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Cuicuilco

versión impresa ISSN 0185-1659

Cuicuilco vol.19 no.54 México may./ago. 2012

 

Dossier: Dimensiones transgresoras: travestis, transgénero y transexuales

 

"Hacer" lo trans. Estrategias y procesos de transición de género en Turín (Italia)

 

Eleonora Garosi

 

Programa Universitario de Estudios de Género, Universidad Nacional Autónoma de México, México.

 

Resumen

El presente artículo se propone abordar lo trans desde una perspectiva empírica, brindando una interpretación sociológica de la experiencia de transición de género, con particular referencia al caso de Turín (Italia). El género y la transexualidad no son considerados como propiedades intrínsecas de los individuos, sino como procesos sociales interactivos. Las personas trans que viven en un género diferente al asignado al nacer emprenden una serie de transformaciones de los marcadores de género que, convencionalmente, diferencian hombres y mujeres, poniendo de manifiesto los signos que socialmente utilizamos para atribuir el género a nosotros y a los demás. En particular, se han identificado tres dimensiones que definen la pertenencia de género y que se ven afectadas por esas modificaciones: el cuerpo, con especial referencia a las características sexuales; la sexualidad, y los roles sociales generizados (gendered). La modificación de estos marcadores del género puede resultar en distintos procesos de reproducción, innovación o superación del esquema dominante de género. Si bien los miembros competentes de una sociedad tienden a reproducir los patrones dominantes del género y de la transición, existen todavía espacios de resistencia y transformación. Los análisis que aquí se presentan se basan en los resultados de una investigación postdoctoral sobre las experiencias de transición de género, llevada a cabo en la ciudad de Turín en el periodo entre marzo de 2008 y febrero de 2010.

Palabras clave: transición de género, "hacer el género", conformistas del género, innovadores del género, transgresores del género.

 

Abstract

This article aims at adressing the trans experience from an empirical perspective, providing a sociological interpretation of the experience of gender transitioning, with particular reference to Turin (Italy). Gender and transsexuality are not considered as intrinsic properties of individuals, rather as interactive social processes. Trans people who live in a different gender from than assigned at birth undergo a series of gender-marker transformations which, conventionally, differentiate men and women, making evident the sings traditionally used by society to attribute gender to ourselves and others. In particular, we have identified three dimensions that define gender and which are seen to be affected by these modifications: the body, with special reference to sexual characteristics, sexuality, and gendered social roles. The modification of these gender markers may result in different processes of reproduction, innovation or transcending of the dominant gender schema. While competent members of society tend to reproduce the dominant patterns of gender and transition, there are still areas of resistance and transformation. The analyisis presented here is based on a post-doctoral research about gender transitioning, carried out in Turín (Italy) from March, 2008, to February, 2010.

Keywords: gender transition, "doing gender", gender conformist, gender innovators, gender benders.

 

1. Introducción

En el marco de las sociedades occidentales contemporáneas, la experiencia humana de modificar el género atribuido al nacer asume una forma peculiar gracias al dominio del paradigma médico, que ha transformado la transexualidad en una categoría diagnóstica.1 Actualmente, la medicina define a la persona transexual como alguien que experimenta una incongruencia entre el cuerpo y la identidad de género, identificándose con el sexo opuesto al que fue atribuido al nacer.2 Esta definición de la experiencia trans asume la existencia de un sistema binario de géneros "naturales" que corresponden a un cuerpo sexuado, alternativamente masculino o femenino.3 Las personas trans que cuestionan estas correspondencias se convierten, de alguna manera, en transgresores de las normas dominantes del género, volviéndose objetos de procesos de normalización por parte de la medicina y de la ley [Conrad, 1992; Foucault, 2000]. En Italia, por ejemplo, una norma nacional regula la posibilidad formal de cambiar el género atribuido al nacer, tras someterse a una evaluación médica, que testifique la presencia de un "trastorno de la identidad de género", y a cirugías genitales. Todavía en la vida cotidiana la transición de género puede ocurrir (y ocurre) en maneras distintas respecto de las prescripciones normativas (legales y médicas).

¿Qué significa actuar una transición de género en la Italia contemporánea? ¿Cómo atribuimos el género a nosotros y a los demás en la vida cotidiana? ¿Cuáles elementos definen la pertenencia a un género o a otro? y ¿cuáles aspectos tienen que ser modificados para lograr una correcta atribución de género por sí y por parte de los demás? ¿Cuáles estrategias de transformación adoptan las personas trans en la vida cotidiana para "pasar"4 como su género de elección? ¿Cuáles dimensiones afectan estas transformaciones? ¿Cuáles son los procesos prevalentes de transición de género en Italia? y finalmente, ¿cuál es su relación con el modelo dominante de género y con el proceso formal de transición entre los géneros?

El presente artículo pretende brindar posibles respuestas a estas preguntas, a partir de los resultados de una investigación sociológica sobre la experiencia de transición de género en Turín. Por "experiencia de transición de género" se entiende el proceso de transformación emprendido por parte de personas trans para lograr la que consideran una correcta atribución de género por sí y por parte de los demás.5 El trabajo de campo se ha realizado en la ciudad de Turín, en el periodo entre marzo de 2008 y febrero de 2010. La investigación ha adoptado un enfoque cualitativo, basado en la colección de relatos de vida [Bertaux y Bichi, 2003] de personas trans y un periodo de observación participante de seis meses en un grupo de personas trans. Además, se han coleccionado entrevistas cualitativas con informantes, como psicólogos, psiquiatras, endocrinólogos, cirujanos, abogados y activistas trans.6 Las entrevistas a las personas trans han sido analizadas con el método de la grounded theory [Glaser y Strauss, 1967].

En la primera sección se plantea el posicionamiento teórico y metodológico de la investigación. En específico, se asume que el género no es una propiedad natural de los individuos, sino más bien una construcción social que se produce en el curso de interacciones sociales situadas: la experiencia trans revela cómo todos producimos el género a través de nuestras interacciones cotidianas, las reglas que seguimos para construir el género [Kessler y McKenna, 1978]. La segunda sección ofrece una panorámica de la cuestión trans en Italia, adoptando una perspectiva histórica. Además, presenta una posible genealogía del modelo normativo de transición de género en este país. La tercera y cuarta secciones proponen el análisis de los resultados de la investigación. En particular, se analizan las estrategias y los procesos que las personas trans desarrollan para obtener una correcta atribución de género por sí y por parte de los demás. Las estrategias de transformación se dan a tres distintos niveles: 1) el cuerpo, 2) la sexualidad y 3) los roles sociales generizados (gendered). Los procesos de transición de género pueden reproducir o innovar, de alguna manera, el sistema dominante de género y de transición entre géneros. La última sección resume los principales resultados del análisis, evidenciando cómo el género y la transición entre géneros son procesos sociales interactivos, y revelando cómo el modelo dominante de transición es sólo una de las posibles opciones de transformación del género atribuido al nacer y que otras experiencias son posibles, aunque no formalmente reconocidas como legítimas en el contexto considerado.

 

2. Analizar la transición de género como un ejemplo de "hacer el género"

La literatura internacional sobre lo trans es heterogénea y variada. En el marco de las humanidades se pueden identificar tres grupos principales de enfoques, que tienen en común su carácter teórico: los estudios feministas, los estudios transgéneros (transgender studies) y las teorías queer. Las feministas radicales [Raymond, 1979; Hausman, 1995] critican la experiencia de transición de género, en particular de las mujeres trans, por reproducir estereotipos de género que resultan opresores para las mujeres. Los estudios transgéneros, desarrollados por académicos y activistas trans, evidencian la urgencia para las personas trans de "hacer" su propia historia, contrastando los efectos negativos de los discursos feministas y médicos [Bornstein, 1994; Feinberg, 1996, Stone, 1991]. Las teóricas queer [Butler, 1990b, 2004; Preciado, 2002, 2008] argumentan que el género y el sexo son ambos artefactos sociales producidos por el poder hegemónico de la heteronormatividad: la experiencia trans se considera como una práctica que permite deconstruir la supuesta correspondencia natural entre género, sexo y deseo.

El presente artículo se propone abordar lo trans desde una perspectiva empírica, brindando una interpretación sociológica de la experiencia de transición de género, con particular referencia al caso de Turín, donde se ha llevado a cabo la investigación.7

En el contexto de las sociedades occidentales se considera que hay una naturaleza biológica que diferencia hombres-machos y mujeres-hembras [Garfinkel, 1967; Goffman, 1976; Kessler y McKenna, 1978]. En particular, se asume que hombres y mujeres son biológicamente distintos, siendo las características sexuales primarias y secundarias los símbolos "naturales" de esta diferencia. Además, se considera que deseos y prácticas sexuales "normales" se desarrollan entre personas de sexo-género opuesto y que hombres y mujeres, por sus diferencias biológicas, emprenden actividades y despliegan comportamientos distintos. La experiencia trans cuestiona la naturalidad de estas supuestas correspondencias, haciendo "visible lo que la cultura ha hecho invisible —la actuación del género"8 [West y Zimmerman, 1987:131].

