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Anales del Instituto de Investigaciones Estéticas

versión impresa ISSN 0185-1276

An. Inst. Investig. Estét vol.43 no.118 Ciudad de México abr. 2021  Epub 03-Nov-2021

https://doi.org/10.22201/18703062e.2021.118.2743 

Artículos

Canteras de San Luis Potosí. Entre historia, olvido y destrucción

San Luis Potosi's Quarries. Between History, Oblivion and Destruction

José Armando Hernández Souberviellea 
http://orcid.org/0000-0003-4461-2765

a El Colegio de San Luis, A.C., armando.hernandez@colsan.edu.mx


Resumen

A lo largo de la historia, a San Luis Potosí se le ha identificado como una ciudad en cuyas construcciones más emblemáticas y antiguas se ha empleado una cantería de color rosa extraída de las faldas de la sierra de San Miguelito, en el extremo sur-surponiente del valle. Festivales culturales se han diseñado para hacer patente que ésta es una ciudad con "alma de cantera". Nada, sin embargo, se ha dicho sobre la historia de estos yacimientos de roca riolítica que le permitieron a la ciudad irse forrando con un rostro único y, en efecto, característico. En el presente artículo nos acercamos al devenir de las canteras de San Luis, su ubicación y su historia, que se remonta a los años fundacionales de la ciudad, y cómo el descuido, la ignorancia y la rapacidad están acabando con las canteras que alimentaron la arquitectura local por más de 400 años.

Palabras clave: San Luis Potosí; cantera; historia; maestros canteros; jesuítas; destrucción

Abstract

Throughout history, what has identified the city of San Luis Potosí is a stone extracted from the slopes of the San Miguelito mountain range, which borders the extreme south-south-west of the valley; this stone of a striking pink color characterizes its most emblematic and ancient buildings. Cultural festivals have been designed to make it clear that this is a city with a "quarry soul". Nothing, however, has been said about the history of these rhyolitic rock deposits that allowed the city to gradually cover itself with a unique and, indeed, characteristic face. In this article we approach the evolution of the San Luis quarries, their location and their history, which goes back to the founding years of the city, and how carelessness, ignorance and rapacity are destroying the quarries that fed the local architecture for more than four hundred years.

Keywords: San Luis Potosi; quarries; history; stonemasons; Jesuits; destruction

Introducción

El presente artículo es un acercamiento a una historia olvidada y, al mismo tiempo, una señal de alarma. Un recorrido sucinto pero importante acerca de los pasajes más remotos de la historia de las canteras de San Luis Potosí y, sobre todo, respecto del estado actual de los yacimientos históricos que permitieron que las construcciones de un pueblo minero de finales del siglo XVI se fueran cubriendo de cantería. Alarma, porque la destrucción e indiferencia en la que se encuentran amenazan con arrojar al olvido un pedazo de historia que no se ha contado con suficiencia y que está a punto de ser borrada por la rapacidad urbanizadora.

Empezaré por formular una pregunta simple: ¿qué sería del arte de la arquitectura sin la piedra? Esta, que pareciera una formulación con una respuesta apodíctica, resulta tan obvia pues pocos son los trabajos que han volteado a ver la historia de la materia prima para concentrarse en el resultado del trabajo con ésta. Interesante es que se le haya dado poca atención a ello, sobre todo si se considera que ya en el primer tratado de arquitectura conocido, Marco Vitruvio Polión estableció un apartado para recomendar el tipo de piedra que debía usarse para edificar, y asentó la importancia de buscar canteras cercanas a las poblaciones para abaratar costos de transportación.1 Al tratadista romano le seguirían los demás autores de corpus arquitectónicos, por lo que en los libros de arquitectura es frecuente encontrar un capítulo destinado para el análisis y sugerencias relativas al uso y abastecimiento del material pétreo, su importancia en el tipo de destino que tendrá y la necesidad de localizarlo en las inmediaciones de aquel lugar donde se edificará. Al ser San Luis Potosí una ciudad revestida de piedra, es pertinente que se voltee a ver esa parte olvidada: la de los yacimientos que nutrieron el arte de la cantería.

La mañana del 28 de noviembre de 1595, el maestro de cantería Benito Antúnez de Miranda, estante en el pueblo y minas de San Luis Potosí, registró ante la fe del escribano Matías Prado, "una cantera de piedra blanca" que serviría "para hacer portadas de iglesias, arcos y otros edificios del dicho arte de cantería".2 Es éste el primer registro documental que se conserva en el Archivo Histórico del Estado de San Luis Potosí en el que queda consignada la explotación de un banco de piedra para usos arquitectónicos. Este hecho reviste la mayor importancia pues no sólo inaugura lo que sería una de las actividades fundamentales para el arte de construir en la localidad, sino que, además, abre una tradición que caracterizaría la arquitectura de aquella fundación novohispana: el uso de piedra toba3 de la región para la edificación y ornamentación de sus obras arquitectónicas más emblemáticas.

Esta tradición, que consolidó un oficio e incluso influyó en la fundación de comunidades especializadas en este arte, continuó hasta mediados del siglo XX cuando, poco a poco, los nuevos materiales constructivos reemplazaron la materia prima con la que las edificaciones de antaño se revistieron. Así, la antigua piel de piedra firme de los edificios cambiaría por materiales modernos4 y nuevas apariencias y texturas, pero esto no ha obstado para que a San Luis Potosí se le reconozca como una ciudad de obras recubiertas con cantería rosa extraída de los yacimientos encontrados en torno al valle donde se fundó la ciudad.

Desde el sur y el norte, pero también desde el poniente del valle de San Luis, la piedra se ha traído en carretas primero y en modernas camionetas después, para surtir las obras arquitectónicas que irían cambiando la fisonomía de esta ciudad.5 Pero como todo oficio que demanda un trabajo minucioso, manual -y en particular éste, que implica conocer el cerro, la veta, el sentido que tiene la cantera, o como dicen los que aún conservan el oficio, "lo que la piedra va diciendo"-, la modernidad lo ha ido suplantando, hasta quedar apenas como una romántica actividad6 que ha perdido su antiguo encanto. Lo mismo sus vetas, hoy expuestas al crecimiento vertiginoso de una ciudad cuya mancha se desplaza por doquier sin respetar paisaje alguno -ni los históricos ni los naturales. Esta amenaza, que es doble, afecta a la historia de una ciudad que, como reza el lema de un festival reciente, tiene "alma de cantera".7

Los materiales modernos y las demandas urbanas que San Luis Potosí ha experimentado de forma acelerada en los últimos decenios se han convertido, de alguna manera, en los verdugos de una actividad y de una materia prima que caracteriza a la historia de su arquitectura; por ello, resulta imperativo dar cuenta de aquellos datos que, a cuentagotas, reflejan la naturaleza histórica de la piedra y su trabajo de extracción, pero también de los procesos sociales que dicha actividad tiene tras de sí. Se impone también señalar lo que acontece en derredor de este oficio y de estas tierras y, por supuesto, lo que esto significa. Tales serán los ejes discursivos que trataré de construir a lo largo de las siguientes páginas comenzando, como se supone, con la localización.

