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Anales del Instituto de Investigaciones Estéticas

versión impresa ISSN 0185-1276

An. Inst. Investig. Estét vol.44 no.121 Ciudad de México oct. 2022  Epub 31-Jul-2023

https://doi.org/10.22201/iie.18703062e.2022.121.2801 

Artículos

Exhibir lo tropical: imágenes en la VIII Bienal Internacional Estudiantil de Costa Rica

Exhibiting the Tropical: Images at the VIII International Student Biennial of Costa Rica

José Daniel Picado-García1 
http://orcid.org/0000-0001-5632-0239

Natalia Solano-Meza2 
http://orcid.org/0000-0001-8447-9167

1Investigador independiente, Costa Rica, josed5669@gmail.com

2Universidad de Costa Rica, natalia.solanomeza@ucr.ac.cr


Resumen

En 1992, el Colegio de Arquitectos de Costa Rica organizó la primera bienal de arquitectura para profesionales en el país y, desde 2004 se desarrollan las bienales estudiantiles de forma paralela. A partir de un análisis histórico que culmina en 2018, específicamente de las imágenes de propuestas arquitectónicas exhibidas en la VIII Bienal Internacional Estudiantil de Arquitectura de Costa Rica, se plantea que existe una tendencia en las propuestas estudiantiles a replicar características relacionadas con lo tropical. Este concepto ha sido puesto al servicio de búsquedas históricas en el campo profesional de la arquitectura en el país, precisamente, la de una identidad que refleje valores propios de la cultura arquitectónica nacional.

Palabras clave: Arquitectura tropical; bienales de arquitectura; imágenes de arquitectura; Costa Rica; análisis visual; entorno tropical

Abstract

In 1992, the College of Architects of Costa Rica organized the first architecture biennial for professionals in the country, and since 2004 student biennials have been held parallel to them. Based on a historical analysis that culminates in 2018, specifically of the images of architectural proposals exhibited at the Eighth International Student Biennial of Architecture of Costa Rica, it is suggested that there is a tendency in student proposals to replicate characteristics associated with the tropical. This concept has been put at the service of historical searches in the professional field of architecture in the country, precisely that of an identity that reflects the values of the national architectural culture.

Keywords: Tropical architecture; architecture biennial; architectural images; Costa Rica; visual analysis; tropical environments

Imágenes en las bienales de arquitectura de Costa Rica

El presente artículo pretende examinar las distintas funciones que cumplen las imágenes dentro de las Bienales de Arquitectura (BA) en Costa Rica, las cuales constituyen uno de los elementos menos explorados y estudiados de dichos encuentros. Este trabajo se enfoca específicamente en estudiar y exhibir el papel que dichas imágenes desempeñan como medios de registro, difusión y consolidación tanto de intereses como de discursos y tendencias en diversos ámbitos de la disciplina en el país.1

Así, el interés que suscita el papel de las imágenes y su relación con las BA obedece a que se ha logrado precisar que, como parte de un proceso de observación preliminar, las imágenes que se muestran dentro del marco de esta clase de encuentros parecen “sugerir ciertos aspectos vinculados con la producción arquitectónica nacional y, de alguna manera, contribuyen con la diseminación de determinadas tendencias asociadas con el modo de presentar los proyectos arquitectónicos y sus respectivos entornos”.2 Por ende, se parte de la siguiente pregunta: ¿qué papel cumplen las imágenes de los proyectos arquitectónicos en la divulgación y consolidación de ciertos discursos y tendencias en la disciplina de la arquitectura en Costa Rica?

Antes de responder dicha interrogante, cabe precisar que en 1992, por primera vez se organizó una bienal de arquitectura en Costa Rica; desde entonces, las bienales se han consolidado como las actividades periódicas más relevan- tes en las que se exhiben, por medio de imágenes, trabajos de arquitectura del país.3 En 2004, en conjunto con la Bienal Internacional de Arquitectura de Costa Rica (BIACR), o bienal profesional, se realizó la primera Bienal Internacional Estudiantil de Arquitectura de Costa Rica (BE).4 De modo que, las bienales dedicadas al trabajo de estudiantes, y específicamente las imágenes que se utilizan en la exhibición, son el principal motivo del presente artículo.5

Durante las bienales, la exhibición de obras construidas y no construidas, tanto en la sección dedicada a profesionales como a estudiantes, se lleva a cabo por medio de láminas, las cuales se componen principalmente de fotografías, dibujos y rénders -llamadas aquí “imágenes”.6 Una vez concluida la bienal, estas imágenes se difunden de manera amplia por medio de revistas oficiales de instituciones afines a las bienales, la prensa nacional y documentos dedica- dos a registrar las exhibiciones (Fig. 1). Por tanto, de acuerdo con lo estipulado en estudios desarrollados con anterioridad, se plantea que, en el escenario propiciado por las bienales en Costa Rica, en particular las BE, se exhibe el valor y la pertinencia tanto de las imágenes como de su estudio; como medios de registro, divulgación, consolidación y legitimación de las tendencias estéticas, discursivas y de los intereses institucionales. Con base en algunas de las conclusiones establecidas en investigaciones previas -como se pretende exponer y demostrar en este artículo-, el estudio riguroso de las imágenes empleadas en las BE permite identificar ciertas tendencias, tanto discursivas como estéticas, presentes en el espacio académico de Costa Rica, así como su relación con el ámbito profesional de la disciplina en cuestión.

1.  Juan Bernal Ponce, “Joven Bienal adolescente”, La Nación, 9 de junio de 1996, San José. Archivo de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano. 

En esta investigación se analiza cómo estas imágenes exponen una manera de entender, utilizar y representar ciertas características del entorno físico ambiental costarricense, en la que éste suele aparecer como un entorno cargado de biodiversidad natural, indomable, exuberante y, finalmente, problemático; en otras palabras, como un elemento por dominar por medio de la arquitectura, sobre todo mediante estrategias derivadas del corpus al cual se le conocerá como arquitectura tropical.7 Se ha examinado un conjunto de imágenes extraídas de la BE de 2018, con el objetivo de exponer ciertas relaciones entre la representación del entorno físico-natural y los proyectos presentados por estudiantes de las diferentes escuelas de arquitectura ubicadas en el territorio costarricense. Este trabajo se sustenta en un recuento minucioso de diversos documentos emitidos por parte de instituciones vinculadas con la regulación y fiscalización de la arquitectura en Costa Rica; la Revista del Colegio Federado de Ingenieros y Arquitectos (RC) -difundida por el Colegio Federado de Ingenieros y de Arquitectos (CFIA)-, la revista Habitar (RH) y la Memoria de la Bienal (MB) -estas últimas publicadas por el Colegio de Arquitectos de Costa Rica (CACR). Además, se consultaron algunos artículos publicados en periódicos costarricenses como La Nación y La República.

A partir de un repaso preliminar de la historia de las bienales de arquitectura en Costa Rica se podrán determinar ciertas funciones cumplidas por las imágenes en dichas exhibiciones, así como observar la relevancia que adquieren los sucesos previos a la puesta en marcha de las BE y, a su vez, precisar aspectos generales de las convocatorias y su impacto en el desarrollo de la arquitectura en Costa Rica -como un medio para introducir y exaltar ciertas temáticas por sobre otras, como lo es el caso de la arquitectura tropical y la representación de las zonas tropicales. En seguida, se señalan algunos de los detalles presentes en las imágenes relacionados con proyectos galardonados en las BE, tanto en términos de diseño arquitectónico como del vínculo que se sugiere con el entorno. Por último, se analizará de manera cuidadosa un conjunto delimitado de imágenes extraídas de la BE realizada en 2018 (VIII BE), específicamente de la categoría de “Diseño Arquitectónico”, para exhibir la proliferación y legitimación de una estética que ha resultado de la asimilación de la arquitectura tropical en Costa Rica y de una comprensión particular del trópico, como factores clave de la identidad arquitectónica costarricense.8

De acuerdo con Nancy Leys Stepan las imágenes son fundamentales en la creación de una comprensión popular de los trópicos; por ende, ocupan un lugar central en la producción discursiva alrededor de éstos.9 Así, cabe plantearse: ¿cómo aparecen representadas tales dimensiones históricas y teóricas de conceptos como trópicos y arquitectura tropical en las imágenes de los proyectos participantes en las BE?

