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Anales del Instituto de Investigaciones Estéticas

versión impresa ISSN 0185-1276

An. Inst. Investig. Estét vol.25 no.83 Ciudad de México sep./nov. 2003

 

Obras, documentos, noticias

 

Luces y sombras en torno a Andrés y Pedro de Concha*

 

Carmen Sotos Serrano

 

Universidad Complutense de Madrid

 

 

Una de las facetas más interesantes y emocionantes
de la investigación es la de los impredecibles
hallazgos; el encuentro con noticias inéditas, con
datos desconocidos hasta ese momento y, en ocasiones,
imposibles de imaginar.1

Con estas palabras Martha Fernández iniciaba, hace ya algunos años, un artículo en el que daba a conocer varios documentos referentes a Andrés de Concha, uno de los principales artistas que tuvo México en el siglo XVI, muy afamado y de los mejor documentados, pero cuya vida y obra presenta todavía muchas sombras.

La publicación de un escueto documento acerca de las amonestaciones de "Pedro de Concha, natural de Sevilla, hijo de Andrés de Concha y de Mariana Núñez de Godoy", que existe en el Archivo del Sagrario Metropolitano (ASM) de la ciudad de México,2 dio pie a la autora a reflexionar sobre la posible relación entre dicho personaje y el conocido pintor Andrés de Concha, también sevillano y activo en México entre 1570-1611. La autora dejó planteada una serie de interrogantes en torno a ambos personajes, ya que como ella bien dice: "La información que proporciona esta amonestación es inquietante. Más que respuestas, nos plantea preguntas."3

Si la investigación en archivo es generalmente ardua y debe de acompañarse de una cierta dosis de —o tal vez mucha— paciencia, por el esfuerzo y tiempo que requiere, no es menos gratificante la satisfacción que produce el hallazgo de nuevos datos, a veces al azar, que cruzados con los conocidos, nos permiten dar un paso adelante en la investigación y en el conocimiento de las personas o hechos que hacen historia.

El hallazgo, en el Archivo General de Indias de Sevilla (AGI), del expediente de Pedro de Concha sobre la petición de título de escribano real, despeja varias de las incógnitas planteadas por Martha Fernández, a la vez que arroja nuevas luces sobre la vida de Andrés de Concha y de su hijo Pedro, e indirectamente también sobre algunos de los ilustres testigos que declararon y apoyaron dicha petición.4

Como es sabido, el título de escribano real era una gracia que concedía personalmente el rey, previa solicitud de uno de sus súbditos. Para ello el aspirante tenía que hacer una declaración personal y presentar una serie de testigos de reconocido prestigio, que dieran fe de lo dicho: tiempo que hacía que le conocían, capacidad del solicitante para desempeñar el puesto al que aspiraba y, lo que era muy importante, de su limpieza de sangre y condición de "cristiano viejo". Al ser un cargo de confianza, se consideraba muy favorablemente su vinculación con personas próximas al gobierno del virreinato y/o de la corte, ya que era en la Real Audiencia y en el Real Consejo de Indias donde se presentaba y resolvía la petición.

En el expediente, Pedro de Concha ofrece una importante información acerca de su vida, la de sus padres y la de sus abuelos, que luego fue ampliada por los testigos que declararon a su favor, convirtiéndose en su conjunto en una fuente de información privilegiada para el conocimiento de todas las personas citadas en ella. Si bien el expediente completo se puede consultar en el anexo documental, vamos a analizar la información que ofrece el mismo, para conocer el alcance de lo que se declara y valorar la importancia que tiene, especialmente en relación con Andrés de Concha, padre del aspirante y artista destacado del siglo XVI en México.

