tiene otras funciones que cumplir, como administrar complejas políticas fiscales, estimular la economía, producir información, dar seguridad a la población, cuidar de la salud pública, mejorar la educación y la capacidad de innovación de los países desarrollar programas sociales, proteger el medio ambiente, administrar catástrofes y garantizar la provisión de alimentos y energía para los hogares y agentes económicos, entre otras labores.

Las formas tradicionales de organización vertical y jerárquica de la autoridad pública, y control burocrático y formal de sus actos, deben transformarse en estructuras mucho más horizontales de agencias autónomas y semiautónomas que sean controladas por la evaluación de sus resultados. Las demarcaciones territoriales entre comunas (municipios), provincias o estados federativos, establecidas en el pasado como base para los procesos electorales, ya no son adecuadas para la implementación de políticas en cuestiones que respetan estos límites, lo que exige nuevas formas de autoridad (y administración) funcional y territorial. Se requiere establecer relaciones y acuerdos con organizaciones, instituciones y empresas autónomas, semiautónomas e independientes, y desarrollar su capacidad efectiva de contratación y regulación de las actividades privadas y no estatales en beneficio del bien común. La actuación del Estado debe ser selectiva, en áreas donde ni la sociedad ni el mercado producen los bienes y servicios con la cobertura y calidad necesarias. En la medida en que la sociedad y el sector privado se fortalecen, la función del sector público debe trasladarse de la ejecución directa a la regulación, según sea requerido por el interés público.

Las transformaciones sociales que han ocurrido en América Latina han creado nuevas necesidades, muchas de ellas de gran complejidad técnica que los sistemas tradicionales de repartición ya no tienen cómo responder. El incremento en la expectativa de vida de las personas aumentó los costos de los programas de pensión, mientras que mejoras en las condiciones sanitarias básicas han cambiado la prioridad de las políticas de salud desde la acción preventiva hacia la medicina curativa. Así, ésta requiere personal, equipos e insumos cada vez más caros. En la educación, la prioridad que se daba a las cuestiones de acceso hoy da lugar a los problemas de calidad y pertinencia, que exige mucho más capacitación por parte de maestros, directores de colegios, secretarias y ministerios de educación. La concentración de las poblaciones en grandes asentamientos urbanos crea nuevos problemas de habitación, transporte público, criminalidad y desorganización familiar que antes, o no eran entendidos como parte de las políticas sociales, o no eran prioritarios.

La nueva agenda para el desarrollo económico y social en democracia no es algo que pueda crear por la simple implementación de una fórmula o de un modelo único institucional. Ella debe ser entendida como un movimiento para crear un orden político más legítimo y más competente, con capacidad creciente para enfrentar los desafíos a los que las sociedades contemporáneas están enfrentadas. Este movimiento requiere, por un lado, de la movilización de la opinión pública –convertida en nuestros días en un verdadero actor político–, para entender y acompañar los procesos políticos y las políticas públicas, a la vez que para darle el apoyo necesario; la competencia y los conocimientos acumulados en los esfuerzos de los especialistas y los gobernantes en relación con temas específicos de reforma institucional y política social. Vid. Fernando Henrique Cardoso y Alejandro Foxley, "Nuevos desafíos de la democracia y el desarrollo en América Latina" en F. Henrique Cardoso y A. Foxley, A medio camino. Nuevos desafíos de la democracia y del desarrollo en América Latina, Santiago de Chile, Corporación de Estudios para Latinoamérica y UQBAR Editores, 2009.

 

Información sobre los autores

Héctor Zamitiz Gamboa Politólogo. Maestro en Ciencia Política, con estudios de doctorado, por la FCPyS de la UNAM, de donde es profesor. Sus principales líneas de investigación son: teoría política, metodología aplicada, estudios sobre el desarrollo de la ciencia política, procesos electorales, transición mexicana a la democracia, proceso de gobierno en México e instituciones políticas. Es autor del libro Vilfredo Pareto: realismo político y ciencia política (2008), así como coordinador de Cambio político, Reformas e Instituciones en México, 2007–2009 (2010). Entre sus más recientes artículos, destacan: "Los efectos políticos del voto nulo en las elecciones de 2009 en México: un experimento de movimiento ciudadano en democracia" (2010) y "Reformas estructurales, reforma del Estado y democratización en México (1982–2009) (2010)

Carlos Hernández Alcántara Politólogo. Maestro en Ciencia Política, con estudios de doctorado, por la FCPyS de la UNAM, de donde es técnico académico y profesor de asignatura. Su línea principal de investigación es el pluralismo político. Entre sus publicaciones, destacan: "Contribuciones teóricas. Del pluralismo político al proceso de gobierno" (2009) y "Equilibrio de poderes y legitimidad democrática. La designación de los magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación" (2006).

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