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Estudios políticos (México)

versión impresa ISSN 0185-1616

Estud. polít. (Méx.)  no.24 Ciudad de México sep./dic. 2011

 

Sistema político mexicano

 

La derecha en el México post–revolucionario: una propuesta de caracterización

 

The right wing in the postrevolutionary Mexico: a proposal of characterization

 

Víctor Manuel Muñoz Patraca*

 

* Doctor en Estudios Políticos por la Universidad de Paris X–Nanterre. Profesor de Tiempo Completo en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, UNAM.

 

Resumen

Este trabajo presenta una revisión histórica de la corriente política que se puede caracterizar como derecha. Y qué decir del autor, llegó al poder por la vía constitucional en el año 2000. Para ello considera la fundación de la Unión Nacional Sinarquista (1937) y del Partido Acción Nacional (1939), organizaciones de oposición de derecha surgidas como reacción a las orientaciones del gobierno del presidente Lázaro Cárdenas. Del mismo modo, indaga sobre las expresiones más abiertamente pro–nazis externadas durante la Segunda Guerra Mundial.

Palabras clave: México, derecha, orientación política, gobierno, historia.

 

Abstract

This paper presents a historical review of the political orientation that can be characterized as: right wing. In consideration of the author, this political orientation arrived to power by constitutional means in 2000. To do this the author considers the founding of the National Union Sinarquista (1937) and the National Action Party (1939), right–wing opposition organizations emerged in response to guidance from the government of President Lázaro Cárdenas. Similarly, investigates more openly pro–Nazi expressions showed during the Second World War.

Keywords: Mexico, right wing, political orientation, government, history.

 

El triunfo del Partido Acción Nacional en las elecciones del año 2000 creó condiciones inéditas en el país. Por primera vez la derecha llegaba a la Presidencia de la República y el temor por las implicaciones de este hecho nacía del carácter contrarrevolucionario que durante décadas se atribuyó a este partido. El presente trabajo se origina en el interés por caracterizar a la derecha que había llegado al poder por la vía constitucional. Para ello se regresa a los años de la fundación de la Unión Nacional Sinarquista (1937) y del Partido Acción Nacional (1939), organizaciones de oposición y de derecha surgidas como reacción a las orientaciones del gobierno del Presidente Lázaro Cárdenas. Asimismo, se indaga sobre las expresiones más abiertamente pro–nazis externadas en los años de la Segunda Guerra Mundial. La revisión de los hechos y las interpretaciones ofrecidas por la bibliografía especializada, así como la investigación en los archivos del gobierno estadounidense, ayudan a responder a las inquietudes provocadas por el nuevo papel de la derecha en el escenario de la política nacional.

 

¿Cómo definir a la derecha?

Al utilizar el término derecha me refiero a grupos y posiciones políticas que se contraponen, según sus distintas manifestaciones —moderadas o extremas—, a los valores contemporáneos de igualdad y/o libertad de los individuos y que en algunas de sus corrientes conllevan un rechazo a concepciones económicas sustentadas en la noción de libre competencia. Estas expresiones, en términos generales, encierran un rechazo al cambio (económico, político, social, cultural…).

En la historia, por lo menos desde el siglo XII, es posible identificar a grupos que se resisten a aceptar la transformación de la sociedad si ésta se da fuera de sus tradiciones. La "feudalización desde arriba" en Inglaterra, como afirma Crossman, fue resultado de la conquista normanda que impuso la unificación de este país con Noruega y Dinamarca. Sin embargo, Guillermo El Conquistador revirtió tal proceso regresando al mundo y a las viejas costumbres sajonas. La centralización impuesta dio paso a las primeras manifestaciones del Estado–nación en Inglaterra mucho antes que en cualquier otro país europeo. En 1100 se encuentra que el rey es un factor de unidad entre sus súbditos sajones y su poder era considerado por el pueblo como una defensa contra los señores locales, tendencia que sufrió un revés cuando en el año 1215 se aceptó el principio de que el poder real estaba limitado por derechos tradicionales, impidiéndose explícitamente el establecimiento de impuestos arbitrarios, surgiendo así las primeras expresiones de lo que sería el parlamento.1 Si esta actitud pudo expresarse en la Edad Media, es posible imaginar la resistencia que trajo consigo la modernidad, con su concepción de un mundo racional y sobre todo con el cambio persistente que trae aparejado la tecnología, elemento fundamental del desarrollo de la economía capitalista.

En la Inglaterra del siglo XVIII surge el pensamiento representado en nuestros días por el Partido Conservador, que sienta las bases de una de las principales corrientes de pensamiento que han nutrido la filosofía y la práctica política del mundo occidental moderno y contemporáneo. El conservadurismo, identificado por un conjunto de valores, ideas económicas, políticas, sociales y culturales, tiene en ese país a figuras señeras como Edmund Burke.2 La vehemencia de Burke en la defensa de un orden basado en la tradición, el respeto a la constitución, el rechazo a los abusos cometidos por el poder, a favor del imperio de la ley y el acatamiento del derecho de propiedad, lo convierten en una referencia actual del pensamiento conservador. Su visión de una economía de laissez–faire, libre de interferencias por parte del Estado, que sólo encuentra un límite en consideraciones diplomáticas o estratégicas en las relaciones entre potencias,3 recobró actualidad con el llamado neoliberalismo de las últimas décadas del siglo XX.4

Sin embargo, el conservadurismo es sólo una de las formas de la derecha que, como tal, se conoce a partir de la Revolución Francesa. La derecha puede identificarse como la fuerza política que intenta lograr "la persistencia del Antiguo Régimen", para plantearlo en los términos del historiador Arno Mayer.5 Su tesis da cuenta de elementos (fuerzas, ideas, valores) que perduran más allá de sus componentes inmediatos por una suerte de inercia histórica. Es decir, y para el estudio que nos ocupa, se pueden señalar grupos que no están de acuerdo con los cambios, son partidarios del statu quo anterior y están dispuestos a mantener su poder e influencia, utilizando la violencia en caso necesario.

La expresión más extrema de la derecha se ha alimentado del rechazo a aceptar las transformaciones económicas, políticas, sociales y culturales. El capitalismo y la burguesía de las primeras décadas del siglo xx eran todavía débiles en Europa, afirma Mayer, para imponer su visión del "progreso, el liberalismo y la igualdad".6 Fue entonces que la fusión del nacionalismo exacerbado por la derrota en la Primera Guerra Mundial y un anti–capitalismo formulado como repulsa al liberalismo económico y político, sus instituciones (mercado, competencia, parlamento, partidos), valores (igualitarismo) y la clase social dominante (la burguesía) se abrió paso en Alemania. Libros escritos después de la derrota y que precedieron la llegada al poder de Adolfo Hitler, como el de Oswald Spengler, tratan de dar un sentido al nacionalsocialismo expresando su profundo desdén por el liberalismo y la democracia.7

Adolfo Hitler identifica al enemigo: los judíos y el socialismo marxista que según él sostienen los primeros, y la definición de la lucha política que deberá emprenderse para derrotar a la socialdemocracia alemana. Para él, "el éxito en política sólo pertenece a quien es brutal e intolerante; la masa, semejante a una mujer, tiene horror a los débiles, a los tibios; se somete al hombre fuerte, entero, fanático, que infunde miedo, que aterroriza".8 Como puede observarse, no puede hablarse de derecha, sino de diversas expresiones de la misma, lo cual no excluye la posibilidad de que "las derechas" establezcan vínculos entre ellas. En el caso de Francia, René Rémond ha identificado tres derechas: la primera, contrarrevolucionaria, enraizada en la tradición; la segunda, a la que denomina orléanista, puede considerarse una derecha liberal, conservadora, defensora de la libertad; y la tercera, la bonapartista, inclinada al autoritarismo y el nacionalismo.9 Para él, estas tendencias son de larga duración, resultado de los diferentes acomodos que trajo consigo la Revolución Francesa, si bien su aparición se dio en distintos momentos y su importancia varía a lo largo del tiempo.