De acuerdo con la etnometodología feminista [Kessler y McKenna, 1978; West y Zimmerman, 1987], se considera la experiencia trans como una "actuación social" (social accomplishment) que está directamente relacionada con las definiciones dominantes de género y de transición entre los géneros. Según esta perspectiva, "ser" trans no es una condición esencial, sino el producto de procesos sociales situados que establecen como natural el binarismo sexual y de género.

La noción de "hacer el género" ha sido elaborada por West y Zimmerman [1987], que la definen como la constante actividad de reproducir, en el transcurso de las interacciones sociales cotidianas, concepciones normativas de masculinidad y feminidad, y, más en general, de "tener comportamientos de género en riesgo de ser evaluados"9 [West y Zimmerman, 1987:136]. Esto significa que, si bien la mayoría de los miembros competentes de una sociedad10 comparten y reproducen las concepciones normativas del género (y de la transición entre géneros), quedan espacios para reinterpretarlas e incorporarlas de maneras inesperadas.

Para explicar el proceso de "hacer el género", West y Zimmerman [1987] desarrollan una útil distinción entre los conceptos de sexo y categoría de sexo-género. Si el sexo es atribuido de manera convencional a través de una inspección visual de los genitales externos,11 en la vida cotidiana la categoría de sexo-género es "establecida y confirmada por la presencia de marcadores socialmente reconocidos como identificadores de la pertenencia a una de las dos categorías [machos-hombres y hembras-mujeres]"12 [West y Zimmerman, 1987:127]. Esto significa que, en cuanto miembros competentes de una sociedad, clasificamos a las personas (y a nosotros mismos) en una de las dos categorías de sexo-género a partir de una serie de elementos que convencionalmente (o sea, definidos socialmente) diferencian mujeres y hombres. Y estos elementos son continuamente reproducidos y reafirmados en el transcurso de las interacciones sociales cotidianas. Hacer el género significa, por lo tanto, manejar conductas sociales situadas que permiten reiterar las diferencias (socialmente construidas) entre mujeres y hombres.13

Kessler y McKenna [1978] elaboran un concepto similar, hablando de "atribución de género", o sea, el proceso a través del cual cada uno de nosotros identifica a las demás personas como miembros de una categoría de género especifica, a partir de una serie de normas de clasificación dadas por sentadas y que definen los marcadores de la diferencia entre las categorías mutuamente exclusivas de hombres y mujeres.14 Estas autoras sostienen que:

El proceso de atribución de género se configura como una interacción entre quien actúa el género [actor/displayer] y quien lo codifica [codificador/attributor], pero las distintas actuaciones no son informativas a menos que no sean interpretadas a la luz de las normas que el codificador utiliza para decidir qué significa ser hombre o mujer. Como miembros de un grupo sociocultural, el actor y el codificador comparten el mismo conocimiento sobre los signos socialmente construidos del género. Aprenden esos signos como parte de su proceso de socialización (para convertirse en miembros). [...] [E]stos signos concretos del género no son necesariamente universales15 [Kessler y McKenna, 1978:157].

En las sociedades occidentales, los marcadores convencionales del género incluyen típicamente elementos corporales (genitales y características sexuales secundarias), factores del área de la sexualidad (orientación y prácticas sexuales) y componentes sociales (actitudes, emociones, comportamientos, actividades y capacidades).

Las personas trans, que de por sí cuestionan la "naturalidad" de la correspondencia entre estos componentes, emprenden un proceso de transformación de los marcadores convencionales de masculinidad y feminidad, a estos tres niveles, con el objetivo de alcanzar la que consideran una correcta atribución de género, por sí y por parte de los demás, ya que la atribución de género es un proceso interactivo que involucra tanto a quien actúa el género como a quien lo interpreta. Las modificaciones de estos marcadores pueden ser combinadas de maneras variadas para reproducir el modelo dominante de género binario o dar vida a sistemas alternativos de géneros.

Para poder identificar las estrategias utilizadas por las personas trans en su proceso de transición de género, se ha utilizado el enfoque de la grounded theory [Glaser y Strauss, 1967; Ekins, 1993; Ekins y King, 1999]. El objetivo de esta perspectiva es el de producir explicaciones que surgen directamente del material empírico coleccionado, a través de un proceso de generación de códigos y conceptos, anclados a los datos de investigación. Las entrevistas narrativas con personas trans han sido codificadas con el fin de poder identificar las principales estrategias desarrolladas por las personas trans para poder obtener una correcta atribución de género en la vida cotidiana. Las múltiples combinaciones de estas estrategias producen diferentes procesos de transformación del género, definidos en relación con el esquema dominante de género y transición entre géneros, que se ha denominado transnormatividad [Garosi, 2009, 2011].

En la siguiente sección se delinea, a partir de una perspectiva histórica, el marco contextual que define la experiencia de transición de género a nivel social y normativo en Italia.

 

3. Una genealogía de la cuestión trans en Italia

Aunque no existan muchas informaciones sobre las vidas de personas trans en los siglos XVIII y XIX en Italia, la investigación histórica ha comprobado la existencia de personas que vivían en un género diferente al asignado al nacer, cuestionando el orden sexual dominante en la Italia de fin-du-siècle.16 Uno de los casos documentados más significativos es el de una mujer travestida, Caterina Vizzani, que logró vivir toda su vida adulta como un hombre: sólo después de su muerte, en 1743, se descubrió que era en realidad una "mujer biológica". También la existencia de hombres travestidos está documentada por los historiadores, por ejemplo en burdeles ciudadanos [Benadusi, 2008]. Las personas trans eran generalmente percibidas como una amenaza para estructuras sociales como la familia tradicional, convirtiéndose en objetos de control social por parte de las ciencias positivistas, como la criminología y la psiquiatría [Schettini, 2011].

En la época fascista, las personas trans corrían el riesgo de ser encarceladas por violar las normas contenidas en el Código Penal Rocco, que prohibían a las personas utilizar ropa que no correspondiera a su sexo. La reciente biografía de Lucy, una mujer trans de más de ochenta años, narra su experiencia durante el régimen fascista [Romano, 2009]. Era todavía un "hombre con rasgos femeninos" cuando fue deportada en un campo de concentración, internada por ser homosexual. En ese entonces, la experiencia de transición de género era concebida como una forma particular de conducta homosexual y quedaba relegada a la esfera privada, ya que los riesgos de expresarse en público eran muy elevados.

Teníamos que hacer todo a escondidas, porque corríamos el riesgo de que nos pegaran, si nos descubrían. [...] Susy fue arrestada muchas veces. Y también Sonia fue detenida. Y la única razón era que llevaban maquillaje, y sí, es cierto que Sonia se maquillaba mucho, era muy visible, aunque en ese entonces no hablábamos de travestismo, por lo menos no en público17 [Romano, 2009:25].

A partir de los años cincuenta y sobre todo en los años sesenta, gracias al desarrollo de los tratamientos hormonales y de las técnicas quirúrgicas, la experiencia de transición de género empezó a ser concebida como una cuestión médica que se caracterizaba por la realización de modificaciones corporales permanentes, en particular de los genitales [Bullough, 1998]. El famoso caso de Christine Jorgensen contribuyó a transformar "el cambio de sexo" en un tema público, volviendo real la idea de poder "cambiar de sexo" para muchas personas en todo el mundo, incluso en Italia.18

En los años cincuenta nadie hablaba de transexualismo o de travestismo; también la homosexualidad era una cosa de la que no estaba permitido hablar. [...] La primera noticia [...] que leí salió en un periódico y contaba la historia de una persona sueca que se había cambiado de sexo. [...] [P]or primera vez en mi vida descubrí que dentro de Roberto podía encontrar a Roberta y desde ese entonces mi vida ya no fue la misma19 [Marcasciano, 2008b:96].

La primera mujer trans italiana que se sometió a una operación de cambio de sexo, La Romanina, realizó su cirugía en Suiza en 1967. Durante varios años después de la cirugía genital siguió siendo detenida y hasta fue confinada en una pequeña aldea en el sur de Italia, acusada de ser moral y socialmente peligrosa. Sólo después de numerosas inspecciones ginecológicas y psiquiátricas pudo finalmente cambiar sus documentos de identidad en 1972 [Cecconi, 1976]. En ese entonces, aunque fuera posible realizar modificaciones corporales, las personas trans no eran reconocidas con su género de elección, ni por parte del estado ni de la sociedad en general: muchas mujeres trans seguían siendo consideradas como hombres y corrían el riesgo de ser detenidas en hospitales psiquiátricos o de ser encarceladas por "ser travestis", o sea, por utilizar ropa del "sexo opuesto" [Benadusi, 2008; Marcasciano, 2008a].

