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Estudios políticos (México)

versión impresa ISSN 0185-1616

Estud. polít. (Méx.)  no.31 Ciudad de México ene./abr. 2014

 

Teoría

 

Complejidades impredecibles: desafíos de las Ciencias Sociales en el mundo contemporáneo

 

Unpredictable complexities: challenges of Social Science in the contemporary world

 

Rina Marissa Aguilera Hintelholher*

 

* Doctora en Administración Pública por el INAP, México. Profesora de Tiempo Completo en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, UNAM.

 

Resumen

En el presente texto la autora propone analizar las tendencias actuales en el campo de las Ciencias Sociales, a fin de identificar los futuros derroteros que habrán de seguir, tomando en cuenta: la vigencia de la sociedad posindustrial, las transformaciones del espacio público, la actividad del gobierno en la economía, el comportamiento del sistema de poder, elementos todos que dan lugar a la revisión de los modelos teóricos y metodológicos que obligan a vislumbrar que las Ciencias Sociales tendrán que reforzar aún más, sus contenidos empírico, factual y argumentativo.

Palabras clave: Ciencias Sociales, metodología, teoría, ciencia, Edgar Morin.

 

Abstract

In this text the author proposes to analyze current trends in the field of Social Sciences in order to identify future directions to be followed, taking into account: the validity of postindustrial society, the transformations of public space, the activity of the government in the economy, the behavior of the authority system, all elements, that give rise to the revision of the theoretical and methodological models that the Social Sciences require to glimpse further strengthened its content: empirical, factual and argumentative.

Key words: Social Sciences, methodology, theory, science, Edgar Morin.

 

1. Introducción

Las Ciencias Sociales hoy en día tienen grandes retos y desafíos, motivo por el cual se deben encontrar los mecanismos necesarios para aportar conocimiento que permita resolver y comprender las complejidades e incertidumbres que hoy en día se están suscitando en el mundo a nivel nacional e internacional.

En el debate actual de las Ciencias Sociales, es necesario en una vida de apertura, rebasar su tradicional patrón teórico y descriptivo para incorporar otros elementos de análisis que permitan fortalecer su alcance teórico y metodológico. En este sentido, algunas ideas de Edgar Morin pueden aplicarse para la mejor comprensión de los fenómenos sociales y políticos, a partir de planteamientos que permiten explicar los procesos y mecanismos que se producen con el comportamiento de los sistemas que sustentan la vida de la sociedad.

Conceptos como orden, desorden, caos, complejidad, entre otros, permiten una aplicación orientada a rescatar las propiedades empíricas de las estructuras en la sociedad y construir explicaciones más comprensivas sobre su razón de ser y sus formas de operación.

La postura previsible respecto al curso de los fenómenos en las ciencias sociales no es del todo confiable, sobre todo en los momentos en que el fenómeno de la globalidad acelera procesos de nueva estructuración —cambio tecnológico, economía digital— y procesos de desestructuración —sistemas automatizados, eliminación de materiales como el cobre y supeditación de la economía productiva, la financiera—, lo cual indica que los sistemas económicos y sociales se desenvuelven en la lógica del cambio y las transformaciones, estimulando con ello zonas de incertidumbre y reacomodo que no tienen, por lo tanto, comportamiento preciso y previsible.

El objetivo del presente trabajo consiste en explicar en una visión contemporánea de las ciencias sociales, las aportaciones de Edgar Morin que permitan entender en otra dinámica el desempeño de la vida pública, así como los sistemas políticos, económicos y sociales, con énfasis en dos campos de conocimiento que son la Ciencia Política y la Administración Pública.

Para fines de exposición, el trabajo se estructura del modo siguiente: 1. Introducción. 2. Contexto. 3. El mundo empírico como concepto aplicado. 4. Conceptos recuperados de Morín que sirven como referente para analizar la Importancia de lo Público en las Ciencias Sociales. 5. El espacio público: referente de la Administración Pública. 7. Espacio público y Ciencia Política, y Conclusión.

 

2. Contexto

La visión clásica de las Ciencias Sociales y las categorías de orden y desorden fueron analizadas no de manera simultánea, sino dicotómica, lo cual impide analizar la interrelación que tienen en una visión que permite explicarlas de manera conjunta y no con criterios que lo separan. El orden es el resultado de pautas regulares, predecibles, eficientes y estructuradas que garantizan la estabilidad de los sistemas económicos políticos y sociales. El desorden son las inestabilidades, rupturas, crisis y reacomodos que indican una alteración funcional de la regularidad prevista. Esto no significa que el orden sea un elemento que impulsa conductas y desempeños y que el desorden los violenta con pautas contrarias al propio orden. Ni el orden es un ejemplo de racionalidad exhaustiva,1 ni el desorden un testimonio de racionalidad disolvente. Ambos se conectan y con base en las ideas de Edgar Morin es posible inferir que tal aseveración es imprecisa y que tanto el orden como el desorden son elementos condicionantes y recíprocos que aluden a formas simultáneas de comportamiento social y público,2 y por tanto son ámbitos que al interrelacionarse y corresponderse aumentan la complejidad para estudiar y descubrir el sentido de los movimientos e impactos de la vida humana.

