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Estudios políticos (México)

versión impresa ISSN 0185-1616

Estud. polít. (Méx.)  no.19 Ciudad de México ene./abr. 2010

 

Materiales

 

El papel del Estado en el crecimiento económico y la distribución del ingreso

 

Alfonso G. Jiménez de Sandi Valle*

 

*Licenciado en Sociología por la UNAM y en Economía por el ITAM, con estudios terminados de doctorado en Estudios Latinoamericanos por la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM y Secretario Técnico de Investigación del Centro de Estudios Políticos en la misma Facultad.

 

Resumen

El artículo aborda la relación entre la distribución del ingreso y el crecimiento económico en términos generales, con énfasis al caso de México, desde diferentes puntos de vista teóricos. Plantea un modelo de interpretación heterodoxo partiendo de hipótesis neokeynesianas, neomarxistas y neoestructuralistas. Señala la estrecha relación que existe entre la política y la economía, relación que la corriente neoliberal ha tratado de separar desde hace mucho tiempo. Propone al Estado como el impulsor de nuevos modelos de desarrollo económicos y sociales para países como México con un alto déficit de desarrollo social.

Palabras clave: crecimiento económico, distribución del ingreso, teoría económica.

 

Abstract

The role of the State in the promotion of the economic growth and better income distribution is the main topic of this article. A heterodox model that takes into account different hypothesis, from neokeynesianism, neomarxism and neoestructuralism is analyzed. It shows the relationship between politics and economics, relation that the neoliberal tradition hides since many years ago. The main conclusion is that the State must fight for the implementation of new models of economic and social development in countries like Mexico with high social development deficit.

Keywords: economic growth, income distribution, economic theory.

 

Introducción

La economía mexicana se enfrenta a muchos problemas, pero el más importante a mi juicio es el bajo crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB), ya que trae como consecuencia malos niveles de empleo formal, o en otras palabras, crecimiento de la economía informal y, por lo tanto, de la economía criminal; deterioro en los niveles de desarrollo social, así como un desánimo generalizado en la población que influye en la participación política y social.

Desde la llegada al poder de Miguel de la Madrid en 1982, y hasta lo que lleva el actual gobierno de Felipe Calderón iniciado en 2006, es decir, 26 años, la economía mexicana no ha rebasado en promedio un crecimiento mayor al 2.5% anual,1 y aunque la población ha crecido más o menos al mismo ritmo, la pésima distribución del ingreso, es decir, la desigualdad social, se ha mantenido. Para quienes creíamos que la apertura comercial, y específicamente el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), nos iba a traer un mayor crecimiento y competitividad, hasta el momento nos damos cuenta que la apertura ha sido una gran decepción. Sobre todo, porque se ha tratado de una apertura indiscriminada, que nos ha llevado de ser uno de los países más cerrados a uno de los más abiertos en el planeta,2 después de habernos mantenido cerrados por un largo tiempo y no hemos visto el cambio esperado en el sector industrial que nos lleve a ser una potencia como las economías asiáticas y la brasileña.

Los beneficios del TLCAN y de la apertura en general han sido mínimos y en gran medida mayor para la economía estadounidense, así como para nuestros otros ricos socios comerciales, quienes ahora hasta nos imponen visas para entrar a sus países. ¿Por qué no creció la economía mexicana —mínimo al doble— en un período de alto crecimiento de la economía estadounidense como se esperaba a la firma del TLCAN? Las explicaciones se pueden agrupar en dos conjuntos de factores: por un lado, están las de aquellos economistas inclinados por la tradición liberal y neoliberal que argumentan como principal problema la falta de más reformas, es decir, nuevas leyes que incentiven a la economía nacional vía la desregulación de los mercados, la destrucción de la estructura monopólica y oligopólica de la mayoría de los mercados en el sector real y financiero, promoviendo una economía de competencia perfecta, una profunda reforma fiscal, la flexibilización del mercado laboral y la privatización de la actividad productiva.

El argumento teórico es que en un mundo globalizado como el actual, delimitado por una feroz competencia por capitales, aquellos países que facilitan el acceso y permiten el crecimiento del capital son lo ganadores, mientras que el resto se queda estancado. En el discurso político mexicano, desde el gobierno priísta de Carlos Salinas de Gortari hasta el actual gobierno panista, resalta la idea de la "falta de reformas" como el causante último del fracaso del modelo implementado en México a partir de 1982. Parecería que el modelo está trunco, le faltan piezas, sin las cuales no puede funcionar, de ahí el estancamiento económico, que se contrasta negativamente con el modelo que trajo la idea del milagro económico de México previo a la llegada del neoliberalismo. Del otro lado están los economistas antineoliberales (donde se encuentran neo-marxistas, neoestructuralistas y neokeynesianos), cuyas explicaciones se resumen al señalar como causa del estancamiento económico justamente la aplicación de dichas políticas neoliberales que, apuntan de forma crítica, han llevado al desmantelamiento del Estado. Rescatan la acción estatal en función de objetivos sociales que ayuden a terminar en primerísimo lugar con la pobreza, creando con ello un bien público que garantice, de hecho, el buen funcionamiento de la actividad económica, tal y como se hizo bajo algunos gobiernos priístas.

