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Cuicuilco

versión impresa ISSN 0185-1659

Cuicuilco vol.22 no.62 México ene./abr. 2015

 

Dossier: juventudes étnicas contemporáneas en Latinoamérica

 

Nosotros integramos la forma de ver el mundo de nuestra comunidad y de la ciudad. La juventud mixteca en el Área Metropolitana de Monterrey, Nuevo León

 

Luis Fernando García Álvarez

 

Escuela Nacional de Antropología e Historia, INAH.

 

Recepción: 20 de marzo de 2014.
Aprobación: 27 de junio de 2014.

 

Resumen:

El presente trabajo propone un análisis, desde una perspectiva antropológica y de estudios de la juventud, sobre una determinada forma de ser joven desde la reivindicación del sentido étnico en una metrópoli contemporánea del noreste de México. El objetivo del análisis es mostrar los principales elementos que configuran la construcción de juventud en una comunidad mixteca localizada en el Área Metropolitana de Monterrey, Nuevo León, a partir de las voces, experiencias y significados de los diferentes agentes sociales, pero fundamentalmente de los propios jóvenes, que se articulan en dicha configuración juvenil.

Palabras clave: migración, mixtecos, juventud, metrópoli, Monterrey.

 

Abstract:

This paper proposes an analysis, from an anthropological and youth studies perspective, on a particular way of being young through maintaining an ethnic sense in a contemporary metropolis of northeastern Mexico. The objective of this analysis is to show the main elements that make up the equation of youth in a Mixtec community located in the Metropolitan Area of Monterrey, Nuevo Leon., using the voices, experiences and meanings of the different social actors, but mainly from the young people themselves, which are articulated in the said youthful configuration.

Keywords: migration, mixtecs, youth, metropolis, Monterrey.

 

Introducción

Una tarde me encontraba con un grupo de jóvenes pertenecientes a diferentes comunidades étnicas migrantes en la Facultad de Psicología de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), conversábamos sobre algunos de los temas tratados durante el seminario al cual asistíamos.1 Retomando uno de los cuestionamientos planteados, me dirigí a una joven estudiante perteneciente a la comunidad mixteca y le pregunté: Desde tu experiencia, ¿qué significa ser joven en Monterrey? Su respuesta fue la siguiente:

Creo que es diferente, ya que nosotros integramos la forma en la que vemos al mundo con la forma en la que vemos nuestra comunidad y la ciudad. Y esto es lo que marca la diferencia, porque a lo mejor nosotros compartimos las costumbres de nuestros papás, pero también adquirimos las costumbres de aquí de la ciudad, pero como que ya vemos la juventud como algo diferente.2

Esta respuesta permite una primera aproximación al entramado de significados que configura la condición juvenil de la joven mixteca, lo cual es un ejemplo de una situación que pueden expresar muchos de los(las) jóvenes de origen étnico que se encuentran fuera de su comunidad de origen, ya sea porque residen en un lugar distinto al lugar en que nacieron, o porque ya nacieron en los contextos urbanos, ciudades, zonas metropolitanas o fronterizas como resultado de los procesos migratorios y la relocalización de las poblaciones étnicas contemporáneas de México.3

De igual forma, en su decir la joven mixteca enfatiza un posicionamiento social mostrando la construcción de una diferencia que da cuenta de la forma en que se configura su juventud, es decir, a partir de la articulación de tres dimensiones socioculturales: la cultura hegemónica, las culturas parentales y las generacionales.4. En este sentido, hay que ponderar que las respuestas (en términos de prácticas y percepciones) de los jóvenes étnicos no se encuadran ni en la cultura de origen ni en la urbana, se encuentran en un proceso de construcción en medio de estos ámbitos culturales [Urteaga 2011a: 285].

Debido a esto es necesaria la mirada etnográfica en los distintos ámbitos y posiciones de interacción que establecen las y los jóvenes mixtecos, los cuales son esenciales en la configuración juvenil que se produce actualmente, y que está en permanente construcción mediante las prácticas y significaciones socioculturales vigentes en la comunidad mixteca del Área Metropolitana de Monterrey (AMM), Nuevo León.5 Por lo tanto, resulta trascendente un análisis que relacione un fenómeno social, como la migración étnica en los actuales escenarios de México, con los estudios de lo juvenil contemporáneo.

Así, el presente trabajo tiene como objetivo dar cuenta de los principales elementos que configuran la construcción de juventud en una comunidad mixteca en dicho contexto. Esto con el fin de conocer las condiciones contemporáneas de producción de la juventud a partir de las voces, prácticas socioespaciales y significados que las y los jóvenes de la comunidad expresan desde un contexto determinado, considerando que ésta es una forma particular de ser joven desde la reivindicación de su sentido étnico y en su articulación con dicha metrópoli.

Para lograr mi objetivo retomo una serie de hallazgos de mi investigación de maestría6 ubicados bajo el tema de "las juventudes étnicas contemporáneas", cuestión que se puede situar en la creciente producción de conocimiento antropológico sobre la heterogeneidad y que constituye "lo juvenil en lo étnico" en los diferentes contextos en que se sitúa la experiencia de dichos agentes juveniles.7 De esta manera, en este artículo presento un conjunto de datos etnográficos sobre las condiciones que posibilitan la construcción de una "juventud étnica", en un contexto metropolitano de México, con el interés de contribuir al debate y a la producción de conocimiento en dicho campo de investigación.

En este mismo sentido, es necesario considerar que "en las últimas décadas, a medida que se va agudizando el proceso de globalización, la etnografía ha tenido que replantearse los objetos de estudio y los métodos para adecuarse a las nuevas circunstancias de la vida social y cultural" [Ferrándiz 2011: 195].

Por lo tanto, propongo que el planteamiento de un marco metodológico, adecuado a las condiciones del grupo social y el contexto, remite a la pertinencia del método etnográfico que parte de la posición de los propios actores en la construcción de conocimientos sobre la realidad social, condición que es vivida y experimentada desde un espacio en particular.

Así, me sitúo en una perspectiva que pondera el punto de vista de los actores, por lo cual retomo los aportes de Rosana Guber en relación con el planteamiento que define a la etnografía, en su triple acepción de enfoque, método y texto, como una concepción y práctica de conocimiento que busca comprender los fenómenos sociales desde la perspectiva de sus miembros, entendidos como actores, agentes o sujetos sociales [Guber 2011].8

En este marco, comienzo por plantear algunos elementos que buscan problematizar el tema de "las juventudes étnicas" y los procesos migratorios contemporáneos en México, luego abordo las condiciones imbricadas en la construcción de juventud en la comunidad mixteca a partir de las nociones, prácticas socioespaciales y significaciones desde las diferentes voces que se articulan en dicha producción juvenil. Finalmente planteo algunos puntos de interés para la discusión y el debate sobre el tema, en dicho contexto en particular, y propongo que el contenido de este trabajo se considere un ejemplo de "la experiencia étnica juvenil" en el contexto latinoamericano contemporáneo.

