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Cuicuilco

versión impresa ISSN 0185-1659

Cuicuilco vol.18 no.51 México may./ago. 2011

 

Reseñas

 

Aportes y debates: reciente publicación estadounidense sobre africanos y afrodescendientes en México

 

María Elisa Velázquez

 

Ben Vinson III y Matthew Restall (eds), Black Mexico. Race and Society from Colonial to Modern Times, Albuquerque: University of New Mexico, 2009, pp. 278

 

Dirección de Etnología y Antropología Social, Instituto Nacional de Antropología e Historia.

 

Desde los años cincuenta del siglo veinte, académicos estadounidenses comenzaron a interesarse en el estudio de la población de origen africano en México. Es bien conocido que Gonzalo Aguirre Beltrán, uno de los investigadores mexicanos pioneros en el tema, tuvo como maestro a Melville Herskovits de la Northwestern University.1 Otros destacados historiadores estadounidenses, como Colin Palmer, realizaron aportes significativos; su texto, Slaves of the White God. Blacks in Mexico 1570-1650, es ya un clásico para los interesados en los africanos y afrodescendientes en México.2 Por cierto, el libro de Palmer no ha sido traducido al castellano y hasta donde tengo noticia pocas o ninguna de las obras mexicanas sobre el tema se tienen en inglés. Uno de los objetivos centrales de los estudiosos de México y Estados Unidos tendría que ser organizar un proyecto editorial para la traducción de las obras más significativas sobre el tema de ambos países, principio básico del diálogo.

Coyunturas políticas y movimientos sociales en México, así como el afán de la academia por explicar los complejos procesos de diversidad cultural, despertaron en los años noventa, el interés de nuevas generaciones de investigadores mexicanos y estadounidenses por los africanos y afrodescendientes. Sin embargo, quizá por la distancia teórica de las últimas décadas entre las ciencias sociales de México y Estados Unidos, particularmente de los enfoques históricos y antropológicos, los diálogos y lazos académicos entre los estudiosos de ambos países se distanciaron notablemente. Muchos de los investigadores expresamos en foros nacionales e internacionales nuestro descontento con los historiadores estadounidenses que desconocían y menospreciaban los trabajos mexicanos.

Aunque falta mucho por hacer, para fortuna del tema, la comunicación entre académicos de ambos países, empieza a restaurarse, lo que sin duda enriquecerá la información y los enfoques.3 Es cierto que siguen existiendo distancias teóricas y de interpretación, pero también semejanzas y coincidencias. El libro Black Mexico, recién publicado en Estados Unidos, es un ejemplo de los aportes de académicos estadounidenses, así como de las limitaciones de ciertos enfoques, que desde mi punto de vista, impiden una comprensión integral de los complejos procesos económicos, sociales y culturales de la sociedad mexicana y de la participación de los africanos y afrodescendientes.

Editado por Ben Vinson III y Matthew Restall, investigadores que han realizado significativos estudios sobre los africanos en México,4 el libro reúne a historiadores y antropólogos, en su mayoría conocedores del tema.5 Dividido en dos grandes secciones, la obra aborda cuestiones históricas y temas contemporáneos, más centrados en las comunidades de afrodescendientes de Guerrero y Oaxaca, región conocida como la Costa Chica en México. Se acompaña de ilustrativos mapas, de un minucioso glosario y una vasta bibliografía que incluye, gratamente, un número considerable de obras mexicanas.

Lo primero que me sorprende, y que precisamente tiene que ver con el uso de ciertas categorías en varios artículos del libro, es el título: Black México. En otros trabajos he hecho hincapié en la problemática de las categorías o denominaciones coloniales para el análisis académico,6 pero vuelvo a ello: ¿quiénes son los "black"? Este término ¿incluye a los mulatos, pardos o moriscos del periodo virreinal o sólo a los negros? ¿Por qué seguimos utilizando términos que los conquistadores aplicaron? En fin, creo que debemos trabajar más la cuestión de las denominaciones, ya que puede limitar o distorsionar el análisis. Por ejemplo, en México "los negros", para gran parte de la sociedad, son cubanos, estadounidenses o costeños, nunca africanos ¿por qué? Precisamente por el olvido y la negación de los aportes africanos a nuestro país. Detrás de la palabra negro, no existen culturas y diferenciaciones, lo mismo que detrás de la de indios, en la que no distinguimos otomíes, nahuas o mayas.