En esta visión se plantea como elemento central del fracaso económico mexicano de los últimos 26 años, el abandono del Estado de su función pública central reguladora y promotora de la igualdad social promulgada desde la Constitución de 1917.

Para estos críticos acérrimos del neoliberalismo, los cuales están en el ala izquierda del espectro político mexicano, el abandono del Estado ha llevado a la "changarrización" de la economía,3 y ha acentuado el problema central de la misma: la desigualdad social entre los mexicanos y el aumento de la impunidad y de la informalización violenta (cuya máxima expresión es la narco-violencia).

Por otro lado, la falta de un real Estado de Derecho ha propiciado la monopolización de la actividad económica, así como el incremento de las actividades delictivas, toda vez que la misma desregulación y la corrupción e ineficiencia del aparato judicial las promueven y las permiten en la práctica.4 La parte lógica del planteamiento según el cual si el objetivo último del sistema capitalista es la obtención de la máxima ganancia, los individuos, las empresas y los gobiernos, tratarán de lograrlo a pesar de que rompan con las normas que supuestamente así lo impiden. Se trata entonces de la criminalización de la economía, revestida con un marco legal que impide a los más pobres salir de su pésima situación, peor aún los somete a la violencia cotidiana impuesta por los capos de todas las mafias de la economía informal.

El debate político en México debe tomar en cuenta al menos tres puntos: el reconocimiento del grave problema de la pobreza, así como de la importancia de continuar impulsando una reforma social que lo transforme; el reconocimiento de la necesidad de la transparencia y la rendición de cuentas, vale decir, el no utilizar los recursos públicos con fines electorales; o bien, que los recursos contra la pobreza no tengan un color partidista, y por último, el reconocimiento de la necesidad de mayor regulación financiera a nivel nacional y global, ya que es ahí en donde el sistema no ha funcionado desde hace mucho tiempo.

Centrándonos ahora en el fenómeno del crecimiento económico y en la importancia que juega el Estado en la promoción del mismo, para ayudar a comprender el fenómeno del crecimiento económico, es importante plantear la discusión teórica de la relación que guarda éste con la distribución del ingreso, la tasa de interés real y el ahorro real,5 y del papel que tiene el Estado en la promoción del crecimiento económico y en el mejoramiento de la distribución del ingreso.

 

La teoría

La preocupación por la distribución del ingreso dentro de la historia del pensamiento económico ha estado presente de forma sistemática desde el siglo XIX; fue Carlos Marx, en El Capital, quien planteó el problema de la injusticia social intrínseca del capitalismo. Los seguidores de esta corriente, los marxistas y neo-marxistas, han insistido en el empeño de mostrar la influencia negativa de una mala distribución del ingreso en el crecimiento y desarrollo económico de una nación. Lo mismo han hecho los economistas "estructuralistas", especialmente en América Latina.6

Aunque los orígenes del estructuralismo se remontan a los años cincuenta (con las hipótesis formuladas por economistas como Paul Rosenstein-Rodan,7 Ragnar Nurske,8 W. Arthur Lewis,9 Raúl Prebisch,10 Hans Singer11 y Gunnar Myrdal12), la visión general antimercado está influenciada también por otros economistas como Arthur Pigou,13 Piero Sraffa,14 Edward Chamberlin15 y Joan Robinson,16 quienes criticaron la teoría neoclásica de la competencia perfecta y demostraron que de hecho las señales que envían los precios están en la práctica distorsionados por imperfecciones monopólicas u oligopólicas. Y por supuesto, el economista británico John Maynard Keynes fue también uno de los principales críticos del sistema de precios; en su clásica obra La teoría general del interés, el dinero y el empleo, cuestiona la flexibilidad de los precios relevantes: la tasa de interés y el nivel de los salarios. Otros economistas que influyeron en el estructuralismo son Thorstein Bunde Veblen,17 James Duesenberry18 y Fred Hirsch,19 quienes en sus planteamientos acerca del desarrollo notaban que la gente en las sociedades tradicionales no responden a los incentivos económicos o bien responden perversamente, es decir, con respuestas contrarias a las esperadas por la teoría.