 

Las "juventudes étnicas" y los procesos migratorios contemporáneos en México

Es necesario considerar que la juventud mexicana, y en particular las "juventudes étnicas" de México, se contextualizan en el entramado de las condiciones estructurales existentes, es decir, en las continuidades y los constantes cambios o transformaciones sociales, económicas, políticas, culturales, religiosas y tecnológicas.

Por lo tanto, abordar la condición juvenil de los distintos agentes o grupos de agentes sociales conlleva la necesidad de aprehender un fenómeno sociocultural, complejo y multidimensional, que necesariamente implica alejarnos de interpretaciones esencialistas y desplazar la mirada etnográfica "para develar la heterogeneidad cultural y la desigualdad estructural que delinean la condición juvenil en el México contemporáneo" [Reguillo 2010: 12].

De esta manera, el concepto de juventud se debe asumir dentro de un contexto histórico y sociocultural específico, reconociendo necesariamente una cualidad relacional que permite la delimitación contextual e interaccional de los procesos que dan lugar a lo juvenil dentro de un campo social determinado.

Además, es justo señalar que "los jóvenes no constituyen una categoría homogénea, no comparten los modos de inserción a la estructura social, lo que implica una cuestión de fondo: sus esquemas de representación configuran campos de acción diferenciados y desiguales" [Reguillo 2000: 30]. Una muestra de ello son "las juventudes étnicas" y sus condiciones de existencia en los diferentes contextos donde se sitúan, los cuales se fundan en múltiples dinámicas de cambio y transformación en el ámbito local y regional, así como en el nacional e internacional.

Por lo tanto, es relevante asumir la enorme diversidad de contenidos que cabe en la categoría de juventud y señalar que, desde el campo cultural, es caracterizada por sus sentidos múltiples y móviles, donde se incorporan, desechan, mezclan e inventan símbolos y emblemas; es una categoría en continuo movimiento y difícilmente representable. Esta complejidad torna imposible articular un solo campo de representaciones, porque el sentido está siempre "siendo", "armándose" en un continuum simbólico que desvanece fronteras, márgenes y límites [Reguillo 2003: 103-104]. Es decir, la juventud no es homogénea ni estática: sus fronteras son laxas y los intercambios entre los diversos estilos, numerosos [Feixa Pámpols 1999: 3].

Es preciso señalar que, durante las últimas cinco décadas, la población étnica de México, y en especial las y los jóvenes, han sostenido una constante movilidad entre sus comunidades de origen y los centros urbanos inmediatos, entre las ciudades, las zonas metropolitanas y los estados agroindustriales del noroeste, entre la frontera norte del país, los centros turísticos y distintos estados de Norteamérica.9 Además, se puede señalar que "en los últimos 20 años ocurrió un debilitamiento en las estructuras económicas y sociales rurales, lo cual propició un nuevo éxodo del campo" [Pacheco 2009: 53]. Por consiguiente, se podría decir que "la migración parece haber sido la principal respuesta a la crisis de la producción agrícola y la producción forestal tradicionales, a la degradación de los niveles de vida y al deterioro del consumo de la población rural" [Arias 2009: 22].

Esto implica que una de las principales características de la migración étnica y juvenil es que la mayor parte proviene de regiones y comunidades rurales, donde la movilidad territorial (temporal o definitiva) y la venta de fuerza de trabajo constituyen casi las únicas posibilidades de sobrevivir. Sin embargo, existe "una diferenciación de la juventud rural con base en ciertas características, como su ubicación geográfica, lo cultural, lo étnico, y lo regional y socioeconómico" [Pacheco 2009: 53].

Debo enfatizar que el aspecto económico no es el único factor que propicia la migración étnica y juvenil en los diferentes contextos mencionados, en ésta intervienen otras cuestiones, como la especificidad de cada grupo, las motivaciones personales, y las condiciones ecológicas y estructurales, tanto en el ámbito local y el regional como en las relaciones globales contemporáneas, que influyen indudablemente en la vida de las comunidades étnicas. Por lo tanto, "la migración es una de las condiciones sociales más importantes en la conformación de juventud en las áreas rurales e indígenas, así como en las ciudades" [Urteaga 2011a: 256].

No obstante, hay que advertir "la notable ausencia de estudios migratorios que se enfoquen en la participación juvenil", considerando además que "los jóvenes rurales en general fueron sujetos activos, y en algunos casos centrales, en la construcción de las redes migratorias, en la generación de capital social y en la instrumentalización de estrategias de supervivencia" [Hernández Ramírez 2008: 173 y 215].10

Algunos de los primeros estudios sobre el tema en cuestión han problematizado e identificado cinco grandes condiciones en la emergencia de lo juvenil en los diferentes grupos étnicos contemporáneos de México,11 éstos son: a) El peso demográfico actual de los jóvenes en los grupos indígenas, b) Los flujos migratorios y la denominada cultura migrante; c) La extensión de la obligatoriedad educativa del nivel secundario, d) Las relaciones con los medios de comunicación y las tecnologías, y e) La percepción de los jóvenes como sector estratégico dentro de la multidimensionalidad de los procesos sociales, económicos, políticos, culturales y religiosos, en los que son actores centrales y protagonistas.12

De esta manera, es necesario reconocer las necesidades específicas de las y los jóvenes, teniendo en cuenta que no se trata de un grupo homogéneo, sino diverso y heterogéneo, ya que al interior de esta población las diferencias de género, generación, origen étnico y estratificación socioeconómica pesan de manera notable en su comportamiento demográfico y, en última instancia, en sus condiciones de desarrollo [Saraví 2010: 5].

 

La comunidad mixteca y la construcción de juventud en el AMM

Propongo el caso de la comunidad Ñuu Savi,13 o mixteca, en el AMM, como una problemática aprehensible tanto para la reflexión teórica como para la empírica, con el fin de conocer la complejidad que establece la construcción de "lo étnico juvenil", y de indagar sobre "la emergencia/existencia de algo que puede denominarse como periodo juvenil entre la población indígena que habita tanto en los pueblos como en las ciudades" y metrópolis de México, concibiendo, a la vez, que "los actores juveniles están estructurando y reconfigurando, a través de sus prácticas sociales y culturales, y sus representaciones sobre las mismas, nuevas realidades y significados" [Urteaga 2011a: 256].