El 13 de septiembre de 1607 Pedro de Concha, considerando que reúne los requisitos necesarios, presenta ante la Audiencia de México su solicitud de título de escribano real y notario público de las Indias; asimismo, pide la concesión de la real cédula que le permita ejercer como tal. En la declaración personal que acompaña a esta solicitud, refrendada más tarde por los testigos que presenta,5 Pedro dice ser natural de Sevilla, hijo de Andrés de Concha y María Núñez de Godoy (ya difunta), y nieto de Francisco de Concha, "natural de la montaña",6 e Isabel de Garnica, por vía paterna, y de Alonso Núñez de Godoy y Teresa de Torquemada, naturales de la ciudad de Córdoba, por vía materna. Todos ellos eran casados y velados por la Santa Madre Iglesia y, en consecuencia, tanto él como sus padres, hijos legítimos. Se añade que eran tenidos por "Cristianos biejos, de limpia casta y generacion, sin rraça ni macula de moros ni judios, ni de los nuevamente combertidos a nuestra santa fee catolica. Y nos, ni ninguno de nos, no Emos sido Presos, ni castigados Por el santo offiçio de la ynquisision y En tal Reputacion de Cristianos biejos. Emos sido y somos avidos y tenidos y Comunmente Reputados".7

Todos los declarantes coinciden en que conocen a Pedro de Concha y a Andrés de Concha, su padre, que ambos viven en la ciudad de México, pero que su madre murió de parto, pocos días después de que él naciera. Éste es un hecho manifiestamente público tanto para los que la conocieron (testigos 1, 2 y 3, punto iv), como para Francisco de Sossa (4º testigo) que no llegó a conocerla, pero lo había oído decir a algunas personas de Sevilla.8 Uno de ellos, Francisco Martín (3er testigo), dijo que los había visto casar y había asistido al entierro de ella.9 Este hecho puede explicar que Andrés de Concha, en el libro que registra la licencia de pasajeros a Indias del año 1568, figurase como soltero,10 y por ello el nacimiento de su hijo haya que situarlo, al menos, antes del 22 de febrero de 1568, que es la fecha en que se extendió la licencia.

En referencia a la edad del declarante el documento presenta algunas diferencias. Basándonos en las declaraciones de los tres primeros testigos, que dicen conocerle desde que nació, y en los datos que aportan en diferentes momentos de sus declaraciones, habría que situar el nacimiento entre 1567-1570. Al respecto se observa un error por parte del escribano que recogió la declaración de Pedro de Concha, en el punto VII se lee: "soy de hedad de mas de beinte y ocho años",11 cuando debería haber escrito treinta y ocho. Esto parece evidente, si comprobamos que esos tres testigos le dan una misma edad "de mas de treinta y siete años",12 dato coincidente también con los años que dicen lleva asistiendo a despachos de escribanos. De ser cierto el primer dato, Pedro de Concha tendría sólo ocho años cuando asistía a esos oficios de escribanos y es evidente que era demasiado joven para ese trabajo.13 También hay que tener en cuenta las noticias ofrecidas por el primer testigo, Pedro Xuárez de Peralta, que reconoce en distintos momentos de su declaración haberle sacado de pila en Sevilla, en la collación de San Vicente, es decir, ser su padrino de bautismo,14 y por otro lado haber venido de los reinos de Castilla hace 39 años, poco más o menos.15 Según esto, y teniendo en cuenta que declara en enero de 1608, el nacimiento pudo tener lugar en 1568-1569.

Respecto a sus abuelos sabemos que Alonso Núñez de Godoy y Teresa de Torquemada, abuelos maternos, eran oriundos de Córdoba, pero avecindados en Sevilla en la collación de San Vicente, donde también vivían su hija y su marido;16 los abuelos paternos eran Francisco de Concha e Isabel de Garnica. Francisco era de origen montañés y su esposa pertenecía a una reputada familia, con un hermano contador en la corte de Madrid.17 Esta nueva información, que relaciona a su abuela con el contador de corte Garnica, constituyó una prueba más de confianza a favor del solicitante; es de suponer que este tipo de declaración incidiera positivamente a la hora de su nombramiento y de ahí que el testigo lo declarase, aunque se trataba de algo que había oído. El matrimonio Concha, según declaran dos de los testigos, tenía como hijos legítimos, además de Andrés, a Pedro, Francisco y Leonor y vivían en la calle de Placentines, en Sevilla.18

Un problema nos plantea el nombre de la abuela paterna, ya que en todo el documento se le nombra como Isabel Garnica y no Isabel Sánchez, como figura en la licencia de pasajero a Indias de Andrés de Concha. Es posible que se apellidara Sánchez Garnica y al ser este segundo apellido más ilustre, Pedro lo capitalizara aquí para reafirmar su linaje; o también que el escribano u oficial que escribió la licencia equivocara el apellido, ese tipo de error era relativamente frecuente en esos documentos, como se ha demostrado en otros casos. De lo que no dudamos es que se trata de la misma persona.

