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Anales del Instituto de Investigaciones Estéticas

versão impressa ISSN 0185-1276

An. Inst. Investig. Estét vol.30 no.92 Ciudad de México  2008

https://doi.org/10.22201/iie.18703062e.2008.92.2266 

Libros

 

Las casas del Pedregal (1947-1968) Alfonso Pérez-Méndez y Alejandro Aptilon, con la colaboración de Georgina Ariza. Fotografías de Luis Gordoa

 

por Cristóbal Andrés Jácome

 

Barcelona, Gustavo Gili, 2007

 

En la historia de la arquitectura moderna mexicana, el caso del fraccionamiento Jardines del Pedregal posee un lugar privilegiado. En los últimos años, el estudio de su contexto y significado ha cobrado singular importancia en publicaciones y exposiciones.1 Planos, fotografías, anuncios publicitarios, croquis y maquetas han reactivado en la memoria colectiva el momento de la heroica modernidad en que fue planeado y construido el fraccionamiento. En consecuencia, no es casual que dentro de estas rutas del pensamiento arquitectónico se conciba un libro como el de Alfonso Pérez-Méndez y Alejandro Aptilon.

Dividido en dos partes, el volumen contiene un amplio repertorio de referencias documentales e imágenes vistas desde una perspectiva actualizada en el estudio de la arquitectura. La primera sección del libro, quizá la más estimulante para quienes hacemos historia de las imágenes, se centra en las estrategias y construcciones visuales empleadas en la publicidad del fraccionamiento. Si bien es cierto que El Pedregal contó con excelentes fotografías para su promoción, como las tomadas por Armando Salas Portugal a las casas y jardines diseñados por Luis Barragán, el espectro visual de su publicidad es mucho más amplio. Así, Pérez-Méndez y Aptilon han puesto especial énfasis en la propagación de la arquitectura a través de la televisión, pues su planteamiento en torno a El Pedregal, como muestra de lo que fue un proyecto arquitectónico económicamente redituable, se concretó en el programa "El Pedregal... su casa... y Usted", ideado por el entonces joven publicista Héctor Cervera en 1953. A partir de este ejemplo, los autores construyen un corpus de entendimiento de la arquitectura como espacio de consumo, donde operan diversos medios, entre ellos la fotografía, la publicidad, la televisión y la industria cinematográfica. Sin decirlo propiamente, la línea de la arquitectura que siguen los autores se basa en la tesis de Beatriz Colomina, que concibe como arquitectura moderna la que está ligada a los medios de comunicación.2 Partir de tal noción para realizar un primer acercamiento de El Pedregal constituye uno de los aportes del libro comentado, ya que dentro del campo de ideas arquitectónicas en México pocos son los estudios dedicados a las imágenes publicitarias de la arquitectura. Los autores logran tender un hilo conductor entre la primera y la segunda parte del libro, pues la publicidad a través de televisión y revistas ofrece un life style que fue consumido por una elite estimulada por esas imágenes.

En su segunda parte, Las casas del Pedregal (1947-1968) brinda al lector, además de una descripción formal y precisa de las residencias, datos sobre sus ocupantes y su ubicación dentro del panorama socioeconómico de la época. En su mayoría, se trata de funcionarios del sexenio de Miguel Alemán, lo cual deja en claro a qué estrato de la población se dirigía la campaña publicitaria. Dicha clase, aristocrática acaso, encontró en el nuevo fraccionamiento un modelo de vida acorde con los estándares internacionales y específicamente con los dictados por la arquitectura de Estados Unidos. En las construcciones de Francisco Artigas o de Antonio Attolini Lack, arquitectos cuyos proyectos se levantaron en buena medida en las piedras volcánicas, resuena el eco de las célebres casas de Richard Neutra en Los Angeles y, desde luego, Fallingwater de Frank Lloyd Wright.

Pese a que no es intención de Pérez-Méndez y de Aptilon establecer una genealogía de los habitantes de El Pedregal y sus vínculos con las estructuras políticas y empresariales del alemanismo, a medida que se avanza en la segunda parte del libro se advierte que, gracias a que esta clase acomodada poseyó su residencia en el fraccionamiento, persiste aún hoy en día en la memoria colectiva la idea de un lugar de lujo y confort. Visto a la distancia, puede decirse que el proyecto de vender El Pedregal como oportunidad de adquirir un signo distintivo3 se logró.

Además de establecer un análisis de la arquitectura a partir de su publicidad y de trazar relaciones con la clase social que a ésta se dirigía, el libro expone el estado de conservación de las casas. Es considerable el número de residencias que, a causa de la especulación inmobiliaria, han sido alteradas considerablemente e incluso demolidas.4 Destaca entre ellas la del doctor Federico Gómez, diseñada por Francisco Artigas. En noviembre de 2004, luego de que se tomó la foto correspondiente a ella para la portada del libro, la casa fue demolida para construir sobre sus ruinas un grupo de condominios. Sin duda, este ejemplo es uno de los más lamentables, ya que ese edificio, además de presentar un alto ejercicio de expresividad estética por parte del arquitecto, contaba con un mural de Francisco Eppens integrado a la lava volcánica. Sirva este caso, como muchos otros citados por los Pérez-Méndez y Aptilon, para plantear una vez más la urgencia de que se legisle con el fin de normalizar la conservación de la arquitectura moderna en México.

En suma, el libro Las casas del Pedregal (1947-1968) es un producto intelectual donde se propone un enfoque alterno al tema del fraccionamiento, al rescatar de la memoria televisiva y hemerográfica imágenes antes no consideradas para su estudio, y al caracterizar en el orden arquitectónico a una elite localizada. Revisar la modernidad mexicana a partir de este tipo de problemáticas, confiere actualidad al volumen y estimula el debate de sus temas, labor que una disciplina como la historia del arte está obligada a cumplir.

 

Notas

1. Libros como Luis Barragáns Gardens of El Pedregal, de Keith Eggener (Nueva York, Princeton Architectural Press, 2001),         [ Links ] y Morada de lava. Armando Salas Portugal, de Felipe Leal y Laura González (México, Universidad Nacional Autónoma de México, 2006),         [ Links ] dan cuenta de la importancia del fraccionamiento y la sinergia lograda ahí entre paisaje y arquitectura. A la vez, la exposición "La arquitectura del Pedregal", curada por Ernesto Alva y presentada en el Museo Nacional de Arquitectura en 2006, intentó recuperar la impronta que dejó ese fraccionamiento.

2. Beatriz Colomina, Privacy and Publicity. Modern Architecture as Mass Media, Massachusetts, MIT Press, 1996, p. 73.         [ Links ]

3. Pierre Bourdieu, La distinción: criterios y bases sociales del gusto, Madrid, Taurus, 2002, p. 170.         [ Links ] Una adaptación de la teoría de la distinción cultural de Bourdieu adaptada al campo de la arquitectura es la realizada por Garry Stevens en The Favored Circle. The Social Foundations of Architectural Distinction, Cambridge, Massachussets, MIT Press, 1998.         [ Links ]

4. Respecto al problema de conservar y preservar la arquitectura moderna en México, véase Peter Krieger, "Docomomo: la preservación de la arquitectura moderna. Opciones y obstáculos", Arquitectónica, núm. 10, pp. 59-76.         [ Links ]

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