Un punto esencial es que el autor retoma de las ideas de Prigogini sobre la termodinámica y precisa de modo interesante la complementariedad de los fenómenos desordenados y ordenados. Esto significa en palabras del autor, que es posible explorar la idea de un universo que forme su orden y organización en la turbulencia, la inestabilidad, la desviación, la improbabilidad y la disipación energética (Morin, 2009: 59).

Del mismo modo se alude a que fenómenos como la desviación, perturbación y disipación provocan estructuras, es decir organización y orden a la vez. De este modo se viene abajo como un castillo de naipes la visión opuesta como orden y desorden, mismos que están presentes tanto en los sistemas naturales (ríos, montañas) como los sistemas artificiales y en éstos destacan: el gobierno, la administración pública, la ciencia política, las políticas públicas, la nueva gobernanza,3 los diseños institucionales, además de las prácticas administrativas, el ejercicio del presupuesto, balance financiero y monetario, etcétera, que se desordenan como la crisis financiera de 2008 y los problemas financieros de Irlanda, Portugal y Francia. O más recientes, los problemas de Egipto, Libia, Marruecos, en donde la sociedad se ha revelado en contra de presidentes autoritarios.

En consecuencia, orden y desorden pueden entenderse como elementos distintos y aun contradictorios, pero que tienen funcionalidad positiva, incluso negativa para entender acomodos y reacomodos en los sistemas naturales y los sistemas artificiales. Es importante destacar que no se entiendan orden y desorden como elementos opuestos y sin arreglo funcional. Por el contrario, su funcionalidad responde al modo en que los sistemas viven con eficacia (orden) y qué capacidad tienen para contrarrestar e incorporar al orden establecido, el desorden que es una forma de aludir a un desarreglo que no implica necesariamente la muerte de los sistemas; por ejemplo, cuando un gobierno tiene formas de desorden adopta procesos de reforma para volver a tener capacidad de autorregulación y equilibrio.

En este sentido es importante retomar aspectos que nos permitan entender lo que Morin propone; por ejemplo, con el enfoque positivo4 se analiza más lo que hace la administración pública, cómo funciona, cómo toma decisiones colectivas, quiénes intervienen en las mismas, bajo qué criterios, en qué condiciones, en qué tiempo, en qué espacio, ante qué actores y fuerzas organizadas; cómo interviene en el diseño y ejecución de las políticas públicas, cómo distribuye beneficios sociales, cómo aplica incentivos positivos y negativos, de qué modo contribuye a producir gobernabilidad y gobernanza democráticas,5 cómo se ha de relacionar y comunicar con la sociedad, cómo funcionan sus áreas de organización y gestión, cómo efectúa actividades de deliberación y persuasión para dar vida a los procesos de gobierno, cómo diseña y orienta la aplicación de las políticas de fomento, estímulo y promoción tanto en la sociedad como en la economía.

La operación real de la Administración Pública es fundamental ubicarla, ya que se enlaza con actores efectivos que en la sociedad civil tienen presencia continua para influir en la formación de la agenda de políticas públicas, que también son parte del ámbito de la administración pública, tal como es el caso de las asociaciones, los colegios, las cámaras empresariales, los partidos políticos, los parlamentos, los jueces, la opinión pública, los sindicatos, las organizaciones no gubernamentales, los organismos internacionales, los medios de comunicación, las organizaciones comunitarias. Todos estos actores tienen intereses y valores que explican su motivación y conducta en la vida pública y de ese modo lo que realiza la administración pública no está desconectado de las acciones e influencia que producen en los diversos sitios de la vida colectiva, lo que nos lleva a pensar que en cada una de las acciones de la administración pública hay un orden y desorden, tal y como lo señala Edgar Morin en su obra y que nos permite repensar el quehacer del administrador público y el politólogo.

De este modo, lo relacionado con acciones, movimientos, estrategias y procesos de gestión pública, son la materia prima para generar el conocimiento empírico, el cual se alimenta de experiencias, datos estadísticos, la selección de aspectos de la realidad que se clasifican y operacionalizan6 con fines de análisis e interpretación.

 

3. El mundo empírico como concepto aplicado

El mundo empírico de la Administración Pública concierne a las acciones, las interacciones, la corresponsabilidad y los procesos de negociación que involucran grupos de interés, organizaciones, redes sociales, redes de políticas, comunidades organizadas, relaciones comunitarias, así como demandas en materia de derechos civiles, políticos y sociales que hoy dan vida a demandas relacionadas con políticas públicas de género y solidaridad para luchar contra la discriminación y la exclusión social. Esto significa que el espacio de lo público tiene caracteres que pueden conocerse, clasificarse, analizarse e interpretarse con base en actores y contextos que reflejan el modo en que la sociedad civil se integra por fuerzas y relaciones tangibles que inciden y gravitan sobre la esfera institucional y las prácticas de gestión que lleva la propia Administración Pública.

El mundo empírico7 de la Administración Pública también incluye conductas, preferencias, motivaciones, decisiones y acciones —a los cuales se les pueden y deben formular indicadores de medición con sentido práctico— dado que tienen impacto en la vida colectiva, en la cual la administración juega un papel importante para estructurar intereses, voluntades y elecciones que denotan la diversidad y la pluralidad que son ascendentes.