El proceso migratorio de la población mixteca se remonta a un poco más de tres décadas,14 como parte de los movimientos poblacionales sucedidos paralelamente al desarrollo urbano e industrial de la ciudad de Monterrey.15 Luego, por la expansión de la mancha urbana, la integración de municipios conurbados a la metrópoli y la reubicación de su primer asentamiento colectivo (cerca del río La Silla), actualmente la mayoría de la población mixteca se localiza en la colonia Héctor Caballero Escamilla, del municipio metropolitano de Juárez, Nuevo León.16 En este proceso se han presentado una serie de cambios en el asentamiento colectivo de los mixtecos, lo cual indica una dinámica particular en el marco de la experiencia de las comunidades étnicas urbanas y metropolitanas en México.

El asentamiento congregado de los mixtecos está formado por familias extensas compuestas por tres generaciones; es decir, es un grupo intergeneracional conformado por los primeros migrantes, los que migraron siendo niños o jóvenes y los hijos que ya nacieron en dicho contexto.17 Es necesario apuntar que el sector de la comunidad considerado como "joven" tiene una "presencia o visibilidad" relevante debido a que se posiciona en diferentes espacios sociales, desarrollando una vida cotidiana y enfrentando tensiones y conflictos de distinta índole tanto en el ámbito familiar y comunitario como en el contexto metropolitano.18

La investigación realizada por Farfán, Castillo y Fernández propone entender el proceso de inserción residencial de los migrantes mixtecos mediante el uso del término analítico comunidad transregional,19 que es útil para ubicar el marco social, cultural, simbólico y político que constituye el contexto en el cual se ubican [Farfán, Castillo y Fernández 2003: 338]. Estos autores también proponen que el territorio de migración de los mixtecos es un espacio apropiado, valorizado y construido tanto a través de recursos simbólicos —identitarios, sagrados— como de mecanismos sociopolíticos, alianzas y asambleas (vigentes en su momento, ahora existen asociaciones civiles), en los que se sustenta el acceso al espacio (residencial y laboral) urbano o metropolitano. Dicho territorio se articula con el territorio de origen a través de los ciclos agrícolas y las relaciones mítico-simbólicas con el lugar de origen: santos patronos y sistema de cargos [Farfán, Castillo y Fernández 2003: 349]. Por lo tanto, éstos son los elementos socio-culturales vigentes que sirven como ejes referenciales para los migrantes y las nuevas generaciones de mixtecos.

Durante mi trabajo de campo llamaron mi atención las condiciones de cambio y transformación que se manifiestan en dicho asentamiento, tanto por las preocupaciones expuestas por los propios jóvenes mixtecos como por el proceso social y urbano que ha experimentado la propia comunidad hasta el día de hoy. Encontré, por ejemplo, que se ha incrementado la focalización de ciertos programas públicos en materia de cultura, identidad, lengua, música, artesanía, derechos indígenas, liderazgos, organización y proyectos productivos [García Álvarez 2013: 104].20 Muchos de estos proyectos han sido impulsados por la propia comunidad y la posibilidad de sus asociaciones civiles para gestionar la obtención de recursos ante las diferentes instancias de gobierno, es decir, la municipal, la estatal y la federal.21

En este contexto cobra relevancia el siguiente cuestionamiento: ¿Cómo se construye la condición juvenil dentro de la comunidad mixteca de la colonia Héctor Caballero en el municipio de Juárez, Nuevo León? El material empírico que presento busca responder a esta pregunta y constituye una primera aproximación sistemática para responder a este problema de investigación.

Por ello busco llamar la atención sobre una serie de aspectos analíticos significativos, que requieren ser estudiados a fondo desde las diferentes dimensiones del entramado social y cultural que configuran la construcción de lo juvenil en la comunidad mixteca en cuestión.

Por lo tanto, propongo conocer algunas de las concepciones sobre lo que, en el contexto de la comunidad mixteca, se considera como "juventud", así como los espacios de la vida cotidiana de las y los jóvenes mixtecos desde las prácticas socioespaciales que implican las interrelaciones entre los diferentes agentes sociales y los lugares significativos. Me interesa poner énfasis en las adaptaciones, negociaciones y resignificaciones socio-culturales en función de la interacción de los agentes juveniles en las siguientes dimensiones o escenarios: la cultura hegemónica, las culturas parentales y las generacionales [Urteaga 2011a: 283-284].

Así, es necesario mostrar etnográficamente cómo las y los jóvenes mixtecos están configurando su condición juvenil, desde su sentido étnico y a partir de sus visiones, voces, representaciones y prácticas socioculturales; las cuales están imbricadas en la constante interacción, el contacto interétnico e intercultural con sus pares, con los adultos de su comunidad, y con las instituciones estatales y la sociedad en general.

 

Las condiciones sociales y la construcción de juventud

Un primer elemento que configura la condición juvenil mixteca es el proceso de asentamiento definitivo de los primeros migrantes en el AMM, quienes, con el paso del tiempo, consolidaron una ruta migratoria que propició la integración de nuevos actores en el proceso migratorio hacia dicho contexto. A partir de las redes sociales y de las condiciones de asentamiento se originó una residencia cada vez más prolongada de los migrantes mixtecos, formándose, a su vez, una comunidad transregional compuesta por niños, jóvenes, mujeres, personas de la tercera edad y grupos familiares extensos.22

Cobra relevancia que las nuevas generaciones de mixtecos tengan la posibilidad de comenzar a reivindicar el ser joven como una etapa intermedia entre la infancia y la adultez, en contraste con la experiencia de vida de sus abuelos y progenitores, para quienes esta etapa prácticamente no existía, ya que en la comunidad de origen la organización y reproducción social estaba determinada por la unión o el matrimonio de los individuos en edades tempranas.

Por otra parte, es necesario plantear que existen diferentes experiencias relacionadas con la construcción de lo juvenil entre los migrantes mixtecos, ya que las visiones intergeneracionales contrastan y dejan ver las tensiones, conflictos y transformaciones que se articulan a la condición actual de los hijos de los migrantes, enfrentando un contexto disímil en cuanto a opciones y posibilidades de elección, así como en cuanto a las limitaciones y coyunturas que conlleva el contexto metropolitano en el cual se despliega su ciclo de vida.

Por ejemplo, los mixtecos reconocen que, en la condición de los primeros migrantes que arribaron al AMM, la posibilidad de construir un periodo juvenil prácticamente no existía. Sin embargo, durante el trabajo de campo obtuve otros puntos de vista que contrastan y que tienen relación con la opinión y experiencia de los propios migrantes. Algunos de ellos concibieron como juventud, o como una etapa en la que se consideraron jóvenes, el momento en que salieron de la comunidad de origen para dirigirse a otros lugares y emplearse como vendedores de artesanías o como músicos ambulantes en diferentes contextos migratorios antes de contraer matrimonio.

