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Cuicuilco

versión impresa ISSN 0185-1659

Cuicuilco vol.16 no.46 México may./ago. 2009

 

Dossier

 

¿Estudia el proceso salud–enfermedad la antropología cubana?

 

Enrique Beldarraín Chaple

 

Investigador de Historia de la Medicina y Antropología Médica. Jefe del Departamento de Investigaciones, Centro Nacional de Información de Ciencias Médicas, La Habana, Cuba

 

Resumen:

El proceso salud–enfermedad, en los últimos tiempos, ha sufrido modificaciones importantes, los diversos sistemas de salud han aceptado el papel de la cultura y la cosmovisión de cada comunidad en las definiciones de salud y enfermedad, así como en la forma de enfrentarse a los mismos. A su vez, los sistemas médicos oficiales se han permeado poco a poco de prácticas consideradas anteriormente como no formales, de la misma manera se incorporan cada vez más, a la práctica del médico, elementos de la herbolaria, terapia floral, etc. La evolución hacia los programas de promoción y prevención de salud han cambiado el enfoque tradicional de la medicina. A nivel de la comunidad se mantienen prácticas de sanación correspondientes a la medicina tradicional relacionadas o no con prácticas religiosas o tradiciones culturales transmitidas desde siglos anteriores. En este trabajo pretendemos lograr un acercamiento al desarrollo del estudio del proceso salud–enfermedad en Cuba, y si el mismo ha sido estudiado por la antropología local y el desarrollo que tiene en el país la antropología médica, su pasado y su presente. Para el desarrollo de este artículo utilizamos el método histórico para lograr una visión de lo que hasta ahora se incluye en el abordaje de la salud y la enfermedad. Asimismo, se destaca que en ninguna de sus subdivisiones la antropología es objeto de estudio de los currículos de las facultades de medicina cubanas. Se concluye que esta especialidad antropológica necesita alcanzar un desarrollo mayor para poder estudiar, de manera adecuada, las variables que se incluyen en el proceso salud–enfermedad.

Palabras clave: antropología médica, salud, enfermedad, medicina tradicional, historia, Cuba.

 

Abstract:

The illness–health process has been changed in the last years. As a matter of fact culture has been taken an important roll in the way every community sees the concepts of health and sickness and in the way they face them. Every oficial medical system has been taking all the non formal practices into account. More and more elements of natural medicine are incorporated to the every day medical practice. The evolution of the medical system to promotion and prevention programs has changed the way traditional medicine is focus. The paper pretends to show the medical anthropology development in Cuba, it's past and present. The Historical method was used to analized the information. It's concluded that the process health–illness is not sufficient studied by the cuban medical anthropology.

Key words: Medical Anthropology, health, disease, folk medicine, History, Cuba.

 

Desarrollo de la antropología médica en Cuba

En este articulo se ofrece una panorámica general de lo que podemos entender es la situación de la antropología médica en Cuba, que es una especialidad tanto de la antropología como de la medicina, y además el autor considera que está en un proceso incipiente y de poco desarrollo. Se sostiene este criterio, en primer lugar, por la ausencia de especialistas y trabajos sobre el tema. Esto se debe a que no existe una formación académica sobre la especialidad de que se trata en ninguno de los centros de educación médica superior y por lo tanto sólo se publicaron algunos trabajos aislados sobre temas muy puntuales. Es justo aclarar que la falta de inclusión de la antropología en los planes de estudio de las especialidades de medicina, enfermería y estomatología no es una laguna actual, este déficit se arrastra a través de toda la historia de la enseñanza de las especialidades de las ciencias médicas en Cuba, a través de la historia, desde que se iniciaron estos estudios, con la inauguración de La Real y Pontificia Universidad del Máximo Doctor San Jerónimo de La Habana, en 1728.

En los últimos años aparecieron algunos artículos realizados por médicos que enfocan estos aspectos, aunque desde un ángulo colateral, pero esto no quiere decir que en Cuba no existan manifestaciones para estudiar; por ejemplo, está la presencia de una medicina tradicional, la cual está formada por elementos de herbolaria, santería, curanderismo y otros aspectos que no están suficientemente estudiados, que muchas de estas técnicas integran lo que se ha llamado medicina alternativa.