Las imágenes en la historia de las bienales de arquitectura en Costa Rica

En 1992, se realizó en Costa Rica, con el nombre de Bienal de Arquitectura y Urbanismo,10 la primera BIACR organizada por el CACR.11 Aspectos como la regularidad con la cual se han desarrollado estas bienales, en conjunto con las constantes referencias a estas actividades como sucesos exitosos12 dieron lugar a que en 2018 se establecieran como plataformas idóneas de exhibición y registro, así como de consolidación y legitimación de ciertos discursos y prácticas arquitectónicas.13 Asimismo, las bienales se han considerado como medios para mostrar los mejores proyectos desarrollados en Costa Rica; establecer los componentes de una buena arquitectura; perfilar una identidad arquitectónica nacional; dar a conocer las diversas tendencias que predominan en el territorio nacional; favorecer el desarrollo del país, e incluso, exaltar la recurrente incidencia de aspectos de índole internacional en los encuentros, así como las declaratorias de interés cultural que se le han otorgado.14 Estas nociones, aun- que imprecisas, aparecen de manera sistemática en publicaciones como la RH, la RC y en notas periodísticas, con lo que son ampliamente difundidas y, de alguna manera, oficializadas.

De acuerdo con esto, se logró determinar que, con el inicio de las bienales de arquitectura en el país, la posición del CACR como entidad que regula el ejercicio de la profesión adquiere un lugar central, ya no sólo como una institución que fiscaliza el ejercicio profesional, sino también como una que registra, exhibe, premia y difunde ciertas propuestas arquitectónicas por sobre otras. A su vez, se concluyó que las imágenes que se exhiben han desempeñado una serie de labores fundamentales para el desarrollo de las bienales y de la disciplina de alcance nacional; tales como la exhibición, registro y difusión de proyectos arquitectónicos y los intereses asociados a ellos. Al respecto, existen tres tipos de elementos, claramente identificables, que permiten evidenciar la importancia de las imágenes para las bienales de arquitectura en Costa Rica: las revistas oficiales de las entidades vinculadas con el desarrollo de los eventos -la RC y la RH-; las láminas desplegadas durante las actividades y, por último, las MB.

En 1992, se publicó en la RC uno de los primeros artículos alusivos, con el título “Bienal de Arquitectura y Urbanismo”. En él se expuso una serie de comentarios sobre la obra acreedora del Premio Nacional de Arquitectura y Urbanismo, en conjunto con diversas imágenes del proyecto -entre las cuales se observan vistas externas (fotografías), plantas y fachadas (dibujos).15 La publicación de dicho artículo es fundamental debido a que establece una relación directa entre el papel que comienzan a cumplir las imágenes en las BIACR y los objetivos definidos para estos encuentros. En particular, se advierte que las imágenes que se exhiben en el marco de dichas actividades empiezan a utilizarse por las entidades afines a su organización, como medios para dar a “conocer el nivel general de la arquitectura de nuestro país”,16 difundir aspectos sobre las obras participantes -en particular las premiadas, como muestras del “correcto ejercicio del profesional en arquitectura”17- y registrar la producción arquitectónica nacional.18

Además, cabe precisar que esta clase de encuentros se implantó para satisfacer la demanda de un espacio donde exponer la producción arquitectónica nacional. Respecto a cómo se han exhibido los proyectos durante las actividades -al menos hasta 2018-, en 1994 se estipuló, por primera vez y de manera explícita en una RH o RC, que todas las obras inscritas “deberán presentarse en tres láminas como mínimo y seis como máximo”.19 Esto sugiere que desde las primeras ediciones de las bienales, han operado como una exposición de láminas o composiciones impresas, en las que dibujos arquitectónicos (cortes, plantas, fachadas, entre otros) se mezclan con fotografías, rénders u otro tipo de representaciones digitales, según sea el caso de las propuestas (Fig. 2). Así, las imágenes se consolidan como el medio idóneo para exhibir las propuestas arquitectónicas en el marco de tales encuentros.

2.  Lámina de presentación del proyecto Fragmentos de un pasaje para la VIII Bienal Internacional Estudiantil de Arquitectura de Costa Rica, 2018, San José. Cortesía de Irena Fonseca Alvarado, Marco A. Solís Granados y José D. Picado-García. 

En 2006, ya con las BE y las BIACR desarrollándose de manera paralela, se optó por incluir a las MB dentro de las actividades, con el fin de “que las futuras generaciones puedan contar con una recopilación de los proyectos, así como un recuento de los ganadores anteriores”.20 Esto permite determinar que, sin duda, en el caso de las bienales de arquitectura en el país, “las imágenes continúan sien- do el medio fundamental a través del cual son trasmitidos esta clase de eventos”.21 Por tanto, las imágenes aparecen no sólo como elementos constantes en las BA, sino que también se consolidan como medios fundamentales para cumplir con los objetivos institucionales definidos para las convocatorias y como vías esenciales de comunicación, consolidación y registro de ciertos discursos profesionales en el país. En ese sentido, podría afirmarse que las imágenes se establecen como objetos culturales o como evidencia histórica,22 pues documentan los intereses de un determinado momento histórico y “reflejan aspectos de la cultura de su tiempo y lugar”.23

Relacionado con la anterior, mediante el estudio de las imágenes en esta investigación se identificaron aspectos estéticos de la producción arquitectónica nacional, y se determinaron tendencias vinculadas con búsquedas históricas de la profesión en Costa Rica, como lo son: la integración con el entorno, la adaptación al clima tropical y la formación de una identidad arquitectónica propia, acorde a una idea de cultura costarricense moderna, marcada por cambios sociales y políticos.24

No obstante, si bien las imágenes son determinantes en el marco de las BA, destaca la ausencia de una aproximación teórica, histórica o crítica de éstas; sobre todo en términos de los usos, las posibilidades y el impacto de esta clase de elementos para el desarrollo de las bienales y de la arquitectura en Costa Rica. Debido a tal condición, se determina que el análisis riguroso y constante de estas imágenes se convierte en una labor pertinente con tal de determinar, evidenciar y, por último, abordar críticamente las diversas tendencias e intereses que proliferan en la producción arquitectónica nacional, en este caso, y como se pretende mostrar, que están relacionados con una manera particular de tratar el tema del diseño arquitectónico en las regiones tropicales y la representación del entorno tropical.

Lo tropical como tema y discurso

En Costa Rica, lo tropical como una condición que incide sobre la realidad nacional se encuentra presente desde la consolidación del Estado-Nación.25 Mientras que, en la arquitectura, lo tropical como discurso de esta disciplina se introduce de manera definitiva a principios de la década de los años setenta y toma fuerza a partir de la década de los años noventa, en medio de deba- tes acerca de la identidad arquitectónica nacional.26

A partir de la IV BIACR (1998), las bienales comenzaron a desarrollarse alrededor de temáticas específicas; en la de 1998, en particular, se definió como “Arquitectura del trópico”,27 con lo cual la preocupación y la difusión de lo tropical como valor arquitectónico se convirtieron en componentes explícitos dentro de las bienales, tanto en el discurso como en los proyectos participan- tes. Desde entonces, temas como la producción arquitectónica en las regiones tropicales han ocupado un lugar primordial en los discursos oficiales de los encuentros y en los proyectos participantes. Esto propició que las imágenes contribuyeran con el registro, la exhibición, la difusión y la consolidación de maneras determinadas de asimilar y presentar la producción arquitectónica concebida para adaptarse al trópico -arquitectura tropical- y el entorno tropical propiamente; lo que dio como resultado el surgimiento de una estética definida (Fig. 3).28

3.  Dibujo del proyecto Intentos de una planificación ecológica, ganador en la I Bienal de Arquitectura & Urbanismo Costa Rica, 1992, Playa Grande, Guanacaste. Cortesía de Julia van Wilpe. 