Área de referencia

En la porción sur-suroeste y oeste del valle de San Luis, en la llamada sierra de San Miguelito, se halla el área a la cual haré referencia. Está constituida por rocas8 volcánicas félsicas datadas en el Oligoceno, y constituye la región que los geólogos han denominado como el campo volcánico de San Luis.9 Esta zona, a su vez, forma parte de la porción oriental de la provincia magmática de la Sierra Madre Occidental, que presenta derrames importantes en la ladera sur-suroeste donde se concentraron los flujos de lava riolíticos10 que interesan a esta investigación. Estos flujos originaron la sección de roca más abundante en la zona, a la cual se le denominó "riolita San Miguelito", seguida en cantidad por la denominada "ignimbrita cantera".11

En particular me enfocaré en el análisis de dos zonas comprendidas dentro del polígono formado a partir de la comunidad de Arroyos (100° 53' 56.32" W, 22° 3' 41.61" N), siguiendo la base de las estribaciones de la sierra de San Miguelito, hacia el poniente, hasta llegar a la fracción del Aguaje (100° 55' 33.88" W, 22° 6' 19.29" N) y de ésta, continuando por el derrame del macizo hasta llegar a la comunidad de Escalerillas (101° 4' 31.98" W, 22° 6' 34.34" N) (Fig. 1). La primera zona, que he denominado con la letra A, es aquella donde se encuentran las canteras más antiguas de San Luis Potosí, explotadas ex profeso para uso arquitectónico; en tanto que la zona B es la fuente actual de explotación de piedra toba para la ciudad y la región. Cada una de estas zonas presenta características particulares tanto históricas como geofísicas y de explotación. Baste decir, como comentario inicial, que estas diferencias tendrán su repercusión cuando abordemos el aspecto de la historia de la explotación de estos bancos, pues una característica física es que son rocas porfiríticas12 de diferente dureza y con una tonalidad que va del gris claro a un gris rosáceo, pasando por tonalidades cremas, violáceas y purpúreas; son estos matices los que se toman en cuenta para su diferenciación y, en algunos casos, para su uso y destino.

1. Polígono con señalamiento de canteras que han suministrado material pétreo para la arquitectura local. Trazo sobre cartografía de INEGI. Elaboración del autor. 

Cantera y piedra

Por definición, la cantera no es otra cosa sino el sitio de donde se extrae la piedra para con ella construir y fabricar, con lo cual el abanico de piedras va desde las más finas como el mármol, hasta piedra para quemar y hacer con ella yeso y cal. Por analogía, y a falta de otros materiales que ayudaran a su diferenciación, en algunos sitios a la piedra extraída de estos bancos (canteras) se le denominó, genéricamente -añadiría que de forma inapropiada también-, piedra de "cantera" y, al hacerlo, se pierden a la vez las distinciones y cualidades de cada una de estas rocas.

En poblaciones como la de San Luis Potosí, donde el material por excelencia para la construcción de fachadas, remates, ornamentos, adoquines, entre otros, fue la riolita y la ignimbrita extraídas de canteras en el sur y surponiente del valle, hablar de "piedra cantera" no hace referencia al sitio de donde ésta se extrae, sino que alude de forma general al material pétreo en sí mismo, que va de una gama cromática de blanco hasta violáceo, aunque su aspecto, dureza y otras propiedades difieran entre sí considerablemente. Este error, me parece, tiene que ver con el hecho de que no se contara con otro tipo de piedra que compitiera o, mejor dicho, complementara, el discurso visual de la arquitectura local. Para ilustrar mejor esto me remito a la Ciudad de México, donde a la par de la "piedra cantera" se encontraban el tezontle (llamado el divino material) y la chiluca, como materiales adicionales que permitieron que aquella urbe adquiriera un lenguaje visual propio y perfectamente identificable, y a cuyos yacimientos se les denominaba canteras, ya de tezontle,13 ya de chiluca.14

Si en la Ciudad de México la "cantera" blanca, la chiluca y el tezontle, con sus matices de rojo intenso, caracterizaron la arquitectura de los siglos XVII y XVIII, en San Luis Potosí las diferencias se daban apenas por el cambio de tonalidad de la piedra que se extraía en sus alrededores. Un ejemplo muy interesante y que ilustra esta situación es el de la torre norte de la catedral potosina, construida a principios del siglo XX para conmemorar el centenario de la Independencia y con ello mejorar la apariencia de un edificio que se erigió a principios del XVIII.15 La construcción, que se llevó a cabo en 1910, tuvo el inconveniente de que el color de la piedra con que se contó en aquel momento no coincidía con el de la piedra de la construcción dieciochesca. Así, el color oscuro de la torre nueva delataba que el material provenía de canteras del norte del valle, a diferencia de la cantera rosa original, que venía del sur (Fig. 2).

2. Catedral de San Luis Potosí. Nótese la diferencia de tonalidades de la piedra usada entre la primera torre (derecha) y la que se construyó a principios del siglo XX (izquierda). Secretaría de Cultura-INAH-MÉX. "Reproducción autorizada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia". 

Así, una primera reflexión es que no hubo en San Luis Potosí un material secundario como lo fueran el tezontle o la chiluca en la Ciudad de México, que complementaran el material empleado para la construcción; por tanto, la piedra extraída en las canteras del sur-surponiente del valle habrían de convertirse en el sustrato sobre el cual se conformarían el signo y la forma del lenguaje arquitectónico de San Luis. De lo anterior deriva que, a su vez, a la piedra que por semejanza se extrae de las canteras locales, se le denomine así, genéricamente, "cantera". Aun hoy día los canteros locales y comerciantes de dicho material se refieren a ésta como "cantera" y la diferencian en función de la diversidad de colores: cantera amarilla, café, gris "cañada", "ojo de víbora", "rosa San Luis", entre otros.