Un aspecto muy interesante a abordar es que los intereses de la antropología médica, la Atención Primaria de Salud y la Epidemiología se acercan hasta converger en un análisis multidisciplinario de la situación de salud de una comunidad determinada, por ello es necesario trabajar y desarrollar estos tópicos para tener un acercamiento más completo a los fenómenos de salud comunitarios y su abordaje para solucionarlos [Beldarraín, 2002].

La antropología médica estudia los distintos sistemas médicos analizando como un elemento principal los aspectos culturales, al estudiar una comunidad, región o país toma en cuenta la diversidad cultural y los procesos de identidad presentes en las zonas objetos de estudio.

Si bien la antropología médica es una subdisciplina reciente de la que se considera uno de los primeros exponentes al historiador médico germano norteamericano Erwin H. Ackerknecht, se sostiene que en el caso cubano no tiene el impacto que la misma logró en Norteamérica y en algunos países de latinoamérica como México, Bolivia y Brasil, por ejemplo. Esta afirmación se constata con el alto índice de artículos científicos y textos publicados en el país en los últimos cincuenta años y relacionados con la totalidad de los temas que se incluyen en las ciencias médicas y ciencias de la salud.

La epidemiología trata de modificar las condiciones adversas de salud de una comunidad o una región y debe tener en cuenta todos estos aspectos culturales y estilos de vida, al igual que la atención primaria de salud que ambas se unen y tienen como objetivos contribuir concretamente para modificar los índices de morbimortalidad en una zona determinada. Por eso creemos que estas tres disciplinas deben ir tomadas de la mano para mejorar las condiciones concretas de salud de la población objeto de estudio.

 

Una visión de la medicina tradicional desde una perspectiva histórica en Cuba

La medicina aborigen

Tenemos noticia de la medicina que practicaban los taínos en la isla, antes y a la llegada de los europeos, la conocemos fundamentalmente por la obra de los llamados Cronistas de Indias, tales como fray Bartolomé de las Casas,1 Fernández de Oviedo,2 así como el libro del doctor Gordon y Acosta [Gordon, 1894]. Un elemento importante a considerar fue la extinción de ese grupo étnico, pero quedan algunos restos de esta población en zonas orientales del país, como la región de Baracoa. Esta medicina taína tenía varios elementos fundamentales, en primer lugar el empleo de las plantas medicinales y sus principales tratamientos fueron el hidroterápico, el sugestivo y el evacuante. Conocían y practicaban algunas técnicas quirúrgicas, utilizaban los cáusticos y el cuchillo de piedra, llamado manaia, instrumento con el cual, se dice, abrieron la espalda de caracarocoel, cuando le sacaron la tortuga hembra en la mitología taína.3

La extracción de los ojos, que realizaban en varios sujetos, es probable que la hicieran vaciando el globo ocular de un modo brusco, sin preocuparse del procedimiento ni mucho menos de la asistencia consecutiva [ibid.].

Con el fin de combatir determinados estados patológicos, aunque carecían de lanceta, a menudo practicaban la sangría, valiéndose de las púas del maguey, eligiendo para la extracción de la sangre la región lumbar o la pantorrilla [ibid.].

La castración, técnica quirúrgica empleada más como un castigo que como un elemento terapéutico o de control de la natalidad, sin duda la llevarían a término con el cuchillo de piedra, practicando una incisión en el escroto y el magullamiento del cordón, dejando después a la naturaleza el cuidado de la cicatrización [Beldarrain, 2003b].

Hay escasos pobladores sobrevivientes de esta etnia en la zona de Baracoa, pero no han sido estudiados desde el punto de vista de la antropología médica, no se han constatado y evaluado sus ideas sobre la salud y la enfermedad, sus prácticas de sanación o sus costumbres, se han hecho algunos estudios sobre la endogamia practicada entre ellos y de ADN, pero que más bien corresponden a la antropología física. También esta pequeña comunidad está cubierta por el sistema de salud oficial que existe en el país y se le ofrecen los servicios de la medicina llamada occidental o científica.

