SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.22 número62La gestión episcopal de Manuel Posada y Garduño. República católica y arzobispado de México, 1840-1846Los lugares todavía existen y requieren guías etnográficas índice de autoresíndice de assuntospesquisa de artigos
Home Pagelista alfabética de periódicos  

Serviços Personalizados

Journal

Artigo

Indicadores

Links relacionados

  • Não possue artigos similaresSimilares em SciELO

Compartilhar


Cuicuilco

versão impressa ISSN 0185-1659

Cuicuilco vol.22 no.62 México Jan./Abr. 2015

 

Reseñas

 

Naufragios y puertos marítimos en el Caribe colombiano (siglo XVI - siglo XVIII)

 

Luis Arturo Reyes García

 

Luis René Romero Castaño y Juan Felipe Pérez Díaz. Naufragios y puertos marítimos en el Caribe colombiano (siglo XVI - siglo XVIII). Siglo Veintiuno Editores / Estado Libre y Soberano de Quintana Roo. México. 2005. 312 pp.

 

Instituto Nacional de Antropología e Historia.

 

El resguardo del legado cultural subacuático mundial ha sufrido un lamentable revés recientemente, ya que Juan Manuel Santos, el presidente de Colombia, ha sancionado la Ley del patrimonio sumergido, que permitirá a exploradores particulares extranjeros intervenir en restos de naufragios. Esta modalidad genera para éstos redituables beneficios económicos, pero deja serias dudas en cuanto a la conservación de los precios y el apoyo a una investigación subacuática nacional. Las polémicas y voces de académicos, investigadores y personas conscientes del tema que desaprueban esta legislación no se han hecho esperar, pues consideran que su país no necesita a estos piratas modernos, ya que cuenta con recursos suficientes para desarrollar profesionalmente las actividades subacuáticas. No obstante, el gobierno colombiano, haciendo caso omiso de esas demandas, ha apreciado las ventajas y beneficios aparentes que traerá a su gente el rescate de ese patrimonio, sin importar los medios que se utilicen para conseguirlo.

Cada barco naufragado tiene una historia que contar a través de sus registros escritos y sus restos sumergidos. Es esa historia el único tesoro que se debe buscar y rescatar [Romero y Pérez 2005: 113].

La anterior frase, extraída de Naufragios y puertos marítimos en el Caribe colombiano (siglo XVI - siglo XVIII), de Luis René Romero Castaño y Juan Felipe Pérez Díaz,1 al igual que la obra en conjunto, es un eco de aquellas voces acalladas por la legislación colombiana actual. Los autores buscan, mediante un trabajo serio que ofrece la localización y la sistematización de datos de naufragios ocurridos durante el periodo virreinal, generar en sus potenciales lectores una conciencia de resguardo del patrimonio cultural sumergido, y, en consecuencia, de oposición al ingreso de saqueadores de tesoros en cuerpos de agua a lo largo de Colombia.

El libro está dividido en tres capítulos, donde los autores hacen manifiesta la importancia de la historia, la arqueología, la geografía, e incluso la antropología, como herramientas para registrar, identificar, organizar y posteriormente resguardar el legado cultural que representan los naufragios.

En "Compilación de la historia marítima de los puertos coloniales colombianos de los siglos XVI al XVIII ", Romero y Pérez trazan el recorrido de los puertos que estudiaron, iniciando por el archipiélago de San Andrés y Providencia, pasando luego a las zonas continentales de Riohacha y Santa Marta, y la aclamada Cartagena, para finalizar con el golfo de Darién y el istmo de Panamá. En este primer apartado la historia es el hilo conductor de su investigación, pues cada sitio es contextualizado mediante la situación política, social y económica de aquel tiempo. Por ello las actividades de comercio legal y de contrabando, los actos de piratería, y los sistemas de defensa y el movimiento poblacional son temas recurrentes en su argumento.

El capítulo dos, "Naufragios coloniales del Caribe colombiano", está dedicado de lleno a los accidentes marítimos. Sobre los siniestros náuticos, los autores presentan una tipología, así como causas y consecuencias sociales, con el fin de crear una definición clara que manifieste la importancia de documentarlos y registrarlos. El grueso de esta parte de la investigación está concentrado en 93 fichas técnicas de naufragio, cuya información se extrajo de fuentes primarias y secundarias.