Por lo tanto, hay un vínculo que implica la asociación del joven mixteco con la experiencia migratoria y la condición de un periodo considerado en sus propios términos como juventud, relacionado con una cotidianeidad con mayor "libertad" para emplearse y realizar otras prácticas de ocio o diversión fuera de la comunidad de origen.

Mi propuesta es que las formas de vivir la juventud son diversas, y que se determinan por la condición en la cual el o la joven experimenta dicha construcción social. Durante el desarrollo de mi investigación pude distinguir algunas maneras de construir una condición juvenil a partir de las prácticas cotidianas de los propios actores sociales. Es decir, existe una relación que involucra el lugar de nacimiento, la migración, la ocupación —el ser músico, el ser estudiante, empleado(a) o comerciante ambulante—, condiciones que en muchos casos son experimentadas por un mismo sujeto juvenil.

De esta forma, en la comunidad mixteca de la que se está hablando la socialización para el trabajo es trascendental para la formación de los(las) jóvenes, por lo tanto, es uno de los principales recursos con los que cuentan para construir sus planes a futuro. Sin embargo, es necesario advertir que la mayoría de los esfuerzos de las familias mixtecas se fincan en la educación de los hijos con la expectativa de que concluyan una instrucción a nivel medio o superior.

En este sentido, la educación de los hijos de los migrantes mixtecos es otro elemento que implica una permanencia más prolongada o definitiva del grupo doméstico en la metrópoli, igual que la constante integración de parientes y paisanos. Por lo tanto, abordar las posibilidades de acceso a la instrucción educativa es una condición que influye significativamente en la configuración de lo juvenil en las segundas y terceras generaciones de migrantes mixtecos, las cuales en la actualidad, a diferencia de sus progenitores, se inscriben en niveles educativos superiores. Esto implica, por lo tanto, la emergencia de una condición social y juvenil en dicho sector de la comunidad mixteca, resultante de la permanencia en los diferentes niveles de instrucción escolar o educativa en dicho contexto.

Además, se puede advertir un proceso de resignificación de la condición étnica, la cual se establece en las relaciones sociales de la comunidad mixteca en el AMM a partir de nuevos vínculos e interacciones, lo que ha contribuido a que se dé reconocimiento social a dicha condición, y a que se revalore la presencia y visibilidad de la comunidad mixteca en sus diferentes manifestaciones socioculturales y en los distintos ámbitos de la vida metropolitana en Monterrey.

En el caso de las instituciones educativas y los procesos de integración de las y los jóvenes mixtecos, se ha gestado una nueva situación en las relaciones interculturales que permite la reafirmación de su identidad étnica, dejando de lado el ocultamiento o negación de la misma.

En otros ámbitos de interacción, las posiciones que establecen las y los jóvenes mixtecos marcan los cambios producidos en los procesos de socialización, fundamentalmente en el grupo doméstico y la comunidad. Estas transformaciones son esenciales en la configuración juvenil que se produce en los mixtecos, entre ellas destaca la migración, la construcción de un asentamiento colectivo, las relaciones interétnicas e interculturales y los medios de comunicación, que propician —en las nuevas generaciones— diferentes prácticas y resignificaciones socioculturales, como se muestra en el siguiente fragmento de entrevista:

La juventud sí existe, porque ahorita nuestras comunidades ya son de la ciudad, ya estudiamos, ya nos divertimos. Los que ya estamos aquí en la ciudad, bueno, y en el pueblo también, ya hay juventud. Antes no, porque desde chiquitos se casaban y ya no disfrutaban su juventud, en cambio ahorita no, los que están aquí en la ciudad, están más grandes, conviven y disfrutan, y luego ya se casan. (Entrevista a joven estudiante mixteco, Juárez, 2012.)

En la actualidad, las y los jóvenes mixtecos apelan a su condición juvenil, resignifican su origen étnico, reconocen y utilizan ciertas heteroadscripciones para obtener beneficios, lo cual es resultado de las intensas relaciones interétnicas e interculturales establecidas durante el proceso de asentamiento definitivo en el AMM. Es decir, si en un momento "ocultaban" los marcadores identitarios en su calidad de indígenas migrantes, como su lengua y lugar de origen, ahora éstos son resignificados desde su condición juvenil para ser incorporados en la multidimensionalidad de sus procesos identitarios. De manera que operan algunos términos que se refieren a la adscripción de un sujeto a un grupo cultural diferenciado, es decir, a una comunidad donde sus integrantes participan de relaciones en las que se sustentan sus formas particulares de identificación con respecto a otros. En este sentido, hay que advertir que:

La revalorización de la identidad étnica y cultural no sólo debe entenderse como un mecanismo de resistencia ante realidades discriminatorias, o como un factor de poder en el contexto de los derechos culturales de los pueblos. La identidad étnica del migrante se expresa principalmente en referencias culturales emblemáticas como el pasado común, el parentesco, "el costumbre", el idioma y la pertenencia a una colectividad de origen; aunque la migración va reconfigurando las culturas tradicionales y redimensionando las identidades [Barabas 1999: 210].

En este marco hacen posible la construcción de un modo de percibir su experiencia en el contexto metropolitano, seleccionando, incorporando, adoptando y resignificando sus referentes identitarios desde su condición juvenil.

Por otra parte, es útil reconocer que un elemento clave en la lectura para ubicar las diferenciaciones sociales y culturales que atraviesan la construcción de lo étnico y juvenil son las categorías de uso y apropiación del espacio urbano [Urteaga 2011: 309]. Este planteamiento obliga a desplazar la mirada etnográfica hacia la ubicación que generan las y los jóvenes mixtecos en el entramado del espacio metropolitano, en especial en los espacios públicos, recreacionales y culturales.

 

Las y los jóvenes mixtecos. Entre el espacio doméstico y comunitario

Hablar de lo étnico y juvenil en contextos metropolitanos supone una gran complejidad, pues las comunidades conformadas en dichos espacios se insertan en nuevos ámbitos y espacios sociales, heterogéneos y cruzados tanto por una diversidad de condiciones y relaciones interétnicas e interculturales, como por la manifestación de novedosas prácticas y representaciones socioculturales.