Otro grupo de economistas que ejercieron su influencia provienen del Oxford Institute of Statistics, en donde se realizaron algunos estudios en los que se concluye que la tasa de interés tiene muy poca influencia sobre las decisiones de inversión. Algunos de éstos eran Michael Kalecki,20 Thomas Balough,21 Ernst Friedrich Schumacher,22 y Dudley Seers,23 quienes estaban en contacto con Resenstein-Rodan, James P. Henderson24 y Nicholas Kaldor.25

Henderson, quien en 1947 fue presidente de la Sección Económica de la Asociación Británica para el Avance de la Ciencia, comentaba de manera determinante que: "los controles directos y físicos diferentes del sistema de precios seguirán siendo indispensables en algunos sectores importantes de nuestra economía" (Arndt, 1985: 153).

El mismo A. Lewis señalaba que

la eficacia del mecanismo de mercado depende básicamente de la movilidad de los recursos, lo cual es necesario si va a haber un rápido ajuste sin movimientos anormales de precios y los problemas que éstos traen. Es la inmovilidad la que necesita la planeación (Arndt, 1985: 153),

en otras palabras es necesaria la intervención del Estado para coadyuvar a que los recursos económicos funcionen.

En la primera generación de economistas "estructuralistas" es común encontrar en la mayoría el escepticismo acerca de la eficacia del mecanismo de precios y la convicción de que la planeación gubernamental y los controles deben existir debido al fracaso del mercado. Para todos es claro que la teoría neoclásica no es aplicable en los países subdesarrollados, y que, como en el caso de Myrdal, los costos sociales del libre juego de las fuerzas del mercado son inaceptables, especialmente por sus efectos en el agravamiento de la desigualdad nacional e internacional. El estructuralismo en América Latina tuvo en un destacado economista mexicano uno de sus principales exponentes, se trata de Juan Noyola, quien junto con otros como Felipe Pasos (cubano), Roberto Campos (brasileño) y Carlos Díaz Alejandro (cubano), construyeron la teoría inercial de la inflación confirmando la necesidad de la intervención estatal para detenerla.

Después de un periodo de poco desarrollo durante los años setenta, Lance Taylor, economista norteamericano, formaliza de manera matemática el estructuralismo y además incorpora el análisis de desequilibrio y de expectativas racionales, dando lugar al neo-estructuralismo. Algunas de las aportaciones se ubican en la idea de que la inversión está exógenamente determinada en el modelo económico y es una fuente de inestabilidad, lo cual es consistente con la idea keynesiana, según la cual la inversión está dominada por los "espíritus animales" de los capitalistas. Otra contribución importante es el mejor entendimiento de los mecanismos del sistema económico internacional, la falta de una regulación que impida la especulación financiera y la necesidad de que los organismos internacionales apoyen más a las economías subdesarrolladas, en vías de desarrollo o emergentes.

 

El estudio internacional

Las conclusiones de un estudio empírico,26 que aunque se llevó a cabo hace ya algunos años continúa vigente a la luz de la crisis actual del sistema financiero global, nos muestra que uno de los factores más importantes del crecimiento económico de un país es el ahorro, de la forma en cómo esta variable se comprenda teóricamente (el debate entre neo-clásicos, neo-marxistas, y neo-keynesianos) se tendrá una invaluable ayuda para la elaboración de políticas estatales de crecimiento sostenido.

En el estudio se hace un análisis de cómo los principales enfoques teóricos resuelven el problema macroeconómico de la determinación de los precios, la distribución del ingreso y el crecimiento económico, y de manera específica se analizan las diferencias teóricas que cada una de las escuelas tienen respecto al ahorro, de forma tal que sirve de base para la contrastación de la hipótesis específica del estudio; a saber, que la relación entre el ahorro real y la tasa de interés real de una economía puede llegar a ser negativa debido precisamente a la mala distribución del ingreso.27

Según diferentes enfoques, el ahorro está determinado por la tasa de beneficio o por la tasa de interés. Sin embargo, la diferencia central se encuentra en la ruptura que el modelo neoclásico hace del supuesto clásico según el cual todos los salarios se consumen y todos los beneficios se ahorran. Dicho supuesto, retomado por los neomarxistas y neokeynesianos, no permite la posibilidad de que los trabajadores puedan ahorrar y surge por la cercana relación de éstos con los economistas clásicos —para quienes sólo existían dos clases sociales o factores de la producción que recibían las ganancias (los capitalistas) y los salarios (los trabajadores). Para los clásicos no existía la complejidad de clases sociales que hay en la actualidad (que bien analizó Max Weber) y que posibilita a los trabajadores la percepción de ganancias (a través, por ejemplo, del reparto de utilidades).

