Construcción y destrucción de conventos del siglo XVI. Una visión posterior al terremoto de 2017 es un libro de investigación, y a la vez de difusión, que ofrece un análisis historiográfico de los conventos del siglo XVI localizados en las vertientes del volcán Popocatépetl, en los estados de Morelos y Puebla.1 El punto de partida de dicho análisis es el terremoto del 19 de septiembre de 2017, que ocasionó innumerables daños a estos inmuebles históricos y de valor patrimonial. La autoría del texto corresponde a Alejandra González Leyva, quien también coordinó al equipo conformado por historiadores, historiadores del arte y arquitectos que colaboraron con la investigación bibliográfica y archivística, y en la elaboración de planos e ilustraciones.
Los edificios abordados en esta investigación forman parte del grupo conocido como "Primeros conventos del siglo XVI en las laderas del Popocatépetl", al que la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) otorgó la declaratoria de Patrimonio Mundial Cultural en 1994. Adicionalmente, la autora decidió incluir al convento de San Martín, Huaquechula, Puebla, que no figura en la declaratoria pero que, al igual que sus homólogos, ostenta un inestimable valor artístico e histórico.
El libro consta de cuatro capítulos: "La historia", "La construcción", "La destrucción" y un "Apéndice" o "Crónica: después de la hecatombe". Los tres primeros corresponden a ejes temáticos presentes en la extensa producción académica de la autora, relacionada con la historia de los sistemas constructivos de la arquitectura conventual del siglo XVI en México: Tepoztlán2 (2005), Yuriria3 (2008), Yanhuitlán (2009), Tlaxcala (2014).4 El primero de dichos apartados se dedica al contexto de la construcción del inmueble. Éste incluye el horizonte histórico, social y geográfico que determinó el desarrollo del proyecto en cuestión. El segundo suele centrarse en el proceso constructivo, el cual se enfoca en la descripción de los sistemas, técnicas, materiales, procesos y herramientas tecnológicas empleados en la edificación. Por último, por lo general se aborda el desarrollo de las etapas constructivas. No obstante, en este caso, el capítulo tercero está dedicado a los acontecimientos históricos que, a grandes rasgos, han contribuido a la destrucción y al deterioro de los inmuebles a lo largo del tiempo. En el apéndice, la autora ofrece una narración de su visita a los conventos de Santiago Apóstol, Ocuituco y San Juan Bautista, Tlayacapan, Morelos; así como a San Martín, Huaquechula, Puebla, días después del siniestro. La descripción detallada del espacio ofrece al lector un retrato vivo del grado de destrucción en el que se encontraron estos inmuebles.
La metodología empleada es semejante a la que el investigador Gauvin Alexander Bailey identifica como propia de los estudios contextuales,5 los cuales se caracterizan por la recopilación de fuentes de distinta naturaleza. González Leyva vincula textos historiográficos de temas como la conquista de América (Cortés, Portilla, Torquemada); del proceso evangelizador en la Nueva España (Dávila, Grijalva, Ricard); de la arquitectura virreinal (Chanfón, Kubler); y de tratados y técnicas constructivas de la Antigüedad, la Edad Media y el Renacimiento (Alberti, Castelnuovo, L'Orme, Palladio); con documentación de archivo proveniente de fuentes como el Archivo General de la Nación, el Archivo General de Indias y el Archivo Geográfico Jorge Enciso. Asimismo, incluye los resultados de los estudios científicos de identificación de materiales obtenidos de muestras tomadas en trabajo de campo in situ.
El primer capítulo aborda el asentamiento de las órdenes mendicantes en el territorio novohispano. En éste, la autora revisita y actualiza ideas y conceptos encontrados en las fuentes históricas tradicionales de la arquitectura virreinal. Por ejemplo, respecto a la estrategia de ocupación territorial de los misioneros en la cuenca de México, Leyva presenta una hipótesis que difiere de la visión del historiador francés Robert Ricard en La conquista espiritual de México de 1947. De acuerdo con ella, la clave se encuentra en la división política y jerárquica entre los pueblos tributarios y las cabeceras de provincias establecidas por el imperio mexica. Dicha estructura sería la base de la creación de las futuras encomiendas y asentamientos indígenas o "pueblos de indios". Estos grupos urbanos se convertirían en el emplazamiento de las construcciones religiosas de los frailes franciscanos, dominicos y agustinos. En oposición, Ricard descartó la posibilidad de que la organización territorial precolombina hubiera sobrevivido a la conquista militar, y por ende, rechazó su contribución en la definición de las rutas evangelizadoras.6
Otro aporte conceptual de la autora es el término "arquitectura experimental".7 Utilizado para dar cuenta de las "arquitecturas provisionales"8 que antecedían a las fábricas de materiales duraderos de mampostería y cantería. El conocimiento de las estructuras perecederas es ya referido por Manuel Toussaint en la obra Iglesias de México de 1927.9 Sin embargo, el concepto propuesto por González Leyva enfatiza una característica de los proyectos constructivos del siglo XVI, aquella del proceso de ensayo-error-corrección o adecuación (de naturaleza empírica y experimental) al que se enfrentaron los maestros de obra en su adaptación a las condiciones geográficas de la Nueva España.