A partir de lo anterior es posible observar una nueva relación entre las y los jóvenes mixtecos y la espacialidad que genera el contexto metropolitano, considerando la dinámica que se fundamenta en el hecho de haber nacido en el territorio de origen, tener que migrar siendo niño o haber nacido en el territorio de migración. Estas situaciones configuran ciertas condiciones en los procesos vitales de las y los jóvenes mixtecos, ya que sus interacciones en el AMM y en su regreso al lugar de origen tienen como base el espacio o los intersticios que para ellos son significativos, y los cuales confrontan para decidir sus prácticas sociales, es decir, sus formas de vivir la experiencia en un espacio determinado. Al respecto, la perspectiva de uno de los primeros migrantes mixtecos enfoca esta serie de procesos relacionados con las y los jóvenes y los lugares de interacción:

Pues la verdad es que los chavos quieren ir a visitar [la comunidad de origen], el año pasado uno de mis hijos y los chavos de mi hermana quisieron entrar allá, y sí, se fueron a ver la fiesta, nada más. Luego, cuando ellos llegaron, les pregunté, porque los tres días de fiesta sí están muy bonitos, pero al día siguiente ya está muy aburrido. Porque ahí no hay a dónde ir o dónde jugar, claro que sí hay una cancha para jugar, pero ellos se sienten más libres acá, porque es como muy grande la ciudad. A veces ellos van a la Macroplaza, pueden ver cualquier cosa, ayer fueron al Planetario Alfa; ellos se sienten más a gusto acá que allá, claro que es bonito también, pero nada más los tres días de la fiesta, nada más se reúne toda la gente, y ya cuando se acaba haz de cuenta que es un pueblito solitario. (Entrevista al representante de una asociación civil mixteca, Juárez, 2011.).

Al cuestionar a las y los jóvenes mixtecos sobre los lugares de reunión que frecuentan cuando regresan a su comunidad de origen y las personas con las que conviven, algunos de ellos(ellas) revelaron lo siguiente: "Por lo general te juntas con tus familiares, ya sean primos y que sean de tu edad; y nos juntamos ya sea en casas de los primos, en la iglesia, en las plazas o en las fiestas o bailes" (diario de campo; Juárez, 20 de enero de 2011).

Después les planteé un cuestionamiento similar, pero ahora refiriéndome a la colonia donde habitan en el AMM. Las respuestas mostraron las interacciones, las ubicaciones y los lugares que constituyen el espacio vital dentro del asentamiento colectivo, así como su diferenciación en cuanto al género:

1. Por lo regular estoy con mis primas que viven en la misma cuadra, entonces, casi siempre estamos juntas. Antes de que les hablara a todas las de la cuadra, a los chavos y chavas, y juntarme con ellos, entré a la prepa, y entonces ya no teníamos tiempo de estar juntas. Pero como entré a la prepa, ahí tuve a mis amigos en todos esos años, y ahorita que ya salí de la prepa, como quiera los sigo viendo y nos ponemos de acuerdo para salir, bueno, yo no quiero dejar de hablarles y convivo siempre con las de mi cuadra. (Entrevista a joven mixteca; Juárez, 2012.)

2. En la colonia nos reunimos grupitos de chavos, más que nada a veces es para la cheve, y cuando nos reunimos en el centro comunitario es para las actividades, ir a jugar o algo, ¿no? Pero también ahí surge de que vamos echar una cheve, pero que así sea de un lugar estable, no, de repente, nomás. Así, en grupito, paseando en la colonia, o se llega a un lugar y se está ahí; pero así como están las cosas ahorita en Nuevo León, nomás están confundiendo, e imagínate, si son o no son, ellos no se tientan el corazón. (Entrevista a joven músico mixteco; Juárez, 2011.)

Como se advierte en las narraciones de las y los jóvenes mixtecos, existen espacios particulares que posibilitan las condiciones para configurar ciertos "modos de estar juntos",23 así como existen ciertas distinciones sociales mediante las prácticas y significaciones en uno o varios espacios determinados por la condición de género.

Por otro lado, la configuración de estos espacios facilita la interacción, el conocimiento y la comunicación entre sus pares, incluyendo a otros jóvenes que habitan en la misma colonia. Es así que el Centro Comunitario de Desarrollo Social Intercultural "Héctor Caballero Escamilla" (Ccdsi) se puede considerar como un lugar con usos y apropiaciones juveniles diferenciadas, por la condición de etnia, género y generación.

 

El Ccdsi. Usos y apropiaciones juveniles

El Ccdsi es una instalación originada en el marco de las políticas públicas enfocadas a atender a "la población indígena en Nuevo León" asentada en zonas marginales del municipio de Juárez. Forma parte de los programas federales de atención a la población concentrada en los denominados polígonos de pobreza en las zonas urbanas del país.

En este marco institucional surge un espacio que ha generado la posibilidad de nuevas formas de sociabilidad y nuevas "maneras de estar juntos" para las y los jóvenes mixtecos. Un espacio inexistente cuando la llegada de los primeros migrantes y que ha formado parte del equipamiento urbano metropolitano donde se localizan, así como de la atención interinstitucional hacia este sector de la población.

El proceso de integración de las y los jóvenes mixtecos a este proyecto ha tenido una serie de dificultades relacionadas con la construcción de vínculos sociales entre la comunidad mixteca, la institución y los vecinos no indígenas, por lo cual se ha recurrido a una serie de estrategias para promover dicho espacio. Se ha desarrollado la promoción social, cultural, deportiva y psicológica para impulsar la participación juvenil en las diferentes actividades que se realizan en dicho centro.

En dicho proceso hay que advertir la disputa por el uso y apropiación del espacio entre los jóvenes mixtecos y los otros jóvenes vecinos de la colonia, situación que remite a las relaciones de contacto interétnico que implican una serie de tensiones, conflictos y negociaciones entre los actores involucrados. Por ello resulta significativa la densidad de las relaciones e interacciones sociales en la disputa por el uso y apropiación del espacio, destacando la activa participación juvenil en la construcción de intersticios para la manifestación de prácticas sociales, ya que en la disputa por el espacio también se intersectan y articulan las fronteras socioculturales de clase, etnia, género, gustos y estilos entre los jóvenes que intervienen en dicha construcción [Urteaga 2010: 15-51].

 

El grupo de reflexión juvenil. Iniciativa, contenidos e interacciones

Otro espacio importante para la configuración de una identidad juvenil mixteca fue el generado por la participación de un grupo de jóvenes mixtecos en el taller de reflexión propuesto en el Ccdsi, el cual inició en octubre de 2009 y operó hasta marzo de 2011. Con la intervención de los promotores del Ccdsi se propició un espacio de discusión y reflexión sobre diversas temáticas. La intención era dar seguimiento al grupo de jóvenes que habían participado en el seminario-taller al que me referí en la introducción de este trabajo. La psicóloga que estuvo a cargo del grupo explicó:

Empezamos en octubre del 2009, y como hubo mucho interés por parte de los jóvenes en el seminario-taller que trabajamos, decidimos no dejarlo así, no, sino continuar. Una hora trabajábamos con los chicos la cuestión de psicología, cuestiones de identidad, autoestima, autoconcepto, redes sociales, comunicación, violencia, cuestiones de género, todo eso. Y con otra promotora trabajaban más cuestiones relacionadas con lo que es la participación ciudadana, la cuestión de las instituciones, fortalecer redes con otros grupos indígenas [...]. (Entrevista a la psicóloga encargada del grupo, Juárez, 2011.)