La primera corriente es identificada como la extrema derecha,10 misma que —asegura Rémond— jamás ha renegado de su identidad. Su respeto por el pasado, por las tradiciones, la mantiene fiel a su pensamiento y acción. Mantenerse alejada del poder le ha permitido ser intransigente y dogmática sin tener que ajustarse a las necesidades de la búsqueda del voto. Su vocación minoritaria la convierte en una escuela de pensamiento que se limita a regresar una y otra vez sobre los mismos temas y los mismos autores. No existe nada nuevo: las mismas explicaciones sobre los mismos hechos, un odio vivo en contra de la revolución del año de 1789 y los valores que la caracterizan.11 Rechaza el individualismo y reivindica una sociedad organizada en cuerpos que encuadran a los individuos; es antidemocrática, antiparlamentaria y antiliberal. El vínculo estrecho con el clero católico ha sido un rasgo que en ciertas etapas la ha caracterizado, aunque en otras se ha declarado laica y hasta científica, como la denominada "nueva derecha".12 Los tradicionalistas comparten el espacio de la extrema derecha, desde la década de 1970, con un partido político con presencia en el escenario electoral francés. Jean Marie Le Pen funda en el año 1972 el Frente Nacional (Front National), el cual se ha convertido en una opción para los votantes descontentos con el desempeño de la derecha moderada, capaz de llegar al poder por la vía electoral.

La derecha liberal tiene rasgos que la asemejan a otras corrientes existentes en las sociedades democráticas contemporáneas. Es una derecha moderada, que busca situarse en el centro del espectro político y aparecer como un movimiento unificador. Al principio interesada en la reflexión y la construcción de una base doctrinal, poco a poco fue relegando esta tarea por el ejercicio del poder y las obligaciones que éste impone, desde las necesidades de la gestión hasta la competencia por el voto y la lucha de intereses particulares. De hecho, esta corriente ha brillado poco intelectualmente. Caracterizada por un comportamiento fuertemente individualista, se le ha visto como una corriente política poco dispuesta a aceptar la disciplina partidista impuesta desde arriba, lo cual la ha obligado a formar coaliciones para gobernar.13 Su capacidad para mantenerse ininterrumpidamente en el poder desde la llegada de Jacques Chirac a la presidencia de la República en 1995, demuestra que la derecha francesa ha encontrado la fórmula para ganar las elecciones, a pesar de no contar con un partido unificado.

Para Rémond, el bonapartismo es la corriente más difícil de definir. Concebida como una corriente autoritaria y con reivindicaciones nacionalistas, no puede confundirse con la expresión del fascismo en Francia. Más bien este tercer tipo corresponde al gaullismo, al movimiento encabezado por el general Charles de Gaulle, quien por medio de sus reuniones masivas, plazas y auditorios llenos, críticas a las instituciones, al papel de los partidos y a su peso fundamental en el Parlamento, condujo a Francia por el camino de una nueva constitución, de instituciones que fortalecieron el poder del Estado, su centralización. En el plano de la política exterior, la defensa de la soberanía nacional se tradujo en la reconstrucción de la "grandeza de Francia".14 Los millones de votos que llegó a obtener el general de Gaulle no han sido conseguidos a su salida del poder por el partido de los gaullistas, debido a que esa organización política no ha logrado reunir en un solo movimiento a ciudadanos identificados con postulados de la derecha, y a algunos otros que lo hacen con los de izquierda, tal y como lo hizo Charles de Gaulle.

En décadas recientes la extrema derecha ha cobrado vigencia con un discurso en contra de la inmigración no sólo en Francia sino en los países de mayor dinamismo económico en Europa y en Estados Unidos, este último destino principal de las migraciones internacionales masivas que caracterizan al actual período de desarrollo del capitalismo en el mundo. A diferencia de la derecha radical de antaño, abiertamente antidemocrática, caracterizada por su rechazo a la democracia representativa y la competencia por el poder por medio de los partidos políticos, en la etapa actual la extrema derecha participa en procesos electorales pero mantiene, como en el pasado, su inclinación por la acción directa, convencida de que los partidos políticos y las instituciones democráticas no le permitirán alcanzar sus objetivos. Su accionar se basa en la violencia, la intimidación por medio de grupos de choque que lo mismo persiguen, golpean y asesinan a inmigrantes del Tercer Mundo, incendian los lugares en donde se alojan o disuaden a las mujeres decididas a realizarse un aborto de ingresar a las clínicas especializadas. El temor que logran infundir sigue siendo su arma más eficaz.

Las raras manifestaciones de la extrema derecha que son resultado de una labor intelectual se centran en los aspectos sociales y culturales, lejos de una discusión sobre las instituciones políticas como había ocurrido en etapas anteriores.15 El temor que despiertan las diferencias étnicas, religiosas y culturales, subyace en los planteamientos de quienes en nombre del sentir general lamentan la brecha que se ha abierto con los líderes políticos y empresariales, "a quienes cada vez importa menos la 'identidad nacional'":16 La reacción en Estados Unidos de una extrema derecha identificada con la mayoría blanca, protestante, de origen anglosajón se manifiesta, por lo menos desde mediados del siglo XIX, como respuesta al cambio "que iba socavando sus valores morales o su posición social".17

Las distintas expresiones de la derecha que se han identificado en distintos lugares del mundo, también se manifiestan en México, con sus necesarias particularidades.

 

La derecha en México

En México se presentan similitudes con el caso francés debido, en cierta medida, a que en los dos países el cambio se dio por medio de revoluciones. La historia mexicana del siglo XIX y las primeras décadas del XX registra cambios políticos violentos muy distintos a formas graduales de transformación, como aquellas que se pueden observar en la tradición anglosajona.

Si bien los norteamericanos tienen la llamada Revolución de Independencia, ésta representa un cambio en cuanto a la adquisición de soberanía, misma que hace surgir una nueva nación, la cual a partir de ese momento se conduce por la vía de una transformación gradual y permanente de la sociedad y sus instituciones, mismas que son una ampliación, más que una adecuación al modelo original. Para entender lo anterior considérese el reducido número de modificaciones hechas a la constitución norteamericana: veintiséis en total desde 1787.