Un aspecto más asoma en relación con esta realidad y es importante señalarlo antes de proseguir con los aspectos históricos. Al emplear piedra "cantera" en el interior y los frontispicios de los edificios de los siglos XVII y XVIII, los alarifes no buscaban que ésta constituyera el elemento significativo y la expresión de la obra, sino que era parte del soporte, una estructura, un fondo que después se encalaría y se pintaría en algunas de sus partes más relevantes.16 Encalados, almagres, amarillos, ocres y negros, serían los colores usados en la arquitectura religiosa, civil y doméstica en aquellos siglos.17 Por medio de esquemas planos, o con reticulados geométricos complejos, la arquitectura contaría con una piel cromática que ocultaba en parte la piedra, en tanto que ésta sería, de alguna forma, su esqueleto y musculatura. El raspado sistemático que sufrieron estos edificios, así como la pérdida natural de los aplanados y la pintura, fueron desnudándolos, dejando al descubierto el material que los estructuraba, el cual ha perdido su tono original por la pátina18 que el tiempo, al encontrarlo expuesto, le ha conferido. La piedra, de alguna forma exfoliada, es lo que en la actualidad vemos y lo que ha conducido a tener la idea de que ésta es la apariencia original de los edificios. De lo anterior deriva que en las edificaciones posteriores (de los siglos XIX y XX) se buscara que la piedra se convirtiera en la protagonista y, por tanto, que cualidades como la resistencia o porosidad dieran paso a las de color y apariencia.

Hasta aquí el esbozo de lo que se conoce como cantera en San Luis Potosí y sus características más generales: corresponde ahora recorrer aquello que a lo largo de la historia se deja entrever sobre este material y su repercusión en la conformación de la arquitectura de dicha ciudad.

Un pueblo con anhelos de firmitas y venustas

La fundación del pueblo de San Luis se remonta a 1592 gracias, en gran medida, a la bonanza minera que el reciente descubrimiento del cerro de San Pedro auguraba para dicha población. La presencia de oro y plata en las minas pronto trajo a un contingente humano importante en cantidad y diverso en composición social, lo que significó que la traza urbana que definiera el primer alcalde mayor que tuvo aquel pueblo, don Juan de Oñate Salazar, empezara a contar con casas y edificaciones más o menos acordes a la importancia que los habitantes iban ganando en función de sus intereses mineros y comerciales y el éxito de éstos en términos económicos. De tal circunstancia resultó la necesidad de contar con especialistas en la construcción, tanto maestros alarifes como canteros19 que fueran modificando el escenario urbano de la nueva fundación. Ésta fue la razón que pronto llevó a dichos especialistas a avecindarse en el pueblo, pues necesitaban unos de otros. Hasta el momento ha quedado bien establecido que el sistema constructivo que se empleó en aquellos primeros años fue el de piedra, adobe y tejamanil,20 aprovechando las características medioambientales, así como las de un terreno compuesto principalmente por una capa superficial endurecida y poco porosa denominada "tepetate". Es por esto que la materia prima para abastecer la construcción de casas que un creciente número de pobladores demandaba, debía explotarse en las cercanías. Esta necesidad implicó que a la par del denuncio de minas de metales como plata y oro se comenzaran a registrar bancos de cantera de los cuales extraer el material pétreo para las obras arquitectónicas y urbanas. No debemos, sin embargo, confundirnos. En realidad, la cantera, como material constructivo, se empleó sobre todo en portadas labradas y arcos (el arte de la estereotomía), en tanto que la piedra broza se usó para cimentar. Lo anterior implicaba que, en la mayoría de los casos, los muros y tapias se construyeran de adobe, material económico pero deleznable por su pronto deterioro. Si consideramos que el valle donde se asentó aquel pueblo tenía muchos ojos de agua (que fueron desecándose en la superficie, pero que prevalecieron en el subsuelo), se entiende que, al arreciar las lluvias, el agua subiera y afectara los muros de tierra, cuya estructura pronto se veía comprometida. Los muros de adobe fueron en consecuencia un problema constante. Como muestra, baste enunciar la fuga de cinco reos de la cárcel del pueblo en 1596, quienes, aprovechando el estado de afectación de los muros de la cárcel debido a las humedades, y a lo "flaco" de las tapias de tierra, lograron rasparlos y salir por los boquetes generados.21 Hacía falta que las obras comenzaran a mostrar solidez y, al mismo tiempo, atributos estéticos que el adobe no permitía. Para ello, hacía falta buscar y extraer piedra de los sitios más próximos al pueblo.

Antes de dar cuenta y razón del primer denuncio documentado de una cantera, hagamos una pausa. Que hoy en día la comunidad de Escalerillas, ubicada al poniente de la zona metropolitana de San Luis Potosí, se dedique en exclusiva a extraer y trabajar "piedra cantera" -es el proveedor principal de este material y su mano de obra para la arquitectura de San Luis Potosí en la actualidad- ha hecho que, por error, se le señale como la fuente original de la cantera y cuna histórica de su explotación para revestir a la ciudad.22 Esto ha ocasionado que las miradas se posen en esa región circundante del valle potosino para tratar de rastrear en ella los inicios de un oficio vinculado de forma directa con la materia prima que ahí se encuentra. Esto, insisto, constituye un desacierto que, con los siguientes ejemplos, se aclarará y perfilará la segunda y tercera parte de este trabajo: el olvido y la destrucción. Ya volveré sobre el tema de Escalerillas. Debo adelantar que un elemento interesante a considerar sobre el tema de las diferentes zonas y características de la piedra extraída en la sierra de San Miguelito tiene que ver con la procedencia de éstas, puesto que, en un proceso de restauración, por ejemplo, valdría más utilizar el tipo de piedra empleado originalmente y no otra que por simple apariencia cumpla con aspectos tan sólo visuales. Una restauración más adecuada contemplaría las canteras de donde se obtuvieron los materiales originales. Si se tiene claridad en la práctica constructiva (sistemas y materiales de construcción empleados en las edificaciones),23 se podrán mejorar sin duda los procesos de restauración y conservación. Si se considera, además, que no hay un agotamiento del material (de hecho, siguen explotándose las canteras), se puede inferir que existe la posibilidad de mantener un oficio, una tradición material y de preservar el patrimonio histórico de San Luis Potosí. Dicho lo anterior, procedo a señalar las canteras más antiguas de la ciudad y su ubicación en la geografía actual.