Sin embargo, previo a señalar cómo tales temas aparecen representados en las imágenes de las convocatorias, cabe precisar algunos de los aspectos, tanto históricos como teóricos, e incluso estéticos, que acarrean los términos “trópico” y “arquitectura tropical”.

Respecto a los trópicos, según la autora Vandana Baweja, el término “no sólo corresponde a una zona climática o física, sino que también es una construcción discursiva producida por conocimientos de diversas disciplinas, incluyendo geografía, antropología, zoología, botánica, medicina e higiene”.29 Sin embargo, como lo señala Leys Stepan, es pertinente aclarar que “lo tropical, más que un término empírico o geográfico, representa fundamentalmente una visión europea, extranjera e imaginativa de extensas partes del mundo social y natural”.30 Tal conjunto de ideas diversas, de acuerdo con David Arnold, se desarrolló como resultado del proceso de exploración, conquista y colonización desde finales del siglo XV. Además, se agruparon en dos clasificaciones generales: los trópicos como regiones paradisiacas -lugares de abundancia natural, con vegetación exuberante y clima cálido; como Jardines del Edén- y como paisajes con gran riqueza natural y fértiles, pero, paradójicamente, llenos de enfermedades31 y pobres, tanto en términos culturales como de civilización.32 En lo concerniente a la dualidad arriba mencionada, la visión que presen- taba a los trópicos como zonas pestilentes, más que paradisiacas, predominó y propició la producción de imágenes de primitivismo, violencia y destrucción. En éstas se representaban motivos como: la fatalidad de las enfermedades tropicales, la capacidad de destrucción de las tormentas tropicales, el calor excesivo y el fracaso de los esquemas de asentamiento europeo.33 Así, el entorno tropical se mostró como uno donde la naturaleza no sólo dominaba todas las esferas de la vida, sino que, además, no podía ser controlado.34 En este escenario, factores naturales como la abundancia de biodiversidad y el clima se insinuaron como elementos determinantes en el desarrollo de las sociedades o, por el contrario, razón de la ausencia de civilización en ellas. Como Alfred R. Wallace lo sugería: “ninguna nación civilizada ha surgido en el trópico, […] desde ese punto de vista, una de las causas de nuestra alta civilización ha sido ese rigor de la naturaleza en nuestros climas del norte”.35

Pese a la vasta biodiversidad y riqueza natural de los trópicos, éstos comenzaron a sintetizarse y mostrarse como una región homogénea; la jungla tropical correspondía al estereotipo utilizado para mostrar la totalidad de la naturaleza tropical.36 Incluso, descripciones recientes de las regiones tropicales las presentan como zonas caracterizadas por “el sol con su resplandor y claridad, el cielo diáfano y cambiante, la luz prístina o también lúgubre y dramática antes de la tormenta, los cerros verde-azulados”, entre otros.37 Relacionado con esto, para Natalia Sola- no-Meza el término trópico, como clasificación geográfica, propició que “un grupo infinitamente diverso de territorios -en un sentido histórico, cultural, social, político y económico- entraron en la clasificación de país tropical, un concepto que operó -y opera- de manera casi inevitable como una generalización”.38 Asimismo, según Jiat-Hwee Chang, en el siglo XIX la arquitectura tropical

se desarrolló como un discurso global definido por múltiples disciplinas.39 De acuerdo con Baweja, para las décadas de los años cincuenta y sesenta, “la arquitectura tropical se basó en la noción de que la arquitectura moderna en los trópicos del Tercer Mundo debía basarse en respuestas de diseño climático”.40 Así, esta arquitectura se consolidó como una respuesta de diseño enfoca- da exclusivamente en las condiciones climáticas de las regiones tropicales.

La sombra, la iluminación natural y la ventilación se establecieron como elementos naturales ostensibles que sentaron las bases de la arquitectura tropical.41

Ante la instauración de tales principios, arquitectos como Bruno Stagno Levy42-quien divulga una comprensión particular de la arquitectura tropical- sugieren la existencia de elementos de diseño que distinguen a la arquitectura que se produce en las regiones tropicales, o como Stagno las denomina, “sílabas de una gramática tropical”.43 Así, Stagno señala que, “los espacios abiertos, pero contenidos”, “los techos inclinados de gran pendiente que evacuan el agua con rapidez”, “los grandes aleros que protegen de la luz directa y de la lluvia”, “la fachada perforada que permite filtrar la luz y posibilitar la ventilación cruzada” y “la incorporación de la vegetación como elemento y filtro arquitectónico”, son cinco de los diez elementos recurrentes en la arquitectura tropical.44 Principios que, a su vez, parecen esbozar una estética determinada para los proyectos arquitectónicos desarrollados en las regiones tropicales. La implantación y uso constante de tales componentes apuntan hacia un interés marca- do por dominar, mediante la arquitectura, el clima en las regiones tropicales, “un contexto en el que la naturaleza era considerada indomable”;45 esto con tal de propiciar el desarrollo de los trópicos por medio de la arquitectura tropical. Con la instauración de “Arquitectura del trópico” como temática de la BIACR de 1998, se hizo referencia al trópico como una región problemática, en términos económicos, sociales, culturales y naturales.46 Desde esa premisa se señaló no sólo que los proyectos exhibidos en dicha edición correspondían a las mejores obras del país; sino que, además, presentaban “ideas para resolver los problemas de construcción en un medio ambiente tropical”.47 Por tanto, la convocatoria procuró reunir “a profesionales y estudiantes en torno a un objetivo común: promover la arquitectura del trópico partiendo de las condiciones climáticas del país”.48 En consecuencia, se mostró de manera explícita el modo particular en el que se comprendía la región tropical y el papel que debía de cumplir la arquitectura en ella.

Por otra parte, cabe precisar que, en estos encuentros, la arquitectura tropical comúnmente se vincula con temas relativos a la “arquitectura sostenible”49 y al sector de la construcción. Actividades paralelas a las bienales de arquitectura-la feria Construyendo en el Trópico (1998), la Feria Anual de Construcción (2000) y la Feria de Construcción Sostenible o Feria Verde (2012)- hacen notable un esfuerzo institucional por relacionar entre sí la producción arquitectónica nacional, el desarrollo del país, lo tropical, la industria de la construcción y lo sostenible. Sin embargo, estas nociones aparecen exentas de debates críticos que cuestionen las dificultades relacionadas con la implantación de ciertas prácticas de alcance nacional, los vacíos de ciertos discursos en torno a la arquitectura tropical, así como la definición de sostenibilidad, sus dificultades teóricas y prácticas.50 De acuerdo con lo señalado hasta ahora, se determina que algunas de las características teóricas e históricas de términos como “arquitectura tropical” y “arquitectura sostenible” aparecen hilvanadas con frecuencia desde 1998 en el discurso de las bienales de arquitectura en Costa Rica y los proyectos participantes en ellas, e incluso se mantienen vigentes en 2018.

Consolidación y validación de una estética tropical en las BE (2004-2016)

La i BE se organizó en 2004, y con ello se abrió la posibilidad de exponer propuestas formuladas desde las escuelas de arquitectura que funcionan en Costa Rica.51 Se afirmó que se buscaba “revelar los proyectos generados al seno de nuestras escuelas”;52 sin embargo, pronto dichos encuentros se consolidaron como un medio para evaluar tanto a las diversas escuelas de arquitectura como a los proyectos que se planteaban y participaban en las BE. Como ejemplo de lo anterior pueden citarse varias intervenciones en las que, con base en los proyectos mostrados ahí, se declaró lo siguiente: “Quedé sorprendido, no sólo por la calidad sino por la cantidad de proyectos. Eso quiere decir que tienen buenas escuelas de arquitectura y buenos docentes, quienes logran formar a la futura generación”.53 Incluso, a partir de lo exhibido en los eventos, se afirmó que “Costa Rica ya empezaba a tener su propio lenguaje arquitectónico”.54 Paralelo a la puesta en marcha y desarrollo de las BE, en conjunto con las BIACR, surge la posibilidad de observar en un mismo espacio los temas que proliferan en el sector estudiantil y en el profesional. Esto determina que los proyectos exhibidos en las BE -o, al menos los que son galardonados- “parecen replicar algunos de los intereses que históricamente se han exhibido a través de las diversas BIACR”;55 en específico, los que se encuentran vinculados con la arquitectura tropical -tanto a nivel de discurso como estético (Figs. 4 y 5).