Además de esta diferencia, los neo-clásicos establecen otra al suponer que el individuo vive dos períodos de vida (una de trabajo y otra de retiro), lo cual permite la existencia permanente de generaciones traslapadas y de una asignación del ciclo vital en el consumo (y, por tanto, en el ahorro). Las hipótesis neo-clásicas del ciclo vital (Modigliani)28 y del ingreso permanente (Friedman)29 relacionadas estrechamente con la teoría del interés de Fisher,30 incorporan implícitamente al análisis del ahorro la idea de la maximización de éste (o del consumo) a través del tiempo ajeno en el análisis neokeynesiano y neo-marxista. Estas diferencias entre el modelo neoclásico y la de los otros dos modelos son justamente las que permiten plantear la existencia de una curva de ahorro negativa.

En el caso neo-marxista y neo-keynesiano, no existe esta posibilidad, porque el ahorro va a ser igual a los beneficios; por lo tanto, el ahorro será siempre positivo. En contrapartida, en el caso neo-clásico al abrirse el concepto, y más aún, al maximizar el consumo (ahorro) existe la posibilidad de dos efectos, el de sustitución y el de ingreso, de los cuales dependerá cómo se comporte el ahorro. Sin embargo, uno de los problemas que tiene el planteamiento neoclásico en cuanto a la determinación del crecimiento económico es la inestabilidad del ahorro proveniente de la posibilidad de que la gente no ahorre más cuando aumente la tasa de interés, sino que de hecho aumente su consumo.31

La explicación de esta posibilidad es precisamente el objetivo de construir un modelo no estrictamente ortodoxo (ya que se parte del modelo neo-clásico, pero se incorporan supuestos neomarxistas, neo-keynesianos y neo-estructuralistas) que permita formular un planteamiento teórico más rico.

El interés por estudiar el comportamiento del ahorro se encuentra no sólo en un ejercicio empírico puro, sino sobre todo en que existe un fuerte debate sobre la forma en cómo debe funcionar el sector financiero de una economía, así como la intervención del Estado para garantizar una efectiva distribución del ingreso y un crecimiento económico y desarrollo social sustentable.

De los postulados teóricos de cada una de las escuelas surgen recomendaciones de política económica sobre el manejo de la tasa de interés en el mercado financiero. En el debate sobre cómo debe funcionar el sector financiero, hay quienes opinan que reprimiendo el mercado, es decir, controlando la tasa de interés o los precios financieros se permite una mayor penetración financiera y un mayor crecimiento económico.

Para otros es justamente con la represión como no se ha permitido el desarrollo y sugieren estrategias de liberalización para el sector. Quizá la versión más acabada a favor de la liberalización financiera la encontremos en McKinnon y Shaw,32 quienes han producido bases teóricas para el desarrollo financiero que han sido formalizadas y han tenido considerable influencia en la política macroeconómica de los países en desarrollo, sobre todo a través de las recomendaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Banco Mundial (BM). El argumento central de McKinnon y Shaw, quienes se inscriben en la tradición neo-clásica, es que la represión financiera (entendida como la distorsión indiscriminada de los precios financieros incluidas las tasas de interés y los tipos de cambio) reducen la tasa de crecimiento real del sistema financiero, con lo cual se retarda el proceso de desarrollo.

Para estos autores, la imposición de topes a las tasas de interés distorsiona la economía en tres formas:

Primero. Las bajas tasas de interés producen una brecha a favor del consumo presente y en contra del consumo futuro; por tanto, reducen el ahorro por debajo del nivel social óptimo.

Segundo. Los prestamistas potenciales optan por el autofinanciamiento antes que ir al banco.

Tercero. Los demandantes del crédito dispuestos a obtener todos los fondos que quieran a bajas tasas elegirán proyectos relativamente capital intensivos.

Algo común a los modelos de la tradición de McKinnon y Shaw es que la tasa de interés que maximiza el crecimiento económico, es la tasa de equilibrio del mercado libre y competitivo. Las implicaciones de política son que el crecimiento económico puede ser incrementado aboliendo los topes institucionales a las tasas de interés, eliminando los impuestos a las reservas y asegurándose de que el mercado opera de manera competitiva y bajo condiciones de libre entrada.

Respecto a los modelos dinámicos y con economía abierta, Kapur33 y Mathieson34 introducen el tipo de cambio como un instrumento de política en una economía abierta. Y por otro lado, plantean dos fuentes de ajuste dinámico: expectativas adaptativas de la tasa de inflación y el desequilibrio en el mercado de dinero. De otra parte, nos encontramos con economistas como Fry35 y Giovannini,36 que están en contra de la liberalización financiera, y quienes se pueden ubicar en la tendencia neokeynesiana.