Cuando solicita el título de escribano real, Pedro de Concha, según se dice, era ya un hombre experto en ese tipo de trabajo, que había asistido a varios escribanos públicos y de provincias en distintas partes de la Nueva España y, en particular, al secretario Martín Ossorio, cuya oficina había visitado con frecuencia. En sus actuaciones había demostrado ampliamente su profesionalidad, honradez, confianza y legalidad, por lo que todos los testigos le consideraron acreedor de tal título.

Si bien las declaraciones que hace Pedro de Concha nos deparan ya abundante información, refrendada por sus valedores, las respuestas que éstos dieron amplían aún más la información general y enriquecen el conocimiento sobre alguno de los personajes. Del que más datos se ofrecen es de su padre Andrés de Concha, por ser éste amigo de infancia de alguno de los comparecientes y conocerle hace más de 40 años.

El primero en declarar fue el licenciado Pedro Xuárez (Suárez) de Peralta, clérigo presbítero, estante en la ciudad de México, de poco más de 60 años y, como parece por su título y condición, el más importante de los testigos. En su testimonio declara haber sacado de pila al aspirante, conocer a sus padres y abuelos desde que se acuerda, hace por lo menos 45 años, haberse criado con sus abuelos paternos y haber mantenido trato familiar con todos ellos, desde entonces hasta que "bino de los rreynos de Castilla, que puede haver treinta y nueve años, Poco mas o menos, hasta oy que a tratado y trata con Andres de Concha".19 Este dato confirma que salió de España en 1568-1569, pero lo que es más importante para el conocimiento de la vida de Andrés de Concha, es lo que dice al final del punto IV, en que para afianzar su antigua y estrecha amistad, reitera su condición de compadre, afirmando que de "haver savido este testigo cosa en contrario y si la hubiera lo supiera, Por la estrecha amistad que a tenido y tiene con los susodichos, y aver benido de los rreynos de Castilla este testigo con el dicho Andres de Concha, Padre del dicho Pedro de Concha que le Presenta Por testigo".20

Como es sabido, Andrés de Concha fue contratado en 1567 por Gonzalo de las Casas, encomendero de Yanhuitlán, Oaxaca, para pintar el retablo del convento de Yanhuitlán,21 y el 22 de febrero del año siguiente le fue concedida licencia para pasar a Indias.22 Un mes antes la había obtenido el encomendero, quien figura acompañado de "don Francisco y don Andrés, hijos suyos y de doña Leonor de Vargas, y Pedro Suárez, hijo suyo de Ana de Aguilar, que también pasa a Nueva España".23

Llegados a este punto, parece que no hay duda en identificar a Pedro Suárez, que figura con Gonzalo de las Casas en la licencia de pasajero, con el testigo Pedro Xuárez de Peralta, padrino de Pedro y desde hacía tantos años amigo de su padre, con quien dice haber pasado desde Sevilla a Nueva España.24

Indudablemente esta identificación abre nuevas perspectivas a la salida de Andrés de Concha de Sevilla y a las razones, o motivos, que pudieron determinar a Gonzalo de las Casas su contratación. Sin embargo, sigue sin conocerse la fecha exacta de la partida de Sevilla de Andrés de Concha. La diferencia de un mes, que se produjo entre la concesión de licencia para pasar a Indias de Gonzalo de las Casas y la de su pintor, no es óbice para que hubieran podido viajar juntos, pues no siempre la fecha de la licencia de pasajero correspondía al día de la partida, e incluso se sabe que, debido al elevado número de personas que querían partir a Indias, las licencias a veces se vendían. Por otra parte, tampoco sabemos si Concha pasó primero a Santo Domingo con fray Agustín de Campuzano y otros frailes dominicos, como pone en la licencia, o lo hizo con el encomendero y su familia, como se deduce de la declaración de Pedro Suárez.