4.  Exterior de la obra Casa Guarumos, ganadora del premio Metalco en la XII Bienal Internacional de Arquitectura de Costa Rica, 2014, Manuel Antonio, Quepos. Foto: Jordi Miralles cortesía de Cañas Arquitectos. 

5.  Exterior de la obra Casa Atrevida, ganadora de la XI Bienal Internacional de Arquitectura de Costa Rica, 2012, Puerto Jiménez, Península de Osa. Foto: Sergio Pucci. Cortesía de Luz de Piedra Arquitectos. 

Un breve recuento de las propuestas galardonadas en las diversas BE desde 2004 hasta 2016, en particular de sus respectivos discursos y de las imágenes correspondientes, permite evidenciar la interdependencia entre la arquitectura, lo tropical y la producción arquitectónica nacional. En las imágenes, el problema de la identidad y de la representación del trópico y la arquitectura tropical, no sólo convergen, sino que también parecen resolverse en parte por medio de la constante incorporación y exaltación de ciertos elementos. En específico, lo tropical se presenta como un instrumento que ofrece un determinado contexto a las propuestas arquitectónicas mediante la integración de vegetación exuberante, en apariencia caótica y por lo común de color verde, cielos prístinos de tonos azules o blancos, entre otros, y, en lo arquitectónico, por medio del uso de elementos de diseño propios, según Stagno, de las arquitecturas tropicales.

En las propuestas galardonadas en las BE,56 sobre todo en los proyectos Restaurante-mirador Geo H20 (2006), de Silvia Hernández Arguedas (UCR) (Fig. 6); Módulos Habitacionales (2008), de Alejandro Vallejo (veritas); Remodelación Urbana Bajo de los Ledezma (2010), de Stephanie Benambur, Alberto Parra y Diana Salas (latina); EBAIS: Equipo Básico de Atención Integral de Salud (2012), de Roger F. Espinoza (UACA); Territorio Emergente-Regenera- do de Tejidos (2014), de Daniela Céspedes y Alicia Palaco (veritas), y Proto- tipo de Viviendas (2016), de Mario Espinoza (Universidad Nacional Autónoma de México),57 destaca la aplicación constante de ciertos principios asociados con algunos de los aspectos históricos y teóricos de la arquitectura tropical y del trópico como región.

6.  Maqueta del proyecto Restaurante-mirador GEO-H2O, ganador de la II Bienal Internacional Estudiantil de Arquitectura de Costa Rica, 2006, Río Ciruelas, Puntarenas. Cortesía de Silvia Hernández Arguedas. 

Así, en términos del discurso utilizado en tales proyectos, destacan intereses comunes como: “afectar al mínimo el paisaje”, la búsqueda del desarrollo -urbano, cultural, social, económico- de ciertas regiones mediante la construcción de propuestas arquitectónicas, la adaptación a las condiciones topográficas también llamadas como emplazamiento, la incorporación de la “climatología” del lugar, así como de la vegetación circundante y lo sostenible.58 En cuanto a la estética tropical que se ha procurado delimitar y exhibir mediante el presente artículo, destacan observaciones desde dos puntos de vista. El primero se relaciona estrictamente con lo arquitectónico, es de notar que en dichas obras aparecen de manera recurrente las siguientes “sílabas de la gramática tropical”: espacios con aperturas al exterior, aleros extensos, techos con pendientes pronunciadas, fachadas con perforaciones -principalmente de tipo rejilla- y la incorporación de vegetación de diversas maneras. El segundo se vincula con el entorno inmediato a las obras; en términos generales, resalta la ausencia en las imágenes de referencias precisas a los lugares donde se sitúan los proyectos. En su lugar, la representación de tal contexto parece resolverse de tres maneras distintas: se utilizan cielos prístinos y vegetación -en su mayoría verde y exuberante- alrededor de los proyectos, se muestran los espacios sin ninguna clase de referencia a dicho entorno o, por último, sólo en un caso se incluyen fotografías de otras edificaciones aledañas a la obra.

Del análisis de estas propuestas se desprende que las líneas premiadas históricamente en la BE replican algunas de las tendencias que han sido desplegadas y galardonadas en las BIACR. Características como “contextualizaciones” en entornos con vegetación exuberante, uso de elementos propios de arquitecturas coloniales-tropicales, preocupación por lo constructivo -en particular por la adaptación a la topografía y el clima- y la presencia de gestos que apuntan hacia la consolidación de un acercamiento entre arquitectura y prácticas sostenibles son aspectos en los cuales convergen las propuestas ganadoras en las diversas ediciones de la convocatoria estudiantil. Finalmente, tal condición parece sugerir que las bienales de arquitectura operan como medios para difundir y, de forma paralela, legitimar una serie de discursos y valores estéticos determinados en razón de perfilar una identidad arquitectónica nacional, en este caso, muy vinculada con la arquitectura tropical y los trópicos.

En 2018 se llevó a cabo la edición más relevante de las bienales de arquitectura realizadas en el país, con ella se logró alcanzar la “madurez” del encuentro;59 del que formaron parte la viii BE y la xvi BIACR. De ambos sucesos destaca lo expuesto en la sección de “Diseño Arquitectónico” de la muestra estudiantil, pues tal categoría cuantifica la mayor cantidad de proyectos en dicha edición, despliega proyectos de la mayoría de las escuelas de arquitectura en el país -por lo que proporciona un panorama diverso de la producción arquitectónica estudiantil- y, además, es la única categoría dentro de dicha BE que procura valorar aspectos estrictamente relacionados con el diseño arquitectónico.

En la viii BE (2018) se seleccionó como ganador el proyecto Estación Biológica, del estudiante Gustavo Cordero López (uh) (fig. 7). En tal caso, tanto el discurso asociado con la obra60 como las imágenes que se publican en la MB y en la RH, permiten establecer vínculos entre esta propuesta y los proyectos previamente galardonados; esto es, en cuanto a los intereses, el diseño arquitectónico y la representación del entorno tropical. Lo anterior sugiere que tales valores estéticos y demás características se mantienen vigentes en la producción arquitectónica estudiantil y continúan siendo premiados en las bienales de arquitectura.

Por otra parte, en la categoría de “Diseño Arquitectónico” de la viii BE, participan sesenta y tres proyectos nacionales. Cabe precisar que en la única imagen de cada propuesta que se incluye en la MB, el documento con el cual se registra y difunde lo exhibido durante cada muestra -imágenes que constituyen el objeto de estudio del presente trabajo-, se advierten ciertas similitudes entre la mayoría de las obras, vinculadas con los aspectos antes señalados. En cuanto al diseño arquitectónico y a los elementos que Stagno define como “sílabas de una gramática tropical”, se determina que, en 54 imágenes se muestran “espacios abiertos, pero contenidos”, en 48 se incluyen “techos inclinados de gran pendiente” (fig. 8), en 44 se observan “grandes aleros”, en 40 se exponen “fachadas perforadas” y, por último, en 60 imágenes se considera “la incorporación de la vegetación como elemento y filtro arquitectónico”. La proliferación de tales características en las imágenes analizadas permite determinar que, en efecto, la arquitectura tropical se consolida como uno de los discursos y temáticas constantes y predominantes en las propuestas que se presentan como parte de las BE -en este caso particular, de la viii BE.61 Además, se sugiere la continuidad del interés por domesticar el entorno tropical -precisamente el clima que caracteriza a la región- por medio de obras arquitectónicas. Respecto a la representación de dicho entorno tropical, se determina que aparece como un escenario homogéneo, o incluso genérico (Fig. 9). Como par- te de los elementos que distinguen tal contexto, cabe precisar lo siguiente: en 51 casos se muestran cielos de tonos azules y/o blancos, en 19 se observan cerros o montañas detrás de los proyectos, en 55 casos se incluye vegetación en las imágenes, sobre todo de tonos verdes (Fig. 10) 62 y, por último, se determina que en poco más de diez casos se hace alguna clase de referencia al entorno inmediato por medio de edificios aledaños a los proyectos (Fig. 8). Con base en esto, las imágenes que se analizan sugieren la síntesis de un determinado entorno tropical. Así, a pesar de que las obras se proyectan en distintas zonas del territorio nacional, los edificios no sólo exhiben características similares, sino que además aparecen inmersos en un entorno parecido, el cual se estructura a partir de una serie de elementos claramente identificables, casi como un escena- rio idéntico o global. Además, se advierte una especie de negación respecto al entorno construido, pues las propuestas se presentan en medio de ambientes en los que domina la naturaleza, y resulta imposible determinar ciertos aspectos relacionados con los contextos históricos y culturales a los cuales pertenecen las obras proyectadas (Fig. 11).