El capítulo culmina con un salto temporal al siglo XX. Específicamente a 1994, cuando las edificaciones recibieron la declaratoria de Patrimonio Mundial por parte de la UNESCO.10 Al respecto, se desarrolla una reflexión crítica del expediente técnico que dio origen a dicha nominación. De acuerdo con la autora, los motivos por los que los conventos de San Martín, Huaquechula, Puebla; y San Luis, Tlalmanalco, Estado de México, no se incluyeron en el conjunto de bienes del Patrimonio Mundial responden más a intereses turísticos que a criterios históricos. La hipótesis se convalida en el ensayo académico Primeros conventos en las laderas del Popocatépetl: su estatuto patrimonial, reflexión a partir del sismo del 19 de septiembre de 2017, el cual permitió transparentar parte del proceso de diseño del proyecto de nominación, y comprender los criterios de selección de los inmuebles gracias a una investigación en los archivos de la UNESCO.11 González Leyva también cuestiona la idea de una homogeneidad estilística y formal común al grupo de inmuebles incluidos en la declaratoria. La supuesta uniformidad del modelo arquitectónico estaría conformada por una iglesia de planta basilical adjunta al convento. Esto en un espacio delimitado por una barda atrial, un atrio al aire libre, caminos procesionales, capillas posas y capillas abiertas.12 La reflexión constituye uno de los pocos comentarios al estatuto patrimonial de estas construcciones. Habría que añadir que la idea de uniformidad no es responsabilidad de los autores de la declaratoria, sino que ha venido gestándose en la historiografía de la arquitectura virreinal, con el trabajo de historiadores como Robert Ricard13 y George Kubler.14 A pesar de mantener la concepción de un esquema general, el texto de la declaratoria señala algunas variantes y diferencias formales entre los conventos. Por ejemplo, distingue tres tipos de atrios (a nivel del suelo, o a nivel inferior y superior con relación a los espacios exteriores).15 El documento también contrasta la presencia y ausencia de algunos elementos en los distintos inmuebles.16 Por esta razón, sería conveniente matizar la afirmación de la homogeneidad constructiva en la declaratoria patrimonial.
El segundo capítulo se enfoca en la traza urbana racional o en forma de damero que creció en torno a los conventos. El análisis provee una revisión de las tradiciones constructivas medievales y renacentistas que influyeron en el diseño y planificación de las poblaciones indígenas. Destacan por su importancia los tratados de Leon Battista Alberti (De Re Aedificatoria), y de Vitruvio (De architectura). Asimismo, se exponen varias hipótesis sobre los posibles métodos empleados para el trazado de las calles. Por ejemplo, la utilización del cippo, para la división del espacio en dos secciones, el kardo, con dirección norte-sur, y el decumanus, con dirección oriente-poniente.
En cuanto a la planificación de los conventos se rescata la influencia que debieron tener los maestros de obra y comitentes, de los cuales, desafortunadamente, no se cuenta con ningún nombre. En el ámbito novohispano, la creación de los edificios mendicantes recaía en el Regio Patronato Indiano,17 es decir, la Corona; o en su defecto, en la figura del fraile fundador de la doctrina. Para González Leyva ésta es una herencia de la noción de "autoría" proveniente de la tradición medieval y renacentista del siglo XV, la cual reconocía como padres de un proyecto a sus comitentes y patrocinadores, antes que a sus artífices.
