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Anales del Instituto de Investigaciones Estéticas

versão impressa ISSN 0185-1276

An. Inst. Investig. Estét vol.26 no.85 Ciudad de México Set. 2004

 

Libros

 

Aprendiendo de Insurgentes. Contextos de la arquitectura (CD-ROM), Peter Krieger (ed.), colaboraron: Georgina Ariza, Adriana Quiroga, Hernán Guerrero y Vania Hennings

 

por Erika Enciso Sosa

 

México, UNAM-Facultad de Arquitectura, 2003

 

Con un título que hace franca alusión al estudio que realizaron a finales de la década de los sesenta Denise Scott Brown, Robert Venturi y Steven Izenour, con estudiantes de la Yale School of Art and Architecture, y que dio origen años más tarde a la controvertida y próspera publicación Aprendiendo de Las Vegas. El simbolismo olvidado de la forma arquitectónica, Peter Krieger presentó en 2003 la publicación digital (en formato de CD-ROM) Aprendiendo de Insurgentes. Contextos de la arquitectura, una investigación urbana desarrollada con estudiantes de la maestría en arquitectura de la UNAM, cuya preocupación central sigue siendo, por un lado, la transformación de los modelos tradicionales de los estudios urbanos y, por el otro, abonar al entendimiento de la compleja contextualidad urbana en las megaurbes, con la polivalencia de sus estéticas, espacialidades y significados multiculturales.

Precisando, Aprendiendo de Insurgentes es el resultado de una investigación que versa sobre la complejidad del contexto urbano arquitectónico de la ciudad de México, tomando como caso de estudio un pequeño fragmento de la comercializada Avenida de los Insurgentes Sur, que va desde la Av. La Paz hasta la Torre de Rectoría y el Estadio Olímpico de Ciudad Universitaria. Dicha investigación fue desarrollada durante tres semestres en el seminario titulado Contextos de la arquitectura, inscrito en el programa de la maestría de diseño arquitectónico de la Facultad de Arquitectura de la UNAM, auspiciando que nueve estudiantes, de distintas nacionalidades, todos arquitectos, bajo la dirección de un historiador de arte especializado en historia y teoría de la arquitectura del siglo XX, generaran el perfil interdisciplinario de esta propuesta académica que, aun cuando toma como referencia directa el estudio de Venturi-Scott Brown-Izenour, y la influencia anunciada del texto de Collage City (Collin Rowe y Fred Koetter) de mediados de los setenta, es capaz de ofrecer una aportación contemporánea significativa; cierto que lo hace con resultados mucho más modestos y limitados, pero que promueven actitudes y acciones para propiciar una alternativa a la práctica (francamente rezagada) de la investigación urbano-arquitectónica que se desarrolla en México.

Cabría preguntarse sobre la pertinencia de un estudio cuya base teórica se remonta a más de 30 años atrás, y el porqué de una tesis que resulta aún hoy estimulante. Por ejemplo: el trabajo con estudiantes en los espacios académicos libres de las universidades públicas, la preocupación por generar "nuevos" caminos que superen los esquemas bidimensionales que estancan a los estudios y planificaciones urbanas; la búsqueda de representaciones gráficas más efectivas para el análisis, la intención de aprender del contexto urbano existente sin juicios a priori; el estudio descriptivo y minucioso de la imagen (concebida como técnica virtual de manipulación); la experiencia empírica directa del objeto de estudio, cuya complejidad se toma como paradigma del desarrollo contextual; la creación de nuevas categorías de estudio que permitan una pluralidad de acercamientos interdisciplinarios y multifocales, para descubrir aspectos olvidados, desconocidos y sorprendentes de la urbe. Éstos son algunos de los aspectos que se recuperan y refuerzan en Aprendiendo de Insurgentes, y que, por fortuna, basados en estrategias y categorías de análisis propias, lo alejan de la burda copia.

Así, con un esquema definido en nueve categorías de análisis, a saber: 1) Estructura urbana, 2) Escenografía, 3) Percepción, 4) Psicología espacial, 5) Estética, 6) Historia, 7) Sociología y Antropología, 8) Filosofía y 9) Ecología, alrededor de las cuales se desarrollan más de 18 ensayos, en Aprendiendo de Insurgentes es posible identificar interconexiones temáticas que flexibilizan su estructura por categorías y que dan cuenta de la complejidad de los temas abordados, de la búsqueda de las relaciones estructurales y simbólicas de la arquitectura, desde su individualidad en simbiosis con sus referencias colectivas, así como de la exploración teórica sobre los procesos de identidad, memoria colectiva, escenarios urbanos, contextualización y descontextualización urbanas.

Surgen entonces términos recurrentes como anarquía visual, ecosistema visual, fenómeno de la contextualidad urbana, equilibrio espacial, identidad espacial, secuencialidad espacial, ambiente urbano fragmentado, conflictivo y caótico, que, si bien no son del todo originales, tampoco caen en las banalidades de las metáforas transdisciplinarias (tan seductoras para muchos teóricos de la arquitectura contemporánea), que no ayudan a esclarecer los fenómenos urbanos en las megalópolis; en todo caso, los términos empleados sirven para construir el cuerpo conceptual de los ensayos, que se basan en el estudio empírico de la realidad.