El primero señala que el ahorro en los países de bajo desarrollo económico no es lo suficientemente grande como para mover las tasas de interés tal que aumente el flujo de recursos del consumo hacia actividades productivas. Giovannini por su parte encuentra, partiendo del ciclo vital de Modigliani, que la elasticidad interés del ahorro es inestable a través del tiempo. Esta conclusión es de particular interés, ya que puede revelar algo acerca de las condiciones y rangos dentro de los cuales las tasas de interés negativas son convenientes y las razones del porqué la liberalización debe implementarse al menos cuidadosamente. Pero no sólo estos autores se encuentran ubicados de manera crítica frente a la liberalización financiera por sí misma. La escuela neo-estructuralista ha desarrollado planteamientos teóricos interesantes al respecto. El mismo Fry, en 1989, hace un análisis de esta escuela y plantea que los modelos neo-estructuralistas están basados en cinco supuestos que difieren fundamentalmente de los de la escuela de McKinnon-Shaw:

a) Los salarios están determinados institucionalmente o exógenamente a través del conflicto de clase;

b) La inflación está determinada por la fuerza relativa de los capitalistas y los trabajadores;

c) El ahorro tiene lugar sólo a través de las ganancias y no de los salarios;

d) El nivel de precios está determinado por márgenes fijos sobre los costos del trabajo, las importaciones y el financiamiento del capital de trabajo (es decir, la tasa de interés);

e) Los países en desarrollo tienen una necesidad crítica de importar materias primas; equipo de capital y bienes intermedios (Taylor 1991).

Los supuestos d) y e) implican que una política monetaria restrictiva que aumente las tasas de interés y una devaluación que aumente los precios de las importaciones, pueden producir estanflación (es decir, una aceleración en la tasa de inflación y una reducción en la tasa de crecimiento económico al mismo tiempo).

Como se observa, los modelos neo-estructuralistas están influenciados por los planteamientos de ajuste keynesianos. Una de las principales aportaciones de esta escuela es la importancia del financiamiento no institucional en el crecimiento económico.

La ausencia de este mercado en la tradición de McKinnon-Shaw constituye una laguna. Una de las conclusiones más importantes de Fry sobre estos modelos es que los efectos de la liberalización financiera dependen totalmente de los supuestos iniciales que se hagan, especialmente en cuanto al funcionamiento del sistema bancario institucional, así como el no institucional.

Del buen funcionamiento del sistema institucional depende que la oferta real de crédito, la inversión y la tasa de crecimiento de la economía se comporten favorablemente; o por el contrario, la ineficiencia del sistema bancario institucional recorta la oferta real de crédito, inhibe la inversión, la formación de capital, el crecimiento y desarrollo económico. El estudio37 que se desarrolló con observaciones de países desarrollados y subdesarrollados plantea un modelo de economía no ortodoxo que incluye supuestos neo-clásicos, neo-keynesianos y neo-estructuralistas, ya que acentúa el papel de la distribución del ingreso y supone las rigideces de los mercados de crédito y del trabajo como determinantes del ahorro privado. A una distribución del ingreso concentrada, los cambios en la tasa de interés pueden traer cambios negativos en el ahorro.

El énfasis puesto en la distribución del ingreso permite hacer el siguiente análisis: si se considera una economía con un numeroso grupo de agentes precio aceptantes, que pueden ser clasificados como empresarios y trabajadores, tomarán sus decisiones de consumo presente maximizando su bienestar (que depende del consumo presente y futuro) y la distribución del ingreso afectará las decisiones de cada grupo.

En el caso de los trabajadores, en tanto el ingreso salarial sea una proporción relativamente grande del ingreso total (sea porque la riqueza financiera de los trabajadores es pequeña o porque la tasa de interés es baja), el aumento en la tasa de interés aumentará el ahorro.

Pero si la riqueza financiera es elevada, las tasas de interés crecientes incrementarán el ingreso permanente, de manera que la gente suavizará las decisiones de consumo reduciendo el ahorro presente.

Considerando el caso de los empresarios, ellos tienen expectativas racionales, esto quiere decir que al ver los precios, las empresas estarán dispuestas a conocer no sólo cuánto pagarán por cada unidad que piden prestado, sino también qué tanto van a prestar a los trabajadores. De esta manera, un aumento en las tasas de interés puede hacer que aumenten o disminuyan los ingresos de los empresarios. Esto es porque, por un lado, una mayor tasa de interés significa que las empresas tendrán que pagar más por lo que han pedido prestado, pero por el otro lado, significa que pueden pedir prestado más y ganar más en tanto que el beneficio sea mayor que el interés pagado. Así, para altas tasas de interés, el efecto será una reducción en el ingreso permanente que generará un menor ahorro presente.

En este modelo, en el que ni la tasa de interés ni los salarios son completamente flexibles (es decir, se considera algún tipo de rigidez tal que la tasa de interés se puede tomar como regulada por el gobierno), la diferencia entre el ahorro doméstico total y la intermediación financiera es el autofinanciamiento de las empresas. El ahorro será positivo para tasas de interés bajas y se volverá negativo conforme se incremente la tasa de interés.