Ser parte del grupo de reflexión mencionado ha contribuido a que las y los jóvenes cuestionen sus referentes identitarios individuales y colectivos, seleccionando, revalorando y resignificando ciertos elementos que conllevan la reproducción de relaciones y patrones de organización social dentro de la comunidad mixteca. En este orden, las ubicaciones en el espacio social "tradicional" de las mujeres mixtecas han sido recreadas, posicionándolas ahora en diversos lugares, con prácticas y significaciones particulares. El siguiente fragmento de entrevista instruye sobre algunas de las pautas que se han modificado en relación con los espacios o lugares que ocupan las mujeres jóvenes mixtecas en la construcción de su cotidianeidad fuera del ámbito doméstico:

De lo que se ha trabajado en el grupo, ellos dicen que sí hay una diferencia en lo que es hombres y mujeres en la comunidad. Sí ha ido cambiando o mejorando la imagen de la mujer en la comunidad. El hecho de que las mujeres vinieran al centro comunitario, por ejemplo a un grupo, es así como que anteriormente era venir a perder el tiempo [...] Entonces, ahora es diferente, porque sí hay mayor participación, de que ya ves a los jóvenes indígenas participando en muchas cosas, pero no nomás los hombres, también las mujeres. Anteriormente, de que, en pintura mural, ahora ya no, pero siguen en música, futbol, cosas así, y las mujeres no. Y ahora sí, ya ves a las chicas haciendo otras cosas. Por ejemplo, ya ves a las adolescentes jugando futbol, las chicas que vienen al grupo, que vienen a compu, que vienen a prestar servicio, o que vienen nada más a estar aquí, a platicar, a convivir con otros jóvenes, entonces, creo que sí se está creando una juventud. (Entrevista a la psicóloga encargada del grupo, Juárez, 2011.).

 

Los desplazamientos y experiencias juveniles en espacios metropolitanos

Mientras que para los primeros migrantes mixtecos el AMM significa la posibilidad de otras oportunidades de trabajo, la adquisición de recursos económicos para el sustento familiar, así como el acceso a mayores niveles educativos; para las y los los jóvenes mixtecos no sólo simboliza la posibilidad "de estudiar", sino también un espacio de "diversión", una oportunidad "de conocer más cosas", de "vestir a la moda" o acorde a los novedosos estilos juveniles que seleccionan, de construir otras redes entre pares y afines, de vivir la experiencia de la diversidad cultural y de propiciar intercambios interculturales.

Por la variedad de situaciones y desplazamientos que construyen se puede afirmar que las y los jóvenes interactúan densamente con el contexto metropolitano de Monterrey. Así, la calle, la esquina, las entradas a las estaciones del metro, las paradas de autobús, las plazas, los mercados, los mails, las ferias, los paseos, los parques, las alamedas y museos, u otros centros culturales, son espacios locales metropolitanos donde existe la posibilidad de que lo juvenil se conforme a partir de su ubicación y posicionamiento en dichos contextos, y desde sus prácticas cotidianas y extraordinarias.

Por ello existen distintas maneras de entretejer sus relaciones con los otros jóvenes en el espacio metropolitano. En una entrevista realizada a una joven mixteca abordamos el tema describiendo algunos de sus desplazamientos e interacciones en la metrópoli regiomontana de la siguiente forma:

Nos juntamos con amigos de la escuela, de la colonia y con los primos también, y vamos al cine, a las plazas, centros comerciales y al centro comunitario. También tengo amigos de otras etnias y nos reunimos en la casa de Zihuame (una organización civil de mujeres pertenecientes a distintos grupos étnicos y que residen en el AMM). (Entrevista a joven estudiante mixteca, Juárez, 2012.)

Se puede considerar que el espacio social juvenil entre los mixtecos se construye y se comparte con otros, ya que sus contactos no se reducen sólo a sus pares en el ámbito comunitario. Con los resultados de investigación presentados hasta el momento es posible admitir la definición de un conjunto de redes, o una articulación de relaciones sociales en las diferentes dimensiones donde se vincula la estructura y la agencia juvenil. De esta manera, propongo que dicho espacio tiene un carácter multidimensional y heterogéneo, y que es en él donde se vinculan activamente diferentes actores desde distintas posiciones.

Para finalizar apunto un elemento más en relación con el actual escenario de criminalidad y violencia que configura al estado de Nuevo León y su área metropolitana. Con ello propongo reflexionar sobre la imbricación entre la pertenencia comunitaria y la experiencia juvenil de vivir en la metrópoli, lo cual posibilita una singularidad en el modo de ser joven mixteco con respecto a otras formas donde se configura lo étnico y juvenil, en términos comparativos, de manera diversa y heterogénea.

Al cuestionar a un joven estudiante mixteco sobre la posible existencia de algún vínculo entre sus pares y las problemáticas que han agudizado la vida cotidiana de la población regiomontana en su conjunto, su respuesta fue la siguiente:

Los chavos de la colonia no se han involucrado, se han mantenido más en las cuestiones de las tradiciones, y eso les cierra un poquito las puertas para que se puedan involucrar, pero se sigue con esa visión de que no deben hacer eso y participar más en las actividades de la casa o de la colonia, y que no deben de caer, y se mantiene la idea que ya se tiene. Porque si no lo hacemos, con el tiempo se va ir cambiando radicalmente, uno nunca sabe, porque en unos dos, tres o cuatro años, pudiera ver que mis propios compañeros, mis propios paisanos, están metidos dentro de eso. (Entrevista a joven estudiante mixteco, San Nicolás de los Garza, 2012.)

En este contexto es de suma relevancia destacar la vitalidad de las relaciones intergeneracionales, ya que los mecanismos de cohesión y organización social de la comunidad mixteca son un importante frente ante las condiciones que emergieron en los últimos años en el AMM, y que se relacionan con las situaciones de riesgo, inseguridad, violencia, drogas y crimen organizado.