Un hecho que ha llamado nuestra atención es que Pedro Suárez y su madre figurasen en la licencia familiar de Gonzalo de las Casas y, como parece, compartieran travesía con éste. ¿Existía alguna relación entre Gonzalo de las Casas y Pedro Suárez? ¿Quién es ese hombre que 40 años más tarde dice ser clérigo presbítero en la ciudad de México?

La familia Xuárez de Peralta era sin duda una familia muy respetada en la colonia y emparentada con hombres muy influyentes. Entre éstos, estaba el propio Hernán Cortés, que casó con Catalina Xuárez Marcaida.25 Su hermano Juan, cuñado y gran amigo de Cortés, era un hombre dedicado preferentemente a los negocios, que participó en la expedición de Oaxaca, obteniendo por ello la encomienda de Tamazulapan.26 Ignoramos el grado de parentesco existente e incluso que existiera, pero todo apunta a que sí lo hubo. En este sentido es significativo también que sea Andrés de Concha el encargado de trazar y pintar el retablo de Tamazulapan, cuyo contrato firmó en mayo de 1586 con el gobernador, alcaldes y regidores de dicho lugar.27 En ese tiempo el encomendero de Tamazulapan era Luis Suárez de Peralta.

Gonzalo de las Casas, por su parte, sí estaba emparentado con Cortés ya que su abuela paterna Juana Altamirano y la madre de Cortés, Catalina, eran hermanas. Su padre, Francisco de las Casas, había recibido en 1537 la encomienda de Yanhuitlán (Oaxaca), que él heredaría diez años más tarde, y su madre María de Aguilar pudiera ser hermana, o familia, de Ana de Aguilar, madre de Pedro Xuárez de Peralta.28

Muy probablemente los vínculos familiares que unían a Gonzalo de las Casas y Pedro Xuárez de Peralta sean suficientes para explicar por qué Pedro y su madre aparecen en la licencia de aquél. Por otra parte, cabe pensar también que la amistad que mantenían Pedro Xuárez y Andrés de Concha influyó en algún modo en el contrato que éste firmó con Gonzalo de las Casas para ir a trabajar a Yanhuitlán.

La antigua y estrecha amistad, que confiesa el testigo haber mantenido hasta la fecha con Andrés de Concha, constituyó posiblemente un apoyo muy importante, no sólo para su contratación y marcha a América, sino también para su carrera artística en Nueva España. Pedro Xuárez, hombre distinguido y con buenas relaciones en el virreinato, debió ejercer notable protección sobre el amigo, lo que unido a su capacidad y dotes artísticas le deparó importantes encargos públicos y privados, así como el nombramiento de distintos puestos oficiales. Por la información que da el licenciado Suárez, podemos pensar que eran de una edad próxima y por tanto cuando dejaron Sevilla podían tener entre 21 y 23 años, aproximadamente.

Alonso Pérez Caravallo, que testifica en segundo lugar, era también un amigo de juventud de Andrés de Concha, con el que dice haberse criado y conocerle hace más de 40 años, es decir, cuando tenía 15 años o menos, ya que declara ser de más de 55 años. Las respuestas de este testigo son quizás las más prolijas de todas. Por lo que en ellas cuenta, es posible que tanto la familia Concha como la familia Núñez de Godoy hubieran vivido en el mismo barrio, y que Andrés de Concha conociera, ya desde niño, a la que luego sería su esposa, pues este testigo dice haberse criado con ambas familias.