Como fuentes primarias, los investigadores consultaron los relatos de los cronistas Gonzalo Fernández de Oviedo y Alvar Núñez Cabeza de Vaca, además de diversos documentos de los fondos Contrabando, Milicias y Marina del Archivo General de la Nación (AGN) de Colombia. En cuanto a las fuentes secundarias, utilizaron libros como The Search for Sunken Treasures de Robert Marx, Tesoros bajo el mar de Francisco Ojeda y El hombre frente al mar de Pablo Emilio Pérez-Mallaína Bueno; mientras que, como fuentes hemerográficas, consultaron los periódicos Semana y El Tiempo.

Las fichas de naufragio se complementan con otro tipo de información. Por un lado se anexan dos cartas náuticas con estos accidentes, plasmados espacial y temporalmente en el Caribe colombiano y la bahía de Cartagena, con sus respectivas batimetrías. Por el otro, la información de los naufragios se analiza e interpreta con gráficas y cuadros de manera cualitativa y cuantitativa, con el fin de comprenderlos desde diversos aspectos de reflexión. Los datos resultantes de las fichas permiten establecer una base de datos sólida que, posicionada en los mapas, da pauta para elaborar innumerables propuestas arqueológicas.

Dentro del último capítulo, "El naufragio, en aguas marinas, como evidencia para el registro arqueológico", se describen los factores naturales y culturales involucrados en la destrucción o preservación de un pecio. De lo anterior, y en favor de su estudio, los autores sitúan a la historia y a la arqueología subacuática como disciplinas que actúan en la preservación de los restos culturales producto de un accidente marítimo. Los arqueólogos subacuáticos, frente a un pecio, reconstruyen los aspectos cotidianos de un barco mediante la identificación de sus artefactos; mientras que los historiadores utilizan documentos para aportar información que no se puede obtener in situ y plantear preguntas concretas que los arqueólogos pueden resolver en campo.

Al final de ese tercer capítulo, y a través de ciertas inferencias ambientales y la interpretación de los expedientes del AGN que hablan de ellos, los investigadores esbozan la situación hipotética de algunos naufragios. Lo anterior con el fin de alentar futuros trabajos históricos y arqueológicos que velen por el patrimonio cultural en pecios específicos.

En términos generales, la obra Naufragios y puertos marítimos en el Caribe colombiano es el fruto de una investigación seria, que permite reconocer el naufragio histórico como un fenómeno con causas y consecuencias naturales y sociales, que se pueden apreciar hasta nuestros días en diversas latitudes. Es una obra que también motiva a investigar no sólo sobre naves ostentosas, sino también sobre aquellas menores de las que tal vez nunca sabremos sus nombres, pero que son por igual vestigios culturales que hablan de nuestro pasado marítimo. A su vez, brinda imágenes, gráficas e incluso un glosario de términos que complementan atinadamente su contenido. Por último, cumple al dar una base de datos y mapas de ubicación de naufragios, de los que puedan emanar diversos proyectos arqueológicos en pos del resguardo del patrimonio cultural sumergido en Colombia.

 

Nota

1 Este trabajo obtuvo mención meritoria por la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) en el año 2003. La misma institución le otorgó el tercer puesto en el concurso "Mejores Trabajos de Grado 2003-2004". Ganó el certamen "Premios al Pensamiento Caribeño 2003-2004/Área de Conocimiento Antropológico", auspiciado por el Estado Libre y Soberano de Quintana Roo, la Universidad de Quintana Roo (UQROO) y la UNESCO. Lo anterior le valió su publicación en el año 2005 dentro de la colección Pensamiento Caribeño de Siglo Veintiuno Editores. Juan Felipe Pérez Díaz es antropólogo egresado de la UNAL, tiene una maestría en arqueología por la Universidad de los Andes y en la actualidad efectúa estudios de posgrado en la Universidad de Granada (UGR). Es director del Proyecto Navío y sus intereses se enfocan principalmente en la gestión y conservación del patrimonio cultural sumergido. Luis René Romero Castaño, antropólogo por la UNAL, cuenta con un máster de Especialización en el Mundo Hispánico del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) de Madrid, donde su trabajo de grado obtuvo mención sobresaliente. Al momento está por obtener el diploma de Altos Estudios en Historia por la Universidad CEU San Pablo de Madrid. Le atañe lo relacionado con la historia colonial, la museología y el impacto ambiental en su componente arqueológico y cultural.

Creative Commons License Todo o conteúdo deste periódico, exceto onde está identificado, está licenciado sob uma Licença Creative Commons