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Cuicuilco

versão impressa ISSN 0185-1659

Cuicuilco vol.21 no.59 México Jan./Abr. 2014

 

Reseñas

 

Ideología lingüística y uso del silencio como formas cotidianas de resistencia

 

Pablo Sánchez Pichardo

 

Claudia Harriss, Wa?ási-kehkíbuu naaósa-buga, "Hasta aquí son todas las palabras". La ideología lingüística en la construcción de la identidad entre los guarijó del Alto Mayo, México, Gobierno del Estado de Chihuahua-Instituto Chihuahuense de la Cultura (Colección Rayénali), 2012.

 

Instituto de Investigaciones Antropológicas, UNAM

 

El libro de la etnóloga Claudia Jean Harriss Clare está organizado en seis capítulos con una amplia bibliografía de trabajos teóricos y metodológicos, fuentes históricas y un conjunto de etnografías clásicas y actuales del grupo estudiado. Además contiene mapas, cuadros explicativos, fotografías y transcripciones de los diálogos en lengua indígena y español grabados por la autora.

El primer capítulo comprende una introducción al tema de estudio. En él se resaltan el planteamiento del problema, sus objetivos e hipótesis. En relación con el patrón de asentamiento de los guarijó, la autora observa que está formado por rancherías y pueblos, donde existen dos variantes lingüísticas. Los que viven en el alto río Mayo, hacia la sierra de Chihuahua, se autodenominan guarijós; mientras que la variante que habita la cuenca del mismo río en el estado de Sonora, se nombran guarijío. Harriss destaca que es en las rancherías donde predomina el uso de la lengua guarijó, mientras que en los pueblos ésta se ve confrontada con el español, principalmente en los lugares públicos. La lengua guarijó dentro de los pueblos padece la estigmatización y exclusión social, principalmente a causa de los yoris,1 personas mestizas que comparten en cierta medida el territorio tradicional de este pueblo.

El uso del silencio entre los guarijó adquiere una importancia crucial que permite entender las normas internas del grupo, pues en muchas ocasiones es empleado para construir una barrera o distancia social frente a los denominados yoris. El silencio contiene pautas de conducta en los modos discursivos, una acción social o individual e implicaciones en las relaciones de poder. Es una forma de comunicar, de decir algo bajo una conducta no verbal.

El segundo capítulo presenta el empleo de los conceptos que sustentan el tema, el marco teórico, la metodología y las técnicas requeridas para el estudio de la ideología lingüística e identidad, así como un recorrido bibliográfico que comprende las principales etnografías del grupo étnico en cuestión. Los principales conceptos utilizados son la ideología lingüística y la identidad étnica. La ideología lingüística le permite a nuestra autora comprender distintas dimensiones de la acción humana, lazos sociales dentro de relaciones de poder y diversas estrategias del habla. Por su parte, la identidad étnica contribuye al análisis de las construcciones sociales de "persona" a partir de las diferentes ideologías y prácticas discursivas que tienen los grupos sociales en varios contextos.

Dentro del método etnográfico, la actividad primordial fue la observación participante, pues permitió a la investigadora insertarse en la vida íntima de las familias. Otras técnicas empleadas le resultaron útiles para captar los diálogos y las diferentes ideologías de los grupos sociales, como el uso de la fotografía, el manejo de grabadoras, entrevistas, cuestionarios y pláticas cotidianas.

El capítulo 3, denominado "Contexto sociohistórico", aborda, desde un corte transversal, el proceso histórico del pueblo guarijó. Este devenir comprende las lógicas ancestrales de la organización social en las rancherías, las relaciones interétnicas con otros grupos indígenas previas a la colonización española, el periodo de Conquista y las rebeliones indígenas en los siglos XVII y XVIII, así como la consolidación del dominio de los mestizos en el territorio guarijó y los actuales espacios de conflicto y desplazamiento lingüístico reflejados en las relaciones interétnicas locales.

La forma dispersa de vivir en rancherías permite a sus pobladores tener una mayor autonomía frente al contacto mestizo y minimizar los procesos de control social, ya sea de los mismos guarijó o de los yoris. Las relaciones interétnicas entre los guarijó y la población mestiza, dentro del mismo territorio, presentan situaciones contradictorias entre ambos grupos sociales. Por ejemplo, Claudia Harriss señala que, con la consolidación económica de las familias mestizas en el siglo XIX, los guarijó que necesitaban acceder y operar dentro de los pueblos mestizos tenían dos requerimientos que cumplir: "uno era hablar español y el otro consistía en portar ropa occidental de pantalón, camisa o, en el caso de las mujeres, vestidos. De no ser así, los mestizos, según cuenta la gente mayor, apedreaban a los indígenas para alejarlos" [Harriss, 2012: 89].