Pérez Caravallo, además de amigo, era maestro de carpintería y había coincidido con Andrés en varias empresas. En 1605-1606 intervino en las obras de reparación que se llevaron a cabo en las casas que pertenecían al Hospital de Jesús, y en esos años Andrés de Concha era veedor de las obras del templo de dicho hospital.29 Un año más tarde, aparece inspeccionando el estado de ruinas en que se encuentran parte de los muros de la catedral vieja, en compañía de otros maestros y del entonces maestro mayor Andrés de Concha.30

También contaba más de 55 años el tercer informante, Francisco Martín, cuyos padres eran muy amigos de los de Andrés de Concha. Al igual que el testigo anterior, dijo haberse criado con Andrés y sus hermanos y, como ha quedado dicho, haber asistido a la boda y posteriormente al entierro de María Núñez de Godoy. Estos datos, unidos a la declarada amistad que ininterrumpidamente mantiene con Andrés de Concha desde entonces, nos hace considerarle como uno de sus mejores amigos.

Los siguientes testigos dijeron conocer al aspirante y a su padre, pero no a su madre ni abuelos, porque la relación con ellos es mucho más reciente y se llevó a cabo en México. Ello no es óbice para que alguno hubiera nacido también en Sevilla, como era el caso del cuarto testigo, Francisco de Sossa. Éste les conocía desde hacía diez años, era un hombre de negocios, que, según dice, frecuentaba la Real Audiencia, por lo que su testimonio cobraba también cierta importancia en esas estancias.

Los dos últimos testigos que presentó eran escribanos reales, de una edad más próxima a la del aspirante y por tanto personas vinculadas con la Real Audiencia. Juan López Tavera y Menen Pérez de Solís avalan sus cualidades profesionales y le creen capacitado para el título que suplica.

Menen Pérez de Solís es, probablemente, Marín Pérez de Solís, notario ante el que Andrés de Concha firma, el 12 de septiembre de 1603, el contrato de arco triunfal para la entrada del marqués de Montesclaros.31

Según consta al dorso del documento, a Pedro de Concha le fue concedida la gracia que solicitaba, para ejercer de escribano real, el 12 de enero de 1612.32

El expediente que damos a conocer, creemos que ayuda a despejar varias de las dudas que planteaba la investigadora Martha Fernández en su artículo,33 y da luz a muchas sombras que existían sobre Andrés de Concha y su entorno, sobre todo en lo que respecta a su genealogía, aunque todavía continúan abiertas importantes interrogantes. Esperemos que sigan encontrándose más documentos como éste, que alumbren la vida, obra u oficio de los artistas del siglo XVI y así poder conocer mejor ese periodo de la historia del arte.

En resumen, la petición de título de escribano de Pedro de Concha ha permitido documentar:

• Su nacimiento en Sevilla en torno a 1568-1569.

• La relación filial con Andrés de Concha, artista importante activo en México de 1570 a 1611.

• Su oficio y fíat.34

• A Pedro Xuárez de Peralta como su padrino.

Respecto a su padre Andrés de Concha, conocer:

• La identidad de sus padres y la existencia de tres hermanos.

• La celebración de un primer matrimonio en Sevilla y la existencia de un hijo, antes de partir a México.

• El estado de viudedad en que se encontraba, cuando marchó a Nueva España.

• El viaje a México entre 1568-1569, en compañía de su amigo Pedro Xuárez de Peralta.

• La posible relación familiar de Pedro Xuárez con Gonzalo de las Casas, encomendero de Yanhuitlán, y con Luis Xuárez de Peralta, encomendero de Tamazulapan, lo que favorecería su presencia y actividad en la zona de Oaxaca.

• Su relación de amistad con otros artistas de la época.

• La fama de que disfrutaba en esos años en la capital del virreinato.

Anexo documental

 

Notas

* Este artículo se enmarca en el contexto del proyecto de investigación "Fuentes iconográficas y estilísticas para el estudio de la pintura europea del Renacimiento en México", Ministerio de Educación y Cultura, Programa de Cooperación Científica con Iberoamérica (PR61/ 98-7828; PR77/99-8568; PR77/00-9026). En dicho proyecto participan por la parte mexicana la doctora Elisa Vargaslugo y el licenciado Pedro Ángeles, y por la parte española la doctora Carmen Sotos y la doctora Elisa Bermejo.