Respecto a los procesos constructivos se detallan los procedimientos para la elaboración de cimientos, mamposterías, columnas, dovelas, arcos, bóvedas de cañón, de arista y de crucería. Ya fuera por medio de las técnicas de mampostería y sillería o la conjunción de ambas. En cuando al papel de las comunidades indígenas, se enfatiza la relevancia de su participación en estos proyectos mediante el financiamiento y la mano de obra.
Una de las aportaciones sustanciales en este apartado es la identificación de los materiales constructivos por medio de métodos científicos. La procedencia de las muestras fue la de mamposterías, bóvedas y pisos de los edificios de San Martín, Huaquechula, Puebla; Santiago Apóstol, Ocuituco; San Juan Bautista, Tlayacapan; y San Guillermo, Totolapan, Morelos; tomadas de los escombros que cayeron en el momento del sismo de 2017. Los resultados permitieron definir la composición de los morteros y la clasificación de las rocas, entre las que se encuentran tezontles rojos y negros, basaltos, doleritas y pumicitas. La importancia del conocimiento de los materiales originales y técnicas de construcción histórica es explorada en el tercer capítulo, donde el tema se aborda en relación con los factores de desgate y destrucción de los inmuebles y los proyectos de restauración y reconstrucción históricos y actuales.
En el recuento de los acontecimientos y factores ambientales que han afectado la condición de los conventos en las faldas del Popocatépetl se encuentran: la naturaleza sísmica de la región, el desalojo de las órdenes mendicantes, el proceso de secularización de los siglos XVII y XVIII, y las distintas guerras nacionales que han tomado a los conventos como cuarteles. En cuanto a los proyectos de restauración, la autora señala el año decisivo de 1939, momento de la fundación del Instituto Nacional de Antropología e Historia por decreto del presidente de la República Lázaro Cárdenas.18 Dicha institución emprendió un proyecto de catalogación y recuperación de la arquitectura novohispana en concordancia con los ideales políticos del México posrevolucionario. Numerosos inmuebles se intervinieron sin conocimiento de sus materiales y sistemas constructivos. Éste es un dominio relativamente nuevo, aún en pleno desarrollo.
A poco más de 80 años de trayectoria en el rescate del patrimonio virreinal, el resultado, de acuerdo con González Leyva, ha sido el de "la invención de los conventos" o "la invención del arte".19 El significado de dicha expresión no se encuentra en el texto; no obstante, es referido previamente en el libro Tlaxcala: la invención de un convento.20 La idea de la "invención del arte" es retomada del filósofo estadounidense Larry Shiner, quien desarrolla una genealogía del concepto de arte y sus instituciones desde el siglo XIX a la actualidad.21 Esto con el fin de comprender los orígenes del moderno sistema del arte entendido como una construcción histórica y conceptual. González Leyva cita a Shiner a pie de página en el capítulo IV de la monografía sobre el convento de Nuestra Señora de la Asunción, Tlaxcala, titulado "Las catástrofes y la invención del arte".22 Sin embargo, no profundiza ni cuestiona la propuesta del filósofo, sino que retoma literalmente la palabra "invención" para aludir a distintos fenómenos: a) la reinterpretación anacrónica de la arquitectura conventual novohispana;23 b) los múltiples acondicionamientos de dichos espacios, realizados, ya sea, para adaptar una nueva funcionalidad, o cumplir una finalidad estética diferente,24 y c) proyectos de restauración basados en interpretaciones, hipótesis y conjeturas, más que en estudios históricos y arqueológicos.25 Valdría la pena que la autora estableciera una definición más clara de lo que entiende por "invención" y cómo es que su concepto se relaciona con la expresión de Shiner: "la invención del arte".
La familiarización, por parte de arquitectos y restauradores, con los materiales originales y técnicas de construcción de los edificios novohispanos, que señala González Leyva, resulta especialmente apremiante en el momento actual, cuando se conocen los efectos negativos del empleo de materiales contemporáneos en las construcciones de cal y canto del siglo XVI. La investigación realizada por el equipo de trabajo de la autora en el Archivo Geográfico Jorge Enciso confirmó la utilización de morteros de cemento en las intervenciones llevadas a cabo en los conventos de San Guillermo, Totolapan y San Bautista, Tlayacapan, Morelos durante el siglo XX.26 La rigidez del material contribuyó al colapso de los edificios durante el sismo de 2017 debido a que éste impide el desplazamiento natural y homogéneo de las mamposterías.