Una cuestión interesante es lo que puede pasar si la tasa de interés se libera y se deja que las fuerzas del mercado crediticio decidan. En tal caso, el mercado de crédito se equilibrará donde la tasa de interés se iguale a la tasa de beneficio empresarial. Pero también es posible que la tasa sea muy alta y se tenga, en cambio, algún grado de represión financiera como solución óptima. Una condición suficiente para tener algún grado de represión financiera que domine la solución de libre mercado, es que a una menor tasa de descuento del consumo futuro y a una mayor tasa de beneficio empresarial, lo mejor será tener algún grado de represión financiera.

 

Los resultados

En los resultados empíricos del estudio38 se confirmó la posibilidad de que el ahorro baje aunque suba la tasa de interés, por lo que se plantea la necesidad de formular modelos sobre el ahorro que teóricamente incluyan nuevas variables de estudio, como la distribución del ingreso. También se pudo observar que países desarrollados han llevado a cabo políticas de represión financiera para optimizar el ahorro, lo que implica la intervención del Estado en esas economías. En cuanto al resultado de la maximización de las tasa de interés, el estudio mostró que para un variado grupo de países, con diferentes grados de desarrollo, estructuras productivas y distributivas, la tasa de interés que maximiza el ahorro agregado fue significativamente menor que cero. Lo anterior sugiere que para la muestra de países estudiados, la experiencia presenta un grupo de países desarrollados en los cuales existe mayor penetración financiera y un alto porcentaje de ahorro como proporción del PIB, y un grupo de países de bajo nivel de desarrollo en los cuales la situación es completamente diferente.

La explicación sobre el comportamiento de este tipo de fenómenos (que el ahorro no responda positivamente a la tasa de interés) está íntimamente ligada a la distribución del ingreso. Se ha aceptado que en los países con una mala distribución del ingreso, una tasa de interés alta no impacta positivamente el ahorro, esto es, un aumento en la tasa de interés real disminuye el ahorro, ya que el efecto ingreso es mayor que el efecto sustitución; por tanto, los estratos de mayores ingresos prefieren consumir el ingreso marginal, ya que al aumentar la tasa se incrementa su ingreso permanente. Es importante destacar lo anterior, ya que el planteamiento neoclásico señala que la intervención estatal empeora la distribución del ingreso y refuerza una mayor concentración económica, debido a que distorsiona indiscriminadamente los precios financieros y con ello la asignación eficiente de los recursos. Sin embargo, este planteamiento supone la existencia de un sistema bancario eficiente y no reconoce las rigideces de los mercados. El planteamiento del cual se partió en la investigación está relacionado con la tradición neo-keynesiana y neo-estructuralista, la cual supone las rigideces y plantea que el ahorro está determinado no sólo por la eficiencia o ineficiencia del sistema mismo, sino por la distribución del ingreso. La existencia de este fenómeno permite suponer que el ahorro se comporta de diferente manera según sea la distribución del ingreso de un país y permite encontrar una tasa de interés real óptima que maximiza el ahorro. En este sentido, el planteamiento de una política de represión financiera en la cual la tasa de interés se convierta en una variable objetivo, sugiere más la posibilidad de no encerrarse en una visión económica que imposibilite el manejo de las variables financieras que señalar a la represión como un fin en sí mismo. La distribución del ingreso entonces se convierte en una variable importante no sólo por un elemental sentido de justicia social, sino también por su impacto en el mercado.

Se observa que el ahorro está profundamente relacionado con el nivel de concentración del producto, de forma tal que los estratos de mayores ingresos no responderán mecánicamente a los movimientos de la tasa de interés, esto es, un aumento en la tasa de interés no forzosamente aumenta el ahorro de los capitalistas, antes bien puede incluso llegar a incentivar el consumo presente por efecto de un mayor ingreso futuro.

 

Conclusiones

En el caso de México, durante el período del "desarrollo estabilizador" (1955-1975) la política macroeconómica, en especial la política monetaria, estuvo determinada por un enfoque de represión financiera (topes a las tasas de interés, créditos selectivos, subsidios a las tasas de interés para algunos sectores, tasas de redescuentos diferenciales, topes mínimos al crédito, topes máximos al crédito, determinación exógena de la tasas de interés y límites al crecimiento de los pasivos), el cual pudo tener éxito porque la economía se desenvolvía en un entorno macroeconómico con estabilidad de precios. La política monetaria de ese período permitió un alto grado de penetración financiera y altas tasas de crecimiento económico.