En la medida que el campo de estudio de la Administración Pública sea alimentado con conceptos8 empíricos que son observables y mensurables con lo cual la visión cognoscitiva de la Administración Pública tendrá nuevos referentes, nuevos problemas y nuevas respuestas que permiten fortalecerla con conjeturas9 y refutaciones que son sometidas a pruebas y corroboraciones para que sean más consistentes.

Y el desorden en consecuencia queda asimilado en las reglas y procedimientos que se diseñan para contrarrestarlo, un ejemplo histórico: las revoluciones políticas que son un desorden dentro de un orden, no han implicado que las tareas de gobierno y administración pública se suspendan. Por el contrario, se siguen desarrollando con alteraciones pero nunca se destruyen las estructuras administrativas y gubernamentales, esto al menos ha sido comprobado en las revoluciones en Francia, Inglaterra México y Estados Unidos.

Un punto importante también en las ideas de Morín es el concepto de complejidad original que reúne tres elementos fundamentales:

a) el orden,

b) el desorden,

c) la potencialidad organizadora.

Lo anterior significa que aun con elementos antagonistas se forman otros que los complementan hasta constituir en palabras del autor un "blucle en movimiento". En este sentido es importante recuperar lo siguiente "El cosmos se organiza al desintegrarse" con ello se corrobora que lo complejo no implica desechar mecánicamente elementos, sino entender bajo el principio de asociación cómo funcionan, cómo se relacionan, y cómo se condicionan.

Otro aspecto fundamental es el uso de las siguientes categorías: "las transformaciones del desorden y el desorden de las trasformaciones". Con ello es posible aclarar que el desorden no es algo anormal, atípico o dañino, sino punto de partida para entender las trasformaciones de un orden dado; por ejemplo, cómo transitar de una guerra civil a la paz y del terrorismo al respeto por la vida humana. Y el otro aspecto importante es situar el desorden de las transformaciones, lo cual indica que no siempre los cambios pacíficos o los cambios que pretende la estabilidad están exentos de contratiempos, de falta de coordinación, de falta articulación y en consecuencia también son generadores de comportamientos no deseables en el desarrollo de las transformaciones (Morin, 2009: 65).

El concepto turbulencia, así como el de desigualdad del desarrollo son útiles para entender bajo una visión de método que el desarrollo de la vida social a diferencia de la vida natural, es más turbulento y más desigual. Las turbulencias son movimientos bruscos, son movimientos que sacuden y pueden afectar la estabilidad de un sistema, el reto para contrarrestarla, no es tratar de eliminarla, sino de tener la capacidad de respuesta en el conjunto de impactos que va teniendo; en los sistemas políticos las turbulencias son explicables como un sacudimiento dado en el orden establecido pero que se puede contrarrestar, por ejemplo, con violencia instrumental (represión o diálogo democrático), mientras que la desigualdad del desarrollo significa que no hay elementos lineales ni homogéneos en los sistemas sociales y políticos, sino que en los mismos se identifican rupturas disociaciones colisiones y explosiones que ponen a prueba la capacidad del gobierno para absorberlas y transformarlas en un orden funcional.

Para Morin, el nacimiento del orden es simultáneo que el desorden. Esto implica que el orden no es algo determinado, ni es una propuesta de los expertos en la vida política, sino que es un proceso orientado por el comportamiento disímbolo pero integrado de los elementos que lo hacen funcionar; por ejemplo:

a) Una herramienta para crear orden político es la práctica de la política a través de los acuerdos y negociaciones y la distribución de los beneficios;

b) Después de una catástrofe como pueden ser un huracán o un maremoto como formas de desorden quedan asimilados para el futuro y en términos de prevención a las medidas de gobierno, se pretende así reordenar, es decir, proteger a la sociedad civil, pero no es posible eliminar ni huracanes ni maremotos, sino que se crean sistemas de prevención para poner a salvo la vida humana y atenuar la destrucción de sus elementos materiales.

Un punto central en el uso del método para estudiar lo que se denomina el mundo y sus problemas, es lo que el autor señala como el "juego de las interacciones" que en su lenguaje son acciones recíprocas que modifican el comportamiento y la naturaleza dentro de los elementos, cuerpos, objetos y fenómenos que están presentes o se influencian. Para Morin las interacciones suponen, por ejemplo, condiciones de a) encuentro, b) agitación, c) turbulencia, d) flujos contrarios, y algo importante es que hay ciertas condiciones que se convierten en interrelaciones como asociaciones, uniones combinaciones y comunicación. Con ello, identifica un proceso fundamental en el tiempo actual, los fenómenos de organización (Morín, 2009: 69).

Una organización en consecuencia combina interacciones que se corroboran en la existencia de orden y desorden. En una traducción del tiempo actual, las organizaciones pueden entenderse como la coexistencia de relaciones de cooperación (orden) y conflicto (desorden), pero no entendidos de manera maniquea (buenos y malos), sino como procesos y movimientos que no sólo se corresponden, sino que son parte activa e imprescindible de las organizaciones modernas, por ejemplo la agitación y movilización en las calles (desorden) un gobierno no las elimina de raíz, por ejemplo, con políticas públicas (organizadas y estructuradas) las contrarresta y definen una agenda de solución para que pierdan intensidad y no alteren más la vida normal de la sociedad.