En México, por el contrario, la violencia que generó la Revolución Mexicana alargó el proceso de diferenciación de las fuerzas políticas durante varios lustros después del regreso a la vida constitucional en 1917. Los cambios económicos, políticos y sociales que trajo consigo ese movimiento dieron origen a la derecha contemporánea, fuertemente influida por las ideas y el ambiente prevaleciente en Europa. Algunas políticas del presidente Lázaro Cárdenas (1934–1940), en particular la educación socialista, fueron un impulso decisivo para la organización de la oposición de derecha. Por una parte, se formó la Unión Nacional Sinarquista (UNS), expresión de una derecha tradicionalista ligada al clero católico inconforme con los arreglos de 1929 entre la Iglesia y el Estado. Por otra, el nacimiento del Partido Acción Nacional significó la formación de una organización política de derecha conservadora, influida de manera decisiva por las ideas de su fundador, Manuel Gómez Morín, un profesionista, ex–rector de la Universidad Nacional Autónoma de México, que había jugado un papel importante en la creación de instituciones económicas durante la década de 1920. Esta derecha se diferencia de la primera, de la tradicionalista, en su concepción de la oposición. La UNS y las organizaciones que la han sucedido han expresado abiertamente su rechazo al cambio y la defensa a ultranza de sus convicciones.

 

La derecha tradicionalista

Esta corriente se hizo presente durante la guerra cristera, la compleja lucha dirigida por el clero católico en su definición política frente al Estado post–revolucionario.18 El sangriento episodio fue librado por los fieles, hombres y mujeres creyentes enardecidos por las acciones persecutorias del presidente Calles, quienes al mismo tiempo defendían a su iglesia y resistían, por medio de las armas, la modernización económica en marcha, en particular en el medio agrario.19 Los arreglos de 1929 entre la Iglesia Católica y el Estado mexicano pusieron fin a la guerra cristera, dando paso a una etapa de conciliación en sus relaciones. La Iglesia Católica en México renuncia a partir de entonces a las armas como medio de lucha, lo cual fue resentido por sacerdotes y creyentes que no estaban dispuestos a desechar la violencia como medio para la defensa de los derechos y el magisterio de la iglesia.20

La protesta contra la persecución religiosa se modificó en la estrategia del Vaticano debido a la tensión que se vivía en Europa y las dificultades provocadas por el reacomodo de fuerzas a nivel internacional. La preocupación por la situación imperante en la Unión Soviética, España y México llevó al Papa Pío XI (pontificado 1922–1939) a denunciar la "descristianización" promovida por gobiernos que creían incompatible el cambio social con los principios sustentados por el cristianismo.21 Sin embargo, su rechazo a la confrontación violenta fue igualmente firme que el rechazo a las leyes consideradas contrarias a la religión, como lo demuestra la propuesta centrada en la Acción Católica, el "santo apostolado de los seglares".22 En su encíclica Firmissimam Constantiam: Sobre la situación religiosa en México, del 28 de marzo de 1937, Pío XI se dirigió al episcopado mexicano para explicar las ideas que inspiraban la fundación de Acción Católica. El deber fundamental era prestar asistencia material y religiosa a las clases más humildes y necesitadas: obreros, campesinos, emigrados a Estados Unidos y, en particular, a los indígenas.23

Para el Papa Pío XI se debería procurar la justicia social para el proletariado, mantener a salvo derechos fundamentales como el de la propiedad, realizar obras sociales y explorar el establecimiento de convenios con el clero estadounidense para asegurar a los emigrados mexicanos los beneficios de "las instituciones económicas y sociales que tan gran desarrollo han alcanzado ya entre los católicos de Estados Unidos de América".24 No veía en los partidos políticos y sindicatos el ámbito en el cual Acción Católica podría desarrollar sus actividades; los espacios adecuados eran asociaciones, como aquellas de padres de familia en defensa de las libertades escolares y de la enseñanza religiosa, u organizaciones con objetivos específicos como la integridad de la familia, la santidad del matrimonio y la moralidad pública,25 por medio de las cuales pusieran en práctica las obras con las cuales se buscaba reconquistar a quienes se apartaban de los valores del catolicismo.

Dos meses después de haberse dado a conocer la carta dirigida al episcopado mexicano nació la Unión Nacional Sinarquista (UNS). Fue concebida como un movimiento, pues a diferencia de los partidos políticos, intentaba unificar, no dividir. En su nombre lleva la marca de su ideología; según explica Jean Meyer después de revisar su historia: el vocablo sinarquismo —derivado del griego— significa "con autoridad, con poder, con orden"; en términos llanos, "sinarquía es lo contrario de anarquía".26 La UNS se construye sobre los restos de la Liga Defensora de la Libertad Religiosa, la corriente intransigente de la rebelión cristera opuesta a los arreglos de 1929. Ante la inminente desaparición de la Liga, Manuel Romo de Alba crea las Legiones, integradas por jóvenes católicos de diversas entidades del país principalmente de la zona del Bajío. A partir de estas Legiones, que trabajaban en la clandestinidad, se organiza en Guadalajara, en 1932, la Base, la cual mantiene su carácter de sociedad católica secreta bajo el mando de Antonio Santacruz. La Base se organizaba en secciones: patronal, obrera, campesina, información, comunicaciones, relaciones, propaganda, estudiantes, finanzas, clase media y, a partir de 1937, la Unión Nacional Sinarquista pasaría a ser la onceava sección.

La Base, específicamente su dirigencia secreta conocida como el Alto Mando, se encargó de frenar el espíritu combativo de una parte de sus afiliados, quienes pretendían instaurar un orden social cristiano, tal y como se planteaba en la encíclica Rerum Novarum. El Papa Pío XI, con motivo del cuarenta aniversario de dicha encíclica, dio a conocer la Quadragesimo Anno, fechada el 15 de mayo de 1931, con la finalidad de retomar la cuestión social. La demanda de justicia social por parte de militantes contrarios a las reformas impulsadas por los gobiernos surgidos de la Revolución Mexicana, dio vida al movimiento que se encargaría de salvar a la patria por medio de "verdaderos ciudadanos en pleno ejercicio de [sus] derechos y deberes."27

La fundación oficial de la UNS fue en el mes de mayo del año 1937. Se afirma28 que desde su inicio pudieron identificarse tres corrientes en su interior: la cívico–social, la místico–social y la cívico–política. La primera, representada por la Base, se mantuvo cercana a las directrices del Papa Pío XI y las acciones definidas para Acción Católica Mexicana. Zermeño y Aguilar consideran que con el paso del tiempo fue perdiendo peso e influencia, y hacia la última década del siglo XX su presencia era sobre todo simbólica. La segunda corriente tuvo en Salvador Abascal a su exponente más destacado, beligerante luchador a favor de "la salvación de la patria". A pesar de su alejamiento del movimiento sinarquista desde los años cuarenta, esta corriente ha sido identificada con la formación de grupos de extrema derecha. Finalmente, el sinarquismo cívico–político se caracterizó por su cercanía con los planteamientos de la doctrina social de la Iglesia y por su rechazo a la dirección del movimiento por parte de la alta jerarquía católica y del Alto Mando. Esta tendencia opta por la escisión y la formación en 1944 de un partido político, Fuerza Popular, de presencia electoral efímera, pero que se encuentra en el origen del Partido Demócrata Mexicano que obtiene su registro como resultado de la reforma político–electoral de 1977, por medio de la cual se inicia la transición democrática en el país.

La Unión Nacional Sinarquista encontró en las políticas cardenistas el motivo para salir a las calles y expresar su abierto rechazo, siempre bajo el manto de un fervoroso nacionalismo. La educación socialista provocó una firme reacción,29 mientras que la reforma agraria fue presentada como un ataque a la propiedad privada, por lo que el sinarquismo adoptó el lema de "Todos propietarios", para lo cual reafirmaban el derecho a la propiedad privada y exigían la creación de condiciones sociales que hicieran posible que todos los trabajadores tuvieran acceso a ella.30 Esta idea ha sobrevivido a lo largo de muchas décadas en el ideario y discurso de esta tendencia política.