7.  Rénder del proyecto Estación Biológica, ganador de la VIII Bienal Internacional Estudiantil de Arquitectura de Costa Rica, 2018, Manuel Antonio, Puntarenas. Cortesía de Gustavo Cordero López. 

8.  Rénder del proyecto Livrids, obra participante en la VIII Bienal Internacional Estudiantil de Arquitectura de Costa Rica, 2018, San Isidro de El General, Pérez Zeledón. Cortesía de Rodrigo Oviedo Hernández. 

9.  Rénder del proyecto Nacentis Natura, obra participante en la VIII Bienal Internacional Estudiantil de Arquitectura de Costa Rica, 2018, Moín, Limón. Cortesía de María del Mar Soto Cedeño. 

10.  Rénder del proyecto cibeac, obra participante en la VIII Bienal Internacional Estudiantil de Arquitectura de Costa Rica, 2018, Tilarán, Guanacaste. Cortesía de Marco Chacón Gutiérrez. 

11.  Rénder del proyecto De la Cueva a la Cabaña (Hotel Boutique & Spa en Turrialba), obra participante en la VIII Bienal Internacional Estudiantil de Arquitectura de Costa Rica, 2018, Tres Equis, Turrialba. Cortesía de Oscar Vargas Pardo. 

Conclusiones

Leys Stepan afirma que, “los trópicos deben ser comprendidos como una estética, así como un espacio científico”.63 Por tanto, las imágenes analizadas comprueban la asimilación de la arquitectura tropical en las BE y precisan los aspectos discursivos y estéticos que definen a dicha arquitectura tropical y al trópico como región. Así, con base en lo estipulado a lo largo del presen- te artículo, se establecen los siguientes enunciados relacionados con el papel que adquieren las imágenes en las bienales de arquitectura, las cualidades que se exhiben mediante éstas -vinculadas con la producción arquitectónica nacional- y el surgimiento, consolidación y legitimación de una estética tropical -en términos arquitectónicos y del entorno.

Se concluye, en primer lugar, que, si bien en el escenario que propician las bienales de arquitectura en el país, en particular las BE, las imágenes han sido-y continúan siendo- un medio fundamental de sistematización, registro, exhibición, divulgación y diseminación de factores relacionados con la producción arquitectónica nacional, históricamente se han consolidado como uno de los componentes menos explorados de las bienales. Por lo cual, se establece que es preciso llevar a cabo análisis constantes y rigurosos tanto de las imágenes que se muestran en cada edición del encuentro como de las bienales de arquitectura, en general. Lo anterior permitiría determinar, evidenciar y estudiar de manera crítica los valores, discursos y tendencias que proliferan en las obras que participan en ellas.64

Como segundo punto, se determina que el estudio tanto de las dimensiones históricas y teóricas vinculadas a la arquitectura tropical y a los trópicos, así como de los medios en los cuales se desarrollan las imágenes mostradas,65son labores esenciales para comprender de manera crítica algunas de las cualidades y demás aspectos que esta clase de imágenes muestran. Por ello, es posible afirmar que las imágenes analizadas exponen una manera particular de tratar el diseño arquitectónico en las regiones tropicales, de comprender y representar el entorno tropical y de presentar las relaciones entre los proyectos arquitectónicos y sus contextos. Al mismo tiempo se sugiere la existencia de una estética tropical claramente delimitada y legitimada por medio de las bienales de arquitectura en el país; la cual podría denominarse como una estética para la producción arquitectónica en entornos tropicales. A su vez, el interés marcado en la viii BE hacia la arquitectura tropical permite apuntar a la asimilación y apropiación por parte del sector estudiantil de un tema que en principio se plantea en las BIACR, en particular en 1998 (Arquitectura del trópico). Lo cual implica que los discursos e intereses relacionados con la arquitectura tropical y los trópicos, se han consolidado como uno de los aspectos característicos de la identidad arquitectónica nacional, perfilada y validada mediante estas actividades. En tercer lugar, en las imágenes analizadas se observa que el entorno tropical así como los elementos formales-constructivos de diseño arquitectónico -incluidos y representados de manera similar en la mayoría de las propuestas de la viii BE e históricamente galardonados en la historia de la bienal- se emplean como medios para vincular propuestas arquitectónicas con la realidad nacional y el ámbito profesional de la disciplina. Así, la mayoría de las imágenes estudiadas presentan proyectos arquitectónicos que sugieren una intención constructiva, y exhiben una intención por replicar el ejercicio profesional de la arquitectura.

Por último, cabe precisar que en estas imágenes los proyectos aparecen casi exclusivamente representados en medio de un ambiente natural genérico y privado de componentes culturales e infraestructurales, con lo que, en futuras aproximaciones cabría indagar cuál es el valor asignado a la cultura y a la historia en la formación de profesionales en arquitectura en Costa Rica -valores que, de acuerdo con el discurso que implica el término trópico, no existen en las regiones tropicales. Al respecto, un próximo estudio podría analizar esta situación, la cual parece sugerir una lectura generalizada presente en la mayo- ría de las escuelas de arquitectura en el país, en cuanto al diseño arquitectónico, el ambiente, la naturaleza, la realidad nacional y el quehacer profesional.

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1José Daniel Picado-García, “Exhibir lo tropical: imágenes en la VIII Bienal Internacio- nal Estudiantil. Costa Rica 2018”, tesis de licenciatura (San José: Universidad de Costa Rica, 2020), 1.

2Picado-García, “Exhibir lo tropical”, 2.

3La BA está organizada por el Colegio de Arquitectos de Costa Rica (CACR) como un con- curso y exhibición de propuestas arquitectónicas a nivel profesional y estudiantil. Ésta, además de estar estructurada en diversas categorías, se organiza por medio de comités internos del CACR, sin la figura de un curador o curadora. Las obras ganadoras son seleccionadas por paneles de jurados integrados por personas tanto de Costa Rica como extranjeras.

4Desde entonces, ambos eventos se han desarrollado de manera paralela, y comparten entre otros aspectos la ubicación, organización, objetivos y temáticas —sólo en 2004 las temáticas propuestas para ambas convocatorias fueron diferentes.

5El papel de las bienales en Costa Rica ha sido determinante para el desarrollo de la disciplina en el país, tanto como eventos con los cuales ha procurado mostrar y establecer tendencias, así como medios para “decantar nuestra [sic] identidades arquitectónicas”. Véase “II Bienal de Arquitectura y Urbanismo de Costa Rica”, Habitar, núm. 38 (junio de 1994): 3.

6Respecto al término rénder, en la disciplina de la arquitectura, según Andrew Atwood o Lucia Allais, se utiliza para hacer referencia a las imágenes generadas por computadora. Además, según Sam Jacob, un factor particular de esta clase de imágenes corresponde a que los rénders asumen el lenguaje de la fotografía, e incluso pretenden replicarlo. Véase Andrew Atwood, “Rendering Air: On Representation of Particles in the Sky”, Log, núm. 31 (2014): 47; Lucia Allais, “Rendering: On Experience and Experiments”, en Design Technics. Archaeologies of Architectural Practice, eds. Zeynep Çelik Alexander y John May (Mineápolis: University of Minnesota Press, 2020), 4; y Sam Jacob, “Architecture Enters the Age of Post-Digital Drawing”, Metropolis, https://www.metropolismag.com/architecture/architectu-re-enters-age-post-digital-drawing/ (consultado el 30 de septiembre de 2019).