Una categoría sugerente que el autor trabaja es el "blucle tetralólogico", que combina el concepto de organización, interacciones y desorden, esto significa:

a) El desorden es un conjunto de elementos interactivos,

b) Orden y organización no se entienden sino es con el concepto de interacciones.

Es importante señalar que para Morin toda organización necesita principios de orden (división de trabajo, jerarquía, disciplina y obediencia) para facilitar las interacciones, lo cual implica que en la idea del blucle tetralógico hay que entenderlas, como un conjunto la interacciones complementarias, concurrentes y antagónicas. Por ejemplo, que un organigrama es la representación gráfica de una organización y de un orden, pero eso no significa que al interior de las organizaciones no existan relaciones informales, ni que tampoco existan conflictos, sería un contrasentido indicar que el orden implica ausencia de conflictos, pero tampoco implica que el desorden elimine la vida en la organización, en todo caso se establecen ámbitos de atención y resolución para el desorden (autoridades y medidas disciplinarias.)

Un planteamiento central en la exposición de Morin es el referente al concepto de caos que define como aquello que es inseparable en el fenómenos del doble faz porque el universo a la vez se desintegra y organiza, se dispersa y se "polinuclea", retomando ideas de Heráclito, por ejemplo el "camino de lo bajo", éste se puede traducir como la desintegración dispersiva y el "camino de lo alto" se traduce como la evolución progresiva hacia la organización y la complejidad.

Es claro que para Morin la complejidad se integra por desórdenes, interacciones, orden e invisibilidades, lo que permite analizar los sistemas artificiales diseñados para atender y resolver problemas como son: las organizaciones que de modo inevitable, ingresan a procesos de metamorfosis y transformación, y como bien señala Morin, de este caos surge el orden y la organización, pero siempre con la presencia complementaria y antagonista del desorden y el conjunto de inestabilidad que se producen con la alteración de los patrones regulares de comportamiento.

Como objeto de estudio las organizaciones son más que los organigramas y las atribuciones formales y en término de método se pueden entender como realidades y convivencias en donde el orden y desorden son los elementos normales y no excepcionales. En este sentido, el concepto de caos es fundamental para entender el comportamiento del mundo natural y artificial y en particular el modo en que los sistemas artificiales como el gobierno y la Administración Pública se desarrollan; por lo tanto, tienen que racionalizar las alteraciones y las turbulencias, las cuales deben entenderse como sistemas desordenados, es decir que tienen su propio orden.

Para el autor, "el universo heredado de Kepler, Galileo, Copérnico, Newton y Laplace era un universo frío, helado, de esferas celestes, de movimientos perpetuos, de orden impecable, de medida, de equilibrio [...]" (Morin, 2009: 69). El autor propone que esta concepción del universo es preciso cambiarla para entenderlo en el desorden, el gasto, el despilfarro y desequilibrio. En términos de métodos de estudio una aportación fundamental del autor es que el universo clásico se entendía por un centro único pero en el tiempo actual el universo no es acéntrico, sino que es policéntrico, es decir, que hay varios centros que lo mueven y en materia de gobierno éste no es el único centro, es el más importante porque tiene poderes compulsivos, pero los gobiernos tienen ante sí una diversidad de centros (policéntricos) que los presionan a la hora de tomar decisiones y distribuir recursos.

Es importante señalar que Morin advierte que el universo más que probabilidad estadística, debe entenderse en la lógica de la innovación, la invención y la evolución, eso significa que el futuro es evolutivo, no estático, por lo tanto tiene cabida en él, no solo el desorden, sino también la incertidumbre que se relaciona con dos sistemas de referencia orden/organización o desorden; por lo tanto la improbabilidad en un mundo actual es otra categoría de análisis que se puede retomar del autor a diferencia de los ejercicios de pronóstico o de probabilidad que se intentan en convertir en rígidos referentes de explicación cuando el cosmos también se desarrolla con desajustes y en consecuencia con desórdenes.

El desorden como estudio con base en el método según Morín, hay que revalorarlo como una categoría útil, de análisis y explicación para romper la vieja concepción de que el orden está dado, o bien que el orden una vez construido asegura la eficiencia con racionalidad. Esto no siempre es así, porque los cambios y rupturas a veces ponen en predicamento el orden creado en las organizaciones.

 

4. Conceptos recuperados que sirven como referente para analizar la importancia de lo Público en las Ciencias Sociales

1. El juego de las interacciones10 entendidas como acciones recíprocas y el espacio público11 moderno reúne estas dos características y es interesante ver el grado de influencia que tiene en la administración pública y cómo la administración pública gobierna a las interacciones; por ejemplo, a través de política pública, de gasto público y a partir de definir beneficios.