La experiencia trans era percibida como una desviación que debía ser sancionada y controlada, y las personas trans no eran tratadas como miembros legítimos de la sociedad. La transición de género era un proceso informal: las personas que vivían en un género diferente al asignado al nacer tenían que buscar solas cómo realizar su transición de género; por ejemplo, viajando al extranjero para someterse a cirugía genital. El papel del grupo de los pares era muy importante para conocer cómo se podía "cambiar de sexo", ya que proporcionaba información sobre cómo vestirse y maquillarse, cuáles hormonas utilizar y donde conseguirlas, o a cuáles médicos acudir para realizar una cirugía genital. Varias de las mujeres trans entrevistadas, sobre todo las de cincuenta y sesenta años, han contado haber empezado a tomar hormonas bajo las sugerencias de amigas trans que ya se estaban hormonando.

Entré en un bar para llamar por teléfono y la vi. Sabía que ella era hombre, pero ¡era tan femenina! Yo tenía 13 años [en los años cincuenta]... me miró y me dijo: "¡Ven acá, jotita! ¡Eres una de nosotros!"... Así comencé a ver a estas personas [un grupo de personas trans, travestidos y prostitutas] que comenzaron a decirme que podía cambiar, que podía bloquear mi pubertad. Me solían decir: "Tú eres una mujer, debes sólo hacerte unas inyecciones [de hormonas]". Así que lo hice, sí. Empecé a hormonarme yo sola, gracias a mis amigas20 (mujer trans, 63 años).

En el transcurso de los años setenta, posiblemente gracias a los efectos de la revolución sexual y al desarrollo del naciente movimiento gay, las personas trans empezaron a organizarse en un movimiento social para obtener el reconocimiento legal del cambio de género [Marcasciano et al., 2010]. En 1979, un pequeño grupo de mujeres trans organizó una original protesta en Milán, con el objetivo de llamar la atención de la opinión pública sobre la cuestión del derecho de las personas trans a ser reconocidas como su género de elección. Se fueron a un club y se metieron a la alberca vestidas sólo con la parte de abajo del bikini, descubriendo sus pechos femeninos, para evidenciar su pertenencia de género [Marcasciano, 2008a]. La acción política del movimiento trans terminó con la aprobación, en 1982, de la ley 164 que regula la posibilidad formal de cambiar de sexo.21 La norma institucionalizó el proceso a través del cual las personas trans pueden cambiar su género, identificando a la ciencia médica como el actor social legitimo para llevar a cabo una transformación del estatus de género en las personas trans. La transición de género dejó de ser sancionada como una desviación en sí y fue transformada en un proceso regulado por el estado y la medicina. Las personas trans dejaron de ser detenidas en cárceles u hospitales psiquiátricos y les fue ofrecida la oportunidad de convertirse en miembros legítimos de la sociedad, entrando en un proceso médico de transición de género.

De hecho, la ley se configura como un dispositivo de control del binarismo de género, ya que permite solamente a las personas trans que se someten a cirugía genital cambiar su nombre y género en los documentos de identidad, dejando en un limbo de no-reconocimiento a todas aquellas personas trans que no se conforman con el modelo binario de sexo y género. Actualmente, en Italia, existen varios hospitales públicos que han creado centros especializados para tratar a los "pacientes transexuales". Equipos multidisciplinarios, formados por endocrinólogos, psiquiatras, psicólogos y cirujanos, ofrecen a las personas trans todos los tratamientos (hormonales y quirúrgicos) requeridos para poder cambiar oficialmente de género.22 Las personas que se encuentran en un proceso de transición de género son aceptadas, por el Estado y la medicina, solamente en la medida en que esta condición se configure como temporal: un hombre que pueda dar a luz o una mujer con pene son percibidos a nivel simbólico como una amenaza al sistema binario de sexo y género y, por lo tanto, se les pide que se sometan a cirugía genital para encajar en una de las dos categorías de género socialmente aceptadas, la de las mujeres y la de los hombres.23

Por lo tanto, en la Italia contemporánea los dispositivos legales y médicos definen la forma legítima de transición de género, lo que he llamado en otros contextos [Garosi, 2009, 2001] "transnormatividad", o sea, la manera socialmente aceptada de ser trans en Italia.24

En las siguientes secciones se presentan los análisis de los datos empíricos, mostrando las estrategias y los procesos de transición de género desarrollados por parte de las personas trans entrevistadas.

 

4. Estrategias de transformación del cuerpo, la sexualidad y los roles sociales generizados (gendered) en la experiencia de personas trans italianas

En cuando miembros competentes de la sociedad, las personas trans tienden a compartir el conocimiento de sentido común que define el género como masculinidad y feminidad mutuamente exclusivos y correspondientes a un cuerpo sexuado: las características sexuales son consideradas como los principales factores que definen la pertenencia de género y son cruciales en el proceso de categorización sexual en la vida cotidiana, tanto a nivel individual como social. Por lo tanto, las transformaciones corporales relacionadas con las características sexuales son fundamentales para las personas trans.

Se han identificado tres principales estrategias de transformación de las características sexuales, de acuerdo con los resultados de Ekins y King [1999]: 1) sustitución (substituting), 2) ocultamiento (concealing), y 3) disimulo (implying). Las personas trans pueden mezclar estas estrategias de maneras distintas y con niveles diferentes de intensidad.

La "sustitución" implica reemplazar las partes del cuerpo socialmente asociadas a un género con las que caracterizan al género "opuesto". Ésta puede involucrar los genitales y las características sexuales secundarias, como el vello corporal y facial y los pechos. Tales operaciones de sustitución generalmente incluyen intervenciones quirúrgicas y tratamientos hormonales, y producen modificaciones permanentes del cuerpo. Por ejemplo, muchas de las personas trans entrevistadas (aunque no todas) desean someterse a cirugía genital para reemplazar los genitales "equivocados" con los (que son considerados) "correctos". Aunque los genitales no jueguen un papel central en el proceso de atribución de género en la vida cotidiana, ya que quedan escondidos en la mayoría de las interacciones sociales, siguen siendo considerados como el factor determinante para una correcta atribución de género, por ser el símbolo par excellence de la diferencia sexual entre hombres y mujeres.

Muchas de las mujeres trans entrevistadas, por ejemplo, perciben la presencia de un pene como una amenaza para una correcta atribución de género, deseando someterse a cirugía genital para transformar su pene en una neovagina.25 La presencia de elementos de género "equivocados", especialmente si son masculinos [Kessler y McKenna, 1978], resulta ser más relevante que la ausencia de los signos "correctos", que pueden ser implicados de varias maneras, como se comentará más adelante.

Realmente sentía que tenía algo repugnante que tenía que esconder. Lo odiaba tanto [al pene]... cuando me duchaba, por ejemplo, era verdaderamente difícil para mí y cuando tenía erecciones involuntarias estaba llorando todo el tiempo. [...] Después de que me operaron pude finalmente mirar abajo [hacia su neovagina] y me veía bastante bien!26 (mujer trans, 63 años).

Ulteriores ejemplos de esta estrategia de sustitución implican modificaciones de las características sexuales secundarias. En particular, los hombres trans se someten a cirugías de pechos para tener un pecho plano y toman testosterona para que les salga vello corporal y facial y se les baje el tono de la voz.

He empezado a tomar hormonas en 2005 y al principio no estaba contento con los resultados de mi barba... ahora va mejor, ¡pero quiero más! También mi voz ha cambiado y espero se haga cada día más profunda. [...] Después de dos años con mi terapia hormonal me operaron el pecho y me quitaron el útero. Hoy me siento bien... ¡casi no me lo puedo creer! ¡Por fin siento que soy yo y me reconozco!27" (hombre trans, 33 años).

Muchos de los hombres trans entrevistados se consideran satisfechos con las modificaciones corporales que les permiten pasar como hombres en la vida cotidiana, y no requieren modificaciones genitales. Se trata de un resultado interesante que confirma el carácter interactivo del proceso de atribución de género: ya que pueden pasar socialmente como miembros de su género de elección en la mayoría de las interacciones cotidianas; los hombres trans no están tan presionados por la necesidad de modificar sus genitales. Como diría Garfinkel [1967], los hombres trans que ya "pasan" como hombres en su vida cotidiana poseen los "genitales culturales", o sea, los que se supone deberían estar naturalmente allí.

Las mujeres trans sustituyen el vello facial y corporal por una piel lisa y sin vello, utilizando métodos de depilación permanentes o temporales y tratamientos hormonales, además de someterse a cirugías de pechos para aumentar su volumen y tener pechos "femeninos".

Me hice una cirugía de pechos. es bastante normal para una [mujer] trans [ríe], a menos que no estés muy flaca y te conformes con tener los pechos chiquitos que te salen con las hormonas. También me hice una liposucción abdominal porque estaba bien gorda. Luego me quité el vello corporal y la barba con el láser... pero todavía tengo bastante vello. ¡Gasté 7 500 € para quitarme el vello del rostro y del pecho! En el resto del cuerpo, sobre todo los brazos y las piernas, uso cera depilatoria y esto hace que cada vez tenga menos vello28 (mujer trans, 28 años).

