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Cuicuilco

Print version ISSN 0185-1659

Cuicuilco vol.21 n.60 México May./Aug. 2014

 

Reseñas

 

La cruz del maíz. Política, religión e identidad en México...

 

Berenise Bravo Rubio

 

María Isabel Campos Goenaga y Massimo de Giuseppe (coords.), La cruz del maíz. Política, religión e identidad en México: entre la crisis colonial y la crisis de la modernidad, México, Conacyt/ENAH-INAH/Conaculta, 2011, 333 pp.

 

Escuela Nacional de Antropología e Historia, INAH.

 

Periódicos, impresos, informes de curas o maestros rurales, debates de congresos, actas de cabildo municipales, causas judiciales o de idolatría, o bien, pequeñas notas recogidas al final de una misa, son sólo algunas de las fuentes que 11 investigadores de al menos cinco disciplinas utilizaron para "mostrar la compleja pluralidad de la dimensión identitaria de la nación" y las formas en que esas identidades, algunas veces apuntaladas en la religiosidad, otras en el ámbito político, o algunas confundidas en ambas fronteras, experimentaron, enfrentaron o confrontaron, o bien, respondieron a los proyectos modernizadores de la denominada "construcción de la nación". Así, escenarios complejos, cosmovisiones o esquemas del mundo contrapuestos, y la pluriculturalidad de México, es lo que el lector descubrirá en este libro. Los 11 autores que colaboran en este libro nos presentan esta diversidad de escenarios e identidades, en diferentes periodos y horizontes geográficos, gracias a que puntualmente siguieron tres ejes de análisis, a saber: las relaciones entre la esfera político-religiosa, los procesos de resistencia y modernización, y la cimentación de las identidades alrededor de la mencionada construcción de la nación. Como resultado, en esta obra el lector encontrará, en un primer momento, dos artículos que muestran aquellas identidades conformadas o recreadas, o bien, aquellas cosmovisiones enfrentadas durante el periodo colonial, cuya autoría se debe, respectivamente, a Sergio Botta y María Isabel Campos Goenaga. El primero nos presenta el discurso teológico-político que utilizó la orden franciscana para legitimar su acción en el contexto novohispano y, por ende, establecer una acción positiva con los pueblos indígenas. Para Botta esta acción dialógica permitió a los franciscanos ejercer una función mediadora entre el orden político novohispano y las culturas indígenas con las que se venían encontrando. Al usar esta dimensión dialógica la orden franciscana contribuyó, como bien indica el autor, por un lado a la construcción de las primeras imágenes de los indios y, por otro, a la elaboración de formas negociables de compatibilidad con las reales culturas indígenas.

El segundo de los dos artículos mencionados, el de Campos Goenaga, se titula "Conciencia mágica vs. fatalismo: mayas y españoles de la península de Yucatán durante la Colonia, dos formas de percibir el riesgo y concebir desastres" y nos ofrece un análisis de cómo españoles e indios percibían este constructo cultural y colectivo (el riesgo). Así, y a través de procesos inquisitoriales y relatos, la autora demuestra que los mayas tenían "una conciencia mágica" que implicaba la creencia de que las amenazas estaban relacionadas con lo sagrado, pero advierte que ésta no necesariamente era una concepción fatalista de los mayas, porque no sólo consideraban que podían cambiar la voluntad divina realizando determinados actos sino que tenían una concepción cíclica del tiempo. El equilibrio de poder influir para cambiar o prevenir la voluntad de los dioses (actos perseguidos por los españoles por considerarlos idolatría) se rompió con la conquista y colonización, y el desequilibro resultante, concluye la autora, favoreció la aparición de la percepción de vulnerabilidad.

El álgido y convulso siglo XIX mexicano es tratado en este libro en dos artículos. El primero, al que sus autoras Hilda Iparraguirre y Graciela Fabián titularon "Religiosidad popular y secularización en el México decimonónico: prácticas y refuncionalización en el tránsito a la modernidad", comienza con una atinada reflexión sobre los escasos, aun en la actualidad, estudios sobre la religión popular en el siglo XIX. Esta última entendida por las autoras como aquella distante de la ortodoxia católica, que enfatiza los aspectos devocionales y protectores y se explaya en el culto a los santos. Y digo atinada porque, como bien señalan las autoras, la importancia de su estudio radica en que es particularmente durante este periodo cuando las prácticas religiosas se transformaron, adaptaron o cambiaron en virtud de la relación con el poder civil, en suma, debido a la acción modernizadora propuesta por los gobiernos liberales. Esto último significó, proponen las autoras, un proceso de reordenamiento sumamente complejo que, sin embargo, no representó la desaparición de esta religiosidad sino una nueva capacidad de organización donde los católicos siguieron definiendo el calendario social y devocional decimonónico.