2. El binomio orden y desorden deben entenderse como elementos unidos y por tanto inseparables; por ejemplo, una política pública es una estrategia ordenada y planificada de gobierno para responder a demandas sociales producto de la desigualdad, la agitación las turbulencias o las catástrofes (desorden). Orden y desorden en este punto son parte del juego de las interacciones porque la política pública se orienta a contrarrestar el desorden, restituye la legalidad social.

3. Entender cómo el espacio público, recuperando ideas del autor es un sistema de orden; un sistema de organizaciones, un sistema de cooperación y también un sistema de desorden (por ejemplo, ciclones huracanes, guerras civiles intentos de golpes de Estado, etcétera).

4. Recuperar el significado del bucle tetralógico en el que se conectan organización, interacciones, desorden y orden y en el espacio público hay mucho de este elemento las crisis por ejemplo.

5. Caos es importante estudiarlo como programa de gobierno, como problema de la Administración Pública y como forma del comportamiento público, tomando en cuenta el concepto de espacio público, es de carácter policentrado, por lo que interesa entenderlo cómo en la visión de cómo se gobierna y se administra la sociedad.

6. Los conceptos de complejidad e incertidumbre son de útil aplicación para explicar comportamientos y transformaciones en el espacio público, partiendo de un concepto importante que se recupera de Morin: no todo es equilibrio o equilibrios, sino movimientos perpetuos influidos por personas grupos y problemas que aumentan la interdependencia e intervención de factores para dar paso a la creciente complejidad de la vida pública.

Si el espacio público se integra por organizaciones y éstas son la suma de orden y desorden, es interesante recuperar los conceptos de entropía positiva y entropía negativa para entender cómo se organizan y desorganizan en ocasiones el espacio público; y cómo los gobiernos utilizan estrategias diferentes para regular el orden e incorporar del desorden elementos que pueden atenderse con agendas, decisiones y recursos; por eso es importante el estudio de las organizaciones complejas como formas de respuesta a problemas, recuperando nuevamente el concepto de interacciones que son la clave para situar el mundo de las respuestas en materia de Gobierno, gobernanza y Administración Pública.

 

5. El espacio público: referente de la Administración Pública

Para fines de este trabajo el espacio público se caracteriza por los elementos siguientes:

1. Se integra por la pluralidad de ideologías, cosmovisiones, doctrinas, credos y sistemas filosóficos.

2. Su diversidad consiste en que hay individuos, grupos, organizaciones, intercambios, acciones y estrategias que aumentan la competitividad política, ideológica y económica que dan vida a la acción colectiva.

3. Hay voces diversas, diálogos diversos, debates y modos de persuasión para convencer unos a otros.

4. Es el lugar de la necesidad pública, la cual es compartida y consensuada por segmentos de la vida asociada que luchan para que se califique como política pública.

5. Los puntos enunciados reflejan que la complejidad es el principal atributo de los espacios públicos modernos; sobre esa base un modo de comprender la dinámica de su complejidad es con la definición de Morin que a la letra dice:

La complejidad se presenta en primer lugar como regresión, pérdida, confusión, dificulta [....] Aporta pérdida de la certidumbre ilusoria, oscurecimiento de las evidencias, confusión de las ideas hasta entonces claras y distintas

[....]

En tanto que La vida no tiene por Meta desarrollar la complejidad: es el desarrollo de la complejidad el que, en condiciones que comportan siempre la dimensión aleatoria, desarrolla la vida, es decir, [...] la complejidad no es un fin, sino el medio necesario para concebir lo fundamental, lo emergente, lo ambiguo, el individuo, el ser, la invención [...] (Morin, 2009: 453)

En este sentido, la interacción significa que lo realizado por la autoridad genera acciones y reacciones en los centros del quehacer social, económico y político. No hay acciones sin consecuencias e impactos, motivo por el cual, la interacción es un conjunto de procesos que son simultáneos y que reflejan cómo organismos de la sociedad y las instituciones del Estado combinan actividades que se realizan con la intervención de partes interesadas en este caso, en los asuntos públicos.

Otro concepto a destacar es la sinergia, entendida como el concurso activo y concertado de acciones que llevan a cabo, tanto las autoridades como los organismos de la sociedad para dar cumplimiento a las funciones públicas, asegurando que la producción de los bienes y servicios sea efectiva en razón de las agendas institucionales.

Un concepto más, es el de la cooperación, el cual implica no sólo la participación de dos o más agentes hacia el cumplimiento de objetivos públicos, sino formas de enlace y colaboración que permitan sumar capacidades, esfuerzos y recursos para favorecer el mejor desempeño de los procesos de intercambio, así como el otorgamiento de servicios públicos de manera oportuna y eficaz.

Tanto la interacción, como la sinergia y la cooperación, permiten entender que la sociedad contemporánea no acepta que el Estado realice todo, sino que a partir de esquemas de colaboración es factible una acción administrativa más coordinada del esfuerzo en conjunto, no tanto que imponga la hoja de ruta que se ha de seguir para la atención y solución de los problemas colectivos. En la medida que acción administrativa tenga valor público, la propia administración pública tiene mejor comunicación con los actores de la sociedad y responde con mayor eficacia a las demandas que le exigen no volver a ser una institución omnipotente.