Aunado a ello, el subtítulo del libro: "raza y sociedad de tiempos coloniales a la modernidad" también es inexacto. No ayuda a entender la situación de los africanos y afrodescendientes en México, pero tampoco refleja lo que el libro contiene. Ben Vinson III, en su estupenda introducción,7 reconoce la problemática del debate sobre la raza en América Latina y hace preguntas clave sobre la polémica, entre otros, hace el siguiente señalamiento:

[...]Examinar temas de raza en América Latina ha sido siempre una tarea delicada, dada la multiplicidad de categorías raciales que han existido en la región, las formas en que las identidades raciales han sido históricamente asumidas y negadas a lo largo de los últimos siglos, y los bonos políticos involucrados en la defensa de ellas [...]8

Estoy de acuerdo con Vinson III, entonces ¿por qué recurrir a este concepto que como él mismo lo señala, ha sido tan polémico y hasta cierto punto tan complicado para entender sociedades complejas y heterogéneas como la mexicana? ¿Por qué no buscar nuevos conceptos que ayuden a explicar los procesos históricos y contemporáneos? Explico brevemente los problemas con esta categoría. La palabra "raza" tuvo otras connotaciones en el periodo virreinal, más vinculadas al origen y a la cultura. Raza, vinculado a los fenotipos y a las características "pseudocientíficas" sobre un grupo humano, se creó a mediados del siglo XVIII y se consolidó en el XIX, con el intenso comercio de esclavos hacia América y la necesidad de justificar que en pleno siglo de discusión sobre la "igualdad, legalidad y fraternidad" se estuviera realizando uno de los crímenes más vergonzosos de la historia de la humanidad. 9

Por otra parte, quizá actualmente la categoría raza, explica ciertos hechos y fenómenos de discriminación en México, pero tampoco ayuda a entender las dinámicas sociales, la invisibilidad de ciertos grupos como el de origen africano, los prejuicios y la inequidad económica que han dominado gran parte de los problemas entre diferentes culturas. Por otra parte, el libro no contiene ningún artículo que aborde la cuestión para el siglo XIX, periodo crucial para entender el afán por negar las diferencias y la diversidad cultural en México y, siglo en el que desaparece el reconocimiento de la presencia y contribución de los africanos a nuestro país, entre otras cosas, precisamente por la carga ideológica de los prejuicios sobre los africanos y sus descendientes.

Pero, volvamos al libro. Debo hacer notar que la portada es extraordinaria. Se trata de un documento del Archivo General de la Nación de México, que muestra la genealogía, al parecer de un novohispano, en el que se observan diferentes grupos, que atestiguan el mestizaje, no como "construcción ideológica" sino como proceso cotidiano en el México virreinal.

Más allá del título y de la portada, los aportes de los artículos, en especial de los históricos, son muchos. El primero de Franck Proctor, aborda la problemática de los movimientos cimarrones y los motines de africanos y afrodescendientes en distintos periodos del México colonial. Aunque estos sucesos han sido estudiados por otros historiadores,10 el detallado y comparativo análisis de Proctor ofrece nuevas lecturas sobre las formas de resistencia y negociación de los cimarrones y las características de la esclavitud en México.

Las relaciones de la población de origen africano con la sociedad novohispana en la conocida como Tierra Caliente de Michoacán, es trabajada por Andrew Fisher, quien trata de explicar el papel de los africanos y afrodescendientes en dos periodos históricos, encontrando contradicciones: en los primeros tiempos aceptación e inclusión social, y posteriormente rechazo y marginación. Uno de los problemas de este artículo es la falta de perspectiva de contexto, es decir, no es lo mismo el siglo XVI que el XVIII, ya que los prejuicios "raciales" toman otros significados precisamente para mediados del siglo XVIII. Por otra parte, creo que faltan datos de fuentes documentales para sustentar la hipótesis de Fisher, pero sin duda, es muy interesante el análisis de esta región.

Por su parte, Pat Carroll, un clásico estadounidense en las investigaciones sobre el tema, se refiere a las relaciones entre indígenas, españoles y africanos, analizando lo que él considera distintos órdenes sociales. Como en otros trabajos, Carroll, expone casos de fuentes documentales muy interesantes, pero, desde mi perspectiva, la visión "racial" no le permite entender las complejas relaciones que produce el intercambio y la convivencia entre distintos grupos. Me parece que no existen tres órdenes sociales, sino varios que tienen que ver con la región, el periodo, pero además, con el nuevo "orden social" que se construye de manera gradual y con diferentes matices en la Nueva España.11