Los primeros años fueron prometedores para un movimiento que se concebía a sí mismo como formador de la conciencia cívica en las clases populares. Los acontecimientos se sucedieron de forma acelerada,31 y el gobierno se enfrentó a la realidad de una oposición organizada con demandas definidas que movilizaban a los campesinos inconformes con la reforma agraria, que demandaban el respeto al derecho de propiedad y rechazaban el control político del gobierno sobre este sector de la sociedad.

La coyuntura de las elecciones presidenciales de 1940 permitió a la UNS mostrar la congruencia de su postura antielectoral. En agosto del año 1939, en El Sinarquista, órgano oficial del movimiento, se aclaró que no era un partido político; por lo tanto, no tenía candidato ni estaba a favor de ninguno de quienes aparecían ante la opinión pública como posibles contendientes en el proceso electoral.32 Manuel Zermeño llamó a sus militantes a abstenerse de participar en las campañas electorales y de asistir a las urnas el día de la jornada electoral. Esta decisión se tomó a pesar de que el candidato opositor, Juan Andrew Almazán, recogió los reclamos de las diferentes derechas. El general enarboló la causa de los descontentos con las reformas cardenistas incluida la transformación del Partido Nacional Revolucionario (PNR) en PRM (Partido de la Revolución Mexicana), con su estructura indirecta basada en cuatro sectores: campesino, obrero, popular y militar, que había provocado una desaprobación por parte de los opositores al cardenismo, en particular en sectores de la clase media y alta, empresarios, funcionarios y políticos que rechazaron la forma como el presidente Cárdenas estaba imponiendo un control político por medio de la corporativización de la sociedad mexicana.

Los inconformes salidos de las filas de la Revolución Mexicana formaron partidos o participaron al lado de Almazán como candidatos a diputados y senadores con el apoyo del Partido Revolucionario de Unificación Nacional (PRUN) que lo postuló. Esta derecha puede considerarse como un primer desprendimiento del partido creado en 1929,33 que careció de una definición ideológica clara que le diera organicidad, en contraste con el movimiento sinarquista.

La neutralidad electoral de Zermeño, el dirigente en turno de la UNS, ha sido presentada como parte de un acuerdo alcanzado con el candidato del PRM, el general Manuel Ávila Camacho, a quien el dirigente sinarquista habría prometido que el movimiento no se sumaría a la candidatura de Almazán a cambio de que su llegada a la presidencia implicara un cambio en el acento colectivista de la reforma agraria.34 Lo cierto es que pasadas las elecciones federales de 1940, en las cuales Ávila Camacho resultó electo presidente para el período 1940–1946, Manuel Zermeño dejó la dirigencia del movimiento sinarquista en manos de Salvador Abascal. El camino a la jefatura de la UNS había quedado abierto para el ex–militante de la rama "guerrera" de la Liga Defensora de la Libertad Religiosa, miembro de las Legiones, luchador convencido de que los dos grandes enemigos de México eran la masonería y el judaísmo.35 Abascal asumió el cargo en agosto de 1940 imprimiendo su huella al movimiento y dando continuidad a las movilizaciones y símbolos que habían dado popularidad a la UNS, al ponerlo a tono con los usos de los partidos políticos totalitarios en Europa.

La convicción del estratega sinarquista de que había llegado la hora del levantamiento se alimentaba del éxito de manifestaciones en ciudades importantes como León, Morelia y Guadalajara. Sin embargo, no coincidía con la línea de acción decidida por el Alto Mando, léase por la jerarquía católica obediente a las directrices del Vaticano. Vendría entonces el "sacrificio" de Salvador Abascal —en los términos de Meyer—,36 quien decidido a emprender la aventura de la fundación de la colonia María Auxiliadora en Baja California, debió entregar la jefatura de la UNS a Manuel Torres Bueno, en el apogeo de su liderazgo. La empresa de colonizar un lugar en donde debería materializarse el "ideal católico",37 fue acometida por Abascal con entusiasmo. La colonización se llevó a cabo con 490 personas que después de un viaje difícil llegaron a un lugar cercano a Bahía de Magdalena, en donde levantaron sus precarias viviendas.

La colonia pronto se mostró como un fracaso ante la falta de dinero para cubrir las necesidades básicas de alimentación de las familias emigradas y realizar obras de infraestructura básica como la perforación de pozos para hacer producir las tierras áridas de esa región. Además, los recursos prometidos por parte de católicos estadounidenses nunca llegaron.38 La UNS abandonó a su suerte a la colonia provocando una ruptura pública en mayo de 1944. Abascal reconoció las presiones de que fue objeto para abandonar María Auxiliadora, al aceptar que fue el Arzobispo Luis María Martínez ,"el jefe de la Iglesia Católica en México", quien lo convenció.39 El líder que hizo del movimiento sinarquista la oposición más consistente en contra de la Revolución Mexicana, se había convertido para ese momento en un problema para la UNS.

El golpe asestado a la corriente encabezada por Salvador Abascal significó la desaparición de la corriente mística que encabezaba, y tuvo un impacto decisivo en el futuro del sinarquismo. Fue el preludio del rompimiento definitivo entre la Base y el movimiento, el cual dio un giro a la organización para convertirse en el partido Fuerza Popular (PFP. La vida de éste fue corta: obtuvo el registro oficial en 1946 y lo perdió en 1949. En el proceso electoral de 1946, durante el cual se eligió a Miguel Alemán Valdés presidente de la República, participó postulando 47 candidatos a diputados federales, siete en alianza con el PAN, y ganó una diputación federal por mayoría (la única forma posible según la legislación electoral vigente).40 En enero de 1949 se canceló definitivamente su registro después de que a la salida de una reunión política, un militante del partido encapuchó la efigie de Benito Juárez en el hemiciclo de la Alameda de la ciudad de México. Sin embargo, con perseverencia, lograron mantener vivo el proyecto de un partido político. El Partido Demócrata Mexicano (PDM) representó el quinto intento de partido sinarquista, el cual cristalizó gracias a la reforma política de 1977 que le permitió obtener su registro oficial en marzo de 1978.

La participación electoral del PDM a lo largo de dos décadas mostró el arraigo de este partido en la región centro–occidente del país, en donde nació el sinarquismo y se hizo presente con toda su fuerza. Muy diferente fue el apoyo obtenido en otras regiones del país, por lo que en 1997 perdió de manera definitiva su registro como partido político nacional.

Con el correr de los años fue posible deslindar a esta corriente de la extrema derecha con la cual se le identificó durante el ascenso del nazifascismo en Europa y los primeros años de la Segunda Guerra Mundial. Las acusaciones lanzadas por políticos de la época, al calor de la disputa ideológica, reproducidas en los diarios y revistas del momento, se revelan exageradas a la luz de la investigación histórica.41 La derecha tradicionalista ha demostrado estar bien asentada en la sociedad, alejada ya de las expresiones fanáticas que tomaron por sorpresa a la opinión pública de la época a través de las marchas y las banderas.