El esfuerzo de "pasar" para las mujeres trans es más intenso que para los hombres trans. Como Kessler y McKenna [1978] evidencian, la atribución del género femenino se da solamente cuando todos los signos de masculinidad son eliminados. Estas autoras describen ese esquema de género, típico de las sociedades occidentales, de la siguiente manera:

reconoce a alguien como mujer sólo cuando no la puedas ver como hombre. [...] La condición de no lograr una correcta atribución de género como mujer depende de la presencia de alguna característica "masculina". La condición de no lograr una correcta atribución de género como hombre depende de la falta de, por lo menos, una característica "masculina". En la construcción social del género lo "masculino" es el referente primero29 [Kessler y Mckenna, 1978:158-159].

Este esquema de género puede explicar por qué las mujeres trans resultan más visibles que los hombres trans, y por qué tienden (más que los hombres trans) a someterse a modificaciones corporales permanentes que oculten las características masculinas originarias.

Otra estrategia desarrollada por las personas trans es el "ocultamiento", que se define como la táctica de esconder todas aquellas partes del cuerpo que socialmente significan un género que no es el deseado por la propia persona trans. Las estrategias de ocultamiento producen modificaciones temporales de distintos elementos corporales y son adoptadas antes o como alternativa a las modificaciones quirúrgicas.

Una estrategia frecuente de ocultamiento para los hombres trans, por ejemplo, consiste en usar vendas o playeras muy estrechas para reducir los pechos. Como alternativa pueden utilizar playeras muy grandes para tapar las formas del cuerpo.

Los pechos han sido siempre un problema, sobre todo porque los tengo grandes. Entonces los vendo, pero no puedo usar vendas demasiado apretadas, si no no puedo respirar... así que también uso ropa más grande para ocultarlos30 (hombre trans, 28 años).

Las mujeres trans generalmente suelen esconder su pene pegándolo entre sus piernas hacia atrás, y usan maquillaje para cubrir las sombras de la barba.

El "disimulo" hace referencia a la táctica de asumir la presencia de específicos signos de género, en particular las características sexuales secundarias. Por ejemplo, las mujeres trans pueden utilizar sujetadores con rellenos de silicona u otros materiales, y slip especiales que aumentan el volumen de las caderas.

Me gustaría operarme los pechos... La verdad... ¡me gustaría muchísimo! Pero por mi situación [está casada y su mujer no acepta su transición de género] no pude ni empezar a tomar hormonas y menos hacerme la cirugía de pechos. Así uso nada más un sujetador rellenado31 (mujer trans, 60 años).

Los hombres trans pueden implicar la presencia de un pene utilizando sistemas de packing, hechos en casa o comprados. El término "packing" se refiere al uso de varios objetos, desde unos calcetines rellenados con gel hasta prótesis realistas, con el objetivo de crear protuberancias que implican la presencia de un pene.

—¡Mira [me enseña un "finto pene"]! ¡Lo he hecho yo! ¿Crees que sea demasiado pequeño?

—Mmmm... no sé. ¿Y cómo lo has hecho?

—Ehm... agarré un par de condones, puse uno dentro del otro, y finalmente rellené con gel. ¡Y ya! ¡Encontré las instrucciones en internet!32 (hombre trans, 23 años).

La utilización de estos sistemas de packing varía bastante entre los hombres trans entrevistados. Algunos, por ejemplo, los usan para sentirse más a gusto cuando entran a los baños públicos. Otros consideran el uso de prótesis como no necesario o hasta incómodo, y las utilizan solamente en ocasiones específicas, como es el caso de los dildos usados para el sexo penetrativo.

La sexualidad es otra dimensión relevante para definir la atribución de género. En particular, en el marco de las sociedades occidentales, la heteronormatividad [Warner, 1993] establece un orden "natural" de los deseos: a los hombres "normalmente" les gustan las mujeres y las mujeres "normalmente" desean a los hombres. A pesar de que las ciencias sociales y la medicina consideren la homosexualidad como una variación natural de la orientación sexual, la idea de que la heterosexualidad sea la sola orientación sexual "normal" prevalece en la sociedad. La mayoría de las personas trans entrevistadas en el marco de la investigación comparten esta visión normativa de la sexualidad y emprenden una serie de comportamientos y acciones que pretenden demostrar, a sí mismos y a los demás, su orientación sexual "normal". Todavía, entre las personas entrevistadas existen también quienes adoptan estrategias no normativas en lo que se refiere a la sexualidad.

En particular, se han detectado cuatro estrategias de modificación que se relacionan con esta dimensión: 1) negación, 2) heterosexualización, 3) homosexualización, y 4) exceso.

Por "negación" se ha de entender la actitud de rechazar cualquier tipo de actividad sexual que involucre los genitales, ya sea en la masturbación o en relaciones sexuales con otras personas. Se trata de una estrategia típicamente utilizada por las personas trans que consideran los genitales externos como el elemento determinante para definir la pertenencia de género: estas personas se rehúsan a la idea de tener placer a través de sus genitales, ya que éstos representan la "esencia", por lo menos a nivel simbólico, de su incorrecta atribución de género.

¡Nunca he tocado a un hombre! ¡No! Me he enamorado muchas veces de chicas, pero nunca ha pasado nada entre nosotros, eran solamente relaciones platónicas. porque. si yo tenía el cuerpo de una mujer y no sentía ser una mujer, ¡no podía yo tener relaciones con una chica! [...] Para mí era algo impensable. ¿Cómo podía yo usar ese cuerpo? ¡Lo odias tanto! ¡No es tu cuerpo! ¿Cómo puedes tener sexo con una chica a la cual, a lo mejor, le gustas así?33 (hombre trans, 44 años).

Yo me enamoro muy fácil, ¡pero si me tocas allí [los genitales] se acabó! [...] Es una parte muy delicada... no me puedes tocar allí... quiero decir... es lo que diferencia hombres y mujeres... ¡y me hace sentir muy mal!34 (mujer trans, 28 años).

Las mujeres trans, en cambio, tienen experiencias más variadas. Aunque muchas declaran no usar sus genitales en las relaciones sexuales, casi todas admiten, por lo menos, su uso en la masturbación.

Esta diferencia entre hombres y mujeres trans, por lo que se refiere al uso de los genitales en el marco de sus relaciones sexuales, podría ser explicada por las diferencias en el proceso de socialización al género en las sociedades occidentales. Como Weeks [1986] ha puesto de manifiesto, el género juega un papel crucial en la constitución de relaciones de dominación y subordinación entre mujeres y hombres en el campo de la sexualidad. Niños y niñas son educados de manera distinta en relación con la sexualidad: las chicas tienen que ser moderadas, mientras que los chicos deben tener una vida sexual activa. En cuanto miembros competentes de la sociedad, las personas trans comparten este esquema sexual dominante. Por lo tanto, los hombres trans, que han sido socializados como niñas, tienden a rechazar el uso de sus genitales, mientras que las mujeres trans son más propensas a tener una actitud abierta hacia su sexualidad.

Por "heterosexualización" ha de entenderse la estrategia de definirse como "intrínsecamente" heterosexuales: estos entrevistados sienten que su "naturaleza" masculina o femenina está definida por su orientación heterosexual. En particular, la heterosexualidad de sus parejas es un elemento indispensable para avalar su "verdadero" género interior. A menudo estas personas trans rechazan la asociación o confusión con personas homosexuales, hasta el punto de expresar actitudes homofóbicas hacia gays y lesbianas.

Por ejemplo, a mí no me gustan las mujeres a las que les gustan las mujeres [lesbianas]. No puedo tener ningún tipo de relación con una de ellas. [...] Siempre me he acompañado con mujeres heterosexuales y mi pareja actual se define como heterosexual, porque no siente estar en una relación con [una "mujer biológica"]... quiero decir... esto es lo que ella siente, aunque parezca raro. No sé cómo explicarlo, pero es esto lo que pasa35 (hombre trans, 29 años).

Además, estas personas tienden a reproducir estereotipos acerca de los roles de género en las relaciones sexuales: el hombre es descrito como activo y la mujer como pasiva. En particular, es el acto de la penetración que hace de una persona un hombre, mientras que el ser penetrado transforma a una persona en una mujer [Kulick, 1997].

¡Yo siempre me he sentido mujer! ¡Una mujer de verdad! [...] Siempre me han gustado las caricias y me he portado como una mujer, ¡tengo un verdadero instinto femenino! No como una amiga mía, que es un travestido... Lo llamo travestido porque es activo (en las relaciones sexuales). Pero si te gusta ser activo, ¿dónde está tu feminidad? Tengo también otra amiga, que no está operada... ella es muy guapa, ¡pero es activa! [...] Pero si yo soy trans y tengo un rol activo en el acto sexual, ya sea con un hombre o con una mujer, esto significa que no soy una mujer!36 (mujer trans, 64 años).

Se trata también de una cuestión de roles en las relaciones sexuales. Yo soy pasiva, necesito de un hombre que quiera estar con una mujer, un hombre que realmente juegue su papel37 (mujer trans, 30 años).

