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Cuicuilco

Print version ISSN 0185-1659

Cuicuilco vol.20 n.58 México Sep./Dec. 2013

 

Reseñas

 

¿De qué se trata Antropología de la violencia...?

 

María de la Paloma Escalante Gonzalbo

 

Florence Rosemberg Seifer, Antropología de la violencia en la Ciudad de México: familia, poder, género y emociones, México, Instituto Nacional de Antropología e Historia, 2013

 

Escuela Nacional de Antropología e Historia, INAH.

 

Hay libros que son muy buenos porque están muy bien escritos, o bien documentados, o tratan temas de gran interés, o nos son muy útiles para nuestro trabajo, nos cuestionan cosas trascendentales, en fin, podemos considerar un buen libro por muy diversas razones. Antropología de la violencia... es un libro fuera de serie por todo lo anterior y por mucho más. Este trabajo no es sólo una obra exhaustivamente documentada, de gran interés, bien escrito y todo lo anterior, es además el producto de una vida de trabajo y de la pasión que ha movido el trabajo y la vida.

Entre la antropología y la terapia familiar se da una síntesis que sólo Florence podía hacer, no porque no pueda alguien más tener la misma formación, sino por la peculiar combinación de ambas, con una gran pasión y dedicación. No se trata de realizar un trabajo académico, sino de compartir una experiencia y una visión del mundo, es decir, del sentido de una vida. Para algunos hay una separación entre el trabajo, lo que hacemos para tener un ingreso y subsistir, y el resto de la vida; para los más afortunados, eso no es así, la vida y el trabajo son uno y lo mismo, lo uno nutre lo otro y le da sentido de ida y vuelta todo el tiempo. Y la búsqueda intelectual va tejiendo y dando sentido al conocimiento y a la experiencia a la par, lo uno no puede ser sin lo otro y por eso el resultado es único y a la vez accesible y cercano a todos, nos conecta con lo más elevado en términos intelectuales, con las grandes teorías que buscan explicar asuntos fundamentales para la humanidad y con las genuinas preocupaciones cotidianas, afectos, emociones, tragedias y satisfacciones.

Todo esto lo hilvana Florence a través de la teoría de la complejidad, de la que es firme seguidora, y en esa complejidad no sólo se encuentra su objeto de estudio, sino un devenir biográfico de ella misma. Cuando nos refiere en la introducción cómo se llega a gestar el libro, nos está contando su vida y el sentido que su profesión tiene para ella.

El título completo de la obra es Antropología de la violencia en la Ciudad de México: familia, poder, género y emociones, y al principio no me quedaba muy claro por qué lo reducía a la Ciudad de México, puesto que comienza con un recuento de lo que la antropología ha hecho en el campo de los estudios sobre la violencia llevándonos alrededor del mundo; utiliza algunos ejemplos que también se refieren a otras culturas; pero el tratamiento profundo, los análisis sustentados en un serio trabajo etnográfico y terapéutico corresponden estrictamente a la Ciudad de México. El título es pues simplemente honesto y congruente con el planteamiento de la complejidad. Nuestro conocimiento, nuestra mirada y nuestra carga teórica es variada en su origen y su forma e historia es revisada y analizada a conciencia; desde la violencia en la propia mirada del antropólogo, muchas veces prejuzgando y encasillando, hasta la conciencia del riesgo que las terapias tienen de volverse colonizadoras e impositivas.

En el campo de la antropología, considera Florence que la "antropología pasteurizada", la que pretende no involucrarse, no intervenir, no alterar la realidad observada, es producto de pensar la antropología como ciencia y no como una disciplina del conocimiento humano. Yo realmente no estoy de acuerdo en ese punto; habría que saber en todo caso qué es una disciplina del conocimiento humano y qué concepto de ciencia es el que se considera, pero no es que eso realmente importe para leer el libro, es sólo que no estar de acuerdo con algunas cosas es un buen punto de partida para las discusiones más estimulantes y productivas, así que no hay que dejar de practicar este deporte.

El recorrido que nos hace de los antropólogos y sus temas es apasionante e imperdible para cualquier interesado en esta "disciplina del conocimiento", pero donde comienza a explicar lo específico de esta mirada es en el planteamiento que llama: "Transdisciplina y violencia. Puentes entre la psicología y la antropología".

La transdisciplina la entiende Florence como "un diálogo entre las diversas disciplinas del saber acumulado a lo largo del tiempo" y, si bien el eje de su trabajo son la antropología y la psicología, las disciplinas que se cruzan en su propuesta son muchas más y el tratamiento y referencia a ellas es amplio y erudito. Uno de los resultados más importantes de este análisis transdisciplinario es el del trabajo sobre el conocimiento antropológico del mundo de las emociones, sin éstas el trabajo sobre la violencia tendría otro significado.