 

La extrema derecha

La extrema derecha se hizo presente en México en los momentos mismos en que Hitler avanzaba en Europa. La derecha pro–nazi tuvo como principal ideólogo a Salvador Borrego, periodista y autor de 33 libros entre los que destaca Derrota mundial,42 un "best seller [que constituye] una exaltación de Hitler y denuncia de la conspiración internacional judía".43 Como reportero del diario Últimas Noticias, de la casa editorial Excélsior, fundado en enero del año 1936, el joven Borrego —nació en 1915— hizo del seguimiento del curso cotidiano de los acontecimientos en Europa antes y durante los años de la Segunda Guerra Mundial, la fuente de su trabajo periodístico y de su libro más conocido. Bajo las órdenes del director de Últimas Noticias, Miguel Ordorica, "un recalcitrante reaccionario… abierto defensor del franquismo y de los países totalitarios, anticomunista furibundo, crítico implacable de la política y de los políticos identificados con el proyecto del presidente Cárdenas",44 ayudó a darle al periódico el tono agresivo y pronazi que provocó las protestas de los anunciantes, sobre todo estadounidenses, y la salida de Ordorica.

Derrota Mundial sostiene una derrota civilizatoria propicia a la aparición de un supracapitalismo. Su tesis me ha llevado a calificar su postura de hostil al capitalismo concurrencial.45 Este sistema, triunfante al finalizar la guerra, es visto como el dominio de las finanzas internacionales por parte de los judíos en su intento por controlar el mundo. Conspiración, intereses oscuros, apetitos inconfesables de poder y dinero colocan a ese mundo confundido y engañado en peligro mortal. De bajo nivel intelectual, sin soporte bibliográfico serio, el libro dio continuidad a la propaganda nazi de los años de la guerra. El impacto de ésta en sectores de las clases medias, sobre todo del interior de la República, fue bien conocido en términos del atractivo encontrado en las grandes manifestaciones de alemanes disciplinados y bien uniformados, sus banderas, sus himnos…, lo cual explica en buena medida el éxito editorial de Salvador Borrego. Él construyó un metarelato del nazismo alemán para consumo mexicano en un ambiente de hostilidad y resentimiento hacia los cambios provocados por la Revolución Mexicana.

Su influencia real en términos políticos fue limitada. La extrema derecha —a diferencia de las otras dos expresiones de la derecha aquí identificadas— no se ha propuesto la formación de un partido político.46 Sin embargo, por lo menos desde los años de 1930, se han manifestado grupos ultranacionalistas, fanáticos católicos, anticomunistas, pronazis, falangistas, algunos de los cuales han sido estudiados, como el Comité Pro–Raza, la Acción Mexicanista y la Confederación de la Clase Media,47 no así la mayoría de los cuales se conoce su existencia pero que no han sido objeto de investigaciones académicas; tal es el caso del grupo neonazi Orgullo Criollo. Estas pequeñas minorías, si bien actúan dentro del marco de libertades garantizadas constitucionalmente, podrían activarse ante condiciones que exacerbaran las tensiones sociales, tal y como ha ocurrido en otros países. Como señala Pipa Norris, "hoy en día se han producido ya tantos avances [electorales] y en tantos países que debe desecharse la idea de que la derecha radical es una moda pasajera, un fenómeno temporal que al final desaparecerá de la escena política contemporánea".48

 

La derecha conservadora

El Partido Acción Nacional (PAN) aprobó en su Asamblea Constituyente del mes de septiembre de 1939 los principios de doctrina, que sintetizan en 14 puntos su proyecto de nación: el hispanismo como base de la nación, la persona humana como núcleo de la colectividad, la defensa de las libertades religiosa, de expresión, enseñanza, de investigación y opinión científica o filosófica, estas últimas ligadas a la autonomía universitaria; el libre ejercicio del trabajo y su justa retribución; el derecho a la propiedad privada, el municipio como base de la estructura política, la necesidad de crear un Estado de Derecho y la asignación al Estado de tareas específicas como mantener el orden, combatir la injusticia social, redistribuir el ingreso, procurar un manejo adecuado de los recursos naturales y asegurar la conducción honesta de las instituciones públicas encargadas de apoyar y orientar la economía.49

Estas ideas básicas se ajustan a la doctrina social de la Iglesia Católica e incluyen aspectos específicos de la realidad mexicana. Por una parte, se expresa un rechazo abierto a las tesis marxistas de la lucha de clases, del trabajo humano como una mercancía y del Estado como instrumento de una clase social. Por la otra, no hay en su planteamiento aspectos que admitan el calificativo de contrarrevolucionarios, pero sí una crítica respecto a la actuación de los gobiernos de la Revolución Mexicana.

Desde su nacimiento, el PAN se caracterizó por ser un partido de crecimiento limitado, en abierta contraposición al partido de masas en el poder. Acción Nacional, afirma Soledad Loaeza, se concibió como "un partido de minorías excelentes", creado por profesionistas distanciados de las visiones prevalecientes en el grupo en el poder, como su fundador Manuel Gómez Morín, quien estaba convencido de la necesidad de crear una organización permanente "que asumiera la dirección del cambio posrevolucionario".50 El PAN surgió como un partido de notables, de gente destacada —en el ámbito local más que en el nacional— en las finanzas, la economía o la práctica profesional.

En sus primeras décadas de vida sacrificó la labor de proselitismo para apoyarse en una relación estrecha con organizaciones vinculadas a la Iglesia Católica. Pero aun en este espacio bien delimitado, privó la cautela. A pesar del interés de los dirigentes de la Base por mantenerse cerca de Efraín González Luna —otro de los fundadores del PAN, abogado jalisciense, católico militante—, los intentos de Antonio Santacruz para estrechar los vínculos fueron infructuosos. La UNS no gozaba de la confianza de los panistas por el divisionismo de la cúpula y la incongruencia en su definición como movimiento social apolítico. A pesar de que compartían influencia y simpatizantes en la región centro–occidente del país, de coincidir ideológicamente en la doctrina social de la Iglesia, el movimiento (UNS) y el partido (PAN) no pudieron coordinarse para fortalecerse como oposición.51 Las diferencias quedaron evidenciadas desde la elección presidencial de 1940: mientras el dirigente sinarquista logró acuerdos con el candidato del partido en el gobierno, los panistas apoyaron al candidato de oposición. La conciliación de intereses de sinarquistas y panistas no prosperó más allá de ocasionales alianzas electorales en comicios locales, como se mencionó páginas atrás.

Durante décadas el PAN mantuvo una visión de sí mismo como partido de oposición, crítico del gobierno; fue un partido pequeño, con un reducido número de miembros, integrado fundamentalmente por familias, dependiente de las relaciones personales que los dirigentes lograban tejer en el ámbito profesional y de los negocios. Era un partido que no ambicionaba el triunfo electoral, tenía pocas necesidades de crecer en términos de militantes, y aun sus simpatizantes aumentaban muy lentamente. Esta situación cambió cuando el PAN se propuso buscar el poder. Para competir, principalmente a nivel local y estatal, los partidos —en general, no sólo en México ni exclusivamente el PAN, se han visto obligados a abrir sus puertas, a revisar sus prioridades, a incorporar nuevas propuestas en sus programas y a ajustar sus relaciones con las organizaciones que tradicionalmente habían estado cerca de ellos.52

El PAN desde sus inicios mantuvo relaciones con organizaciones colaterales, es decir, que sin pertenecer al partido lo acompañaron en la defensa de aspectos particulares que animaban a la organización y formaban parte de los postulados del partido; o bien, apoyaban a éste en la tarea de armar campañas político–electorales. Acción Católica Mexicana, el Movimiento Universitario de Renovadora Orientación (MURO), la Unión Nacional de Padres de Familia, foros empresariales fueron durante muchos años soporte de las ideas panistas y fuente de candidatos a puestos de elección popular. Poco a poco se fueron sumando al partido nuevas organizaciones como DHIAC, Ancifem, Pro Vida,53 que con el triunfo de Acción Nacional en la elección presidencial del año 2000, llevaron a algunos de sus dirigentes al gobierno o sus demandas se recogieron en políticas públicas.