La mayoría de los hombres trans, por ejemplo, se rehúsan a que sus parejas toquen su área genital y subrayan que hacen el amor "como lo hacen los hombre biológicos" (hombre trans, 28 años), a menudo utilizando dildos. También en este caso la idea de la penetración es central en la construcción de la masculinidad dominante.

He vivido todas mis relaciones como si fuera un hombre, también por lo que se refiere a la esfera sexual... por supuesto, uso algún soporte "extra", pero siempre he tenido sexo como si fuera un hombre... nunca me desvisto por completo y casi nunca dejo que mis parejas me toquen38 (hombre trans, 28 años).

Todas estas estrategias parecen confirmar las convenciones heteronormativas sobre la sexualidad y el género. Sin embargo, las personas trans pueden adoptar también estrategias alternativas, como la "homosexualización" y el "exceso": ambas representan maneras no heteronormativas de transformar el género en el área de la sexualidad.

Por "homosexualización" se entiende la táctica de considerarse homosexuales, buscando tener relaciones con parejas del mismo género. Se trata de una práctica bastante reciente en la experiencia de transición de género: durante varias décadas, de hecho, los médicos (y hasta las personas trans) rechazaban la idea de que alguien pudiese transformar su género sintiendo atracción hacia personas del sexo biológico opuesto. Por ejemplo, los estándares de tratamiento del DSM III39 incluían la preferencia heterosexual, entendida como atracción hacia personas del mismo sexo biológico, como criterio esencial para formular un diagnóstico de "transexualismo". Si eres un hombre biológico y te gustan las mujeres, ¿porqué te quieres convertir en mujer?

No me gustan las chicas... Me gustan los chicos, nunca he sentido atracción hacia las mujeres... quiero decir... podría pasar, pero hasta ahora siempre he preferido a los hombres.40 (hombre trans, 23 años).

Me enamoro de las mujeres... siempre ha sido así... soy una mujer transgénero lesbiana41 (mujer trans, 36 años).

Somos bastantes. muchas de nosotras tenemos relaciones con mujeres, a pesar de lo que piensa la gente... somos cincuenta [por ciento homosexuales] y cincuenta [por ciento heterosexuales]. La orientación sexual no tiene nada que ver con el género. Son dos aspectos distintos... la orientación sexual y el género son dos cosas diferentes42 (mujer trans, 60 años).

Dentro de las treinta personas entrevistadas en el marco de la investigación, por ejemplo, dos hombres trans declararon sentirse atraídos por hombres, uno afirmó tener relaciones tanto con hombres que con mujeres, seis mujeres trans dijeron preferir a las mujeres como parejas sexuales y afectivas, y tres se consideran como bisexuales en sus prácticas amorosas. Por lo tanto, 12 personas (40%) no se consideran a sí mismas como heterosexuales.

Finalmente, otra estrategia de transformación del género en el área de la sexualidad es el "exceso", que hace referencia a la experiencia de ir más allá de las categorías actualmente existentes para entender el deseo y las prácticas sexuales, cuestionando el binomio excluyente de homosexualidad y heterosexualidad.

He empezado a tomar hormonas hace un par de años y estoy contento con los resultados. ¡Ahora sólo quiero una mastectomía ¡y ya! [...] No quiero quitarme el útero porque quiero tener hijos. Mi pareja no puede tener hijos... ella es una chica trans... no está operada y yo quiero tener hijos con ella, de manera natural43 (hombre trans, 20 años).

Esta declaración cuestiona directamente la dependencia del género y de la sexualidad del sexo biológico, criticando el orden sexual dominante, que define como natural la correspondencia entre sexo y género. Una hembra biológica vive como hombre (trans) y quiere tener hijos con una mujer (trans) que es un macho biológico. Tal experiencia debería cuestionarnos de manera profunda sobre las concepciones dominantes acerca de sexo, género y deseo. ¿Hasta qué punto tiene sentido hablar todavía de binarismo de género y heterosexualidad?

La última dimensión del proceso de transición de género tiene que ver con los roles sociales generizados (gendered), o sea, con los que se conciben como los elementos típicos de la masculinidad y de la feminidad. En particular, de acuerdo con Kessler y McKenna [1987:11], se considera como rol social "el conjunto de expectativas sobre cuáles comportamientos son apropiados para cada categoría de género".44 Los roles sociales generizados (gendered) incluyen actitudes, emociones, comportamientos, actividades, y habilidades que son considerados alternativamente masculinos o femeninos.

Dos son las tácticas principales empleadas para transformar los roles sociales generizados (gendered), de acuerdo con los resultados de los análisis de Ekins [1993] y Ekins y King [1999]: 1) feminización/masculinización del género (gender femaling/maling) y 2) mixité.

Por "feminización/masculinización del género" se hace referencia a las múltiples maneras en que las personas trans adoptan los comportamientos, las emociones y los pensamientos socialmente asociados con la condición de mujer o de hombre. No necesariamente esta estrategia reproduce los estereotipos dominantes del género, pero es cierto que las personas trans entrevistadas tienden a actuar los guiones dominantes del género, lo que R. W. Connell [1987] ha definido como "masculinidad hegemónica" y "feminidad enfatizada". Como Kimmel [2000:103] afirma:

A menudo [...] las personas trans actúan un conjunto exagerado de elementos generizados de su nuevo sexo reconstruido [...]. Las mujeres trans son muchas veces hiperfemeninas, remilgadas y pasivas; los hombres trans pueden ser asertivamente y agresivamente masculinos.45

Las mujeres trans tienden a evaluar mucho su apariencia física, utilizando prendas exclusivamente femeninas y maquillaje; buscan tener como pareja hombres convencionales y tienen ideas románticas sobre el matrimonio y el amor. Después de empezar la terapia hormonal muchas de las entrevistadas declaran haberse convertido en personas más sensibles, como "verdaderas" mujeres.

Siempre he tenido un aspecto muy femenino... cuando iba a las discotecas los chicos siempre pensaban que yo era mujer. Siempre usaban pronombres femeninos hacia mí, me invitaban a tomar algo, ¡estaban orgullosos de estar a mi lado porque tenía la apariencia de una chica muy linda! Y ¡eso siempre me ha gustado!46 (mujer trans, 30 años).

Por lo que se refiere a los hombre trans entrevistados, tienden a describirse como fuertes y valientes. Están ocupados en actividades típicamente masculinas y varios de ellos declaran ser "naturalmente predispuestos" a tener relaciones sexuales promiscuas.

Tengo que ser fuerte, no puedo aparentar ser una persona débil... si no... imagínate... Mucha gente en el trabajo no sabe de mí [de la transición de género]... así que tengo que trabajar duro, hago cosas que ni mis colegas [hombres] pueden hacer...47 (hombre trans, 40 años).

Es típico de la naturaleza del hombre macho buscar a muchas mujeres y ser infiel... es normal... para las mujeres es diferente, ellas son más maternales, inocentes. no pueden traicionar. Sí, lo sé, soy un poco sexista, pero yo pienso esto48" (hombre trans, 29 años).

Por supuesto, no todas las personas trans actúan estos roles de género estereotipados. Varias de las personas entrevistadas en el marco de la investigación tienden más bien a combinar elementos culturalmente considerados como masculinos o femeninos. Esta estrategia se ha denominado "mixité" o integración (integrating) en la definición de Ekins [1993].

Me considero afortunada... muy afortunada, porque puedo expresar tanto mi parte femenina como la masculina49 (mujer trans, 32 años).

Los hombres trans, por ejemplo, evidencian su actitud de ser más amables y sensibles en comparación con los hombres biológicos, y eso debido a su experiencia de vida vivida como mujeres.

Haber sido una mujer... esto es sin duda positivo... Porque creo que, a pesar de que siempre me he sentido hombre, la gente no lo sabía y he vivido un tiempo de mi vida como mujer, la gente me trataba como mujer... así que conozco mejor las dificultades que las mujeres tienen en diferentes áreas, en el trabajo, con los hombres, etc. Yo creo ser un hombre mejor que un hombre biológico... quiero decir... el hecho de haber vivido como mujer, haber sido mujer... digo, esto es diferente que solamente comprender a las mujeres... así que creo tener ventajas con respecto a las mujeres, no en la esfera sexual, es cierto... pero en lo demás es innegable... porque yo era una mujer y tengo ventajas en relacionarme con las mujeres50 (hombre trans, 28 años).

Las mujeres trans tienden a ser más convencionales en sus roles de género. Eso puede ser explicado por dos distintos factores: por un lado, las expectativas sociales de conformidad son mayores hacia las mujeres (en general) que hacia los hombres; por el otro, el esquema de género "reconoce a alguien como mujer sólo cuando no la puedas ver como hombre" [Kessler y McKenna, 1978:158] contribuye a producir una eliminación más radical de todos los signos de masculinidad.

 

5. Los procesos de transición de género en la experiencia de las personas trans italianas

Estas estrategias se combinan de maneras diferentes, originando una variedad de procesos de transición de género. Si es cierto que cada persona entrevistada tiene su propia y singular experiencia, ha sido posible identificar tres procesos "típicos" de trasformación de género asignado al nacer, definidos en relación con la transnormatividad y el esquema de género dominante: 1) reproducción, 2) innovación y 3) superación (transceding).