Estos tres elementos inciden para que la Administración de lo público sea entendida con funciones especializadas, cuadros profesionales en la burocracia, que son portadores de habilidades y destrezas, políticas públicas y acciones planificadas.

 

6. Espacio público y Ciencia Política

Es significativo retomar la importancia que hoy en día tiene la Ciencia Política en el campo de la organización, ejercicio y retención del poder que corresponde al análisis político. En este sentido, las ideas de Morin tienen aplicación para explicar tanto los actores como los procesos y estrategias que se utilizan en la lucha y competencia política. Si algo caracteriza a la política es que no se ocupa únicamente de hechos regulares —agendas electorales—, sino también del análisis de aquellas situaciones en que hay comportamientos erráticos, turbulentos e incluso explosivos —revueltas callejeras, protestas violentas—, lo cual indica que el comportamiento del poder genera a la vez reacciones que superan los sistemas de racionalidad previsible, para entenderlos en otras formas de racionalidad que comprenden —por ejemplo— el cuestionamiento violento del orden vigente, la acción organizada de las redes sociales y políticas, aquí como la presión ejercida por actores no incluidos en las respuestas originales del gobierno. Diríase que el caos, entendido como desorden organizado es una forma de caracterizar hechos que tienen mayor vigor por las relaciones informales que los generan y que a la vez impactan los sistemas formales de reglas que sustentan al poder constituido.

Es el caso del comportamiento político que actualmente vive Egipto, donde los movimientos sociales a través de las redes tecnológicas fueron convocados para derrumbar el régimen político de Hosni Mubarak, bajo la bandera de la democracia y las libertades. En el tiempo actual y en un proceso de regresión, se ha generado un golpe de Estado que depuso al Presidente Mohamed Morsi a pesar de que inicialmente fue electo democráticamente. Esto es un ejemplo de cómo el orden y el desorden son el binomio que refleja cómo las sociedades, los grupos y el poder constituido se desenvuelven permanentemente en una lógica de conflicto y tensión que tiene que ser gobernada. En este caso el orden se asocia con paz, estabilidad, y regularidad de la vida colectiva y el desorden con lo imprevisible, la incertidumbre y las inestabilidades. En ningún sentido implica lo anterior, que se trata de situaciones patológicas. Por el contrario son situaciones que caracterizan cotidianamente las vidas de las sociedades y la intervención del Estado para evitar el desbordamiento de las reglas vigentes y la necesidad de aplicar elementos correctivos y preventivos para evitar que la zozobra disuelvan las relaciones de convivencia.

Al retomar el análisis del caos de Morin se destaca una categoría de estudio que no puede estar ausente de la ciencia política y de ninguna otra ciencia social. El caos se produce cuando los elementos normales de una comunidad se alteran, es decir, cuando hay un cuestionamiento vigoroso de las reglas y procedimientos que garantizan las tareas que al mismo tiempo no hay una distribución equitativa de recursos y beneficios, lo cual provoca diversas acciones grupales para atraer la atención y apoyos de la autoridad.

De este modo el caos se expresa en la vida pública a través de marchas, protestas, reclamos, ocupación de espacios públicos e incidencia recurrente en la opinión pública. Desde esta perspectiva el caos se forma y se desarrolla dentro de reglas formales y legales que están vigentes, es decir no es un elemento ni extraño, ni ajeno a la esencia de la vida colectiva, sino una forma de emerger por parte de otros actores y organizaciones que luchan para tener reacomodo en las reglas institucionales vigentes y para ello organizan la presión social y política que les facilite abrir las puertas del poder, atendiendo a la premisa de que los recursos públicos, las política públicas y los programas gubernamentales, son instrumentos que atienden demandas en competencia, y que permiten dar respuestas a problemas específicos. Por eso, el caos —desorden organizado— es la forma de comprender los comportamientos disímbolos de una sociedad civil, y no es un elemento corrosivo que necesariamente atenta contra el poder constituido.

Un riesgo mayor al caos potenciado son las acciones terroristas, la ingobernabilidad,12 las rebeliones, las revoluciones y todas aquellas acciones encaminadas a romper la existencia del orden vigente. En este caso son situaciones de alto riesgo que atentan contra la sociedad y el Estado y sería en todo caso un tipo de caos destructivo para instaurar un orden político que sea mejor y deseado. Sin embargo, el caos no destructivo, es decir las protestas pacíficas sin daño para terceros, son el objeto central de estas ideas para destacar la relación tensa en que todos los días se desenvuelven la sociedad y el Estado bajo el binomio de orden y desorden.

Otra forma de comprender el binomio orden, desorden, relacionados con el caos son las crisis políticas que viven los sistemas políticos13 y que indican la transición por ejemplo, del autoritarismo a la democracia hasta que se consolide ésta, como un sistema regular de instituciones y procesos que dan respuesta pacífica a los problemas colectivos.