Estas organizaciones tienden hacia posturas extremistas pero al final siguen siendo expresiones minoritarias. La actuación del PAN como partido en el gobierno demuestra que se ha posicionado en el centro–derecha del espectro político mexicano, lejos de las posturas contrarrevolucionarias y fascistas que durante años se atribuyeron a esta derecha conservadora.

 

La derecha mexicana bajo la mirada del gobierno estadounidense

Las tres expresiones de la derecha: tradicionalista, extrema y conservadora, coinciden en su rechazo a Estados Unidos, las dos primeras de forma frontal en tanto representante de los valores a los que se oponen (materialismo, liberalismo, democracia); la última subrayando la necesidad de defender la identidad cultural de México ante el ímpetu de la potencia del norte. En el país vecino había preocupación por los sentimientos anti–norteamericanos y, en la coyuntura de la Segunda Guerra Mundial, por la posibilidad de que el nazi–fascismo provocara una situación difícil en su frontera sur. Esta inquietud se reflejó en la correspondencia mantenida por la embajada de Estados Unidos con el Departamento de Estado, la cual hace referencia a organizaciones y personajes acusados de sostener posturas antisemitas, o de provocar situaciones que ponían en riesgo la estabilidad política del país.

Por razones de su importante presencia en una amplia región del país y su abierto rechazo a Estados Unidos, la UNS ocupó la atención de la embajada y algunos consulados en el país. Desde el inicio de la Segunda Guerra Mundial esta organización era acusada de ser "la quinta columna" del nazismo en México, imputación que la CTM y su dirigente Vicente Lombardo Toledano lanzaban de forma reiterada.54 El señalamiento se tomó en serio cuando México declaró la guerra a las potencias del Eje en mayo de 1942. La posibilidad de que fuerzas políticas internas estuvieran sirviendo los intereses del nazifascismo se discutió en la Cámara de Senadores,55 aunque no se presentaron evidencias de la colaboración de los sinarquistas con los países ya para entonces considerados enemigos.

El gobierno de Estados Unidos siguió de cerca, por medio de sus funcionarios diplomáticos y consulares acreditados en México, de enviados de prensa e informantes, las acciones, declaraciones y expresiones acerca de temas sensibles como el sentimiento antijudío, prejuicios racistas o simpatías hacia el nazi–fascismo. Durante el conflicto mundial se dio seguimiento a las actividades realizadas por la Unión Nacional Sinarquista. El "problema sinarquista",56 como llegó a denominarse, en la mayoría de las ocasiones se expresaba en forma de incidentes provocados por la confrontación entre grupos. La embajada estadounidense reportaba puntualmente al Departamento de Estado, con base en los informes de los consulados, muertos, heridos y causa a la cual podía atribuirse la violencia.57

Para el gobierno de Washington eran más inquietantes las posturas y declaraciones del candidato a la presidencia, Juan Andrew Almazán. Candidato salido de las filas de la Revolución Mexicana, militar acusado de antisemita y racista, dueño de tierras y empresas, vinculado a empresarios y al clero, fue objeto de un seguimiento minucioso. Los simpatizantes de Almazán se encontraban principalmente en la clase media que comenzaba a organizarse tras la fundación del PAN. El naciente partido respaldó la candidatura almazanista, aunque sin establecer un compromiso abierto y explícito con el candidato.58

La embajada de Estados Unidos identificaba a algunos miembros de la clase media ilustrada como portadores de puntos de vista útiles para comprender la situación que se vivía.59 Las objeciones respecto a Almazán fueron recogidas por diversos medios y dadas a conocer oficialmente. Artículos escritos por la prensa ameritaron análisis detallados para dar la opinión de la embajada sobre el candidato de la oposición, la cual por cierto dudaba de que tuviera un apoyo popular tan grande como se decía.60 Para alguna prensa mexicana resultaba importante aclarar que en México no estaba surgiendo un prejuicio racial o religioso en contra de los judíos, y los recortes de este tipo de artículos eran enviados por el personal de la embajada encargada del seguimiento.61 Las respuestas sobre este mismo tema dadas por el candidato Almazán en entrevista concedida a periodistas de la agencia noticiosa AP, fueron directamente enviadas por J. E. Hoover, director del FBI, a Adolf A. Berle, Jr., influyente secretario de Estado Asistente. Almazán desmiente en sus respuestas el peso en su campaña política de Vanguardia Nacionalista, organización que se define como antisemita, activa en la coyuntura electoral del año 1940. Para Almazán, esas acusaciones tenían la intención de desprestigiarlo a los ojos de Estados Unidos, y por tanto lanza la acusación en contra de los agentes del totalitarismo "de Italia, Alemania y Rusia".62 El anticomunismo será motivo de atención durante la Segunda Guerra Mundial y en los años de la Guerra Fría. Algunos aliados políticos de Almazán aparecen durante un largo periodo en los reportes de la embajada, como Jorge Prieto Laurens, candidato a senador del grupo almazanista,63 quien en los años cincuenta dirigiría una organización anticomunista.

Las huellas seguidas por la embajada no conducían a la derecha pro nazi. Pero tampoco hay evidencias de la influencia del gobierno de Washington sobre grupos de derecha, tal y como se denunciaba en el país. El "imperialismo yanqui" que manipulaba a los sinarquistas denunciado por la izquierda comunista, era igualmente rechazado por Salvador Abascal, quien veía en la sumisión de los dirigentes de la UNS a Estados Unidos el viraje ideológico del movimiento en pleno alejamiento de su defensa de la hispanidad para aceptar el panamericanismo.

Durante los años de la conflagración mundial fue prioritario para el gobierno estadounidense detectar las inclinaciones de la clase media conservadora, en particular de quienes ejercían un liderazgo político o intelectual. Las manifestaciones de simpatía a favor de las potencias del Eje por parte de las clases populares estaban siendo atendidas por el gobierno mexicano, que supo apagar las dudas acerca de la fuerza desestabilizadora del sinarquismo.

 

Conclusión

La historia de la derecha en México en la primera mitad del siglo xx se entrelaza con las luchas políticas de la Iglesia Católica con el Estado postrevolucionario y se alimenta ideológicamente de la doctrina social del catolicismo. Las corrientes tradicionalista y conservadora tienen múltiples puntos de contacto pero también diferencias claras.

Los herederos del movimiento sinarquista, algunos de los cuales crearon el PDM, han demostrado las profundas raíces de la derecha tradicionalista en nuestro país. Jalisco, Querétaro, Michoacán, Aguscalientes, Guanajuato, San Luis Potosí, son asiento de una derecha intransigente, poco dispuesta al diálogo y a la negociación. Su inclinación por líderes carismáticos, la pasión política desbordada, su disposición a dejar en manos del pueblo la última palabra, son rasgos característicos de esta tendencia. Las rupturas, el divisionismo, la confrontación que se resuelve por medio de la violencia, de altercados, intercambio de golpes, jaloneos, gritos, tomas de oficinas públicas y hasta muertos y heridos son comunes en su accionar político.