La mayoría de las personas trans entrevistadas tiende a reproducir el modelo normativo de transición de un género al género opuesto. Esta reproducción del guión de género dominante involucra tanto el cuerpo como la sexualidad y los roles sociales. Ekins y King [1999] denominan este proceso como "migración" (migrating), o sea el tránsito desde un lado del sistema binario de género al lado opuesto, de manera permanente. Por lo que se refiere al cuerpo, estas personas tienden a realizar modificaciones permanentes de las características sexuales primarias y secundarias, empleando sobre todo estrategias de sustitución. En el área de la sexualidad, consideran la heterosexualidad como el orden sexual normal: la heterosexualización y la negación son las principales estrategias adoptadas para reproducir el esquema dominante de sexo, género y sexualidad correspondientes. En relación con los roles sociales, tienden a emprender estrategias de feminización y masculinización del género. Las personas que emprenden un proceso de reproducción de los patrones dominantes del género y de la transexualidad, pueden ser definidos como "conformistas de género" [Garosi, 2009, 2011]. Muchas de las personas entrevistadas que pertenecen a esta categoría se han sometido a intervenciones quirúrgicas genitales que les han permitido cambiar su nombre y género en los documentos de identidad, y viven en muchos casos ocultando su experiencia de transición de género.

A pesar de que éste es el grupo más numeroso, hay también personas que no se adaptan al modelo dominante de género y transición. Se trata, por ejemplo, de personas que innovan el sistema binario de sexo y género. El proceso de innovación resulta en una serie de modificaciones corporales, realizadas a través de estrategias de sustitución, ocultamiento y disimulo, que no corresponden a las expectativas sociales acerca del "correcto" cuerpo sexuado: un hombre con vagina o una mujer con pene. Además, pueden tener prácticas y deseos no-heterosexuales, adoptando estrategias de homosexualización. Por lo que se refiere a los roles sociales, tienden a combinar elementos masculinos y femeninos, adoptando la estrategia de la mixité. Las personas entrevistadas y clasificadas en este grupo han sido denominadas como "innovadores del género" [Garosi, 2009, 2011]. Aunque sean una minoría en el conjunto de los entrevistados, los innovadores del género cuestionan la correspondencia, dada por sentada como natural, entre la conformación de los genitales y la percepción de sí como hombres o mujeres. De alguna manera, aceptan el binarismo de género, pero rechazan la idea de modificar sus cuerpos, en particular sus genitales, para que se adapten a los estándares sociales de masculinidad y feminidad. Por su "crítica incorporada" al orden de sexo y género, a estas personas no se les permite, en Italia, cambiar legalmente su nombre y género en los documentos de identidad, ni recibir tratamientos hormonales gratuitos en los hospitales públicos. Por lo tanto, aunque puedan "pasar" perfectamente como hombres o mujeres, su género no está formalmente reconocido como legitimo por parte del Estado.51

Finalmente, algunas de las personas entrevistadas viven una experiencia de transición de género que transciende, cuestiona y supera el sistema binario de sexo y género. De acuerdo con Ekins y King [1999] el proceso de superación (transcending) cuestiona la misma existencia de dos sexos y dos géneros correspondientes, reclamando una multiplicidad de géneros y manifestaciones sexuales independientes de la biología. Ellos pueden adoptar distintas estrategias de modificación corporal, aparte de las cirugías genitales, mientras que en el área de la sexualidad rechazan el binomio entre homo y heterosexualidad. Las personas que emprenden un proceso de superación pueden ser definidas como "transgresores del género" (gender benders) [Garosi, 2009, 2011]. Muy pocas de las personas entrevistadas pueden ser adscritas a esta categoría y se trata, sobre todo, de activistas del movimiento trans. Los transgresores del género se consideran como no exclusivamente masculinos o femeninos, sino que se describen como parte de un continuum del género, poniendo en cuestión la linealidad causal entre sexo y género, e implícitamente criticando las categorías de la orientación sexual.

En la tabla que sigue se sintetizan los principales "tipos" de personas trans, los "procesos" de transición de género y las correspondientes "estrategias" de modificación en relación con el cuerpo, la sexualidad y los roles sociales generizados (gendered) y se propone un esquema de las posibles experiencias de transición de género en Italia.

Se trata de una propuesta analítica y, por lo tanto, en la vida cotidiana se encontrarán excepciones y experiencias individuales que no encajan en este modelo. De todas formas, se configura como una útil herramienta para interpretar similitudes y diferencias en los procesos de actuación del género.

 

6. Conclusiones

El análisis de las experiencias de transición de género en Turín ha permitido destacar dos resultados significativos. Por un lado, ha evidenciado cómo el género (y la transición de género) está continuamente producido y reproducido en el marco de las interacciones cotidianas, por otro, ha puesto de manifiesto la actitud normalizadora del Estado y la patente discriminación hacia las personas trans que no se adaptan al sistema de género dominante.

Ya que el proceso de atribución del género implica una interacción entre quien actúa el género y quien lo codifica [Kessler y McKenna, 1987], para ser reconocidas como pertenecientes al género de su elección, las personas trans tienen que emprender una serie de modificaciones de los marcadores de género que, convencionalmente, diferencian hombres y mujeres. El análisis de las transformaciones que emprenden para pasar como personas del género de su elección, pone de manifiesto los signos que socialmente utilizamos para atribuir el género a nosotros y a los demás [West y Zimmerman, 1987; Kessler y McKenna, 1978]. En particular, se han identificado tres dimensiones que definen la pertenencia de género y que se ven afectadas por esas modificaciones: el cuerpo, con especial referencia a las características sexuales; la sexualidad, y los roles sociales generizados (gendered).

La modificación de estos marcadores puede resultar en distintos procesos de reproducción, innovación o superación del esquema dominante de género. Los conformistas del género, por ejemplo, tienden a vivir experiencias normativas de transición, reproduciendo el esquema dominante de dos sexos y géneros correspondientes. Estas personas se someten a cirugías genitales y su transición de género se desarrolla conforme a las prescripciones normativas para poder cambiar formalmente de género. Si bien los miembros competentes de una sociedad tienden a reproducir los patrones dominantes del género y de la transición, existen todavía espacios de resistencia y transformación [Devor, 1989]. Entre las personas entrevistadas, por ejemplo, hay algunas que viven formas alternativas de transición. En particular, los innovadores del género incorporan nuevas formas de masculinidad y feminidad, que no están definidas por la morfología de los genitales. Además, renuevan las categorías de homo y heterosexualidad, que son definidas en relación con el género de elección (y no con el "sexo biológico"). Los transgresores del género, finalmente, superan el binarismo de sexo y género, reivindicando una multiplicidad de expresiones de género distintas del dato biológico y experimentando sexualidades no convencionales.

Cualesquiera que sean los procesos de transición que las personas trans emprendan, el análisis ha contribuido a aclarar que género y transición de género no son propiedades intrínsecas de los individuos, sino actuaciones sociales situadas que involucran, a la vez, a quien actúa el género y a quien lo interpreta.

La investigación ha también evidenciado que, frente a una multiplicidad de experiencias de transición incorporadas por las personas trans, el Estado ha emprendido un proceso de regulación y control de esta práctica. La experiencia de vivir en un género diferente al asignado al nacer se configura como una transgresión del binarismo de sexo y género y una amenaza al orden sexual dominante, y se convierte en un espacio de normalización por parte de distintos actores sociales (el estado y la medicina) que actúan para restablecer el supuesto orden "natural" entre sexo, sexualidad y género. Las personas trans pueden cambiar su género, pero para ser reconocidas por el Estado italiano deben cumplir con las reglas de éste. La norma sobre el "cambio de sexo" (N. 164/82) establece que las personas trans deben obtener un diagnóstico de transexualidad y de someterse a cirugías genitales. La ambigüedad sexual y de género no está formalmente aceptada, y una persona tiene que ser alternativamente hombre o mujer. Todas las personas que viven experiencias no normativas de transición, se quedan fuera del área del reconocimiento de la propia identidad de género.

¿Qué pasaría si los marcadores de género cambiaran? Por ejemplo, si los genitales ya no fuesen considerados como el símbolo último de la pertenencia de género ¿Cuáles serían las consecuencias de estas transformaciones en las experiencias subjetivas de transición de género? ¿Qué sucedería si muchas más personas trans empezaran a encarnar formas no normativas de transición de género? ¿El Estado reconocería como legítimas otras formas de transición, sin pretender que las personas trans deban someterse a cirugía genital? Éstas son algunas de las preguntas que deberían alimentar futuras investigaciones empíricas y reflexiones teóricas.

 

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Notas

1 La creación de la moderna sexología [Foucault, 1978] y el desarrollo de las técnicas quirúrgicas han sido factores centrales para la conformación de la experiencia trans contemporánea [Preciado, 2008; Lamas, 2009]. Por un lado, el desarrollo del conocimiento científico sobre la sexualidad empieza a generar una verdad legítima acerca del sexo, identificando comportamientos e identidades normales y desviadas. Por el otro, las innovaciones en la investigación médica permiten experimentar modificaciones corporales imposibles en épocas anteriores.