Como ya mencioné en la introducción, el primer registro documental que tenemos en San Luis Potosí referente al señalamiento y explotación de un banco de cantera se debe al denuncio que de él hizo el maestro de cantería Benito Antúnez de Miranda.24 Para dicho registro, realizado en noviembre de 1595, apenas tres años después de la fundación del pueblo, Antúnez de Miranda se presentó ante Juan Guerrero, teniente de alcalde mayor del pueblo para indicar que había descubierto una cantera de piedra blanca, para hacer portadas de iglesias, arcos y otros edificios. Ésta, según indicaba, se hallaba a una legua del pueblo, cercana al camino real "que va y viene a la ciudad de México", próxima también a un paraje que se denominaba "de las Tres Cruces". Un aspecto singular en el documento es la referencia de Antúnez de llevar consigo una "muestra de la antedicha piedra" con la cual, en presencia el teniente de alcalde mayor del pueblo, hizo "demostración".

Corrieron las diligencias acostumbradas para determinar, entre otras, que no había perjuicio a terceros con este denuncio. Es así que el 5 de enero de 1596 el escribano Mathías Pardo y los testigos de asistencia se dirigieron al cerro que llamaban de San Benito,25 a casi dos leguas del pueblo de San Luis, "donde están poblados los españoles", a un lado del camino real "a mano derecha como vamos a la ciudad de México",26 con lo cual la distancia se corregía notablemente y serviría para determinar con mayor exactitud su posible ubicación.

De lo anterior se coligen varias cosas: que el banco se encontraba en las faldas de lo que ahora conocemos como sierra de San Miguelito, hacia el sur del entonces pueblo de San Luis y contiguo a lo que era el camino real que llevaba a la capital del virreinato. Por otra parte, el hecho de que el maestro cantero llevase una muestra de la piedra implicaba una distinción y preferencia de esta piedra sobre otras porque, quizá, resultaría del agrado de los moradores del pueblo de San Luis. De ello se desprende también que, tal y como he anticipado, en las laderas del sur de la sierra de San Miguelito se encuentran canteras diferenciadas únicamente por los colores que presentan. De esta forma, señalar las características físicas de la piedra garantizaba la exclusividad de su explotación. Esto, como se verá, resultaba común en la época.

El paso siguiente fue dar legítima posesión de la "cantera de piedra blanca" a Antúnez de Miranda. El maestro fue llevado de la mano por el teniente de alguacil mayor para que diera las muestras acostumbradas de propiedad del sitio, que formalizara y garantizara que no se le quitaría la cantera ni se interferiría en su explotación sin antes ser escuchado.

Si bien el documento anterior es el primero del que se tiene registro en el Archivo Histórico del Estado de San Luis Potosí, acerca de una cantera de piedra para obras arquitectónicas, es posible que no haya sido el primero ni el único en esos años. Debemos considerar que los solares delimitados por el alcalde Oñate, donde se señalaban los sitios para el asiento de los nuevos pobladores, se repartieron entre diciembre de 1592 y enero de 1594, y que la condición era que de inmediato se edificara casa de morada y se habitara; o que se construyera molino, ingenio o hacienda, si era el caso de haberse dado un solar para una unidad productiva.27 Esto devino en la necesidad de contar con material para la construcción y especialistas en ella, como ya se ha señalado. Es así como las canteras de piedra debieron de denunciarse con cierta prontitud, pero, hasta el momento, sólo contamos con este registro documental.

La distancia corregida y asentada por el escribano permite determinar, con mayor o menor exactitud, la ubicación de ese primer banco de cantera registrado en San Luis Potosí. Al tomar como punto de partida el antiguo límite del pueblo de españoles de San Luis Potosí (lo que en la actualidad es la calle de Pascual M. Hernández) con dirección hacia el sur y siguiendo el rumbo de lo que era el camino real a México, se llega a la actual zona industrial. Si se entra por el Eje 122, a 10 kilómetros aproximadamente (o lo que es lo mismo, dos leguas) de nuestro punto de partida, justo en el piedemonte del plegamiento cerril de la sierra de San Miguelito, se encuentra un cerro que lleva por nombre La Cantera, localizado en 22° 4' 40" N, 100° 54' 57" O, a 1908 m s.n.m. el cual muestra algunos rastros de explotación de piedra (Figs. 3 y 4). Las características físicas de la piedra del lugar (blanca con un ligero tono rosáceo, como el que caracteriza a muchas edificaciones del centro de la ciudad), sumadas a la distancia coincidente con el documento referido, nos hace pensar que se trata, si no de la cantera, sí por lo menos de la zona registrada por Benito de Antúnez en 1595. Más aún, la toponimia del lugar (cerro La Cantera) resulta ser más que una simple coincidencia. Esta zona queda referida en la figura I dentro del polígono señalado con la letra A.

3. Cerro "La Cantera", 22° 4' 40" N, 100° 54' 57" O, a 1908 m s.n.m. Foto del autor, 2019. 

4. Cortes y vetas en la cantera ubicada en la zona denunciada por Benito Antunez de Miranda en 1595. Foto del autor, 2016. 

Avanzado ya el siglo XVII, se tiene noticia de otro testimonio documental (que forma parte del acervo del Archivo General de la Nación) que da cuenta del denuncio de una cantera de piedra en las inmediaciones de la misma sierra. En esta ocasión no fue un maestro de cantería sino una congregación religiosa quien hiciera el reclamo: los jesuitas. En el documento existe el denuncio de dos canteras de piedra para labrar, realizado el 24 de abril de I64I, cuando el procurador general de la Compañía, padre Alonso de Rojas, compareció ante el virrey, don Diego López Pacheco y Portugal, para informar que en el pueblo y minas de San Luis Potosí se había descubierto y abierto, por parte de la Compañía, una "cantera de piedra color rosado". De acuerdo con el texto, se encontraba a "dos leguas del dicho pueblo, en una ladera de los cerros, mano derecha del camino que sale hacia esta ciudad [México]". La cantera se usaba y usaría para la construcción de la iglesia y claustro que por entonces se llevaba a cabo. También se explicitaba que ahí mismo, en la cercanía y a "tiro de arcabuz", se encontraba otro "cerrillo", éste de cantera liviana para mampostería.28 El asunto había llegado a México por la siguiente razón: los vecinos del pueblo estaban sacando cantera de la misma zona y en particular de los sitios que ya habían empezado a trabajar los ignacianos, de forma tal que la obra se veía no sólo frenada sino que también, al tener que sacar piedra cantera de otras vetas, se obligaban a que se "trocase la cantería en otro color".