A grandes rasgos, el contenido de la investigación promueve el desarrollo de una conciencia histórica respecto a la arquitectura, los sistemas constructivos y las técnicas históricas de construcción. Asimismo, constituye una síntesis del conocimiento que la autora ha generado a lo largo de años de investigación en arquitectura conventual novohispana. A pesar de su enfoque de divulgación, mantiene un alto perfil académico, pues se dirige también a los profesionales dedicados al rescate y protección del patrimonio edificado, a quienes hace un llamado a la colaboración interdisciplinaria.
El terremoto de 2017 ha desencadenado una serie de proyectos de investigación. Sirva esta reseña para traer a la mesa otras experiencias de proyectos relacionados al estudio de estos edificios. En el Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM, se realizó el Proyecto de rescate de la pintura mural en los conjuntos conventuales de la ruta de los volcanes.27 Éste se enfocó en la salvaguarda de los murales colapsados en el interior de diez conventos en el estado de Morelos.28 No obstante, la fase inicial del proyecto se limitó a los conventos agustinos de Tlayacapan y Totolapan; seleccionados con base en el nivel de prioridad de intervención. El equipo de trabajo estuvo conformado por académicos y estudiantes de la UNAM que realizaron trabajo de campo entre 2017 y 2018. Las acciones permitieron la catalogación y el ordenamiento de los fragmentos desprendidos de los murales. En un segundo momento se diseñó un sistema de almacenamiento que permitiera su preservación con vistas a asegurar su futura restitución. Paralelamente, se llevó a cabo una investigación científica de muestras tomadas in situ en colaboración con el Laboratorio Nacional de Ciencias para la Investigación y la Conservación del Patrimonio Cultural (LANCIC).29 El objetivo de dichos estudios era conocer la tecnología artística de la pintura mural. Los resultados revelaron, por ejemplo, información sobre la composición de los morteros y sustratos del enlucido.30 El estudio científico de los materiales tiene una incidencia importante en el plano práctico de la restauración, pues el conocimiento de su estructura química permite prever su proceso de degradación y, por tanto, establecer medidas de protección adecuadas.
Otro de los esfuerzos fue el proyecto editorial Sismos y patrimonio cultural. Testimonios, enseñanza y desafíos 2017 y 2018;31 coordinado por Bolfy Cottom, el cual presenta una compilación de reflexiones hechas por profesionales provenientes de distintas áreas del conocimiento: geólogos, ingenieros, arquitectos, literatos, historiadores y restauradores. El mosaico de participaciones genera un panorama de los aspectos multifactoriales que intervienen en los desafíos de la conservación patrimonial. La publicación incluye un registro fotográfico de los daños materiales ocasionados por el sismo de 2017 a construcciones religiosas situadas en distintos estados de la República mexicana: Tabasco, Chiapas, Oaxaca, Puebla (Atlixco), Estado de México y Morelos.
Las investigaciones señaladas tienen en común la formación de equipos de trabajo multidisciplinarios y el interés por la divulgación de la información. Vale mencionar que la publicación de González Leyva fue parte de un proyecto de gestión cultural, coordinado por Marco Antonio Silva Barón, en el cual se contemplaron actividades de difusión dirigidas a distintos públicos. Entre ellas se realizaron presentaciones editoriales32 en museos y recintos culturales de la Ciudad de México (Centro Cultural Helénico, Museo Franz Mayer, Museo del Estanquillo, Museo Nacional de Culturas Populares), y en algunas de las poblaciones afectadas por el sismo (Cuernavaca y Ocuituco, Morelos; Huaquechula, Puebla), durante los meses de enero y febrero de 2020. En dichas actividades se entabló una conversación abierta sobre el estado de las iglesias y los conventos entre la autora y los asistentes, quienes recibieron ejemplares gratuitos del libro. La publicación no se encuentra en librerías, pero puede descargarse gratuitamente en el sitio blog del proyecto.33 Los pormenores de éste también pueden consultarse en la página de Facebook: Proyecto "Construcción y destrucción de conventos del siglo XVI".34
La actual coyuntura ofrece la oportunidad de sumar un capítulo más a la historia de las edificaciones conventuales del siglo XVI: el de su condición material, aspecto no suficientemente explorado en la historiografía tradicional. Este conocimiento será vital para frenar el deterioro del patrimonio edificado, pero debe acompañarse de programas de rescate específicos, diseñados, idealmente, por equipos de trabajo multidisciplinarios en los que las voces de la sociedad civil tengan cabida.