2 La actual versión del DSM IV-TR (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales), elaborado por la Asociación Americana de Psiquiatría, define el trastorno de la identidad de género (antes denominado "transexualismo") como caracterizado por una persistente identificación con el otro sexo, acompañada por un continuo malestar e incomodidad hacia el propio sexo. La nueva versión del DSM V deberá ser publicada en 2013. Esta versión ha sido objeto de numerosas críticas por parte de activistas para los derechos de las personas trans, que lanzaron una campaña mundial para la despatologización de la experiencia trans <http://www.stp2012.info>.

3 Utilizo el término "trans" en lugar de transexual o transgénero con el objetivo de preservar la variedad de las experiencias de transición de género, y, al mismo tiempo, rechazar la actitud patologizante hacia la experiencia humana de vivir en un género diferente al que fue atribuido al nacer.

4 El concepto de passing ("pasar") se refiere al éxito que las personas trans obtienen en el proceso de ser reconocidos como miembros del género de elección [Arfini, 2008].

5 El concepto de "transición de género" o "transicionar el género" (gender transitioning) hace referencia al concepto elaborado por Ekins y King [1999] de "transgenerificar el cuerpo" (transgendering the body). Los autores [1999:581-582] se refieren, a la vez, a la idea de "moverse de una categoría de género preexistente a la otra (de manera temporánea o permanente), y a la idea de superar o vivir más allá del género". "Trans-gendering the body [refers both to the idea of] moving across (transferring) from one pre-existing gender category to the other (either temporarily or permanently), and to the idea of transcending or living 'beyond gender' altogether."

6 En el marco de la investigación han sido realizadas 30 entrevistas con personas trans: 10 con hombres trans y 20 con mujeres trans, cuya edad varía entre los 18 y 64 años. Han sido consideradas como trans todas aquellas personas que, en el momento de la entrevista, vivían en un género distinto al que les fue atribuido al nacer. Además, se han llevado a cabo 25 entrevistas con informantes.

7 En el contexto italiano, la investigación social sobre lo trans es bastante reciente y muy pocas son las investigaciones empíricas [Saraceno (ed.), 2003; Nicotra, 2006]. Saraceno, (ed.) [2003] analiza la condición social de gays, lesbianas y personas trans en Turín, evidenciando las dificultades de las personas trans para encontrar trabajo, por la discrepancia entre su apariencia y sus documentos. Nicotra desarrolla un estudio psicosocial sobre hombre trans en Italia. En particular, discute el posicionamiento de los entrevistados en relación con el modelo oficial de transición de género, las cuestiones de la identidad, las modificaciones corporales y la vida sexual, ofreciendo una preciosa colección de historias de vida. Aparte de estas notables excepciones, algunas historias de vida y autobiografías de personas trans [Tolu, 2000; Marcasciano, 2002, 2008b; Poidimani, 2006; Romano, 2009], y algunos aportes teóricos [Arfini, 2007; Ruspini e Inghilleri, 2008], la literatura sobre lo trans tiende a ser sobre todo médica y psicológica [Belgrano, Fabris y Trombetta, 1999; Bottone, Valerio y Vitelli, 2004], constituyendo el marco de referencia para entender la experiencia de transición de género en Italia.

8 "[...] visible what culture has made invisible - the accomplishment of gender".

9 "To 'do' gender is not always to live up to normative conceptions of femininity or masculinity; it is to engage in behavior at the risk of gender assessment."

10 Con "miembros competentes de la sociedad" Garfinkel [1967] se refiere a todas aquellas personas que comparten conocimientos de sentido común acerca de múltiples aspectos de la vida cotidiana, incluso el género.

11 Kessler y McKenna [1978:8] denominan este proceso como "atribución de género" (gender assignment).

12 ' '[...] established and sustained by the socially required identificatory displays that proclaim one's membership in one or the other category [male-men and female-women]."

13 "Hacer el género" es un proceso social que, si bien implica una individualidad por parte de cada sujeto, se da en interacciones situadas. "El acto que es el género [...] evidentemente no es un acto solitario. Sin duda, existen maneras matizadas e individuales de hacer su propio género, pero que uno lo haga, y que uno lo haga de acuerdo con ciertas sanciones y prescripciones, no es, claramente, un asunto plenamente individual. [...] Por ende, el género es un acto que ya estuvo ensayado, muy parecido a un libreto que sobrevive a los actores particulares que lo han utilizado, pero que requiere actos individuales para ser actualizado y reproducido una vez más como realidad" [Butler, 1990a:306].

14 En el texto se utilizan como sinónimos los términos "categoría de sexo" (sex category) y "atribución de género" (gender attribution).

15 "'The gender attribution process is an interaction between displayer and attributor, but concrete displays are not informative unless interpreted in light of the rules which the attributor has for deciding what it means to be a female or male. As members of a sociocultural group, the displayer and the attributor share knowledge of the socially constructed signs of gender. They learn these signs as part of the process of socialization (becoming members). [...] [T]hese concrete signs of gender are not necessarily universal."

16 Cuando se utilizan los términos "travestido", "transexual", "transexualismo", "reatribución de sexo", "cambio de sexo", se hace referencia a los autores que aplican estos conceptos. Yo prefiero hablar de "trans" y de experiencia de transición de género.

17 "Tutto doveva avvenire non troppo alla luce del sole, se no c'erano le botte in vista. [...] La Susy l'hanno presa un sacco di volte. Anche la Sonia l'hanno portata via un bel pò di volte. Solo perché si truccavano e la Sonia, va detto a onor del vero, si trucca-va molto pesantemente, era vistosa, anche se di travestimento non si parlava ancora all'epoca, almeno non in pubblico."

18 El de Christine Jorgensen, un ex soldado de ejército americano, es generalmente reconocido como el primer caso de "cambio de sexo". C. J. empezó a tomar hormonas bajo la supervisión del doctor Hanmburger en Dinamarca y se sometió a castración y orquiectomía en 1952. La publicación de la noticia "Ex-soldado deviene una belleza rubia" en la portada del New York Daily News transformó su caso en la primera experiencia documentada de "cambio de sexo". Ya con anterioridad, otras personas trans se habían sometido a intervenciones quirúrgicas para cambiar sus características sexuales. El primer caso documentado es el de Lili Elbe, una pintora que se sometió a castración y a un intento (fallido) de implantación de un útero femenino [Bullough, 1998].

19 "Alla fine degli anni Cinquanta [...] non si parlava ancora di transessualismo nè di travestitismo, e anche l'omosessualità era una pratica innnominabile. [...] La prima notizia [...] la lessi su un giornale e paralva di una svedese che aveva fatto il primo intervento per cambiare sesso. [...] [P]er la prima volta compresi e imparai che dentro Roberto ci poteva essere Roberta e da quel giorno nulla fu più come prima."

20 "Entrai in un bar per fare una telefonata e la vidi. Sapevo che era un uomo, però era cosi femminile! Io avevo 13 anni (negli anni Cinquanta)... mi guarda e mi fa: 'Vieni qui, finocchietta! Sei una di noi!'... Così ho cominciato a vedere queste persone [un gruppo di persone trans, travestiti e prostitute] che cominciarono a dirmi che potevo cambiare, che potevo bloccare la pubertà. Mi dicevano sempre: "Tu sei una donna, devi solo farti qualche puntura [di ormoni]". E l'ho fatto...certo che l'ho fatto. Ho cominciato io a farmi gli ormoni, grazie a queste mie amiche."

21 Ley N. 164/82, "Normas que regulan los cambios en la atribución del sexo" ("Norme in materia di rettificazione di attribuzione di sesso"), publicada en la Gaceta Oficial (Gazzetta Ufficiale), núm. 106, del 19 de abril de 1982.

22 En Turín, por ejemplo, existe uno de estos centros especializados que ofrece tratamientos hormonales y quirúrgicos, prácticamente gratuitos, para realizar la transición de género. Se trata de un proceso que empieza con seis meses de evaluación psicológica y psiquiátrica para averiguar que la persona esté efectivamente afectada por un "trastorno de la identidad de género". Después de esta evaluación, la persona puede empezar a tomar hormonas y debe pasar por el test de vida real (real life test), o sea, vivir en el género de elección por un tiempo mínimo de un año y medio, antes de ser autorizada por los miembros del equipo a someterse a cirugía genital.

23 Solamente las personas trans que se adaptan a los ideales normativos y sociales de género y transexualidad son plenamente reconocidas como ciudadanos. Las personas trans que no reproducen el binarismo de género y encarnan mezclas inesperadas de características sexuales o elementos identitarios de géneros diferentes son doblemente discriminadas. Por un lado, no pueden cambiar sus documentos de identidad, con evidentes repercusiones en su vida y actividades cotidianas; por ejemplo, a la hora de encontrar trabajo. Por otro lado, a estas personas no se les garantizan los tratamientos hormonales gratuitos, que son, en cambio, reservados solamente a las personas trans que quieren someterse a cirugía genital.