El primer aspecto relevante que aflora en este caso es que las vetas de cantera estaban en la misma zona y a la misma distancia que aquellas que denunció Antúnez de Miranda en 1595. El segundo, que el pueblo hacía uso de la piedra de aquella ladera de forma indiscriminada. No había, al parecer, un orden o un señalamiento de propiedad o usufructo como en su momento lo hiciera Benito Antúnez. Otro asunto de interés es el concerniente a la preocupación por el color de la piedra pues, desde entonces, la cantera de color rosado era apreciada por los pobladores de San Luis. El procurador de la Compañía había reclamado que, al momento de su queja, se estaban haciendo muchos otros edificios con la cantera rosa "usurpada" a los jesuitas, quienes la habían cortado del cerro a su costa; y esos edificios bien podían hacerse "con otra piedra de que abundan los cerros más cercanos".

De manera simultánea, en 1641, cuando se denunciaban las canteras aquí referidas, los jesuitas se hallaban en la fase de conclusión de su iglesia y colegio (comenzados en 1632).29 Lo anterior lo sabemos debido a que, desde 1639, el maestro cantero Juan Marcos "el viejo" trabajaba en la conclusión de la iglesia "que se está haciendo", cuyo contrato indicaba que al término de dos años se acabaría la obra.30 Los detalles de cantería estaban en el momento de su ejecución, de forma tal que las vetas denunciadas por los ignacianos, con seguridad, llevaban por lo menos dos años explotándose. Para la etapa final de conclusión de las obras se requería la materia prima y los jesuitas exigían orden sobre el asunto. El virrey envió entonces al alcalde a visitar, dentro de los siguientes cuatro meses, las canteras que el Colegio pretendía y que, posterior a ello y, habiendo sacado "pintura" del sitio, citara a los vecinos para notificarles que se "haría merced" de las canteras a los jesuitas.

No fue sino hasta el año siguiente que el padre Antonio de Ledesma, en nombre del Colegio de la Compañía, se presentó ante el virrey para llevar el parecer del alcalde mayor y el plano (la pintura), así como la prueba de que el usufructo de las canteras no perjudicaba a nadie. En dicha ocasión volvió a indicar que en caso de usarse cantera de otro color distinto al rosado la iglesia quedaría imperfecta. Por tanto, el virrey ordenó que por un lapso de dos años (suponiendo, al parecer, que éste sería el tiempo justo para concluir la obra), ninguna persona, de cualquier estado y calidad que fuera, pudiera cortar piedra del "frontón y peñasco que dista de él un tiro de arcabuz", a no ser que fueran los propios jesuitas y que, pasados los dos años, quedaran libres para que "todos los vecinos del pueblo de San Luis, puedan cortar la piedra que hubiesen menester para sus edificios".31 Resulta evidente, por tanto, que por sus características físicas, las vetas de piedra de esta zona, eran sumamente atractivas para la arquitectura del pueblo.

En relación con este sitio realicé también un ejercicio de localización, para llegar a la zona en la que se encontraba la cantera denunciada por Antúnez de Miranda. Al subir la falda de la sierra, hacia la parte posterior del cerro La Cantera, se encuentran unas vetas de piedra rosa que aún son explotadas por habitantes de la comunidad del Aguaje. Si bien no encontré referencias toponímicas para este caso, sí pude constatar la explotación de piedra que en toda la zona se lleva a cabo. En particular un cerro con piedra rosada, similar a la empleada en las construcciones más antiguas de la ciudad, se encuentra en los 22° 4' 56" N, 100° 55' 41" O, y a 1960 m s.n.m. (Figs. 5, 6 y 7). Fue en este sitio donde entrevisté a algunos trabajadores de la piedra; sobre esto habré de volver.

5. Cerro sin nombre, 22o 4’ 56” N, 100o 55’ 41” O, a 1960 m s.n.m. Foto del autor, 2019. 

6. Cantera rosa en las coordenadas, 22° 4' 56" N, 100° 55' 41" O, a 1960 m s.n.m., que corresponden con la zona señalada por los jesuítas como canteras de su propiedad. Foto del autor, 2019. 

7. Cantera rosa en las coordenadas, 22° 4' 56" N, 100° 55' 41" O, a 1960 m s.n.m., que corresponden con la zona señalada por los jesuitas como canteras de su propiedad. Foto del autor, 2019. 

Pocos son los documentos o las referencias que hacen alusión a la extracción de piedra de determinadas zonas. Prácticamente, si no se cuenta con la memoria de la obra o de algún denuncio como el que he presentado, la procedencia de la piedra se vuelve casi intuitiva, pero como señalé ya, a veces se confunde la zona. Veamos un par de ejemplos más.

La práctica de la extracción de piedra de la región que he mencionado, más el gusto adquirido por las características de color y dureza de la misma, hicieron innecesario el registro de su origen cuando se trataba de definir las características de alguna obra. No obstante, cuando se buscaba que la piedra tuviera tonos diferentes y características de dureza particulares, se daban referencias específicas; tal es el caso de la obra de las Nuevas Casas Reales de San Luis Potosí (1798), cuyos constructores señalaron -según las instrucciones de su fábrica-, que la piedra a emplearse -de un rosado grisáceo-, debía traerse del paraje nombrado el Cenizo, "por ser la de mejor calidad".32 La preferencia por la piedra de otros parajes no dejó de sorprender a los críticos de la época, así, por ejemplo, el historiador Manuel Muro, señalaba en el siglo XIX que no entendía que se trajeran piedras de lugares donde los "criaderos de piedra" eran escasos, cuando a las "puertas de esta ciudad [San Luis Potosí]" los había de "hermosísimos colores y de superior calidad".33

Una centuria después, en pleno porfiriato, se colocaría la primera piedra del Teatro de la Paz. En 1889 el ingeniero encargado, don José Noriega, había confirmado que la piedra con la que se estaba levantando el nuevo coliseo provenía de lo que se sacaba de los escombros y "piedra de corte que se extrae de San Juan de Guadalupe, y cantera amarilla y color rosa traída de las minas de este último punto".34 Más interesante aún fue la referencia siguiente: "las canteras rosa son de minas que pertenecen al Estado y, las amarillas se compran a los propietarios de San Juan de Guadalupe". En primer lugar, se corrobora cómo, históricamente, a la piedra empleada en la obra la denominaban, por lo general, "cantera"; en segundo lugar, la propiedad de las minas de donde se extraía. El Estado poseía su fuente de extracción y abastecimiento, lo cual no es de extrañar si se considera que por el tiempo de la construcción del Teatro de la Paz, se estaba levantando una nueva penitenciaría, una nueva escuela industrial militar, mercados, etc., todos auspiciados por el gobierno porfirista de los Díez Gutiérrez.35 Otro aspecto por destacar y que impacta de manera directa este trabajo es el concerniente a la ubicación de las minas: el barrio de San Juan de Guadalupe ocupa la porción sur del valle de San Luis y sube hasta los derrames de la sierra de San Miguelito, justo donde he ubicado la zona de referencia de extracción histórica de piedra para trabajos de cantería.