Las crisis económicas son otra forma de caos, como el caso de una devaluación, la cual altera los rendimientos de la economía de cierto caso de cosas, desde el momento en que la moneda al perder valor competitivo, genera mayor desigualdad social, y por tanto reacomodos bruscos en la estructura del poder. Las crisis sociales que el mundo vive en materia de pensiones, que son conquistas conseguidas durante la vigencia del Estado de Bienestar y que hoy se encuentran en riesgo tanto en los países industrializados como los emergentes, debido al nuevo papel del Estado en la economía —más regulador— a los problemas de corrupción como el caso griego, a la escasez de recursos como el caso español y a la inviabilidad más cercana al financiamiento que se tiene en el caso mexicano, reflejan otra vertiente del caos.

Todo aquello que altere condiciones de vida como son los beneficios que en materia social se tenían antes, provoca un caos potenciado a través de las protestas e inconformidades que se expresan como una tendencia mundial. Agréguese a esto que los sistemas políticos tienen mayor tensión cuando aumenta la pobreza, la exclusión social y las desigualdades se multiplican. Habrá en este caso alteración en el modo de vida de las personas en la lealtad que tienen con el orden establecido y al ingresar a una zona de inestabilidad, en sus condiciones de vida, se multiplicaran los organismos de defensa organizacional y colectiva para evitar que sean desplazadas en la agenda de los beneficios de los recursos públicos.

Todo esto impone nuevos desafíos a la tarea de gobernar que tiene como objetivo asegurar la vigencia de la correlación de fuerzas para que la idea comunitaria se desarrolle; y es en este punto en donde el engarce con el orden y desorden, tiene que cuidarse con políticas públicas inteligentes que desestimulen la reproducción del caos, para evitar que la relación del Estado y la sociedad sea objeto de dislocación. En buena medida gobernar implica atenuar los impactos del caos para asegurar la regularidad en la economía, la vida colectiva el tratamiento pacífico de los problemas y la reproducción funcional de las estructuras y procesos que dan vida a los sistemas políticos.

 

Conclusión

Con base en lo expuesto las Ciencias Sociales, entendidas como campos de conocimiento que analizan e interpretan lo complejo de la vida colectiva se infiere que los problemas y acciones que estudia no son predecibles, sino que se explican con base en las ideas de crisis, cambio y transformación.

En un mundo de tendencias globales la dimensión de los problemas es interdependiente y concurren en ellos, variables propias y ajenas que reflejan modo de interacción que imposibilitan entenderlos en un esquema determinista o geométrico, dado que no hay secuencias uniformes ni acontecimientos programados para conjeturar que las ciencias sociales podrían tener un perfil de certeza para categorizar tanto contextos, actores como procesos.

Finalmente, en todo caso las Ciencias Sociales tienen que reforzar su estatuto teórico y aplicado para no anclarse en una misión normativa ni mecanicista, que empobrecen el análisis de las realidades entendidas como conflicto y solución. La riqueza de las Ciencias Sociales consiste en realizar trabajo heurístico, construir formulaciones teóricas consistentes, nutrir las teorías de la sociedad y el Estado y sobre todo fortalecer permanentemente la herramienta metodológica que utiliza para analizar, interpretar y argumentar la dinámica y complejidad de los sistemas económicos, políticos y sociales.

En la sociedad contemporánea la Administración Pública tiene un diseño de orden, racionalidad y eficiencia que debe nutrir con sistemas de gestión que le permita ser ms adaptativa, flexible y eficaz para abordar la complejidad del orden y desorden destacando la dinámica del caos, para regularlo con respuestas que tiendan a la horizontalidad de los movimientos públicos y que no se ciñan exclusivamente al modelo de jerarquía y verticalidad que caracteriza a los esquemas burocráticos creados en los marcos de la sociedad industrial. En la horizontalidad del poder hay que situar la dinámica del caos y con respuestas de política pública más flexibles institucionalizarlo con las capacidades organizadas de la administración pública para evitar que el desorden supere la capacidad del orden establecido para contener la desestructuración de la propia vida comunitaria

En el caso de la Ciencia Política, el vínculo orden desorden para atenuar los impactos del caos tiene que hacerse con acciones públicas que institucionalicen a los movimientos emergentes que no tienen ubicación localizada en los sindicatos, ni en los partidos políticos, ni en el esquema corporativo del poder.

Institucionalizar los procesos de autogestión, autonomía y auto organización es un camino para reconocer a otros actores que surgen a partir de las crisis económicas y sociales, que no reacomodan sus intereses en la institución ortodoxa, sino que presionan para que la agenda pública sea más abierta y plural para procesar problemas como derechos de género, protección a discapacitados programas de inclusión social, formas de colaboración desde la sociedad hacia el gobierno, así como una mayor corresponsabilidad entre la autoridad gubernamental y grupos de la sociedad para definir los nuevos temas y problemas de política pública que han de responder a la horizontalidad del poder. De este modo, el análisis del caos es una herramienta necesaria, no solo para tomar decisiones, sino para estructurar con mayor racionalidad los comportamientos no racionales del poder que hoy se expresan con mayor intensidad en la pluralidad del espacio público.