Mónica Savage, por su parte, ejemplifica esta acción modernizadora del Estado liberal con la discusión habida en el congreso en relación con el matrimonio. Un tema que, aclara la autora, se discutió como colateral al tema de la libertad del trabajo, discusión en la que se demostró perfectamente que la secularización estaba en curso, ya que durante el debate se presentó a los ideales religiosos como parte de la vida pública debido a que coincidían con los ideales de modernización que buscaban los legisladores. La prosopografía de los congresistas presentada por Savage, así como el cuadro que ilustra la posición de cada uno de ellos respecto del matrimonio, la mujer, la religión y el divorcio resulta sorprendente y clarificante en ese sentido.

El artículo de José Ángel Beristain introduce al lector en la tensa y conflictiva relación de la Iglesia frente al gobierno durante el siglo XX. Usando como fuente a dos periódicos de aquella época, analiza la detención, en 1915, de Antonio Paredes, el vicario capitular de la arquidiócesis de México, quien, según palabras de Obregón, fue detenido por negarse a colaborar con medio millón de pesos para mitigar el hambre de las "clases necesitadas de la ciudad". El autor acierta al concluir que este episodio pone en evidencia cómo los constitucionalistas utilizaron a la prensa para validar su lucha contra lo que consideraban el viejo y nuevo enemigo del país: la Iglesia.

Por cierto, un "enemigo" con el cual en un principio los gobiernos tuvieron que pactar, luego contrarrestar y finalmente enfrentar para lograr suplantar su presencia de forma definitiva en el México posrevolucionario. De hecho, en los siguientes tres artículos de este libro, los cuales son de la autoría de Massimo de Guiussepe, Ana María González y Feliz Brito Rodríguez, se muestra en perfecta sincronía este desarrollo de las relaciones Iglesia-Estado. Estos tres autores, además, nos dan una visión regional de cómo los proyectos nacionales (específicamente el de la educación a través de escuelas rurales, de la literatura revolucionaria y de la aplicación de la Carta Magna) se enfrentaron a realidades e identidades locales y periféricas, éste fue, en concreto, el caso de Tabasco, Oaxaca, Chiapas, Jalisco y Sinaloa. Un ejemplo particularmente interesante, por lo detallado de las descripciones y la forma en que se muestra esta diversidad cultural, lo constituyen los testimonios que Massimo de Guiussepe encontró en el archivo de la SEP, en el cual inspectores y maestros rulares dan cuenta de variadas realidades de ese "México profundo" en el que la pobreza, el analfabetismo, las forma de resistencia o la "superstición" están presentes.

El penúltimo artículo de este libro es de la autoría de la doctora Alicia Puente Luteroh (†), en él el lector encontrará una síntesis histórica sobre la fundación y desarrollo de la diócesis de Cuernavaca, y particularmente sobre la gestión episcopal de Sergio Méndez Arceo y su relación con las diversas identidades de dicha diócesis. La doctora Puente logró en este trabajo confirmar la profunda interacción entre política, cultura y religión    O como espacios de transiciones identitarias. El último artículo, con el que se cierra este libro, es el de la doctora María Matilde Benzoni, quien presenta un erudito análisis sobre las imágenes que Italia tiene de México desde la época colonial hasta la posmodernidad, y durante el cual nos lleva de la mano por el asombro, el estupor, la curiosidad marcada por la contraposición entre la civilización cristiano-europea y la idolatría mexicana, así como por el entusiasmo por su independencia.

En suma, en estos 10 artículos el lector no encontrará, y eso es encomiable, interpretaciones encerradas en las grandes categorizaciones de la historiografía mexicana, es decir, no hallará interpretaciones reducidas a conservadores contra liberales, anticlericales contra católicos, constitucionalistas contra clericales, etc. Lo que el lector hallará en este libro, insisto, será todo lo contrario, descubrirá varias identidades construidas y reconstruidas, visiones del mundo enfrentadas o asimiladas, es decir, complejas realidades entre la crisis colonial y la crisis de la modernidad. Todas ellas dignas de ser aprendidas, entendidas y analizadas.

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