La etnobotánica es otro de los elementos curativos importantes, enriquecida con la medicina de origen africano que también está insuficientemente estudiada, hay algunos brillantes estudios de antropología general que entran en el tema, como los de Lidia Cabrera,4 Natalia Bolívar y Teodoro Díaz Fabelo.5

Pero el empleo de las plantas medicinales a través de la historia cubana no está lo suficientemente documentado, faltó lo que en el resto del continente fueron obras de gran importancia y pioneras: las materias médicas.6 Lo más parecido a las clásicas materias médicas en la producción científica cubana es el libro, muy completo y bien informado, del botánico Juan Tomás Roig, Plantas medicinales y aromáticas cubanas, publicado en 1945, con una reedición corregida y aumentada en la década de 1980. Esta es una obra obligada de consulta, contiene todos los elementos botánicos de las plantas incluidas, sus efectos farmacológicos, así como las formas de uso popular de las mismas [Roig, 1945].

 

Los curanderos

Otros elementos de la curación popular están también escasamente tratados, existen algunos estudios del folclor médico local como los de Samuel Feijoo7 en la región central del país y los de Seoane Gallo8 en Camagüey. En este nivel hay un personaje muy importante que es el curandero, presente en la historia cubana de una manera oficial desde el año 1609, en que el Cabildo de Santiago de Cuba autorizó a ejercer la práctica de la medicina a la india de origen taíno Mariana Navas [Delgado, 1991],9 hubo también otras muy famosas durante las etapas de las guerras por la independencia nacional que por falta de facultativos en el Ejército Libertador se recurrió a un grupo de mujeres que ejercían las prácticas médicas y sanitarias, curaban a los heridos usando remedios populares transmitidos por la tradición oral, fueron muy efectivas y dejaron un recuerdo imborrable entre la tropa, son famosas sus actitudes valientes y ejemplares, la más conocida de ellas fue Rosa La Bayamesa, pero no se han dedicado estudios serios a estos personajes ni a sus técnicas curativas, excepto el famoso caso de la curandera pinareña Antoñica Izquierdo [Tolezano y Chávez, 1987], quien fue merecedora de un libro y algunos artículos en la prensa periódica nacional y a sus seguidores los acuáticos a quienes recientemente les dedicara una investigación Daniel Álvarez Durán [2001].

Estos últimos utilizan como único elemento de sanación el agua: ingiriendo en ayunas diversas cantidades, según el mal, baños en ríos, arroyos, etcétera.

 

Situación actual

En Cuba, la hegemonía de la medicina científica desde la que es ejercida —relación de poder, de fuerza, aplastante, que no deja espacio a prácticas alternativas— fue y es una realidad muy importante a tener en cuenta por los estudios de antropología médica.

El reto es el diseño y desarrollo de un nuevo paradigma donde se imponga el análisis holístico del fenómeno salud–enfermedad, tanto en la comunidad, como fenómeno colectivo, como en las personas, como fenómeno individual.

En sentido general, y muy especialmente en América Latina donde existen infinidad de trabajos, la antropología médica estudia por una parte fenómenos de larga duración mediante el análisis a profundidad, el conocimiento y la descripción de diferentes sistemas médicos, y por otra la utilidad de las investigaciones a corto plazo para resolver los problemas de salud en las comunidades, fundamentalmente campesinas o marginadas del saber médico hegemónico.

La antropología médica académica pone énfasis en el contenido teórico, desarrolla conocimientos para incidir en la salud de la población, realiza descripciones etnográficas de prácticas médicas "no occidentales".

Los antecedentes de esta rama de la antropología en nuestro continente son los Cronistas de Indias, quienes fueron los pioneros en el registro de las terapéuticas propias del Nuevo Mundo en cuyas obras intentaron incorporar los recursos de los saberes médicos locales a su propio cuerpo de conocimientos. Esta antropología médica académica se apoya en los datos históricos, describe y estudia los sistemas médicos "tradicionales" a los que además clasifica, hace conceptualizaciones respecto a la salud, la enfermedad y la muerte, se ha detenido también en el estudio del simbolismo del cuerpo en relación con la forma como se convive con elementos naturales del entorno.

Los sistemas médicos constituyen un objeto de estudio complejo que abarca diversas temáticas relacionadas tales como religión, cuerpo, cosmo–visión, alimentación y muerte. El espiritualismo trinitario mariano y sus formas terapéuticas, la etnopsiquiatría.