7La arquitectura tropical se introduce por primera vez en el país a principios de la década de los años setenta, como resultado de la intervención de Otto H. Koenigsberger (1908-1999)—encargado del Department of Development and Tropical Studies (DDTS) de la Architectural Association (AA) en Londres— en su papel como consultor del proceso de consolidación de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Costa Rica, primera escuela de arquitectura en el país. Véase Natalia Solano-Meza, “Tropical Dissidence: The Creation of the School of Architecture of the University of Costa Rica at the Department of Development and Tropical Studies”, Fabrications, The Journal of the Society of Architectural Historians, Australia and New Zealand 27, núm. 2 (2017): 177-199.

8Respecto al documento “Exhibir lo tropical: Imágenes en la VIII Bienal Internacional Estudiantil. Costa Rica 2018”, se estructuró en tres partes. La primera, planteada como una narración descriptiva de artículos de revistas y periódicos nacionales, vinculados al tema de las BA en el país; con tal de construir un recuento histórico del evento y su trayectoria en Costa Rica—el cual abarca de 1992 a 2016. Este registro de las BA se elaboró con el propósito de visualizar aspectos relacionados al suceso, así como un medio para determinar el papel que han tenido las imágenes en el desarrollo de éste. En la segunda sección de la tesis se analizaron documentos y archivos oficiales emitidos por el CACR, como lo son las Memorias de cada BA, así como las Bases de participación de algunas convocatorias; para precisar con más detalle las características de la edición de la Bienal de 2018 y, al mismo tiempo, justificar la selección de imágenes por estudiar. Por último, en la tercera etapa del trabajo se analizaron las imágenes definidas como objeto de estudio de la tesis; con el propósito de determinar aspectos recurrentes en ellas, que permitieran establecer vínculos entre dicha porción de la producción arquitectónica nacional y las tendencias e intereses que históricamente han sido exaltados por medio de las BA en Costa Rica. Es pertinente señalar que se opta por realizar, de manera paralela a cada una de estas partes del trabajo, un recuento de algunas de las dimensiones teóricas, históricas y críticas de términos como: arquitectura tropical, regiones tropicales, bienales de arquitectura e imágenes

9Nancy Leys Stepan, “Constructing Tropical Nature”, en Human Impacts on Amazonia, eds. Darrell Addison Posey y Michael J. Balick (Nueva York: Columbia University Press, 2006), 18.

10Para el año en el que se organizó la primera BIACR, el país ya contaba con la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Costa Rica (1971), con el CACR (1973) y con la RH (1976). El nombre del encuentro ha cambiado en cinco ocasiones: Bienal de Arquitectura y Urbanismo (1992-2002), Bienal de Arquitectura (2004), Bienal de Arquitectura y Desarrollo Urbano (2006) de nuevo, Bienal de Arquitectura (2008) y, por último, Bienal Internacional de Arquitectura (2010-2018).

11Estos encuentros se caracterizan por ser abiertos al público y por operar sin la figura de un curador o curadora. Según Magali Sarfatti Larson, tal condición sugiere la posibilidad de reflejar un panorama más amplio y diverso de las tendencias arquitectónicas que proliferan en la disciplina. Véase Magali Sarfatti Larson, “Architectural Competitions as Discursive Events”, Theory and Society 23, núm. 4 (1994): 471.

12Después de la primera bienal de arquitectura en Costa Rica se publicó en el periódico La República, en la sección de “Cultura”, un artículo que clasifica el suceso como “exitoso”, mientras define que la “singular actividad sirvió para resaltar los aportes de la arquitectura al desarrollo nacional y de la práctica profesional en los ámbitos estatal y privado”. Véase, “Finalizó Primera Bienal de Arquitectura y Urbanismo”, La República, 6 de octubre de 1992, 21ª.

13La convergencia de estos factores permitió que las bienales de arquitectura se convirtieran en espacios donde se legitima la producción arquitectónica en Costa Rica, e incluso, permitió a quienes participan de las convocatorias, la posibilidad de dotarse con cierto prestigio o “capi- tal simbólico”. Según Pierre Bourdieu, el “capital simbólico” es un tipo de capital que “puede producir efectos simbólicos, pero también económicos; […] un experto puede decir lo que es y no es auténtico, puede hacer milagros sociales, transformar una cosa que no vale nada, que está en un desván, en una obra carísima, etc.”, en Pierre Bourdieu, El sentido social del gusto. Elementos para una sociología de la cultura (Buenos Aires: Siglo XXI, 2010), 37-38.

14Las bienales de arquitectura en Costa Rica han sido declaradas como eventos de interés cultural en 2010, 2014, 2016 y 2018.

15En esta RC se incluye una fotografía del proyecto ganador de la BIACR en la portada de dicha edición. La publicación de los proyectos ganadores en las portadas de las RC y RH, e incluso como parte del contenido de ciertos ejemplares, se convierte en una práctica común desde 1992 hasta 2018. Desde la primera BIACR estas revistas se han encargado de difundir ampliamente imágenes de los proyectos arquitectónicos que han sido galardonados, en particular con fotografías de ellos.

16“I Bienal de Arquitectura y Urbanismo”, Revista del Colegio Federado de Ingenieros y Arquitectos de Costa Rica 35, núm. 6 (1992): 3.

17Abel Castro, “¡Dignificando la profesión, haciendo historia!”, Habitar, núm. 93 (mayo de 2018): 13.

18Como fin principal del evento se establece: “seleccionar y dar a conocer a la comunidad nacional e internacional las mejores obras arquitectónicas y urbanísticas”. Mientras que, algu- nos de los objetivos de segundo orden definidos son los siguientes: “Difundir los aportes positivos de una buena arquitectura […] Conocimiento de las diversas corrientes o escuelas en el campo de la arquitectura a nivel nacional […] La formulación de un catálogo nacional de obras arquitectónicas”. Véase “Premio Nacional de Arquitectura y Urbanismo”, Habitar, núm. 34 (enero de 1992): 13. Sin embargo, en 2010, Carlos Álvarez, presidente del CACR (2010-2012), afirmó que las bienales de arquitectura son “un concurso donde se establecen las nuevas tendencias de pensamiento arquitectónico, las innovaciones en el diseño, su relación con el contexto, su constructividad [sic] y el desarrollo de nuevas tecnologías”, en Carlos Álvarez, “X Bienal Internacional de Arquitectura 2010 La Arquitectura Emergente”, Revista del Colegio Federa- do de Ingenieros y Arquitectos de Costa Rica, núm. 241 (abril-junio 2010): 29.

19“II Bienal de Arquitectura y Urbanismo de Costa Rica”, Revista del Colegio Federado de Ingenieros y Arquitectos de Costa Rica 37, núm. 2 (1994): 40.

20“VIII Bienal de Arquitectura y Desarrollo Urbano de Costa Rica y II Bienal Estudiantil”, Habitar 54, núm. 3 (2006): 5. Desde su inserción en las bienales, la estructura de la MB ha variado. En cuanto a la porción de la BE en el documento, en 2006 se publicaron imágenes de los proyectos ganadores y una breve descripción, en 2008 y 2010 se incluyen la totalidad de las propuestas participantes y solamente una descripción del proyecto ganador; en 2012 se publicaron varias imágenes de todos los proyectos participantes y para 2014, 2016 y 2018, se incluyó una sola imagen por proyecto participante.

21Pier Vittorio Aureli, “Manet: Images for a World Without People”, Scapegoat, núm. 3 (2012): 10.

22Véase Daniel A. Barber, “The Nature of the Image: Olgyay and Olgyay’s Architectural-Climatic Diagrams in the 1950s”, Public Culture 29, núm. 1 (2017): 130

23Christa Roodt, “Restitution of Art and Cultural Objects and its Limit”, The Comparative and International Law Journal of Southern Africa 46, núm. 3 (noviembre 2013): 287.

24Véase Rafael Cuevas Molina, Tendencias de la dinámica cultural en Costa Rica en el siglo XX (San Pedro de Montes de Oca: Editorial de la Universidad de Costa Rica, 2008).