Ben Vinson III participa con un notable artículo en el que analiza las características de las actividades económicas a las que se dedicaron los africanos y afrodescendientes libres en varias regiones de la Nueva España. Sus datos contribuyen al estudio de la importancia de este grupo en la construcción económica del virreinato, pero además, al distinguir oficios, aporta nuevos datos sobre las actividades a las que se dedicaron, lo que permite un análisis más minucioso sobre el lugar que ocuparon en la sociedad virreinal y las posibilidades u obstáculos de movilidad económica y social. Debo señalar que el uso de ciertas categorías vuelve a parecerme un problema, por ejemplo la de "free colored people" ¿A quiénes incluye esta denominación? Reitero el problema de ciertas palabras que considero no contribuyen al análisis y limitan la comprensión del papel que desempeñaron las categorías jurídicas o sociales en otros periodos, como el virreinal. ¿Por qué analizar sólo en términos del color, cuando los mismos encargados de los censos no podían distinguir "razas" a mediados del siglo XVIII? Por otra parte, los censos pueden ofrecer información valiosa, pero no hay que olvidar que las "calidades" y el fenotipo, incluyendo el color de la piel, difícil de precisar en la sociedad novohispana, podían manipularse con cierta facilidad. Tenemos muchísimos ejemplos, por mencionar sólo uno bien conocido: José María Morelos, que bien sabemos era mulato, fue registrado como español, y también de padres españoles.

Nicole Von Germeten retoma el tema de su novedoso libro, de hace pocos años, sobre las cofradías de negros y mulatos en la Nueva España.12 Demuestra a través de datos de archivo cómo los africanos y afrodescendientes utilizaron estos espacios para la socialización, la creación de lazos de identidad y en ocasiones para obtener ventajas frente a otros grupos, desarrollando una hipótesis interesante sobre la formación de una posible identidad "mulata". El artículo es sugerente y con fuentes de gran valor histórico pero, también me sorprende que Von Germeten recurra a la explicación "racial" de la sociedad novohispana para varias de sus reflexiones, algunas de las cuales contradicen justamente lo que propone, al demostrar el uso "complicado" y sin lógicas de términos como los de mulatos, pardos o morenos. Por otra parte, me parece que en su artículo existen problemas con la forma de traducir las citas de fuentes,13 pero también, como en otros artículos, se antoja mayor conocimiento y análisis de los contextos novohispanos.

Cierran esta sección Joan Cameron Bristol y Mattew Restall con un excelente artículo sobre las prácticas de magia amorosa como instrumento de negociación entre africanos y afrodescendientes en la sociedad novohispana del siglo XVII. Con ejemplos de la Ciudad de México y Yucatán, explican las complejas relaciones de convivencia e intercambio entre diferentes grupos sociales y el ambivalente papel que desempeñaron las prácticas de magia o hechicería como catalizadores de integración o marginalización, no sólo entre los africanos y afrodescendientes, sino también entre otros grupos, como mayas o nahuas. Este tema ha sido trabajado con una interpretación parecida por historiadoras como Solange Alberro, Alejandra Cárdenas y María Elisa Velázquez,14 sin embargo, este artículo aporta nuevos datos y se refiere a regiones poco trabajadas, como Yucatán. Me interesa particularmente, el análisis sobre las culturas y los grupos que Joan Bristol ha dado al tema en su reciente y extraordinario libro, que retoma en este artículo.15 La segunda parte de la obra está dedicada a reflexiones más contemporáneas. Laura Lewis y Bobby Vaghn narran sus experiencias en la Costa Chica de Oaxaca y Guerrero, regiones con un porcentaje muy importante de comunidades afrodescendientes. El texto de Lewis es muy subjetivo y está repleto de anécdotas personales. No obstante, aborda un tema central para entender la problemática de la discriminación, que por supuesto depende de los contextos, de las historias de cada país, de cada región y de otros aspectos, que ya han sido analizados por antropólogos.16 Vaghn tiene una visión más integral de la zona que conoce muy bien y son interesantes sus observaciones sobre la forma en que lo "negro" puede ser apreciado en diferentes contextos. Aunque se han realizado varios trabajos sobre la Costa Chica, siguen haciendo falta investigaciones con una visión más antropológica que aporten datos que puedan ser, no sólo motivo de reflexión para los académicos, sino herramientas para las problemáticas y necesidades de las comunidades actuales de afrodescendientes.

Siempre es motivo de celebración y bienvenida una nueva publicación, más aún cuando se trata de un tema, que aunque ha tenido nuevos adeptos, sigue necesitando investigación. En la introducción, Ben Vinson III advierte sobre la necesidad de construir un consenso de investigación entre estudiosos de América del Norte para una mayor colaboración con los investigadores mexicanos.17 Creo que además de consensos, necesitamos construir diálogos, intercambios y puentes teóricos y metodológicos para entender de una manera integral y más verídica los complejos, singulares y heterogéneos procesos sociales en México y las contribuciones de los africanos y afrodescendientes.