Respecto a éstos, su composición general está basada en el desarrollo de amplios textos que proporcionalmente superan en mucho la documentación gráfica, no siempre bien aprovechada y con un escaso análisis específico, aspecto importante del documento, que no supera los trabajos de Venturi, Lynch, Rowe y Koolhaas, motivos de inspiración para Aprendiendo de Insurgentes. A pesar de contar con el recurso tecnológico de la digitalización (con un formato de CD-ROM), que potencia las capacidades expresivas de la imagen y la vinculación de terminologías entre los textos, ambos, texto e imágenes, sobre los que recaen las mayores expectativas de sus autores, no resultan tan atractivos como el concepto mismo detrás de esta investigación.

Además de ello, sus discursos están matizados por un enfoque que en todo momento enfrenta abiertamente el tema de la ética en la arquitectura (atrevimiento que Venturi reconoce importante pero que rehúsa desarrollar en Aprendiendo de Las Vegas), lo que los lleva a correr el natural riesgo del equívoco, del cual no siempre salen bien librados; por ejemplo, se llegan a preguntar si el arquitecto es responsable de impulsar y glorificar la disolución de la ciudad, al contribuir a transfigurar el caos como orden invisible, justificar la petrificación inmobiliaria y formular propuestas fragmentarias, alentadas por la especulación inmobiliaria, que tienen por único impulso el auto-monumento y la vanagloria en el mercado de los discursos visuales arquitectónicos; todo ello es interpretado como signo inequívoco de su falta de compromiso social y ecológico con la ciudad y con sus clientes principales, que son los ciudadanos. Si bien reconozco que parte de estas críticas son acertadas, considero el argumento incompleto y desviado, pues la arquitectura (a pesar de lo que se diga popularmente en beneficio incluso de algunos arquitectos pertenecientes a un orden selectivo que pretenden hacerse pasar por genios-creativos responsables de los grandes proyectos) no es un botín individual, ya que su origen mismo tiene raíces en una práctica productiva colectiva donde hay diferentes niveles de decisión, y cuya complejidad puede ser tal que el arquitecto quede subordinado a una participación minoritaria, en una empresa que tiene intenciones políticas, económicas, sociales y culturales, ciertamente cuestionables, pero sería aquí donde podría ubicarse la crítica social (en todas sus dimensiones) y no, directa e intrínsecamente, en la forma del objeto arquitectónico, pues la naturaleza de su crítica es otra.

Para aquellos interesados en la interdisciplina, y específicamente en las aproximaciones al campo de lo arquitectónico desde las humanidades y la crítica de arte, Aprendiendo de Insurgentes, paralelamente, evidencia los pros y los contras de la interdisciplina identificados en su propio contenido, donde se mezclan lo urbano, lo arquitectónico y las herramientas metodológicas de los estudios del arte, en concreto la iconografía impulsada por Ernst Gombrich y Aby Warburg. Por un lado, se trabaja sobre la crítica hacia la formalidad de los objetos urbano-arquitectónicos y su contextualidad, mientras que por el otro se habla (y emplea) la manipulación compositiva de las imágenes. Ambos campos, experimentados y desarrollados de una manera flexible, dinámica y abierta, que hace que puedan complementarse, prestándose positivamente conceptos y técnicas para ayudar a explicarse, caen en el desacierto cuando, en la búsqueda de la disolución de sus límites, se comienzan a hacer juicios que confunden la función social de la arquitectura y de los objetos de arte, atribuyéndole capacidades a los objetos arquitectónicos que por sí solos no tienen.

Es así como, promoviendo un modelo abierto que comienza con la experiencia empírica del sitio y el registro visual de los elementos urbanos que se hallan en él, rompiendo con toda linealidad metodológica, donde los materiales detonantes que sirven de base para desarrollar la estructura crítica de cada caso surgen de un proceso creativo, apoyado fundamentalmente en el trabajo con la iconografía política del urbanismo y la arquitectura, esta investigación cumple con sus objetivos de estimular la apertura hacia nuevas experiencias de estudio que superen la estaticidad de los esquemas tradicionales y comprometan el trabajo académico universitario con la producción de estrategias útiles y valiosas para contribuir a la comprensión del desarrollo urbano de la ciudad de México, considerado como un paradigma. Aunque su propósito más alto, el de provocar un compromiso profundo del arquitecto con su ambiente, tenga, aún hoy en día, un futuro incierto.

Finalmente, habría que reconocer a Aprendiendo de Insurgentes su decisión, compromiso y ejemplo para llevar hasta sus mejores consecuencias posibles (superando la falta de recursos institucionales) un trabajo académico que busca un futuro distinto al del archivo muerto, la anécdota superficial entre colegas y la suma de puntos curriculares.

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