25Anthony Goebel McDermott, “Historia ambiental, representaciones sociales y exploración decimonónica: elementos conceptuales y empíricos para el estudio del imaginario ambiental de la Costa Rica del siglo XIX”, Diálogos 9, núm. 2 (2008); Anthony Goebel McDermott, “Una lluvia de males: el régimen de precipitaciones en la Costa Rica del ‘progreso’. Trayectoria, representaciones sociales e impacto socioeconómico (1860-1940)”, Revista Historia, núms. 59-60 (2009); y Anthony Goebel McDermott y Ronny J. Viales Hurtado, “Blaming It on the Weather: The Role of ‘Inclement’ Rainfall in Society-Nature Relations in Liberal Costa Rica (1860-1940)”, Global Environment, núm. 6 (2011).

26Véase Natalia Solano-Meza, “Against a Pedagogical Colonization: The Case of the School of Architecture at the University of Costa Rica”, Charrette 4, núm. 2 (2017): 40-58; Natalia Solano-Meza, “Arquitectura tropical, enseñanza y desarrollo. Apuntes a partir del papel de Otto H. Koenigsberger en la creación de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Costa Rica”, Revista area, núm. 24 (2018): 163-177; y Natalia Solano-Meza, “Narrativas del ambiente tropical y la consolidación de ciertos discursos disciplinares en la revista Habitar (Costa Rica, 1990-2012)”, Bitácora Arquitectura, núm. 43 (2019): 110-117.

27Para la de 1996 se definió el lema “Tierra, tiempo y espíritu” (1996), posterior a dicha edición, se partió de las siguientes temáticas: “Arquitectura del trópico” (1998), “Arquitectura y migración” (2000), “Arquitectura sustentable” (2002), “Situaciones urbanas del Casco Central de San José” (2004) —sólo aplica para la versión estudiantil, para la profesional no se definió temática en dicha ocasión—, “Arquitectura y desarrollo urbano” (2006), “Siglo xxi: retos y desafíos” (2008), “Arquitectura emergente” (2010), “Sostenibilidad” (2012), “Arquitectura para todos” (2014), “Arquitectura=calidad de vida” (2016) y “Derecho a la ciudad” (2018).

28En este caso, un ejemplo que se considera pertinente destacar, corresponde al proyecto “Intentos de una planificación ecológica en Playa Grande”, de la arquitecta Julia van Wilpe, el cual muestra la asimilación y representación de un determinado entorno mediante un dibujo a color. Además, cabe señalar que dicha obra obtuvo el primer lugar en la i BIACR.

29Vandana Baweja, “Otto Koenigsberger and the Tropicalization of British Architectural Culture”, en Third World Modernism: Architecture, Development and Identity, ed. Duanfang Lu (Nueva York: Taylor & Francis, 2011), 237.

30Leys Stepan, “Constructing Tropical Nature”, 17.

31David Arnold, “Illusory Riches: Representations of the Tropical World, 1840-1950”, Singapore Journal of Tropical Geography 21, núm. 1 (2000): 7.

32Leys Stepan, “Constructing Tropical Nature”, 18.

33Arnold, “Illusory Riches: Representations of the Tropical World, 1840-1950”, 8.

34Baweja,“Otto KoenigsbergerandtheTropicalization of British Architectural Culture”, 237.

35Alfred R. Wallace, “On the Trade of the Eastern Archipelago with New Guinea and its Is- lands”, The Journal of the Royal Geographical Society of London, núm. 32 (1862): 136.

36Leys Stepan, “Constructing Tropical Nature”, 18.

37Bruno Stagno, Arquitectura para una latitud (Ciudad de México: Menhir Libros, 1997), 23.

38Solano-Meza, “Arquitectura tropical, enseñanza y desarrollo”, 170.

39Baweja, “A Genealogy of Tropical Architecture: Colonial Networks, Nature and Technoscience”, revisión de A Genealogy of Tropical Architecture: Colonial Networks, Nature and Technoscience, por Jiat-Hwee Chang, Journal of the Society of Architectural Historians (diciembre de 2017).

40Baweja,“Otto KoenigsbergerandtheTropicalization of British Architectural Culture”, 238.

41Baweja, “A Genealogy of Tropical Architecture: Colonial Networks, Nature and Tech- noscience”.

42Bruno Stagno (1943, Santiago, Chile) es el director y fundador del Instituto de Arquitectura Tropical (1994), localizado en Costa Rica, y, de acuerdo con Andrés Mignucci, “ha sido una de las voces principales en promulgar la arquitectura tropical como parte de una visión sostenible sobre la arquitectura y su entorno”, en Andrés Mignucci, “Una arquitectura para el trópico”, en Bruno Stagno: Una arquitectura para el trópico, ed. Alina G. Cruz Acarón (San Juan: A+ editores, 2019), 8. Además, organizó el I Encuentro de Arquitectura Tropical (1998), el II Encuentro de Arquitectura Tropical y Urbanismo Tropical (2001), el III Encuentro de Arquitectura, Urbanismo y Paisajismo Tropical (2004), el IV Encuentro de Arquitectura, Urbanismo y Paisajismo Tropical (2007) y el V Encuentro de Arquitectura, Urbanismo y Paisajismo Tropical (2014); que se desarrollaron en el Museo de Arte y Diseño Contemporáneo (MADC), ubica- do en San José, Costa Rica.

43Mignucci, “Una arquitectura para el trópico”, 26.

44Mignucci, “Una arquitectura para el trópico”, 26.

45Solano-Meza, “Arquitectura tropical, enseñanza y desarrollo”, 168.

46“IV Bienal de Arquitectura y Urbanismo de Costa Rica”, Revista del Colegio Federado de Ingenieros y Arquitectos de Costa Rica, núm. 9 (septiembre de 1998): 32.

47Evelyn Ugalde, “Arquitectura tropical”, La Nación, 3 de octubre de 1998, 6.

48Paola Ramírez, “Proyectos comprometedores”, La Nación, 29 de octubre de 1998, 7.

49Dicho tópico ha figurado como temática para las BA en dos ocasiones, la primera en 2002 (Arquitectura sustentable) y la segunda en 2012 (Sostenibilidad). Respecto a la inserción de lo “sostenible” en la arquitectura, Vandana Baweja señala que existe una gran cantidad de estudios sobre la arquitectura sostenible; no obstante, la arquitectura aún no se ha involucra- do con las historias ambientales para producir estudios sustanciales sobre cómo las sociedades han enfrentado a la arquitectura en su contexto ecológico. Véase Vandana Baweja, “Sustainability and the Architectural History Survey”, Enquiry 11, núm. 1 (2014): 40. Por su parte, Car- mela Cucuzzella plantea lo siguiente: “El amplio rango de definiciones de sostenibilidad ha hecho que el término sea un campo fértil para la malversación de sus principios, que incluyen eficiencia ambiental, igualdad social, diversidad cultural y viabilidad ambiental”, en Carmela Cucuzzella, “Is Sustainability Reorienting the Visual Expression of Architecture?”, racar: Revue D’art Canadienne / Canadian Art Review 40, núm. 2 (2015): 86. Por último, Mario Carpo plan- tea que “los nuevos iconos de la sostenibilidad en la construcción son la evanescencia, la inmaterialidad, materiales de alta tecnología, y una cierta ligereza en los edificios”. Y concluye que la sostenibilidad “puede presentarse a sí misma como una manera visualmente amigable con el medio ambiente, sin importar el actual consumo energético y ningún balance termodinámico”. Véase Mario Carpo, “Sustainable?”, Log, núm. 10 (2007): 20.