Contrariamente a la predicción de que el sinarquismo seguiría vivo mientras se mantuvieran las condiciones de pobreza y atraso en las zonas rurales que le proporcionaron una sólida base social en los años 1930, en las décadas finales del siglo XX fue posible observar que el crecimiento económico y la mejoría en las condiciones de vida de ciertos sectores de productores del campo no contradicen el apego a la propuesta de esta corriente política. Pequeños propietarios, comerciantes, artesanos y otras capas de la clase media se suman a jornaleros y ejidatarios en apoyo a las ideas inspiradas en la doctrina social de la iglesia.

Los partidos políticos pueden crearse o desaparecer, participar o no en la lucha electoral, ganar o perder las elecciones, pero el proyecto de un país católico apegado a sus costumbres y tradiciones, en donde la comunidad participe en las decisiones que más le afectan, es decir, las tomadas por los gobiernos locales, se mantendrá vigente como expresión de una derecha con una larga presencia en el escenario político regional.

La derecha conservadora que se expresa en el PAN ha mostrado una mayor disposición a la negociación y menor rigidez para aceptar los cambios en el escenario político. Es una derecha moderna, adaptada a las condiciones actuales y por lo tanto dispuesta a formar parte de organizaciones de partidos políticos a nivel internacional. La alternancia política que llevó al PAN al poder ha mostrado su respeto por los fundamentos de la vida política nacional establecidos en la Constitución de 1917.

La extrema derecha —como se observó a lo largo de estas páginas— ha estado presente en el país desde los años del ascenso del nazifascismo en Europa, pero siempre como una expresión minoritaria de organizaciones colaterales de los partidos políticos de derecha. Tiene ideas y opiniones contrarias a la educación sexual, a ciertas concepciones de la biología, la historia y el psicoanálisis, que los lleva a negar las aportaciones de Darwin, Marx y Freud al conocimiento. Sus posturas de intolerancia a la homosexualidad y a la práctica del aborto colocan a esta tendencia en el filo de la violación de los derechos humanos. Hasta ahora carecen de la fuerza para constituir un partido político capaz de tomar el poder para imponer sus visiones.

 

Notas

1 R.H.S. Crossman, Biografía del Estado moderno, México, FCE [1939], 1992, pp. 50–51.         [ Links ]

2 Ver Robert Nisbet, Conservadurismo, Madrid, Alianza Editorial, 1995.         [ Links ]

3 Cf. C. B., Macpherson, Burke, Madrid, Alianza Editorial, 1984.         [ Links ]

4 Los defensores del liberalismo económico consideran a la competencia como el "método más eficiente conocido" para ajustar las decisiones individuales sin "intervención coercitiva o arbitraria de la autoridad". Friedrich A. Hayek, Camino de servidumbre, Madrid, Alianza Editorial, 4a. reimp., 2006, p. 67.         [ Links ]

5 La persistance de l'Ancien Régime. LEurope de 1848 à la Grande Guerre. Flammarion, Paris, 1983.         [ Links ]

6 Ibid., p. 267.

7 La decadencia de Occidente, citado por F. A. Hayek, op. cit., pp. 219–220.

8 Jean–Jacques Chevallier, Los grandes textos políticos desde Maquiavelo a nuestros días, Madrid, Aguilar, 1a. reimp., 1970, p. 370.         [ Links ]

9 Les droites en France, Paris, Aubier, 1982, p. 37.         [ Links ]

10 De acuerdo con Zeev Sternhell, una derecha tradicional suficientemente fuerte, bien asentada en la sociedad, con la capacidad suficiente para defender sus intereses fue, en el caso de Francia, capaz de sostenerse y resistir a la imposición del fascismo de las primeras décadas del siglo XX. Ver La droite révolutionnaire, 1885–1914, Paris, Gallimard, 1997, p. 545.         [ Links ]

11 Ibid., pp. 39–40.

12 Ésta hace su aparición en la escena política francesa en 1979, y busca en "la genética, la etiología y la socio–biología los principios de una nueva filosofía política de nuestros días". Ibid., p. 285.

13 Cf. ibid., pp. 290–291.

14 Ibid., pp. 322 y ss.

15 Como fue el caso de Charles Maurras, un conocido intelectual de la extrema derecha durante la primera mitad del siglo XX, que en Enquête sur la monarchie (1901) se pronuncia por una "monarquía tradicional, hereditaria, antiparlamentaria y descentralizada".

16 Samuel P. Huntington, ¿Quiénes somos? Los desafíos a la identidad nacional estadounidense, Barcelona, Paidós, 2004, p. 371.         [ Links ]

17 Seymour Martin Lipset y Earl Raab, La política de la sinrazón, México, Fondo de Cultura Económica, 1981, p. 50.         [ Links ]

18 Ver Jean Meyer, La Cristiada, vol. 2, México, Siglo XXI, 2a. ed., 1974, pp. 144–240.         [ Links ]

19 Ibid., vol. 3, pp. 5–133.

20 Ver Hugh G. Campbell, La derecha radical en México, 1929–1949, México, SepSetentas [276], 176, pp. 10–46.         [ Links ]

21 Ver Divini redemptoris. Encíclica sobre el comunismo ateo, en http://www.vatican.va/holy_father/piusxi/encyclicals/documents/hf_p-xi_enc_19370319_divini_redemptoris_sp.html.         [ Links ]

22 Cristiana, http://multimedios.org/docs/d0001831.         [ Links ]

23 Ibid., punto 20.

24 Ibid., punto 21. Para el papel de los católicos estadounidenses durante el conflicto religioso en México en los años inmediatamente anteriores a esta encíclica, véase: Jean Meyer, La cruzada por México, México, Tusquets, 2008.         [ Links ]

25 Ibid., punto 32.

26 Jean Meyer, El sinarquismo ¿un fascismo mexicano, México, Joaquín Mortiz (Cuadernos), 1979, p. 113.         [ Links ]

27 "Los dieciséis puntos básicos del Sinarquismo", en Jean Meyer, op. cit., p. 115.

28 Guillermo Zermeño P. y Rubén Aguilar V., Hacia una reinterpretación del sinarquismo actual, México, Universidad Iberoamericana (Departamento de Historia), 1988, p. 32.         [ Links ]

29 Édgar González R., Los Abascal, conservadores a ultranza, México, Grijalbo, 2002, p. 52.         [ Links ]

30 Jean Meyer, op. cit., p. 115.

31 Jean Meyer, op. cit., p. 35.

32 Ver Pablo Serrano Álvarez, La batalla del espíritu. El movimiento sinarquista en el Bajío (1932–1951), México, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, 1992, tomo I, p. 337 y ss.         [ Links ]

33 Ver Luis Medina, Historia de la Revolución Mexicana 1940–1952, vol. 18, "Del cardenismo al avilacamachismo", México, El Colegio de México, 1978, pp. 98 y ss.         [ Links ]

34 Pablo Serrano, op. cit., pp. 341–343. Se afirma que las negociaciones de una parte de la dirigencia de la UNS se establecieron con Miguel Alemán, jefe de la campaña del candidato del PRM.

35 Entrevista concedida a Isabel Blanco y Celia Falomir, el 26 de marzo de 1987, reproducida en Guillermo Zermeño y Rubén Aguilar, op. cit., pp. 83–84.