La antropología médica aplicada es una búsqueda de alternativas para adecuar a la cultura local el sistema médico institucional operante en regiones indígenas y campesinas, una subordinación de las formas terapéuticas locales a la medicina institucional, analiza también la hegemonía desde la cual es ejercida la medicina científica, entre sus fines se encuentra contribuir concretamente para modificar los elevados índices de morbimortalidad en las comunidades indígenas y campesinas. Asimismo, se ocupa también del análisis de las culturas locales y sus contradicciones con el sistema médico hegemónico, las relaciones de poder entre los diferentes "curadores" en una localidad, el papel del personal médico institucional en la región. La hospitalización y la forma en que esta pueda ser adecuada a las realidades culturales de cada uno de los lugares en los que opera. Trata de explicar el fracaso de los proyectos institucionales de salud, estudia la calidad de vida. Los factores culturales en torno a la muerte materna, las causas de defunción de forma más general.

En el panorama teórico cubano que trata de analizar los fenómenos de la salud y la enfermedad, están ausentes los elementos descritos anteriormente. Son principalmente un análisis teórico de cómo influyen las medidas de salud pública en el diseño de las estrategias comunitarias para resolver los problemas de salud con un enfoque institucional desde la perspectiva de la medicina científica. Todos estos elementos mencionados en los párrafos precedentes están presentes en la práctica de los profesionales cubanos de la salud, sobre todo de ese gran grupo que ejerce labores tan altruistas y humanitarias en cientos de comunidades rurales e indígenas en el continente americano, en el Caribe y en África. No se estudian con una visión antropológica y existe una producción científica fragmentada en torno al tema.

En este momento se realizan muchos esfuerzos por adecuar el sistema médico institucional a las culturas locales en una gran cantidad de países del continente americano.

La realidad cubana es diferente a la que se presenta en América Latina, por un lado es notable el desarrollo alcanzado por la medicina "científica", las instituciones de salud, los programas de promoción y prevención de salud, la cantidad de médicos, la cobertura total del territorio del país con médicos y enfermeras de familia, hasta en los sitios más recónditos, los programas de epidemiología con notable impacto en la población y el cuadro de salud del país. Ello, además, trajo consigo el uso de la tecnología que apoya el diagnóstico, que se ha desarrollado y difundido incluso a las unidades de atención primaria de salud, como son los policlínicos, que cuentan con equipos de rayos X, electrocardiógrafos, laboratorios con equipos de alta tecnología para el diagnostico, etc. Todo esto incidió en la disminución de las cifras de la mortalidad en general y por otra de la mortalidad infantil en particular.

Ello nos presenta una sociedad donde el sistema médico "científico" u "occidental" es hegemónico. Y hablo de una hegemonía con fuerza y desde posiciones de fuerza, ya que ha sido impulsada y desarrollada por el Estado, apoyada por una voluntad política realmente sin precedentes en la g región. Hecho éste que se valora como positivo.

Unido a ello va el sistema de Educación Sanitaria y Educación para la Salud, dirigido a la población general y a grupos de riesgo diversos, en particular, que alcanzan un notable desarrollo y tienen una altísima incidencia en la población, ayudando a cambiar hábitos y modificar actitudes, que es muy positivo para los logros de la Salud Pública cubana. En esta labor se apoyaron en el pasado y en la actualidad en los medios masivos de comunicación, la televisión la radio, la prensa escrita, carteles distribuidos por todos los pueblos y ciudades incluso en las comunidades más pequeñas y apartadas, además, se desarrollaron con mucho éxito técnicas de audiencias sanitarias con la población donde se les explican las características de una enfermedad, cómo combatirla, etc., por personal especializado. Contando equitativamente, y a su favor, con un elevado nivel educativo y cultural en la población general que está totalmente alfabetizada.10

A pesar de la cobertura completa del territorio cubano por los servicios de salud, que constituye un terreno excepcional para recopilar información sobre los elementos de la medicina popular o las ideas sobre la curación presentes en las diferentes comunidades a lo largo del país, no se aprovecha esta posibilidad.

 

Discusión

¿Cuál es el resultado de todo esto? Una sociedad con elevados conocimientos sobre el proceso salud–enfermedad, que sabe y que además está acostumbrada a acceder en todo momento y lugar a servicios de salud que representan a la medicina "científica", que es la hegemónica.