50Estas dificultades se han expuesto en colecciones de ensayos alrededor del tema como: Preston Scott Cohen and Erika Naginski, The Return of Nature: Sustaining Architecture in the Face of Sustainability (Nueva York: Taylor & Francis, 2014). Además, el uso de estos elementos puede encontrarse hasta en ciertas tipologías de arquitectura colonial y corporativa agrícola, como es el caso de la arquitectura de las compañías bananeras en América Central. Véase Kevin Coleman, A Camera in the Garden of Eden: The Self-Forging of a Banana Republic (University of Texas Press, 2016). Stagno hace referencia a estas arquitecturas en su trabajo, enfatiza su valor técnico como medios de adaptación al clima tropical, sin necesariamente exponer su compleja historia geopolítica. Véase Bruno Stagno y Philoméene Row, Architecture of the Banana Town (San José: Instituto de Arquitectura Tropical y Fundación Príncipe Claus, s. f.); también, Jiat-Hwee Chang, “Building a Colonial Technoscientific Network: Tropical Architecture, Building Science and the Politics of Decolonization”, en Third World Modernism: Architecture, Development and Identity, ed. Duanfang Lu (Nueva York: Taylor & Francis, 2011).

51Para 2020, según datos extraídos del Consejo Nacional de Enseñanza Superior Universitario (CONESUP), se tiene noción de que existen once universidades que imparten la carrera de arquitectura en Costa Rica; dos de ellas en universidades públicas —Tecnológico de Costa Rica (TEC) y Universidad de Costa Rica (UCR)— y, las nueve restantes, en instituciones priva- das: Universidad Autónoma de Centro América (UACA), Universidad Internacional de las Américas (UIA), Universidad Panamericana (upa), Universidad Latina de Costa Rica (UNILAT), Universidad Central (UC), Hispanoamericana (uh), Veritas (veritas), Universidad de las Ciencias y el Arte (UNICA) y Creativa (creativa).

52“I Bienal de Estudiantes de Costa Rica”, Habitar, núm. 45 (2004): 16.

53Sophia Yassine, “IX Bienal de Arquitectura 2008: retos y desafíos del siglo XXI. Proyección internacional”, Habitar 61, núm. 3 (julio de 2008): 21.

54“Análisis de la IX Bienal de Arquitectura. Costa Rica tuvo una Bienal de Lujo”, Habitar 61, núm. 3 (julio de 2008): 18.

55José Daniel Picado-García, “Exhibir lo tropical: Imágenes en la VIII Bienal Internacional Estudiantil. Costa Rica 2018”, tesis de licenciatura (San José: Universidad de Costa Rica, 2020), 43.

56Cabe señalar que en la i BE (2004) el proyecto ganador se tituló Terminal de Tranvía y comunicaciones, planteado por Juan José Alfaro Alfaro (veritas). Éste aparece descrito en la edición número 47 de la RH (2004), en donde se mencionan aspectos como la relación de la propuesta con el “escenario tropical” en el que se inscribe, la intención por organizar elementos de circulación dentro del cantón central de San José, entre otros; cabe señalar que no se incluyen imágenes alusivas a la propuesta. Véase “Síntesis del Proyecto”, Habitar, núm. 47 (2004): 41.

57Este proyecto se consagra como la primera obra internacional —México— en ganar la BE y, a su vez, destaca por ser la primera ocasión en que se premia en la convocatoria estudiantil a una obra construida.

58Véase Jorge Grané, “Primer premio bienal estudiantil: Silvia Hernández Arguedas”, Ha- bitar 54, núm. 3 (2006): 27; Sophia Yassine, “IX Bienal de Arquitectura 2008: Retos y desafíos del siglo XXI. Proyección internacional”, Habitar 61, núm. 3 (julio de 2008): 21; Alejandro Vallejo, “Módulos habitacionales”, Habitar 61, núm. 3 (julio de 2008): 44; “Remodelación Urbana Bajo de Los Ledezma”, Habitar 69, núm. 3 (agosto de 2010): 64-65; “EBAIS. Ganador V bienal estudiantil 2012”, Habitar, núm. 77 (julio de 2012): 40-41; Tatiana Castro, “Territorio emergente regenerador de tejidos”, Habitar, núm. 84 (julio 2014): 97-99; “Prototipo de Vivien- da Regional. Ganador VII Bienal Estudiantil”, Habitar, núm. 89 (julio 2016): 50-51; Karen Castro, “Arquitectura=calidad de vida”, Revista del Colegio Federado de Ingenieros y Arquitectos de Costa Rica, núm. 265 (julio de 2016): 12.

59Abel Castro, “¡Dignificando la profesión, haciendo historia!”, Habitar, núm. 93 (mayo de 2018): 13.

60“Ganador Premio VIII Bienal Estudiantil 2018”, Habitar, núm. 94 (agosto de 2018): 66-67.

61Tal hallazgo corrobora que lo relacionado con la arquitectura tropical es determinante en la construcción de la identidad arquitectónica nacional, que se perfila y legitima mediante las diversas ediciones de esta clase de encuentros, tanto de las BE como de las BIACR.

62Respecto a la vegetación, cabe resaltar que dicho elemento, aunque en algunos casos es más exuberante y ostentoso que en otros, en términos generales, se ubica en zonas claramente delimitadas. Además, en algunas imágenes la vegetación exhibe un orden bien establecido; por ejemplo, alineada respecto a ciertas secciones de las propuestas arquitectónicas. Por último, pre- domina el uso de vegetación ordenada y uniforme en las regiones inmediatas a los proyectos, en contraste con las que se disponen en las zonas más lejanas a dichos edificios. Tales ejemplos permiten proponer que existe una domesticación de la naturaleza, en la cual, las propuestas arquitectónicas proyectadas parecen incidir de manera directa.

63Leys Stepan, “Constructing Tropical Nature”, 20.

64Cabe destacar que futuras investigaciones podrían explorar con mayor profundidad el estudio de la representación del entorno tropical y de los trópicos como estética —en relación con la arquitectura y el entorno construido— desde campos como el de la historia del arte y los estudios visuales; con tal de indagar sobre las diversas maneras en las que tales representaciones reflejan aspectos tanto culturales como identitarios.

65Respecto al medio en el cual se desarrollan las imágenes analizadas, Valeria Guzmán Verri plantea lo siguiente: “No podemos negar que la tecnología digital ha incrementado exponencialmente moldes y plantillas. Desde tipos de árboles, puertas y ventanas, hasta tipos de sombras y figuras humanas. Asimismo, no podemos negar que Power Point con sus formatos prediseñados es una camisa de fuerza que ha uniformado y estandarizado la manera de presentar una clase y de hacer una conferencia”, en Valeria Guzmán Verri, “Discutir lo digital”, revistar- quis 1, núm. 1 (2011): 3, https://revistas.ucr.ac.cr/index.php/revistarquis/article/view/1288 (consultado el 27 de abril de 2018). La incidencia de lo digital en el proceso de confección de las imágenes representa un papel determinante en el desarrollo de éstas —de acuerdo con Guzmán Verri—, que propicia una cierta uniformidad entre los aspectos que se encuentran en las imágenes. No obstante, lo que resulta pertinente es que dicha condición parece vincularse con los discursos de la arquitectura tropical y los trópicos, presentes en la historia de las BA. Por consiguiente, se advierte que las características recurrentes en las imágenes delimitadas —tipos de árboles, figuras humanas, cielos, entre otros—parecen apegarse a los discursos de la arquitectura tropical y de los trópicos.

Recibido: 04 de Junio de 2021; Revisado: 08 de Noviembre de 2021; Aprobado: 09 de Enero de 2022

José Daniel Picado-García

Líneas de investigación

Análisis visuales, arquitectura tropical y documentación; aproximación y conceptualización de la representación arquitectónica desde las regiones tropicales.

Lines of research

Visual analysis, tropical architecture and documentation. Part of the research focuses on analyzing the ways of approaching and conceptualizing architectural representation from tropical regions.

Natalia Solano-Meza

Líneas de investigación

Estudio del entorno construido en regiones tropicales; educación en arquitectura en contextos poscoloniales; vínculos entre la educación en arquitectura en Costa Rica y la tradición británica en arquitectura tropical.

Lines of research

Architectural education in postcolonial contexts and histories of architecture in the tropics. Connecting both, an important part of the research has concentrated in tracing and reconstructing the links between architectural education in Costa Rica and the British tradition in tropical architecture.

Publicación más relevante

Natalia Solano-Meza, “Aesthetics of Comfort: A Third Moment in Costa Rican Histories of Tropical Architecture”, Architecture Beyond Europe Journal, núm. 17 (primavera de 2020).

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