Hasta aquí los documentos más tempranos que hacen referencia a los yacimientos de piedra que se emplearon para vestir del material pétreo a la ciudad. Reitero una vez más que la ausencia de trabajos extensos sobre el tema obedece, entre otras razones, a la escasez de escritos que versen sobre el particular. Es por eso que resulta fundamental rescatar aquellos que nos permitan ir conformando el rompecabezas que supone el aprovisionamiento de materiales en las etapas tempranas de una fundación urbana.

El estado actual de materia prima y mano de obra

La cantera de la porción sur-suroeste del valle de San Luis Potosí se siguió extrayendo a principios del siglo XX, de hecho, algunos asentamientos humanos se desarrollaron también a partir de la explotación de la piedra en la zona. Uno, acaso muy olvidado ya, es el correspondiente a la fracción del Aguaje. Este asiento se ubica entre la falda de la sierra de San Miguelito y el boulevard Antonio Rocha Cordero (periférico sur) (Fig. 8). La principal actividad económica hasta hace algunos años era la extracción y el trabajo de piedra de las canteras aledañas, o sea, la explotación del material pétreo inaugurada en San Luis por el primer denuncio que hiciera Benito Antúnez en 1595.

8. Fracción del Aguaje en relación con la zona de canteras históricas de San Luis Potosí. Mapa: Google maps. 

El polígono de explotación de la fracción del Aguaje es prácticamente el mismo que el reportado por el cantero del siglo XVI y por los jesuitas en el XVII. Por tanto, en la zona se puede encontrar desde piedra de color blanquecino hasta rosa, lo que coincide con las descripciones históricas del lugar. Visitar dicha comunidad resulta una interesante experiencia pues se pueden avistar casas fabricadas sólo con la cantera del lugar, con tonos combinados y cortes precisos. La parroquia del lugar es, por sí misma, un ejemplo de esto (Fig. 9).36 En la plaza principal de la comunidad conocí a don Antonio Pardo y a Francisco Segura, trabajadores de la piedra que han visto cómo el oficio se ha ido perdiendo por dos factores fundamentales. El primero de ellos es que la fracción del Aguaje se convirtió en expulsor de mano de obra para la industria local, sobre todo porque la zona industrial comienza justo en las cercanías del asentamiento, tan sólo al doblar el derrame de la sierra rumbo al oriente: "Los muchachos ya no quieren trabajar la piedra. Prefieren irse de obreros. Ahí tienen paga segura y por eso ya no es negocio la piedra aquí", comentaba lacónico el señor Pardo.37 El segundo factor peligroso lo constituye la expansión de la ciudad. Con una demanda cada vez mayor de vivienda y servicios, la mancha urbana de San Luis Potosí ha crecido de forma agresiva hacia el sur-surponiente, y ha abarrotado de fraccionamientos no sólo las laderas de la sierra sino los derrames de la misma.

9. Parroquia de San Nicolás Tolentino. Nótese la variación tonal de la cantería empleada: arco de entrada. Dintel y columnas: piedra del Aguaje. Resto de la portada: piedra de Escalerillas. Foto del autor, 2019. Secretaría de Cultura-INAH-MÉX. "Reproducción autorizada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia". 

El avance del desarrollo urbano ha alterado el paisaje y con ello "devorado" los cerros donde se encontraban los antiguos yacimientos. Las carreteras atraviesan los cerros y el río de asfalto y chapopote va poniendo en retirada a los picapedreros de la fracción de Aguaje en el sur. Los fraccionamientos que se están desarrollando y una carretera que conectaría el periférico con la zona industrial -que cruza precisamente la zona de los yacimientos históricos de cantera- han ocasionado que los canteros locales se retraigan. Ahí donde no han bañado con asfalto los antiguos caminos, siguen extrayendo piedra (Fig. 10), pero tampoco tienen muchas opciones pues los ingenieros encargados de las obras impiden que estos hombres continúen con su oficio: "nos dejan sacar piedra ahí donde todavía no terminan la carretera", comentaba el hijo del señor Pardo, a quien fui a localizar en medio de su faena de extraer piedra (Fig. 11) para venderla a un constructor.38 La dinamita ha obrado también su parte de destrucción. Abrir caminos, quitar obstáculos, cavar zanjas, todo ha ido en detrimento de un espacio socio-ecosistémico que ha provisto de materia prima, agua y cobijo a los pobladores de esta fracción. Hoy día, grandes compañías urbanizadoras condenan a la destrucción lo que bien podría considerarse un paisaje cultural histórico, por las razones ya expuestas. Las antiguas minas de piedra perecen a lo largo de los caminos abiertos. Los restos de cantería extraída, los cortes sobre las faldas de los cerros, la piedra multicolor tirada, se van convirtiendo en el despojo y en la lítica por registrar por los arqueólogos del futuro (Fig. 12). Con ello pareciera que se ha condenado al olvido a la fuente original de material que le permite a San Luis Potosí definir una imagen urbana patrimonial revestida de cantera; y de esta forma, el patrimonio pétreo se desvanece en el horizonte, bajo una mancha de asfalto que va atravesándolo todo.

10. Ahi donde el camino aun es de terraceria, la cantera sigue explotandose. Foto del autor, 2019. 

11. El trabajo de la piedra intenta sobrevivir. José Pardo y su compañero aún conservan su oficio de maestros canteros. Foto del autor, 2019. 

12. Ahí donde el camino se ha asfaltado, la cantera con sus rasgos de extracción permanece como un testigo silencioso de una historia que se va borrando. Foto del autor, 2019. 