A pesar de que esta política fue positiva, en la actual coyuntura internacional caracterizada por una fuerte competencia internacional en el comercio y por los capitales, la mejor forma de lograr una mayor penetración financiera y un crecimiento sostenido en el ahorro y, por lo tanto en la economía, será mediante una combinación de políticas represivas e implantando políticas distributivas eficientes que permitan mejorar en términos reales el ingresos de los más pobres. En este sentido, una medida favorable sería llevar a cabo una verdadera reforma educativa que permita elevar el nivel de escolaridad nacional, incrementar el gasto público en educación y salud, elevando con ello el nivel de escolaridad y salubridad nacional, así como la productividad de los trabajadores y, por otro lado, desarrollar un esquema regulatorio laboral que beneficie e incentive el sector formal de la economía.

Estas conclusiones de política económica están sustentadas en los supuestos de heterogeneidad existente en los mercados externos, en las diferentes fases del ciclo económico (es decir, diferentes grados de respuesta de los mercados durante recesiones y auges económicos), en los diferentes grados de movilidad de los recursos, la flexibilidad de los precios, la posible perversa dinámica de los procesos de ajuste macroeconómicos y las expectativas de los individuos. Por lo tanto, la política más adecuada sería la de coordinar los esfuerzos para la elaboración de políticas de distribución del ingreso efectivas, ya que una mejor distribución permitirá un funcionamiento más eficiente de la economía. Se podría decir que la intervención del Estado en la economía no es un principio de economía política pero sí una realidad de hecho.

Otra conclusión importante se ubica en el plano metodológico, se supone en todo momento que la investigación social es el resultado de un proceso de conocimiento que tiene como elementos fundamentales la realidad y la teoría, sin alguno de los cuales sería difícil llegar a producir conocimiento científico alguno. En este sentido, los resultados de la investigación permiten mostrar que no existe "el modelo" bajo cuyo marco puedan los economistas refugiarse para entender y explicar la realidad de los fenómenos económicos. La realidad es mucho más compleja que la teoría y ésta se va construyendo en un proceso en el cual la lógica es de descubrimiento más que de demostración. Parafraseando a Marx, la realidad es la síntesis de lo complejo.

La principal conclusión metodológica en este sentido, es que los efectos de la liberalización financiera dependen totalmente de los supuestos de los cuales se parte. Si uno supone que el sistema bancario es más eficiente en la colocación de fondos prestables que el autofinanciamiento, cuando la tasa de interés aumenta, la liberalización financiera incrementa la oferta real total de crédito, la calidad y la cantidad de inversión y la tasa de crecimiento económico. Por otra parte, si se supone que el sistema bancario oficial no es más eficiente en la colocación de los fondos prestables que el autofinanciamiento, un incremento en la tasa de interés —al tener una liberalización financiera— reducirá la oferta total de crédito, la cantidad invertida y la tasa de crecimiento. En el primer caso, se trata de un planteamiento neoclásico en donde los mercados por sí solos se ajustan a su nivel de equilibrio a través de la oferta y la demanda; mientras que el segundo caso el planteamiento es neo-estructuralista, ya que supone rigideces en los mercados y, por lo tanto, la necesidad de intervención estatal para que éstos lleguen al equilibrio.

La conclusión final sería que los supuestos metodológicos de los cuales se parte, son muy importantes en la medida que los resultados a los que se llegan pueden ser totalmente opuestos. Los modelos de la tradición McKinnon-Shaw que se mencionan en este trabajo indican que un incremento en la tasa de interés real hacia su nivel de equilibrio competitivo de libre mercado estará acompañado de una reducción en la tasa de inflación y de un incremento en las tasas de crecimiento económico. Los modelos de tradición neo-estructuralista producen exactamente los resultados opuestos. La discusión metodológica sobre el realismo de los supuestos que ha dado lugar a importantes trabajos como los de Friedman, Sen y Boland, entre otros, se resuelve al concluir que en cualquier investigación social, económica y política, es importante asumir explícitamente una posición metodológica.

Por último, se requiere de herramientas que ayuden a los políticos y economistas de diferentes tendencias a lograr los acuerdos institucionales necesarios que permitan a la economía mexicana crecer y desarrollarse de manera sostenida y sustentable en el largo plazo.

 

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Notas

1 Estimado con base en datos del INEGI.

2 Muchos países ahora exitosos comenzaron su apertura desde los años sesenta y lo hicieron de manera gradual, como Corea del Sur o España. Quizá otro de los graves errores del expresidente Díaz Ordaz fue no comenzar la apertura de la economía mexicana durante su gobierno (1964-1970), es por lo menos una hipótesis.

3 Un término acuñado a partir de lo prometido por el expresidente Vicente Fox a los mexicanos (un vocho, un changarro y una tele), y cuyas políticas promovieron de hecho la informalización de la economía y la falta de Estado de Derecho, lo cual se puede hoy corroborar por el crecimiento de la delincuencia organizada. Ver los ejemplos al respecto en el libro de Mario Ojeda Gómez, México antes y después de la alternancia política: un testimonio, México, El Colegio de México, Centro de Estudios Internacionales, Colección Jornadas núm. 143, 2004.