24 Se trata de una experiencia medicalizada de transición de género que actualmente funciona como un guión de transición accesible para todas aquellas personas que experimentan una "desviación" de la norma del binarismo de sexo y género. Como en un círculo vicioso, esta definición de lo trans, considerada como una cuestión médica, influye en las experiencias individuales de muchas personas que quieren vivir en un género distinto al atribuido al nacer: las personas trans no sólo aprenden, en cuanto miembros competentes de la sociedad, los scripts de género socialmente aceptados, sino también el "correcto" proceso de transición de un género a otro. Viven tanto el género como la transición entre géneros como una actuación social situada [West y Zimmerman, 1987]. De todas, formas, aunque la ley establezca como legítimo un solo proceso de transición de género, las personas trans pueden tener diferentes experiencias de transición en la vida cotidiana.

25 Cabe considerar también que las cirugías genitales para las mujeres trans son técnicamente más desarrolladas que para los hombres trans.

26 "Davvero sentivo di avere qualcosa di ripugnante che dovevo nascondere. Lo [il pene] odiavo cosi tanto... quando facevo la doccia, ad esempio, era davvero difficile per me e quando avevo erezioni involontarie mi veniva da piangere tutto il tempo. [...] Quando finalmente mi hanno operata ho cominciato a guardare giù [verso la zona genitale] e mi piaceva quello che vedevo!"

27 "Ho iniziato a prendere ormoni nel 2005 e all'inizio non ero molto contento del risultato con la barba... adesso va meglio, pero ne voglio di più! Anche la voce è cambiata e spero che diventi sempre più bassa. [...] Dopo due anni di terapia ormonale mi hanno operato al seno e mi hanno tolto l'utero. Oggi mi sento bene... quasi non ci posso credere! Finalmente sento di essere me stesso e mi riconosco!"

28 "Mi sono fatta la chirurgia al seno... è abbastanza normale per una trans [ride], a meno che una non sia molto magra e si accontenti del seno piccolo che ti cresce con gli ormoni. Mi sono fatta anche una liposuzione addominale perché ero molto grassa. Poi mi sono tolta i peli dal petto e la barba con il laser... anche se sono ancora abbastanza pelosa. Ho speso 7.500€ per togliermi i peli dal viso e dal petto! Nel resto del corpo, soprattutto sulle braccia e le gambe, uso la ceretta e questo fa si che i peli crescano sempre meno."

29 "See someone as female only when you cannot see them as male. [...] The condition of failure for being seen as a woman is to be seen as having a concrete "male" characteristic. The condition of failure for being seen as a man is to be seen as not having any concrete "male" characteristics. In the social construction of gender 'male' is the primary construction."

30 "Il seno è sempre stato un problema, anche perché è piuttosto grande. Quindi uso delle fasce, però non posso usare fasce troppo strette altrimenti non posso respirare... per cui cerco di usare anche maglie grandi in modo da mascherarlo."

31 "Mi piacerebbe operarmi al seno... davvero... mi piacerebbe moltissimo! Però per via della mia situazione [è sposata e la moglie non accetta di buon grado la sua transizione di genere] non ho potuto nemmeno cominciare a prendere ormoni, quindi figurati l'intervento al seno! Per cui uso un reggiseno imbottito."

32 "¡Guarda [mi mostra un "finto pene"]! L'ho fatto io! Secondo te è troppo piccolo? Mmmm... non saprei. E come l'haifatto?

Ehm. ho preso un paio di preservativi, li ho messi uno dentro l'altro e ci ho messo dentro del gel! Ho trovato le istruzioni su internet!"

33 "Non ho mai toccato un uomo! No!!! Mi sono innamorato molte volte di diverse ragazze, però non è mai successo niente tra noi, erano solo relazioni platoniche... perché... se io avevo il corpo di una ragazza e non sentivo di essere una ragazza non pote-vo avere rapporti con un'altra ragazza! [...] Per me era assolutamente impensabile...

Come potevo usare quel corpo? Lo odi tanto! Non è il tuo corpo! Come puoi fare sesso con una ragazza alla quale magari piaci cosi come sei?"

34 Io mi innamoro facilmente, però se mi tocchi li [i genitali] è finita! [...] E' una parte molto delicata... non mi puoi toccare li... voglio dire... è la differenza tra un uomo e una donna... e mi fa stare davvero male!

35 "Ad esempio a me non piacciono le donne a cui piacciono le donne... Non posso avere nessun tipo di relazione con loro. [...] Sono sempre stato con donne eterosessuali e anche la mia fidanzata attuale si definisce eterosessuale, perché non sente di stare in una relazione con [una "donna biologica"]... voglio dire... questo è quello che lei sente, anche se sembra strano. Non so come spiegarlo, però è così!"

36 "Io mi sono sempre sentita donna! Una donna vera! [...] Mi sono sempre piaciute le carezze e mi sono sempre comportata come una donna, ho un istinto naturale femminile! Non come una mia amica che è un travestito. Lo chiamo travestito perché è attivo [nelle relazioni sessuali]. Ma se ti piace essere attivo allora dov'è la tua femminilità? Ho anche un'altra amica, che non è operata. è molto bella, però è attiva! [...] Ma se io sono trans e sono attivo, sia che stia con un uomo che con una donna, allora significa che non sono una donna!"

37 "E' anche una questioni di ruoli nelle relazioni sessuali. Io sono passiva, ho bisogno di un uomo che voglia stare con una donna, di un uomo che faccia davvero la sua parte."

38 "Ho vissuto tutte le mie relazioni come un uomo, anche nella sfera sessuale. ovviamente uso qualche supporto 'extra', però ho sempre avuto relazioni sessuali come se fossi un uomo... non mi svesto mai completamente e quasi mai lascio che la mia compagna mi tocchi."

39 Era la anterior versión del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, entrado en vigor en 1980.

40 "Non mi piacciono le ragazze. Mi piacciono i ragazzi, non ho mai sentito attrazione per le donne... voglio dire... potrebbe succedere, però fino ad ora ho sempre preferito gli uomini."

41 "Mi innamoro delle donne... è sempre stato cosi... sono una donna transgender lesbica."

42 "Siamo abbastanza... molte di noi hanno relazioni con donne, nonostante quello che pensa la gente... siamo cinquanta [per cento eterosessuali] e cinquanta [per cento omosessuali]. L'orientamento sessuale non c'entra niente con l'identità di genere. Sono due aspetti distinti... l'orientamento sessuale e il genere sono due cose differenti."

43 "Ho cominciato a prendere ormoni da un paio d'anni e sono contento dei risultati. Adessovoglio solo farmi la mastectomia e basta! [...] Non voglio togliere l'utero perché voglio avere dei figli con lei. La mia fidanzata è una donna trans... non è operata e voglio avere di figli con lei, in modo naturale!"

44 "A gender role, then, is a set of expectations about what bahaviors are appropriate for people of one gender."

45 "Often [...] transsexuals enact an exaggerated set of gendered traits of their newly reconstructed [...] sex. Maleto female transsexuals often become hyperfeminine, prissy and passive; female-to-male transsexuals may become assertively and aggressively masculine."

46 "Ho sempre avuto un aspetto molto femminile... cuando andavo in discoteca i ragazzi pensavano sempre che io fossi una ragazza. Mi chiamavano sempre al femminile, mi invitavano a bere, erano orgolgiosi di stare perchè avevo l'aspetto di una ragazza molto carina! E questo mi è sempre piaciuto!"

47 "Devo essere forte, non posso farmi vedere che sono debole. altrimenti. immaginati. Molta gente al lavoro non sa niente di me [della transizione di genere]... così devo lavorare duro, faccio cose che nemmeno i mie colleghi [uomini] possono fare."

48 "E tipico della natura maschile avere tante donne e essere infedele. è normale. per le donne è diverso, sono più materne, innocenti... non possono tradire... Si lo so, sono un po' sessista, però la penso così."

49 "Mi considero fortunata... molto fortunata, perché posso esprimere tanto la mia parte femminile come quella maschile."

50 "Essere stata una donna... è senza dubbio una cosa positiva. Perché credo che, anche se mi sono sempre sentito un ragazzo, la gente non lo sapeva per cui ho vissuto un periodo della mia vita come donna e la gente mi trattava come una donna... per cui conosco le difficoltà delle donne in tanti aspetti, nel lavoro, con gli uomini, etc. Io credo di essere un uomo migliore rispetto a un uomo biologico... voglio dire... il fatto di aver vissuto come donna, di essere stato una donna... insomma questo è diverso che solamente comprendere le donne. quindi credo di avere dei vantaggi con le donne, non nel campo sessuale, ovvio... però per altre cose è innegabile... perché io ero una donna e ho dei vantaggi a relazionarmi con le donne."

51 Algunas de las personas entrevistadas han narrado varios episodios de incomodidad al tener que explicar la incongruencia entre su aspecto y sus documentos.

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