Esta situación incidió directamente durante muchos años en detrimento de los pequeños remanentes de la medicina popular, heredadas en las diferentes regiones del país de los siglos anteriores y de los diversos componentes étnicos y culturales de la población actual.

Por otro lado, el panorama étnico y demográfico de Cuba también es muy particular. La población aborigen precolombina, fundamentalmente siboney y taína, de origen Aruaco, fue diezmada en un porcentaje muy elevado en los primeros años de la colonización, en cuarenta años una población estimada en 100,000 individuos fue reducida a menos de 500 personas.11 Para solucionar este problema los colonizadores iniciaron la introducción de población negra de origen africano sumidos en la esclavitud, y ya en el siglo XIX la inmigración china y hasta yucateca en régimen de semi esclavitud [Beldarraín, 2003a y 2006].

La desaparición de la población nativa casi eliminó del panorama social cubano sus elementos culturales, incluidas las creencias sobre la salud–enfermedad y algunos de sus sistemas médicos.

La población africana trajo consigo sus costumbres, su cultura, religión, creencias e ideas sobre salud–enfermedad y sistemas de curación donde se destacaba el uso de la botánica, lo que propició el desarrollo de algunos estudios antropológicos de lo que se llamó etnobotánica. Pero como estaban en una posición social tan baja y despreciada, sus creencias y costumbres no fueron parte de una práctica generalizada o por lo menos reconocida y descubierta. Los que la seguían lo hacían en la clandestinidad por el hecho del estigma social.

Esta situación condicionó que los elementos médicos de estos grupos socioculturales estuvieran en una posición de desventaja en cuanto a la apreciación social de quienes la practicaban. Lo mismo sucedió con los elementos de las culturas asiáticas y yucatecas.

Paralelo a lo descrito, ya en la segunda mitad del siglo XIX, la medicina científica había alcanzado un gran desarrollo, al menos teórico, sobre todo desde la aparición de la Prensa Médica y la inauguración de la Real Academia de Ciencias Médicas Físicas y Naturales de la Habana,12 a través de las cuales se divulgaron, publicaron y discutieron con riguroso nivel teórico los últimos adelantos de las ciencias médicas universales. Existió, además, una gran cantidad de profesionales de la medicina, presentando en la ciudad de La Habana, por ejemplo, una de las cifras más altas de médicos por habitantes del mundo en la época.

El investigador Reynaldo Funes estudió la composición de los profesionales en Cuba y en la capital, que era la principal ciudad y señala que el aumento de médicos por habitantes es un fenómeno común para todo el país en el periodo 1862–1899, que la población creció a un ritmo muy lento y la cantidad de estos profesionales se multiplicó 2.5 veces. Por ejemplo, en La Habana, donde la población pasó de 190,332 habitantes en 1862 a 242,055 en 1899, el número de médicos aumentó de 141 en 1865, como consta en la Guía de Forasteros de 1865, a 496 en 1899, datos registrados según el censo de 1899. Es decir, de una relación de habitantes por médicos y cirujanos de 1349 para la década del 1860 a 488 al finalizar el siglo [Funes, 2006:57].

Los médicos trataron de asfixiar las prácticas de medicina popular desde el siglo XIX con campañas de desprestigio que incluyeron clasificar a los que las practicaban como incultos y a dichas prácticas como oscurantistas, estas pugnas surgen por la defensa de un espacio económico en primer lugar, pues en el siglo XIX la práctica médica era esencialmente privada, y en segundo, por la defensa del espacio de poder que le otorgaba una cantidad tan elevada de profesionales que componían los estratos superiores de la sociedad colonial de ese momento. Un ejemplo de ello es el hecho de que después de la primera epidemia de cólera de 1833 se constituyó la Junta Superior Gubernativa de Medicina y Cirugía, una de las prerrogativas del presidente de la misma fue el monopolio informativo de todos los temas relacionados con la salud, y el presidente de la misma ofició como censor de la prensa de la colonia, pues todos los artículos referentes al tema a publicarse en los periódicos existentes tenían que llevar su aprobación. El doctor Tomás Romay Chacón, en enero de 1834, asumió esa función de censura para iniciar una batalla contra algunos sanadores que estaban recomendando ciertas medidas personales para protegerse de la enfermedad [Beldarraín, 2009].