4 En este sentido resalta el reconocimiento del mismo Alan Greenspan, ex-presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, al decir que se equivocó al no regular más a los mercados de derivados financieros.

5 Los economistas distinguen las variables reales de las nominales por el efecto de la inflación, en otras palabras, lo importante es siempre analizar la realidad económica descontando el efecto inflacionario.

6 Para escribir este documento se revisaron los artículos siguientes: The origins of structuralism, de H. W. Arndt; Latin American structuralism: a methodological perspective, de Keneth P. Jameson; An outline of a neo-structuralism approach, de Ricardo French-Davis, y Neo-conservatism versus neostructuralism in Latin America, de Sergio Bitar.

7 Los datos de los economistas citados fueron tomados de: Juan Carlos Martínez Coll, (2001). Este economista de origen polaco y educado en la escuela austriaca de Viena plantea que la industrialización inducida por el gobierno puede ser el inicio del desarrollo económico, ver por ejemplo su texto The International Development of Economically Backward Areas, 1944, International Affairs.

8 Economista estonio, 1907-1959.

9 Economista nacido en las Antillas británicas, 1915-1990. Premio Nobel de Economía en 1979, junto con Theodore W. Schultz, por sus trabajos de investigación sobre el desarrollo de países pobres.

10 Economista argentino representante de la escuela de la CEPAL (Consejo Latinoamericano para América Latina), 1901-1986.

11 Economista alemán reconocido para tesis Singer-Prebish acerca del efecto negativo de los términos de intercambio para los países productores de bienes primarios.

12 Economista sueco, premio Nobel 1974, sobresalen sus trabajos explicativos del subdesarrollo.

13 Economista británico reconocido por sus trabajos sobre Economía del Bienestar.

14 Economista italiano refugiado en Londres gracias a Keynes durante el fascismo y que desarrolló entre otras teorías la de la competencia imperfecta.

15 Economista estadounidense que desarrolló la teoría de la competencia imperfecta junto con Joan Robinson.

16 Economista británica de la escuela de Cambridge que desarrolla la teoría de la competencia imperfecta.

17 Economista y sociólogo estadounidense fundador de la corriente institucionalista.

18 Economista estadounidense, profesor de Economía actualmente en Harvard y que ha desarrollado trabajos sobre inversión y ahorro.

19 Economista austriaco que escribió el libro Social Limits to Growth, Cambridge, Harvard University Press, en donde plantea la necesidad de cambiar el modelo de desarrollo.

20 Economista polaco que desarrolla la hipótesis del bajo crecimiento como producto de la estructura monopólica de una economía.

21 Economista húngaro radicado en la Gran Bretaña que desarrolló sus trabajos sobre economía de la pobreza.

22 Economista alemán-británico que trabajó sobre la teoría del desarrollo rural.

23 Economista británico que trabajó sobre la teoría del desarrollo económico y social.

24 Economista británico que desarrolló su trabajo en torno a la microeconomía.

25 Economista húngaro que desarrolló sus trabajos en el área del desarrollo económico y la distribución del ingreso.

26 El presente texto retoma partes importantes de la tesis de Alfonso G. Jiménez de Sandi Valle y Adriana A. Meza Mejía, La relación entre distribución del ingreso, tasa de interés real y el ahorro (Un estudio internacional), tesis de licenciatura en Economía, México, ITAM, 1991. El estudio comprende una muestra de 35 países de diferentes niveles de desarrollo y de distribución del ingreso, en el que se incluye a México.

27 Por lo general se plantea teóricamente que el ahorro aumenta a medida que se incrementa la tasa de interés, es decir, la gente tiene el incentivo de ahorrar más a medida que aumenta el interés que le dan por su dinero.

28 Economista italiano. Premio Nobel de Economía en 1985.

29 Economista norteamericano. Premio Nobel de Economía en 1976, conocido por su teoría monetaria de la inflación.

30 Economista norteamericano. Fue profesor de la Universidad de Yale.

31 Es lo que los economistas llaman "elasticidad negativa del ahorro a la tasa de interés".

32 Economistas de la Universidad de Stanford interesados en la teoría de la Economía Internacional y el Desarrollo Económico.

33 Economista de la Universidad de Singapur.

34 Jefe de la División de Estudios de los Mercados Emergentes del Departamento de Investigación del FMI.

35 Economista de la Universidad de California.

36 Economista de la Universidad de Zhonashan, China.

37 Op. cit., Jiménez de Sandi.

38 Ibidem, Jiménez de Sandi.

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