 

Bibliografía

Aguilera Hintelholher, Rina Marissa (2012), Naturaleza de lo Público en la Administración Pública Moderna, México, Instituto Nacional de Administración Pública, A.C.         [ Links ]

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Notas

1 La combinación de las tendencias positivistas, conductistas, sistémicas-biológicas y neo-positivistas da lugar a la formación de la racionalidad exhaustiva (Lindblom1959,1992:205-206). Asimismo, la racionalidad exhaustiva es una cosmovisión que tiene como centro de apoyo la utilización de la lógica formal para favorecer la elaboración calculada, equilibrada y fina de los sistemas de conocimiento que definen a las disciplinas modernas (Uvalle, 2011).

2 La palabra público significa dos fenómenos estrechamente relacionados, si bien no idénticos por completo. [....] Todo lo que aparece en público puede verlo y oírlo todo el mundo y tiene la más amplia publicidad posible, [...] lo cual constituye la realidad [...]" (Arendt, 2005: 71).

3 Governance consists of the traditions and institutions by which authority in a country is exercises. This includes the process by which governments are selected, monitored and replaced; the capacity of the government to effectively formulate and implement sound policies; and the respect of citizens and the state for the institutions that govern economic and social interactions among them. Instituto del Banco Mundial: http://info.worldbank.org/governance/rnd.

4 "Las teorías positivas estudian cómo se comportan, como son y que hacen los Estados en la economía y en la sociedad, es decir, describe cómo los cambios en las políticas o en los mecanismos de intervención estatal, pueden afectar una o muchas variables" (Ayala, 1996: 34).

5 "Revalorar su compromiso con la democracia es parte central del arte de gobernar para evitar caer en el sofisma de que son neutrales o imparciales en el ejercicio del poder, por lo que en un plano de nueva gobernanza las tendencias hacia la autonomía, la auto-organización y la autogestión de las organizaciones civiles y políticas obligan a revisar el alcance de las políticas públicas para tomar más en cuenta la participación de la sociedad en los asuntos colectivos" (Uvalle, 2011: 61).

6 "[...] se llama operacionalidad —en sentido estricto y propio— cuando indica las "operaciones" que permiten "medir" a un concepto en el campo del experimento o en la investigación. También podríamos decir, más elásticamente, lo siguiente un concepto operacionalidad es un concepto transferido y reducido a sus propiedades observables y definidos por las operaciones que lo verifican" (Sartori, 2006: 66).

7 "La ciencia (empírica) se funda en la investigación; y la investigación produce a su vez datos que debemos "saber tratar" (descartado el despilfarro o incluso el error de utilización). (Sartori, 2006: 63).

8 "Un concepto empírico, es pues un concepto observable de alguna manera, evaluable (validado, invalidado o modificado) mediante observaciones. En efecto, los conceptos empíricos suelen ser designados como términos de observación" (Sartori, 2006: 66).

9 "Las teorías científicas [...] son genuinas conjeturas, suposiciones acerca del mundo, de alto contenido informativo y que si bien no son verificables (es decir, si bien no es posible demostrar que son verdaderas), pueden ser sometidas a severos tests críticos [.]" (Popper, 1991: 150).

10 La Administración Pública es un campo de estudio que tiene cimientos teóricos y metodológicos que se forman a partir de la sociedad moderna, el Estado de Derecho, así como de los procesos que alimentan las interacciones entre las personas, los grupos y las autoridades, tanto en el ámbito privado como de lo público. Ningún campo de estudio se forma si antes no existen las condiciones objetivas que lo caracterizan por cuanto a su identidad y sustento (Aguilera, 2012: 221).

11 "El espacio público nos interesa principalmente por dos razones. En primer lugar porque es donde se manifiesta muchas veces con más fuerza la crisis de 'ciudad' o de 'urbanidad'. Por lo tanto, parece que sea el punto sensible para actuar si se pretende impulsar políticas de 'hacer ciudad en la ciudad'. Y en segundo lugar, porque las nuevas realidades urbanas, especialmente las que se dan en los márgenes de la ciudad existente plantean unos retos novedosos al espacio público: la movilidad individual generalizada, la multiplicación y la especialización de las 'nuevas centralidades' y la fuerza de las distancias que parecen imponerse a los intentos de dar continuidad formal y simbólica a los espacios públicos. Estamos convencidos que la dialéctica movilidades-centralidades es una cuestión clave del urbanismo moderno. Y que la concepción de los espacios públicos es a su vez un factor decisivo, aunque no sea el único, en el tipo de respuesta que se da a la cuestión anterior (Borja, 1998: 29).

12 "Los sistemas sociales son 'ingobernables' cuando hieren con sus reglas, que sus miembros acatan las leyes de funcionamiento a que están sujetos los sistemas sociales, o cuando no actúan de tal manera que al mismo tiempo funcionan" (Offe, Köppen, 1981: 1862).

13 "[...] sistema político cualquiera existe y subsiste, en tanto encuentre una solución tal, que sus partes 'se adhieran' o al menos que estén juntas; y la forma de cohesión de un sistema es precisamente su solución de equilibrios [...] ¿Pero por qué hablar de cohesión de los sistemas políticos como de una 'solución de equilibrio'? Porque [...] la característica de los sistemas políticos es precisamente la de adherirse [.] de una manera dinámica, es decir, merece a un variado y cambiable juego de 'pesos' y 'contrapesos', de presiones y contra-presiones [...]" (Sartori, 2006: 162-163).

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