Por otro lado, existían mestizos que actuaban en favor de los guarijó. La autora narra que, en el periodo posrevolucionario, una familia abandonó sus tierras del pueblo de San Juan dejando a un líder como encargado: "desde entonces este personaje ha mantenido su prestigio entre los indígenas y foráneos a partir de una reputación basada en su reciprocidad e interés por mantener las tradiciones locales, incluyendo el uso de la lengua, y por promover una relativa autonomía política y cultural frente a los yori" [2012: 91].

Al final de este capítulo se analizan los actuales espacios de conflicto lingüístico, donde Harris argumenta que esto es más evidente en los lugares públicos de los pueblos de Loreto y Arechuyvo, como escuelas, clínicas, edificios municipales, etc., e incluso cuando los guarijós viajan a las ciudades de Chihuahua, Navojoa o Ciudad Obregón en Sonora. Es en estas situaciones y espacios sociales en los que tanto los guarijó como la sociedad mestiza se valen de ciertas estrategias lingüísticas para hacer frente a los discursos de exclusión, por ejemplo, a través del uso selectivo del silencio por parte de los guarijó o, en el caso mestizo, por la imposición del español como lengua dominante.

El capítulo 4 se ocupa del contenido etnográfico. En él se analizan y describen las interacciones observadas en las rancherías, así como sus redes sociales compuestas por familias y compadrazgos, el silencio en la comunicación guarijó, las conversaciones y cuentos en la vida cotidiana, la tradición oral, el lenguaje ritual, los cantos y los conflictos lingüísticos en los nichos de vitalidad lingüística entre yoris y guarijós.

La autora recalca que en las rancherías de San Juan, La Barranca y La Finca de Pesqueira existe una mayor vitalidad de la lengua guarijó, en comparación con los pueblos de Arechuyvo y Loreto, donde el español, o como dicen los guarijó, "la razón", es la lengua dominante. A través de cuadros explicativos, esquemas y, en mayor medida, transcripciones, la etnografía nos muestra las interacciones de la lengua indígena en el ámbito doméstico, comunitario y ritual. Como categoría de análisis, el silencio entre los guarijó contiene diversos significados en relación con las pautas de comportamiento dentro de los distintos contextos sociales y culturales. El silencio incluye elementos culturales, identitarios y connotaciones de exclusión social. Es un recurso empleado por los guarijó frente a los mestizos para delimitar fronteras sociales y diferenciación étnica. Para ellos el silencio es prudencia, muestra de respeto, mecanismo de resistencia y valor. Harriss concluye en este capítulo que la negación de la lengua por parte de los mismos hablantes es mal visto por el resto de la comunidad, así como la negación de los antepasados y el uso del español, aunque en ciertos contextos es aceptado. Por su parte, los cantos rituales en las fiestas de tuguri transmiten valores culturales y sociales, así como la humanización del mundo natural como una función normativa. El contenido de los cuentos y mitos expresa una identidad étnica, un apego al territorio, conocimiento del medio ecológico por medio de las toponimias que explican, a su vez, un buen comportamiento de la persona.

El capítulo 5 contiene las conclusiones de esta investigación. En general, es un resumen de lo que la autora encontró en el campo. Señala aspectos que no se pudieron cubrir y deja abiertas nuevas líneas de investigación para estudios posteriores. Finalmente, Claudia Harriss no puede dejar de ser crítica con la realidad etnográfica al hacer mención sobre la violencia en el territorio guarijó. Así, el narcotráfico, el terror del estado, el tráfico de armas, el abuso de mujeres, niñas y niños, secuestros, etc., forman parte de la vida cotidiana que se vive día a día.

 

Nota

1 Otros grupos indígenas del noroeste, como los yaquis y los mayos de Sonora y Sinaloa, identifican a los mestizos con la palabra yori, término que significa "valiente" o "bestia fiera", cuyo antecedente histórico se refiere a los colonizadores que sometieron a estos pueblos. Sin embargo, en el caso de los mayos de Sonora y Sinaloa el vocablo también tiene otras connotaciones, para ellos el mestizo o yori es "el que no habla la lengua", o "el que no respeta" las tradiciones indígenas.

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