Si bien he demostrado que la extracción de piedra para usarse en la arquitectura fundacional de San Luis Potosí tenía sus yacimientos en la porción sur-suroeste de la falda de la sierra de San Miguelito que mira al valle, la explotación se vio mermada poco a poco a principios del siglo XX, aunque no tengo certeza del momento en que ésta decayó en forma significativa39 y dio paso a la explotación de otras canteras -también de la sierra de San Miguelito, pero más al poniente, rumbo a la salida a Guadalajara, en la comunidad conocida como Escalerillas para ser más específico (marcada con la letra B en la Figura 1). Es de las canteras de esta comunidad que se ha extraído de forma constante y sistemática material para cubrir la necesidad de piedra que ha tenido la ciudad en las últimas décadas. Los maestros canteros ahí residentes se han especializado y han ido borrando del escenario a los maestros canteros y a las históricas canteras, de la falda sur de dicha sierra.

La piedra sacada de Escalerillas, empleada en la actualidad para cuestiones ornamentales e incluso para renovar el adoquín que cubre las vialidades del centro de la ciudad, conserva unas cualidades materiales distintas a las del costado sur de la sierra de San Miguelito, de frente a la ciudad. Esto, que pareciera una nimiedad, impacta negativamente en el tipo de uso que se la ha venido dando pues, al ser la primera más porosa que la segunda -que es más dura-, no sirve para algunos destinos como el adoquinado de las calles. A consecuencia de ello, las canteras históricas han presentado un decrecimiento en su extracción y trabajo en tanto que la de Escalerillas se ha posicionado como la zona de extracción por excelencia, aunque esto no la ha eximido de problemas.

En 2009 se estimaba que en Escalerillas había cuarenta y nueve talleres y doscientos artesanos, de acuerdo con un registro del Ayuntamiento.40 Por ese entonces se formuló el llamado Instituto de la Cantera, dependiente de la Dirección de Desarrollo Económico pues ya se tenía la intención de fortalecer un trabajo representativo de San Luis Potosí. Para 2014 ésta, que parecía ser una buena estrategia para potenciar un oficio tradicional en la localidad, presentó sus primeros síntomas de debilitamiento, al declararse dicho Instituto en crisis por "falta [de] tecnología para poder desarrollar productos de manera más rápida y de mejor calidad, con la idea de competir con productores de otros estados y poder exportar a diversos países". Para ese momento, se habían adherido más de trescientos artesanos y los talleres habían aumentado a poco más de setenta.41

Desafortunadamente, una vez fracasado el Instituto de la Cantera, la mayoría de los talleres entraron en crisis económica y en un proceso de paulatino abandono. Pero no sólo eso ha afectado a esa porción de la sierra, hoy día muchos talleres han cerrado y otros tantos pedreros, al formar parte de las comunidades ejidales de la zona, han empezado a ver un mejor provecho si venden sus tierras a los urbanizadores. Esto se traduce en la compra de terrenos a precios ínfimos para que luego sean vendidos a precios de mercado inmobiliario de alta plusvalía. Es decir, la misma razón que está destruyendo las canteras históricas de la porción sur-suroeste de la sierra de San Miguelito, está poniendo en riesgo este patrimonio en Escalerillas.

Sin un Plan Municipal de Desarrollo Urbano, la estrategia del crecimiento y desarrollo de la ciudad ha sido caótica y ha obedecido a intereses mercantiles, se ha afectado a espacios que son reservas ecológicas de la ciudad, y que, como se ha demostrado en este trabajo, forman parte del patrimonio histórico de San Luis Potosí. Dieciséis años tiene de retraso en la entidad la expedición de un documento que regule y delimite los usos del suelo. El actual gobierno municipal prometió que para el mes de abril de 2020 se contaría con un plan de desarrollo urbano.42 No puedo evitar preguntarme qué tan tarde llega y si alcanzará a frenar la destrucción de los sitios históricos que he señalado. Por lo pronto, la realidad está ahí y alcanzó ya a una zona que, a dos leguas de distancia del sitio donde se fundó el pueblo en 1592, surtió de materia prima a una población que fue forrando de rosada cantería su rostro de piedra. El tiempo dirá si el olvido y la destrucción borrarán por completo un paisaje cultural asociado a un paisaje natural del que aún nos falta por escribir su historia.

Referencias

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1 Marco Vitruvio Polión, "De las canteras", en Los diez libros de arquitectura. José Ortiz y Sanz, trad. y comentarios, Delfín Rodríguez Ruiz, pról., cap. VII (Madrid: Akal, 2008), 40 y siguientes.

2Archivo Histórico del Estado de San Luis Potosí (en adelante AHESLP), Alcaldía Mayor de San Luis Potosí, Administrativo, caja 1, 1593-1596, exp. 15, ff. 1-2v.

3Roca ígnea de origen volcánico.

4Por ejemplo, en 1928 el novedoso concreto armado se utilizó por primera vez en una edi ficación de la ciudad: el Teatro Azteca. Véase Folleto inaugural del Teatro Azteca, 1928, s.p.i., 9.

5Debemos recordar que San Luis Potosí tuvo la categoría de pueblo y que fue a partir de 1656 que adquirió el título de ciudad.

6Romantizada en el sentido de darle un cariz de orgullo identitario con vínculos al pasado, a su materia prima y a un oficio distintivo de la historia de la arquitectura y el urbanismo local y, por tanto, de la ciudad.

7Festival impulsado en 2016 por el gobierno municipal de la capital del estado, que buscaba reconocer el oficio y las obras materiales que con este material han constituido la fisonomía de San Luis Potosí. El festival, si bien tenía buenas intenciones, careció precisamente de énfasis y protagonismo en relación con la materia y sobre todo, con el oficio del cantero, se transformó en una verbena de varios días, excusa para eventos musicales y de otra índole, donde la cantera brilló por su ausencia. Véase http://festivaldelacantera.com/, consultado el 4 de diciembre de 2019.

8En este trabajo emplearé la palabra roca para designar al material sólido constituido por minerales que se encuentra en estado natural, esto es, como parte de una veta de la corteza terrestre. A su vez, cuando me refiera a este material usando la palabra piedra, implicará que dicho material ha sido extraído de la veta misma y usado (labrado, cortado, entre otros) para la construcción.

9 Guillermo Labarthe-Hernández y Luis S. Jiménez-López, Geología del domo cerro grande, sierra de San Miguelito, San Luis Potosí, folleto técnico núm. 117 (San Luis Potosí: Universidad Autónoma de San Luis Potosí-Instituto de Geología, 1993), 1.

10La riolita es una roca ígnea extrusiva (volcánica) y es el equivalente volcánico de grano fino del granito.

11Labarthe-Hernández, Geología, 5, 10.

12Es decir, rocas compactas y duras.