Por lo tanto, ya en los inicios del siglo XX la medicina científica continuó como hegemónica y desde una posición de fuerza implantó su saber y su práctica para mantener el espacio profesional y la fuerza políticosocial que alcanzó en el siglo anterior.

Por otro lado, en Cuba nunca tuvo un gran desarrollo la antropología médica, a pesar de que la ciencia antropológica fue introducida en el país por los médicos a partir del regreso de Francia del doctor Luis Montané Dardé,13 quien fuera alumno del doctor Broca en París. Primero las discusiones sobre temas antropológicos tuvieron lugar en la Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana, y después que se fundó la Sociedad Antropológica de la Isla de Cuba, en 1877, en la cual entre sus miembros fundadores hubo alrededor de un 90% de médicos. Los temas discutidos abordaron casi exclusivamente los de antropología física y algunos de antropología social. En esa época —último cuarto del siglo XIX—, sólo el doctor Antonio de Gordon y Acosta se refierió a la medicina indígena de los pobladores de la Isla a la llegada de los españoles, que ya se comentaron en este trabajo, y otros sobre medicina aborigen de Arístides Mestre y Enrique López, además de estudios sobre patología comparada entre las razas [Beldarrain, 2006].

Un freno que tiene la antropología médica en nuestro país es su desconocimiento, principalmente por parte los médicos, pues aunque la antropología llegó a la Isla con bastante rapidez después de su surgimiento como ciencia independiente, a pesar de que sus introductores y principales representantes fueron médicos, nunca se logró que esta disciplina se enseñara de forma independiente en la Escuela de Medicina de la Universidad de La Habana ni posteriormente cuando se abrieron, ya en la segunda mitad del siglo XX, las otras escuelas de medicina en el país, incluso en la actualidad, en ninguna de las universidades médicas cubanas ni en las facultades de medicina ni en los currículos de estudio se incluye la asignatura de antropología. Este es un fuerte escollo. Los profesionales de la salud que incursionan en el tema tienen una preparación autodidacta.

Regresando al tema de la medicina popular, ¿el hecho de que la medicina científica se haya impuesto desde una posición ''de fuerza'' desde el siglo XIX y sobre todo de forma muy especial desde 1959, significa que haya suplantado totalmente a las manifestaciones de medicina popular? Por supuesto que no. La medicina popular tomó auge en el siglo XIX sobre todo entre las capas de la sociedad que no podían acceder a aquellos representantes de la medicina científica que estaban asentados en las principales ciudades del país y prestaban sus servicios a los clientes más adinerados. Entre los esclavos, que llegaron a alcanzar cifras escandalosas entre la población cubana de la época, se mantuvo y se trasmitió entre generaciones la medicina popular de origen africano con base en algunos ritos religiosos y el empleo de la botánica, además se conservaron estos conocimientos entre algunos iniciados que eran conocidos como yerberos, curanderos, etc. Gracias a ellos, las masas esclavas pudieron contar con algún tipo de asistencia terapéutica ante algunos de sus males. También se mantuvieron estas prácticas entre los grupos de negros libres que cada vez fueron mayores y que iban aumentando los suburbios de las ciudades, principalmente laborando en el área de los servicios.

Entre la población campesina también se mantenían las prácticas de algunas características de medicina popular, tales como el uso de plantas con propiedades medicinales para infusiones, esto sumado a las costumbres que llegaron desde la península ibérica y sobre todo de las Islas Canarias.

Hasta bien entrado el siglo XX un personaje en toda la Isla fue la partera, los curanderos estuvieron presentes y con mucha fama desde épocas tan tempranas como 1609, cuando ya en la ciudad de Santiago de Cuba, una médica empírica, Mariana Navas, mujer e indígena, ejercía oficialmente la medicina autorizada por el Cabildo. Pero esta situación se mantuvo en el siglo XX, se enriqueció con otras corrientes que un poco teosóficas empleaban también técnicas curativas, el espiritismo. Con el paso de los años todas estas corrientes se han ido sincretizando y amalgamando. El espiritista se transformó en un curandero, que si bien no se le llamaba por esta palabra, si es muy usada la de espiritista, éste trataba de resolver problemas de salud utilizando una suma de elementos que incluían desde el uso de cocimientos o tisanas, pócimas, apliques de plantas medicinales, rezos, masajes o técnicas de sobado, despojos con hiervas aromáticas o baños con las mismas. Según cada zona geográfica de la isla tiene características peculiares, pero se puede reconocer un patrón generalizado.