Así, una cuestión significativa para las y los jóvenes mixtecos son los imaginarios sobre la ciudad, así como ciertas problemáticas sociales que pueden violentar la conformación de sus vidas, sus proyectos familiares o comunitarios y sus expectativas a futuro, tal como se advirtió en la siguiente narración:

Tenemos que tener más cuidado, por ejemplo, con las adicciones. Aquí es un poquito más peligroso, se dice que es peligroso en las ciudades por los accidentes y así. Tenemos más libertad, pero aquí a veces encuentras otro tipo de amigos, y son mucho muy diferentes los jóvenes de la ciudad que los jóvenes indígenas, pues los jóvenes indígenas somos como más reservados, y aquí son ya un poquito más libres, y a veces se juntan con ese tipo de gente, o simplemente con verlos, pues ya dices, también yo puedo hacer esto, puedo empezar a fumar o tomar, o las drogas, son cosas de las cuales nos tenemos que cuidar, porque se ve mucho más aquí, y en los pueblos no tanto. (Entrevista a joven estudiante mixteco, Monterrey, 2009.)

 

Reflexiones finales

Planteo este estudio de caso como una unidad de análisis que hace referencia sólo a una de las múltiples formas que configuran la construcción de juventud en un proceso histórico, en un contexto y con actores sociales particulares que permiten la comparación etnográfica de ciertas condiciones de lo que se puede denominar como la emergencia/existencia de un periodo juvenil en los diferentes grupos, comunidades, pueblos, regiones y asentamientos urbanos o metropolitanos étnicos en México y Latinoamérica.

Debo enfatizar que las y los jóvenes mixtecos tratan de seleccionar los elementos que les permiten desarrollar sus interacciones sociales tanto al interior del grupo doméstico y la comunidad, como en sus relaciones interétnicas, generacionales e interculturales, las cuales son más fluidas y receptivas, y retroalimentan, enriquecen y fortalecen sus procesos identitarios. De modo que toman relevancia las ofertas culturales, educativas, laborales, recreacionales y religiosas del AMM, originando la ampliación de los marcos de referencia. Esto sin duda sostiene una fuente importante de cambio cultural en la comunidad, ante el reconocimiento de nuevas prácticas generacionales que generan nuevas situaciones de tensión que cada grupo familiar, y la comunidad en su conjunto, resuelve de diversas maneras.

En este contexto se hacen posibles las imbricaciones socioculturales, las que se configuran desde la experiencia juvenil mediante un proceso complejo que da cuenta de los elementos constitutivos de la vida metropolitana y los posicionamientos de las y los jóvenes mixtecos entre lo étnico y lo juvenil, en un proceso social en permanente construcción. A partir de ahí adquiere sentido el hecho de ser joven, con la particularidad de entregar la condición étnica a lo juvenil desde su experiencia metropolitana y como parte de la cultura mixteca.

Por lo tanto, las nuevas generaciones de mixtecos en el AMM son agentes sociales creativos e innovadores que, mediante la definición de diferentes estrategias y mecanismos de selección y decisión, confrontan y negocian su condición étnica y juvenil en las diferentes dimensiones donde desarrollan su vida cotidiana.

 

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Notas

1 El seminario-taller estuvo bajo mi coordinación académica y se denominó Revitalización de la Identidad en Jóvenes Indígenas en la Zona Metropolitana de Monterrey. Congregó a jóvenes nahuas, otomíes, mazahuas, huastecos, mixtecos, purépechas, mixes y totonacas, entre otros. Ellos residen en Nuevo León y su área metropolitana, algunos han migrado a temprana edad junto con sus familias, mientras que otros han nacido en dicho contexto. El seminario fue una iniciativa de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI), en coordinación con la Facultad de Psicología de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), y se desarrolló en julio de 2009.

2 Entrevista a joven estudiante mixteca realizada en Monterrey en el año 2009.

3 En los últimos años resultan relevantes las investigaciones realizadas sobre esta relación. Entre ellas podemos mencionar los trabajos recientes de Vázquez y Prieto [2013], Lestage [2011] y Romer [2009], entre otros.

4 Para profundizar en las articulaciones que conllevan estos espacios o dimensiones socioculturales véase a Mead [1990], quien hace los planteamientos fundamentales de los que parten las reinterpretaciones, propuestas y elaboración teórico-metodológicas de Feixa [1998] y Urteaga [2011a].

5 En el presente texto utilizaré la abreviatura AMM para referirme a dicho contexto.

6 Algunos de los datos aquí expuestos corresponden a los resultados de investigación en el marco del proyecto de tesis de maestría en Antropología Social-ENAH (2010-2012) denominado: "Jóvenes indígenas en contextos metropolitanos. La construcción de lo juvenil en una comunidad mixteca en el Área Metropolitana de Monterrey, Nuevo León". Tesis que obtuvo la mención honorífica en el Premio Fray Bernardino de Sahagún en la Tesis de Maestría en Etnología y Antropología Social del Instituto Nacional de Antropología e Historia en su edición 2013.

7 La relevancia de esta temática se manifiesta en las investigaciones producidas en los últimos años en instituciones académicas y de investigación, tanto en México como en Latinoamérica, las cuales culminan en tesis de grado (licenciatura, maestría y doctorado) y en la publicación de artículos, ensayos y libros que abren el debate a la luz de los hallazgos etnográficos, y en los planteamientos teórico-metodológicos a partir de los cuales se abordan las realidades étnicas juveniles [Urteaga 2011b; Valladares de la Cruz y Pérez Ruiz 2011; Pérez Ruiz 2008], entre otros.

8 Además, reconozco la relevancia de la labor antropológica, la cual requiere necesariamente del trabajo de campo como base fundamental. Por lo tanto, el trabajo del antropólogo se efectúa a partir de la posibilidad del "estar ahí", "en el lugar", entre su similitud cultural y la otredad. "Pero lo otro ya no es sólo lo territorialmente lejano y ajeno, sino la multiculturalidad constitutiva de la ciudad en que habitamos. Lo otro lo lleva el propio antropólogo dentro de sí, en tanto participa de varias culturas locales y se descentra en las "comunidades" transnacionales" [García Canclini 2005: 24].

9 Por su parte, Alejandra Aquino propone que "la migración masiva de jóvenes hacia Estados Unidos constituye un desafío importante para todas las comunidades indígenas, particularmente para aquellas que tienen como proyecto colectivo el ejercicio de la libre determinación y la autonomía, ya que es un proyecto basado en la participación de todos los miembros de la comunidad [...] Es un desafío también para los jóvenes, quienes al migrar se incorporan por primera vez a nuevos circuitos globales de trabajo [...]" [Aquino 2012: 16].

10 En los últimos años se ha abordado la relación entre migración (interna y transnacional) y "las poblaciones étnicas juveniles" en México a partir de investigaciones de posgrado en diferentes campos académicos y, por lo tanto, en artículos y ensayos publicados en revistas especializadas, así como en algunos libros, por ejemplo en la reciente publicación de Aquino [2012] y Rodríguez Nicholls [2010], entre otros.