 

NOTAS

1 Gonzalo Aguirre Beltrán, La población negra en México, México, FCE, 1946.         [ Links ]

2 Colin Palmer, Slaves of the White God: Blacks in Mexico 1570-1650, Cambridge, Harvard University, 1976.         [ Links ]

3 Como ejemplo, está el libro coordinado por Juan Manuel de la Serna con artículos de investigadores mexicanos y estadounidenses, titulado: Pautas de convivencia étnica en la América Latina Colonial (indios, negros, mulatos, pardos y esclavos), México, CCYDEL/ Gobierno del Estado de Guanajuato, 2005.         [ Links ]

4 Ben Vinson III, entre otras obras ha publicado un excelente libro sobre las milicias en Nueva España, v. Bearing Arms for His Majesty: The Free-Colores Militia in Colonial Mexico, Stanford, Stanford University, 2001.         [ Links ] Por su parte, Matthew Restall, entre otras cosas, ha escrito sobre relaciones entre africanos, mayas y españoles: The Black Middle: Africans, Mayas and Spaniards in Colonial Yucatan, Stanford, Stanford University, 2009.         [ Links ]

5 Debo denotar que me sorprende la participación de autores como Jean Philibert Mobwa Mobwa, congolés-mexicano, funcionario por lo menos hasta hace poco tiempo del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación en México, quién no es académico, pero hasta donde sé, tampoco estudioso del tema.

6 Entre otros, v. María Elisa Velázquez y Odile Hoffman —Investigaciones sobre africanos y afrodescendientes en México: acuerdos y consideraciones desde la historia y la antropología—, en Diario de Campo, Boletín Interno de los investigadores del área de antropología, INAH, marzo-abril, 2007, núm. 91, pp. 60-69.         [ Links ]

7 Una versión más amplia de esta introducción se puede encontrar en el libro: Ben Vinson III y Booby Vaughn, Afroméxico: el pulso de la población negra en México. Una historia recordada, olvidada y vuelta a recordar, México, CIESAS/FCE, 2004.         [ Links ]

8 Ben Vinson III and Matthew Restall, Black Mexico. Race and Society from Colonial to Modern Times, Albuquerque, University of New Mexico, 2009, p. 1.         [ Links ]

9 V. María Elisa Velázquez, Mujeres de origen africano en la capital novohispana, siglos XVII y XVIII, México, INAH, PUEG-UNAM, 2006 (Colección Africanía, núm. 2).         [ Links ]

10 Entre otros, el mismo Aguirre Beltrán, Adriana Naveda, Brígida von Mentz y Juan Manuel de la Serna.

11 Pilar Gonzalbo, historiadora de México virreinal, tiene una obra excelente sobre esta temática en su libro: Familia y orden colonial, México, El Colegio de México, 1998.         [ Links ]

12 Nicole von Germeten, Black Blood Brothers: Confraternities and Social Mobility for Afro-Mexicans, Gainesville, University of Florida, 2006.         [ Links ]

13 Creo importante hacer notar que las citas de fuentes deberían estar no sólo traducidas al inglés, sino en español, como aparecen originalmente.

14 Es bien conocido el texto de Solange Alberro Inquisición y sociedad en México, 1571-1700, México, FCE, 1988.         [ Links ] De Alejandra Cárdenas, v. Hechicería, saber y transgresión. Afromestizos en Acapulco, 1621, Chilpancingo, Candy, 1997;         [ Links ] finalmente este tema ha sido trabajado también por María Elisa Velázquez, Mujeres de origen africano en la capital novohispana, siglos XVII y XVIII, México, INAH/PUEG-UNAM, 2006 (Col. Africanías, 2).         [ Links ]

15 Joan Cameron Bristol, Christians, Blasphemers and Witches. Afro-Mexican Ritual Practice in the Seventeenth Century, Albuquerque, University of New Mexico, 2007.         [ Links ]

16 V. por ejemplo, el texto de Catharine Good "El estudio antropológico-histórico de la población de origen africano en México: problemas teóricos y metodológicos", en María Elisa Velázquez y Ethel Correa (comp.) Poblaciones y culturas de origen africano en México, México, INAH, 2005 (Colección Africanía, 2).         [ Links ]

17 Ben Vinson III y Matthew Restall (editors), Black Mexico. Race and Society from Colonial to Modern Times, Albuquerque, University of New Mexico, 2009, pp. 8 y 9.         [ Links ]

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