36 Jean Meyer, El sinarquismo, el cardenismo y la iglesia, México, Tusquets (Tiempo de Memoria), 2003, pp. 287–294.         [ Links ]

37 Guillermo Zermeño y Rubén Aguilar, op. cit., p. 81.

38 Hugh Campbell, op. cit., p. 161.

39 Jean Meyer, El sinarquismo, el cardenismo y la iglesia, op. cit., p. 118.

40 Rubén Aguilar Valenzuela y Guillermo Zermeño Padilla, "De movimiento social a partido político. De la UNS al PDM", en Jorge Alonso (comp.), El PDM movimiento regional, Guadalajara, Universidad de Guadalajara, 1989, p. 85.         [ Links ]

41 Ver obras citadas de Jean Meyer, Pablo Serrano, Guillermo Zermeño y Rubén Aguilar.

42 Salvador Borrego E., Derrota mundial, México, edición del autor [c. 1953], 42 ed., 2000.         [ Links ] A partir de la segunda edición de 1955, aparece el prólogo de José Vasconcelos, en donde señala: "En el libro de Borrego, penetrante y analítico, al mismo tiempo que iluminado y profético, se revelan los pormenores de la conjura tremenda"; p. 6.

43 Carlos Monsiváis, A ustedes les consta. Antología de la crónica en México, México, ERA, 3a. reimp. de la 2a. ed. corregida y ampliada, 2010, p. 87.         [ Links ]

44 Silvia González Marín, Prensa y poder político. La elección presidencial de 1940 en la prensa mexicana, México, Siglo XXI Editores, 2006, p. 29.         [ Links ] Esta autora señala datos de la biografía de Ordorica en apoyo a sus calificativos: Ordorica tuvo que salir exiliado a Estados Unidos por el apoyo que le brindó a Victoriano Huerta desde las páginas de El Imparcial. Trabajó en El Diario de la Marina, el de mayor circulación en La Habana, Cuba; de regreso en México fue director de La Prensa y convenció a Rodrigo de Llano, director de la Cooperativa Excélsior, de crear Últimas Noticias para ayudar a las debilitadas finanzas de la empresa.

45 Víctor Manuel Muñoz Patraca, "Salvador Borrego. Capitalismo concurrencial", Sección Financiera de Excélsior, 8 de febrero de 2001.         [ Links ]

46 Esta característica distingue a México de países latinoamericanos como Chile. Cf. Pipa Norris, Derecha radical. Votantes y partidos políticos en el mercado electoral, Madrid, Akal, 2009, p. 108.         [ Links ]

47 Ricardo Pérez Montfort, "Por la patria y por la raza". La derecha secular en el sexenio de Lázaro Cárdenas, México, FFyL/UNAM, 1993.         [ Links ]

48 Ibid., p. 18.

49 Principios de doctrina del Partido Acción Nacional aprobados por la Asamblea Constituyente en sus sesiones del 14 y 15 de septiembre de 1939; consultados en http://www.pan.org.mx.         [ Links ]

50 Soledad Loaeza, El Partido Acción Nacional: la larga marcha, 1939–1994. Oposición leal y partido de protesta, México, FCE, 1999, p. 107.         [ Links ]

51 Ver Ana María González Luna Corvera y Alejandra Gómez Morín Fuentes (eds.), Una amistad sin sombras. Correspondencia entre Manuel Gómez Morín y Efraín González Luna, México, FCE/Fundación Rafael Preciado, 2010, tomo I, Primeras Luces, vol. 1, La gestación de una idea (1934–1942), pp. 125–126.         [ Links ] Cartas del 5 de junio de 1940 de Efraín González Luna a Manuel Gómez Morín y Antonio Santacruz respectivamente.

52 Hans–Jurgen Puhle, "Still the Age of Catch-allism?", en R. Gunther, J. R. Montero y J. Linz, Political Parties. Old Concepts and New Challenges, U. K., Oxford University Press, 2002, p. 74.         [ Links ]

53 DHIAC, Desarrollo Humano Integral y Acción Ciudadana: esta organización se caracteriza por promover acciones de autodefensa, tales como la resistencia civil frente al poder público. ANCIFEM, Asociación Nacional Cívica Femenina. A estas organizaciones se les identifica en trabajos periodísticos de Álvaro Delgado con el Yunque, "una organización secreta de inspiración católica que recluta jóvenes para adoctrinarlos y adiestrarlos en el combate físico e ideológico". El yunque. La ultraderecha en el poder, México, Plaza y Janés, 2a. ed., 2003, p. 13.         [ Links ] Pro-Vida mantiene vínculos estrechos a nivel internacional con movimientos afines en América Latina, Estados Unidos, Francia, España y Portugal.

54 Pablo Serrano Álvarez, op. cit., pp. 330-335.

55 Blanca Torres, Historia de la Revolución Mexicana 1940-1952, vol. 19, "México en la Segunda Guerra Mundial", México, El Colegio de México, p. 101.         [ Links ]

56 Archivos Nacionales de Washington (ANW), RG 59, General Records of the Department of State, Central Decimal File, caja 4094, 1940-1944, documento 812.00/30962.

57 El reporte de la embajada sobre las condiciones en México durante febrero del año 1940 identifica a Guanajuato como un estado en donde la confrontación es más aguda. Según el consulado en San Luis Potosí, se registraron seis muertos y varios heridos el 25 de febrero en Santa Cruz de Galeana, a consecuencia de un zafarrancho. Se acusó a los sinarquistas de provocar el incidente porque desfilaron utilizando el emblema nacional sin autorización oficial. Una práctica común de la UNS en esos años que, a imitación de los desfiles nazis, organizaba sus manifestaciones con banderas, lo cual irritaba a sus oponentes. ANW, RG 59, 812.00/30962.

58 Loaeza, op. cit., pp. 177-178.

59 La embajada invitaba a comentar asuntos internos de México que preocupaban a Washington a un personaje identificado con la oposición, Rodulfo Brito Foucher, quien en 1927 sucedió a Manuel Gómez Morín en su cátedra en la Escuela Nacional de Jurisprudencia; fue director de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales en 1932, cargo en que destacó por su defensa de la libertad de cátedra, y rector de la Universidad Nacional Autónoma de México en junio de 1942. ANW, RG 59, 812.00/30945. Sobre este personaje véase de Gabriela Contreras Pérez, Los grupos católicos en la Universidad Autónoma de México (1933-1944), México, UAM-Xochimilco, 2002.         [ Links ]

60 ANW, RG 59, 812.00/31082.

61 Artículo sobre los judíos en México publicado por la revista Hoy, adjunta al reporte de L. Boal, del 25 de mayo de 1940, ANW, RG 59, 812.00/31066.

62 ANW, RG 59, 812.00/31131

63 ANW, RG 59, 812.00/31078. Durante la campaña presidencial de Almazán, el cónsul en San Luis Potosí reportó el incidente de un automóvil incendiado cuando Jorge Prieto Laurens pronunciaba un discurso al lado de Antonio Díaz Soto y Gama, candidato a diputado por el mismo partido almazanista. San Luis Potosí, 10 de junio de 1940. Tres lustros después, en plena Guerra Fría, un nuevo incidente llama la atención de la embajada: el intercambio de insultos entre Jorge Prieto Laurens y el dirigente de la ORIT. ANW, REG 59, 250, 1950-1954, 712.00 (w)/9-2355.

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