1. Martha Fernández, "Andrés de Concha: nuevas noticias, nuevas reflexiones", Anales del Instituto de Investigaciones Estéticas, núm. 59, México, 1988, pp. 51-68.         [ Links ]

2. Ibid., documento núm. 5, p. 68. El documento había sido descubierto por Augusto Vallejo y Rogelio Ruiz Gomar, la versión paleografiada fue cedida por este último a la autora. Dada la brevedad del mismo, se ha creído conveniente reproducirlo de nuevo para facilitar al lector la comprensión de lo que en este artículo se va a tratar.

ASM, Libro 1 de Amonestaciones, 1604-1611, f. 90v.

"[Amonestaciones de Pedro de Concha. 22 de agosto de 1610.]

Pedro de Concha, natural de Sevilla, hijo de Andrés de Concha y de Mariana Núñez de Godoy, con doña Úrsula de la Cerda, natural de esta ciudad, huérfana."

3. Fernández, op. cit., p. 56.

4. AGI, México, 179, N. 22. El expediente consta de tres documentos:

• la petición de título de escribano real, N. 22.

• el testimonio y autos, N. 22, A.

• la carta de poder para que pueda actuar y representarle en el Real Consejo de Indias, Gonzalo Romero, N. 22, B.

La transcripción del expediente, paleografiado por la autora, constituye el anexo documental. Dado que no está foliado, pero sí microfilmado, el número que figura entre paréntesis corresponde a la imagen impresa del folio en cuestión.

5. Los testigos que presentó Pedro de Concha a declarar ante las autoridades oficiales fueron: 1º Pedro Xuárez de Peralta, 2º Alonso Pérez Caravallo, 3º Francisco Martín, 4º Francisco de Sossa, 5º Joan López Tavera y 6º Menen Pérez de Solís. Todos ellos declararon entre el 14 de enero y el 31 de mayo de 1608.

6. Dícese de aquellos que nacieron en la provincia de Santander (España).

7. AGI, México, 179, N. 22, A (4).

8. AGI, México, 179, N. 22, A (20).

9. AGI, México, 179, N. 22, A (17).

10. AGI, Contratación, 5.537, libro III, f. 269. 22 de febrero de 1568. El primero que aludió a la licencia de pasajero a Indias de Andrés de Concha fue Enrique Marco Dorta en su artículo, "Noticias sobre el pintor Andrés de Concha", Archivo Español de Arte, Madrid, 1977, t. L, núm. 199, pp. 342-345. En él facilita la signatura, da la fecha exacta de la licencia concedida a Gonzalo de las Casas (16-1-1568), pero hay un pequeño error en la de Andrés de Concha, pues no es 22 de enero, sino 22 de febrero, dato que aclara Rogelio Ruiz Gomar en "Noticias referentes al paso de algunos pintores a la Nueva España", Anales del Instituto de Investigaciones Estéticas, núm. 53, México, 1983, pp. 65-73.         [ Links ]

11. AGI, México, 179, N. 22, A (5).

12. AGI, México, 179, N. 22, A (9, 14 y 19).

13. Pedro Xuárez avala que lleva 20 años viéndole asistir y defender pleitos. Punto VI de su declaración, AGI, México, 179, N. 22, A (9).

14. AGI, México, 179, N. 22, A (6, 8 y 9).

15. AGI, México, 179, N. 22, A (6).

16. Pensamos que Andrés de Concha y su esposa María Núñez de Godoy, al casarse, se quedaron a vivir en el mismo barrio que los padres de ella, e incluso en la misma casa, pues María parece ser hija única.

17. Véase declaración de Francisco de Sossa, 4º testigo. AGI, México, 179, N. 22, A (22).

18. Véase al respecto las declaraciones de Alonso Pérez Caravallo y de Francisco Martín. AGI, México, 179, N. 22, A (10, 11 y 16). La calle Placentines es hoy una calle peatonal de Sevilla, junto a la Catedral, muy próxima al palacio episcopal y en dirección a El Salvador, es decir, en pleno centro de la ciudad.