Las comunidades siboneyes y taínas se extinguieron y no sobrevivieron otros elementos curativos de las mismas en las etapas posteriores al siglo XVII, sí persistieron los elementos africanos basados principalmente en el empleo de la herbolaria y el uso de algunos elementos de las religiones como la santería, que tienen prácticas de sanación que incluyen baños con flores u hojas de plantas, rezos, ensalmos, resguardos, estos elementos sí han sobrevivido en la práctica de medicina popular, así como constituyen un elemento importante de la cultura cubana contemporánea.

En la actualidad estas prácticas subsisten. Si bien son de empleo minoritario están presentes y no se han estudiado, excepto algunas muy particulares, como se vio, el caso de Antoñica Izquierdo en la región de Viñales, y algunos estudiosos del folclor local como fueron Seone Gallo en Camagüey, Samuel Feijoo en Villa Clara y Santi Spíritus.

En cuanto a la medicina científica u oficial podemos decir que en los últimos años se abrió a la experimentación y empleo de algunas corrientes terapéuticas antes consideradas como poco serias. A partir de los años 1993–1994, coincidiendo con la etapa de crisis socioeconómica sufrida a consecuencia de la desaparición del campo socialista europeo, conocida a nivel local como periodo especial, que en el terreno médico se caracterizó por una disminución de la existencia real de medicamentos y posibilidades de usarlos, se empezó a aceptar y desarrollar en el plano oficial la medicina alternativa, se incluyeron técnicas como terapia floral, homeopatía, fangoterapia, hidromasajes, masajes en general, técnicas de relajación tipo yoga, acupuntura, digitopuntura, empleo de semillas en los sitios o puntos de acupuntura, moxibustión y otras, el uso con mucha fuerza de la medicina verde, como se le ha llamado ahora a la herbolaria. Si bien estas no son técnicas de medicina popular y algunas se habían empleado en Cuba ya desde siglos anteriores, como fue el caso de la homeopatía con gran desarrollo, habían caído g en desuso, arrasadas y aplastadas por la medicina científica oficial.

Esta corriente de rescate de estas técnicas antes consideradas ''no científicas'', ha abierto las expectativas y ha ampliado la visión sobre todo de los profesionales de la medicina ''científica'' y ''académica'', en primer lugar. Creo que aunque algunos permanecen escépticos muchos les han abierto sus puertas y las utilizan, aunque aún como ''técnicas alternativas''.

A nivel de la población, de la comunidad, han sido bien aceptadas, el elemento cultural del rescate de técnicas que en otro momento se practicaron tiene un valor positivo y se han vuelto a utilizar algunos elementos de la medicina popular, la de los curanderos o espiritistas, que tenían guardados en el closet.

¿Significa esto un paso atrás a la ''medicina científica''? Por supuesto que no, es un elemento enriquecedor que debe combinarse perfectamente con las técnicas más modernas de las ciencias médicas actuales. Pero aún así, siguen faltando estudios sobre el tema. Faltan profesionales que se dediquen al estudio de la antropología médica en Cuba.

Desde el mundo de la investigación, en los últimos cuarenta años se han realizado y publicado algunas investigaciones aisladas en el campo de la antropología médica.

La medicina cubana, en la actualidad, tiene un reto en el desarrollo de la antropología médica donde todos los elementos del mundo se conjugan y tienen su influencia e importancia en el fenómeno de la salud–enfermedad.

 

Conclusiones

La Antropología Médica en Cuba está en un proceso incipiente y de poco desarrollo. No existe una formación académica sobre la especialidad de que se trata en ninguno de los centros de educación médica superior y por lo tanto sólo se publicaron algunos trabajos aislados sobre temas muy puntuales.