11 Algunas de las principales investigaciones sobre el tema han sido realizadas por Pacheco et al. [2013]; véase Pacheco [2009 y 2010]; Pérez Ruiz [2002, 2008 y 2011]; Quiroz [2013]; Urteaga [2008, 2010, 2011a y 2011b], y Valladares de la Cruz y Pérez Ruiz [2011], entre otros.

12 Es necesario mencionar que "en las últimas décadas en América Latina se han realizado interesantes estudios sobre las expresiones, las demandas, las formas de organización, las expresiones identitarias y el papel que desempeñan los jóvenes indígenas en sus pueblos de origen, así como en la ciudad y los lugares en donde la diáspora ha llevado a vastos contingentes indígenas. En este sendero, y enfocando la atención en la construcción de juventud o adolescencia en las comunidades indígenas, las preguntas centrales que se hacen las investigaciones contemporáneas sobre los jóvenes indígenas son: de qué modo se expresan los procesos de globalización, la desigualdad y la diferenciación económica y cultural en los pueblos indígenas; qué repercusiones está teniendo el acceso de los jóvenes a los medios de comunicación masiva y las redes sociales; y cuál es el impacto de la educación y la migración en sus vidas cotidianas y las de sus pueblos de origen. Asimismo, se ha explorado cómo se construyen las ciudadanías y las membresías étnicas en contextos de profundo cambio en las comunidades indígenas, o cómo se expresa la participación política, social y cultural de los jóvenes indígenas tanto en sus comunidades de origen como en las de destino migratorio, entre lo más relevante" [Valladares de la Cruz y Pérez Ruiz 2011: 3].

13 Ñuu Savi, que se traduce como "pueblo mixteco", es un término que retoma el Instituto Nacional de Lenguas Indígenas (Inali) y que no difiere del consensuado por Ve'e Tu'un Savi A. C. (Academia de la Lengua Mixteca), quien ha considerado utilizar Tu'un Savi, que se traduce como "lengua mixteca", y Ñuu Savi, que se traduce como "pueblo mixteco" o "mixteco" [véase http://www.inali.gob.mx/clin-inali/html/v_mixteco.html].

14 Ellos son individuos y grupos familiares hablantes de lengua mixteca, originarios de San Andrés Montaña, municipio de Silacayoapan, Oaxaca, ubicado al noreste del estado; pertenece a la región mixteca baja y limita con el estado de Guerrero.

15 Con fines ilustrativos planteo que el periodo que define las características actuales del AMM es el comprendido entre 1970 y 1990 y hasta nuestros días. Es aquí donde identifico las principales características del proceso de industrialización, urbanización y metropolización que ha transformado sustancialmente a la ciudad de Monterrey [Aparicio et al. 2011; Souza 2010].

16 Juárez es uno de los 12 municipios periféricos que conforman el AMM y se localiza al oriente de la ciudad de la capital de Nuevo León, colinda con los municipios de Pesquería, Santiago, Cadereyta y Guadalupe.

17 De acuerdo con el Censo de Población y Vivienda 2010, en Nuevo León existen 574 hablantes de lengua mixteca de tres años y más, de los cuales 272 son hombres y 302 mujeres [INEGI 2011].

18 De acuerdo con el trabajo de campo realizado en dicho contexto, propongo que esta comunidad se puede ubicar en una de las "dos dimensiones que configuran los procesos migratorios y de inserción por parte de los diferentes grupos de población étnica y juvenil, éstas son: a) Las migraciones ocurridas en las últimas dos décadas y el asentamiento residencial disperso en el AMM de poblaciones juveniles de origen nahua, tenek, totonaco, zapoteco, entre otros; y b) el caso de las segundas y terceras generaciones, es decir, los hijos de migrantes indígenas, como el caso de los mixtecos, otomíes, nahuas y mazahuas, quienes migraron en la década de 1970 y 1980, y cuyo proceso de inserción posibilitó que ahora sus hijos desplieguen una experiencia comunitaria dentro de los procesos de conformación de los asentamientos congregados donde residen" [García Álvarez 2013: 101].

19 La comunidad transregional es definida como un "espacio social que se construye y define a partir de la pertenencia a un mismo lugar de origen, es decir, sus miembros comparten una misma adscripción etnocomunitaria en la que delimitan su acción social y generan un complejo social claramente diferenciado de otros" [Farfán, Castillo y Fernández 2003: 338].

Ésta contiene una serie de elementos por los cuales se configura una comunidad fuera de los límites territoriales tradicionales, ya que se ubica en un amplio espectro geográfico, y se halla en los diversos lugares y regiones hasta donde llegan los migrantes y encuentran destino; es la comunidad dispersa de migrantes que se mantiene a partir de un eje ordenador y de referencia: la comunidad de origen.

20 Este proceso se puede sintetizar de la siguiente manera: a) por la focalización de los programas públicos mencionados; b) por la creación del Centro Comunitario de Desarrollo Social e Intercultural (Ccdsi) "Héctor Caballero"; c) por la proliferación de asociaciones civiles formadas por diferentes grupos familiares mixtecos asentados en dicha comunidad; d) por la conformación de nuevas bandas de música por medio de proyectos y financiamientos gestionados en diferentes instancias de gobierno, y donde es fundamental la participación de los jóvenes mixtecos; e) por la densidad de las relaciones sociales y contactos interétnicos e interculturales; f) por la reciente celebración patronal en dicho asentamiento colectivo; y g) por la violencia, que es resultado de los constantes enfrentamientos del crimen organizado y las diferentes fuerzas de seguridad del Estado mexicano, lo cual ha tenido repercusiones para la colonia y el municipio donde habita la comunidad mixteca.

21 En el año 2004 comenzaron sus vínculos con la oficina de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas en Nuevo León (CDI) y el Consejo de Desarrollo Social de la entidad, ahora denominada secretaría. Esta última impulsó la creación del Centro Comunitario de Desarrollo Social Intercultural "Héctor Caballero" en el año 2005 [García Álvarez 2013: 104].

22 Por ello la migración, o la denominada cultura migrante, entre los mixtecos generó el escenario para que los hijos de los primeros migrantes enfrentaran condiciones diferentes a las que ellos sortearon en su proceso migratorio y de inserción al contexto metropolitano, condiciones que ahora influyen en el proceso de construcción juvenil de las nuevas generaciones de mixtecos en el actual asentamiento del municipio de Juárez, Nuevo León.

23 Se puede identificar que en los contextos urbanos, las ciudades y las metrópolis actuales "pasan más manifiestamente algunos de los cambios de fondo que experimentan nuestras sociedades y donde se configuran nuevos modos de estar juntos" [Martín Barbero 2002].

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