19. AGI, México, 179, N. 22, A (6).

20. AGI, México, 179, N. 22, A (7).

21. G. Kubler y M. Soria, "Art and Architecture in Spain and Portugal and their Dominions, 1500-1800", The Pelican History of Art, Baltimore, Penguin Books, 1959, pp. 306 y 392.         [ Links ] Ellos fueron los que dieron a conocer la existencia del contrato, que les había sido comunicada por D. Celestino López Martínez. Según éste, el contrato se encontraba en el Archivo de Protocolos de Sevilla, pero lamentablemente no se publicó ni recogió la signatura, y los investigadores que después intentaron localizarlo no lo lograron. No perdemos la esperanza de que en un futuro salga a la luz.

22. L. Romera Iruela y M. C. Galbis Díez, Catálogo de pasajeros a Indias. Siglos XVI, XVII y XVIII, vol. V, t. I, Archivo General de Indias, Sevilla, Ministerio de Cultura, 1980, pp. 137, 905.         [ Links ] Ruiz Gomar, op. cit., p. 70, documento I.

23. AGI, Contratación, 5.537, libro III, f. 267v, 16 de enero de 1568. Marco Dorta, op. cit., p. 343.

24. El apellido Suárez frecuentemente se convirtió en México en Xuárez, por lo que la diferencia de grafía no tiene un valor significativo, ya que se usaba indistintamente en una misma persona.

25. Catalina Xuárez Marcaida era hija de Diego Suárez Pacheco y María Marcayda, unos de los primeros pobladores de América, que llegaron en el séquito del adelantado Diego Colón a la Española en 1509.

26. Acerca del linaje de los Xuárez de Peralta hay abundante información en F. Fernández del Castillo, "Doña Catalina Xuárez Marcayda", México, 1980.

27. El contrato del retablo de Tamazulapan fue publicado por M. A. Romero Frizzi, "Mas ha de tener este retablo...", Estudios de Antropología e Historia, Centro Regional de Oaxaca, Instituto Nacional de Antropología e Historia, núm. 9, 1978, pp. 20-26.         [ Links ]

28. Sobre Gonzalo de las Casas véase su tratado, Arte nuevo para criar seda, ed. facsimilar, con un estudio preliminar de Antonio Garrido Aranda, Universidad de Granada, 1996. En él se traza la biografía del autor, con un detallado estudio crítico de la historiografía existente sobre el mismo (pp. XVII-XXX). En el anexo I, "Cronología de Gonzalo de las Casas", en referencia al año de 1568, Garrido Aranda escribe que "Se registran como viajeros, aparte de Gonzalo, sus hijos Francisco y Andrea, y otro hijo de distinta madre, Pedro Suárez". Él entiende que se trata de otro hijo de Gonzalo de las Casas; yo también pensé lo mismo, en una primera lectura de la licencia de pasajero, pero releyendo el texto original (AGI, Contratación 5537, libro III, f. 267v) no parece viable esa tesis, pues se hace difícil imaginar que compartieran travesía la mujer e hijos legítimos con la amante y el hijo ilegítimo, al que no había dado su apellido. Más bien hay que pensar que la licencia fuera familiar.

29. Eduardo Báez Macías, El Hospital de Jesús. Historia y documentos sobre su construcción, México, Universidad Nacional Autónoma de México, 1982, p. 38.         [ Links ]

30. E. Marco Dorta, Fuentes para la historia del arte hispanoamericano. Estudios y documentos, t. I, Sevilla, 1951, pp. 17, 145-149.         [ Links ]

31. Fernández, op. cit., p. 58.

32. AGI, México, 179, N. 22 (4).

33. Ibid., pp. 51-68.

34. Gracia que hacía el Consejo de Cámara de su majestad, para que una persona pueda ejercer de escribano real.

35. Para facilitar la lectura del documento se ha paleografiado el texto sin abreviaturas, pero se ha mantenido la ortografía original.

36.Se entiende 1612.

37. "in verbo sacerdotis", conforme a la palabra de un sacerdote. Fórmula del derecho romano utilizada en el juramento, para reafirmar la veracidad de lo declarado, en su condición de sacerdote.

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