Faltan estudios sobre el tema y profesionales que se dediquen al estudio de la misma. Asimismo, existe la presencia de una medicina popular, la cual está formada por elementos de herbolaria, santería, curanderismo y otros aspectos que no están suficientemente estudiados, que muchas de estas técnicas integran lo que se ha llamado medicina alternativa.

En Cuba se presenta de forma hegemónica de la medicina científica. En los últimos años los servicios oficiales de medicina han incorporado elementos nuevos a los tratamientos médicos que incluyen elementos de medicina alternativa: terapia floral, homeopatía, fangoterapia, hidromasajes, masajes en general, técnicas de relajación, acupuntura, digitopuntura, empleo de semillas en los sitios o puntos de acupuntura, moxibustión y otras.

La antropología cubana, hasta el presente, estudió en muy pocas oportunidades los elementos que integran el complejo salud–enfermedad.

El reto es el diseño y desarrollo de un nuevo paradigma donde se imponga el análisis holístico del fenómeno salud–enfermedad, tanto en la comunidad, como fenómeno colectivo, como en las personas, como fenómeno individual.

 

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Tolezano, Tania y Ernesto Chávez. 1987. La Leyenda de Antoñica Izquierdo, La Habana, Ciencias Sociales.         [ Links ]

 

Notas

1 Fray Bartolomé de las Casas. Historia de las Indias e Historia General y Natural de las Indias.

2 Gonzalo Fernández de Oviedo publicó en Sevilla la Historia General y Natural de las Indias, en 1535, donde citó algunas plantas cubanas.

3 Leyenda de la mitología taína.

4 Lidia Cabrera fue una de las principales antropólogas cubanas, estudió con profundidad las culturas afrocubanas y sus religiones.

5 Diccionario de yerbas y palos rituales, medicinales y alimenticios de uso por los afrocubanos. Etnobotánica cubana, original no publicado y depositado en el centro de Documentación de la Oficina Regional de la UNESCO para América Latina, La Habana.

6 Una de las primeras materias médicas y más importantes fue la que realizara el médico español Nicolás Monarde, sobre la flora medicinal del Virreinato de la Nueva España. Ver edición Herbolaria de Indias. Historia natural del Nuevo Mundo.

7 Feijoo, Samuel. Poeta, escritor, folklorista, pintor, investigador de la cultura popular y promotor de la misma, fundó el Grupo Signos en Cienfuegos y dirigió la revista del mismo nombre, donde pueden encontrarse diversos artículos donde se refiere a las costumbre populares e incluye el uso de plantas medicinales.

8 Seoane Gallo. El folklore médico de Cuba.

9 Mariana Navas se convirtió, de esta forma, en la primera mujer en ejercer formalmente la medicina en Cuba. Curandera taína de gran fama en la villa de Santiago de Cuba, a inicios del siglo XVII, motivada por la ausencia de profesionales en el lugar.

10 Cerca de un 99% de la población está alfabetizada desde que en 1962 se realizó, por parte de las autoridades gubernamentales revolucionarias, la Campaña Nacional de Alfabetización que logró eliminar el analfabetismo de la población urbana y rural.

11 Quedan, en la actualidad, unos escasos representantes que pueden considerarse como sus descendientes en Guantánamo, en una comunidad muy intrincada geográficamente, son muy cerrados socialmente, aunque están integrados a todas las instituciones del país, al sistema educativo, con escuelas idénticas al resto de la nación y el mismo sistema médico, con la presencia de consultorios de Médico de Familia, pobladores que, por lo tanto, reciben la misma atención médica que el resto de las áreas rurales, esta comunidad y sus descendientes no sobrepasa, actualmente, los 500 individuos y se concentran fundamentalmente en la comunidad de La Caridad de los Negros, en Yateras, provincia de Guantánamo.

12 La Prensa Médica se inició en Cuba en 1841 con la publicación de Repertorio Médico Habanero, desde esa fecha se publicaron interrumpidamente revistas especializadas hasta la actualidad. La Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana abrió sus puertas en 1861, presidida por el doctor Nicolás José Gutiérrez, notable médico, y entre sus fundadores se encontraban los más importantes galenos de la ciudad en ese momento.

13 El doctor Luis Montané Dardé regresó de Francia en 1875 donde estudió medicina y antropología con el doctor Broca, en 1877 fundó la s Sociedad Antropológica de la Isla de Cuba.

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