Número 100 de Anales

El número I de Anales del Instituto de Investigaciones Estéticas se publicó en 1937. Incluyó, como ocurre con este número 100, una introducción del director, artículos especializados y documentos. Había, como hoy, una gran pluralidad y variedad de textos. Las ideas académicas cambian rápido, las costumbres no. La revista ha sido crucial para exponer los resultados de la investigación especializada en historia del arte, sobre todo mexicano, que se realiza en todo el mundo. Cuando apareció el primer número, las disciplinas humanísticas en México no estaban completamente adecuadas a los usos y costumbres de las universidades; puede afirmarse que la revista fue un hito en la academización de la historia del arte en este país.

Aunque no ha habido rupturas formales significativas en los 75 años transcurridos, en el terreno de las ideas los cambios no podrían haber sido más dramáticos. Siempre orientada hacia los estudios mexicanos, la revista ha dejado manifiesta en sus páginas la crisis de la ideología nacionalista, siempre con el respeto a la pluralidad que es característica de la vida universitaria. Asimismo, ha dejado testimonio de la problemática identitaria que atraviesa la disciplina, particularmente en lo que se refiere a los estudios de la imagen, una línea de investigación de la que se han publicado varios artículos.

El Instituto de Investigaciones Estéticas, cuyo número de investigadores es hoy mucho mayor que en 1937, mantiene su vocación por la investigación especializada de alto nivel y aspira a que su revista —ahora semestral aunque conserva su nombre— sea uno de los foros mundiales del debate sobre el arte latinoamericano.

Anales es una publicación arbitrada y sometida a un cuidado editorial minucioso que garantiza su calidad; desde hace tiempo se publica de manera mixta —en papel y en formato digital— y es en este último, a través de internet, como tiene más lectores. En la red mundial hay una variedad de textos e información, pero tienen mayor validez los que se han sometido, como en este caso, a un proceso de revisión por pares. Asimismo, hemos optado por que la revista sea de acceso abierto y gratuito, anteponiendo el rigor académico, y no las ventas.

A lo largo del siglo XX cambiaron varias veces las técnicas para la reproducción de las imágenes. La fotografía de prensa, en color y digital, el video y la distribución en internet han determinado maneras diferentes de aproximarse a los objetos, imágenes, monumentos, ciudades, proyectos, grabados, películas, instalaciones no convencionales. Aunque cada vez hay más imágenes en la red mundial, y su calidad es óptima, ese mismo fenómeno ha hecho que los permisos para publicarlas sean difíciles de obtener. Esto obligará a formas de escritura distintas de las que conocimos a lo largo del último siglo, y en cambio semejantes a las de la época anterior a la fotorreproducción universal. Es posible que en el futuro haya una forma de historia del arte que tenga más texto y menos imágenes. Es factible que la écfrasis vuelva por sus fueros, pero afortunadamente la revista del Instituto de Investigaciones Estéticas aparece espléndidamente ilustrada gracias a la entrega y el profesionalismo de su equipo editorial. Con este número concluye, por decisión propia, un ciclo que encabezó brillantemente Peter Krieger. El Instituto de Investigaciones Estéticas no puede más que agradecerle el tiempo, la energía y el entusiasmo que dedicó a esta tarea.

La historia del arte surge de un compromiso intelectual con la vista y con las formas de conocimiento que se articulan a través de la mirada. Es un compromiso ético: mirar tiene consecuencias. En estas páginas queda el testimonio de varias generaciones que han decidido asumirlo así.

Renato González Mello
Director del Instituto de Investigaciones Estéticas