La violencia estructural, el contexto de la globalización, los miedos globalizados a la diferencia ante todo; la forma en que la violencia estructural permea los ámbitos de la economía, la política y toda la vida social van dando cuerpo y sustancia al siguiente capítulo, hasta llegar a una mirada de las emociones más cercana en su origen a la psicología, pero que nos hace replantearnos ciertas carencias en la mirada antropológica, como se ve en la "Antropología de las edades y la violencia". Se aborda la violencia intrafamiliar, pero también la forma en que ésta se construye culturalmente, se mistifica incluso en la cultura y se perpetúa en las generaciones. La ilustración de este capítulo se hace con la referencia del trabajo de campo antropológico, donde la mirada de un grupo de niños urbanos deja claro cómo la violencia estructural da sustento a la intrafamiliar, que se ha legitimado con un discurso y una aceptación simbólica del orden establecido.

No hay ningún grupo de edad exento de sufrir violencia y de todos se ocupa este libro, es la primera vez en que vemos juntos a todos estos sectores de la población y las formas de violencia que sufre cada uno. Nadie escapa y si lo pensamos un poco ya lo sabíamos, pero no se había planteado de esta forma, no habíamos tenido delante al mismo tiempo la violencia hacia los niños, los jóvenes, los adultos mayores y toda la población en general. Es muy claro el entorno de violencia estructural y la forma que toman las violencias específicas con su trama de significados, de implicaciones y de repercusiones en todos los ámbitos de la vida y la cultura.

Se presentan aquí casos extraídos de las sesiones de terapia psicológica y una entrevista a una persona anciana; queda claro que precisamente por eso es que el compromiso de la investigación era mostrar el universo de la violencia en la Ciudad de México, que es la que se muestra a profundidad. La utilización de situaciones individuales para ilustrar esta parte, como antropóloga no me satisface, pero tal como se ha tratado el tema de la complejidad y la transdisciplina, queda clara la utilidad de esta mirada particular, la cual parte de un recurso de salud mental accesible precisamente en el contexto de esta urbe. Por otra parte, el análisis de la estructura económica, de la dinámica social, de la ideología y el discurso sobre familia, etc., nos comunican esa perspectiva de análisis antropológico.

El tema del relativismo cultural y los derechos humanos se trata en el penúltimo capítulo al hablar del cuerpo y la tortura, retomando de nuevo la mirada más global, que no deja de tener relación directa con nuestra cultura y realidad.

Reflexionar sobre el mal es sumamente interesante porque se puede concluir que el mal es creado por el pensamiento humano, que lo define, nombra y juzga, y aunque decreta que no es aceptable, acepta que es parte de la trágica existencia humana. Se puede comprender y no justificar, pero existe porque lo creamos, así como creamos el juicio que nos hace no tolerarlo.

En fin, la obra es toda una enciclopedia sobre la violencia, el miedo, las emociones, la cultura y, como tal, en toda la amplitud de temas que abarca y de perspectivas desde las que analiza, sugiere una infinidad de ideas y cada uno en su lectura encontrará aquello relacionado con sus propias preocupaciones intelectuales o temas de investigación.

A mí me resultó particularmente sugerente en este momento un epígrafe donde cita a Bauman y que dice: "la identidad se inventa justo cuando colapsa la comunidad. La identidad es un sucedáneo de la comunidad, brota del cementerio y promete la resurrección de los muertos. Las luchas identitarias están plenas de ruido y furia". Y las luchas identitarias, si además de estar plenas de ruido y furia lo están de violencia y de rechazo hacia las diferencias, quizá más que nada por el temor a la soledad asociada con la pérdida de la comunidad, precisamente, entre menos certeza tenemos de la pertenencia a un grupo, de tener un lugar preciso en el mundo en el que somos necesarios y que da sentido a nuestra vida, más necesidad sentiremos de gritar a los demás que sí lo tenemos, que sí somos parte de algo, a ver si así nos lo creemos y nos regresa la paz.

Pensar la comunidad y la identidad desde la perspectiva que nos ofrece el trabajo de Florence Rosemberg significa profundizar, a través de la complejidad y la transdisciplina, en los terrenos de la historia, la memoria, la cultura, las emociones, la sociología... nos pone ante un panorama, si bien tentador, también difícil. Era más sencillo discutir la identidad desde la cultura como algo dado, como algo que todos los seres humanos de una u otra forma vamos construyendo a la largo de la vida. Esta oposición con el concepto de comunidad no la había pensado tras haber utilizado a discreción ambos conceptos en muchas investigaciones.

En fin, es sólo un botón de muestra, cada uno encontrará los suyos cuando aborde esta lectura que, indiscutiblemente, enriquece la producción antropológica de nuestro tiempo. Es lectura obligada y necesaria para los antropólogos, pero también para casi cualquier disciplina social existente en la actualidad.

Como dije, es el resultado de una vida de trabajo, de reflexión, estudio, pasión y compromiso, algo que no se encuentra todos los días.

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