13 Leopoldo Rodríguez Morales, "La práctica constructiva en la Ciudad de México. El caso del tezontle, siglos XVIII-XIX", Boletín de Monumentos Históricos, Tercera época, núm. 22 (mayo-agosto de 2011): 165.

14 Ezequiel Ordóñez y Agustín M. Lazo, "Las canteras de San Lorenzo Totolinga y Echaga-ray", Boletín de la Sociedad Geológica Mexicana, t. I (julio-diciembre de 1904): 28.

15 Alfonso Martínez Rosales, La catedral de San Luis Potosí (San Luis Potosí: Kaiser Editores, 2004), 199-263.

16 Juan B. Artigas Hernández, La piel de la arquitectura. Murales de Santa María Xoxoteco (México: Universidad Nacional Autónoma de México, 1979), 16-18.

17Un ejemplo de esto es la obra de la alhóndiga de San Luis Potosí, cuyo frontispicio, todo de cantería, fue encalado y después pintado con los pigmentos que Thomas Cartas, el "hacedor de tintas de los colores", elaboró con almagre para detallarlo. AHESLP, Ayuntamiento de San Luis Potosí, Libros de Cabildo, 7 de febrero de 1776, f. 8r y v.

18Ya sea de origen artificial o antropogénico.

19En este sentido, el maestro cantero no sólo era el que sabía identificar los bancos de cantera, sino cortarla e incluso labrarla, lo que le demandaba poseer conocimientos al menos básicos de estereotomía, es decir, del arte de cortar, tallar, partir y aprovechar las piedras extraí das de la cantera.

20 Alejandro Galván Arellano, Arquitectura y urbanismo de la ciudad de San Luis Potosí en el siglo XVIL (México: Universidad Autónoma de San Luis Potosí-Facultad del Hábitat, 1999), 179.

21 AHESLP, Alcaldía Mayor de San Luis Potosí, Criminal, caja 79, 1596.2, exp. 11, 26 de julio de 1596, ff. 1-2v.

22Tanto la tradición oral como el propio gobierno se han encargado de difundir esta idea equivocada, y se pierde de vista con ello la importancia histórica de un emplazamiento más próximo a la ciudad. Para muestra de esto, consúltese el video que la Dirección de Comunicación Social del Ayuntamiento de San Luis Potosí publicó el II de noviembre de 2009 con el título "Cantera San Luis", consultado el 6 de diciembre de 2019, en https://www.youtube.com/watch?v=Qxtju0EzLw.

23Rodríguez Morales, "La práctica", 157.

24AHESLP, Alcaldía Mayor de San Luis Potosí, Administrativo, caja 1, 1593-1596, exp. 15, ff. 1-2v. El instrumento jurídico se publicó recientemente: José Armando Hernández Soubervielle, "Vestir de piedra el pueblo. Benito Antúnez de Miranda y el registro de un yacimiento de cantera en el San Luis Potosí del siglo XV1", Relaciones, Estudios de Historia y Sociedad 143, vol. XXXVI (verano de 2015): 163-172.

25Imposible no notar que el cerro aludía al santo del maestro cantero.

26 AHESLP, Alcaldía Mayor de San Luis Potosí, Administrativo, caja I, 1593-1596, exp. 15, ff. 1-2v.

27 Primo Feliciano Velázquez, Colección de documentos para la historia de San Luis Potosí, t. I (México: Archivo Histórico del Estado de San Luis Potosí, 1985), 296-328.

28 Archivo General de la Nación, México (en adelante AGN), Mercedes, vol. 41, f. 90, 24 de abril de 1641.

29 Archivo Histórico del Instituto Nacional de Antropología e Historia (en adelante AHINA), Fondo jesuitas, Manuscritos Antiguos, VIII, exp. 6, f. 2v.

30 José Armando Hernández Soubervielle, Nuestra Señora de Loreto de San Luis Potosí. Morfología y simbolismo de una capilla jesuita del siglo XVIII (México: Universidad Iberoamericana/El Colegio de San Luis/ Universidad Autónoma de San Luis Potosí, 2009), 32-33.

31AGN, Mercedes, vol. 43, f. 3, abril 22 de 1642.

32 AGN, Intendencias, vol. 71, exp. 17, "Copia testimoniada del reglamento original dispuesto por Bruno Díaz de Salcedo", 22 de mayo de 1797.

33 Manuel Muro, Historia de San Luis Potosí (San Luis Potosí: Imprenta, litografía y encuadernación de M. Esquivel y Ca., 1892), t. I, 45.

34 El Estandarte, jueves 3 de julio de 1890.

35 José Armando Hernández Soubervielle, Sueños de papel y sillar. Proyectos monumentales para San Luis Potosí durante el porfiriato (México: El Colegio de San Luis, 2018).

36De hecho, en la parroquia se aprecian las diferencias de las canterías del Aguaje y de Escalerillas, pues ambas forman parte de la piedra que le dio forma.

37Entrevista al maestro cantero Antonio Pardo, realizada por el autor el 2 de enero de 2019.

38Entrevista a José Pardo, hijo del maestro cantero Antonio Pardo, realizada por el autor el 2 de enero de 2019.

39Independientemente de la agresiva destrucción a la que se ha sometido y que enunciaba en párrafos anteriores.

40"Cantera San Luis", consultado el 6 de diciembre de 2019, en https://www.youtube.com/watch?v=-Qxtju0EzLw.

41 Emilia Monreal, "Instituto de la cantera en crisis económica y tecnológica", Plano Informativo, Locales, 24 de julio de 2014, consultado el 6 de diciembre de 2019, en http://planoin-formativo.com/337716/instituto-de-la-cantera-en-crisis-economica-y-de-tecnologia-slp.

42"Proyectos inmobiliarios que sí tienen uso de suelo son factibles: Implan", El Sol de San Luis, "Local", domingo 25 de agosto de 2019.

Recibido: 11 de Marzo de 2020; Revisado: 21 de Marzo de 2020; Aprobado: 01 de Agosto de 2020

Líneas de investigación

Historia y arte de San Luis Potosí, siglos 17th-19th; infraestructura y espacios del poder en el septentrión novohispano; reconstrucciones histórico-virtuales del patrimonio cultural urbano-arquitectónico desaparecido.

Lines of research

Art and History of San Luis Potosi (Mexico), 17th-19th centuries; infrastructure and power spaces in North New Spain; Historical-virtual reconstructions of the disappeared urban-architectural cultural heritage.

Publicación más relevante

"Espacios devocionales para los negros en el San Luis virreinal", Archivo Español de Arte 91, núm. 364, 2018.

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